lunes, 18 de junio de 2007

Rey de Arabia Saudita: "El conficto de Oriente Medio puede alcanzar dimensiones mundiales"

CASABLANCA.- "Si queremos identificar las raíces del terrorismo internacional, debemos dirigir la mirada hacia los focos de los conflictos internacionales, que los terroristas aprovechan como terreno fértil para promover sus planes criminales. Nuestra región está llena de esos conflictos. Su solución no sólo traería la seguridad y la estabilidad para la región y sus pueblos, sino que reforzaría los esfuerzos de nuestro país en la lucha contra el terrorismo y privaría a los terroristas de una justificación para sus perversos fines", dice hoy en una entrevista con "El País" el rey de Arabia Saudita, Abdalá Bin Abdelaziz.

"La región está cargada de problemas y esto nos preocupa enormemente. Mis temores son similares a los de toda la gente sensata: que la continuación de todos esos conflictos provoque un estallido que no se limite a la zona, sino que alcance dimensiones mundiales", advierte el monarca.

"Un programa nuclear en la región es otra carga más sobre ella. Nuestra posición se refleja, en primer lugar, en el apoyo a la no proliferación de armas nucleares en la región, y en trabajar para que se alcance un arreglo pacífico al dossier iraní, lejos de la tensión y el nerviosismo que dominan el actual lenguaje. (...) En lo que respecta a las armas nucleares, estoy profundamente convencido de que el mundo estaría mejor sin ellas. Ningún país las necesita, por lo tanto no es necesario mantener ninguna capacidad nuclear", se muestra convencido este anciano de 82 años.

"Esperamos que Occidente haga un esfuerzo similar para profundizar el respeto entre las distintas culturas, religiones y creencias, con el fin de lograr la coexistencia pacífica entre los pueblos", dice esperanzado también este líder indiscutible del mundo árabe.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Posibles consecuencias [editar]Los que apoyan la Teoría del Pico del Petróleo dudan que antes de su llegada se hayan podido explotar nuevas fuentes de energía que compensen los efectos del agotamiento del crudo en nuestra vida diaria. Otros creen que la tendencia dominante será la de seguir usando combustibles fósiles como el carbón o el metano y el problema no será tanto la sustitución del petróleo por otros combustibles sino más bien, el del cambio climático. La base de este punto de vista es que todas las reservas de crudo existentes no se pueden pretender quemar sin afectar con ello negativamente al clima de la Tierra. Los efectos sobre el clima según algunos podrían hacerse notar antes que el agotamiento del crudo. Desde esa visión las reservas son irrelevantes. Esto es lo mismo que ocurre con el plutonio, otra fuente de energía. El problema en su caso no es tanto cómo encontrarlo o fabricarlo sino cómo usarlo de forma segura sin que graves efectos colaterales hagan inútiles sus beneficios energéticos.


La teoría de Hubbert [editar]Hubbert es el geofísico que creó el modelo matemático que predice el nivel de extracción del petróleo a lo largo del tiempo. Según su teoría, la extracción de un pozo cualquiera sigue una curva con un máximo, cenit de producción, en su centro. Llegados a ese punto cada barril de petróleo se hace, progresivamente, más caro de extraer hasta que la producción deja de ser rentable al necesitarse gastar más cantidad de crudo, que el que se obtiene de extraerlo, es decir cuando se necesita consumir el equivalente a un barril de petróleo, o más para obtener ese mismo barril de crudo del subsuelo. Observó también que, si la curva de producción de un pozo seguía esa simple función parabólica, la curva de producción de países enteros y, por extensión, la curva mundial seguirían patrones similares. Estas son las que se conocen como curva de Hubbert.

Tomando la producción pasada de crudo y, salvo que ocurran factores anómalos como un bajón en la demanda, el modelo predice la fecha del punto de máxima producción para un campo petrolífero o, por extensión, para toda una región entera. El máximo de extracción es citado como el pico. Tras el pico la extracción entra en la fase de agotamiento. El gráfico del ritmo de producción de crudo para un yacimiento individual sigue, como se ha explicado, una configuración de campana: primero, un lento y sostenido período de producción creciente, luego, un incremento acelerado que finaliza en una meseta (el pico) para, finalmente, emprender una empinada cuesta abajo en la producción, llevándola a un declive irreversible.

Cuando se descubre una reserva petrolífera su reducida producción inicial empieza con muchas limitaciones debido a toda la infraestructura que se requiere instalar para que el yacimiento pueda ser explotado a pleno rendimiento. Cuando se han horadado suficientes pozos y se han instalado todas las plantas de extracción y procesado necesarias la producción aumenta. Pero en algún momento se alcanza un nivel de extracción que no puede ser rebasado por muy avanzada tecnología que se use o por mucho que se hagan más pozos. Después del pico, la producción disminuye irremediablemente y cada vez más rápido. Pero antes de llegar al agotamiento completo del yacimiento existe otro punto significativo que no tarda en alcanzarse. Esto es cuando la extracción, transporte y procesado de cada barril extraído cuesta más energía que la contenida en él. Llegados a ese punto, Hubbert teorizó que la extracción de crudo con fines energéticos dejaría de ser rentable por lo que ese campo petrolífero sería abandonado. En 1956, Hubbert predijo que la producción de crudo de los Estados Unidos debería alcanzar su pico entre 1965 y 1970. Y lo cierto es que el pico se alcanzó el año 1971, año a partir del cual la produccón ha seguido un progresivo descenso hasta tal punto que, actualmente, se extrae al mismo nivel que durante la década de los 40. De acuerdo con el modelo de Hubbert, las reservas de EEUU se agotarán a finales del siglo XXI.

La teoría de Hubbert se ha aplicado para otros recursos fósiles como el gas natural, el carbón o aceites no-convencionales.


La predicción del pico [editar]
Según la organización ASPO en su informe del año 2005 el cenit de producción sobrevendría en el año 2007 aproximadamente.
La Energy Information Administration predice que no ocurrirá el pico antes del 2025. Fuentes: International Energy Outlook 2004. La International Energy Agency hace una proyección similar
La creciente distancia entre descubrimientos y producción pone en riesgo la sostenibilidad de la sociedad actual.Son pocos los que niegan que los recursos fósiles sean finitos y que haya que buscar energías alternativas para el desarrollo futuro. La mayoría de los críticos argumentan que el pico no ocurrirá tan pronto y que la forma del pico podría ser irregular y extenderse bastante en vez de decrecer rápidamente como vaticina la teoría de Hubbert. Como cualquier modelo matemático la precisión en la predicción esta limitada por la precisión de las variables introducidas. Si variables como el consumo se han estimado incorrectamente entonces la fórmula daría resultados erróneos.

En 1971, Hubbert usó las estimaciones de las reservas mundiales de crudo para predecir el pico global del petróleo. Echó mano tanto de las previsiones más optimistas como de las más pesimistas del momento, lo que le situó el pico entre 1995 y el año 2000. Dado que la predicción resultó ser errónea, han debido ocurrir otros factores imprevisibles que hayan retrasado la aparición del pico. Uno de estos factores sería la crisis energética de 1973 en la cual disminuyeron drásticamente los suministros de crudo, lo que se tradujo en una escasez que condujo a reducir el consumo. La crisis energética de 1979 y el pico en el precio del barril en 1990 debido a la Guerra del Golfo fueron similares pero tuvieron efectos menos graves sobre los suministros. Por lo que respecta a la demanda, las recesiones en los 80 y los 90 redujeron también la demanda de consumo de crudo. Todos estos efectos teóricamente habrían sido los causantes del retraso del pico del petróleo.

La Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo y el Gas (ASPO) fue fundada por el geólogo Colin Campbell. Basándose en la información actual sobre las reservas petrolíferas conocidas y sobre la tecnología disponible, la asociación predice que el pico mundial de producción sucederá en torno al año 2010 [[2]]. Para el gas natural el pico se retrasaría unos años más y se situaría entre el 2015 y el 2025.

En años recientes el consumo ha alcanzado la cifra de 25.000 millones de barriles anuales mientras que la cifra de nuevos descubrimientos petrolíferos ha disminuido hasta, tan solo, 8.000 millones de barriles anuales. La tendencia es totalmente insostenible ya que va hacia un aumento del consumo y una disminución cada vez más acusada en los nuevos hallazgos. Todo hace pensar que los enormes campos petrolíferos y de fácil acceso ya son cosa del pasado. En marzo de 2005 la International Energy Agency (IEA) pronosticó una demanda mundial anual de 84,3 millones de barriles al día [3], lo que significa más de 30.000 millones de barriles anuales. Estas cifras de consumo se igualarían, por primera vez, con los valores de producción global por lo que no quedaría margen para acumular excedentes. Incluso si hubiese temporalmente suficientes reservas de crudo para satisfacer la creciente demanda existe un límite indeterminado a partir del cual el incremento de la capacidad de producción se hace inviable. Además, ese mismo mes de marzo, el ministro argelino para la energía y la minería declaró que la OPEP había alcanzado su techo de producción [4].

El United States Geological Survey (USGS) estimó que hay suficiente petróleo para continuar con los niveles de extracción actuales durante 50 o 100 años más [5]. En el año 2000 el USGS realizó un estudio global sobre el estado de las reservas de crudo en el que predijo la llegada del pico del petróleo en torno al año 2037. Este estudio es rebatido por la importante industria petrolera saudí, desde donde se dice que la previsión de los suministros futuros del gobierno estadounidense son una "peligrosa sobre-estimación [6]. Campbel argumenta que las estimaciones del USGS son metodológicamente erróneas. Un problema es que los países de la OPEP sobreestiman sus reservas para obtener cuotas más altas y para evitar las críticas internas. Además el crecimiento económico y demográfico deberían conducir a un incremento del consumo futuro de energía.


Retorno de energía invertida [editar]Cuando empezaron las extracciones de petróleo a mediados del siglo XIX los inmensos campos petrolíferos aportaban 50 barriles por cada barril usado en la extracción, el transporte y el refino. Este ratio se denomina retorno de energía invertida (en inglés Energy Return on Energy Investment o simplemente Energy Return on Investment lo que se conoce por las siglas EROEI o EROI). Este ratio ha ido perdiendo eficiencia a lo largo del tiempo a medida que se explotan yacimientos cada vez más inaccesibles: actualmente se recuperan entre uno y cinco barriles de crudo por cada barril usado en el proceso. La razón de estos rendimientos decrecientes es que, a medida que se seca un pozo, el petróleo de este resulta más difícil de extraer cada vez. Esa disminución de la eficiencia en la extracción seguirá hasta que, llegado un punto, por cada barril invertido en la extracción solo se obtenga otro barril. En ese momento el petróleo ya no podrá ser usado como forma de energía primaria. La energía que se use para extraerlo podría provenir de fuentes de energía alternativa.

