lunes, 29 de septiembre de 2008

El papelón que le espera al nuevo del Gobierno / José Antonio Martínez-Abarca

Me dice alguien que el nuevo consejero del Gobierno Valcárcel, experto en economía (como decano de Económicas, algo deberá de saber sobre cómo salir de la crisis, aunque luego veremos por qué no siempre es necesariamente así) se parece físicamente al profesor Franz de Copenhague, el de "los inventos del TBO". ¿Y qué? Mejor tener al profesor Franz de Copenhague para salir de una crisis que al "Profesor Siesta" como ministro de Economía del Gobierno Zapatero.

Con Pedro Solbes ya sólo podemos esperar que nos cuente batallitas y refunfuñe en la hora de su medicina, está mayor y lo peor es que hace al país mayor también, sin esa cosa ilusionante (algunos dirán adolescente) que siempre tienen por ejemplo los Estados Unidos, ese sitio donde para llegar a algo siempre tienes que actuar como si tuvieses veinte años menos.

No conozco al nuevo consejero anticrisis de Valcárcel, pero decía que el que sea rector de Económicas no garantiza que sus recetas sean viables o siquiera sensatas (aunque tampoco le invalida para nada). Demasiados economistas hay por ahí que siempre me ha parecido que han estudiado lo suyo para dedicarse a intentar demolerlo, sin éxito, claro.

Es una profesión donde abundan los marxistas o al menos los amantes de la ingeniería social, lo que en mi opinión está peleado necesariamente con la economía. Como ha tenido tanto tiempo para pensárselo, supongo que el presidente regional conocerá bien el paño, y no habrá metido en el Gobierno a uno de esos tipos desahogados que salen diciendo que el capitalismo salvaje está llegando a su ocaso.

El nuevo consejero, "Pati" Reverte en Presidencia y la consejera de Economía y Hacienda van a tener un papelón en los próximos tiempos. Ahí es nada: pensar de qué vamos a vivir en Murcia. Porque en espera de que la construcción, es decir, el ladrillo, o sea, el turismo vuelvan a tirar de la Economía, y de eso va a pasar tiempo, aquí no podemos vivir del aire, o, como se dice ahora, energía eólica sostenible.

Le pregunté el otro día al que más sabe de esto, que por desgracia no puede estar en el Gobierno, Carlos Egea, el presidente ejecutivo de Cajamurcia, y me dice que sigue creyendo en el modelo del ladrillo, aunque sin excesos, en el de una agricultura pequeña, ultramoderna y desde luego rentable y en aguantar estos malos tiempos como se pueda para salir más reforzados en un año y medio o dos años. "¿puede aguantar la Región de Murcia estar dos años con la cabeza debajo del agua (es un decir)?"

"Lo que más me preocupa es la dependencia energética casi absoluta que tenemos de otros países". Egea, y yo también, es partidario acérrimo de la energía nuclear. ¿Nuclear? Sí, gracias. Aunque es un debate que en Murcia no tiene sentido.

La cuestión sigue estando sobre la mesa: ¿De qué comemos? Y con el volantazo al trasvase del Tajo a la vuelta de la esquina... Y con el ya te veré de Solbes a la financiación del aumento poblacional en la Sanidad murciana. Para la nueva etapa, confío en que el nuevo consejero de Turismo, Pedro Alberto Cruz (volvemos a los tiempos del consejero Megías, con cultura y turismo, que están unidos por unos misteriosos lazos que años después no termino de ver), aplique a la cosa la misma megalomanía que ha aplicado a lo cultural.

Sería una excelente señal, pues Murcia ha adolecido tradicionalmente (como que ha venido ocurriendo desde que aquí mandaban los socialistas) de pocas ambiciones y poco presupuesto para la administración turística, de modo que ya pareció un gran logro pasar de una mera dirección general a toda una consejería dedicada a eso.

En fin, dudas, preguntas, zozobras sobre el inmediato futuro...

www.elfarodemurcia.info

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si tan partidarios sois de la energía nuclear tú y Egea, debéis iros a vivir cerca de Trillo, Ascó o similares. O iros a pasar ahí las vacaciones. Muy bonito lo de ser partidario, pero con el riesgo lejos, lejos. Y Egea es partidario porque lo mamó, y supongo que ya sabes Antonio a qué me refiero.