MADRID.- La difusión del virus de la peste porcina africana (PPA) a través
del jabalí en Europa evidencia la falta de una estrategia coordinada de
gestión de la fauna y los científicos deben ser parte de la solución junto con otros legisladores y ejecutivos de la fauna en Europa, según 25 expertos de toda Europa y que recoge www.eldiario.es
Cuando hablamos de
peste porcina africana
en España rememoramos situaciones de un pasado no tan lejano en el que
nuestro país sufrió las consecuencias sanitarias y económicas por una
enfermedad que desde 1960 afectó duramente a las poblaciones de cerdos y
jabalíes durante más de tres décadas. En la actualidad el virus se ha
propagado a países de Europa oriental y el brote en el sudeste asiático,
que afecta a
China, como el mayor productor mundial de carne de cerdo, es uno de los mayores que jamás haya existido.
Las
implicaciones económicas por la enfermedad en la industria del cerdo en
un mundo globalizado y la falta de una gestión coordinada de la fauna
silvestre, con el aumento de poblaciones de jabalíes en su entorno
natural, aconsejan afrontar el problema de forma global. Y ante todo,
con soluciones basadas en las evidencias científicas, como proponemos un
total de 25 científicos europeos en un manifiesto
publicado en la revista Science.
Existe un clamor creciente en el mundo científico sobre
que algo falla con la toma de decisiones sobre la fauna silvestre. La
difusión del virus de la peste porcina africana (PPA) a través del
jabalí en Europa evidencia la falta de una estrategia coordinada de
gestión de la fauna, y por tanto la incapacidad de abordar
preventivamente los conflictos asociados a unas poblaciones crecientes.
Conflictos entre humanos y animales
Europa
ha experimentado profundos cambios socioeconómicos y ecológicos durante
el último siglo, lo que ha llevado a una fuerte disminución de las
tierras agrícolas -mientras se incrementó la disponibilidad de algunos
cultivos "preferidos" por la fauna, como el maíz-, el aumento de las
zonas forestales y las tierras en barbecho.
La fauna,
en su mayoría mamíferos grandes, ha reaccionado a estos cambios
expandiendo su rango y su número. Esto ha resultado en un aumento
constante de los conflictos entre humanos y fauna. Los servicios
nacionales y regionales de Medio Ambiente silvestre se han visto
envueltos en conflictos sociales y políticos con organizaciones
conservacionistas, propietarios de tierras rurales, usuarios del campo
(agricultores, cazadores) y científicos en los últimos años.
Cabe
mencionar algunos temas como el control de depredadores, la gestión de
daños a la agricultura por la fauna, los accidentes de tráfico asociados
a la fauna, o el control de enfermedades, algunas de las cuales afectan
a las personas.
El caso del jabalí
Esto ha
sido especialmente evidente en el caso del jabalí, una especie
omnipresente, ahora fácil de observar incluso en áreas urbanas y de
cultivo ampliamente humanizadas. Cuando la PPA llegó a Europa de nuevo
en 2007, nadie pudo pronosticar la propagación posterior en todo el
continente a través de jabalíes, cerdos domésticos y actividades
humanas.
La progresión de la PPA desde el Este europeo
y el reciente brote entre jabalíes en Bélgica han suscitado aún más
preocupaciones, especialmente en países productores de carne de porcino,
como Alemania y España. Su presencia en estas naciones derrumbaría este
sector ante la imposibilidad de continuar con las exportaciones.
Ante
este escenario, la histórica incomunicación entre los científicos y los
responsables de la política de fauna silvestre en Europa ha derivado en
la ausencia casi total de medidas para prevenir los conflictos con la
fauna silvestre.
Esta falta de perspectiva internacional, junto con las
múltiples facetas de los riesgos asociados con el jabalí (sanitario,
social y económico), plantea un escenario perfecto para la propagación
del virus. Sin embargo, este caso es solo la punta de lanza de todos los
conflictos relacionados con la fauna silvestre, que emergen de las
mismas raíces en toda Europa.
