domingo, 27 de julio de 2008

De niño a hombre más aplicado de la clase / José Antonio Martínez-Abarca

Pedro Saura es de los "pedros" de Torre Pacheco de toda la vida. No quiere decirse que su familia atienda por ese alias, como es costumbre en los pueblos de Murcia (en Cieza, por ejemplo, las dinastías tienen nombre de animal, los lagartos, los conejos, etc.). No. Es un pedro de toda la vida de Pacheco porque los pachequeros que han triunfado en los últimos años todos se llaman Pedro, exceptuando al consejero Benito Mercader.


El que fue alcalde independiente de Pacheco durante mucho tiempo es Pedro, uno de los fundadores de Polaris World también es Pedro, y es Pedro Pedro Saura, Perico "el huevo" (luego iremos al por qué le pusieron "el huevo"), que ya apuntaba al triunfo porque, o a pesar de, era el que mejores notas sacaba de la clase, el chico listo del cole.

Podríamos decir que la familia de Pedro Saura en Pacheco era de las que tenía un mediano pasar pero sin estrecheces, y por tanto no hay por dónde meterle el diente demagógico a su extracción social, mesocrática tirando por abajo, de lo que venimos casi todos en Murcia. En el pueblo los niños le llamaron tempranamente "el huevo" porque decían que tenía una gran cabeza para un cuerpo algo escurrido. Cabeza de huevo. Los niños japoneses ya nacen con la misma cabeza que tendrán de adultos y sin embargo con el cuerpo propio de la edad, con lo cual parecen los extraterrestres de Spielberg.

Pero como son tantos nadie se ríe de ellos en su tierra, al contrario de lo que le ocurría a Saura. Éste respondía a las burlas hincando los codos y haciéndose un hombrecito de provecho, que es a lo que ha llegado efectivamente. Porque, sí, sí, nos podemos burlar mucho del papel testimonial que tiene el PSRM-PSOE en la región, pero en unos tiempos en que lo más importante para un político no son evidentemente los principios ni los votos sino el que no tengan ninguna duda sobre que eres "el aparato", Pedro Saura es un líder aventajado.

El aparato del actual PSOE confía ciegamente en Pedro Saura, tanto que lo da por supuesto. "Por supuesto, Pedro Saura". Ya lo dice el refrán: "Más vale caer en gracia, etc.", y Saura ha caído en gracia. Como comentarista político, no puedo tener queja alguna de Pedro Saura. Por más artículos crueles que le he dedicado, su cordialidad no ha variado un ápice. De hecho, eso es lo inquietante: si no ha variado un ápice es que sólo puede ser falsa. Pero, tan bien hecha, que para mí que vale más que si fuera verdadera. Al final, no eres lo que piensas sino lo que haces, porque en fuerza de hacerlo terminas también pensándolo, y no al revés.

Jamás he telefoneado a Pedro Saura a pedirle que me contara chismes de su partido, pero él nunca se ha negado sino todo lo contrario. Siempre me dejó la puerta abierta, como amigo o como enemigo de su proyecto. Lástima que no me considere en condiciones de ir a verle, porque la verdad es que no me puedo tomar a su jefe Zapatero en serio, y de qué vamos a hablar entonces. Esta cordialidad de Saura se ha extendido, o la ha extendido él, a todo su equipo, que, quizás por saberse en territorio comanche, extrema las precauciones y la "finezza" al tratar con la prensa.

A pesar de ser apoyado casi ciegamente por el aparato del partido, Saura no es un radical de izquierda como Rodríguez Zapatero ni un superviviente sin demasiados escrúpulos como Pepiño Blanco ni un bodoque como Jesús Caldera, que tiene cara de microcéfalo. Ni siquiera es tan socialista como aquel del que fue segundo, el secretario general del partido Ramón Ortiz. Es de la escolanía liberal bajo la tutoría del actual presidente ejecutivo de Cajamurcia, Carlos Egea, quien siempre ha estado dispuesto a compartir todas las ideologías menos las insensatas. Por eso, aunque nunca mentará la bicha, no debe estar demasiado de acuerdo Saura con las medidas que están tomando los que le mantienen ahí para paliar la crisis, de haber alguna medida.

Y de decir algo será con pleno consentimiento del mismo aparato. ¿Principios? Los principios se lavan en casa. En el partido no hay una moral, sino unas directrices.

Y Pedro Saura siempre ha sido el chico bueno de la clase. No encontrarán a otro más aplicado.

Biografía

Ha sido prácticamente todo en el PSOE, para envidia del ex secretario de organización Pepe Blanco, quien pone en su "currículum" hasta los cafés que llevó de meritorio en el partido. Forma parte del PSOE de la regeneración porque hemos dado en llamarlo así, a pesar de que ya estaba mandando en el PSOE de Carlos Collado como director general de Economía. Nunca se metió mucho en política, tenía y aún tiene pinta de tecnócrata, y yo me creo que su lado carnívoro sorprendió incluso a quien, como Ramón Ortiz, se lo llevaba a comer muchos días de la semana a mi restaurante favorito porque sonreía a todo y daba suaves y sabios consejos.

En eso se parece a Zapatero: el hombre capaz de cruzar la escena sin arrojar sombra durante años y años luego resulta que, viendo su oportunidad, se convierte en un líder postmoderno del relativismo y el pensamiento correcto. Pero, mientras Zapatero se limitaba a apretar el botón de las votaciones y a pasearse "fantasmagórico" por el mismo hotel para diputados en el que se alojaba Juan Carlos Ruiz, sin saludar en el ascensor, Pedro Saura sin embargo ha tenido todo tipo de responsabilidades políticas, y todas las ha hecho bien. Salvo ganar votos, pero esa es otra historia.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Este auto comentarista es puro representante de la derecha ultramontana, caciquil y pueblerina murciana, algo que le viene al galgo... Otra cosa es el Master a Tonto que hizo en Cambrige, merced que consiguió del dinero que le dió un tal Egea.

PD/ Poveda: No me hagas perder más el tiempo leyendo a este mastuerzo.