lunes, 1 de enero de 2007

Siempre habrá "proceso"


Francisco M. Martínez

El “proceso” nunca se podrá romper, porque siempre “se está” en proceso. Siempre ha habido y siempre habrá proceso. Quienes acusan al presidente del Gobierno español, J.L. Rodríguez Zapatero, de instalarse en la “banalidad” política y en una “inconsistencia” intelectual que pone en “gravísimo” riesgo al Estado de Derecho español (como ha dicho el director del diario Abc, J.A. Zarzalejos) porque sigue repitiendo –también tras el atentado del 30-D en la Terminal 4 de Barajas- que no se “rompe” el proceso, pretenden que el sentido común e histórico desaparezca en la mente del actual presidente del gobierno y en el pensamiento de la mayoría de los ciudadanos, cuando nunca lo han pretendido antes, es decir, en los prácticamente treinta años de Democracia española, y cuando, es más, han participado activamente en dicho “proceso” cuando han asumido responsabilidades de poder o han asumido intelectualmente desde la tribuna esas responsabilidades.

El “proceso” es intrínseco a la existencia del nacionalismo extremista vasco que utiliza la amenaza, la violencia, la extorsión, el asesinato y, en suma, el terrorismo. Y el proceso es “político” porque el terrorismo de ETA y el activismo de HB es “político”. La política “criminal” de la banda terrorista y la negación política de “condenar” los crímenes son una realidad que sería de necios negar. Es un error negar que las pretensiones de ETA y HB son “políticas”.


Pongamos un ejemplo histórico y cercano: Sería de una fatuidad consistente negar que Franco no fue un general que hizo “política” y que su dictadura militar no fue “política” además de criminal. Y lo sería igualmente negar que el “proceso” abierto, incluso antes de su muerte, sigue abierto y lo seguirá estando por mucho tiempo.

Quienes niegan al actual gobierno español su “potestad” de seguir actuando en el “proceso” le acusan también de “jactancia” al haber dicho, un día antes de que la tregua fuera “rota” por el atentado de Barajas, de que “se estaba mejor que hace uno año” y que “se estará mejor un año después”. ¿Quién es el necio que puede negar que el 29 de diciembre de 2006 los ciudadanos estábamos mejor porque se habían sumado otras 24 horas sin haberse producido ningún atentado de la banda terrorista? ¿Quién es el irresponsable “agorero” que pretende que estemos peor dentro de un año? ¿Quién se obstina en negarle a priori la eficacia a quienes han sido facultados, llamados y obligados a dirigir la lucha antiterrorista?

La obstinación del director de El Mundo, P.J. Ramírez, es acusar de “ignorancia” al Ministerio del Interior que dirige Pérez Rubalcaba, ya que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no “supieron” detener previamente a los autores del atentado de Barajas. Qué soberano disparate la de este famoso periodista al exigir inexcusablemente a Rubalcaba conocer cuanto plan asesino pergeñe la serpiente asesina de ETA. Sólo los intereses también “políticos” del director de El Mundo pueden sostener tal exigencia el mismo día de la comisión del atentado de Barajas sin que se hayan dilucidado antes las circunstancias de tipo pericial que pudieran dar cobijo a alguna sospecha de negligencia operativa.


Por la misma regla de tres, el director de El Mundo debería culpar a los responsables gubernamentales de toda política preventiva de cuanto acto criminal se haya cometido y, lo que es peor, se siga cometiendo. Por ejemplo, el que costó dos centenares de víctimas mortales en Madrid el 11-M de 2004.

P.J. Ramírez y cuantos dinamitan intelectual y políticamente, por vez primera en la Democracia española, la política de un gobierno en la lucha contra el terrorismo siguen tozudamente inmersos en su regresión antidemocrática de negar a HB la posibilidad de expresar sus deseos de autodeterminación. Pretenden lo improcedente en democracia. Como improcedente es pretender la autodeterminación a través de la amenaza, la extorsión, la violencia y el asesinato, y en definitiva el dolor y la sangre, como ha expuesto en su editorial El País. Sólo el peor de los nacionalismos puede ofrecer y enaltecer como moralmente aceptable el martirio como objeto ideológico. Sólo los dioses y los nacionalismos sanguinarios aceptan estas ofrendas de sus creyentes. Qué patria vale la vida de un inocente. Qué idea vale la vida de una persona.

Cómo se puede calificar de “falso” un proceso, como titula su editorial el diario Abc. El proceso es y seguirá siendo un “proceso de paz”, es decir, un proceso para alcanzar la “paz” que lleva implícito la desaparición de los actos criminales y de la banda que los perpetra para conseguir objetivos políticos, y, por tanto, seguirá siendo un proceso “real”, al que cualquiera que pretenda calificarlo de “falso” o “verdadero” estará aspirando a moldearlo a sus propios intereses políticos e ideológicos. A no ser que a todo lo “real” lo califiquemos de “falso”.

El proceso no puede “morir” y nunca podrá suponer ningún “fracaso” para ningún gobierno. Quien diga que la única opción de derrota posible del terrorismo etarra es la policial pretende lo imposible y niega que la autodeterminación es un aspiración política tan digna como cualquier otra aspiración ideológica siempre y cuando se exprese a través de los cauces establecidos en un Estado de Derecho. La dignidad se mide por aceptar las reglas del juego, la dignidad de cualquiera, del que no ha matado y del que ha matado y cumpliendo su pena se arrepiente de ello.

El proceso de paz será largo y difícil y su terrible dureza no se la puede desear. Quienes tachan a Zapatero de cara de palo, califican su discurso antiterrorista de jactancioso, rimbombante o grandilocuente, los que califican a quienes entienden que alcanzar la paz forma parte de su realidad y de su dignidad política, de incautos o necios, tienen sus miras demasiado cortas en este a veces penoso proceso hacia la paz. Un proceso al que se pretende hurtarle ese bien preciado quienes a la vez acusan con romo pudor al gobierno de “rendirse” al “enemigo” en una “guerra” inexistente. Atrincherarse en estos eufemismos y ambigüedades sirve para calentar sólo orejas y cabezas ya predispuestas a estas calenturas políticas e ideologicas.

www.vegamediapress.com

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente exposición, llena de cordura y rabia bien modelada. Aún queda algún fascista suelto. Eso le debemos a 40 años de dictadura que no se cerró en un día, como pretenden quienes huyen de la memoria histórica porque temen no un nuevo juicio de los hechos sino que se sepa toda la verdad, sobre todo la que colaboraron en ocultar.

Anónimo dijo...

Si se desarrolla en Murcia eso de la Memoria Histórica, cabría recordar quién era en septiembre de 1975 alcalde y jefe local del Movimiento en nuestra ciudad y no dimitió ante los últimos seis fusilamientos del franquismo, entre ellos el de un murciano de adopción enterrado en el cementerio de Espinardo.
¿Se debe entender que con su actitud asentía y estaba de acuerdo?
Esa persona era Clemente García, actual secretario general de la CROEM, y de los dos principales, también Francisco del Amor, que ahora mueven en la sombra los hilos de una extrema derecha emboscada en el PP de Valcarcel;el otro franquista vergonzante infiltrado en nuestra democracia es Egea Krauel, director de Cajamurcia.

Anónimo dijo...

(Sacado de www.lasombradeaznar.com)

Queridos lectores hoy es un triste día para la democracia española y para el proyecto de convivencia entre españoles refrendado en la Carta Magna de 1978 que regula nuestro Estado de Derecho y nuestras Instituciones básicas después de 40 años de dictadura sangrienta. Esta mañana, en las concentraciones convocadas por la AVT después de un víl atentado de ETA, se ha echado por tierra el espíritu constitucional y demócratico que millones de españoles decidimos darnos en aquella transición que tanto nos costó poner en marcha y más aún, culminar.

Hoy, definitivamente, miles de españoles se han quitado la careta y han mostrado su cara más antidemocrática y fanática, recordándonos que el franquismo no ha muerto, y que en España el sistema democrático sigue siendo cuestionado por los nostálgicos del antiguo régimen que, no solo no han ido a menos, si no que han ido a más, envalentonados por una sociedad que les perdonó sus fechorías y que tolera aún a día de hoy, manifestaciones como las de hoy.

La libertad, la tolerancia, la convivencia, las instituciones, la democracia y todos aquellos valores que han dado como resultado 30 años de convivencia pacífica están siendo amenazados por una parte importante de la sociedad española, encarnada en esa extrema derecha que lejos de desaparecer durante estos años, ha pervivido latente, esperando el momento para quitarse la careta y decirnos que la justicia y la democracia será según quien gobierne y subordinada a sus designios pre-democráticos.

En ninguna democracia europea, es más, diría que en ningún pueblo del mundo que conozca el concepto de dignidad, sería aceptable o asumible que un colectivo como la AVT presidida por el señor Alcaraz y mediatizada por el principal partido de la oposición que suma más de 9 millones de votos, se manifieste contra el gobierno culpándolo del atentado de ayer y exigiéndole que pida perdón por el mismo, como si la catastrofe fuese obra y gracia del Consejo de Ministros y no de la desidia y la cerrazón de un grupo de asesinos.

Que Alcaraz, uno de los personajes más siniestros que conozco, exija que el gobierno pida perdón por haber permitido que ETA vuelva a tener fuerza y capacidad cuando estaba casi derrotada, me provoca auténtica náusea. Porque además, se pregunta "qué le debe el gobierno a ETA" apostillando el ya famoso "queremos saber" delante de un coro de nostálgicos del antiguo régimen que portaban pancartas en su mayoría contra el gobierno y sobre la esquizofrénica teoría de la conspiración en el 11-M. Un mensaje repugnante, antidemocrático, yo iría mucho más allá, diría que inhumano, propio de bestias sin corazón ni cabeza, un slogan contradictorio que insulta nuestra inteligencia, porque, si ETA estaba muerta, ¿pudo provocar el mayor atentado de la historia de España como desde los sectores derechistas se nos quiere hacer ver?

Se ha afirmado que ETA dejaba de matar porque había obtenido contraprestaciones políticas, pero la realidad nos demuestra que ETA ha vuelto a atentar porque no ha conseguido ninguna de sus pretensiones. ¿Cómo se explica que los mismos que hoy asocian la existencia de violencia con una supuesta sumisión y rendición del gobierno, hayan asociado durante meses que la inexistencia de violencia se debía a esa misma sumisión y rendición del gobierno? Las críticas, el culpar al ejecutivo de algo que es responsabilidad única y exclusivamente de una banda terrorista o exigir al gobierno que pida perdón a los españoles es algo que nunca antes había sucedido.

La gran mayoría de los ciudadanos, todos los grupos parlamentarios, a excepción del partido que a todo se niega, e incluso el Parlamento Europeo, dieron su apoyo a nuestro gobierno para llevar a cabo este proceso y dialogar con ETA: ¿tienen que pedir perdón todos ellos? Lo más indignante es la hipocresía y la doble vara de medir de aquellos que hace ocho años apoyaron incondicionalmente al gobierno popular antes, durante y después de la tregua de 1998, mientras hoy hacen todo lo contrario: entonces nadie responsabilizó al PP de nada, todo era comprensión, solidaridad, porque la obligación de un gobierno es buscar la paz y explorar todas las vías posibles que conduzcan a la misma, por encima de ideologías y partidos.

No podemos olvidar que bajo el gobierno de Rodriguez Zapatero se ha detenido toda la cúpula de ETA, numero 1, numero 2, jefe del aparato internacional, jefe del aparato logistico y jefe del aparato de captación, entre otros. No podemos olvidar que en tregua, este gobierno, con todos los instrumentos que le confiere el Estado de Derecho, ha detenido a 28 etarras y/o colaboradores con banda armada, entre ellos jefes de logística y recaudación. Que se han seguido juzgando etarras y que se les han impuesto las condenas merecidas. Que no se ha cedido en nada y que como dijo, no ha habido precio político alguno por mucho que se empeñarán los voceros de turno. Que la Fiscalía ha abierto muchos más procedimientos que en la anterior tregua y que la presión sobre los violentos no ha cesado con la detención de varios radicales abertzales.

Nuestra democracia corre peligro y no pretendo ser alarmista. No hablo de golpes de Estado ni de revoluciones, ni de pucherazos, hay formas más sutiles y menos comprometidas de aplastar el sistema, por ejemplo deslegitimándolo como se hace todos los días desde una emisora que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos. Los medios de comunicación afines a la causa, montados en el dólar y vendiendo por fascículos una miserable teoría, han conseguido volver a resucitar los odios guerra civilistas y el rencor entre españoles tras no poder digerir el ejercicio democrático de una mayoría de ciudadanos que decidieron mandar al Partido Popular a la oposición con toda su batería de mentiras.

Que en esas manifestaciones contra el gobierno, que no contra ETA, se haya agredido a periodistas de televisión española o que algún delegado del gobierno haya tenido que salir por piernas en medio de insultos, debe alertar a la mayoría de ciudadanos de bien para no tolerar, no transigir con estas actitudes fascistas y reaccionarias. Las banderas anticonstitucionales, los gritos que recuerdan soflamas del antiguo régimen, los rezos en público desde el púlpito de la plaza, no sé a vosotros, pero a mí me recuerdan a épocas donde el voto y la libertad estaban coartadas y los españoles vivíamos bajo el yugo de los grises y los militares.

Si un gobierno democrático como el nuestro debe pedir perdón por un atentado de ETA, yo no quiero pertenecer a este país ni me siento cercano a esas personas que dicen defender y amar por encima de todo a España, que me den de baja hoy mismo si esta es la nación que quieren estos radicales. El fin del terrorismo no les importa realmente, solo el fin del gobierno legítimamente elegido en las urnas.

Me entristece, me duele ver a amigos, compañeros, conocidos, a miles y miles de españoles volviendo a planteamientos del pasado, azuzando la convivencia, destrozando nuestros valores democráticos. No podemos permitir que ahoguen más la democracia española porque nos jugamos mucho, nuestro bienestar y de nuestros hijos. ¿O acaso no conocemos todos a jóvenes y adolescentes que tienen muy presente la figura de Franco y no precisamente para considerarlo un dictador? Algo está fallando.

En cualquier país democrático medios como La Cope estarían cerrados desde hace mucho tiempo y algunos periodistas, respondiendo ante un juez por sus tropelías. Porque la libertad de expresión no consiste en difamar, acusar de proterrorismo a quien no piense igual, deslegitimar a las instituciones democráticas, al rey, al presidente, al gobierno, a los jueces, a la policía. Los ciudadanos no podemos tolerar más estas cosas. Pacíficamente debemos decir "basta ya" y exigir a los póderes públicos que dejen de mirar para otro lado y actuen contra quienes dañen nuestra convivencia pacífica.

Hoy como otros días, las manifestaciones de la AVT podría haber sido suspendidas por incluir diversas apologías anti-constitucionales. ¿O no? Sin ánimo de comparar la humanidad de estos manifestantes con los de Batasuna, ¿qué diferencia hay entre las manifestaciones de la AVT y algunas de colectivos de presos de ETA? ¿Qué diferencia hay entre una bandera de ETA y una del sanguinario régimen franquista? ¿Qué diferencia hay entre aquellos que acusan al gobierno de la muerte de Iñaki de Juana y aquellos que acusan al gobierno de organizar la muerte de 192 personas?

No me resigno a ver a mi país engangrenado por aquellos que no aceptan el resultado de las urnas. No me resigno a ver como se destapan los odios del franquismo, la catalanofobia, la vascofobia, la progrefobia y un lenguaje que creíamos habíamos enterrado en esa transición que tanto dicen entender pero que poco o nada asumieron. No me resigno a volver a ver banderas del régimen en manifestaciones, ni a escuchar que el gobierno se rinde ante ETA, ni a acatar el pensamiento único y las prácticas antidemocráticas. Porque ellos proyectan su odio sobre los demás y nos acusan a nosotros, los que siempre hemos estado al lado de la libertad, de avivar odios con leyes como las de Memoria Histórica o el Estatuto Catalán. Excusas para tapar sus miserias y sus verdaderas intenciones.

Porque rendir un homenaje a las victimas del bando republicano y restaurar su dignidad no es reavivar ningún fantasma, es justicia social hacia un bando que no recibió los homenajes y las contrapartidas que disfrutó el bando de los ganadores; porque es una ley tan light, tan respetuosa con la memoria de unos y de otros que IU y ERC la votan en contra. Porque nadie se podría negar a homenajear a las victimas de ETA, ¿por qué negarse a lo mismo con las victimas de un dictador como Franco? ¿Hay victimas de primera y de segunda?

El Estatuto catalán no ha roto España ni la romperá, y como cualquier jurista sabe y conoce, jamás podrá burlar la Constitución porque el Tribunal Constitucional puede anular cuantos artículos sean anticonstitucionales y en cualquier caso, se ha hecho con un escrupuloso respeto para con las instituciones, la legalidad y la carta magna. Pero curioso es que se nieguen cosas para Cataluña que se aprueban para Andalucía o Baleares, incluyendo realidades nacionales y sistemas de financiación: catalanofobia y guerra civilismo puro y duro, el discurso de Blas Piñar recuperado en pleno siglo XXI y la negación 30 años después del Estado Autonómico, esos son los verdaderos problemas de nuestra derecha.

No aceptan las reglas de juego constitucional y eso merece nuestra condena, nuestra repulsa y nuestra movilización. No toleremos estas actitudes, no volvamos al pasado. Me dirijo principalmente a la izquierda de este país, tan inconformista y desmovilizada, incapaz por momentos de reaccionar si no nota un pie encima de su cuello. Leedme amigos, hoy nos están pisando el cuello y el alma. Respondamos a la violencia, a la acusación, a la intransigencia, y hagámoslo con determinación pero con respeto, con tolerancia, con convivencia, demostremos que nosotros sí aceptamos las reglas del juego y son ellos quienes están al margen de la democracia. Movilicémonos todos, aunque sea intelectualmente y defendamos los valores constitucionales que ellos tanto desprecian.

Censuremos, combatamos con dignidad, con la palabra, con la razón, la nube de odio que recorre España. Hagamos un último esfuerzo para no tener que arrepentirnos de pasar por alto las tropelías del franquismo y haber aceptado que los verdugos y sus comparsas no recibiesen castigo ni justicia. Homenajemos el espiritu de la transición y defendamos nuestro país y nuestra convivencia de esta gentuza intolerante y fascista que si pudiera, nos volvería a meter en campos de concentración.

Defendamos la memoria y la dignidad de las víctimas del 11-M. No permitamos que se haga periodismo incendiario con los muertos, que se arrinconen las instituciones, que se ponga en duda la humanidad del gobierno, que respeten la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, del Poder Judicial y de todo aquellos que trabajan honradamente por este país. Nosotros no tenemos la culpa de que el señor Aznar decidiese mentir a los españoles cuando aún estabamos recogiendo cadáveres.

Nosotros no podemos aceptar que quienes tenían toda la responsabilidad en aquellos días la exijan a quienes entonces no tenían el mandato popular. Nosotros nos manifestamos el día 12, con ellos, contra el terrorismo, no contra el gobierno. Y solo cuando era evidente que el señor Acebes nos engañaba mientras nos llamaba miserables, solo cuando Europa y el mundo entero afirmaban la autoría de Al-Qaeda reafirmando las lineas de investigación que nos ocultaban, salimos a la calle a pedir la verdad.

Hoy ellos se han manifestado frente a las sedes del PSOE pero por motivos bien repugnantes, en su derecho están a pesar de todo, como nosotros ejercimos el derecho de protestar ante una sonrojante mentira y mandar a la oposición a un gobierno que daba la espalda a los ciudadanos. Hoy los que se quejaban de que a Aznar se le llamó asesino, han gritado esto mismo a Simancas y Zerolo, sin ningún tipo de pudor. En Ferraz se han pasado un buen rato insultándo y pidiendo dimisiones. Los trabajadores de RNE y TVE han recibido insultos, empujones y escupitajos de muchos miembros de esta marcha. ¿Puede dar esta gentuza lecciones de algo?

Es nuestra responsabilidad, nuestro deber ciudadano, responder pacíficamente ante estas provocaciones. Sin violencia, con respeto, pero con contundencia. En movilizaciones, en el día a día, en el trabajo, en el instituto, en la mesa con la familia. No nos callemos ante los desmanes de una derechona que se ha quitado la mascara y que amenaza con llevar el país al caos más absoluto. Apostemos por la paz y por la convivencia. Y sobre todo, que todos los españoles de bien pongamos donde corresponde a estos señores, en las urnas, como nuestra constitución refleja, allí es donde tendremos que culminar nuestra defensa de las instituciones democráticas. Sin división, sin excusas, sin playas, sin siestas. Esos días, nuestra obligación es movilizar nuestro voto.

El gobierno de España, legítimamente elegido en las urnas, votado en mayoría por los ciudadanos españoles en libertad y garantizados nuestros derechos constitucionales, legalmente constituido en el Congreso de los Diputados en base a la sobería popular, tiene todo mi apoyo y todo mi aliento para proseguir con sus funciones ejecutivas y legislativas, para tratar de acercarnos cada día a la derrota del terrorismo con absolura confianza, para llevarnos al fin de la desidía y la sinrazón, en mi nombre sí cuantas veces haga falta. Respeto y dignidad por el gobierno, por las instituciones, y en definitiva, por todos los españoles, sean del color que sean. Adelante Zapatero, adelante la democracia.

Anónimo dijo...

Hablo desde la indignación que me ha producido la reacción de este atentado y tengo que puntualizar lo siguiente:

1) Zapatero no es responsable en absoluto de este macabro atentado, cuya responsabilidad es unicamente y absolutamente de ETA

2) Zapatero ha hecho lo que debía de hacer ,el diálogo ha sido siempre necesario, las condiciones del diálogo han sido las correctas y no ha habido ninguna concesión pues ETA no cumplió con las condiciones impuestas por el gobierno.

3) Debemos pese a todo seguir luchando por la paz ,pese a todos estos contratiempos y pese a la cabezonería del partido en la oposición.

Me alegro de que exista una conciencia general en contra de la manipulación y la mentira de muchas organizaciones derechistas.
¡Derrotemos en las urnas a todos ellos!

Anónimo dijo...

es indignante y vergonzoso como pueden creerse el veneno que sueltan por la boca...

Eta pactó y dialogó con AZNAR hasta en 8-9 ocasiones (constatadas por sus periódicos El Mundo y ABC (hemerotecas)) y Rajoy estaba en ese gobierno...

¿Ahora que nos anda diciendo? En fin... confío con que la gente vuelva a ser sabia y no se dejen engañar.

Anónimo dijo...

Como no podía ser de otra manera, de nuevo el PP aprovecha un atentado de ETA para desgastar al gobierno. Y que esperábamos??.
Hasta el día de hoy y desde que el PP está en la oposición, ha habido por parte de ellos un argumento que no sea el No a todo???.
Ahora se apoya en la extrema derecha para su cometido, en los nostálgicos del franquismo.Esos son los que tanto defienden la inmobilidad de la Constitución, cuando la mayoría ni la votó, los "demócratas de toda la vida" cuando lo son por obligación y para aprovecharse del estado de derecho. Ellos, los que llamaban "pancartero" a Zapatero y ahora hablan desde la calle, no para manifestarse y condenar el atentado de ETA, se manifestan contra el gobierno culpándolo de todos los males. Tienen sus títeres instalados en asociaciones, medios de comunicación y en todos los estamentos de la sociedad con el único fin de desgastar al gobierno con demagogias baratas, mentiras e insultos que la sociedad no debería aceptar.
No es alarmismo pero ese mensaje "cala" en la sociedad.

Anónimo dijo...

Se me caen las lágrimas al ver a mi país así, soy joven y no doy crédito a lo que pasa, es increible, el PP ha conseguido lo que queria: dinamitar España, radicalizarla y deslegitimar a un gobierno democrático.

Anónimo dijo...

Si hubiese más ciudadanos como tú estos residuos del franquismo estarían escondidos en sus madrigueras, pero como desgraciadamente la izquierda española es así de mediocre siempre terminarán pintandonos la cara.

La extrema derecha de toda la vida, no desapareció nunca, simplemente se ha asimilado en el PP. De esta gente creo que no se puede esperar nada bueno.

En contra de lo que mantienen los voceros de la derecha, el atentado no va a acabar con Zapatero, antes al contrario. Ahora en adelante el Gobierno tiene el esquema habitual de detener y encarcelar terroristas y la gente apoyando e idolatrando al Ministro de Interior.

Curiosamente durante la tregua se ha hecho eso mismo, pero los rumores tipo "si estan negociando es que el gobierno esta cediendo cosas con ETA ..." son mas poderosos que la misma realidad, por desgracia. Una idea emocional siempre se impone a otra racional, entre gente poco informada/preparada.

Tampoco entiendo de los comentarios que he leido que decepcionara Otegi ¿de verdad esperabais algo de él?

En Irlanda se pudo avanzar porque los dirigentes del Sinn Feinn le dijeron basta al IRA, de momento Batasuna no tiene la fuerza ni el peso ni la valentía de decir basta a ETA, siempre la sigue como un caniche.

Anónimo dijo...

Durante años cuando debatíamos con ellos oíamos su mensaje de odio matizado, enmascarado, disfrazado, pero sabíamos que estaba ahí latente con su misma radicalidad, violencia sectaria, etc. Cuando tuvieron la oportunidad de llegar al poder gracias a la traición de una parte de la falsa progresía de amigotes, socioslistos, enchufados y trepas, que pusieron en bandeja el gobierno al rodillo propagandístico de la ultraderecha mediática; creímos que se habían calmado, suavizado en sus planteamientos ideológicos, pero cuando finalmente fuimos descubriendo como habían vuelto a las andadas con el acto final de la infamia del 11 al 14-M, ya era tarde. Y aunque el dolor que les produce no tener en sus manos el poder ha puesto al descubierto todas sus antiguas y ahora recuperadas mentiras, manipulaciones, insultos e incluso agresiones; hemos visto como han tomado la calle y los medios de información gracias a que nuevamente el empresariado franquista y la iglesia católica (traicionando al pueblo al que debería servir), junto con el funcionariado que no tuvo que rendir cuentas durante la transición en aras a la reconciliación nacional, les han puesto su capital y su capacidad de organización al servicio de la propaganda del odio, el guerra civilismo y la división entre españoles. Hoy hemos podido ver cuales son sus verdaderas intenciones; insultos al gobierno, banderas falangistas y franquistas, acoso y agresión a medios de comunicación públicos. Y aunque sabemos que en realidad son una minoría, no nos podemos dejar vencer por la pena y la desidia, por la rutina consumista, y mucho menos por el miedo; y debemos todos juntos de forma civilizada y pacífica (no hay que hacer caso a grupúsculos que bajo el falso disfraz de la izquierda y el progresismo no son más que radicales que buscan alterar el orden establecido azuzados por la ultraderecha), con la palabra y la razón, con la alegría y el amor a la vida, abrazar la resistencia civil contra estos ejércitos del odio y la sinrazón que quieren poner de nuevo a los pueblos de España de rodillas, destruyendo la democracia y el estado de derecho.

Anónimo dijo...

La ofensiva de la extrema derecha de la que pretende aprovecharse el Partido Popular (ya que ellos asumen el voto franquista) es cada día mas descarada. La presión de sus perros mediáticos sobre la opinión pública intenta forzar un vuelco en las próximas elecciones y yo me pregunto ¿cuando vamos a darnos cuenta todos los demócratas de que la democrácia esta en peligro de ser adulterada para que siempre manden ellos?. El pueblo español ha sido sensato hasta ahora pero el odio que se está sembrando no se puede menospreciar. ¿Cómo podemos responder los demócratas? ¿Cómo organizarnos?

Anónimo dijo...

Si alguien tiene la edad suficiente como para recordar Madrid hace 30 años se dará cuenta que los que se manifestaban y entraban en los bares obligando a cantar el "cara al sol" son los mismos que se manifestaron con la AVT, pero con 30 años más.
El atentado ha sido monstruoso y el gobierno ha reaccionado como debía. De todas formas mis esperanzas, aunque agonizantes, no estan muertas. Habrá que esperar sucesos en los próximos días.

Anónimo dijo...

Pero, ¿es que alguien esperaba otra reacción al atentado por parte de los mismos que gobernaban cuando el 11-M?
Pero por mucho que el aparato mediático de la derechona azuze a sus incondicionales contra ZP, no van a conseguir ni de lejos la movilización de los españoles como en aquellas fechas, simplemente porque este gobierno es honesto y la mayoría aprecia la diferencia entre la honestidad y la mentira.
Me causa bochorno ver a gente con banderas franquistas exigiendo al presidente del gobierno que pida perdón por un atentado de ETA, ellos que no saben lo que es pedir perdón...cuanta hipocresía.

Anónimo dijo...

¿Que la derecha no se alegra con este atentando? ¿No lo ha dicho nadie todavía? Pues lo digo yo: LA DERECHA SE ALEGRA CON ESTE ATENTADO. Pero, hombre, con las actitudes que están manteniendo, ¿de qué nos podemos sorprender? Si son capaces de achacar 200 muertos a un gobierno legítimamente elegido, 200 muertos consecuencia directa del "buen hacer" de su anterior/actual jefe, mr. ansar, a base de mentir, conspirar, atacar instituciones... ¿Por qué se van a cortar con dos "muertecillos de nada?, si además, son "ecuatas".
Te digo yo que se alegran. Ya lo han conseguido, ZP no ha acabado con ETA; pero grandísimos hijos de p.. si en parte ha sido culpa vuestra: ¿dónde ha estado vuestro apoyo al deber del gobierno de acabar con la violencia? Vosotros sí lo tuvísteis. Sois lo peor.
A pesar de todo creo firmemente que este país es cada vez más maduro políticamente y sabremos responder en las urnas.

Anónimo dijo...

La democracia los pondra en su sitio. Movilicemonos para pedir honradez politica y que se actue contra la difamacion y la mentira.MANIFESTACION PACIFICA DE APOYO AL GOBIERNO DEMOCRATICO.
Zapatero ánimo, es un momento duro pero somos muchos los que por encima de ideologias te apoyamos Es el modelo de presidente que ansiabamos, que ansiara Europa.
Tiene que saberlo que estamos con el, que somos la mayoria .
La mayoria no es extremista no apoya a los asesinos, no apoya a los que pretenden sacar rédito de los atentados

Anónimo dijo...

