Visto el panorama un mes después, la verdad es que los murcianos
necesitamos un rescate más intelectual que otra cosa, en vista de que al
consejero económico Bernal no le parece que los millones que pide para
pagar vencimientos de deuda pública puedan ser considerados
intelectualmente un rescate. Ir a ver la luz, como ha hecho este verano
el antropólogo por la UCAM Ruiz Vivo en Tierra Santa, no implica la
iluminación de las cabezas de nuestros tan veteranos como desgastados
gestores populares. La traca final de agosto –con haber sido generoso el
mes en pirotecnias bochornosas tipo Latbus y cheques de la Católica
para el Óbolo de San Pedro– fue el traspaso de la tele autonómica al
juzgado de lo Social, adonde seguramente no irá el retén que queda de
enchufados por vena, que serán reubicados en algún reducto parasitario
de los que pueblan la administración regional. La traca incluye además
anuncio de restricciones para Onda Regional, donde resiste como puede un
grupo de buenos profesionales que nunca, desde que se creó la emisora,
se han merecido ese castigo de jefes y comisarios que los políticos les
han colocado.
Otro día hablaremos aquí más largo y tendido sobre los juguetes rotos
y los cadáveres que el ahora antropólogo cristiano y diputado regional
ha ido dejando en su accidentada carrera profesional y política, pero
está claro que la radio y la televisión regional y el mismo Valcárcel le
deben momentos impagables, tan dignos de estudios doctorales como de
los juzgados de guardia. El fiasco mayúsculo no va a ser para la peña de
ladrilleros y promotores de la caspa que componen GTM, cuya
compensación la pagamos todos, sino para los trabajadores de a pie de la
casa, que van a ser zarandeados con esa ligereza que la reforma laboral
ha propiciado. Desde este periódico les recordamos que Elpajarito.es
está abierto a sus aportaciones sobre ese grupito que decidía los
informativos al dictado o sobre los episodios de la caja tonta autóctona
que les venga en gana.
Cosas veredes en esta Región del caos, la desidia y la pandereta.
Desde el corte de luz por falta de pago en cuatro oficinas del Servicio
de Empleo y Formación –con el exconsejero Valverde al frente de
Iberdrola territorial– el mismo día del anuncio funeral de la tele
autonómica, al amigo murciano del Vaticano más retrógrado, quien, además
de semental, presume de realizar donativos millonarios desde una
institución a quienes las autoridades murcianas –en un vano intento por
ganarse el cielo– han regalado los bienes y el patrimonio de todos a un
visionario de los negocios que en su día tuvo que salir por pies de
España, aunque ahora se empeñe en disfrazar su exilio con una misión
pastoral que no excluyó la función reproductora.
La maquinaria propagandística con la que se sustenta desde hace tres
lustros el poder político que ha acabado arruinando a esta Región –con
la bien pagá complicidad de los periódicos– se empeña en vender como
éxitos sonados fracasos como el la política turística –patético Ujaldón
desmintiendo estadísticas, siguiendo al guía Bernal desmintiendo a los
economistas– y, en el colmo de la desvergüenza, emitiendo insulsas notas
de prensa sobre supuestos logros en la atención de las personas
mayores, en la mejora de las redes tecnológicas y hasta en la creación
de un título oficial de FP de técnico de fútbol, que es lo que nos
faltaba. Las cortinas de humo y las maniobras de distracción se han
hecho norma fija en San Esteban para la protección de Valcárcel, cuya
imagen de hermosomío entre las abuelas se desvanece ante la
extraordinaria progresión de su incompetencia, que bien podría ser ya
objeto de un manual para votantes desavisados.
El fin del verano no parece que vaya a enfriar los ánimos a pesar del
creciente desaliento que, a base de palos, recortes y manos a las
carteras vía impuestos, está extendiéndose entre las clases populares
(con perdón), sino que, en vista de los fiascos pendientes –aeropuerto
de Corvera, intervención de facto de la Comunidad, impago a
dependientes, etc.– y de las investigaciones judiciales en marcha
–Cámara, sin ir más lejos–, predicen un otoño más que movido.
En efecto, el rescate necesario es intelectual, que los murcianos
despierten de ese letargo anestésico que, a base de eslóganes huecos,
pancartas y propaganda para bobos, los dirigentes políticos han ido
inoculando como un veneno en la gente. Se trata de recuperar, al menos,
la dignidad de ciudadanos y de enviarles a sus casas y, en su caso, a
los tribunales. Estaremos en ello.