jueves, 29 de mayo de 2008

La crisis después de la crisis de Rajoy / José Antonio Martínez-Abarca

Siempre que me preguntan por la crisis de los cuarenta (voy a cumplir los primeros y espero que últimos cuarenta y dos años del camino del Dante), respondo que no me preocupa, porque la tengo pendiente para cuando resuelva otras crisis que estaban haciendo cola antes.
Es cuestión de prioridades.

Lo mismo habría que decir de la posible crisis del PP murciano para cuando Valcárcel se vaya supuestamente a Europa, el año que viene. Es una crisis que no es que sea extemporánea (al contrario, debería estar en plena efervescencia a día de ayer por la tarde), sino que la tenemos pendiente para cuando resolvamos la crisis nacional del PP, como poco. Estamos demasiado ocupados intentando resolver la crisis de Mariano Rajoy como para perder un minuto en la crisis que teóricamente ya tocaría, la de la sucesión del presidente regional murciano.

Parece raro que nadie vaya contando por ahí que el secretario general del PP murciano, Miguel Ángel Cámara, está enfadado con Valcárcel porque no ha respetado el orden de sucesión natural a la corona dejando la presidencia en sus manos.

O que tampoco nadie vaya contando que el ex vicepresidente del Gobierno murciano, Antonio Gómez Fayrén, también está enfadado con el mismo Valcárcel por impedir que Cámara sea presidente y así él poder ser alcalde de Murcia por haber dejado el actual burgomaestre el sillón libre, ya que Delegado del Gobierno mientras los sorayos y lassallos no se hagan mayores y ganen las elecciones generales no va a poder ser.

Y hay una buena razón para que nadie vaya contando ninguna de las dos cosas: porque a Cámara y a Fayrén todavía no les ha dado tiempo a enfadarse. No se pueden enfadar en la crisis de la sucesión de Valcárcel porque de momento no hay tal crisis y no hay tal sucesión.

Cierto que Valcárcel ha dicho a sus próximos que se podrá adivinar quién será su sucesor (por "tecnología digital", en la mejor tradición pepera) porque le hará, o le está haciendo, salir mucho en los papeles, en los foros, en los viajes a Madrid, para que a su teórico sucesor vaya haciéndosele "madre" en el estómago y así cuando sea presidente pueda aguantar lo que le echen. Si fuera por eso, el sucesor ya estaría elegido y su nombre en una lista cerrada y bloqueada y en el juzgado, y probablemente ya estaríamos hablando también de los enfados anteriormente citados. Pero no es así.

Quien conoce a Valcárcel sabe que hasta cinco minutos después del cierre de plazo no hay nada, ni seguro ni aproximado. ¿O no nos acordamos de lo que pasó en aquel lejano caso del consejero designado que de una noche para otra no fue tal, padre de uno de los concejales más duraderos del Ayuntamiento de Murcia? ¿Y no se acuerdan de lo que ocurrió cuando algunos creyeron que el sucesor de Valcárcel, quien había abierto su propia veda, era el entonces consejero Paco Marqués, me refiero, lo que le ocurrió al final a Paco Marqués?

Que, viendo que la presidencia no se quedaba ni en vicepresidencia y que había llegado a su techo regional al menos en vida de Valcárcel, aceptó echar su vida a perder ganando dinero en la empresa privada, un despilfarro, otro, del PP porque es infinitamente más fiera política, tiene más imagen y seduce más a las señoras que todos los pitufines de Rajoy juntos.

Yo del posible “sucesor” y de los que se pueden enfadar hipotéticamente empezaría a preocuparme ya, y así cuando llegue el gran día de que a lo mejor eligen a otros que pasaban por allí, pues una cosa que han adelantado.

www.elfaro.es

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este periodista de comunidad de vecinos lo que está apoyando en realidad es la gestión de las corruptelas de Marqués, el ex consejero de Medio Ambiente, en los casos de la Zerrichera, o de Morrales, el aforrado, en Totana, etc. ¿Y las mujeres que se lleva de calle son unas Inmaculadas de la vida, como la consejera de Economía, es decir, su vecina, o Encarna Muñoz, la imputada con el objeto de que lo firmen todo?