jueves, 15 de abril de 2021

El RACC plantea un carnet de mínimos para los ciclistas


BARCELONA.- El presidente del RACC, Josep Mateu, de manera desenfadada pero no menos calculada, y en la presentación del tercer barómetro del ciclista urbano en Barcelona, ha pedido una "formación específica" para este colectivo, según crónica de El Periódico

Lo ha comparado con el "titulín de la náutica", ese carnet que es un mero trámite pero que obliga a atender unos conocimientos mínimos de la materia. Ha avanzado que el jueves lo planteará al director general de Tráfico, Pere Navarro, buen conocedor de la movilidad de la capital catalana, y su argumento principal es que la "convivencia con los medios de transporte tradicionales" impone cierta familiaridad "con las normas de seguridad y las señales viarias de la ciudad". 

La propuesta ni aparece en el extenso documento presentado que sí cita, sin embargo, la necesidad de "fomentar la formación y el conocimiento de la normativa". A esa conclusión se llega tras constatar, en base a 600 encuestas, que el 38% de los ciclistas aseguran no están familiarizados con la ordenanza de circulación de peatones y vehículos, aprobada en 1998. No detallan si eso significa no conocerla en su totalidad (solo un puñado deben tener interiorizado el 100% de esa sesuda normativa) o si se trata de aspectos básicos. 

Ahí es donde puede echar una mano el sondeo. El 36% de los consultados admite el uso de auriculares y el 24% confiesan haber echado mano también del móvil. Son porcentajes muy altos, pero lo más llamativo es que están por encima de los registros de los dos barómetros anteriores. En 2018, un 24% llevaba un dispositivo en las orejas y solo el 10% utilizaba el teléfono. Entre los menores de 20 años, por cierto, la cifra empeora: 55% de auriculares y 42% de móvil.

El Bicicleta Club de Catalunya (BACC) ha rechazado la propuesta y ha lamentado que se intente «desviar la atención del problema real, es decir, los siniestros de tráfico y la contaminación que provocan los coches».

A pesar de que Mateu ha dejado la bicicleta fuera de "los medios de transporte tradicionales", no viene mal recordar que la bici ya estaba aquí cuando el coche y la moto irrumpieron en las ciudades. Y que si dejó de ser tradicional, o más bien dicho, habitual, fue por el hecho de que las grandes urbes empezaron a modificar su orografía, sobre todo a partir de la segunda guerra mundial, para adaptarse a las necesidades de espacio del automóvil. 

Este lento regreso a la calle, por tanto, y tal y como demuestra la experiencia de los países que le dan mil vuelta al planeta en materia de ciclismo urbano, como Dinamarca o Países Bajos, viene de la mano de un trabajo de tres patas: educación continuada en las escuelas vinculada a la seguridad vial y la movilidad en bicicleta, una sociedad que hace suyo el proyecto y una política que entiende que el ciclismo urbano es una oportunidad y no un obstáculo y que necesita, antes que nada y entre otras cosas, infraestructura y aparcamiento seguro. Medidas que pasan por un reparto más equitativo de la calle.

No hay comentarios: