martes, 16 de julio de 2019

Populismo y extrema derecha generan en Bruselas y Madrid un problema de gobernanza / José Hervás *

La de­cep­cio­nante com­pa­re­cencia ante el Parlamento Europeo de Ursula Von der Leyen, as­pi­rante ale­mana a la pre­si­dencia de la Comisión Europea, cuya can­di­da­tura debe vo­tarse este mar­tes, pro­voca una im­por­tante in­cer­ti­dumbre sobre el fu­turo de la Unión Europea. 

Eurodiputados españoles admiten una gran similitud de la situación con lo que sucede en España. En nuestro caso, tanto para poder elegir al Gobierno de la nación como al de Comunidades Autónomas como Madrid y Murcia.

Salvando las distancias, la ideología de los partidos que deberán apoyar a uno y otros gobiernos están en la misma honda.

Si la elegida por acuerdo del Consejo Europeo fuera rechazada por el Parlamento, el Consejo tendría que volver a presentar un nuevo candidato y entraría en cuestión el resto de candidatos propuestos por el Consejo, incluido el español Josep Borrell, que ha sido designado como Alto Representante de la Política Exterior y vicepresidente de la Comisión Europea.

La situación es tan incierta que desde el Partido Popular Europeo llevan días pidiendo responsabilidad a sus colegas del Partido de los Socialistas Europeos para que no se produzca una situación que podría llevar a las instituciones a una catástrofe.

Si los socialistas no la apoyan, conducirán la situación a un difícil callejón cuyas dos soluciones es a cual peor: que no salga elegida como presidenta de la Comisión o que tenga que serlo con el apoyo de los nacionalistas y de la extrema derecha.

A 24 horas del debate de investidura todo son lamentaciones entre muchos europarlamentarios. Su propuesta por parte de la Cumbre Europea supuso una sorpresa. Es una desconocida en el ámbito comunitario y no es muy apreciada en Alemania. Un sondeo de la pasada semana para la cadena de televisión ARD mostraba que el 56% de los alemanes considera que lo va a hacer mal como presidenta de la Comisión Europea. Sólo el 33% la considera una buena candidata.

Llega a Bruselas con los recelos de haber plagiado en su tesis doctoral y su contestada gestión al frente del Ministerio de Defensa está siendo investigada por el parlamento alemán por haber adjudicado a dedo contratos y haber permitido sobrecostes pese a haber permitido importantes deficiencias de equipamiento en el ejército.

Entre las empresas beneficiarias está McKinsey, la consultora donde trabaja uno de sus siete hijos, que se habría beneficiado de un contrato a dedo de la propia candidata. ¡Cuantas similitudes con la situación en España!

Para comprender que Von der Leyen va a tener dificultades para ser nombrada, solo hace falta mirar los resultados obtenidos por el candidato socialista a la presidencia del Parlamento Europeo, David María Sassoli.

Aunque los grupos que se pusieron de acuerdo para apoyarle suman 442 votos, Sassoli solo pudo salir en segunda votación y por 345 votos, casi 100 menos de los que decían apoyarle.
Entre los expertos constitucionalistas europeos, como Wolfgang Munchau, plantean que la situación genera un muy grave problema de cara al futuro de la legitimidad democrática europea. O esta legitimidad democrática se debilita al tener que salir elegida apoyada por la extrema derecha o puede presidir la Comisión Europea más débil de la historia.

Eurodiputados españoles conservadores restan importancia a que tenga que salir apoyada por representantes de los partidos autoritarios de Hungría y Polonia y se preguntan si no tienen una historia más reprochable sobre sus espaldas los partidos de la extrema izquierda herederos de los partidos comunistas de las antiguas colonias de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Si a todas estas similitudes le añadimos la presión que los nacionalistas catalanes junto al partido de Pablo Iglesias, Unidas Podemos, incluyen en su reivindicación anticonstitucional de celebrar un referéndum de independencia, no podemos decir que la situación sea mucho más sencilla en España.


(*) Periodista


No hay comentarios: