sábado, 14 de junio de 2008

Largo epitafio / Juan José Cánovas*

Son varios meses de agonía política a los que está sometido Martínez Andreo, arrastrando el nombre de Totana y sus Instituciones. Lo que venimos afirmando algunos, arriesgándonos a ser amenazados por querellas o descalificaciones del “pesebre”, lo sentenció el presidente del PP en Murcia, Ramón Luis Valcárcel: “Martínez Andreo está perjudicando la imagen de Totana”.

Ahí es nada. Mientras, los paniaguados callan y el todavía alcalde se toma el enésimo periodo de reflexión, para consultar con la familia, Carrión, Valverde, Naus y Delgado (Los cuatro comparten el honor de estar en el sumario, de una forma u otra), asimilan el tirón de orejas de Cámara y Juan Carlos Ruíz, la tarde del miércoles en Murcia, cuando le comunicaron la “mala” nueva de que Valcárcel no aguantaba más y había que sacrificar a Pepe.

Entiendo que es muy complicada la situación para Pepe y no me gustaría estar en su pellejo. Pero no es de recibo aguantar ni un minuto más aferrándose a un cargo que debería haber abandonado la mañana que fue detenido por la Guardia Civil.

Hace casi un año que, por razones de edad y protocolo, le entregué el bastón de mando en un pleno apoteósico para él, celebrado en el Cine Velasco. Todo a su favor, con un discurso en el que, incluso, nombró a San Agustín. “Si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos…”, leyó ante el enfervorizado público.

Ni por un momento se le pasó por la imaginación que, a veces, la gloria es muy breve y para gobernar de acuerdo con la Ley y la Justicia, hace falta más que votos, por mucho valor que éstos tengan en democracia. No podrá decir, que en mis conversaciones con él, no se lo he comentado, como el que clama en el desierto.

Casi un año después, Pepe, es un hombre derrumbado, ante una tesitura muy complicada, personal y políticamente. No se si tiene conciencia de la realidad que vive o se escuda en argumentos y excusas que no se sostienen en pie, por muchas vueltas que le den.

Con independencia de responsabilidades penales, las torpezas políticas y la grave situación a la que ha llevado al Ayuntamiento de Totana, requieren su abandono de la política de forma inmediata, sin dilación. Su proyecto político era algo vacío de contenido y solo una continuación del maestro, Morales. Como los tambores: mucho ruido y nada en el interior.

Argumentan en su defensa que nadie ha tenido el apoyo popular que tuvo él, hace un año. Tampoco es menos cierto que nadie se ha atrevido nunca a utilizar los resortes del poder, repartiendo prebendas a diestro y siniestro, como lo ha hecho.

Nunca nadie, ha dispuesto de ingentes cantidades de dinero, de procedencia nada clara, para financiar la campaña electoral con apoyos de intereses económicos en busca de un beneficio privado, en muchos casos bastardo, a costa de arruinar las arcas municipales para muchos lustros.

Desde el 2003, Totana ha estado en manos de personajes mafiosos o testaferros de los que realmente han tenido el poder, desvirtuando la noble función de la política. La honestidad, el compromiso, la planificación y la gestión, han recibido la bofetada en las urnas de un pueblo que ha creído en el mensaje fácil, populachero y chabacano, con la complicidad de estamentos e instituciones que han preferido mirar para otro lado, ante la ilógica de la depredación, el desprecio a la historia o el espíritu de la cigarra.

Quizás en las próximas semanas, podamos entrar en una dinámica de futuro, con muchas dificultades, pasando por la catarsis y asunción de responsabilidades que no deben tardar, si realmente importa el futuro de Totana.

Si quiere a Totana, como pregona a los cuatro vientos, el mejor favor que puede hacer Martínez Andreo a este pueblo, es presentar la dimisión y asumir los graves errores cometidos, por duro y triste que suene. Estoy convencido que también es lo mejor para él y su familia.

*Coordinador de IU en el Bajo Guadalentín

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Sr. Martínez Andreo es el típico neotrepa muy carácterístico de su generación. Que con poco trabajo quiere conseguir a cualquier precio sus propósitos, y que la ley solamente importa cuando sopla el viento a favor. Y, lo peor, que tiene unos kilitos de más que pueden darle más de un quebradero de cabeza. Pepe, hombre, recuerda que tienes mujer e hijos. Y que el código civil te obliga a velar por los intereses de tu familia. Deja los tuyos a un lado, porque el partido ya teha puesto en el matadero. Aunque fuiste tú, con tu ambición, el que en esa dirección avanzaste sin importarte ni tu pueblo ni tu familia.