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sábado, 2 de mayo de 2009

Control social total / Ignacio Ramonet

"Siempre esos ojos que miraban, vigilantes, en el trabajo o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la habitación, en vigilia o en el sueño: no había privacidad posible".
George Orwell, 1984 .

Ya nadie duda de que estamos todos vigilados, observados y fichados. En el paseo, en el mercado, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en el aparcamiento, en las carreteras... alguien nos está mirando por el ojo de las nuevas cerraduras digitales. Múltiples mallas de vigilancia nos acosan por todo el planeta, la mirada penetrante de los satélites nos persigue desde el espacio, las pupilas silenciosas de las cámaras nos controlan por las calles, el sistema Echelon (1) inspecciona nuestras comunicaciones, y los chips RFID (2) revelan nuestro perfil de consumidor. Cada uso del ordenador, de Internet (Google, YouTube, MySpace...) o de la tarjeta de crédito deja huellas imborrables que delatan nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras inclinaciones. Se ha cumplido el viejo recelo de George Orwell que nos pareció, durante tanto tiempo, utópico o excesivamente paranoico (3).

Se ha roto el necesario equilibrio entre libertad y seguridad. Con la intención de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades, en nuestras modernas democracias, tienden hoy a ver en cada ciudadano a un virtual maleante. La guerra sin cuartel contra el terrorismo -preocupación dominante en el último decenio- ha procurado una impecable coartada moral y favorecido la acumulación de un impresionante arsenal legal (4) que está permitiendo llevar a cabo el proyecto de control social integral. Los "progresos" tecnológicos (informático y digital) también han ayudado y las autoridades tienen cada vez mejores herramientas para la vigilancia electrónica.

"Habrá menos privacidad, menos intimidad, pero mayor seguridad", nos dicen. Y en nombre de ese nuevo imperativo categórico, se ha instalado de modo progresivo e indoloro, un régimen de dominación que podemos calificar de "sociedad de control". Con la particularidad de que -a diferencia de las precedentes "sociedades disciplinarias" que confinaban a los rebeldes o descarriados en lugares cerrados (cárcel, reformatorio, manicomio)-, la sociedad de control encierra a los sospechosos (o sea, a casi todos los ciudadanos) al aire libre y los mantiene bajo acecho constante. A veces, mediante los aparatos-chivatos que libremente ellos mismos han adquirido: ordenadores, teléfonos móviles y otros dispositivos informáticos (tarjeta de crédito, agenda electrónica tipo Palm, billetes de transporte, GPS, etc.). Y otras veces, gracias al uso de sistemas discretos y emboscados que atisban los movimientos de cada persona, como los radares de carreteras o las cámaras de videovigilancia (5).

Éstas se han multiplicado hasta tal punto que, en el Reino Unido, por ejemplo, donde se han instalado más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), una persona puede ser filmada hasta 300 veces al día... Las nuevas cámaras Gigapan, de ultra alta resolución (más de mil millones de píxeles) permiten, en una sola imagen y por un vertiginoso efecto de zoom, el fichaje biométrico del rostro de cada uno de los miles de espectadores presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (6).

Aunque los estudios serios demuestran la poca eficacia de la videovigilancia, la confianza en esta tecnología sigue en aumento. Aprovechando la paranoia antiterrorista que ellos mismos han creado, algunos gobiernos han constituido batallones de confidentes voluntarios civiles que informan de lo que oyen y ven a las autoridades. El Departamento de Justicia de Estados Unidos lanzó en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush, la Operation Tips (Operación Soplos) para convertir en confidentes a más de un millón de trabajadores cuya particularidad era la de entrar en los hogares de la gente (fontaneros, antenistas, albañiles, electricistas, jardineros), que debían llamar a un número de teléfono de la policía si notaban algo sospechoso.

