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martes, 27 de julio de 2021

Juan de la Cierva viaja de Londres a Roma con vuelta (II) / Ángel Viñas *


Uno de los descendientes de Juan de la Cierva (JdlC) ha declarado recientemente a La Verdad de Murcia que le parecía absurdo que no hubiese sacado a su familia de España de haber sabido lo que se preparaba. Es un argumento muy lógico y que arroja nuevos interrogantes que, por desgracia, están por esclarecer. No me cabe la menor duda de que, contando con los recursos combinados de la familia y del gobierno de Murcia, el autor del futuro dictamen contribuirá de manera decisiva a tan loable propósito.

La cuestión es, sin embargo, algo peliaguda. Bolín había dicho a JdlC que sería de más ayuda en Londres que yéndose con el Dragon Rapide, pero ante la inminencia de una sublevación no es aventurado suponer que el futuro de la familia también hubiese pesado en el corazoncito del inventor. Sabemos que los monárquicos creían que el golpe podría triunfar o que, en el peor de los casos, daría origen a una guerra corta. A JdlC, sin embargo, Alfonso XIII le pidió que volase a Roma. Lo hizo antes del 20 de julio. No se conocen las comunicaciones entre ambos. Como los deseos del exrey debían de ser órdenes para él, ni que decir tiene que se desplazó de inmediato a la capital del nuevo Impero fascista.

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¿Lo hizo desde Londres? ¿Pasó por Biarritz, donde el marqués de Luca de Tena podría haberle puesto al corriente? ¿Se le ocurrió ir a España cuando todavía las comunicaciones eran fáciles y no estaban obstaculizadas antes del 19 de julio? Misterios. Lo que sí sabemos es que los conspiradores monárquicos tenían instrucciones de reunirse en Burgos. Es decir, que JdlC no hubiera tenido que sacar a su familia de España. Con llevársela a la capital castellana, donde triunfó la sublevación, hubiera sido suficiente.

La explicación de la llamada del exmonarca es sencilla. Como ya hace tiempo señaló Enrique Moradiellos en su fundamental obra Neutralidad benévola. El Gobierno británico y la insurrección militar española de 1936, y retomó Howson, al estallar la sublevación un grupo de monárquicos residentes en Londres creó una Junta Nacional. El objetivo estribaba en apoyarla gracias a sus relaciones con políticos, funcionarios, banqueros y hombres de negocios británicos. Al frente pusieron a JdlC.

Así, pues, no extrañará la carta que Alfonso XIII escribió a Mussolini para informarle de que, en su nombre, irían a Roma el marqués de Viana y, naturalmente, JdlC. Nos parece improbable que el exmonarca no se hubiera enterado de lo que ocurría en Londres. La carta se encuentra en los Documenti Diplomatici Italiani (octava serie, vol. IV, doc. Nº 577, p. 648). Es conocida, pero supongo que no de muchos lectores. Decía así:

"Le supongo enterado de la enorme importancia del movimiento español. Faltan elementos modernos de aviación y con objeto de adquirirlos van a Roma Juan La Cierva (inventor del autogiro) y Luis Bolín, personas de mi entera confianza. El Marqués de Viana portador de la presente le explicará todos los detalles y la ayuda que espero nos prestará.

Aprovecho esta ocasión para de nuevo felicitarle por sus nuevos éxitos que consolidan su labor formidable y gloriosa. Agradeciéndole lo que seguramente hará quedo su afmo. amigo y admirador que le abraza."

Sabemos que Bolín fue a Roma, también el marqués de Viana. Igualmente, se desplazó en circunstancias ignoradas JdlC. Sería muy interesante que merced a los esfuerzos del gobierno de Murcia y de la familia, el autor del futuro dictamen pudiera echar alguna luz sobre lo que logró o hizo JdlC en Roma. Servidor ha llegado a determinar algún rasgo que me ha dejado boquiabierto.

Quedan, en efecto, por explorar las circunstancias en las cuales JdlC vivió su estancia en Roma. Aquí convergieron en el lapso de pocos días varios protagonistas: Bolín; Viana; la misión monárquica enviada por Mola para desatrancar los problemas aparecidos con las dudas de Mussolini sobre si el golpe era o no el que se había comprometido a apoyar y, finalmente, JdlC.

Así como de Bolín sabemos lo que contó en sus memorias (con buenas dosis de fantasía y autopromoción), y servidor ha tratado de esclarecer en lo posible los antecedentes de la misión de Mola, se ignoran aspectos importantes: en primer lugar, las gestiones del marqués de Viana y, sobre todo, de JdlC. Aquí la destreza del autor del futuro dictamen debería refulgir en todo su esplendor y contribuir a ampliar nuestros conocimientos.

Personalmente lo saludaría, porque entre los papeles de Pedro Sainz Rodríguez que servidor ha explorado en el archivo de la Fundación Universitaria Española, hay uno que me ha traído a mal traer. Y no porque las responsables del archivo y biblioteca de la misma no me hayan ayudado, que lo han hecho con sumo agrado y que son la amabilidad misma, sino porque no he logrado descifrarlo.

Me apresuro a señalar que Bolín, en sus poco fiables memorias, no dijo ni pío ni de la carta del exrey al Duce ni de la llegada del padrino de su hija. ¿A lo mejor resulta que no eran tan amigos? El hecho es que en Roma coincidieron numerosos salvapatrias y que el domingo 26 de julio JdlC escribió unas líneas a Sainz Rodríguez que decían lo siguiente:

"Le ruego que venga a verme esta noche, en compañía de Víctor Urrutia, a eso de las 10 y ½. Ni una palabra a los demás que están ahí."

El subrayado es del original. ¿Qué significa? ¿Es posible que el inventor del autogiro no deseara que Bolín se enterase de que quería entrevistarse con Sainz Rodríguez? Pero ¿por qué? Urrutia era un monárquico enragé. Dos semanas antes había sugerido que se forzara la puerta del depósito de cadáveres del cementerio de La Almudena, sacar el de Calvo Sotelo y llevarlo a su despacho para luego pasearlo por las calles de Madrid, “pregonando el crimen del Gobierno y el eterno baldón de la Segunda República”. 

Así lo recoge en sus tampoco demasiado fiables memorias el jurídico militar Eugenio Vegas Latapié, ulterior preceptor del príncipe Juan Carlos de Borbón. La referencia podría entenderse también a Goicoechea, pero nos parecería extraño. Era el hombre de confianza de Calvo Sotelo y de Alfonso XIII. ¿Quién queda? Misterio.

JdlC regresó a Londres. Aquí la escena había cambiado radicalmente. El golpe, como tal, había fracasado. Todos los planes monárquicos se habían venido abajo tras el accidente mortal del teniente general Sanjurjo el 20 de julio. Pero la sublevación no había sido domeñada. Tanto el Gobierno como los rebeldes apelaron a la ayuda exterior. Hitler decidió apoyar a Franco el 25 de julio. Mussolini ejecutó el primer contrato de ayuda militar que había firmado Sainz Rodríguez en Roma el 1º de julio y que ya estaba en preparación.

En este contexto JdlC estuvo en una posición privilegiada para ayudar al puñado de monárquicos y desertores de sus puestos en la embajada española a la hora de adquirir material de vuelo para los insurgentes. El embajador, Julio López Oliván, destacado diplomático monárquico, de gran experiencia y también de gran talento, no vaciló en pasarse a los facciosos, pero guardando su puesto durante todo el tiempo que fuera posible y sabotear los esfuerzos republicanos.

Así que el futuro y feliz receptor de los dineros del gobierno de Murcia podría explorar los lazos entre JdlC, la junta de Londres y los agentes de los sublevados. Se compraron varios aviones civiles. Se movilizaron y se transfirieron fondos. JdlC viajó varias veces a París, etc. Los republicanos, sin todavía desconfiar de Oliván, enviaron al comandante Carlos Pastor Krauel. 

Llegó el 4 de agosto. Los esfuerzos contrapuestos de unos y otros dieron como resultado que los gubernamentales adquirieran catorce aparatos y los sublevados diez. No insistiré en que, como casi en todos los aspectos relacionados con la ayuda exterior, en la literatura existen números contradictorios. Lo que importa es señalar que, en tanto que el gobierno envió a alguien de Madrid, los sublevados contaban con la gran experiencia y los importantes contactos del inventor murciano en el mercado aeronáutico.

Como estudioso de la dimensión internacional de la guerra civil y de la ayuda exterior agradecería de todo corazón los datos que el redactor del dictamen para el gobierno de Murcia pudiera recoger sobre este asunto. Hay literatura secundaria (he citado a Moradiellos y Howson, pero tampoco cabe olvidar a Jill Edwards). En todo caso, una nueva mirada con un fin específico a los papeles del Foreign Office y de otros departamentos del gobierno de SM, amén de los que hayan resultado accesibles en los últimos años, para los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre de 1936, siempre podría arrojar informaciones adicionales.

Personalmente me interesaron más los datos que JdlC puso de su puño y letra en su carta de septiembre al general Mola (ver aquí), que me parece de un peso abrumador. Está publicada y personalmente consideré que era más que suficiente para sustentar la tesis que expuse en el informe que se me había pedido. Los datos son fiables. No me pareció necesario contextualizarlos como hubiese hecho en un artículo académico. Así que espero con notable impaciencia todo lo nuevo que pueda contener el futuro dictamen que encargará el gobierno de Murcia. Me sorprendería que llegase a la conclusión de que JdlC se sentó a las orillas del Támesis a pensar en el futuro de España.

Muy al contrario, JdlC hizo lo que sabía hacer. Agitar en Inglaterra, moverse sin constreñimientos fuera de las fronteras españolas, dar saltos de un país a otro, estar en contacto con los jefes de los sublevados, ejecutar sus órdenes, hacer gala de inventiva cuando fuese necesario. En una palabra, aportar con toda su dedicación y sus esfuerzos sus granos de arena, nada despreciables, a la futura victoria de los sublevados contra la República.

(Mañana, tercera entrega: Juan de la Cierva en la Alemania nazi: una contextualización.

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(*) Economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo
 
 

lunes, 26 de julio de 2021

Juan de la Cierva en Londres antes del golpe (I) / Ángel Viñas *

 


En lo que va de verano se han multiplicado las reacciones contra la decisión del Gobierno de España de no autorizar el nombre del inventor del autogiro, Juan de la Cierva, para adornar el aeropuerto de Murcia. La familia (según algunos clips que me han llegado) ha afirmado que la participación de su ilustre antepasado en la catástrofe de la guerra civil fue minúscula. Incluso se ha negado que supiera el propósito que hubo detrás del alquiler del
Dragon Rapide. Un profesor de universidad, ni que decir tiene que muy ilustre en ciertos círculos, me ha puesto como un trapo.

Como su reacción de historiador me ha sorprendido, he ido corriendo a la página de Dialnet en la que constan sus numerosos méritos y publicaciones por comprobar si lo que me sonaba de él me había jugado una mala pasada. No ha sido así. Lo único que parece haber escrito sobre la guerra civil es un artículo (que no he leído) en los Cuadernos de pensamiento político de FAES pero solo sobre sus orígenes. No lo he encontrado en internet. Así que me excuso de no citarlo adecuadamente si, por azar, en sus argumentos mencionó el caso de D. Juan de la Cierva (en lo sucesivo JdlC).

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Más tarde, empeñados en la honrosa tarea de descubrir la verdad (que piensan que servidor la ocultó arteramente) los responsables del gobierno de la Comunidad de Murcia han decidido pasar a la acción en dos frentes. En el primero, a través de la movilización de todos los resortes y procedimientos previstos en el orden jurídico propio de un Estado social, democrático y de derecho, cual es el actual (y no el de épocas pretéritas que están en la mente de muchos). El segundo acudiendo a un investigador independiente para que examine lo poco que haya de cierto y sí lo mucho de hojarasca en mis afirmaciones en las que se habría basado el Gobierno de la nación.

Saludo efusivamente esta segunda parte (en lo que se refiere a la primera me declaro no competente). Sin prever tales decisiones yo ya me había apresurado a remitir a un medio en el que he empezado a colaborar (infoLibre) y de gran difusión en las redes el documento (no desconocido, pero sí ignorado al parecer por las autoridades de la Comunidad de Murcia) en el que el propio JdlC plasmó por escrito para información del general Mola algunos de sus servicios a la causa de la sublevación. (Ver aquí). Incidentalmente, se conoce esa carta desde al menos 1976.

Ahora bien, como enseñar al que no sabe es, según el Rector de la Universidad Pontificia de Comillas y catedrático de Teología Moral Julio Luis Martínez, la primera obra de misericordia espiritual, “y ha de poner el acento en la vinculación entre la educación y el amor”, no puedo renunciar a exponer públicamente las lagunas más importantes que, en mi modesta opinión, dicha investigación debería aclarar.

En aplicación de tal principio voy a referirme al caso del Dragon Rapide en primer lugar, pero no acudiendo a obras mías que podrían considerarse “infectadas” por mis ideas políticas e ideológicas (en el bien entendido que mis detractores, a no ser que que tengan un sistema intelectual parecido al de un mejillón, tampoco carecerán de las que consideren adecuadas). De todas maneras, para los ecuánimes remito a mi libro La conspiración del general Franco (2012) y al escrito, con otros colegas desgraciadamente ya fallecidos, El primer asesinato de Franco. En ellos encontrarán una exposición más elaborada que en esta divulgación.