Se necesitan soluciones coordinadas
Las
soluciones duraderas requieren que las agencias nacionales y regionales
aborden las verdaderas causas de estos problemas a largo plazo, que son
globales, y no solo se centren en respuestas de emergencia. Los
científicos debemos ser claros: la mitigación de los riesgos y
conflictos de la fauna silvestre a través de estrategias sostenibles
eficientes requiere que en la ciencia se materialice una estrategia de
política de la fauna silvestre europea.
El control
poblacional del jabalí para reducir el riesgo de difusión de la PPA
tiene base científica. Sin embargo, no debemos olvidar los principios
básicos de la gestión moderna de la vida silvestre para desarrollar
estrategias adaptativas y prevenir las consecuencias inciertas. La
gestión reactiva suele ser inadecuada por definición. Este enfoque
moderno incluye la dimensión humana, que a menudo se ignora.
Primero, la evaluación de los diversos impactos de los
manejos requiere el estudio y la aplicación de los conocimientos
disponibles sobre la dinámica de las poblaciones silvestres
(especialmente complicado en el caso del jabalí), su comportamiento y
estado sanitario en diferentes condiciones de hábitat, epidemiológicas y
de gestión. Los países europeos carecen de sistemas adecuados de
monitoreo de las población silvestres.
El
proyecto ENETWILD,
una iniciativa reciente financiada por la EFSA (el organismo que vela
por nuestra seguridad alimentaria), ha demostrado que Europa está lejos
de tener una recopilación armonizada de datos sobre la población de
fauna silvestre, especialmente para mamíferos, como el jabalí.
No hay fronteras
Otras
agencias europeas (Medio Ambiente y Agricultura) deberían dar un paso
adelante en la promoción de una estrategia europea de gestión de la vida
silvestre transfronteriza, basada en la ciencia, el conocimiento de las
poblaciones silvestres, para hacer frente a los conflictos entre seres
humanos y la vida silvestre.
En segundo lugar, seamos
conscientes de que los procesos ecológicos no están limitados por
fronteras, y los principales factores, como la alimentación y el cambio
en el uso del suelo, están operando a gran escala.
No
se trata de hacer crítica sin ofrecer alternativas. Para integrar los
nuevos contextos biológicos y socioeconómicos, la ciencia apoya la
aplicación de un modelo europeo para el que necesitamos estrategias de
gestión acordadas y coordinadas, responsabilidad de gestión de la fauna
aceptada y compartida, financiación europea de estudios sobre la
ecología, sanidad y manejo de la fauna sobre la base de prioridades
acordadas.
Esto requiere intensificar la cooperación
internacional involucrando tanto a los investigadores como a los
responsables políticos, ¡lo cual a veces no ocurre ni siquiera a nivel
nacional!
Se necesita compartir lo que funciona, dónde y por qué.
Esto debería responder preguntas tales como qué modelos de manejo de la
especies han tenido éxito ecológico, económico y social, si las
poblaciones son estables y qué rango de densidades son aceptables en
diferentes situaciones, cómo impulsar el manejo sostenible para
estabilizar las poblaciones, y qué estructuras de toma de decisiones
coordinadas sobre la fauna son necesarias a escala europea.
En
resumen, las políticas actuales no pueden tener éxito si la
administración no se basa en la mejor evidencia científica a nivel
europeo. No hay otra forma, los científicos deben ser parte de la
solución junto con otros legisladores y ejecutivos de la fauna en
Europa. Debemos educarlos, así como al público, sobre las mejores
prácticas posibles basadas en la evidencia científica.
Aprovechemos
la oportunidad que el contexto de la crisis de la PPA nos brinda para
fortalecer una política europea de gestión de la fauna silvestre basada
en la ciencia.
Solo la ciencia tiene la clave para
paliar los conflictos entre los diferentes estamentos involucrados y
afectados por el manejo de la fauna silvestre.