jueves, 16 de octubre de 2008

Los diputados que pudieron permitirse el tener principios / José Antonio Martínez-Abarca

Para poderse permitir el honor hay que ser rico. Si eres pobre y eres honrado, serás honrado, pero también sin duda serás cada vez más pobre. “Pobre, pero honrado”, decían nuestros mayores, con la brutalidad tradicional del idioma castellano. Atención a la partícula “pero”, colmada de sentido no tan irónico ni paradójico como parece. Los principios son un lujo inalcanzable en esta sociedad de consumo.

Es la melancólica lección que nos da la vida. Si eres asalariado, te prostituyes en un momento u otro, o en todos. Si necesitas el dinero, necesitas demasiadas cosas y dependes del mundo y sus asechanzas, aunque la conciencia tiene muchos recursos soporíferos para hacernos olvidar y darnos una explicación que nos deje dormir.

Tengo para mí que la decencia sólo se la podían permitir aquellos rentistas ingleses de hace dos siglos a los que repugnaba cualquier cosa que fuese remunerada, porque eso creaba vínculos inaceptables con desconocidos. El Diablo estaba en los detalles, y en el pago.

Escribo toda esta parrafada porque después de saber antes de ayer por la tarde que dos diputados del PP en el Congreso, Arsenio Pacheco y Alberto Garre, más la desaparición también honrosa (aunque no tanto como la aparición de ellos) de otro diputado por Murcia, García Legaz, habían votado en contra de lo que su partido votó a favor, o sea, la tramitación de la anticonstitucional reforma del Estatuto castellano-manchego, me puse a pensar qué les había podido llevar a estos dos (o tres) políticos a jugarse su carrera política así.

Porque esto no es de broma ni, según mis informes directísimos, estaba pactado con el presidente Valcárcel para aparentar no sé qué ante el electorado. No. Como dicen los anglosajones, “no kidding”. El diputado Pacheco incluso ofreció su escaño, por si ello era necesario, a González Pons y al presidente Valcárcel por si estimaban que mantenerlo y votar en contra de lo que quería su grupo era una contradicción insuperable. No se lo aceptaron.

“Presidente, mi conciencia me impide votar a favor de esto. Vengo de un sitio donde dos tercios de la población tuvieron que emigrar para siempre a Francia, cuando no había Trasvase Tajo-Segura, para buscarse las habichuelas”.

Valcárcel lo entendió perfectamente. Me atrevería a decir que en su fuero interno se sintió orgulloso, aunque de cara al partido y la disciplina de grupo tuviera que bla, bla, bla. En fin, todo ese rollo. Quien no lo entendió, y debió haberlo hecho por ser de Valencia, es Esteban González Pons. Me parece muy especiosa, muy sofista, la tesis de que había que aceptar en primera instancia la tramitación de la Reforma castellanomanchega para así luego cargársela con más estruendo al discutir los detalles, donde está el Diablo, ya saben.

¿Nos lo tenemos que creer? ¿Nos tenemos que fiar, ahora que no te puedes fiar ni de los bancos? Pacheco, Garre y, en menor medida, García Legaz, que no es ningún hacendado murciano que tenga limoneros sino uno de los cerebros más brillantes que tiene a su lado Aznar y que siempre tira con bala desapasionada y precisa (se nota que admiro a este político, sólo porque admiro la inteligencia ajena), prefirieron fiarse de sus principios, y por cierto también del programa trasvasista con que el PP se presentó ante los electores, antes que dejarlos al “ya te veré”.

Y lo hicieron porque, aparte del capital moral que atesoran, que no es poco, al menos en los casos de Pacheco y Garre tampoco especulan ya con seguir haciendo carrera en Madrid, según lo expresaban mucho antes de este suceso. Todo lo contrario del también diputado Ayala, el permanente listo de la clase, cuya ambición de llegar lejos, y muy alto, es inversamente proporcional a su fiabilidad. Los diputados rebeldes se pueden permitir la decencia porque ya no necesitan esperar nada de nadie. La política, qué les voy a contar que no sepan.

www.elfarodemurcia.info

6 comentarios:

Anónimo dijo...

enhorabuena. Murcia pagará a los traidores como se merecen...novocartago...perdón.

Anónimo dijo...

Hay diputados que no se enteran de su papel y, lo que es más grave, que vivimos en democrácia y en un Estado de Derecho, cuya máxima representación es el Parlamento de los Diputados. ¿Por qué negar la admisión a trámite la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha cuando "todos" sabemos que no va ha prosperar todo lo relacionado con el Trasvase Tajo-Segura?. ¿O es que los señores Pacheco y Garre tienen sus dudas sobre la actitud y posición del grupo del PP a la hora del debate en defensa del trasvase?.
Bien queda demostrado que ésta y otras tantas incongruencias en el partido del PP, demustran la "poca cuerda" que le queda a Rajoy y al PP a nivel nacional.
Eso lo saben los señores Pacheco y Garre, y mira por donde,van a PASAR A LA HISTORIA, claro está, en su Murcia donde su "alter ego" puede medrar mejor.

Anónimo dijo...

Si he entendido bien a este señor, sólo se puede ser honrado cuando no se necesita de dinero para vivir. Según esa extraña lógica ni el articulista se escapa y dado su nivel de vida nos está diciendo que él también se prostituye al mejor postor y según la conveniencia de la situación.

Anónimo dijo...

Este comentarista sigue, artículo tras artículo, admirando a todo lo que huela a P.P.
Es de ideas fijas. ¿por que no es cápaz de reconocer algo bueno de los otros?.
Al fin y al cabo, ni unos son tan buenos ni otros tan malos.

Anónimo dijo...

ja, ja, ja: principios en el ladrillo corrupto. que disparates escribe este gachó

Anónimo dijo...

Oyes, Paco, este gachó te paga para que difundas sus chorradas?