jueves, 15 de junio de 2017

PSOE y Podemos se acercan y aíslan a C’s / Pablo Sebastián *

Pablo Iglesias ha perdido como se esperaba la moción de censura que presentó contra el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Pero Iglesias ha conseguido concitar a su alrededor la atención política y a los medios de comunicación y eso no le ha salido nada mal. 

Sobre todo porque aprovechó el debate hacer alarde de su capacidad dialéctica escenificar su reencuentro con el PSOE -al que no recriminó su abstención-, y establecer las bases de una nueva relación con Pedro Sánchez una vez que el PSOE  le ofreció un pacto contra el PP en el que se excluye a C’s.

Superado el duelo de Iglesias y Montero contra Rajoy, donde el Presidente lo pasó mal aunque se rehízo en la réplica, y los malos modos del candidato a la investidura con las minorías no afines a su moción -donde brilló la canaria Oramás-, en la segunda jornada del debate aún quedaba el mano a mano de Iglesias con los portavoces del PP, PSOE y C’s.

Concluyó la sesión con una tensa discusión de Iglesias con Rafael Hernando el portavoz del PP que -mientras no se salió del guión que le habían escrito-  se convirtió en la horma del zapato de Iglesias, lo que Hernando estropeó al final, como es habitual en el, pisando la raya de la decencia política al aludir a la relación personal entre Iglesias y Montero.

Antes asistimos a un debate de guante blanco de Iglesias con el portavoz del PSOE en el estreno de José Luis Ábalos quien hizo un buen discurso en general y en particular contra los planes secesionistas de Puigdemont. Y previamente a un bronco encuentro del candidato de Podemos con Albert Rivera quien disertó a la defensiva para justificar sus apoyos al PP, lo que despertó el instinto feroz y descortés de Iglesias que machacó a Rivera en lo político y personal llamándole ‘escudero de Rajoy’.

El aparente noviazgo entre PSOE y Podemos para articular una mayoría alternativa al gobierno del PP y sin la presencia de C’s resultó ser la gran novedad del cierre de la moción de censura, cuyo resultado fallido ya se conocía desde que la presentó Podemos (82 votos a favor, 170 en contra y 95 abstenciones) y que solo logró apoyos de Compromís, Bildu y ERC.

Aunque este aparente reencuentro en la izquierda no parece ser tan fácil como Iglesias imagina porque ambos partidos, Podemos y PSOE, luchan por el mismo espacio político y porque les separa el desafío catalán. Asunto sobre el que Ábalos anunció en la Cámara que los socialistas defenderán la legalidad constitucional y apoyarán todas las medidas legales que adopte el Ejecutivo de Rajoy en defensa de la unidad nacional. Mientras que Iglesias se mantiene en la línea de apoyo al referéndum ilegal.

Rivera fue quien salió peor parado del debate porque al duro ataque de Iglesias sumó la crítica del PSOE por apoyar la corrupción del PP y el uso de jueces y fiscales para taparla y por secundar la política social del PP. Rivera hizo un discurso a la defensiva justificando sus apoyos a Rajoy en favor de la estabilidad y del interés general de España y exhibiendo algunas reformas conseguidas. Pero lo cierto es que C’s debió haber exigido a Rajoy el cese del ministro Catalá y los fiscales Maza y Moix antes de votar a favor de los Presupuestos de 2017 y una vez que la manipulación de la fiscalía rompía el pacto de investidura que Rivera había firmado con Rajoy.

Todo esto le está pasando factura a C’s como cabría esperar, aunque puede que a medio plazo también les compense con votantes del centro derecha que huyen de la corrupción del PP. Así lo revelan los últimos sondeos pre electorales, alguno de los cuales como el de Metroscopia sitúan a C’s a solo medio punto detrás de Podemos. Lo que aumenta la irritación de Iglesias porque si el PSOE de Sánchez quita votos a Podemos y C’s mejora a costa del PP podría darse el caso de que Rivera se convierta en líder de la tercera fuerza política nacional y que Iglesias pase al cuarto lugar.

Por lo demás el debate de la moción de censura solo sirvió para dejar las cosas de la política española como están y a la espera del congreso de este fin de semana del PSOE (y la segunda vuelta de las elecciones francesas) en el que Pedro Sánchez iniciará su segundo mandato en la secretaría general. Pero esta vez con un mayor control del aparato del partido tras su rotunda victoria en las primarias, lo que le garantiza el control de la Ejecutiva y del Comité Federal.


(*) Periodista


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