martes, 2 de diciembre de 2008

En homenaje a Joan Baptista Humet

1 comentario:

Anónimo dijo...

La noche de los muertos vivientes

Me he apropiado del título de la película de culto del director George A. Romero rodada en 1968. Un film que dio una nueva dimensión a las películas de terror y a un género hasta entonces desprestigiado..

Parece una extraña introducción para el tema que trataré de analizar. Me imagino a todas las personas enterradas y asesinadas por los fascistas, sea cual fuera su ideología, a todas las personas sepultadas de manera infame, cuyos restos aún no han sido encontrados y por lo cual familiares, amigos o simpatizantes a la organización a que pertenecieron, han visto como de nuevo como la causa de la Recuperación de la Memoria Histórica queda paralizada en función de no sabemos que competencias.

Sería magnifico que todos los que padecieron las garras del nacionalcatolicismo, al igual que en la película citada, recompusiesen su cuerpo y saliesen al exterior, desde las cunetas o campos donde sus restos estuviesen, que reventasen autopistas, casas, polígonos industriales, salieran del mar donde fueron arrojados, en fin que se produjese un cataclismo.

Con machaconería fundamentalmente entre otros, la Iglesia y el Partido Popular, nos acusan de remover el pasado y de abrir viejas heridas, pero queridos, las heridas fueron cerradas en falso, primero por los cuarenta años de dictadura y segundo porque llevamos treinta años donde se ha ocultado una tétrica historia.

Los familiares a título particular o incorporados a las Asociaciones por la Recuperación de la Memoria Histórica lo que pretenden es recuperar a sus deudos y a la vez que se conozca la verdadera historia, frente a los historiadores del antiguo régimen y algunos revisionistas que arrepentidos de su pasado nuevamente pretenden manipularla.

Prescindiendo de la actuación de juez Garzón y de la del fiscal Javier Zaragoza que no se en donde desembocará, ya nos encontramos con casos como el de la Audiencia de Córdoba que ha dictado una resolución en que entre otras cosas manifiesta a Rocío Borrego, que “su caso sirve para reavivar viejas heridas o remover el rescoldo de la confrontación civil”

Pero aún hay más y esto si que me ha llegado al fondo de mis entrañas. Conocía por referencias la reeducación de los niños de la postguerra, algo que en menor medida por mi edad padecí, pero el robo de niños, el encarnizamiento de los fascistas en arrancar de las manos de las mujeres de los vencidos, es algo que nada ni nadie puede resarcir, “la caridad cristiana”, colaboró de manera activa en esta aberración

Se les reeducó haciendo odiar aquello por lo que sus madres y padres habían luchado, es decir contra el fascismo. Antonio Vallejo Nájera, psiquiatra, abanderó la regeneración de la raza, al mas puro estilo nazi.

No conocen ni conocerán a sus progenitores, fueron cambiados sus apellidos para borrar todo vestigio de su pasado. Fueron recatolizados con la colaboración de una Iglesia muy a gusto con aquel régimen, con sus prebendas y con el control de una educación nacional católica que se ocupó muy bien en cercenar tanto mental como moralmente a millones de jóvenes y pesar de esto, siguen con la burra al trigo; alude, Rouco Varela, “a que el olvido es una sana purificación de la memoria.”.

Y yo me pregunto porqué no que quieren reconocer el derecho que les asiste a los familiares en recuperar los restos de sus deudos y honrarlos como es debido. Los fantasmas a que alude la Iglesia y el Partido Popular, solo están en sus mentes calenturientas. No será que les remuerde la conciencia por todo el apoyo que prestaron al régimen dictatorial y su más que probada colaboración a detener “rojos y rojas”, que penaron con cárcel, torturas y la muerte su lucha contra el fascismo.

Nadie cuenta de las incautaciones, obvio a los Sindicatos y partidos políticos, que se hicieron a particulares, la compra de terrenos y empresas forzadas por quienes se consideraron vencedores. Sin temor a equivocarme muchas de las familias que poseen hoy negocios, pisos y terrenos son las herederas de una expoliación de la cual los verdaderos propietarios nunca han tenido ni tendrán compensación alguna. Es más seguro que en alguna población rural o urbana conocerán a quienes se beneficiaron.

La historia hay que conocerla y no ocultarla como ocurrió con la llamada transición democrática. Hay que agradecer a periódicos como El País, Público, Deia, etc., que entre sus páginas incluyen informaciones que al resto de los mortales se nos habían ocultado, mal informado o sencillamente silenciado. Esto es lo que les duele que salga a la luz del día, una historia reconocible.

Y después de la dictadura “se hizo la luz”. Otra crónica de la historia que tiene muchos claroscuros.

Podemos remontarnos a la “Crónica negra de la Transición española 1976-1985, como ha así titulo el libro publicado por Eduardo Pons Prades, libro recomendable en todos los aspectos, entre sus páginas podríamos destacar “ El aparato represor quedó intacto, es más siempre tuvieron el apoyo del Ministerio del Interior, el período de 1976 a 1985, estuvo salpicado de numerosas muertes y graves incidentes que muchos habrán olvidado y otros ni siquiera conocen, quizá por que les hayan inculcado que lo pasado pasado está o por una campaña fomentada por los entresijos del poder, ya que en aquella época se seguía funcionando con las mismas prácticas del franquismo “.

Comenta Eduardo Pons Prades, definiendo la Transición, “ No fue una transición, sino una” transacción con el capitalismo occidental”, y no le falta razón.

El bloque social que apoyó el franquismo siguió controlando el aparato del Estado, ningún sector económico se ve afectado y la iglesia mantiene intactos sus privilegios. La monarquía tiene su origen y posterior legitimidad no en la Constitución sino en el franquismo. Aún hoy es un tema tabú, que mucho me temo que tal y como están las cosas, si se profundizase en él más de uno acabaría siendo citado por la justicia.

La Transición tuvo también otros condicionamientos, la posición favorable de EE.UU., por puro interés propio. La presunta integración de España en la OTAN, para cubrir el flanco sur de Europa, el apoyo del capital a la monarquía y un Gobierno fuerte al cual en el Ministerio de la Gobernación situaron a Fraga Iribarne.

Sería prolífico entrar en detalles de la Transición, pero hay cosas meridianamente claras, las personas provenientes de la dictadura fueron las que impusieron su ley a quienes propugnaban por salir de la clandestinidad. El ejército vencedor como ellos mismos se denominaban fue una parte importante del nuevo sistema. Las sucesivas destituciones de altos cargos no fueron sino una cortina de humo para intentar demostrar la supremacía del poder militar al civil. Los pactos firmados fundamente el de la Moncloa, donde CC.OO. y el PC participaron activamente en un intento de monopolizar el sindicalismo, frente a la UGT y a la CNT, perjudicaron notablemente a la clase trabajadora y el sistema domesticó a quienes se proclamaban representantes del movimiento obrero.

Llegó el 23 de febrero de 1981, un golpe de estado encabezado por Armada, Milans del Bosch y Tejero entre otros y como civil García Carrés miembro del antiguo sindicato franquista. Nadie supo de la trama civil, no me puedo creer que solo un nostálgico del franquismo apoyase aquella aventura. Surgió el Rey como figura que desarticuló el golpe y posteriormente se reunió con miembros de los partidos políticos, nadie supo de que se habló, que se pactó y cuantos pelos se dejaron en la gatera. El 30 de Julio de 1982 se firmó la LOAPA ( Ley Orgánica de armonización del proceso autonómico), contentando así a las “ fuerzas vivas” del país.

CNT – Bilbao