No todas las fuentes de energía pueden ser cómodamente almacenadas. Debido a la alta densidad de energía y a la relativa seguridad de la gasolina a temperatura y presión ambientes, este producto resulta inigualable para el transporte de energía. En la práctica se usa como acumulador químico, capacidad de la que carecen las fuentes renovables como el viento o el Sol. Por este motivo es posible que el petróleo continúe extrayéndose y refinándose más allá del punto a partir del cual se requiera consumir más energía que la que se obtenga de él.


Implicaciones del pico del petróleo [editar]
Planta de energía en Iraq.La llegada del pico del petróleo provocaría una escasez de dicho recurso. Pero esta escasez sería diferente a todas las sucedidas en el pasado ya que sus causas serían muy distintas. Los anteriores períodos de escasez tuvieron más que ver con razones políticas que con problemas reales en la extracción de los recursos. Esta vez, en cambio, el motivo fundamental será la falta de crudo suficiente para abastecer a toda la demanda. Los efectos y la gravedad de dicha escasez dependerán de lo rápido que decrezca la producción y de si se adoptaron medidas preventivas para adaptar la sociedad al uso de energías alternativas. Pero puede que esas alternativas ni siquiera lleguen a tiempo. En ese caso todos los productos y servicios que requieran el uso de petróleo escasearán disminuyendo el nivel de vida de todos los países. Los escenarios futuros van desde un más que probable colapso de la sociedad industrializada hasta los que afirman, no sin cierta fe en ello, que la economía de mercado o las nuevas tecnologías resolverán el problema.


Catástrofe [editar]El crecimiento económico y la prosperidad que vive el primer mundo desde la revolución industrial son debidas, en gran parte, al uso de los combustibles fósiles. Estos recursos fósiles inevitablemente tienden a ir decayendo ya que se consumen a una velocidad muy superior a la que son reemplazados (escalas geológicas). Algunos creen que el decrecimiento de la producción de combustibles producirá un impacto drástico en la civilización tecnológica moderna ya que esta es fuertemente dependiente del petróleo como combustible, como acumulador químico, y para la industria de los fertilizantes. Los EEUU son especialmente dependientes de esta materia prima. Alrededor de un 90% del transporte de la primera potencia mundial hace uso del petróleo.

Algunos vaticinan que ocurrirá una catástrofe maltusiana a medida que se incremente la ineficiencia en la producción de crudo. Desde la década de los 40 la agricultura ha incrementado enormemente su productividad, debido en gran medida al uso de pesticidas y abonos químicos así como de la mecanización de los procesos de cultivo y recolección. A este proceso se le llamó Revolución verde. La subida en la producción de alimentos ha revertido en una subida en un crecimiento de la población sin precedentes en los últimos 50 años. Los pesticidas y fertilizantes tienen al petróleo como ingrediente básico. La maquinaria agrícola también requiere aceite. Sabiendo que, actualmente, para producir una comida se consumen entre 5 y 15 julios de energía en la producción y la distribución se ha especulado que una disminución en los suministros de crudo causarían el colapso de la agricultura moderna lo que revertiría en una drástica reducción de la producción de alimentos. Su escasez podría producir hambrunas masivas.

La escasez de petróleo podría forzar a cambiar los métodos agrícolas hacia la llamada agricultura biológica menos dañina medioambientalmente pero también menos intensiva. La nueva agricultura requerirá también una mayor mano de obra lo que obligará a que mucha gente deje las ciudades para desplazarse al campo invirtiéndose la tendencia predominante en las sociedades industriales de migración de gente del campo a las ciudades. Otro posible efecto derivado se haría notar en las sociedades cuyo transporte y urbanismo son altamente dependientes del petróleo como es el caso de Europa pero, sobre todo, los EEUU.

En Norteamérica los efectos de la escasez de crudo serían especialmente dramáticos. La mayoría de los americanos viven en los llamados suburbios1, zonas de baja densidad y de construcción residencial extensiva concebidas para el uso del automóvil. La estrecha relación entre el coche y el tipo de vivienda hacen del suburbio americano un sistema insostenible. La falta de combustible para sus coches obligaría a muchos americanos a desplazarse a zonas de mayor densidad de población. Los suburbios podrían convertirse en los barrios bajos del futuro. Existe un movimiento que pretende abordar este problema llamado "New Urbanism" que busca hacer evolucionar los suburbios hacia barrios de mayor densidad construyendo nuevas edificaciones no tan extensivas.

El medio ambiente podría también verse afectado. Cuando la producción de crudo empiece a declinar la humanidad podría aumentar el uso de energías aún más contaminantes como el carbón, del cual aun quedan reservas significativas en la Tierra. Esto podría acelerar el calentamiento global y los problemas sanitarios como el cáncer y el autismo [7].

1 El significado de suburbio en América es el de zona residencial poco densa situada a las afueras de una ciudad. Esto contrasta con el significado europeo que se refiere a zonas densas y degradadas en el interior de las ciudades.


