jueves, 24 de enero de 2008

El ‘crack’ y el desconcierto ciudadano / José Oneto


El terremoto de todas las bolsas del mundo, con una especial intensidad en la española, que ha bajado por encima del 7 por ciento y ha sufrido pérdida de mil puntos el pasado “lunes negro”, ha agudizado la sensación de crisis económica y el miedo a una recesión que parece inminente en Estados Unidos y que ha querido frenar el presidente Bush con el anuncio de medidas especiales que tendrán que aprobar un proyecto que insuflará más dinero en el mercado para estimular el consumo.

Pero las pérdidas de los más importantes bancos norteamericanos por las hipotecas subprime o hipotecas basura, que según las autoridades españolas no iban a afectar a nuestro país, ha acelerado la sensación de estancamiento económico e incluso de recesión que ha provocado el pánico en todas las bolsas del mundo.

La próxima salida de Bush de la Casa Blanca el año que viene, tras las elecciones presidenciales de noviembre, termina con un panorama político desolador (conflicto de Iraq, grave situación de Afganistán, donde los talibanes cada vez aumentan su poder, conflicto abierto con Irán, inestabilidad en el Líbano y Oriente Próximo) y con un panorama económico que está teniendo ya efectos globales.

Cuando nos habían presentado una situación idílica con la invasión de Iraq —barril de petróleo a 30 dólares, auge económico por la estabilidad que iba a dar el Plan para el Gran Oriente Próximo y mayor seguridad para el mundo libre—, la realidad ha arruinado un falso plan que estaba basado en la mentira, el engaño y el desprecio por los derechos humanos.

España, con dificultades energéticas por su excesiva dependencia del petróleo, ya ha empezado a notar sus efectos con el aumento de la inflación, y la subida del precio de los cereales por la demanda de los países emergentes y por el boom de los biocombustibles se va a ver afectada por la situación en EEUU, aunque el vicepresidente Solbes y el propio presidente del Gobierno, con el optimismo que le caracterizan, han insistido en pedir calma ya que, según ellos, la economía española está mejor preparada que la de otros países, si bien han reconocido que siguen la crisis hora a hora para el caso de que sea necesario “tomar medidas”.

En el fondo, la crisis ha cogido descolocada tanto a la oposición como al Gobierno, hasta el punto que a lo largo de la legislatura la economía ha permanecido alejada de las preocupaciones políticas tanto para el PSOE como para el PP. El Partido Popular, que dice haber preparado un paquete de medidas para aplicar en primavera si hay un triunfo de Rajoy, no ha acertado a explicar de qué medidas está hablando y cuál es su alcance.

Eso sí, insiste en una bajada de impuestos para que haya más liquidez en el mercado y esa liquidez estimule el consumo, sin que esté demostrado que esa medida sea capaz por sí misma de frenar la crisis o impedir la secesión.

La realidad es que entre el catastrofismo de la oposición y el optimismo, incluso el triunfalismo del Gobierno, el ciudadano está desconcertado sin saber a qué carta quedarse, ya que a la crisis internacional habría que añadir la propia con una “burbuja inmobiliaria” que ha empezado a romperse.

Se habla de 40.000 promotores con problemas irresolubles y en crisis, a los que se puede sumar Sacyr, una de las más grandes inmobiliarias del país, presidida por Luis del Rivero y que podría seguir los mismos pasos, y casi la misma situación que Colonial, según fuentes financieras madrileñas.

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