La operación llevada a cabo por la CAM, cuyo coordinador global es Lehman Brothers, cuenta, además, con el interés de otras cajas como Bancaja, Caja Murcia, o Caixa Galicia, que tienen la intención de seguir sus pasos y colocar parte de su capital en Bolsa como un mecanismo para financiar sus proyectos de expansión.
La directora general adjunta de Caja del Mediterráneo, María Dolores Amorós, reconoció que un buen número de cajas de ahorros españolas han acompañado a la CAM en este estreno como cuotapartícipes. Amorós insistió en que no se trata de una emisión destinada a generar liquidez.
Ninguno de los obstáculos con los que se ha encontrado la CAM por el camino han arrebatado sus ganas de salir al parqué. En un momento delicado para el sector bancario, la CAM ofrece riesgos añadidos.
Así, las cuotas participativas son un instrumento de renta variable cuya rentabilidad depende de los resultados de la caja, la forma que tenga la misma de distribuirlos y la variación del precio de éstas en el mercado, y los ‘cuotapartícipes’ no tienen representación ni derecho de asistencia en la asamblea de la caja.
Pese a que las cuotas pueden venderse y comprarse de la misma manera que las acciones, si no se desarrolla un mercado activo el inversor podría encontrar problemas para la venta de las mismas, lo que afectaría al precio.
Asimismo, la caja alicantina se ha estrenado en el parqué con un PER (número de veces que el precio de la acción contiene el beneficio) de 9,33 veces, un ratio superior al de resto del sector bancario español, por lo que los analistas consideran caro su rango de valoración, a pesar de situarse en la parte más baja.
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