Recesión [editar]Un escenario no tan apocalítptico supone un lento ritmo de agotamiento y una lenta transición hacia energías alternativas lo que podría causar un gran parón en la economía, lo que se conoce por recesión o depresión debida a los altos precios de la energía. Históricamente existe una estrecha correlación entre las subidas del precio de los carburantes y los bajones económicos. La inflación también está enlazada con las subidas en el precio del petróleo. A pesar de todo los economistas están en desacuerdo sobre la intensidad y las causas de esta asociación. La economía mundial podría volverse menos dependiente del petróleo que durante los primeros momentos de la crisis. En comparación, las recesiones de principios de los años 1970 y de principios de los años 1980 se debieron a un relativamente breve periodo en el que la disponibilidad de energía menguó sustancialmente; el posible futuro de una subida de precios debida al agotamiento real de los recursos augura un periodo de recesión mucho más profundo y prolongado que los vividos hasta ahora. Ver Crisis energética.


Los países en desarrollo [editar]Un declive en los combustibles fósiles también afectaría a los países en vías de desarrollo en el tercer mundo ya que haría inalcanzables las pretensiones de muchas de esas naciones por tener las comodidades y el elevado nivel de vida de los Estados Unidos y Europa. Los pesimistas opinan que la limitación de los recursos agudizarán las diferencias y los enfrentamientos entre el norte rico y el sur pobre mientras que otros, más optimistas, afirman que los problemas solo serían temporales mientras se da el paso al uso de energías alternativas.


Nuevas tecnologías [editar]Las nuevas tecnologías podrían hacer disponibles nuevas fuentes de energía o permitir que una mayor cantidad de energía pudiera ser extraída de las viejas. Es sabido que la mayor parte del potencial energético se desaprovecha. Por ejemplo, solo un 10-20% de la luz solar incidente sobre las células solares se convierte en electricidad y solo se logra extraer un 35% del petróleo en un yacimiento típico. Las nuevas tecnologías podrían incrementar estos valores. Muchos de los aceites no-convencionales actualmente requieren más energía para extraerse que la que se obtiene de su quema. Esto también podría cambiar con las nuevas tecnologías. El hecho es que a medida que se agotan las reservas se incrementa la dificultad de la extracción y van quedando las más alejadas y las situadas en lugares más inhóspitos e inaccesibles. Resulta imposible prever qué nuevas tecnologías favorecerán un mayor aprovechamiento energético pero lo que sí es seguro es que no podrán contener el declive de la producción de crudo ya que se trata de un recurso finito. A lo sumo podrán prolongar la llegada del pico más allá de las predicciones actuales.

Muchos tienen especial confianza puesta en la posibilidad de desarrollar con éxito la fusión nuclear. Para ello las naciones ricas han puesto en marcha un proyecto común, el ITER, cuyo objetivo es lograr el desarrollo de un reactor de fusión rentable y seguro. Si bien esta nueva fuente de energía primaria quizá pudiera resolver muchos de los problemas de la crisis energética y ecológica, sobre todo en lo que respecta al abastecimiento de electricidad, debería encontrarse un sustituto a los combustibles en el que pudiera almacenarse de forma segura y lo más limpia posible la energía generada por dichos reactores. La solución a eso podrían ser las células de hidrógeno aun en fase de pruebas. Por desgracia, la construcción del primer reactor comercial está aun lejos de ser realidad. Ni siquiera los más optimistas la vaticinan antes del 2050 mientras que la gran crisis del petróleo se espera que llegue mucho antes. A corto y medio plazo pues, la fusión nuclear no parece que pueda ser la solución.


La solución de mercado [editar]Una solución de mercado se basa en la creencia que la escalada de los precios del petróleo debido a la escasez de este estimulará las inversiones en las tecnologías que reemplacen el uso de carburantes, hagan más eficiente la extracción del crudo e incrementen la productividad. El reto económico en un entorno de agotamiento de los viejos recursos es que la investigación en energías alternativas necesita de combustibles fósiles para su realización. Los críticos argumentan que la escasez de combustibles hará estas investigaciones más caras, incrementando el coste del desarrollo de las nuevas tecnologías en la misma medida.

A medida que los costes energéticos aumentan estos pueden llegar a superar los costes laborales y, a largo plazo, los tipos de interés bajarían en conjunción con la caída de la productividad de una economía carente de energía. Algunos creen que otras fuentes de energía podrían hacerse más atractivas. A pesar de todo, los críticos afirman que la solución de mercado se equivoca al formularlo todo en términos puramente monetarios, ya que, en sus valoraciones, consideran únicamente el precio del petróleo, cuando en realidad el aspecto importante a tener en cuenta es la eficiencia energética (el balance entre energía invertida para la extracción y el refino frente a energía extraída).

Los que apoyan la solución de mercado contrargumentan que con más dinero es posible encontrar soluciones alternativas.

Los críticos abogan por un modo de actuación más previsor que dejar actuar al mercado en espera de que este y la mano invisible resuelvan los problemas que se vayan planteando. Argumentan que el dinero y los combustibles fósiles actuales deberían usarse para obtener soluciones a largo plazo realmente sustitutivas ya alternativas ahora que aun hay tiempo para maniobrar y corregir los errores. Esperar a las reacciones del mercado puede hacer que sea demasiado tarde cuando se pretenda actuar para paliar los efectos de la escasez. Dejar hacer a ver qué pasa es jugar a la ruleta rusa en un experimento global que sólo se puede realizar una vez en el que el colapso total es una de las posibilidades a contemplar, un riesgo que la humanidad no debería permitirse asumir.

Otros critican al mercado como un agente económico que más que encontrar soluciones agravará aun más la situación. Tradicionalmente el resultado de toda crisis es que los pocos beneficiados por esta buscan el beneficio cortoplacista, en este caso serían los suministradores de crudo. El mercado podría aprovecharse de la escasez del recurso y fomentar incluso una artificial escasez de las fuentes de energía alternativas enriqueciendo a unos pocos en vez de facilitar la transición a estas nuevas fuentes por lo que podría suponer pues un freno más.

Los anteriores periodos de escasez, en el crack del 29 o en la crisis del petróleo de 1973, por ejemplo, se debieron más a coyunturas económicas y políticas que a escaseces reales. Cuando esta llegue y sea real muchos piensan que el mercado no actuaría sino como una sinergia negativa empeorando la crisis y haciendo que empresas o industrias que en principio no se debieran ver tan afectadas por la crisis fueran arrastradas por las interrelaciones del mercado que hacen que toda la economía esté estrechamente entrelazada pudiendo caer como un castillo de naipes cuando algo falla. Finalmente toda la estructura incluso la de los que se beneficiasen en los primeros momentos podría verse afectada.

Hasta ahora este supuesto freno del mercado hacia soluciones alternatives que palíen nuestra dependencia del petróleo parece confirmarse en la motivación de las grandes potencias como los EEUU de seguir extrayendo y quemando crudo hasta la última gota sin atender ni a los problemas climáticos ni a los de una futura escasez. Así mismo en los propios EEUU los automóviles de alto consumo están más exentos de impuestos que los vehículos pequeños para favorecer justamente a la decadente industria automovilística de Detroit.

También se afirma desde ámbitos liberales que los agoreros ya se han equivocado otras veces previendo catástrofes malthusianas y que esta vez no será diferente ya que se encontrarán alternativas que permitirán sortearla de nuevo. E incluso aunque estas alternativas no existan seremos capaces de mejorar los rendimientos obteniendo más servicios con menos energía. los críticos replican que estos razonamientos han sido hasta ahora ciertos y puede que incluso realmente exista algún pequeño cambio revolucionario que alargue la llegada de la escasez real de recursos pero afirman que esta inevitablemente llegará porque ni se pueden aumentar los rendimientos hasta el infinito ni se pueden explotar recursos infinitamente más allá de su agotamiento. Las leyes físicas, como las de la termodinámica, acotan necesariamente el rendimiento máximo que se puede obtener y por ende la mejora posible en la eficiencia energética. Una comparación sencilla sería la precisión matemática, sobre el papel, pero total imposibilidad física, en la práctica, de la paradoja de Zenón en la que Aquiles no llega a terminar de recorrer jamás los metros que la separan de la meta. La realidad es que tarde o temprano Aquiles llega a la meta. Los críticos afirman que si la población y el consumo per cápita siguen aumentando nos abocamos al suicidio y que la única solución factible pasa por reducir el consumo y, quizá también, la población porque irremediablemente llegaremos a la meta, es decir al agotamiento técnico de los recursos energéticos disponibles.

Anónimo dijo...

410 ° DOMINGO 30 DE OCTUBRE DE 2005


El agotamiento de las reservas, más cerca de lo que se piensa
Cuando se acabe el petróleo
Andrés Buenfil Friedman*

A pesar de que todavía queda un poco más de la mitad del petróleo convencional que la naturaleza creó, va a ser cada vez más difícil y caro extraerlo. Así como los mejores asientos en el cine se ocupan primero o las mejores tierras se cultivan antes que las peores. Desgraciadamente, sólo millones de años de condiciones ecológicas y geológicas muy particulares pueden crear más petróleo o cualquier otro recurso fósil. Actualmente se descubre sólo un barril de petróleo por cada cinco que se consumen a nivel mundial




Fotografía: Reuters
El petróleo representa casi 40% de la energía que consumimos globalmente y es, por mucho, el combustible que hace posible al mundo como lo conocemos.

Hagamos un experimento. Le propongo dejar, por unos instantes, este periódico y levantar la mirada para imaginar como sería nuestro mundo sin petróleo. Ahora, mandemos a un hoyo negro imaginario todo lo que está elaborado con petróleo, empezando por los objetos que contengan plástico en cualquiera de sus formas. Allá van la muñeca de su hija, la pluma con que escribe, la mitad de su camisa de 50% algodón/ 50% rayón, el teléfono y la computadora. Veamos desaparecer, ahora, su desodorante, la pintura de las paredes, el asfalto de la calle ... sus lentes y estas letras. Supongamos que la tinta no está hecha a base de petróleo y continuemos, pero antes prenda una vela porque se acaba de ir la luz: 45% de la electricidad en México se genera con petróleo. Si vive en un edificio, eventualmente tampoco correrá el agua, que se bombea con electricidad, por las tuberías.
Eliminamos todos los productos sintéticos, y el mundo aún no se ve tan diferente. Ahora desaparecen esas cosas que han debido transportarse largas distancias para llegar a nuestras manos ya que más de 95% y 85% del transporte en México y el mundo, respectivamente, dependen del petróleo. Le sugiero leer las etiquetas: allá van los pantalones de tela brasileña manufacturados en Bangladesh y la camiseta hecha en El Salvador. Pero ni sus zapatos, orgullosamente mexicanos, se salvan, porque además de que contienen suelas de hule chino y pegamentos y tintes a base de petróleo, el cuero con que están hechos debió transportarse a la fábrica en León Guanajuato, de ahí a la bodega, luego al punto de venta y de ahí a su casa. Elimine entonces todo lo que requiere transportarse. Allá va, también, la otra mitad de su camisa.

Aunque ahora estamos medio desnudos, queda la mesa de madera (sin barniz) y el apetitoso plato de enchiladas que estaba a punto de desayunar. Hasta que consideramos que la madera se corta con motosierra de gasolina y se requiere transportarla del bosque al taller del carpintero que trabaja con herramientas eléctricas. "Está bien, pero las enchiladas no", debe estar pensando a estas alturas, "la comida no puede venir del petróleo". No, la comida no, pero sí los pesticidas, los fertilizantes y el diesel para mover el tractor y bombear el agua para sembrar y regar el maíz, los tomates y la cebolla. Los pollos, por su parte, crecieron en cajones de plástico bajo una constelación de focos y, finalmente, todo fue transportado. Entre más industrializado es un alimento, más petróleo se emplea en su elaboración, como sucede con la mayoría de la comida que se consigue en el supermercado. De todos modos, las enchiladas frías no son muy sabrosas que digamos, y recuerde que el gas LP es Licuado de Petróleo.

¿Por qué imaginar un mundo sin petróleo si todavía quedan alrededor de 1 billón 200 mil millones de barriles en el planeta? La razón es sencilla: a pesar de que todavía queda un poco más de la mitad del petróleo convencional que la naturaleza creó en eras geológicas anteriores, éste va a ser cada vez más difícil y caro de extraer porque el petróleo fácil y barato de producir ya se consumió.

Aunque se invierta más en exploración, cada vez se van a descubrir yacimientos más pequeños porque todos los grandes fueron descubiertos hace medio siglo (Gráfica 1), así como los mejores asientos en el cine se ocupan primero o las mejores tierras se cultivan antes que las peores. Desgraciadamente, sólo millones de años de condiciones ecológicas y geológicas muy particulares pueden crear más petróleo o cualquier otro recurso fósil. Actualmente se descubre sólo un barril de petróleo por cada cinco que se consumen a nivel mundial.


Gráfica 1.El creciente déficit entre los descubrimientos y la producción de petróleo a nivel mundial (1 Gb = mil millones de barriles). Fuente: ASPO, Boletín Nº 57 - Septiembre 2005.

A este fenómeno se le conoce como pico de produccion del petróleo, un término ideado por el geofísico estadunidense M. King Hubbert, quien encontró que la extracción petrolera se puede graficar como una campana (donde la base representa los años y la altura, la producción petrolera). Cuando ya se ha extraído la mitad del petróleo, se ha llegado al punto más alto de produccion (la cúspide de la campana) y pronto comienza un irremediable declive. En 1956 Hubbert predijo correctamente el pico de petróleo de los Estados Unidos, que ocurrió a principios de los años setenta. Actualmente más de 50 países productores, incluyendo México, ya pasaron su pico de producción y queda sólo una decena de países con capacidad de aumentarla. Este modelo de extracción de recursos fósiles, así como el hecho de que el petróleo barato se está acabando, es algo bastante aceptado por la comunidad científica y, cada vez más, por la industria petrolera. La controversia se centra no tanto en si la produccion de petróleo va a llegar a su cenit, sino en cuándo ocurrirá. La Asociación para el Estudio del Pico de Petróleo y el Gas (ASPO por sus siglas en inglés) estima que el pico mundial ocurrirá en 2007, 10 años después de lo predicho por Hubbert (Gráfica 2). Por otro lado, hay quienes aseguran que ya estamos en el pico de producción, y es que el problema principal para predecirlo con certeza es que la mayoría de los países no dan cifras verdaderas o inflan los reportes de sus reservas para aumentar sus cuotas de producción o para atraer inversionistas. Bajo esta óptica, habría incluso menos petróleo de lo que se cree.


Gráfica 2. Producción petrolera a nivel mundial (en miles de millones de barriles), incluyendo petróleo no convencional (petróleos pesados, reservas bajo aguas marinas profundas [AMP], en regiones polares y el gas natural licuado [GNL]). Las áreas debajo de cada curva o "campana" representan las reservas por región o por tipo de combustible. Según este modelo, el pico mundial de producción petrolera ocurriría en el 2007 (cúspide de la "campana" total). Fuente: ASPO, Boletín Nº 53 - Mayo, 2005.

Al ritmo en que se consumió petróleo mundialmente en 2004 (cerca de 29 mil 300 millones de barriles) nos acabaríamos lo que queda en menos de 40 años. Aunque resulte difícil de creer, para México la situación es, incluso, peor. Se estima que en nuestro territorio sólo quedan aproximadamente 15 mil millones de barriles. Al ritmo actual de producción, que asciende a cerca de mil 400 millones de barriles al año ­de los cuales vendemos casi el 45% a Estados Unidos­ el petróleo mexicano no alcanzaría ni para 11 años más. Sin embargo, debido a que, como mencionamos antes, el petróleo que va quedando es cada vez más difícil de extraer, sería imposible mantener tal nivel de producción y, al producir menos, se extiende la vida de los yacimientos.

Por más que Pemex invierta en exploración, sin importar si el dinero es federal o privado, las reservas de petróleo no van crecer lo suficiente para siquiera incrementarse en un 50%, que equivaldría a menos de seis años (al ritmo actual de producción). Lo alarmante no es que en casi una década podríamos perder cerca de la cuarta parte de los ingresos para el presupuesto federal o que, entonces, tendríamos que importar petróleo a, quizás, 300 dólares o más el barril (en lugar de prácticamente "regalárselo" a Estados Unidos, como ahora), sino que ¡casi nadie está hablando de esto en el país! Y como, irónicamente, dice un reciente anuncio de la Secretaría de Energía : "un país con energía es un país con futuro".

Líderes geopolíticos como el presidente de Estados Unidos, George W. Bush y su vicepresidente, Dick Cheney, saben perfectamente que el petróleo es el combustible que alimenta el motor de la economía y, por lo tanto, que su escasez destrozaría el estilo de vida americano. Estados Unidos, con 5% de la población mundial, consume 25% del petróleo que se produce en el mundo, y del cual importa la mitad.

Aproximadamente, 62% del petróleo que queda en el mundo se localiza en el Medio Oriente, siendo Arabia Saudita el país con las mayores reservas (262 mil millones de barriles). Sin embargo, algunos expertos como Mathew R. Simmons, consultor petrolero y autor del libro Crepúsculo en el desierto, el shock del petróleo que viene y la economía mundial, consideran que ese título le correspondería a Irak (115 mil millones de barriles) debido a que las reservas Saudíes son en realidad mucho menores a las que reportan.



Fotografía: Reuters
Como bien lo demuestra la invasión a Irak, el control de las reservas restantes es cuestión de vida o muerte no sólo para el imperio estadunidense, sino para toda la humanidad. Los sistemas financieros y económicos del mundo moderno están basados en el crecimiento perpetuo. Se nos hace normal que la economía crezca al menos en un 3% cada año, lo que conlleva a duplicar la demanda de recursos cada 23 años (China, con un crecimiento de 10% anual, duplica su demanda cada siete años). Nos hemos empeñado en creer que estos modelos de crecimiento constante son la realidad, algo así como confundir el mapa con el territorio, cuando en un mundo biofísico finito, el crecimiento perpetuo es imposible.

En gran medida, esta miopía hacia la realidad biofísica se debe a que desde principios de la revolución industrial nos hemos dedicado a vivir ­y crecer­ aceleradamente de la cuenta de ahorros que nos apropiamos de la tierra (primero fue con el carbón y después con los hidrocarburos). Gastamos cientos de veces más rápido de lo que se generan los ingresos sustentables del planeta (energía renovable) y como nunca habíamos llegado al límite, donde los ahorros apenas alcanzan para pagar la cuenta de nuestro consumo global, no tenemos una referencia histórica a nivel planetario de sus implicaciones. Siempre se acababan los ahorros (fertilidad de suelos, minerales, bosques, peces, etc.) localmente, pero en esta era global la insuficiencia del principal combustible de la economía neoclásica propiciaría, tarde o temprano, el colapso de los sistemas financieros y mercados internacionales. Esto conllevaría a una depresión económica mundial que generaría todo tipo de conflictos, como desestabilizaciones políticas y sociales, inflación y desempleo masivo, crimen, guerras, migración masiva y hambrunas.

Del otro lado de la moneda hay quienes aseguran que quedan 100 años más de petróleo. Este grupo consiste sobre todo de políticos y economistas que incluyen en sus cálculos el petróleo no convencional. Este es , por ejemplo, el que se encuentra en arenas asfálticas; o el petróleo pesado (parecido al chapopote); o el que se localiza fuera de la plataforma continental a grandes profundidades dentro del mar. Su producción es mucho más cara que el petróleo convencional y requiere de usar tanta energía fósil (carbón, petróleo o gas natural) que la energía neta resultante es casi nula, es decir, si se consumen directa e indirectamente 8 litros de petróleo para producir 10 litros, la energía neta es de 2 litros solamente y por lo tanto, no conviene mucho producir ese tipo de combustible. Dependiendo del caso, la energía neta, incluso, podría ser negativa. El problema es que si la energía neta es negativa no sobra energía para propiciar crecimiento económico, independientemente del precio al que se venda el petróleo. Los avances tecnológicos pueden ayudar a aumentar la energía neta y extender un poco el pico de producción pero no a crear más petróleo.

Aunque para la mayoría de los políticos y los economistas 10 o 40 años son una eternidad, aún medio siglo sería muy poco tiempo para cambiar nuestra adicción al oro negro y modificar toda la infraestructura basada en este efímero recurso natural por una que utilice energía renovable. Bien dicen los expertos que las actuales políticas energéticas gubernamentales para hacer frente a esta situación equivalen sólo a "reacomodar las sillas en la cubierta del Titanic".

Por otro lado, existe la impresión generalizada de que cuando empiece la crisis del petróleo, el gas natural y la energía alternativa (renovable) van a entrar al rescate. Esto, en primer lugar, es imposible y, en segundo, crea una sensación de que no hay gran problema, propiciando así la pasividad de los medios de comunicación, la apatía de los políticos y la ceguera de los empresarios. Es imposible, porque todo indica que el gas natural, que representa 24% de la energía primaria que se consume a nivel mundial, va a llegar a su pico de producción, también, en unos 20 o 30 años (probablemente antes, si hay escasez de petróleo). Además, no tiene la misma versatilidad: el gas natural (metano) es el más simple de los hidrocarburos y no puede destilarse como el petróleo para derivar la infinidad de productos petroquímicos que usamos diariamente. La energía renovable tampoco tiene la versatilidad del petróleo y como no hay reservas de sol, viento o de la fuerza cinética de las mareas, no se le puede sacar tanto jugo a la energía renovable como a los almacenes geológicos de hidrocarburos.

Revisemos algunas de estas alternativas: la producción industrial de biocombustibles para sustituir a la gasolina, como en Brasil a base de caña de azúcar, o la biomasa para generar electricidad, son procesos sumamente dependientes del petróleo (siembra, irrigación, cosecha y transporte) y el gas natural (fertilizantes). A su vez, el hidrógeno que se usa en las famosas celdas de hidrógeno no es una fuente de energía sino un transportador (carrier) de energía y requiere de enormes cantidades de carbón o hidrocarburos para su producción, lo que resulta, nuevamente, en muy poca energía neta como para propiciar crecimiento económico. Además, se requiere de energía fósil, especialmente petróleo, para desarrollar e instalar cualquier alternativa; por ejemplo, para fundir sílice en la fabricación de páneles solares o para producir e instalar turbinas eólicas. De igual forma, remplazar la flota mundial de vehículos de combustión interna que utilizan diesel o gasolina por automóviles y camiones más eficientes, como el Prius de Toyota o los Hybrid de Honda, requeriría por lo menos 45 mil 500 millones de barriles de petróleo para su producción (65 barriles para producir un Toyota Prius por 700 millones de vehículos en el mundo).

A consecuencia del pico del petróleo seguramente vamos a ver un resurgimiento de plantas de fisión nuclear para generar electricidad. A pesar del reclamo de ecologistas por los altos riesgos de contaminación nuclear, así como de los gobiernos que ven en ello el potencial de proliferación de armas de destrucción masiva, la energía nuclear puede ser fundamental para cubrir el déficit de electricidad y mantener los sistemas de telecomunicación, el Internet, así como servicios médicos y de educación. Además, como se requiere de mucha energía, especialmente electricidad, para producir e instalar alternativas renovables, la energía nuclear va a ser cada vez más importante para contrarrestar la escasez de petróleo. Sin embargo, aún el uranio, que se usa de combustible en la fisión nuclear, es un recurso finito.

Por su parte, la fusión nuclear parece ser la panacea energética ya que sería bastante limpia y casi ilimitada. Desafortunadamente, después de medio siglo de extensa investigación, los científicos todavía están muy lejos de sostener controladamente este tipo de reacción por más de una fracción de segundo. En efecto, no existe material alguno en la Tierra que resista y contenga la temperatura de más de 10 millones de grados centígrados que ocurre cuando, como en el sol, dos átomos de hidrógeno se fusionan en uno de helio, detonando una reacción en cadena.

Aunque todo esto suena muy catastrófico y pesimista, entre más ignoremos este gigantesco asunto estaremos perdiendo preciado tiempo para empezar a tomar medidas drásticas que, literalmente, podrían salvar millones de vidas. Es fundamental que tomemos conciencia de la gravedad de la situación y comencemos a conservar energía, a invertir en alternativas renovables y, sobre todo, que empecemos a cambiar el actual paradigma egocéntrico y consumista por uno mas "ecocéntrico" y sustentable. En términos históricos es irrelevante si el pico del petróleo ya esta aquí o si faltan 10 o 30 años, pues a estas alturas la única solución verdadera ante la inminente crisis energética que se aproxima es un cambio de mentalidad, una especie de revolución cultural a nivel planetario, una evolución de la conciencia humana.

(La mayoría de las cifras se obtuvieron del "Statistical Review of World Energy 2005" de BP:

Anónimo dijo...

Vamos, que algunos, que se han empuado en ladrillos que no se venden, y ahora en un aeropuerto que NUNCA se va a amortizar lo llevan crudo. A ver de donde sacan los socios, que en otros sitios leen.

Anónimo dijo...

El petróleo se ha situado en sus niveles más altos de los últimos nueve meses. La preocupación de que las refiner¡as estadounidenses no puedan cumplir con la creciente demanda de gasolina es la principal culpable de las actuales subidas.

El Brent cae hoy un 0,20 por ciento y se situa en 71,33 dólares. Se mantiene cerca de los 71,88 dólares que llegó a alcanzar el viernes y que suponían el nivel más alto desde el 28 de agosto de 2006. En lo que va de año, se ha encarecido ya un 17,3 por ciento.

Por su parte, el West Texas, de referencia en Estado Unidos, cotiza en el mercado electrónico con un descenso del 0,13 por ciento hasta los 67,91 dólares. El viernes alcanzó los 68,30 dólares, la cota más alta desde el 06 de septiembre del año pasado. Desde enero, ha subido un 11,3 por ciento.

Las refiner¡as en Estados Unidos y Canadá cerraron inesperadamente unidades esta primavera, reduciendo la producción de gasolina para el verano, la época con la demanda más alta. Las refinerías estadounidenses redujeron las tasas operativas en las últimas tres semanas, según un informe del 13 de junio del Departamento de Energ¡a.

Las refiner¡as operaban al 89,2 por ciento de su capacidad
la semana pasada, la más baja desde el 4 de mayo, y la tasa de menor utilización para el periodo en 15 años, según el Departamento.

La Administración de Información Energética (EIA por su sigla en inglés) anunció el pasado miércoles que las reservas semanales estadounidenses de crudo subieron la semana anterior en 100.000 barriles, hasta los 342,4 millones. Sin embargo, las de gasolina se mantuvieron sin cambios en los 201,5 millones, con lo que se encuentran en el límite bajo del promedio para esta época del año.
De "El Economista"