lunes, 2 de junio de 2008

Mendoza y Costa Morata en la picota primaveral / Apunte de Argárico

El Vaticano asiste expectante al duelo de intereses entre el presidente de la Fundación “San Antonio”, José Luis Mendoza, y el obispo de la Diócesis de Cartagena, monseñor Reig Pla, pero sin pronunciarse oficialmente para desautorizarlo. Cuando el prelado no cede, sus razones tendrá. Y cuando el arzobispo de Granada y metropolitano, monseñor Martínez, lo apoya sin fisuras, no creo sea para importunarse con Roma.

Ambos tienen más información de la que trasciende y alguien desde allí les anima a seguir, seguro de que les asiste la razón canónica y de que se la van a dar en los dicasterios. Como mínimo, solución salomónica de consolación para no desairar al caballero de la Orden de San Gregorio y supuesto bachiller superior.

Mendoza ha quemado ya todas sus naves y tiene prisa porque el obispo se crea perdedor. El abandono del hasta ahora rector de la Universidad Católica, Antonio Montoro, miembro del Opus Dei, por su cercanía a Reig, es un signo claro de que la balanza se inclina ahora hacia la plaza de Belluga y de que la extraña carta privada del secretario de Estado Bertone, la injerencia inaceptable del cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, así como de la Conferencia Episcopal, y las advertencias forzadas del Nuncio Monteiro de Castro, no trascienden a categoría porque ahora son anécdotas frente a una fuerte argumentación jurídica más que históricamente documentada. No digo ya el cable de ambigüedad lanzado por Valcárcel en la espera de ser rector de la UCAM cuando deje San Esteban, según lo prometido por Mendoza.

Maestro en el manejo de las flaquezas de la condición humana, Mendoza parece haber calculado mal esta vez al jugar demasiado fuerte para arrebatar la UCAM a su legítima propietaria, que no es otra que la Diócesis de Cartagena. Poca gente sabe que la UCAM nació también para poder sufragar con cierta dignidad los gastos de unos sacerdotes jubilados y necesitados de asistencia por ser vitalmente dependientes.

Y, además, porque la sede episcopal estaba virtualmente en quiebra técnica durante la larga etapa de monseñor Azagra, ahora obispo emérito. Parece que Mendoza nunca cumplió la parte de su compromiso porque le era políticamente más rentable llevar su óbolo al Papa. Por eso, Cañizares y Ureña nunca rechistaron ni exigieron la legítima. Al contrario, utilizaron su silencio en beneficio de su propia buena suerte posterior.

Reig ha tragado por prudencia con el incumplimiento hecho norma por Mendoza pero no ha cedido a la trágala de que, encima, le arrebatase la titularidad del centro universitario, que legalmente le corresponde a tenor de un dictamen del Consejo de Estado español interpretando correctamente los vigentes acuerdos con la Santa Sede.

A diferencia de Cañizares y Ureña, este obispo no antepone su interés en los ascensos eclesiales a sus obligaciones pastorales del momento y calcula perfectamente el riesgo de cada uno de sus movimientos en la creencia de que se mueve con red si por tal se entiende toda la documentación jurídica al respecto, que obra en la secretaría del Palacio Episcopal, litigios de Cañizares, conveniencias de Ureña y silencio cómplice de Azagra aparte.

Una de las incógnitas desde el comienzo de todo este proceso hace más de diez años es cómo escogió Azagra para tamaña empresa a un personaje con los antecedentes de Mendoza, lo promocionó luego Cañizares y no lo combatió finalmente Ureña. Porque, en el fondo, estamos hablando de un gran negocio y de dinero. A punto estuvo la UCAM de pasar a la órbita del CEU “San Pablo” siendo administrador apostólico monseñor Cañizares quien, por sus enfrentamientos con la Asociación Católica de Propagandistas, prefirió seguir encomendando a Mendoza su gestión y explotación pese a sus primeros conatos de desencuentro con el Movimiento Neocatecumenal y con el Opus Dei.

