miércoles, 6 de agosto de 2008

La Rosique y las urgencias pasadas de fecha / José Antonio Martínez-Abarca

A la diputada regional del PSOE Teresa Rosique, en el PP la llaman “la Rosique”. También la llaman algo menos familiar y confianzudo: “la dama de las basuras”, pero no es porque Rosique padezca del síndrome de Diógenes y no le moleste el color marrón, sino porque está empeñada en sacarle al PP lo que menos pueda agradar, que cualquiera diría que lo guarda meses y meses en casa.

No sé si la llamarán ahora “la dama de las basuras” cuando dice que es urgente una remodelación del Gobierno regional, pero yo me apunto a hozar en esa basura, porque lleva toda la razón o casi toda. Sólo se equivoca en un matiz la Rosique: hay que remodelar el Gobierno regional, pero ya no es urgente. Nada urgente.

Urgente era cuando existía una urgencia, cuando alguien se daba cuenta de esa urgencia porque no estaba demasiado ocupado en la crisis (dado que todavía no había crisis, y en algo había que entretenerse). Cuando un día sí y otro también no se hablaba de otra cosa en los mentideros sino de que, en efecto, era urgente una remodelación de Gobierno. Aquellos días felices, o lo que fuera aquello, quedan lejos.

Me temo que, menos Teresa Rosique, ahora a todo el mundo le da igual que se remodele o no el Gobierno, porque lo que está ocurriendo es demasiado grave como para que nadie se ocupe de asuntos menores. Por ejemplo, de quién les gobierna. En este sentido, nos estamos italianizando, lo que no sé si hace más democrático o menos, pero en cualquier caso ahí está.

En Italia a todo el mundo le da igual si se remodela o no el Gobierno, porque de todas formas se remodela un día a las cinco y a las seis vuelve a haber crisis de Gobierno. En Italia al respetable le da igual quién gobierne, y si hay o no Gobierno, porque de todas maneras el gobierno siempre es “puerco” y tiene la culpa de todo, por principio.

Si hay algo que debo confesar que me gusta de los italianos es su pesimismo vital, lo cual me parece una muestra de inteligencia y sobre todo de no conformismo. Un italiano es ese señor que siempre se está quejando de todo, que gesticula como si incluso lo que va bien fuera una falsa alarma porque en realidad lo bueno ocurre para que luego fastidie más lo peor. Están permanentemente peleados con la providencia, lo cual me parece acertado, porque a eso se le llama realismo (la frialdad y antirromanticismo que veía Pla en Italia: he aquí).

Los murcianos naturalmente que están preocupados por la crisis, pero me atrevería a decir que no están nada preocupados por si Valcárcel quita o pone a tal o cual consejero para hacer frente a cosas que de todas formas sobrepasan en mucho las competencias de un Gobierno regional.

Lo más práctico que pueden hacer los consejeros en circunstancias como las que vienen (“terroríficas”, califican los más objetivos) es no dejarse ver mucho, como en Italia. Cuando se trate de maldecir al Gobierno, nadie va a reparar en el de Valcárcel sino en el de Rodríguez Zapatero. Y ello no porque aquí se vote al PP y el señor Rodríguez Zapatero sea del PSOE, sino porque tradicionalmente cuando las cosas van mal para el bolsillo la mirada se para en el Gobierno central, ni más arriba ni más abajo.

Es decir, ni Bush ni Valcárcel (es la única propaganda que nunca le puede salir bien a Zapatero, ni echando el balón por arriba ni por abajo). Los consejeros, si tienen algún viaje pendiente, mejor que lo hagan, porque no se les va a echar de menos. Antes de la crisis, había muchas voces que se quejaban de que el miedo de consejeros inexpertos, temulentos o simplemente mucilaginosos estaba ralentizando el papeleo burocrático y por tanto la economía regional.

