Pedro García Meroño y Facundo Armero iniciaron la creación del que ahora es el mayor grupo de turismo residencial europeo comprando solares rústicos o agrícolas que fueron recalificados con facilidad como solares urbanos mediante los correspondientes convenios urbanísticos con los ayuntamientos murcianos a finales de la década pasada y principios de la actual.
Esos terrenos rústicos multiplicaron su valor por diez, quince o veinte gracias a la firma de esos convenios. Sobre ellos edificaron las viviendas y empresas de servicios cuyas deudas ahora se quiere negociar. La plusvalía inmediata en la época del boom inmobiliario fue enorme: el mercado mandaba. Exactamente como manda ahora, en época de vacas flacas: los pisos construidos en terreno recalificado valían mucho, hasta que explotó la burbuja inmobiliaria.
Los cientos de viviendas que Polaris tiene construidas y pendientes de venta ya no pueden ser compradas ni por bancos ni por particulares a los precios fijados hace tres o cuatro años. Tampoco los terrenos que al holding aún le quedan sin construir valen lo que valían cuando se recalificaron de rústicos a urbanizables.
Fuentes financieras consultadas por este diario creen que la estrategia de Polaris será, fundamentalmente, que los bancos acreedores (Bancaja, Cam, Banco de Valencia, Banco Popular, Cajamurcia, y otros) se hagan cargo de los pisos para enjugar la deuda de 100 millones de euros del grupo, según el diario La Verdad. Y auguran que la negociación será a cara de perro, pues los llamados proveedores financieros no van a aceptar sesenta o setenta céntimos a cambio de un euro, en el caso de las viviendas sin vender.
Drástico ajuste de costes
Fuentes inmobiliarias indican que el holding ha realizado en los últimos meses un drástico ajuste de costes, incluyendo los laborales, con cientos de despidos escalonados, mediante la supresión de sociedades. En un año, las empresas del grupo han pasado de casi cien a las treinta actuales. Quince de ellas han sido las que Polaris ha declarado insolventes ante el juzgado mercantil número dos de Murcia para negociar con los acreedores antes de ir al concurso.
Caso especial es el del consorcio que se hizo cargo hace dos años de las acciones de Facundo Armero para que éste abandonara el grupo y quedara como socio mayoritario y cabeza visible Pedro García Meroño, en 2007. Oficialmente, Armero recibió casi 300 millones de euros por su 50% del grupo ad hoc formado por Crédit Suisse DLJ Partners, Banco de Valencia y EMTWO Investment. Ésta última fue la muñidora del acuerdo y pertenece a dos hijos del mayor exportador de cítricos de Murcia, Antonio Muñoz, los hermanos Muñoz Beraza.
Las fuentes económicas aseguran que, en realidad, Armero lo que obtuvo fue salir de Polaris limpio de polvo y paja, libre de deudas, y que el grupo tripartito se hizo cargo de sus acciones como compensación por los terrenos impagados que Antonio Muñoz había vendido a Polaris para iniciar su aventura inmobiliaria. Es decir, entraron como socios obligados por la necesidad de someter a control el gran holding.