También quiero facilitar la tarea al “historiador independiente” que la Comunidad Autónoma de Murcia invitará a hacer un informe “para rebatir al catedrático Ángel Viñas” (me agradaría mucho que fuese el colaborador de FAES, así podré admirar su perspicacia y destreza como investigador de fuentes primarias y, muy probablemente, aprender algo nuevo). Como es sabido, no hay historia definitiva.

Por ahora, el testimonio directo más amplio que se conoce del alquiler del Dragon Rapide (y del que en muchos aspectos no me fío porque el autor fue un periodista tramposo y mitógrafo) es del corresponsal de ABC en Londres Luis Antonio Bolín. Este caballero publicó en 1967 sus memorias en Londres y Madrid en sendas editoriales (Cassell y Espasa-Calpe respectivamente) bajo el título de España: los años vitales. La edición inglesa (Spain. The Vital Years) está prologada por Sir Arthur Bryant, un historiador popular en los años treinta, amigo íntimo del autor y muy de derechas, cuando no filonazi. La española por el Excmo. Sr. Don Fernando María Castiella y Maiz, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores, exdivisionario, Cruz de Hierro y embajador propuesto por Franco, sin éxito, ante la Corte de San Jaime. Entre ambas, ya agotadas, existen algunas diferencias no precisamente irrelevantes. La edición española debería figurar en cualquier biblioteca universitaria que se precie. En la mía, sin embargo, tengo la inglesa porque me fío más de ella desde el punto de vista de la propaganda hacia el exterior.

Pues bien, en esta edición la consulta más superficial de las primeras páginas del primer capítulo nos informa de que entre los visitantes del autor en Londres figuraron, poco antes del golpe, el Conde de los Andes (uno de los conspiradores monárquicos más conspicuos) y el exrey Alfonso XIII. Cuenta Bolín que el 5 de julio le llamó el propietario de ABC, el marqués de Luca de Tena. Este periódico había agitado durante la primavera de 1936 las almas sensibles de todos los opuestos a la supuesta revolución “roja” que se avecinaba aunque silenció la subversión de la UME entre las guarniciones. Bolín, sospechando lo que se venía encima, por si las moscas llamó a JdlC. Eran, escribió, muy amigos. Con él había experimentado las delicias del vuelo en autogiro. También con Alfonso XIII y su hijo Juan de Borbón, de visita en Londres. JdlC era el padrino de su hija y “se veían constantemente”.

Aquella tarde del 5 de julio le habló de la llamada de Luca de Tena y le dijo que en España las cosas estaban a punto de estallar y que se necesitaba un avión. Por la noche le pidió su ayuda y ambos empezaron a discutir cómo atender la petición del señor marqués. PREGUNTA INGENUA: ¿Es razonable pensar que Bolín no dijera nada del objetivo del vuelo? Porque JdlC inmediatamente afirmó que sus servicios serían más productivos si permanecía en Londres y Bolín hacía el viaje.

Al día siguiente JdlC se trasladó a París y en Maxim's se encontró (en una buena comida o en una espléndida cena: Bolín escribió las dos cosas) con el propietario de ABC, que ya llevaba algún tiempo refugiado en Biarritz. OTRA PREGUNTA INGENUA: ¿El señor marqués no explicó nada de lo que se tramaba a JdlC? Me parece imposible.

Tras regresar a Londres el ilustre inventor del autogiro y Bolín empezaron a actuar al unísono y aceleradamente. Del propio JdlC fue la idea de que el periodista no viajase solo sino que disfrazara su vuelo como de turismo y en compañía de algunos ingleses. Le aconsejó qué tipo de avión sería el más apropiado. Lógico porque el periodista sabía de aviación lo que servidor de teología medieval tibetana.

El 8 de julio almorzaron ambos con otro amiguete de tertulias y de diatribas antirrepublicanas, un tal Douglas Jerrold (NOTA: escribió su encuentro en un libro, hoy difícil de localizar salvo en bibliotecas pero que, no casualmente, tengo en la mía desde hace muchos años: Georgian Adventure). Después de descartar varios nombres, a Jerrold se le ocurrió uno. Los tres se fueron a verle a la campiña y le explicaron de qué se trataba (ADICIONAL PREGUNTA INGENUA: ¿No se enteró JdlC de lo que se habló en su presencia?).

Luego los dos españoles hablaron del tema con el Duque de Alba, que se encontraba en Londres. Como Bolín publicó sus cuentos en 1967 supongo que era de buen tono recoger la supuesta reacción del señor duque: lo mejor sería que Franco se pusiera al frente del Movimiento (una mentira piadosa, porque entonces quien estaba al frente era el teniente general Sanjurjo, con José Calvo Sotelo como futuro líder civil, debidamente fascistizado). No hay que olvidar la fecha de publicación de las memorias.

JdlC participó, suponemos con algunos consejos y sugerencias, en la conversación. También ofreció una cena de despedida al futuro viajero en compañía de algunos amigos. Es más, el 11 de julio JdlC fue a ver a Bolín, desayunó con él y, para rematar la despedida, lo llevó en su coche al aeródromo de Croydon.

Todo esto, insisto, se conoce en España gracias a que la censura de la época aceptó (¿milagrosamente?) la publicación de tales memorias. Insisto: DESDE 1967. Han transcurrido casi cincuenta años. ¿Y de qué nos dice ahora uno de los esforzados defensores de las tesis del gobierno murciano? Llana y simplemente, que “ -hasta el momento- ningún historiador serio y objetivo ha[ya] confirmado nunca si Juan de la Cierva era conocedor del destino del avión”. El autor de tal artículo (que me he apresurado a subir a Facebook y Twitter) es el médico Pedro Manuel Hernández López, casualmente exsenador por el PP y miembro del grupo territorial popular en Murcia, entre otros aspectos escasamente relevantes en materia de investigación histórica como puede comprobarse recurriendo a la inestimable ayuda de Mr. Google.

Hay otros dos aspectos en los que tal vez el informe que encargará el gobierno de Murcia podría indagar. El primero se refiere a lo que pudo haber detrás de una afirmación de peso. La hizo el eminente historiador y exministro de Cultura Don Ricardo de la Cierva, sobrino del malogrado inventor e hijo de uno de los asesinados en Paracuellos. Estimo, quizá erróneamente, que conocería muchos más datos sobre la familia.

Tan connotado autor, en un programa dedicado al asesinato de Calvo Sotelo que emitió Telemadrid el 13 de julio de 2011, afirmó lo siguiente: “El general Franco [ininteligible] no se había decidido todavía a levantarse. Es verdad que ya había hablado con mi tío Juan de la Cierva, que fue quien mandó desde Londres el avión que llevaría a Franco a Canarias (sic)”.

Han pasado diez años desde cuando lo vi o lo oí. Pero con los recursos del gobierno de Murcia no sería excesivamente difícil encontrar rastros del programa (lo escribo con cuidado, porque alguna de las conferencias más disparatadas del citado autor que había sido elevada a Youtube desapareció después de que servidor la citara en la misma obra en que se encuentra la anterior, La conspiración del general Franco, 2012, p. 160, nota 304).

El interrogante que se plantea es el siguiente: ¿cuándo habría hablado JdlC con Franco? Hubiera sido fácil en respuesta a una llamada del entonces comandante general de Canarias, ya que Franco tenía en su bolsillo al director regional de la CTNE, Demetrio Mestre. Franco había decidido pasar a la acción en algún momento del mes de junio y en este mes los conspiradores ya estaban buscando un avión (en las pesquisas intervino en algún momento José María Gil Robles).

La segunda cuestión la planteó un gran amigo mío, por desgracia ya fallecido: Gerald Howson. Especuló con la posibilidad de que JdlC hubiese intervenido en una misteriosa adquisición de aviones a través de un traficante de armas, John Ball, antes del golpe. No se trata aquí de reflejar el caso, pero es evidente que el futuro autor del dictamen que encargará el gobierno de Murcia tendría que aprovechar la ocasión para ir más lejos que Howson. En cualquier caso, su libro Armas para España (Península, 2000) es un punto de referencia. También, no debo ocultarlo, su obra anterior, Aircraft of the Spanish Civil War (Putnam, 1990) para explorar las actividades del ilustre inventor del autogiro en otras transacciones, como la expuesta en las páginas 105 y 106. Si la afirmación del sobrino y los rumores de que se hizo eco Howson lograran demostrarse documentalmente, las consecuencias serían, me temo, poco positivas para la imagen de JdlC que ahora promueve el gobierno de Murcia.

Por mi parte, creo verosímil que la investigación que patrocine se elaborará en consonancia con los más nobles de los motivos que se reflejan en la conocida expresión sapiens nihil affirmat quod non probet.

(Continuará. Mañana, segunda entrega: Juan de la Cierva viaja de Londres a Roma con vuelta)

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(*) Economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo.

 


 

domingo, 25 de julio de 2021

Una carta al general Mola, descubierta por el historiador Ángel Viñas

 

Carta manuscrita de Juan de la Cierva al general Mola:

"Mi querido y respetado amigo: Anoche llegué a Berlín, según le telegrafié, y, según le prometí desde allí, me apresuro a mandarle detalles completos del cumplimiento de mi misión".

No fue posible llegar a Berlín el miércoles por llegar el tren a París demasiado tarde que enlaza con el aeroplano de la mañana, por lo cual seguí en el tren de la noche. Por cierto que en el coche-cama intentaron robarme mientras dormía —no sé si el dinero o los documentos— sin éxito.

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Me puse en contacto inmediatamente con el Almirante Canaris, que es el que se encarga de la ayuda al movimiento. Me recibió muy bien y le expliqué la situación después de enseñarle la carta que V. me dio. Le hice presente estoy al corriente de todos los arreglos, tanto los hechos en Berlín directamente como los de la HISMA etc, para que me hablase con toda libertad.

El almirante me puso en contacto con otras personas y en definitiva dejé arregladas las cosas como sigue:

1) Las Marismas había encargado 5.000.000 de cartuchos de 7 m/m. El creía le habían prometido entrega fin de agosto, pero los de allí dicen que es un error, la entrega prometida era fin de septiembre. Pensaban embarcarlos a mediados de la semana próxima en el barco que viene cargado de cobre. Ante mi insistencia quedó arreglado el embarcar hoy, sábado, con otro barco que fletamos, cuantos cartuchos se pudieran embalar y transportar a Hamburgo en camiones, trabajando día y noche. Al principio creían poder llegar a las tres unidades, pero ayer por la mañana creían serían solo dos, pues si no se perdería algún tiempo. Así se lo telegrafié a V.

Así pues, en el vapor Cameroun salen hoy para Vigo: 2.000.000 (aproximadamente) cartuchos 7m/m; 2.000 fusiles calibre 7, 92 m/m; 2.000.000 de cartuchos de 7, 92 m/m; 875.000 cartuchos 9 m/m para las pistolas ametralladoras que ya fueron. Solo quedaban por mandar del encargo que el Comandante Génova hizo 1.750 fusiles alemanes, pero me pidieron permiso, que dí, para completar la cifra hasta 2.000. Este gasto extra por el barco especial, transporte en camiones y los 250 fusiles con 1.000 cartuchos cada uno se lo pagué desde aquí. Todo lo demás estaba ya pagado (salvo una pequeña cantidad) con los envíos que hicimos desde aquí y que figuran en la relación que le dejé.

2) El miércoles o jueves próximos saldrán los cartuchos restantes (probablemente 3 millones) para Vigo. Con el fin de aprovechar el viaje he ordenado completar el cargamento con unas 1.500 toneladas de carbón.

3) Esos cinco millones corresponden, repito, al pedido hecho a la industria privada, que hay que pagar a tocateja. De todos modos y en vista del plazo pedido por la fábrica austríaca (no polaca como me habían dicho los representantes polacos) ordené por el mismo conducto otros cinco millones en Alemania. Plazo máximo de embarque 3 semanas, casi seguro 2, pues ya tienen todo montado para la fabricación. Así pues, podemos contar con esos 5 millones hacia el 5-10 de octubre en Vigo. Los pagaremos desde aquí.

4) Todo esto no tiene nada que ver con los arreglos hechos por el General Franco con la HISMA. Tuve otra conferencia con Canaris y otros sobre este asunto. El Almirante me dijo podía confirmar a Franco que le enviarán 5 millones semanales, según pidió, pero al principio decían tardarían 10 a 15 días en hacer el primer envío. Seguí instando sobre la necesidad absoluta de acelerar y entonces me dijeron que si tuvieran una muestra de nuestra cartuchería se ahorrarían 2-3 días pues pensaban mandar un aeroplano a España a recogerla. Saqué del bolsillo la que V. me dio y entonces dijeron que estaban casi seguros de poder hacer el primer envío en una semana de plazo, o sea, hacia el 25 o 26 del corriente, siguiendo luego cada semana.

5) En vista de esto, que me fue solemnemente prometido, creí era innecesario el pedido en Austria, ya que además me di cuenta no les hacía mucha gracia a los alemanes, a quienes se había pedido les dieran tránsito y transporte desde Hamburgo. Sin embargo, al llegar aquí anoche y encontrar su telegrama, volví a hablar a los polacos, aceptando el plazo de 20 días para entrega de 7 millones. No amplié el pedido a 10, pues de todas maneras no podrán entregar más de 7 en ese plazo y si queremos más podemos encargarlos sin retraso, dentro de unos días. Espero sus órdenes a este respecto.

