miércoles, 2 de julio de 2008

El Notario y su velléité / Juan José Cánovas*

Siempre he pensado que un Notario debe ser un cargo ecuánime, que vela por la legalidad y la Justicia. Al igual que los jueces o fiscales, se deben a una función para que los actos jurídicos se ajusten a la Ley y al interés público, que como recoge la Constitución, está muy por encima del privado.

Por esas razones, hay cosas que no me cuadran en el comportamiento de don Patricio Chamorro en relación a su actuación en la venta de la parcela de Kappa, cuyo legítimo dueño era el pueblo de Totana. Conociendo algunos detalles de la trama investigada por la Justicia y la Guardia Civil, todavía resulta menos entendible. El Notario compareció como imputado, aunque no es menos cierto que abandonó sin cargos el Palacio de Justicia. Es un honor para mí que don Patricio me nombrase, del orden de las seis veces en su confesión ante el magistrado.

No solo se requirió al Notario, en sede judicial y como imputado, por el tema de la parcela de Kappa. Había más cosas. Vayamos por partes. Cuenta el señor Chamorro que tuvo conocimiento de la intención de vender la parcela y asesoró a las partes para que la compraventa fuese algo perfecto, ya que su amigo, Gabriel; “quería el solar limpio de cargas…”. Por tanto, les orientó para que solicitaran permiso al Consejo de Administración de la Empresa Municipal "Proinvitosa".

Lo que no sé es si les dijo que la oferta pasase fuera del orden del día, sin avisar y careciendo de informe jurídico, para que los que decidían, supiesen a qué se atenían. Si el Notario considera y consideraba que la clausula, incluida por mí en el año 2000, no era válida; ¿por qué orienta a las partes que lo pasen por el Consejo? Supongo que para hacerlo sin mácula. El único tropiezo era que en el Consejo había un “comunista” (Pedro Martínez) que no vio clara la operación especulativa, presentando impugnaciones y denuncia ante el fiscal por atentar, el acuerdo, contra el interés público.

Manifiesta, don Patricio, que una hora antes de formalizarse la escritura, “se presenta Juan José Cánovas (O sea, yo) en su despacho y se siente amenazado, al igual que los miembros del Consejo de Administración…”. Quizás se sintió cohibido por el fuerte olor a azufre que emitimos los “comunistas”, cuando nos encontramos en los despachos de los Notarios. Solo quería decirle (y le dije) que el acuerdo no era correcto, pues atentaba contra los intereses del pueblo de Totana y que el acta no estaba aprobada, además de haber firmado el certificado el secretario, que no se encontraba en la reunión. Sus lacónicas palabras, emulando a Pilatos, fueron: “A mi me han traído el certificado de un acta…”

Que cada cual saque sus conclusiones. Estamos hablando de una operación que ha reportado casi 15 millones de euros de beneficio ilícito, al especular con un solar, cuyo legítimo dueño es el pueblo, mientras los pequeños y medianos empresarios de Totana se quedaban sin parcelas, fruto del trapichéo de unos pocos.

No se entiende que en las conversaciones, interceptadas por la Guardia Civil, Gabriel le diga a Morales que se asesorarán con Patricio para hacer bien los documentos sobre el cobro de comisiones (o cohechos) a Nuaria. Tampoco se entiende que el Notario llame a los consejeros del PP para tranquilizarlos, en presencia de Morales, una vez hubo regresado éste de su viaje a Brasil.

Olvidó, el servidor público, que podría haber informado y tranquilizado, también, a los consejeros del PSOE y al de IU. Quizás iban a ser duros de mollera y no entrarían por ceder ante los intereses de sus amigos y compañeros de mesa y mantel, los honorables Gabriel Martínez y Juan Morales, acompañados por el ínclito y empalagoso, Álvarez Moreno. Buen elenco para mejor faena.

Habla de imperfección, sin tener en cuenta la voluntad de las partes (la mía, al firmar en el año 2000, era que no se especulara con el suelo público) e intenta echar un poco de fango sobre mi actuación como presidente de Proinvitosa, intentando enredarme en los chanchullos de UCOM y Martínez Andreo, para la venta de otra parcela, al igual que “el pelotazo de Mariper” o el de Sierra Espuña Trade. Estaba, don Patricio, muy afectado en su honor, que debe ser mucho más valioso que el mío. Algunos, tendrán “honorables” compañeros del buen yantar y tertulias, sin Derecho. A otros, nos queda la dignidad, la honestidad y el poder ir por la calle con la cabeza alta.

Que no recuerde si la fachada de Los Carlos se hundió o fue derribada, con alevosía y festividad, es algo “normal” en un fedatario público y que en plenas detenciones y registros, se ofrezca a llevar los poderes para pleitos a Morales, a la sede del PP en Murcia, contrasta con su negativa a llevar un requerimiento, solicitado por Pedro Martínez en junio de 2006, a la vuelta de la esquina, porque tenía mucho trabajo. Pero lo más gracioso de todo es la desaparición del nombre de Morales, de las bases de datos, cuando otorga un poder a una señora para que le compre el piso de Murcia. Concretamente, a ella misma.

Nos debería explicar el Notario, la perfección de un acto jurídico, en el que la misma persona compra y vende el mismo bien, mediante un apoderamiento. Un error informático, hace desaparecer a su amigo y compañero de comidas, el poderdante, Juan Morales, de las bases de datos que pueden investigar la Justicia, por si se ha producido un delito. En fin, con todos mis respetos, no me terminan de convencer esos actos jurídicos y documentados tan perfectos, ni las veleidades del Notario.

* Coordinador de IU en el Bajo Guadalentín

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