Pasar de una sociedad informada a una de informantes es el proyecto que acaba de lanzar la Asociación de Sherifs de frontera de Texas ( Texas Border Sheriff ‘s Coalition ) que ha colocado quince cámaras de videovigilancia a lo largo de la frontera con México en puntos aislados y estratégicos. Las cámaras están conectadas a Internet (www.blueservo.net) y cada ciudadano, a través del mundo, instalado en su casa frente a su ordenador, puede espiar las áreas desérticas texanas o las riberas del Río Grande. Si ve pasar a algún emigrante clandestino puede denunciarlo con un simple correo electrónico. Cerca de treinta millones de individuos, de diversos países, ya han aceptado la función de confidente voluntario de la policía de Texas para luchar contra la inmigración clandestina. Es fácil de imaginar que, con la agravación de la crisis económica actual y el brutal aumento de la xenofobia, si se instalase en Europa, a lo largo de las costas del Mediterráneo, un sistema semejante de cámaras de vigilancia, el número de espías civiles voluntarios sería sin duda importante.

Es una de las perversiones de la actual sociedad de control: desea convertir a los ciudadanos, a la vez, en vigilados y en vigilantes. Cada uno debe espiar a los demás, al tiempo que es él mismo espiado. O sea, en un marco democrático en el que cada individuo está convencido de vivir en la mayor libertad, la realización del objetivo represivo máximo de las sociedades totalitarias.


Notas:
(1) Sistema de espionaje planetario de las llamadas telefónicas y del correo electrónico, dependiente de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés).

(2) Identificación por radiofrecuencia.

(3) Orwell lo concibió, en 1948, para denunciar a la sociedad estalinista, en contraste con el Occidente "de democracia y libertad".

(4) La Ley de Videovigilancia aprobada en 1997 permitió, en España, la instalación en lugares públicos de cámaras de vigilancia "para velar por la seguridad ciudadana". Uno de los aspectos más criticados de esta Ley es que la mayoría de los ciudadanos ignora que están siendo filmados, algo que vulnera la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) de 1999.

(5) Léase Armand Mattelart, Un Mundo vigilado , Paidós, Barcelona, 2009.

(6) Véase, por ejemplo, la imagen de la toma de posesión del Presidente Barack H. Obama: http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c Léase también, Carlos Martínez, "Todos fichados", Rebelión , 30 de marzo de 2009.

martes, 7 de abril de 2009

Una murciana heterodoxa y sin estridencias / Paco Poveda

Conocí personalmente a Mari Trini en el otoño de 1971, cuando ya comenzaba a ser su carrera artística algo realmente importante, y tuve la suerte de que me invitase a cenar en su coqueto chalé de Majadahonda, donde vivía y trabajaba rodeada de una parte fundamental de su equipo. Toda una deferencia por su parte y un gran honor para mi al comienzo de mi profesión.

Era aquello el final del primer acto de una gestión cultural encomendada por mi condiscípulo Aquiles García Tuero, luego director de la Orquesta Sinfónica de la ONU, para conseguir de ella un concierto 'gratis et amore' en nuestro colegio mayor de la Universidad Complutense, tras mi éxito poco antes para conseguir lo mismo de ese caballero argentino llamado Alberto Cortez.

La verdad es que en éste caso sólo tuve que utilizar el pasaporte de murciano de origen, más que mis credenciales de periodista universitario, para poder traspasar sin mayor dificultad el umbral de un entorno de profesionales, que la tenia virtualmente secuestrada en todo su apogeo internacional. Y arrancarle de inmediato su conformidad para la fecha que mejor le viniese a ella.

No dudó en darme el sí a la primera e, incluso, la oportunidad de ser yo el que propusiera y decidir Mari Trini luego, sin consultar siquiera la agenda con una antipática secretaria, francesa y rubia, a la que pronto noté que no le hacía ninguna gracia tanta exaltación regionalista, hasta el punto de distraer un buen rato a la artista respecto de sus prioridades cotidianas como máquina de hacer dinero.

La actuación rebosó, luego, en el colegio mayor 'Alcalá' todo lo imaginable. Uno de los que más aplaudió, recuerdo, era un joven estudiante asturiano de ingeniería, Francisco Álvarez Cascos, gijonés recalcitrante y años después vicepresidente del Gobierno sin dejar de ser él mismo. Allí estaban también otros residentes de nuestra región como José María Pérez-Milá, Agustín Bermúdez, Eduardo Ruíz Abellan, Francisco Ruiz Risueño, Salvador Ros Sala, Juan Ángel Zamora Pedreño... y tantos otros que la rodearon, orgullosos de su paisana triunfadora.

Esta mujer de Caravaca de la Cruz, nacida en el seno de una familia paterna, terrateniente y tradicional del Noroeste, o entónces Tierras Altas del Reino de Murcia, arrastraba todavía las secuelas físicas de una enfermedad infantil, que pudo superar con dificultad, pero también con mucho tesón y paciencia, tras ser tratada en Londres para luego seguir una larga convalecencia en la finca familiar de Singla. Por parte de una madre que le sobrevive, pertenecía a una conocida saga familiar alicantina, con cierto arraigo en Cartagena por la condición de marino de un tío carnal y padrino, Mateo Mille.

Murciana heterodoxa e internacional ya en aquella fecha, Mari Trini recordaba con cierta nostalgia las largas jornadas invernales en la campiña caravaqueña dedicadas a escribir versos y componer canciones a solas con su guitarra, junto a una ventana de vistas inspiradoras. Comenzaba su adolescencia y ambas cosas eran suficiente caudal del que brotaban sentimientos traducidos a música y letra por aquella jovencita.

La cena transcurrió casi toda hablando de Murcia, buscando amigos comunes tras su estancia de poco tiempo en una vivienda de la calle Alejandro Séiquer, frente al antiguo Gobierno Militar, repasando vivencias comunes en Caravaca al ser sus abuelos paternos vecinos colindantes de mis padrinos los Robles-Oñate junto al Camino del Huerto y frente al Templete de la Vera Cruz, y pese a cierta diferencia de edad puesto que ella había cumplido ya los 24 años y yo tenía 19, aparte de muchas menos vivencias personales y profesionales.

Recuerdo como se le iluminaba la cara hablando de sus primos, de sus tíos, de sus hermanos más pequeños, de sus abuelos, de sus padres, de sus veranos en San Juan de Alicante, de toda su familia. Creo que representé algo así como la excusa para un revival enmedio de tanto artificio, pasiones e intereses, que ya le rodeaban para exprimirla y aprovecharse de unos buenos sentimientos que, enseguida, pude percibir en esta mujer callada y algo tímida a consecuencia de esa enfermedad surgida en la pubertad.

Mari Trini era una mujer y murciana, como he dicho, heterodoxa. Los recuerdos de Murcia como lastre habían quedado atrás y se disponía a vivir la vida que había elegido, lejos de los convencionalismos y atavismos que aún hoy anidan y perduran en una buena parte de la clase media de nuestra tierra, a la que ella pertenecía de pleno derecho. Al igual que su paisano de Caravaca, Miguel Espinosa, esta cantante habia conseguido despegarse esa costra sin renunciar a una murcianía sin estridencias pero muy honda y sentida a su manera, hasta ser más auténtica que muchas.

En una ocasión tuve la oportunidad de acompañarle a un concierto veraniego en Almería. Esta vez la noté un poco harta de tanta parafernalia comercial y discográfica a su alrededor para una cantautora como ella. Yo le serví de excusa para relajarse y charlar un rato en un rincón del 'Gran Hotel' antes del concierto, y después de los ensayos en el patio del colegio 'La Salle', donde mi fotógrafo nos inmortalizó juntos a petición suya. Cuando le hice llegar el positivo ella misma lo bautizó como 'Dos murcianos errantes pero de verdad'.

Dejé de verla durante bastante tiempo y al enterarme de que había vuelto a Murcia para morir busqué con prudencia un encuentro en su casa de 'Altorreal', del que finalmente desistí para respetar su dignidad e intimidad de enferma sin solución de continuidad.

Ahora solo me queda este recuerdo y un ejemplo de murcianía 'pata negra', de los que animan a seguir en la brecha para conseguir que nuestra imagen colectiva en España y Europa sea radicalmente la contraria de la que llevamos transmitiendo desde hace ya demasiado tiempo.

La única buena noticia en un día tan triste y gris como el de hoy, es que el espíritu de Mari Trini se queda entre nosotros para siempre. Y a mí, personalmente, imborrable el recuerdo de nuestro primer encuentro y su desprendida generosidad con otro murciano errante.

Cuando a partir de ahora, desde mi ventana mire fijo a cualquier punto de la gran bahía de Alicante, me quedará el alivio de que sus cenizas yacen en el fondo y de que, al final, se ha convertido en otro más de sus moradores más ilustres. En mi próxima navegación a Tabarca no se me olvidará depositar en las olas esa flor que se merece y le debía desde hace tanto tiempo.

(Fotografía de José Juan Mullor)

domingo, 8 de marzo de 2009

El periodismo español, triturado por la crisis, merece el desprecio de los demócratas / Francisco Rubiales

El periodismo español atraviesa una de las etapas más críticas de su historia. Con las redacciones vaciándose y con miles de profesionales desempleados, la profesión está siendo triturada por la crisis, pero ni los periodistas ni los editores pueden ahora pedir comprensión o ayuda a unos ciudadanos demócratas a los que han abandonado y traicionado. Ante la postración creciente del periodismo español, los ciudadanos tienen derecho a responder: ¡Que les ayuden ahora sus amigos, los políticos!

Buena parte de los editores y periodistas españoles se han ganado a pulso el desprecio de los ciudadanos libres y demócratas. Tenían la obligación de decir siempre la verdad y de mantener su independencia y capacidad para criticar y fiscalizar a los grandes poderes, como exige la democracia, pero muchos de ellos han tomado partido, han renunciado a la verdad y en vez de criticar al poder se han convertido en sus aliados y cómplices. Muchos periodistas y editores han caido tan bajo que se han integrado en las sucias labores de desinformación y manipulación, convirtiéndose en "policías del pensamiento" al servicio del poder político.

Ahora, cuando la crisis los está golpeando con fuerza, colocando a los medios al borde del cierre y dejando vacías las redacciones, los ciudadanos tienen derecho a contemplar el desastre de la profesión periodística con indiferencia y a exclamar "¡Que les ayuden ahora sus amigos políticos!".
Conscientes de su vergonzoso divorcio con la audiencia, los editores están acosando al gobierno de Zapatero para que les ayude y les de dinero para salvar sus imperios mediáticos agrietados. Pero si el gobierno accede a beneficiar a los medios de comunicación con dinero público, tendrán que responder ante los ciudadanos de esa nueva arbitrariedad antidemocrática. Para desgracia de todos, el comportamiento del periodismo español se ha tornado mayoritariamente antidemocrático.

La descarada sumisión de muchos al poder político y la pérdida masiva de la independencia informativa y su complicidad con la manipulación y el engaño les han hecho perder prestigio y cubrirse de vergüenza e indignidad ante los demócratas, gran parte de los cuales consume ya información libre en Internet.
No hace mucho tiempo, cuando la gente todavía creía que España era una democracia, los periodistas, junto con los políticos, eran considerados héroes por la sociedad española, que valoraba los servicios que prestaban al sistema. Hoy, el prestigio y la imagen de ambos grupos caen en picado y los ciudadanos ya no los contemplan como héroes sino como villanos.

Los periodistas, junto con los políticos, los policías y los jueces, son los que más intensa y velozmente pierden prestigio e imagen en España, lo que refleja hasta que punto ha avanzado la degeneración de la democracia..
Con muy pocas excepciones, el periodismo español se ha llenado de ignominia al someterse al poder, al tomar partido por los políticos, nunca por los ciudadanos, y al protagonizar actuaciones bochornosas como los ocurridos en las últimas elecciones generales de 2008: el boicot mediático a UPyD, las dos entrevistas de Gabilondo en la "Cuatro", a Rajoy (hostil) y a Zapatero (sumisa), y los dos impresentables debates "cara a cara" entre Zapatero y Rajoy, organizados por la Academia de Televisión.

El papel del periodista en democracia es decisivo. Debe controlar a los grandes poderes y fiscalizarlos a través de la información y la crítica, al mismo tiempo que porporciona a la sociedad la información que necesita para tener criterio y ser libre. Pero en los periodos electorales y en situaciones críticas, como la que vive actualmente España, el papel del periodista democrático es todavía más crucial si cabe porque está obligado a informar a los ciudadanos, con independencia y libertad para que posean toda la información y el criterio que necesitan para tomar decisiones o votar consecuentemente.

Todo eso ha fallado en un periodismo español que, masivamente, ha tomado partido por alguna de las fuerzas políticas contendientes y ha cambiado el deber de informar por el de "cazar" al adversario y explotar sus errores y debilidades. La pérdida de la independencia y el descarado apoyo al bando propio han sido especialmente graves en los medios públicos, donde los periodistas se han puesto masivamente al servicio del pensamiento dominante y de lo políticamente correcto.

Algunos de esos medios, como el Canal Sur de Andalucía, tuvieron que ser reprendidos por los encargados de vigilar la pureza electoral, ante su descarado apoyo al poder oficial.
Demasiados periodistas han actuado como "comisarios políticos" del poder, atacando al adversario, ignorando los errores propios y proporcionando argumentos e informaciones que puedan ayudar al bando propio a conseguir votos.

Es el mismo comportamiento que tuvieron los periodistas de Hitler y los corresponsales y periodistas de agencias y periódicos comunistas, como Tass, Pravda, L'Unitá, Mundo Obrero y otros muchos medios mentirosos y vergonzosamente sometidos al poder durante décadas.
Si en la mal llamada "democracia española" se aplicara la misma vara de medir que en los Estados Unidos, donde tuvo que dimitir una asesora periodista del candidato Obama por llamar "monstruo" a Hillary Clinton, ¿cuantos periodistas españoles podrían conservar su puesto de trabajo?

(*) Doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Diplomado en Alta Dirección de Empresas por el Instituto Internacional San Telmo y escritor.

Fundador y presidente del grupo Euromedia Comunicación. Ha sido creador de los foros Encuentros 2000, primer foro de diálogo y debate de Andalucía, Diálogos Córdoba, Foro de Cádiz e Innovatec. Es director de revistas y colaborador de varias publicaciones.

A lo largo de su trayectoria profesional, antes de fundar Euromedia Comunicación, desempeñó las siguientes ocupaciones:

Colaborador de la Tercera Página del diario "Madrid",; corresponsal de la agencia EFE en México; director de las oficinas de la Agencia EFE en Cuba, Centroamérica e Italia; Director Comercial de la red mundial de la Agencia EFE; Director de los Servicios Informativos Especiales de la red mundial de la Agencia EFE; Director de Comunicación e Imagen de la Exposición Universal Sevilla 1992; Asesor de instituciones y grandes empresas para asuntos relacionados con Expo 92 (Banco Hispano Americano, Gobierno de La Rioja, Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Jerez, Previasa, BBV Desarrollo 92); Director del Pabellón Tierras del Jerez en Expo 92; Creador y director de la consultora GGC Interconsulting; Asesor de la ONU para la creación de ALASEI (Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales Informativos)

Es autor de varios libros, entre ellos 'Políticos, los nuevos amos' (Editorial Almuzara Sevilla 2007); 'Democracia secuestrada' (Editorial Almuzara Sevilla 2005); 'China, nueva cultura' (Editorial Zero, Madrid 1970) y 'Nuestro Mundo' (Espasa Calpe, Madrid 1985), y ha recibido diversas condecoraciones y premios, como la Encomienda del Mérito Civil (España), la Cruz de Oficial de Isabel la Católica (España), Comendador de la órden Núñez de Balboa (República de Panamá) y el Trofeo Phoenicia al mejor corresponsal extranjero en Italia (Malta 1985).