6) Los embarques probables en Hamburgo de cartuchería 7 m/m quedan resumidos como sigue

Creación propia

Y ya seguirán los envíos semanales de la Hisma. Hay que contar 5 días a Vigo y 6 o 7 al Sur.

7) La industria privada alemana, por conducto del Sr. Veltjens, está dispuesta a suministrar luego unos 5.000.000 cada 2 semanas si se les encargan y pagan. V. me pasará sus instrucciones, aunque yo creo que con las promesas recibidas no necesitaremos gastar más dinero en cartuchería. Los encargos hechos a Veltjens y a Austria, por 12 millones en total, costarán unas 65.000 libras, que pagaremos de aquí.

8) Veltjens, que es en realidad un agente oficial, me ha dicho que los rojos han comprado en Finlandia 1.000 ametralladoras, en 2 millones de dólares. Los de allí, de acuerdo con los alemanes, se las han vendido y exigen pago total antes de enviar nada. Han recibido una sexta parte del dinero y en cuanto hayan cogido todo mandarán las 1.000 piezas sin algunas partes esenciales del mecanismo, así es que no les servirán de nada. Es un buen servicio que nos prestan.

Con esto termino la relación del cumplimiento de la misión que V. me encargó. Solo debo añadirle que mis colegas de Londres han estado buscando stocks disponibles por todas partes y no queda nada en ningún país. Además están tratando de conseguir que unas 190 toneladas de mercancía sospechosa que hay en Hamburgo para envío a China, de procedencia austríaca y finlandesa, sean inspeccionadas para ver si se trata de cartuchos 7 m/m con destino al enemigo. Ese material está ahora detenido, por orden del Gobierno alemán, y sería un buen golpe que nos lo enviaran a nosotros. Creo vale la pena que el General Franco diga algo sobre esto por medio de la Hisma.

Voy ahora a ocuparme de las otras misiones que V. y Franco me encomendaron y ya daré cuenta. Hasta pronto espero. Quedo a sus órdenes, le envío un fuerte abrazo y ¡Viva España!”

La anterior carta, manuscrita, está fechada en Londres el 19 de septiembre de 1936. ¿Quién la envió al general Mola? Juan de la Cierva.

Como todo documento primario necesita dos tipos de análisis. Un interno, examinando su coherencia y circunstancias de producción. Otro externo, de contextualización. Es misión del historiador extraer el máximo jugo posible de estos dos ejercicios sin desvirtuar en ningún momento la evidencia primaria relevante de época.

Hacerlo daría para otro largo artículo. Habría que examinar los antecedentes, el papel desempeñado hasta entonces por Juan de la Cierva en la red de aprovisionamientos de Franco y Mola desde el exterior, las circunstancias en que estas se desarrollaron, los contactos trabados, la comparación con los apuros por los que pasaba el Gobierno republicano y así sucesivamente.

Lo reproducido aquí (transcripción de la carta original sin recorte ni modificación algunos) basta para ilustrar una línea del comportamiento del ilustre inventor del autogiro que cualquier historiador digno de ese nombre remontaría a los albores de la conspiración. Pasaría por su participación en el grupito de agitadores españoles y británicos en Londres antes del golpe, su gestión en el alquiler del Dragon Rapide, su viaje a Roma tras el golpe y una gran incógnita. La desveló su sobrino, el historiador Ricardo de la Cierva, en un programa emitido por Telemadrid el 13 de julio de 2011 sobre el asesinato de Calvo Sotelo. Mantuvo la tesis, clásica, de que Franco hasta entonces no había decidido sublevarse (falso), pero afirmó que “es verdad que ya había hablado mi tío Juan de la Cierva” con el supuestamente reticente general. Quizá tuviera algún papelín. O se lo inventó. Porque del profesor de la Cierva (qepd) no siempre hay que fiarse y es mejor no hacerlo, salvo en circunstancias muy controladas documentalmente.
 

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Ángel Viñas es economista e historiador especializado en la Guerra Civil y el franquismo

 

https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/06/15/una_carta_general_mola_121566_1012.html

jueves, 11 de marzo de 2021

Las mujeres argáricas gobernaron el sureste de la Península Ibérica hace 4.000 años


MADRID.- La sociedad de El Argar, que revolucionó el sureste de la Península Ibérica a comienzos de la Edad del Bronce, entre 2200-1550 a.C., con sus centros urbanos y construcciones monumentales, una organización jerárquica en colectivos especializados y clases sociales y que hizo gala de una violencia institucionalizada, también pudo ser pionera en el empoderamiento femenino. Así lo concluye un nuevo estudio arqueológico: las mujeres argáricas pudieron haber desempeñado un papel relevante en las labores de gobierno, que recoge El Español.

Esta hipótesis se deduce del hallazgo de un rico ajuar funerario en una de las más de cien tumbas documentadas en el yacimiento de La Almoloya, en el municipio murciano de Pliego, por el equipo de investigadores del Departamento de Prehistoria y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona. 

En el enterramiento, excavado en 2014 y que contenía los restos de dos individuos —un hombre de entre 35 y 40 años y, encima, una mujer de entre 25 y 30, apareció un repertorio de joyas y objetos personales muy completo: brazaletes, dilatadores de orejas, anillos, cuentas de collares, espirales, recipientes con ofrendas y, sobre todo, una diadema de plata colocada sobre la cabeza de la fémina.

Rafael Micó Pérez, catedrático de Prehistoria de la UAB y uno de los directores de las investigaciones, señalaba hace unas semanas en una entrevista en El Español que la diadema es única solo se conocen otras cinco con semejante diseño en esta zona peninsular, que abarcó partes de las actuales provincias de Murcia, Almería, Alicante, Granada, Jaén y Ciudad Real, y ninguna había podido ser estudiada teniendo en cuenta su contexto— y que probablemente perteneció a una princesa. 

El nuevo estudio, publicado en la revista Antiquty bajo el título de Emblems and spaces of power during the Argaric Bronze Age at La Almoloya, Murcia, va más allá al apuntar que esta élite femenina tuvo poder de decisión.

"La singularidad de estas diademas es extraordinaria. Fueron objetos simbólicos hechos para estas mujeres, transformándolas así en sujetos emblemáticos del poder de la clase dominante", explica Cristina Rihuete, una de las firmantes del artículo científico y codirectora de los trabajos, que optan al II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq

"La Almoloya y la tumba 38 son ese tipo de hallazgos excepcionales que nos proporcionan de vez en cuando una visión sobre los gobernantes y los objetos emblemáticos de las primeras sociedades que emergieron en Europa durante la Edad de Bronce", añade Vicente Lull, catedrático de Prehistoria. 

La Almoloya fue uno de los principales centros neurálgicos de la sociedad argárica, considerada por los expertos como la primera organización estatal del Mediterráneo occidental. En este yacimiento se ha hallado un palacio —el primero de Europa— que habría actuado como epicentro del poder político y económico. 

Precisamente bajo el subsuelo de lo que ha sido identificado como la sala de gobierno —este pueblo prehistórico sepultaba a sus muertos debajo de los hogares— se halló la mencionada tumba, lo que refuerza todavía más su carácter elitista.

La cuestión más difícil de dilucidar es si la clase alta femenina llegó realmente a gobernar o las joyas halladas fueron meros elementos simbólicos. "En la sociedad argárica, las mujeres de la élite eran enterradas con diademas, mientras que los hombres lo eran con una espada y una daga. Estos guerreros tenían un ajuar funerario menor en cantidad y en calidad.

 Las armas eran el medio más eficaz de hacer cumplir las decisiones políticas y ciertos hombres habrían jugado un papel ejecutor, aunque la legitimación y, quizás también el gobierno, recayera en las manos de ciertas mujeres", barajan los investigadores. 

Los huesos de los individuos encontrados en la tumba 38 han sido sometidos a análisis genéticos en el Instituto Max Planck. Los resultados han demostrado que ambas personas eran contemporáneas, tuvieron una hija en común identificada en un enterramiento cercano y fueron inhumadas, simultáneamente o con muy poca diferencia, a mediados del siglo XVII a.C. 

La mujer presentaba varias anomalías congénitas y unas alteraciones óseas en las costillas que podrían indicar que padecía una infección pulmonar en el momento de la muerte. El hombre tenía un desgaste óseo propio de una extensa actividad física, probablemente de montar a caballo.

sábado, 5 de diciembre de 2020

La Asamblea Regional perpetúa el nombre de los 10 diputados del Reino de Murcia que participaron en la Constitución de 1812

 CARTAGENA.- Desde hoy, 5 de diciembre de 2020, una placa en la fachada de la Asamblea Regional recuerda a los diez diputados del Reino de Murcia que participaron en la redacción y aprobación de la Constitución de 1812, una carta magna que "marcó un antes y un después para el logro de derechos fundamentales y supuso un gran paso en la conquista de las libertades que hoy disfrutamos", como ha puesto de manifiesto el presidente de la Asamblea Regional de Murcia, Alberto Castillo.

El homenaje a los diputados doceañistas por Murcia ha congregado a las principales autoridades de la Región: el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, el delegado del Gobierno, José Vélez, miembros del Consejo de Gobierno, diputados de los cinco grupos parlamentarios, alcaldes de las localidades natales de los diputados homenajeados, e incluso ha contado con la presencia de descendientes del diputado doceañista, Pedro González de Llamas.

Tras guardar un minuto de silencio por las víctimas de la covid-19, se ha rememorado el contexto histórico de España en aquella época Constitución, un país, que cuatro años antes había sufrido la invasión de las tropas francesas que desencadenó la Guerra de la Independencia, durante la que se produjeron las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, quienes acataron las órdenes del nuevo Gobierno francés y la implantación de una nueva monarquía napoleónica.

Una gran parte de la población española rechazó las decisiones de sus dirigentes y tomó la determinación de hacer todo lo que estuviera en sus manos para liberar al país de aquella invasión. Mientras que miles de españoles hacían frente a los franceses en el campo de batalla, en septiembre de 1808 se creó la Junta Suprema Central, que estuvo presidida por un murciano: el Conde de Floridablanca, con el objetivo de ejercer los poderes ejecutivo y legislativo ante el vacío existente. Este organismo fue el que aprobó la celebración de unas Cortes Extraordinarias con la finalidad de elaborar una Constitución.

El presidente de la Asamblea ha recordado en su intervención que "mujeres y hombres; eclesiásticos y laicos; soldados y guerrilleros; ciudadanos y campesinos; pobres y ricos; ancianos y jóvenes, dejaron de lado sus diferencias para unirse en pos de un único objetivo, el de sentar las bases de un estado libre y democrático. Todos fueron protagonistas alrededor de aquellas inmortales Cortes de Cádiz, un movimiento, cuya síntesis puede resumirse en el artículo 2 de la Constitución de 1812. 

'La nación española es libre e independiente, y no es, ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona'".

"Aquel grito de justicia y libertad se plasmó en el artículo decimotercero que señala que 'el objeto del gobierno es la felicidad de la nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen'. No podemos olvidar que a partir de la Constitución de 1812 los españoles dejaron de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. Por primera vez, se abolieron aberraciones como la Inquisición y el absolutismo, y también, por primera vez, se proclamaron derechos como la división de poderes, la soberanía popular, el sufragio o la libertad de imprenta, de industria y de trabajo", ha manifestado el presidente de la Asamblea.

Con el acto de hoy, los nombres de estos diez diputados del antiguo Reino de Murcia: José María Rocafull y Vera, Isidoro Martínez Fortún, Pedro González de Llamas, Alfonso Rovira y Gálvez, Simón López García, Nicolás Martínez Fortún, Francisco de Borja Álvarez de Toledo, Vicente Cano Manuel y Ramírez de Arellano, Juan Sánchez Andújar y Leonardo Hidalgo han sido rescatados del pasado e inmortalizados en piedra en la Asamblea Regional de Murcia, otro parlamento, con un ámbito regional, distinto al de las Cortes de Cádiz, pero con diputados y diputadas que, como aquellos, comparten "la ilusionante tarea de representar al pueblo de la Región de Murcia y la defensa de los intereses de nuestra Comunidad. Sirva la placa que vamos a descubrir en su memoria - ha concluido Alberto Castillo- como nexo de unión de dos siglos de parlamentarismo al servicio a nuestra Región".

lunes, 5 de agosto de 2019

El Archivo Municipal de Cartagena elige como documento del mes una carta de Felipe II


CARTAGENA.- El Archivo Municipal de Cartagena ha seleccionado como documento del mes la carta real que dirigió en 1584, desde Madrid, Felipe II al corregidor de Murcia, Lorca y Cartagena, ordenándole que se prohibiera a los patrones de barcas pesqueras llevar a muchachos menores de 15 años, para evitar su frecuente captura por los moros.

En cuanto al vídeo del mes, en esta ocasión el Archivo ha retrocedido hasta el año 1990 para ofrecer las imágenes realizadas por Tele Cartagena a los pocos instantes de producirse el atentado contra la casa cuartel de la ciudad, por un ataque con coche bomba perpetrado el 12 de septiembre por la organización terrorista ETA, tomando como objetivo la residencia de los agentes de la Guardia Civil y sus familias.
El atentado, el primero cometido por ETA en la Región de Murcia, se saldó sin víctimas mortales, aunque ocho personas resultaron heridas.

domingo, 30 de junio de 2019

Los "últimos de Filipinas" revivieron hoy en el 120º aniversario del sitio de Baler. (Uno de Mula y otro de Cieza)


BALER.- España y Filipinas homenajearon hoy a "los últimos de Filipinas" en el 120º aniversario del sitio de Baler, episodio que simbolizó la amistad entre las dos naciones unidas por estrechos vínculos históricos y culturales. Civiles españoles y militares filipinos depositaron sendas coronas de flores en el monumento, en recuerdo de aquellos compatriotas, antes hermanos y a los que la guerra convirtió en enemigos. Entre los héroes de Baler había, al menos, dos nacidos en la Región de Murcia: el soldado de 2ª Luis Cervantes Dato, natural de Mula, y el soldado Francisco Real Yuste, natural de Cieza.



Manila, 7-7-1899.- Supervivientes del destacamento de Baler (Filipinas), a su llegada a Manila. 1.- Oficial Comandante del destacamento, D. Saturnino Martín Cerezo. 2.- Gregorio Catalán Valero. 3.- Vicente Pedrosa Carballega. 4.- Loreto Gallego García. 5.- Ramón Boades Tormo. 6.- Miguel Méndez Expósito. 7.- José Jiménez Berro. 8.- Felipe Castillo Castillo. 9.- José Pineda Turán. 10.- José Martínez Santos. 11.- Eufemio Sánchez Martínez. 12.- Ramón Ripollés Cardona. 13.- Timoteo López Larios. 14.- Pedro Planas Basagañas. 15.- Francisco Real Yuste. 16.- Luis Cervantes Dato. 17.- Juan Chamizo Lucas. 18.- Manuel Menor Ortega. 19.- Marcelo Adrián Abregón. 20.- Marcos Mateo Conesa. 21.- Antonio Bauza Fullana. 22.- José Hernández Arocha.


En la iglesia San Luis Obispo de Tolosa, descendientes de los héroes de Baler rememoraron la salida de esos 33 supervivientes del destacamento del medio centenar que se atrincheró en esa iglesia durante 337 días, resistiendo un duro asedio de los insurrectos filipinos en el último coletazo de la guerra de independencia.
"El sitio de Baler es un ejemplo de reconciliación, de perdón y de reencuentro en la batalla entre dos pueblos", destacó el embajador de España en Filipinas, Jorge Moragas, que presidió el acto solemne de homenaje junto con el ministro de Defensa de Filipinas, Delfin Lorenzana.
Este año también acudió a Baler una amplia expedición de españoles para rendir homenaje a nuestros compatriotas que lucharon en aquel sitio.
El embajador recordó que es la primera vez que se reproduce la salida de la bandera española de esa iglesia y cómo los filipinos despidieron a los soldados españoles, el 2 de junio de 1899, con la guerra ya terminada, "tratándolos como amigos, no como adversarios".
El primer presidente de la Filipinas independiente, Emilio Aguinaldo, emitió el 30 de junio de ese año el conocido como decreto de Tarlac, en el que exaltó la resistencia heroica de los conocidos como "los últimos de Filipinas", a los que recibió en Manila y a quienes les entregó un salvoconducto para regresar a España.
Aguinaldo ordenó tratar a los rendidos "no como prisioneros, sino como amigos" por haber protagonizado una "epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de don Pelayo", según el texto del decreto.
Esa efeméride sirvió de pretexto en 2002 para establecer el 30 de junio como el Día de la Amistad Hispano-Filipina, aprobado por los parlamentos de los dos países para rescatar los lazos perdidos, que se conmemora cada año en diferentes ciudades filipinas y en particular en Baler, localidad de unos 40.000 habitantes ubicada en la costa oriental de la isla de Luzón.


"Además de recordar nuestro pasado común, tenemos el reto por delante de mantener viva la épica historia del sitio de Baler", indicó el ministro filipino de Defensa, Delfin Lorenzana, quien admitió que es un episodio histórico desconocido en Filipinas del que él supo hace pocos días por medio de Moragas.
En España tampoco fue un capítulo de la historia muy divulgado y con el fin de recordarlo surgió hace cinco años la asociación Últimos de Filipinas. Héroes de Baler, que integra a varios descendientes de los supervivientes, algunos presentes en el acto de hoy como Jesús Valbuena, bisnieto del cabo García Quijano, el primer herido del sitio.
"Fue un destacamento heroico, pero de un desastre traumático, como fue la pérdida de las últimas colonias. España quería pasar página cuanto antes y no recibieron el homenaje tan efusivo que hubieran merecido", contó Valbuena, hijo adoptivo de Baler.
Aunque la España en decadencia posterior al desastre del 98 se olvidó de estos soldados que lucharon por su patria hasta el último aliento, para los descendientes 120 años después "era el momento de brindarles una laureada popular".
Según Valbuena, la gesta de Baler es un hecho "sin precedentes" que "trasciende la historia de España o cualquier ideología" por dos motivos: por la insólita "oda al vencido" de Aguinaldo y porque fue el sitio más largo de la historia contemporánea, del 27 de junio de 1898 al 2 de junio de 1899, que se estudia como referente de un asedio en academias militares de medio mundo.


"Hoy conmemoramos que lo que comenzó con muerte, guerra y fatalidad, terminó en amistad y respeto mutuo", señaló el senador Sonny Angara, oriundo de Baler e hijo de Edgardo Angara, senador ya fallecido que promovió en 2002 la creación de un día de la amistad hispano-filipina en la efeméride del decreto de Tarlac.
"En vez de conmemorar cómo los colonizadores se rindieron después de un asedio de once meses, como nación recordamos que casi cuatro siglos de dominio español terminaron en reconciliación, amistad, compasión y camaradería", apuntó.
Aunque en el acto se rememoró a "los últimos de Filipinas" como héroes, su caso suscita opiniones enfrentadas ya que algunos los ven como unos obstinados empeñados en continuar su encierro incluso cuando la guerra ya había terminado, incrédulos ante las noticias de emisarios o de la prensa filipina.
Cuando se convencieron de la realidad y se rindieron quedaban 33 supervivientes, ya que dos oficiales, un fraile y doce soldados murieron por enfermedades como el beriberi -por la falta de vitamina B-, otros dos militares cayeron por balas enemigas, dos fueron ejecutados por desobediencia y seis habían desertado.
También hubo un homenaje hispanofilipino en el Putok sa Dikaloyungan, un pequeño monumento que recuerda a los revolucionarios filipinos que lucharon en aquella contienda. Hoy, de hecho, se celebra el 17º Día de la Amistad Hispanofilipina, establecido en 2003 por el Gobierno de Filipinas “para recordar el acto de benevolencia que ha allanado el camino para tender una mejor relación entre Filipinas y España” y “para conmemorar los lazos culturales e históricos, la amistad y la cooperación entre Filipinas y España”.
Entre las autoridades filipinas estuvo el senador Juan Edgardo M. Angara, la congresista de la provincia de Aurora Bellaflor J. Angara-Castillo; el representante de la oficina del Presidente de Filipinas Michael P. Ong; el gobernador de la provincia Aurora Gerardo A. Noveras; y el alcalde de Baler, Nelianto C. Bihasa.
Como en años anteriores, el Ejército filipino estuvo representado por efectivos de la 7ª División de Infantería “Kaugnay”, que tiene su base en Fort Ramon Magsaysay, en Palayan City (Nueva Écija).


'Los Últimos de Filipinas'

Comandante Político-Militar del Príncipe
Capitán de Infantería Enrique de las Morenas y Foss, natural de Chiclana de la Frontera. Falleció por enfermedad el 22 de noviembre de 1898.

Tropa del Destacamento de Baler
2º Teniente Juan Alonso Zayas. Falleció por enfermedad el 18 de octubre de 1898.
2º Teniente Saturnino Martín Cerezo, natural de Miajadas, Cáceres.
Cabo Jesús García Quijano, natural de Viduerna de la Peña, Palencia.
Cabo José Chaves Martín. Falleció por enfermedad el 10 de octubre de 1898.
Cabo José Olivares Conejero, natural de Caudete, Albacete.
Cabo Vicente González Toca. Fusilado el 1 de junio de 1899.
Corneta Santos González Roncal, natural de Mallén, Zaragoza.
Soldado de 2ª Felipe Herrero López. Desertó el 27 de junio de 1898.
Soldado de 2ª Félix García Torres. Desertó el 29 de junio de 1898.
Soldado de 2ª Julian Galvete Iturmendi. Falleció debido a heridas el 31 de julio de 1898.
Soldado de 2ª Juan Chamizo Lucas, natural de Valle de Abdalajís, Málaga.
Soldado de 2ª José Hernández Arocha, natural de La Laguna, Tenerife.
Soldado de 2ª José Lafarga Abad. Falleció por enfermedad el 22 de octubre de 1898.
Soldado de 2ª Luis Cervantes Dato, natural de Mula, Murcia.
Soldado de 2ª Manuel Menor Ortega, natural de Sevilla, Sevilla.
Soldado de 2ª Vicente Pedrosa Carballeda, natural de Carballino, Orense.
Soldado Antonio Bauza Fullana, natural de Petra, Mallorca.
Soldado Antonio Menache Sánchez. Fusilado el 1 de junio de 1899.
Soldado Baldomero Larrode Paracuello. Falleció por enfermedad el 9 de noviembre de 1898.
Soldado Domingo Castro Camarena, natural de Aldeavieja, Ávila.
Soldado Emilio Fabregat Fabregat, natural de Salsadella, Castellón.
Soldado Eufemio Sánchez Martínez, natural de Puebla de Don Fadrique, Granada.
Soldado Eustaquio Gopar Hernández, natural de Tuineje, Las Palmas.
Soldado Felipe Castillo Castillo, natural de Castillo de Locubín, Jaén.
Soldado Francisco Real Yuste, natural de Cieza, Murcia.
Soldado Francisco Rovira Mompó. Falleció por enfermedad el 30 de setiembre 1898.
Soldado Gregorio Catalán Valero, natural de Osa de la Vega, Cuenca.
Soldado Jaime Caldentey Nadal. Desertó el 3 de agosto de 1898.
Soldado José Alcaide Bayona. Desertó el 8 de mayo de 1899.
Soldado José Jiménez Berro, natural de Almonte, Huelva.
Soldado José Martínez Santos, natural de Almeiras, La Coruña.
Soldado José Pineda Turán, natural de San Felíu de Codinas, Barcelona.
Soldado José Sanz Meramendi. Falleció por enfermedad el 13 de febrero 1899.
Soldado Juan Fuentes Damián. Falleció por enfermedad el 8 de noviembre 1898.
Soldado Loreto Gallego García, natural de Requena, Valencia.
Soldado Manuel Navarro León. Falleció por enfermedad el 9 de noviembre 1898.
Soldado Marcelo Adrián Obregón, natural de Villalmanzo, Burgos.
Soldado Marcos José Petanas. Falleció por enfermedad el 19 de mayo 1899.
Soldado Marcos Mateo Conesa, natural de Tronchón, Teruel.
Soldado Miguel Méndez Expósito, natural de Puebla de Tabe, Salamanca.
Soldado Miguel Pérez Leal, natural de Lebrija, Sevilla.
Soldado Pedro Izquierdo Arnaíz. Falleció por enfermedad el 14 de noviembre 1898.
Soldado Pedro Planas Basagañas, natural de San Juan de las Abadesas, Gerona.
Soldado Pedro Vila Garganté, natural de Taltaüll, Lérida.
Soldado Rafael Alonso Medero. Falleció por enfermedad el 8 de octubre de 1898.
Soldado Ramón Buades Tormo, natural de Carlet, Valencia.
Soldado Ramón Donat Pastor. Falleció por enfermedad el 10 de octubre 1898.
Soldado Ramón Mir Brills, natural de Guisona, Lérida.
Soldado Ramón Ripollés Cardona, natural de Morella, Castellón.
Soldado Román López Lozano. Falleció por enfermedad el 25 de octubre 1898.
Soldado Salvador Santamaría Aparicio. Falleció debido a heridas el 12 de mayo 1899.
Soldado Timoteo López Larios, natural de Alcoroches, Guadalajara.
Soldado Melchor Martin López, natural de Aznalcollar, Sevilla.
Soldado Luis Ruiz de la Torre, natural de Moral de Calatrava, Ciudad Real
Soldado Mariano Miguel de Marcos, natural de Marlín, Ávila

Enfermería.
Médico provisional Rogelio Vigil de Quiñones, natural de Marbella, Málaga.
Cabo indígena Alfonso Sus Fojas. Desertó el 27 de junio de 1898.
Sanitario indígena Tomás Paladio Paredes. Desertó el 27 de junio de 1898.
Soldado Bernardino Sánchez Cainzos, natural de Guitiriz, Lugo


Párroco de Baler:
Fray Cándido Gómez Carreño. Falleció por enfermedad el 25 de agosto de 1898.


Misioneros: Enviados por las tropas filipinas, decidieron quedarse en la iglesia a petición de Enrique de las Morenas.

Fray Juan López Guillén.
Fray Félix Minaya.