Esto es preocupante, seriamente preocupante, es la actitud de la derecha pepera. Viendo sus conclusiones, sólo nos falta oir que la bomba de Barajas la puso Zapatero.
Son unos inmorales, unos seres viles,afirman estas barbaridades sin pruebas y si les dices que eso no es lo que dice el sumario (11-M) te dicen que los jueces prevarican.
Así¡se cargan el Estado de Derecho! Como no han sido democrátas en su vida, no saben que en las democracias hay que aceptar lo que digan las urnas, no lo que ellos quieran, por eso se inventan las extrañas teorías del 11-M...
Y luego sale "DON TRISTON RAJOY" diciendo que Zapatero¡vuelva al Estado de Derecho! como si se lo estuviera saltando.

Anónimo dijo...

Creo que ellos tienen mucha facilidad para movilizarse, hay que parar esto, sinceramente hay que ponerlos en su sitio, vamos que estoy cansado de esta gente por Dios, estoy cansado de que lo manipulen todo, de que aprovechen circunstancias como el atentado para seguir machacando al gobierno, hay que pararlos ya.

Anónimo dijo...

No podemos olvidar que el P.P. llegó al poder usando una conjura de varios medios de comunicación que posteriormente confesaría el propio Ansón. La explicación de su vergonzosa actitud radica en que les salió bien en aquella ocasión y quieren repetir

Anónimo dijo...

En 1936 el general Mola,cerebro logístico de la sublevación militar contra la II República Española recomendaba: [...] Hay que sembrar el terror, dejar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros....

Hay emisoras que están sembrando, no el terror, pero si el odio, y enmedio están algunos obispos.¿será que tampoco saben perdonar a los que ganaron legítimamente en las urnas?

Anónimo dijo...

Hay que movilizar el voto de izquierda! no permitamos que esta gentuza vuelva a gobernar! ahora más que nunca, cada voto es necesario! será la única forma de bajarles los humos!con una segunda legislatura de izquierdas!

Anónimo dijo...

LA PRENSA CONSERVADORA RESPONSABILIZA A ZAPATERO DEL ATENTADO


José Antonio Zarzalejos, director del diario ABC, titulaba con el calificativo de “Desolador” su artículo dominical en la sección La Tercera. Zarzalejos afirmaba que “José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido (…) en un político temible, poseído de una soberbia cegadora e inabordable intelectualmente desde los más elementales argumentos de conservación de la integridad del sistema democrático”.

Antidemocrático

Tras estas durísimas críticas, Zarzalejos sugería una supuesta incompatibilidad del presidente con el sistema democrático: “Algo nuevo (…) se pudo extraer de la frialdad del jefe del Gobierno: la confirmación de que se trata de un político (…) sin la sintonía necesaria para ejercer el Gobierno con la fiabilidad habitual en un régimen democrático”

Irresponsabilidad

El editorial del diario El Mundo arremetía directamente contra la persona del presidente al titular su artículo como “¿Aprenderá alguna vez la lección este presidente irresponsable?”. El Mundo condenaba la supuesta incompetencia del presidente y del ministro de Interior y apelaba a la ciudadanía: “Cabe preguntarse en qué manos estamos cuando tanto el presidente como el ministro de Interior (…) han demostrado una ignorancia tan absoluta respecto a los planes de la banda” (…) Estamos ante un caso claro de irresponsabilidad política que los electores deberían castigar”.

¡Váyase, Sr. Zapatero!

Por su parte, en el diario La Razón sobresalía el artículo de Alfonso Ussía. Con el título de “Fuera, fuera, fuera” –un “¡Váyase!” actualizado- el columnista lanzaba un furibundo ataque contra el presidente: “El que pretendía convencer a la ETA de que matar, herir, explosionar bombas, secuestrar y chantajear son cosas muy feas y traviesas. (…) El que pretendía terminar con un partido de la oposición antes que acabar con una banda terrorista. (…) Usted ha apostado por la ETA y la ETA le ha respondido con la realidad. En una nación de segunda o de tercera sensibilidad democrática, su presidente, principal culpable de la atroz irresponsabilidad, ya habría dimitido. Hágalo ya, Zapatero. Fuera, fuera y fuera. Por incompetente, por manipulador, por mentiroso, por soberbio y, permítame que se lo escriba, por tonto. Fuera, elecciones libres, y que hable la ciudadanía”.

Desgaste

Estos artículos conforman un conjunto de acusaciones, improperios y exigencias que sitúan en el día de hoy a Zapatero como el principal culpable de todo lo sucedido, así como, de paso, causante de todos los males de los que aqueja la nación. Una actitud que bien puede interpretarse como un paso más en la acción de desgaste del Gobierno que los medios conservadores –amén del principal partido de la oposición- llevan ejerciendo desde que el Partido Socialista comenzara esta legislatura.

Anónimo dijo...

La izquierda ha gobernado con mayoría absoluta tres veces:
En 1936, cuando consiguió movilizar el voto Anarquista, en 1982, cuando consiguió movilizar el voto extraparlamentario, y en 2004 cuando consiguió movilizar el voto de los engañados ¿Alguien sabe cuando volverá a gobernar la izquierda?.

Anónimo dijo...

Un enfermo como Alcaraz no puede ser el referente de una asociación digna. Tras él andan los pordioseros capaces de todo sin el menor escrúpulo. Salgamos todos a la calle a dar otra lección a estos nostálgicos de no se sabe qué, porque si les preguntas no son capaces ni de explicar lo que está pasando.

Anónimo dijo...

La ruptura de la tregua y sus consecuencias políticas

G. Buster. www.sinpermiso.info



El 30 de diciembre ETA rompió su “alto el fuego permanente” con un coche bomba en la Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid que causó importantes daños, decenas de heridos y dos muertos. Con este atentado se ponía fin a más de tres años sin victimas mortales y a nueve meses de lo que ha resultado ser solo una tregua en la actividad de ETA.

El proceso de paz en Euskal Herria se encontraba bloqueado y las encuestas del Gobierno vasco mostraban que el 64% de los ciudadanos vascos temía un atentado de ETA. Pero la bomba de la T-4 en Madrid pilló por sorpresa al Gobierno– “en un año estaremos mejor que hoy”, había dicho Zapatero el día antes tras el último consejo de ministros del año- y a la dirección de Batasuna, como reconoció abiertamente Joseba Alvarez en Radio Euskadi: “yo creo que eso no se lo esperaba nadie”.

De hecho, reinaba un cierto ambiente de optimismo después de que el Ministro Rubalcaba hubiese confirmado que representantes del Gobierno y de ETA se habían reunido el 14 de diciembre “con el objetivo de intentar desbloquear el proceso de paz”. El Gobierno habría podido “verificar la voluntad de ETA de mantener el alto el fuego”, según la prensa vasca, y Zapatero así se lo comunicó a Rajoy en su entrevista del 22 de diciembre. Es más, al parecer, Gobierno y ETA habían quedado para una nueva reunión a finales del mes de enero o comienzos de febrero.

La cuestión política clave era la participación de la izquierda abertzale en las elecciones municipales de marzo. Batasuna y el Gobierno mantenían un duro pulso sobre cómo se produciría la legalización de las candidaturas de la izquierda abertzale –o superándolo, o en el marco mismo de la Ley de Partidos heredada del Gobierno Aznar-, pero nadie dudaba, empezando por Batasuna, de que esa participación se produciría. Con ella, la izquierda abertzale se legitimaría como interlocutor político para la mesa de partidos que, junto a los contactos del Gobierno con ETA, constituía la segunda pata del proceso de paz.

El plazo para la presentación y legalización de las candidaturas de la izquierda abertzale hasta finales de febrero era por lo tanto el margen temporal para continuar con un duro tira y afloja negociador. Un pulso que incluía además otras condiciones para que el proceso pudiera seguir avanzando, simultánea o posteriormente, como el acercamiento de los presos, la situación de los macro-sumarios contra los medios de comunicación o los movimientos sociales ligados a la izquierda abertzale, la excarcelación de presos de ETA cumplidas legalmente sus penas (con la huelga de hambre de De Juana Chaos como espada de Damocles). Es decir, las condiciones para una actividad política democrática de la izquierda abertzale. Mientras tanto, ésta aumentaba la presión por su parte con una importante movilización social y un incremento de la kale borroka frente a lo que consideraba el bloqueo del proceso por un Gobierno que se jactaba públicamente de haber hecho menos concesiones que Aznar en su momento.

¿Por qué el atentado?

La cuestión es, por lo pronto: ¿por qué puso ETA la bomba el 30 de diciembre?

La primera respuesta de Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna, el mismo día 30 por la tarde, tras expresar su “solidaridad humana” con las victimas, fue que el proceso de paz “no esta roto y es más necesario que nunca”, y que era necesario “reconstruir las condiciones que permitan estabilizar de manera definitiva el proceso”. Acusó al Gobierno Zapatero de “no haber hecho un solo gesto en nueve meses de tregua”, pero que el atentado, “no nos retrotrae a un escenario anterior al 24 de marzo” (fecha de la declaración del “alto el fuego permanente” de ETA).

Las declaraciones de Otegi parecían responder ante todo a dos prioridades de la dirección de Batasuna: evitar una escisión en sus filas y una ruptura con ETA –y muy probablemente, una escisión en la propia ETA- cerrando filas, e intentar mantener el proceso sobre la base del ejemplo del proceso de paz irlandés. Lo primero, de ocurrir, suponía el fin del proceso mismo al desaparecer el interlocutor político de la izquierda abertzale; lo segundo, no dejaba de ser un intento desesperado de mantener la legitimidad como interlocutor de la propia ETA a partir de una analogía de imposible aplicación en el Estado español, dada la correlación de fuerzas impuesta por la movilización masiva y continua de la derecha social y política contra el proceso de paz.

Enseguida se hizo patente que, como había ocurrido en el primer proceso de paz alrededor de los contactos de Argel en 1989, el aparato militar se había acabado imponiendo a la dirección política de ETA. Bien para introducir el espectro de nuevas victimas mortales y la derrota electoral del PSOE como consecuencia, bien para cerrar el proceso de paz una vez más –como en el proceso de Argel en 1989 o el de Lizarra en 1999- constatado que implicaba un viaje sin retorno para la propia ETA en ausencia de un cambio cualitativo del marco político-estratégico de su lucha. Lo que el Barne Buletina de la organización había definido ya en marzo de 1993, al concluir el balance del primer proceso de paz, como el “síndrome de Argel”.

La analogía irlandesa, a la que parecían referirse las declaraciones iniciales de Otegi, era el atentado con un coche bomba en el barrio londinense de Docklands el 9 de febrero de 1996, que había roto la tregua del IRA de 1994, ocasionando dos muertos y cientos de heridos. Un boletín interno de ETA del 2001, al hacer balance del proceso irlandés, señalaba que ello había permitido más tarde llevar el proceso de paz a un nuevo escenario.

Los tres avisos de ETA previos al estallido del coche bomba en la T-4 de Madrid hacen suponer que su objetivo no era causar victimas mortales, sino graves daños materiales. La ausencia de victimas mortales había sido uno de los argumentos fuertes de Zapatero para solicitar del Congreso de los Diputados el apoyo para el diálogo con ETA en mayo del 2005 –su principal escudo institucional frente a la contraofensiva del PP. Pero como dijo Gaspar Llamazares, “quien juega con fuego, se acaba quemando”. La muerte de dos emigrantes ecuatorianos –paradigma de víctimas inocentes y ajenas al conflicto vasco- hacía imposible cualquier analogía irlandesa.

Por otra parte, los casi doscientos kilos de material explosivo abandonados en Atxondo por ETA alimentaban las tesis de quienes interesadamente defendían que el objetivo del nuevo sector dominante en ETA era lanzar una ofensiva en toda regla que cortase de raíz el proceso de paz.


La consecuencia inmediata, en cualquier caso, es que el pulso político sobre la forma jurídica de la participación electoral de la izquierda abertzale había quedado saldado a favor de mantener su ilegalización, como había venido exigiendo Rajoy antes del atentado. La movilización y preparación de la izquierda abertzale para las elecciones se cortó en seco. Como las campañas de solidaridad por las condiciones democráticas del proceso de paz, tanto en Euskal Herria como en el resto del Estado español. Y por si había alguna duda, el acto previsto el 6 de enero de apoyo a los presos vascos, organizado por el nuevo Movimiento pro Amnistía en el velódromo Anoeta de Donosti, era prohibido por la Audiencia Nacional y reprimido por la policía.

La falta de aviso formal previo del fin de la tregua por parte de ETA –a diferencia de ocasiones anteriores—, la sorpresa de la dirección de Batasuna, su reafirmación de la estrategia de Anoeta y su negativa a dar por concluido el diálogo con ETA y el proceso de paz en curso hasta ese momento, parecen apuntar en definitiva a que un sector de ETA ha sido incapaz de aguantar la tensión política de la negociación y ha cometido con este acto terrorista un grave error político.


La reacción del Gobierno y la campaña del PP

Las primeras reacciones por parte del Gobierno, más allá de la sorpresa, reflejaron en seguida el debate en curso sobre qué hacer tras el atentado.

Zapatero compareció pocos minutos después de hacerlo Otegi, confirmada la falta de condena formal por parte de Batasuna y su defensa del proceso. Tras constatar que “no se cumplen las condiciones de la resolución parlamentaria de mayo”, informó que había “ordenado suspender todas las iniciativas para desarrollar el diálogo” con ETA. Pero desde ese momento mantuvo una ambigüedad semántica sobre el proceso de paz, distinguiéndolo del fin de la violencia como condición previa para una nueva “aproximación del Gobierno al diálogo” con ETA. Esa ambigüedad aparece también recogida en el comunicado emitido al día siguiente por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.

La ambigüedad, que parecía querer mantener un horizonte de esperanza para repensar el proceso de paz en las nuevas circunstancias políticas, fue inmediatamente detectada por el PP. Rajoy había comparecido ante los medios antes que Zapatero para exigir el fin del diálogo con ETA, la persecución de la izquierda abertzale y la completa sumisión del Gobierno al Pacto Antiterrorista PP-PSOE heredado del período Aznar, en los mismos términos que tras la reunión con Zapatero del 22 de diciembre. Pero después de la comparecencia de Zapatero, el portavoz de interior del PP, Astarloa, exigió una “declaración formal de ruptura” del proceso de paz, no su “suspensión”, y la autocrítica por la “manifiesto fracaso de su política antiterrorista”. Los medios de comunicación de la derecha inmediatamente recogieron la nueva línea de Astarloa.

Durante 48 horas, la ofensiva mediática del PP definió el marco de las posiciones del resto de las fuerzas políticas. El Gobierno Vasco, con el apoyo de los consejeros de las tres fuerzas políticas que lo componen, mantuvo no solo la ambigüedad, sino la necesidad política de mantener el proceso de paz. Aunque Ibarretxe era contradicho públicamente por Imaz, portavoz del PNV, que daba por acabado el proceso de paz, exigía la condena formal de Batasuna del atentado –haciéndose eco de la Ley de Partidos- y al fin del diálogo con ETA, de la que ya solo cabía esperar su disolución. Pocos días después se sumaba a esta postura Patxi Zabaleta, coordinador de Aralar, con mayor contundencia si cabe. Durán i Lleida, portavoz de CiU en Madrid, se ofreció como ministro, primero al PSOE, y después, al PP. ERC se alineó inicialmente con las tesis de Otegi, para aceptar después la disciplina del Tripartito catalán de apoyo incondicional a Zapatero. IU, con la mayoría de Llamazares apoyando a Zapatero, se encontró con posturas de algunos sectores del PCE que parecían añorar la estrategia de las “dos orillas”.

Esa ofensiva del PP vino acompañada de una crítica frontal a Rubalcaba y a su gestión del diálogo con ETA. ¿Cómo era posible que las fuerzas de seguridad no hubieran detectado nada, que las conclusiones de la reunión con ETA del 14 de diciembre hubieran sido tan distintas en sus previsiones de los hechos? Pepe Blanco, secretario de organización del PSOE, hacía frente –en ausencia de Zapatero y de la portavoz del Gobierno, Maria Teresa Fernández- a la ofensiva del PP, exigiendo unidad antiterrorista a todos los partidos y asegurando que las palabras de Zapatero no contenían ninguna ambigüedad en cuanto al fin del proceso de paz y sí la voluntad de autocrítica. Mientras se acumulaban las declaraciones y presiones de los barones territoriales del PSOE y de algunos ministros para una definición mas dura en el mismo sentido, en algún caso exigiendo la vuelta al consenso antiterrorista con el PP, como defendía el ex ministro de defensa Bono desde muchos meses antes.

Según distintos confidenciales de prensa, Rubalcaba exigió de Zapatero el fin de toda ambigüedad y compareció el 2 de enero para asegurar que la polémica alimentada por el PP era falsa, porque el proceso de paz, no solo el diálogo con ETA, estaba “roto, liquidado y acabado”. Que el martes 9 de enero comenzaría una ronda con todos los partidos políticos para conocer su posición ante la situación y sus propuestas para la política antiterrorista del Gobierno. Con ello tomaba directamente la iniciativa política frente al PP y trazaba las líneas generales de una estrategia antiterrorista más allá del Pacto Antiterrorista PP-PSOE, al abrirse al resto de los partidos políticos, incluidos los nacionalistas, sobre la que sustentar la política de represión selectiva sobre ETA –que nunca había cesado- y también un nuevo ciclo de represión de la izquierda abertzale, acorralada entre la kale borroka y la escisión.

La campaña del PP combinaba ya elementos extraparlamentarios -como la convocatoria de concentraciones por parte de la Asociación de Victimas del Terrorismo (AVT) en la perspectiva de una gran manifestación contra el Gobierno, y en las que reaparecieron grupos fascistas- con la agitación mediática. Pero abrió ahora un tercer frente, el parlamentario. Astarloa exigió de nuevo que fuera Zapatero quién diera personalmente por roto el proceso ante el pleno del Congreso de los Diputados, reunido de manera extraordinaria durante sus vacaciones. Al exigir el pleno y no la convocatoria de la Diputación Permanente , el PP estaba cuestionando directamente la legitimidad del Gobierno al exigir la aplicación de un artículo del reglamento previsto para casos de crisis institucional o guerra.

Zapatero, sin embargo, no reapareció hasta el día 4 de enero con su visita al lugar del atentado -donde seguían las tareas de búsqueda de una de las victimas bajo decenas de miles de toneladas de escombros-, para expresar en los términos más firmes su compromiso con el fin de la violencia y la consecución de paz, anunciar su comparecencia parlamentaria para construir el consenso de las fuerzas políticas y rechazar cualquier posibilidad de intimidación al Gobierno por parte de ETA. Pero no dijo nada más.

Soledad Gallego-Diaz, desde El País el día 5, resumía así las posiciones: “Parece evidente que siguen existiendo dos maneras de enfocar el fin de ETA. La que defiende el PP pretende alcanzar el fin de la violencia mediante la acción policial y judicial y exige cegar toda vía de diálogo. La estrategia de Zapatero ha sido otra, y probablemente seguirá siéndolo. El presidente sigue pensando, y trabajando, para lograr un fin dialogado de la violencia (…) Pero hace falta que explique a los ciudadanos por qué sigue en ese camino, aun sabiendo que no va a contar con el apoyo del PP, y que exponga las nuevas condiciones que exige a ETA y a Batasuna para ello”.


Un debate con cuatro posiciones

En realidad, en el debate político que estaba teniendo lugar, no había solo dos posiciones, sino al menos cuatro, con distintos matices en cada una de ellas.

La del PP cuenta con la ventaja de ser una continuación de la contraofensiva iniciada después del 14-M de 2004, incluidas las teorías conspiratorias sobre la participación de ETA en los atentados del 11-M, para deslegitimar al Gobierno Zapatero. El atentado daría la razón a la política antiterrorista definida por el Gobierno Aznar tras la ruptura de la tregua de 1999 y que se concretó en el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, la Ley de Partidos y la persecución judicial del conjunto de la izquierda abertzale a través de la doctrina Garzón. El Gobierno Zapatero debería ahora reconocer públicamente su error al alejarse de esta política abrfiendo un diálogo con ETA sin el consenso del PP. En realidad, el PP ha hecho del fracaso del proceso de paz el eje de su contraofensiva desde el 14-M, cercando al Gobierno e intentando limitar su margen de maniobra con una movilización extraparlamentaria, encabezada por la AVT , que ha sacado a la calle en Madrid a cientos de miles de personas en cinco ocasiones. La vía represiva y judicial contra la izquierda abertzale es a la vez su estrategia de acoso y derribo del Gobierno Zapatero. (Dentro de esta orientación están aquellos sectores del PSOE que siempre han condicionado cualquier política socialista en relación con el conflicto vasco a un consenso previo con el PP, dándole un derecho de veto en la práctica aunque sea en nombre de la eficacia. Y tras el atentado, han exigido, con Bono, “enseñar seria y democráticamente los dientes” a ETA o, de acuerdo con la doctrina Garzón, a ETA-Batasuna, demostrando una capacidad represiva igual o superior a la del PP para evitar el corrimiento de votos del centro hacia la derecha.)

La segunda gran opción es la que parece estar construyendo Rubalcaba. Una nueva política antiterrorista, en el sentido de que no espera contar con el consenso de un PP, que mantiene su dinámica de acoso y derribo del Gobierno Zapatero, pero si apoyada por el resto de las fuerzas políticas. Una política que en sus contenidos, como se ha encargado de subrayar Rubalcaba, implicaría la represión selectiva de ETA y la extensión de la judicialización del conflicto a toda la izquierda abertzale, sin grandes diferencias con la política antiterrorista del PP. La eficacia de esa acción represiva sería la garantía de la buena fe y capacidad del Gobierno. A esta postura parecen sumarse sectores tan dispares como Imaz del PNV o Zabaleta de Aralar, con la idea de que el aislamiento y derrota policial debe llevar a una autodisolución de ETA antes de cualquier legalización de la izquierda abertzale como sujeto político y única posible mediadora ya en temas como los presos. Patxo Unzueta daba cuerpo teórico a esta postura en El País el 4 de enero.

La tercera alternativa parece surgir de la ambigüedad calculada de Zapatero. Parte de un reconocimiento de que el atentado ha acabado con las condiciones institucionalizadas para el diálogo, pero se mantiene para un futuro no determinado un horizonte de proceso de paz que reivindique la línea seguida por el Gobierno hasta ahora. Aunque se haya hecho imposible la legalización de las candidaturas de la izquierda abertzale, no implica una nueva criminalización masiva de Batasuna y su entorno -contrarios mayoritariamente a la violencia según las encuestas-, para empujar definitivamente a una autonomía política de la izquierda abertzale respecto de ETA, de manera que más allá de la represión selectiva, sea este el precio político que tenga que pagar por la ruptura de la tregua. La deslegitimación como interlocutor de ETA no implicaría la de una nueva dirección autónoma de Batasuna. El horizonte de un proceso de paz se trasladaría así a una nueva legislatura.