Las cosas que luego han trascendido desde dentro sobre los excesos de todo tipo por parte de Mendoza, sus continuas salidas de tono, las humillaciones reiteradas a los ex rectores Fernández Ardanaz y Montoro, el presunto tráfico de títulos propios, el escándalo sobre cierto trato vejatorio a profesores críticos, la campaña de desprestigio contra el vicerrector Higinio Marín, la truculenta adquisición de los terrenos de Los Dolores al Ministerio de Defensa, la recepción de cesiones municipales en Los Jerónimos y el manejo tan ortodoxo de las cuentas de la UCAM, hacen inexplicable la pasividad de la Iglesia durante tanto tiempo e increíble que la Agencia Tributaria no haya anunciado nunca una inspección fiscal en semejante avispero.

Como muy bien ha expresado Reig Pla todo esto es consecuencia de un intento de reinterpretar la historia…a conveniencia de determinados intereses particulares, que no de la Iglesia Católica ni de la Diócesis de Cartagena. Mientras monseñor Ureña se consideraba de paso en el palacio de la plaza de Belluga camino de ser, primero arzobispo y luego cardenal de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, el actual obispo vive Murcia como si fuera su mejor destino y sin pensar en más, dentro de un impropio juego de vanidades y ambiciones desmedidas de unos y de otros en España y Roma.

Precisamente con esas flaquezas humanas juega Mendoza en medio de un diabólico cerco tendido por él mismo. Y muchos se preguntan quién es, en realidad, este osado espontáneo de tan baja estofa, y cómo un personaje así, tan lerdo como para presidir una universidad, puede embarcar a todo un secretario de Estado vaticano después de ganarse a obispos, arzobispos, cardenales… ¿Seduce con tentaciones en forma de dádivas, compra conciencias a su manera, acaso juega habitualmente con las debilidades de los prelados por un “Rolex” de oro?

Parece que con Reig Pla ha pinchado en hueso porque ha resultado más “fenicio” que el propio Mendoza. El cartagenero puede haber encontrado un alicantino a su medida y, además, de Cocentaina. Ni los bravos alcoyanos han podido jamás con ellos pese a ser vecinos; se inventaron hasta una nueva comarca para no depender de los hijos de San Jorge.

El repudio a Costa Morata

También entre los ecologistas hay sus más y sus menos.

Parece que la decisión de que la plataforma "Murcia No Se Vende" no secunde la campaña "Costa contra la corrupción", destinada a recabar los 18.000 euros que pesan sobre el profesor aguileño Pedro Costa Morata, como consecuencia de una sentencia condenatoria del Juzgado de Lorca, hay que buscarla en su origen mucho más en las motivaciones de "Ecologistas en Acción de la Región de Murcia", que en excusas de su candidatura electoral por IU-Los Verdes al Senado hace tres meses. El repudio aflorado tiene más miga y mucho más fondo.

Porque, como ya se demostró en las elecciones de hace un año, este independiente, verde y de izquierdas, no arrancó suficientes votos ni en su propio pueblo al ser, desde hace casi treinta y cinco años, un veraneante más con alguna fama de manipulador entre ciertos sectores de la propia izquierda local más ilustrada. No es un enemigo para el PSRM ni para nadie aunque la "nomenklatura" de la reacción trate de hacerlo mártir con esta curiosa sentencia de primera instancia ya recurrida en segunda... y, si hace falta, hasta Estrasburgo a base de euros pedidos puerta a puerta.

Costa es un francotirador, de escasa relevancia ya, dentro del creciente movimiento ecologista español, que se especializó hace mucho tiempo en la casi exclusiva defensa del litoral, pero que tiene un afán de protagonismo individual que no encaja muy bien con lo que se lleva hoy de acción colectiva, mediática y de gran conexión con la opinión pública más concienciada. Le ha salido una muy fuerte competencia con "Greenpeace".

Levanta por eso mucho recelo entre figuras más jóvenes y con planteamientos muy distintos sobre la estrategia a seguir. Y, uno a uno, mucho menos valientes que él porque demostrado está que no tiene pelos en la lengua, ni en la pluma, aunque su discurso suene ya a muy conocido. Su excesiva confianza, por su larga militancia, y mucha vehemencia es precisamente lo que lo llevó ante un juez por lenguaraz.

Costa es un histórico, ahora de andar por casa, casi una pieza de museo, al que precisamente no se le debiera tratar con tanto desdén desde las filas del PSRM a causa de viejas rencillas y con tontas explicaciones de interpuestos, como que somos «un movimiento social independiente y apartidista, donde todo el mundo tiene cabida sin discriminación por razones de sexo, raza, creencia religiosa o afinidad política», precisamente antiguos sindicalistas de "Hidroelectrica Española", versus "Iberdrola", la empresa que tanto combatió Pedro en su día y hoy propietaria de la mayor parte de los terrenos a urbanizar en la Marina de Cabo Cope.


En "Ecologistas en Acción", "Greenpeace" o "ANSE" no goza Costa de un gran predicamento aunque finjan, cuando no hay más remedio, en un perfecto ejercicio de hipocresía en función de los objetivos irrenunciables y la imprescindible unidad de estas minorías en territorio tan sometido por la especulación urbanística. Lo que pasa ahora es que a José Ramón Jara le estorban estos movimientos sociales, asamblearios pero muy minoritarios, que tanto le obligan a mantener una pose izquierdista, que no desea, y a los que parece ha ordenado desactivar o instalar en la más trivial banalidad, como bien se pudo ver ya este sábado en la fracasada concentración de "Murcia No Se Vende".

Es la de Costa Morata la soledad del viejo triunfador de la lucha en 1974 contra la instalación de una central nuclear en Cabo Cope, promovida por "Hidroeléctrica", aunque luego reciba de sus femeninas manos, en lo que se percibe como gran contradicción, el premio nacional de medio ambiente que le concedió la ministra de Aznar, Isabel Tocino, hoy una radical, activa y comprometida con la energía nuclear en España. Y hay quien hasta dice, que como premio a haberselas jurado al PSOE de Felipe González-Alfonso Guerra-José Bono, que también lo repudió en su día al sentirse utilizado por Pedro Costa.

Costa Morata levanta ese lógico recelo entre ciertos ecologistas precisamente por quien le concedió ese tan cacareado premio en 1998, porque colabora regularmente en publicaciones muy marcadas por el tongo y porque tiene, o ha tenido, un despacho profesional-consulting abierto al público en Madrid, en la calle Francisco Silvela, para poder comer todos los días aprovechando también, y es legítimo, su proyección pública en estas cuestiones, llegado el caso. Pero en la vida, nadie le ha regalado nada a este huérfano de ferroviario pasado desde muy niño por internados de León, para más "pedigree" en la era Zapatero.

A veces, resulta que, tal vez en su afán de convertir al infiel, acepta Pedro el caramelo envenenado del adversario y realiza trabajos por encargo y remunerados. Parece el caso de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Región de Murcia, que preside el polémico José López Rejas, sobre qué hacer con el litoral murciano y que, según el propio Costa, no terminó de cobrar. IU-Los Verdes lo supo en su momento y no le puso objeciones porque el cambio de última hora desde la lista a la Asamblea Regional a la del Ayuntamiento de Murcia dicen que fue por no estar censado en la Región y no para "esconderlo" por miedo a que trascendiese en la campaña electoral.

Para muchos elementos clave de la izquierda murciana no es pues de fiar, entre muchas otras razones porque Costa no se confía a nadie, curtido ya a sus años en 101 batallas libradas en solitario y, a lo sumo, es más cercano con los compañeros de viaje que ha necesitado en cada momento para no ser desplazado del escenario, que tanto le gusta porque lo estima imprescindible para influir y que sus planteamientos sean considerados por la gente.

Lo que menos se tolera de Costa es su tendencia a repartir patentes verdes o lanzar anatemas ideológicos contra quien no comparte sus tesis, táctica o prioridades. Muchos no reconocen su autoridad porque lo perciben como un autoritario agitador fuera de tiempo y prefieren acercarse más a quien hoy tiene la mejor iniciativa y el favor de los medios en la lucha, más espectáculo, contra la urbanización salvaje del litoral, y que no son otros que los avezados, intrépidos, demócratas, universales, y mucho menos retóricos, miembros de "Greenpeace".

El gran argumento, más político, contra él es que ya no es capaz de mover a nadie, ni siquiera en su pueblo (pese a ser primo del actor Paco Rabal), tal como dice haber comprobado "Ecologistas en Acción", presidida en Murcia por la profesora Julia Martínez, cuando allí han celebrado acciones de protesta contra la "actuación de interés regional " en la Marina de Cope, cuna del propio Costa, un ecologista de otra época pero muy reacio a prescindir de las bambalinas porque todavía se siente útil aunque lo sea sólamente a su región de origen, tan poco agradecida a la postre con él aunque la central nuclear no se instalase realmente por la gran actividad sísmica medida en aquel paraje, hoy de nuevo en peligro.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien el artº, pero ¿y Pedro García de ANSE? durante más de 20 años presidente de ANSE y que solo ha dejado de ser presidente para poder cobrar de la organización al haber pedido la excedencia en el Ayuntamiento de Cartagena. De este "profesional" que vive del ecologísmo también debería ser investigado.

Anónimo dijo...

Argárico investigue Vd. también al Sr. Pedro Garcia que ha sido presidente, durante más de 20 años, de ANSE. Este Sr. ha dejado la presidencia por que , siendo presidente, no podía cobrar de ANSE, así pues ha pedido la excedencia en el Ayuntamiento de Cartagena, y se ha puesto un sueldo en ANSE mediante uno de sus muchos proyectos subvencionados por alguien. Todo un profesional que vive del ecologismo.

Anónimo dijo...

vaya patata de artículos, sólo rumores, se oye, se dice,... pero no se afirma nada.

Costa Morata es profesor que vive de ello, y que desde luego s un ejemplo de coherencia y lucha ecologista durante toda su vida, algo que me apuesto que no lo serán los "nuevos ecologistas apolíticos". Más que nada porque es antagónico el ecologismo con el liberalismo, y mientras no se traten estos temas como ha hecho siempre Pedro Costa Morata, más que de ecologismo estaremos hablando de oportunismo.

Todo mi apoyo a Pedro Costa ante tal puñalada por parte de LRMNSV.

Anónimo dijo...

El obispo ya ha retirado de la web de la diocesis los documentos que prueban la titularidad de la UCAM, coincidiendo con un nuevo mes y otros contenidos de interés para los católicos murcianos.

Anónimo dijo...

Echaba de menos un periodismo con tanto dato relevante e interpretación de hechos. Aplíquelo a otros temas y los murcianos podremos juzgar con un mayor criterio.

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Es difícil el poder llegar al fondo de los asuntos. Los viejos rockeros del ecologismo quedan pronto desfasados. Más que nada porque más que ecologismo, de lo que se trata ahora es de aplicar sentido común y una buena y correcta gestión. Léase tema de basuras, planificación urbana, etc. Sin esto el problema de fondo sigue sin resolver y siempre hay salvapatrias cazasubvenciones por todo lados de Don Benito Basuras. Lamentablemente es el ecologismo el que no debería aceptar entrar a este trapo y no dedicarse a competir con fundaciones privadas. Así lo ha entendido Ecologistas en Acción, pero no ANSE. Y desde luego no lo ha entendido, porque tenía que comer, Pedro Costa Morata. Que es importante lógicamente la coherencia, y no tanto las personas.

Anónimo dijo...

No se me atrasen con la información... que el obispo ataca de nuevo: http://new.diocesisdecartagena.org/noticias.php?action=fullnews&id=60

Anónimo dijo...

"El que sabe no habla, el que habla no sabe" Lao Tsé
Eso parece ocurrir con la segunda parte de este artículo. Dime Argárico quién te informa sobre lo de Pedro Costa y MSNV y te diré qué visión particular e interesada te transmite. Yo conozco de primera mano lo ocurrido y se aleja bastante de lo que cuentas.
Saludos.