MADRID.- Los ‘brotes verdes’ están resultando especialmente
amargos e indigestos para los jóvenes: la recuperación ha echado del
mileurismo a los trabajadores menores de 25 años, a los que el deterioro
del mercado de trabajo castiga con la precariedad en más del 90% de las
contrataciones, recoge hoy Público.
Según consta en una respuesta parlamentaria al diputado malagueño del PSOE Miguel Ángel Heredia, la “ganancia bruta anual” de los trabajadores de 16 a 25 años en España cayó de los 11.954 euros de 2011 a los 11.039 de 2015, último ejercicio para el que dispone de datos la Encuesta de Estructura Salarial.
Esos 11.039 euros se refieren a la ganancia bruta, lo que obliga a descontar 690 en cotizaciones sociales en
el caso de los asalariados (4,7% para contingencias comunes y 1,6% para
desempleo en contratos precarios) y entre 600 y un mínimo de 3.300 en
el de los autónomos según se beneficien o no de la tarifa plana.
Y a las cifras resultantes (10.349, 10.439 y 7.739) hay que restarles el IRPF. Eso, en un país con una presión fiscal del 17% para el ciudadano medio, sitúa a buena parte de esos jóvenes por debajo del umbral de la pobreza, situado en 8.209 euros anuales para un hogar unipersonal y en 17.208 para otro de dos adultos y dos niños.
Los datos del Gobierno, por otro lado, ofrecen una
versión más positiva que la realidad, ya que excluyen a los jóvenes que
han estado de alta menos de dos meses y a los que trabajan en la
agricultura, la ganadería, la pesca y el empleo doméstico, además de a
los que perciben en especie una parte del salario.
Esos bajos salarios y las sombrías perspectivas que la precariedad proyecta sobre su futuro son los principales síntomas de las tendencias excluyentes del mercado laboral para los jóvenes,
que han llevado a más de 400.000 de ellos a emigrar desde el inicio de
la crisis, a más de 300.000 a prorrogar sus estudios a la espera de
tiempos mejores y a que más de 600.000 los compaginen con su ocupación.
“Es indecente que la mitad de los jóvenes de nuestro país no tengan empleo,
y que el de los que lo tienen sea muy precario, con mucha temporalidad y
con salarios miserables”, señala Heredia, para quien datos como que el
37,6% de los ciudadanos de 16 a 29 años estén en riesgo de pobreza,
según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en
el Estado Español (EAPN), “demuestra una vez más que las políticas de
Rajoy machacan a la juventud”.
En este sentido, recuerda que la OCDE ha advertido de
que la brecha salarial por edad en España es la más pronunciada de todo
su territorio, mientras que la UE “ha llegado a avisar a España de que
el contrato social entre generaciones está en riesgo por la precariedad
de los jóvenes”.
Los datos sobre contratación y desempleo que el
Gobierno incluye en otra respuesta ponen sobre la mesa los elevados
niveles de precariedad en un sector juvenil en el que, según la Encuesta
de Población Activa, la ocupación ha caído de 4,9 a 2,5 millones de
personas en una década.
Los jóvenes de 16 a 30 años formalizaron el año
pasado un total de 7.598.398 contratos laborales con empresas, de los
que solo 322.532 (el 4,25%, uno de cada 23) fueron indefinidos de
jornada fija; el grueso de ellos (210.363), para mayores de 25. Otros
233.150 (3,06%) fueron indefinidos de jornada parcial y 66.763 (0,87%),
para fijos discontinuos.
Sin embargo, más de nueve de cada diez contratos, el
91,8%, fueron de carácter temporal: 3.931.533 para jornadas completas y
3.044.420 parciales. Esa media de 134.153 contratos semanales, que se dispara por encima de los 23.000 diarios en
mayo, septiembre y octubre y que rebasa los 26.000 en julio, da idea
del nivel de precariedad laboral que sufren los jóvenes, cuyo volumen de
desempleados oscila entre 536.578 de julio y los 645.774 de febrero.
“La mitad de los jóvenes se encuentran en paro,
según se reconoce en esta respuesta, y eso es algo preocupante”, anota
Heredia, que destaca que “en diciembre de 2017 había 571.897 jóvenes en
paro y 576.264 que tenían un empleo; por tanto, el 49,8% sigue sin esto
encontrar una oportunidad laboral”.
“Sólo una minoría privilegiada de
jóvenes tiene contratos indefinidos a tiempo completo”, añade.
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