Mi amigo Antonio Pérez acaba de publicar un gran artículo sobre Ciudadanos, Los nietos de Franco se hacen libertarianos,
en el que analiza las propuestas políticas y económicas del partido de
Rivera y llega a la conclusión de que son copias, plagios, de las de los
llamados libertarians en los Estados Unidos y también anarco-capitalistas. Estos
nombres designan a quienes quieren acabar con la teoría económica
keynesiana y el Estado del bienestar y sustituirlos por la teoría
económica neoclásica, la economía de la oferta y el retorno a un Estado
no intervencionista al que llaman Estado mínimo en la expresión de Nozick, su más conocido filósofo.
Son
las tesis de Ludwig von Mises y la llamada escuela austriaca, de
Friedrich A. von Hayek y de sus variopintos seguidores, los Friedman,
Hazzlitt, Lepage, Sorman, Martin, Gilder, Laffer, Rothbard, etc. y la
batería de economistas que teorizó la política económica de Reagan y
Thatcher en el asalto y desmantelamiento del Estado del bienestar.
Junto a esta cara seudolibertaria o libertariana, C's presenta otra política que Pérez llama neofranquista
y que, asimismo encaja en otros modelos procedentes del extranjero,
esto es, el carácter retrógrado y reaccionario de los neoconservadores
gringos, empezando con el magisterio de Leo Strauss (a veces se tilda a
sus seguidores de leoconservadores) al que se suman los Kirk,
Buckley, Kristol, Podhoretz, Wolfowitz, Horowitz y, por
supuesto, políticos indeseables como Newt Gringrich o Donald Trump,
agresivos y racistas.
Se
añade un muy considerable dominio del ámbito público y presencia
permanente en los medios. Estos se les han rendido por orden de los
bancos que son quienes los controlan. Es curioso qué alto grado de
publicidad ha alcanzado un partido de carácter oscuro en cuanto a su
origen, funcionamiento interno y, por supuesto, financiación. Hay un
peligro evidente para la democracia en el hecho de votar a un grupo
cuyas cuentas no están claras y que oculta sus relaciones peligrosas en el pasado y sus apoyos actuales.
Como
oculta su programa. Es preciso estar atentos a las ocasionales
declaraciones de sus dirigentes para barruntar sus intenciones y con
frecuencia se desdicen sin grandes escrúpulos cuando intuyen que pueden
perder votos porque lo suyo es puro oportunismo. Tomando pie en lo
que los de C's han dicho en algún momento, los ciudadanos deben
esperarse: copago en la sanidad, copago en la educación, aumento de
impuestos indirectos, recortes de subvenciones, condiciones draconianas
para los parados y aplicación de las doctrinas de la FAES, como
supresión del sistema público de pensiones y sustitución por planes
privados o supresión del subsidio de desempleo.
Estas medidas se amparan
en la batería de falsedades con ínfulas teóricas que esta escuela
suelta a los cuatro vientos, desde infinidad de think tanks,
fundaciones, círculos, asociaciones, cátedras, medios e iglesias: que el
Estado del bienestar es insostenible; que la sanidad pública también y
todos los servicios públicos por sobrecarga fiscal del Estado; que lo
público es siempre un despilfarro; que lo privado funciona mejor, es más
barato y eficaz; que deben derogarse todas las limitaciones normativas
de la libre competencia en un mercado sin controles; que la
redistribución es ruinosa y los programas sociales, contraproducentes
y/o fuentes de corrupción. Son discursos machacones que repiten como
papagayos l@s comunicador@s a sueldo de la derecha.
El
neoconservadurismo es la pareja de baile del neoliberalismo, esto es
una concepción reaccionaria y retrógrada del sistema democrático y sus
valores y principios a base de reducir o negar los derechos y libertades
de los ciudadanos, la tolerancia, el multiculturalismo, la educación
cívica, así como de implantar interacciones sociales autoritarias y
creencias morales y religiosas oscurantistas y represivas. Nada de
replantear las relaciones de la Iglesia y el Estado o de poner en marcha
las políticas de la memoria histórica que liberen de una vez a la
sociedad del peso del franquismo.
Parece curioso pero en la derecha
española nacionalcatólica más obtusa de la historia han ido a confluir
estas dos corrientes reaccionarias al mismo tiempo con un discurso
consistente en tratar a la población como menores de edad, desprestigiar
la política de partidos (por eso rehúyen la palabra) y pedir a los
electores que confíen en ellos, los técnicos y especialistas. Y hagan lo
que recomendaba su referente Franco: no meterse en política. Algo que
también aconsejaban en su peculiar estilo los falangistas españoles que
estos de C's reproducen con bastante fidelidad.
El resultado es un remake
del PP con treinta años menos, menos pinta cuartelaria y mucha más
capacidad de engañar mediante recursos retóricos y un fuerte impacto
mediático perfectamente organizado y llevado a la práctica.
Un peligro para la democracia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
1 comentario:
Encaminado vas ...
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