En una región donde impera el bipartidismo porque parece interesa a las dos grandes fuerzas políticas, la batalla por el décimo escaño en el Congreso se terminará jugando a tres bandas. En principio, populares y socialistas aparentemente son los únicos que cuentan con posibilidades, porque Izquierda Unida, a priori, tiene el listón muy alto.
Un diputado costará por encima de los setenta mil votos con una no muy alta participación y la coalición en las pasadas autonómicas se movió en la franja de los cuarenta mil respaldos. Necesitaría para entrar en el reparto prácticamente duplicar su número de votantes.
Socialistas e IU comporten en teoría una franja de votantes y ahí surgen ya los comentarios en voz baja de los primeros sobre el llamado “voto útil de las izquierdas”.
Desde el PSOE consideran que son apoyos que no le van a dar representación a IU pero que indirectamente les podría quitar a ellos el cuarto diputado. “Son votos que van a ir a la papelera e indirectamente podrían dar un diputado más al PP en la Región”, comentaba un joven dirigente socialista. Es el gran problema que sufre la coalición en todos los comicios generales.
La gente de Dólera insiste en que el único “voto útil” de la izquierda es el que va a la coalición, porque en muchos aspectos las políticas socialistas se alejan bastante del concepto tradicional de política de izquierdas. En busca de esos votos, los socialistas optaron por un cabeza de lista caracterizado por un discurso del ala más izquierdista del PSOE. Aunque Mariano Fernández Bermejo se está encontrando con una campaña incómoda, entre los sindicalistas y el marcaje de un sector de la prensa nacional.
Los populares, aunque directamente no tienen invitación para entrar en esa pugna, jalean las aspiraciones de IU, ya que dicen que cada voto que sume la coalición, más posibilidades da a Arsenio Pacheco pare alcanzar el escaño. Ellos parten de una situación más cómoda, ya que desde hace años en la Región, como en otras comunidades autónomas, monopolizan todo el sector que va desde el centro hasta la derecha más extrema. Cataluña, El País Vasco y Canarias son excepciones y ahí los populares pierden fuerza.
En la batalla por el “voto útil”, IU se encuentra en desventaja de apoyos, de medios y de soportes frente a la fuerte maquinaria socialista. A ellos sólo les queda el trabajo y la entrega tradicional de sus militantes, que no escatiman esfuerzos.
Los debates en el segundo escalón
Aunque los populares no quieren debates entre primeros espadas, porque Pilar Barreiro rehuye el cuerpo a cuerpo con Bermejo, ella sabrá por qué, disfrutan en cambio con los encuentros de segundos escalones en las candidaturas.
Ahí disfrutan de ventaja en el banquillo, cuentan con experimentados y documentados polémicos, fajados en debates parlamentarios, frente a los jóvenes y más inexpertos candidatos socialistas, que se estrenan en campaña, con la excepción del candidato al Senado, Manuel Hurtado. Se encuentran con las desventajas de Pizarro ante Solbes.
El banquillo de IU también peca de inexperiencia, aunque Joaquín Dólera, supla este deficiencia y se baste él solo para enfrentarse a sus respectivos oponentes.
Un diputado costará por encima de los setenta mil votos con una no muy alta participación y la coalición en las pasadas autonómicas se movió en la franja de los cuarenta mil respaldos. Necesitaría para entrar en el reparto prácticamente duplicar su número de votantes.
Socialistas e IU comporten en teoría una franja de votantes y ahí surgen ya los comentarios en voz baja de los primeros sobre el llamado “voto útil de las izquierdas”.
Desde el PSOE consideran que son apoyos que no le van a dar representación a IU pero que indirectamente les podría quitar a ellos el cuarto diputado. “Son votos que van a ir a la papelera e indirectamente podrían dar un diputado más al PP en la Región”, comentaba un joven dirigente socialista. Es el gran problema que sufre la coalición en todos los comicios generales.
La gente de Dólera insiste en que el único “voto útil” de la izquierda es el que va a la coalición, porque en muchos aspectos las políticas socialistas se alejan bastante del concepto tradicional de política de izquierdas. En busca de esos votos, los socialistas optaron por un cabeza de lista caracterizado por un discurso del ala más izquierdista del PSOE. Aunque Mariano Fernández Bermejo se está encontrando con una campaña incómoda, entre los sindicalistas y el marcaje de un sector de la prensa nacional.
Los populares, aunque directamente no tienen invitación para entrar en esa pugna, jalean las aspiraciones de IU, ya que dicen que cada voto que sume la coalición, más posibilidades da a Arsenio Pacheco pare alcanzar el escaño. Ellos parten de una situación más cómoda, ya que desde hace años en la Región, como en otras comunidades autónomas, monopolizan todo el sector que va desde el centro hasta la derecha más extrema. Cataluña, El País Vasco y Canarias son excepciones y ahí los populares pierden fuerza.
En la batalla por el “voto útil”, IU se encuentra en desventaja de apoyos, de medios y de soportes frente a la fuerte maquinaria socialista. A ellos sólo les queda el trabajo y la entrega tradicional de sus militantes, que no escatiman esfuerzos.
Los debates en el segundo escalón
Aunque los populares no quieren debates entre primeros espadas, porque Pilar Barreiro rehuye el cuerpo a cuerpo con Bermejo, ella sabrá por qué, disfrutan en cambio con los encuentros de segundos escalones en las candidaturas.
Ahí disfrutan de ventaja en el banquillo, cuentan con experimentados y documentados polémicos, fajados en debates parlamentarios, frente a los jóvenes y más inexpertos candidatos socialistas, que se estrenan en campaña, con la excepción del candidato al Senado, Manuel Hurtado. Se encuentran con las desventajas de Pizarro ante Solbes.
El banquillo de IU también peca de inexperiencia, aunque Joaquín Dólera, supla este deficiencia y se baste él solo para enfrentarse a sus respectivos oponentes.
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