miércoles, 4 de julio de 2007

Controversia sobre la necesidad de fusionar las cajas de ahorros españolas / Dionisio Yáñez

Las cajas de ahorros más importantes a nivel nacional recientemente han iniciado los pasos para internacionalizarse.

Antes de ello, diversificaron sectorial y geográficamente su cartera de ingresos mediante dos procesos paralelos: la constitución de una potente cartera industrial y la expansión geográfica nacional fuera de su Comunidad Autónoma de origen. Pero todavía queda algo pendiente, algo inevitable, en el seno de nuestro mercado doméstico nacional: la integración, llámese fusión, de algunas Cajas locales de tamaño mediano y pequeño. Este proceso está especialmente latente en tres CCAA: País Vasco (la vizcaína BBK, la guipuzcoana Kutxa y la alavesa Vital), Andalucía (fusión de las seis grandes cajas andaluzas) y Castilla León (potencial fusión de Caja Duero y Caja España).

En la actualidad existen en España 46 Cajas de Ahorros que en su conjunto cubren y dan servicio a la población dispersa a lo largo de toda la geografía española. Pero a este número y dimensión de cajas, se ha llegado tras dos siglos de historia. En palabras de la CECA, Confederación Española de Cajas de Ahorros, ‘para conocer el origen de las Cajas de Ahorros hay que remontarse a los antiguos Montes de Piedad del siglo XVIII’. Las primeras Cajas de Ahorros de España se fundaron hace casi doscientos años, en el marco de una sociedad muy castigada por la guerra de la independencia, con el fin de luchar contra la usura que sufrían los pequeños agricultores en los meses de mala cosecha.

Su principal objetivo era adecuar el ahorro popular hacia la inversión y realizar una labor social en sus respectivos ámbitos territoriales. La primera Caja de Ahorros española fue fundada en 1834 por el Conde Villacreces, en Jerez de la Frontera, que admitía imposiciones de 4 reales hasta 2.000 abonando un 4% de interés a los impositores. Con el tiempo, las Cajas de Ahorros se fueron convirtiendo en auténticas instituciones financieras y empezaron a ofrecer a sus clientes una completa gama de servicios. De esta manera, comenzaron a competir con el resto de entidades bancarias hasta alcanzar en la actualidad más de un 50% de cuota de mercado.

Actualmente, las 46 Cajas de Ahorro españolas dan trabajo a más de 124.000 empleados a través de 23.457 sucursales. Su cota de mercado conjunta supera el 48 % en el caso de ‘depósitos’, el 29 % en ‘fondos de inversión’ y el 47 % en ‘créditos’. Su papel en el sistema financiero español es muy importante, ya que su peculiar naturaleza jurídica les impide ser compradas por los grandes Bancos, impidiéndose así un natural y lógico oligopolio financiero en nuestro país. Fruto de este ‘paraguas jurídico’ se pudieron reinvertir durante 2.006, 1.693 millones de euros en obras sociales y culturales, de un total 7.114 millones de euros de beneficios logrados después de impuestos.

Varias razones aconsejan la fusión de algunos grupos, no todos, de cajas de ahorro locales, en una sola Caja de mayor dimensión. CAJASOL, décima Caja a nivel nacional tras la fusión de la Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla y Jerez y el Monte de Piedad y CA de Huelva y Sevilla, define como objetivos-razones de su fusión los siguientes: impulsar el crecimiento del volumen de negocio; aumentar las cuotas de mercado regional y nacional; mejorar en rentabilidad, eficiencia y solvencia patrimonial; incrementar la capacidad de innovación y diversificación en productos y servicios financieros, y promover una mayor participación en grandes proyectos de interés regional.

¿Pero cómo se logra la eficiencia en este proceso de fusión de cajas? Pues compartiendo entre ellas, servicios y estructuras organizativas comunes, en búsqueda de alcanzar menores costes unitarios, para así mejorar su nivel de competitividad y su ratio de eficiencia (porcentaje de los ingresos recurrentes que son comidos por los gastos fijos de la empresa). Se eliminarían así, al menos teóricamente, varios cargos ‘duplicados’ de la Alta Dirección, un área de Marketing entera, otra de Tesorería, otra de Riesgos, otra de Medios de Pago (tarjetas), otra de Auditoria, Asesoría Jurídica, etc…

¿Y no es más fácil crecer geográficamente vía apertura de oficinas próximas en regiones limítrofes a tu CCAA natal? Este modelo de crecimiento vía ‘mancha de aceite’ no evita, sino todo lo contrario, las guerras cruentas de precios de cajas de ahorros vecinas. Es mejor crear una única Entidad que optimice la fidelidad de sus clientes y la sólida imagen de marca derivada de su arraigo local y proximidad al cliente. A veces es mejor aliarse con el enemigo, que entrar en una guerra de precios con él. Y la fusión es una de esas formas.

Pero este proceso de fusión entre Cajas, se topa con 4 problemas ajenos a la equidad económica: 1) Distintos signos políticos de las CCAA que deben apoyar la fusión de sus cajas locales. 2) Deseo del Director General y resto de miembros del Comité de Dirección de mantener su poder en su feudo autonómico natal. 3) Duplicidad de oficinas y empleados en determinadas ciudades y poblaciones, con la consiguiente oposición de los sindicatos a la hora de aprobar el proyecto de fusión de dichas cajas (solapadas en recursos humanos y oficinas). 4) Distintas plataformas tecnológicas y, a veces, muy distintas ‘culturas de empresa’. Estos cuatro factores, por sí solos, pueden truncar cualquier proyecto de fusión, por muy bien que esté justificado desde el punto de vista económico. La situación actual de muchas cajas de ahorros, no deja de ser la de ‘un Reino de Taifas’, donde sólo grandes visionarios, generosos con las empresas que gestionan, serán capaces de anteponer los intereses de la empresa a los suyos propios. Y esto seguro que ocurrirá, al menos a medio plazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la ‘raza’ de los hombres decentes y la raza de los indecentes. Ambas se encuentran en todas partes y en todas las capas sociales. Ningún grupo se compone de hombres decentes o de hombres indecentes, así sin más ni más. En este sentido, ningún grupo es de ‘pura raza’". Victor Frankl

"El poder lo tienen aquéllos que disponen de la capacidad de meter miedo, cambiar creencias, o ofrecer recompensas. De estas tres opciones el causar miedo es la más sencilla de lograr, amenazando, debilitando al otro o influyéndolo en sus pensamientos". J.A Marina


No es difícil anular al perverso. Sólo hace falta no entrar en su juego, no aceptar su chismorreo. No acceder a la orden que impida hablarle o saludar a la víctima. Eva Ventín