Ahora el papeleo burocrático no está ralentizando nada porque apenas hay nada en marcha. Se ha acabado la urgencia, señora Rosique. Así podemos tirarnos tan malamente todavía dos o tres añitos, el tiempo que tardemos en echar a Rodríguez Zapatero para que no vuelva, que entre todos lo lograremos.

www.elfaro.es

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente Sr. Martínez-Abarca, los murcianos nos estamos italianizando, nos da todo igual.
Que si el gobierno de Valcarcel despilfarra nuestro dinero en televisiones catetas e innecesarias, pues no pasa nada.
Que si los alcaldes-delfines de Valcarcel se tiran unas semanas en Sangonera (ni Seca ni Verde), pues nos manisfestamos contra la Justicia.
Que si nuestro gobierno provinciano nos engaña con el Agua para Todos para disimular su ineptitud e hipocresia (acordarse de los ocho años de Aznar con tantos kilometros de tuberías realizados, embalses, desaladoras, potabilizadoras, conexión de cuencas, Plan Borrell, etc.) pues a hacer gárgaras.
Que en tiempos de crisis nos ponemos a hacer un faraónico e innecesario aeropuerto, pues así ya puede aterrizar el helicóptero del Plan Copla y el 112.
Que si la crisis que tenemos es por culpa del ladrillazo de Valcarcel, pues nada, nos vamos de vacaciones porque todas las casas que había que hacer en 30 años las hemos construido en cuatro años.
Que "La Rosique" saca temas de corrupción urbanística pepera, evidentemente se lo ha inventado.
En fin, lo único que tenemos claro los murcianos es que la culpa la tiene Zapatero, ya que por si nadie lo sabía fué el mismo el que asesinó a J. F. Kennedy e incluso le clavó el pitón a un tal Manolete allá por 1.947.
Logicamente, todo eso solo pasa en Italia y Murcia (que hermosa eras)

Anónimo dijo...

Efectivamente, el Abarca este forma parte de esa repelente basura murciano-valcarcelina PePinera.

Anónimo dijo...

Me gusta como escribes Jose Antonio, tus palabras están cargadas de razón, gusten o no, y "a mi que me importa la gente" dirás tú, lo tuyo es necesidad ¿verdad? aunque dejemos a parte qué tipo de necesidad, daría para mucho. Y ¿a quién le importa lo que conllevan estos cambios a nivel interno, a lo que nadie ve, a lo que no se ve fuera? Conllevan muchas adaptaciones en cada una de las Consejerías afectadas y a todo el personal que en ellas trabaja, sí porque algunos trabajan y se lo toman en serio a sabiendas de que no sirve para nada, pero no saben ser y hacer de otro modo y están hartos de tanta reestructuración. Que dejen ya las Consejerías quietas, que cambien a los políticos cabezas visibles de lugar, a ver donde lucen más, pero no remodelen, que esto no es una obra de arte, el arte es más sublime para el que solo los privilegiados con ese "don" valen y a ello no se aprende.

Anónimo dijo...

Me gusta como escribes Jose Antonio, tus palabras están cargadas de razón, gusten o no, y "a mi que me importa la gente" dirás tú, lo tuyo es necesidad ¿verdad? aunque dejemos a parte qué tipo de necesidad, daría para mucho. Y ¿a quién le importa lo que conllevan estos cambios a nivel interno, a lo que nadie ve, a lo que no se ve fuera? Conllevan muchas adaptaciones en cada una de las Consejerías afectadas y a todo el personal que en ellas trabaja, sí porque algunos trabajan y se lo toman en serio a sabiendas de que no sirve para nada, pero no saben ser y hacer de otro modo y están hartos de tanta reestructuración. Que dejen ya las Consejerías quietas, que cambien a los políticos cabezas visibles de lugar, a ver donde lucen más, pero no remodelen, que esto no es una obra de arte, el arte es más sublime para el que solo los privilegiados con ese "don" valen y a ello no se aprende.