miércoles, 25 de febrero de 2009

Un asunto de interés general / Juan Fernández Montoya *

Yo no quiero mantener silencio ante los sucesos de la UCAM, aunque mi voz sea una gota de agua en el océano. Aclararé primero que este acrónimo, para mí, significa Universidad Católica de Murcia.

Ningún interés extraño me mueve en contra de su presidente, José Luis Mendoza, al que sólo he saludado un par de veces a efectos protocolarios. Ni apegos especiales a favor de los obispos cuando se comportan como príncipes de aquellos tiempos. Sí estoy, siempre, a favor de la verdad y la justicia, donde quiera que haya que defenderla.

Considero justo y necesario que monseñor Reig Plá defienda que, por encima de la ingeniería notarial y hábiles laberintos legales, ha de quedar claro que la UCAM es de indiscutible titularidad de la Iglesia Católica y ha de estar bajo su supervisión. Así como saber que sus actuaciones, dentro y fuera del ámbito universitario, quedan bajo su última responsabilidad sin que pueda renunciar a ella porque bajo su paraguas se protege.

De todo este enmarañado asunto parece deducirse que la Iglesia Católica, en su día, y a través de sus representantes- obispos- , propiciaron una Universidad en Murcia . Y que tendría la finalidad de que, a la luz del evangelio y al amparo de sus normas, pudieran formarse hombres y mujeres que supieran cumplir, aún de manera más comprometida, con sus obligaciones sociales y cristianas.

Eso es lo que habrían entendido las personas de buena fe, no por la claridad en los momentos de la fundación sino al menos por lo que se desprende que ha de ser el mensaje que conlleva toda obra cristiana.

Suponemos que, por esas razones, tanto la comunidad cristiana como la sociedad civil a través de sus representantes legales le prestaron tan diversos apoyos. Y le siguen prestando. Ni los más incondicionales hubieran apostado por facilitar y entregar una institución de esta clase si hubieran atisbado que con ello se estaba apoyando a un particular. Por muy amigo del Papa que fuera, o aparentara formas de seglar ejemplar. Mucho menos si se sospechase que alguien pudiera quedarse con la titularidad y derivarse de ello cuantiosos beneficios económicos como si de un virreinato se tratara.

Ante esta situación, los murcianos necesitamos que esto se aclare por las autoridades competentes. Hasta ahora, sólo conocemos, y ya es de agradecer, lo que se ha publicado en prensa. Los ciudadanos tenemos derecho a ello como lo tenemos a saber a qué se dedica cada templo, ermita y de edificios y bienes que de alguna forma sirven a los fines de las distintas confesiones religiosas.

Porque, como se sabe, la mayoría de estos edificios y bienes están exentos de impuestos como el IBI o el ICIO, impuesto de construcciones, porque así lo autorizan los ayuntamientos. Gozan de privilegios que, de no ser para la Iglesia sino para un señor particular, difícilmente tendrían justificación alguna desde el punto de vista fiscal, social, ético, político y hasta estético.

No parecen acertadas las decisiones del Secretario de Estado Vaticano, Tarsicio Bertone, en la que se le quitan las competencias al obispo de la diócesis de Cartagena sobre una Universidad que está en esta diócesis. Da la impresión de que se pretende que, dependiendo de otras instancias, todas las actuaciones del señor Mendoza tengan vía libre.

No estoy de acuerdo. Mucho menos de acuerdo estaría si pretenden emanar de un pastor que vela por los fieles y divulgación del evangelio. Y nos daría mucha pena -junto a rabia contenida- , si tenemos que entender que todavía hoy se Gobierna la iglesia no como comunidad de fieles creyentes sino con mentalidad del medioevo.

Alguna postura clara debería adoptar el Gobierno Regional para que se conozca la situación real de la UCAM, aquí y ahora. Y alguna explicación, por dolorosa que resulte, ha de dar el obispo para que conozcamos la verdad en toda su dimensión. Muchos fieles lo merecen, como comunidad cristiana y como signatarios de una cruz en la declaración de la renta. Y en estos tiempos carnavaleros que cada uno aparezca con la máscara que lo identifique. Desde luego no organizar entre todos una procesión de silentes.

* Ex alcalde de Calasparra
www.laopinióndemurcia.es

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