miércoles, 8 de agosto de 2007

En lucha por la costa de Águilas / El País


El pueblo murciano es uno de los casos más dramáticos
de destrucción del litoral

ÁGUILAS.- Es uno de los pocos tramos de costa virgen que quedan en el litoral mediterráneo español. Entre los municipios de Águilas y Lorca, al sur de la región murciana, se extiende una larga franja de playas vírgenes que alternan paisajes de dunas fósiles y cordilleras. El paisaje natural ha ido cediendo terreno a las construcciones que ahora se adentran a los pies de los montes y en el mismo litoral.

"En los últimos años se está construyendo demasiado", explica Huerta Navarro. Nació hace 71 años en Águilas y ha sido testigo de la evolución del municipio, que tradicionalmente se ha nutrido de la agricultura y de la pesca. "Como esto siga así, dentro de poco tendremos que recorrer kilómetros para ir al campo, cuando hasta hace nada en la zona de Hornillos había cuatro casas", explica. En la bahía, las recientes edificaciones se amontonan a pie de la sierra del Cambrón. La actividad urbanística, que según los ecologistas pone en peligro a las tortugas moras que pueblan la zona y las praderas de posidonia en el mar, y queda patente en las grúas y los corrimientos de tierra en la cima del monte, donde se está edificando otro complejo de viviendas frente a la isla del Fraile.

Siguiendo el litoral se divisa la urbanización de Calabardina, antes de llegar a las llanuras de momento todavía casi vírgenes de la Marina de Cope. Asociaciones de vecinos y ecologistas han puesto el grito en el cielo centrando su denuncia en el caso más polémico, el de la Marina de Cope. El proyecto, promovido por el Gobierno popular de la comunidad, prevé la construcción de más de 9.000 casas, 20.000 plazas hoteleras, 1 marina con 2.000 amarres y 5 campos de golf.

Para ello, se ha desprotegido parte del Parque Natural de Cabo de Cope y Puntas de Calnegre. La actuación fue recurrida en 2001 ante el Tribunal Constitucional, que todavía no se ha pronunciado al respecto, aunque la comunidad ha anunciado que seguirá adelante independientemente del dictamen.

"Lo que nos parece sospechoso es que se dilate demasiado la resolución, ya que, según los expertos que hemos consultado, lo normal es que tarde unos dos o tres años", explica Martín Rodríguez, secretario de la Asociación de vecinos Amacora, vinculada a asociaciones ecologistas locales.

Lo que está ocurriendo en Águilas es una de las principales denuncias por urbanismo salvaje que incluye el informe Banderas Negras 2007 de Ecologistas en Acción. El velero de la asociación, que partió el 17 de julio de Cádiz y acabará el 31 de agosto en Barcelona, recorre la costa para denunciar las agresiones del litoral, y este fin de semana recaló aquí, donde realizó el último de los múltiples actos de protesta contra el proyecto de Marina de Cope. El titular de la Consejería de Turismo y Consumo de la región, José Pablo Ruiz Abellán, respondió a las últimas acusaciones destacando que el proyecto "será ejemplo y referente nacional e internacional en equilibrio medioambiental".

No a todos en Águilas les importa el deterioro de la costa. Empresarios como Ginés Piña, propietario de tres quioscos en el paseo marítimo de Águilas, asegura: "Para mí, cuanta más gente venga, mejor; quienes estén en contra es porque no viven de eso", opina. "El litoral acabará urbanizado, esto no hay quien lo pare, y si no se urbaniza aquí, se hará en otro lugar", asegura.
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