Por último, la cuarta postura, defiende la necesidad de mantener el proceso de paz entendido como la creación de las condiciones políticas que lo hagan posible, el desarrollo de un movimiento social por la paz que articule un consenso para evitar retrocesos y bloqueos, y la adopción de medidas unilaterales, que incluyan la actividad legal democrática de la izquierda abertzale. Se trata en definitiva de evitar un nuevo ciclo de violencia-represión-violencia en Euskal Herria, que acabaría llevando de vuelta al PP al Gobierno central. Porque la experiencia ha demostrado que solo la deslegitimación política de la vía armada a través de alternativas democráticas, y no solo la represión policial, pueden superar las causas profundas de la existencia de organizaciones como ETA. La resolución democrática –dando la palabra a los ciudadanos— del conflicto nacional vasco debe ser el punto de partida para mantener una perspectiva de diálogo con ETA para su autodisolución. Como se ha demostrado, el mantenimiento en la ilegalidad de la izquierda abertzale refuerza el carácter incontrolable del aparato militar de ETA.

Se trata naturalmente de un esquema de posiciones, en una realidad cambiante de líneas no definidas, que contribuye y cambia con la correlación de fuerzas entre fuerzas políticas y la movilización de la opinión publica. El propio Zapatero, en sus conversaciones con los periodistas durante las celebraciones de la Pascua Militar el día 6, quiso cerrar la polémica semántica mantenida con Rubalcaba: “el proceso de paz tenía su fundamento en el diálogo y, por tanto, tras el atentado, llegó a su punto final”. Pero se reafirmó en la corrección de la orientación y metodología seguida por el Gobierno en el proceso de paz, definiendo el terreno de consenso en el PSOE. Su toma definitiva de posición se dará en la comparecencia el 15 de enero en el Congreso de los Diputados y en el debate que allí tenga lugar, el cual dejará sin duda marca para el resto de la legislatura y determinará el tono y el momento de las próximas elecciones generales.

La removilización de la izquierda

Durante la primera semana de enero, después del choque del atentado, el debate político ha sido un ejercicio de desconcierto, con una derecha volcada a la contraofensiva final contra el gobierno y unas izquierdas impotentes y sumidas en la pasividad. El resultado, en definitiva, de dos años y medio de gobierno minoritario del PSOE, en el que Zapatero ha intentado hacer una gestión “en frío” del mandato de cambio recibido el 14-M del 2004, apoyado en el impulso menguante del mayor ciclo de movilizaciones del post-franquismo de 2002-2004, mientras la derecha social y política se volcaba en una movilización extraparlamentaria e institucional sin precedentes.


La falta de iniciativa de la izquierda peso tanto como los escombros de la T-4 hasta el 5 de enero. Las primeras concentraciones de protesta en Madrid fueron convocadas separada pero paralelamente por la AVT y la Federación Española de Municipios y Provincias. La desventaja numérica de la izquierda en la segunda convocatoria acabó con intimidaciones por parte de piquetes de manifestantes de derechas, fascistas incluidos, ante la falta total de servicios de orden. El Foro Social de Madrid fue incapaz de encontrar el consenso para un comunicado llamando a la movilización. El peligro de desmoralización solo empezó a superarse cuando CC OO y UGT, con el apoyo posterior de IU y del PSOE, convocaron finalmente en Madrid una manifestación para el 13 de enero “por la paz y contra el terrorismo”, a la que se sumó la organización de emigrantes ecuatorianos que había previsto otra ese mismo día.

La bola de nieve de una cierta recomposición política de la izquierda frente a la contraofensiva del PP, empezó a hacerse sentir también en Cataluña a partir de la iniciativa de la Plataforma Aturem la Guerra , que había estado a la cabeza de las manifestaciones contra la guerra de Irak. Se constituyó la Plataforma “Sí al Procés de Pau” y se convocó otra manifestación de todas las fuerzas políticas para el 28 de enero. Montilla y el gobierno catalán de la Entesa se pusieron detrás de Zapatero.

Por su parte, el Gobierno vasco convocó directamente su propia manifestación también para el día 13 en Bilbao, “por la paz y el diálogo”, abriendo con el lema una polémica con el Partido Socialista de Euskadi y desatando el rechazo frontal del PP.

Los límites impuestos por la derecha

A la espera de la evolución de los acontecimientos, que estarán marcados por la movilización de la izquierda y el debate en el Congreso de los Diputados, los últimos días han vuelto a poner de manifiesto muchos de los problemas tácticos y estratégicos de las izquierdas en el Estado español que han comenzado a ser discutidas en Sin Permiso [véase: Búster I, Búster II, Búster III y Maurizio Matteuzzi].

El proceso de cambio social y político iniciado el 14-M del 2004 con la derrota de Aznar, tras el ciclo de luchas del 2002-2004, esta llegado a sus límites. En el terreno económico ha supuesto una continuación de las políticas neoliberales en muchos aspectos, matizados por un fuerte crecimiento económico y reformas para la extensión de prestaciones sociales gracias a la Ley de Dependencia. Pero el modelo económico sigue siendo prácticamente el mismo, basado en la construcción y el endeudamiento familiar, a pesar de no ser sostenible a medio plazo. La polarización de la renta nacional sigue perjudicando a los asalariados, que soportan el mayor índice de temporalidad de toda la UE , erosionando el voto de los sectores de centro, como han argumentando recientemente Toni Doménech y Daniel Raventós en El País el pasado 31 de diciembre.

El Gobierno Zapatero ha producido importantes avances en temas democráticos y de igualdad jurídica de los ciudadanos. Basta compararlo con el resto de los gobiernos de la UE en estos aspectos. Pero la estructura de un estado con distintas nacionalidades y la descentralización del gasto social hacia los gobiernos autonómicos ha vuelto a plantear con urgencia la mas importante de las cuestiones democráticas aun no resuelta, como es el modelo de estado. Es en este terreno de la reforma de los Estatutos de Autonomía, y del proceso de paz en Euskal Herria donde la correlación de fuerzas impuesta por la movilización de la derecha social y política tras el 14-M del 2004 ha impuesto unas “líneas rojas” que han frustrado el avance hacia un modelo federal de estado, avances democráticos mas importantes en la cuestión nacional y bloqueado el proceso de paz.


La falta de debate táctico y estratégico de cómo superarlas desde la izquierda para mantener y profundizar el cambio político y social iniciado en el 2004 es uno de los principales impedimentos. La gestión “en frío” del Gobierno Zapatero, con una izquierda social subordinada a acompañar institucionalmente las iniciativas parlamentarias de la izquierda política, no es capaz de superar los problemas de fondo que plantea la fuerte articulación social y política de la derecha después de los ocho años del periodo Aznar. Ha sido especialmente patente en los nueve meses del proceso de paz en Euskal Herria. De ahí la importancia política de los debates que están teniendo lugar y de la experiencia práctica que van a suponer para sectores significativos de la ciudadanía. Sin una política de izquierdas, claramente delimitada de las propuestas del PP -tanto en lo que se refiere al proceso de paz, como en relación con la estabilidad y seguridad laboral, la mejora perceptible del nivel de vida de la mayoría de la población tras años de perdida de poder adquisitivo-, no se podrá movilizar una mayoría social de izquierdas para ganar las elecciones y se abrirá el paso a una fuerte involución democrática con un gobierno del PP enfrentado los gobiernos de izquierdas autonómicos y dispuesto a asfixiarlos económicamente.


Pero todavía estamos a tiempo.