domingo, 22 de febrero de 2009

La energía solar: de burbuja subvencionada a negocio de futuro

MADRID.- Cómo es posible que, en menos de un año, Extremadura se haya convertido en la zona del mundo en la que más pesa la energía solar sobre el consumo total de electricidad de sus habitantes. Justo por detrás está el lander alemán de Baviera. El 5,23% de la electricidad que consumen los 1,1 millones de extremeños procede de las placas fotovoltaicas que están instaladas en su territorio, muy por delante de la media española, que al cierre de 2008 podría haber alcanzado el 1%.

Extremadura es una potencia en energía solar y también lo es España, que junto a Alemania, Japón y Estados Unidos acapara el 85% de toda la producción mundial con tecnología fotovoltaica.En 2008, España, gracias a su particular burbuja, creció tanto que acaparó la mitad de toda la potencia que se instaló en el mundo, superando a Alemania como líder en promoción de huertos solares, según 'El Mundo'.

Y ¿cuál es la causa principal de que España, ejemplo mundial en energías renovables aplaudido hasta por el mismísimo Obama, haya dado en tan poco tiempo un salto tan brusco en energía fotovoltaica?.Ni el sol, que lo hay y mucho, ni un diseño planificado y previsible del desarrollo de esta tecnología han sido las causas del boom.Son otros factores los que lo han provocado, especialmente las altas primas económicas que se han pagado por producir este tipo de electricidad y, posteriormente, la fecha de caducidad que para ellas fijó el Gobierno, lo que ha creado una burbuja fotovoltaica que acaba de pincharse.

A principios de 2008, la carrera de los promotores de huertos solares por instalar placas y placas era imparable, al calor de los 450 euros que el sistema pagaba de prima o subvención por cada megavatio por hora producido. Pese al aumento del coste del silicio, principal materia prima para la construcción de placas solares, la rentabilidad estaba asegurada y con creces.

La carrera se convirtió en sprint final cuando el Gobierno estableció que, a partir del 30 de septiembre, las primas se reducirían de 450 a 320 euros por megavatio hora. Hubo codazos entre promotores por buscar ubicaciones para los huertos solares, prisas por desarrollar y enganchar a la red los ya previstos y el silicio y las placas fotovoltaicas se agotaron.

Resultado de la burbuja: entre enero y septiembre del pasado año se instaló en España más potencia que todo la que se desarrolló en el mercado solar mundial en 2007. Unos 3.000 megavatios se pusieron en marcha, eso sí, a costa de engordar, junto a otras muchas partidas, aún más el déficit de tarifa que arrastra el sistema eléctrico. La luz se cobra más barata de lo que cuesta producirla y, además, el sistema asume los costes de las primas a las renovables, lo que genera un déficit de más de 15.000 millones que, a futuro, los consumidores deben abonar a las compañías eléctricas.

La burbuja ha saltado por los aires y para este 2009, el Gobierno ha fijado un cupo de sólo 500 megavatios, y además a 320 euros cada uno. Ni un euro más. Además, el mercado ha estado paralizado desde septiembre. La industria que floreció en torno a ese acelerado boom del sector fotovoltaico, la parada del sector y los problemas de financiación en los mercados por la crisis económica se han cobrado ya 15.000 empleos desde el pasado verano, según la patronal Asif.

Y es que el mercado para este año es seis veces más pequeño que el de 2008, ejercicio en el que se sobredimensionó de tal manera que ahora hay un gran excedente productivo. Isofotón, una de las compañías líderes en el sector de fabricación de placas solares, es buena muestra de ello y ha puesto en marcha un Expediente de Regulación de Empleo temporal que afecta a más del 80% de su plantilla.

Las compañías del sector se han levantado en armas contra el Gobierno, y en especial contra el Ministerio de Industria. Una vez asumido que el sector tiene que adelgazar para adaptarse a los cupos actuales y a los nuevos precios, las compañías se quejan de que Industria ha retrasado en exceso la publicación de la lista de instalaciones admitidas en el cupo de potencia.

Desde el 15 de enero, el sector estaba a la espera de que se publicara esta lista de proyectos que tiene derecho a retribución.Por fin, el jueves pasado, Industria resolvió el denominado procedimiento de preasignación de aquellos proyectos merecedores de prima.De las 1.824 solicitudes presentadas, sólo 392 fueron inscritas y podrán poner en marcha sus proyectos y posteriormente cobrar prima.

El otro frente abierto entre el Gobierno y los promotores es el método de persecución del fraude que esa propia burbuja ha cobijado. Sabedores de que había que entrar en el sistema eléctrico antes del 30 de septiembre para cobrar la prima más alta, muchos promotores, tanto grandes como pequeños, se saltaron las normas para engancharse al preciado maná que llovía del sol y se pagaba desde las arcas públicas.

El ministerio de Industria, al sospechar lo que pasaba, encargó a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) la inspección de las instalaciones. En 12 meses, Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha y Murcia, entre otras comunidades autónomas, llenaron sus tierras de placas y parecía imposible que todas ellas estuvieran conectadas al sistema de forma legal.

La CNE encontró que el 50% de las 30 plantas (compuestas por 294 instalaciones) inspeccionadas incurrían en irregularidades.Es decir, que según los técnicos del regulador, se habían conectado para cobrar la prima antes del 30 de septiembre, pero no habían cumplido con la legislación y no vertían electricidad a la red antes de la fecha de caducidad.

Había ejemplos sangrantes como un parque solar que fue inspeccionado en Molina de Segura y, aunque estaba inscrito en el registro, el informe resalta que el 29 de octubre, es decir un mes después de la fecha final, «dos máquinas estaban [todavía] realizando una explanación» del terreno. Vamos, que no había ni siquiera placas colocadas frente al sol.

Hubo otros que sí llegaron a tiempo, pero que presumieron de aprovecharse de la situación que les brindaba el Gobierno. Susanne Asbeck-Muffler, directora financiera de Solarparc, empresa que inauguró en 2008 un gran huerto solar en Don Benito (Badajoz), dijo que ésta será una inversión «atractiva y sostenible» gracias a la «lucrativa prima» que abona el Gobierno. Y por si había dudas, presumió de que la instalación se registró justo a tiempo para cobrar la tarifa más alta.

Ahora, la guerra abierta entre Industria y los productores se centra en que, según la normativa actual que establece hasta penas de cárcel por incurrir en falsificación de documentación en este negocio, aquél que cometió una infracción puede volver a presentarse para desarrollar nuevos proyectos. Además, por una rocambolesca argucia legal, pueden tener prioridad a la hora de ser admitidos en los nuevos, escasos y muy deseados cupos para desarrollar proyectos. El propio sector ha pedido a Industria medidas más duras contra los fraudulentos y que no puedan volver a presentarse a nuevos proyectos.

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