VALENCIA.- "La Comunitat Valenciana fue capaz de
adaptarse a la primera globalización de finales del siglo XIX pero no
ha sabido, no ha querido o no ha podido adaptarse a la actual
globalización". Esta es la tesis que desarrolla Joaquín Azagra, profesor
de Historia Económica, en el libro 'Regiones ricas, regiones pobres. La
indefinición valenciana', editado por la Institució Alfons el Magnànim
y que se presenta este lunes, a las 19 horas, en La Nau de la
Universitat de València, tal como recoge www.eldiario.es
Si hace más de un siglo, los valencianos
supieron aprovechar sus ventajas comparativas -geológicas,
climatológicas, sociales...-, ahora no han sido capaces de adaptar un
modelo que tuvo una vigencia de prácticamente un siglo, "sobreviviendo
incluso a una economía hostil como la autarquía franquista".
La
decadencia comienza en la década de los sesenta, la época dorada del
capitalismo, "cuando empiezan a aparecer competidores", y tiene como
gran punto de inflexión del modelo valenciano los años ochenta. La razón
está en el cambio de modelo, dirigiendo el ahorro y las inversiones -a
través de las cajas- hacia actividades inmobiliarias o el turismo, "cuya
rentabilidad no depende de la productividad sino del mercado". Esto ha
provocado que en las últimas décadas se haya producido un cambio en la
composición de las clases sociales: el empleo en la agricultura ha
pasado del 11,8% (entre pequeños propietarios y jornaleros) al 2,8% y en
la industria ha caído del 28 al 13%. "Dentro de una misma clase social
hay contradicciones y escisiones, lo que provoca una fragmentación, ya
que resulta muy difícil compartir objetivos mayoritarios", relata.
Tal y como explica Azagra, a pesar de la creencia
generalizada que sitúa el territorio valenciano (el 'Levante feliz' o
'la Florida del Mediterráneo') como cuarta economía española por detrás
de Madrid, Catalunya o Andalucía, lo cierto es que "se disputa con
Asturias o Galicia" el puesto once o doce entre las diecisiete
comunidades autónomas". En otras palabras, "la Comunitat Valenciana, por
Producto Interior Bruto per cápita, está más próxima a Extremadura (20
puntos) que a Madrid (45 puntos)", explica el autor del ensayo, que
reclama un cambio de modelo productivo para adaptarse a esta nueva
globalización, a la que ya se llega tarde.
Diferencias socioeconómicas
La
obra explora las diferencias socioeconómicas entre las diferentes
comunidades autónomas y pretende desmontar los tópicos que definían a la
Comunitat Valenciana como una de las punteras en España. Azagra lleva a
cabo una revisión de la reciente historia económica para aportar una
visión actualizada de los indicadores macroeconómicos valencianos y sus
repercusiones en la sociedad valenciana.
Así, el
profesor de la Universitat de València explica cómo diferentes partidos
aprovecharon el imaginario colectivo de modernidad y progreso para
fomentar las grandes obras, los acontecimientos mediáticos, el turismo y
la expansión descontrolada de la burbuja inmobiliaria. Paralelamente,
la renta de los valencianos se reducía y se distanciaba cada vez más de
la media del resto de autonomías.
El libro explora la
tendencia de estancamiento de la Comunitat Valenciana junto a las
regiones españolas más empobrecidas; explica cómo el crecimiento desde
los ochenta hasta la crisis de 2007 no fue prudente, ni por parte de los
agentes públicos ni económicos, que se focalizaron en exceso en la
burbuja inmobiliaria; estudia la adaptación de la sociedad valenciana a
las circunstancias macroeconómicas y cómo se encuentra la Comunitat
Valenciana en el contexto globalizado.
Como
conclusión, Azagra apunta que estamos en un país "pendiente de reformas
en el que la segmentación social se ha traducido en una segmentación
política que dificulta llegar a consensos amplios para llevarlos a
cabo".
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