Según he leído, Artur Mas emplaza al
PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido
común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en
manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna
oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas,
unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y
Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda
llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.
Por
supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y
prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es
una urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.
A
todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor
intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su
secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra
el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad
de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es
Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión.
En
realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre.
No es un vaticinio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en
segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y
otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la
elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De
esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y
se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia.
Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es
secundario.
Todas
las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una
gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben
posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere
integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien
revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las
órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP,
como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como
la bisagra conciliadora; y el Rey como actor principal y no mero
figurante.
El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano.
Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna
combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese
gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del
referéndum.
Si
esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación
interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras
elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos
en habitual coincidencia de objetivos.
Y
a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su
ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a
esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus
propias controversias y conflictos.
En España nadie sabe nada.
Las fosas de la ignominia
Otro vídeo del programa de TeleSur
dedicado al franquismo. Son como cinco minutos dedicados a los 114.000
asesinados por los fascistas y enterrados en fosas comunes en todo el
país. Mi aparición en él es brevísima, pero lo dejo por la importancia
del tema en sí y para que quede constancia de quién es quién aquí y
ahora. Veamos:
Hay 114.000 asesinados en fosas comunes.
España es el segundo país en este macabro record, detrás de Camboya,
otra dictadura asesina, esta vez comunista que, seguramente, tendrá
defensores hoy día, como también hay gente en España que defiende,
protege y admira a Franco.
Entre
ellos, el presidente de los Sobresueldos. Hay un claro mandato de la
ONU de que España haga justicia con esta barbarie. Hay una Ley de la
Memoria Histórica aprobada por el gobierno Zapatero que prevé el
desenterramiento de esta víctimas. Pero el Sobresueldos retiró la
aportación financiera del Estado. El mismo Sobresueldos que, preguntado
en un programa de Jordi Évole, por estos enterramientos delictivos de
compatriotas suyos dijo que a él "no le constaba" que hubiera miles de
asesinados en fosas comunes. Eso, tras haber suprimido la subvención
oficial para desenterrarlos. Tal cosa da la medida de la calaña moral
del presidente que, sin embargo, no tiene inconveniente en mantener a su
padre, dependiente, con cargo a unos fondos públicos que niega a los
demás dependientes. Es difícil imaginar un comportamiento más
repugnante.
Difícil,
pero no imposible. Este sinvergüenza se queda corto al lado de su
portavoz, Rafael Hernando, para quien los familiares de los asesinados
por la gente a la que Hernando sigue, solo se acuerda de ellos cuando
hay subvenciones. Una afirmación no solo odiosa en su miseria moral sino
también cruel, típica de un sicario porque, precisamente son los
compinches de estos tipos quienes han suprimido dichas subvenciones.
En efecto, que cada cual responda de sus actos y sus palabras.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario