viernes, 26 de diciembre de 2008

La pesca ilegal de doradas se dispara en los canales del Mediterráneo al Mar Menor

CARTAGENA.- La pesca de dorada en los canales que comunican nuestra laguna interior (adonde esta especie acude a desovar) con el Mar Mediterráneo es un quebradero de cabeza para la Comunidad Autónoma. Las sanciones que impone a raíz de la actuación de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del a Guardia Civil son, por ahora, insuficientes para atajar el problema de la pesca furtiva, según "La Verdad".

Es una práctica no sólo ilegal, sino que pone en grave riesgo la supervivencia de una de las especies más apreciadas de la gastronomía de la Región de Murcia y agrava la mala fama que sufre el Mar Menor desde hace algunos años.

La Consejería de Agricultura y Agua ha tramitado este año más de cien expedientes por vulneración de la normativa que prohiben capturar de ejemplares de dorada en la zona. El principal foco de furtivos se concentra en el Canal del Estacio, junto al puerto deportivo Tomás Maestre, en la zona de La Manga que pertenece al municipio de San Javier.

Ecosistema muy frágil

«Espero que esto decaiga, pero tenemos un nivel muy alto de denuncias por estas prácticas. La gente coge su caña y se pone a sacar doradas en la época en que las doradas van a depositar sus huevos a la laguna salada. Es echar la caña y sacar, echar la caña y sacar... ¡Eso es una gran responsabilidad! Hay que dejar que el animal se reproduzca», comentó el director general de Pesca de la Comunidad Autónoma, Adolfo Falagán.

Las multas van desde los 200 euros a más del doble por reiteración, recuerda este responsable regional. Falagán admite que es «una actividad muy lucrativa», porque cada año son capturados «cientos de kilos» de este pescado blanco, que (como el magre, el mújol, la sardina o la anguila) entra al Mar Menor por los canales o golas tras pasar la mayor parte de su vida en las más frías aguas del Mediterráneo.

La mayoría de quienes acuden a pescar a los canales son simples aficionados, que luego consumen sus capturas o las reparten en su entorno cuando son muy abundantes. Pero también hay quienes ofrecen sin intermediarios el pescado a restaurantes y bares de la zona de La Manga aprovechando su frescura.

Más vigilancia

Falagán anunció que su departamento aumentará la vigilancia para erradicar este tipo de pesca ilegal, si bien hizo un llamamiento a los ciudadanos para que se conciencien de la necesidad de proteger «entre todos» el ecosistema de una laguna tan frágil y «sensible» a los cambios como el del Mar Menor.

Aunque la mayor concentración de pescadores se da en la zona de El Estacio de La Manga, la Guardia Civil también detecta con frecuencia una gran afluencia en los espigones de Los Nietos y en la zona de la marina del Carmolí, entre Los Urrutias y Los Alcázares, donde desemboca la rambla de El Albujón. Se trata de un lugar de gran interés ambiental donde también se pesca la dorada y el mújol, entre otras especies.

Un 30% menos

La gran mayoría de asentadores y mayoristas de la lonja de pescado de Alcantarilla, la más grande y con más volumen de la Región, resume que la campaña de Navidad deja una media de un 30% menos de pescado vendido cuando se ha consumido ya la mitad de la misma.

Pese a que para el ojo poco entrenado la actividad que se despliega en la lonja poco después de que se inicie la subasta pueda parecer frenética, la experiencia de otros años «sin la crisis encima» hace que estos profesionales vean con recelo las ventas que por ahora se están produciendo. Domingo, uno de los pocos que se identifica ante la prensa, no se lo explica.

«Está la cosa muy floja», apunta libreta en mano mientras en su puesto aún quedan cajas y cajas de cigalas provenientes de los pesqueros de Calpe sin vender. «Y eso que los precios están muy moderados respecto al pasado año», afirma. Y es que si la gamba roja llegó a los 150 euros en el 2007, este año apenas supera la barrera de los cien. Pese a esta moderación, las ventas han caído según los propios asentadores entre un 20 y un 40% según el género.

Pese al oscuro panorama que ellos mismos dibujan -algunos han cerrado puesto en otras lonjas y reducido plantilla para poder afrontar la crisis- aún creen que hay margen para «remontar».

«La gente todavía asocia el marisco y los pescados nobles -como el besugo y las lubinas y doradas salvajes- a la cena de Nochevieja», explica un veterano asentador. «Así que aún nos quedan las subastas antes del fin de semana, sobre todo la del viernes, para salvar la campaña», añade.

La lonja de Alcantarilla mueve a diario algo más de 80 toneladas de pescado, una cantidad que en estas fechas puede subir en momentos puntuales hasta las cien. Si los peores augurios se cumplen, casi 30 toneladas diarias de pescado y marisco se quedarán sobre los puestos de los asentadores esta campaña. Nadie, siquiera desde el anonimato, se atreve a cifrar las pérdidas si el pescado no remonta.

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