martes, 4 de marzo de 2008

La hora de la verdad / Ángel Martínez*

Desde 1980 el incremento continuado de la población española, ha sido una constante, pasando de 37,7 millones de habitantes hasta los 45.1 millones de habitantes en 2007, y las estimaciones de crecimiento en los próximos años anticipan que en 2015 estaremos entorno a los 50 millones de habitantes.

En la Región la población ha pasado de los 957.903 habitantes en 1980 a 1.391.147 en 2007, lo que supone un crecimiento del 45.23%, siendo junto con las Baleares (con un 50.22%), las dos comunidades autónomas de mayor crecimiento poblacional de España, que lo hacía en el 19.54%.


La población extranjera en España se situaba, a primeros de enero de 2007, en 4.519.554 personas empadronadas, de los que 201.700 (un 10%), están en la Región de Murcia, lo que representa el 14.49%, de la población regional, siendo también con Baleares con el 18.45%, las dos comunidades autónomas de mayor porcentaje de extranjeros. La Región supera en población a todas las regiones unprovinciales, a excepción de Madrid, e incluso a las de Aragón y Extremadura.

Las turbulencias financieras y la desaceleración de la construcción y del consumo plantean nuevos retos, que obligan a poner en marcha actuaciones y recursos extraordinarios que permitan fortalecer su realidad socioeconómica y su competitividad. El ciclo económico parece haber tocado techo o, cuanto menos, afrontamos una etapa de menor crecimiento.

La crisis de confianza en el sector financiero no sólo no desaparece, sino que algunos analistas anticipan que la economía de Estados Unidos podía estar entrando en recesión, por este motivo la Reserva Federal ha rebajado los intereses y posiblemente los vuelva a bajar. El Banco Central Europeo parece que asumirá igualmente la necesidad de una rebaja en los tipos de interés para afrontar una situación difícilmente anticipable hace apenas unos meses.

Las dificultades crediticias, consecuencia de la crisis financiera por las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, se ven incrementadas por la drástica caída en la venta de viviendas y la reducción del consumo. Una desaceleración que en la economía española comienza lamentablemente a hacerse patente.

La Encuesta de Población Activa confirma que por primera vez desde 2002 la economía española pierde empleo, y la tasa de paro se sitúa en el 8.6%. Es necesario nuevas actuaciones que permitan activar la economía, evitando que la crisis financiera, la caída de la construcción residencial y el consumo conduzcan a una etapa de pérdida de empleo.

España acumula en los últimos años un alto déficit en su balanza exterior, al que se suma la caída de las inversiones extranjeras. Una situación que obliga a profundizar en las razones del porqué, y actuar en consecuencia.

Los costes de la seguridad social a las empresas son muy superiores a la media europea, suponiendo un impuesto directo sobre la producción y una ventaja para las importaciones, por ello es preciso su reducción. Para compensar la posible caída de ingresos es preferible subir el IVA, que afecta tanto a lo producido en España como a las importaciones.


La presión fiscal en los países de la Unión Europea difiere de manera importante de la española que ha seguido aumentando, alcanzando hoy un importante diferencial con la media de la UE. Una situación que esta afectando a la inversión exterior por lo que, es preciso reducir los impuestos sobre los beneficios de las empresas, así como él de la renta de las personas físicas.

A la vez es necesario eliminar el impuesto del Patrimonio, que prácticamente no existe en la Unión, así como con el impuesto de sucesiones y donaciones, lo que ayudaría a incentivar el ahorro de las familias.


Otro de los graves problemas de la economía española es la pérdida continua de competitividad como consecuencia directa del diferencial de inflación que mantiene con los países de la Unión. La inflación española responde a los incrementos de los precios de la cesta de la compra y de la energía.

España depende excesivamente del petróleo y, por lo tanto, se ve afectada con mayor dureza por el incremento del mismo, mucho más que Francia que cuenta con energía nuclear. Es preciso impulsar el desarrollo y el aprovechamiento de las energías renovables, modernizando las centrales nucleares existentes e incrementar su potencia y seguridad con las nuevas tecnologías hoy disponibles.

La realidad nacional obliga a alcanzar acuerdos al menos entre los dos grandes partidos para reforzar la unidad de mercado, impulsar la modernización de las relaciones laborales, de acuerdo con los sindicatos y los empresarios, y de igual modo, sobre el futuro de las pensiones ante la nueva advertencia de la Unión Europea, sobre sus previsibles dificultades a medio plazo.

Es preciso afrontar con realismo el desarrollo de las infraestructuras de comunicaciones ferroviarias de alta velocidad y de mercancías para hacer de la situación de periferia de la Región de Murcia respecto a Europa, una oportunidad, a través de los puertos al Mediterráneo, paso natural de los tráficos con Asia y Estados Unidos.

* Vicepresidente de la CAM y secretario de Economía del PPRM

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