sábado, 13 de junio de 2015

Cámara chulea a 'Ciudadanos' / Ángel Montiel

Ciudadanos ha sido claro: los imputados del PP han de dimitir como condición previa para que este partido preste su apoyo a candidatos populares o para sentarse a negociar con ese fin. Cámara, el alcalde saliente ha dado la vuelta a la exigencia de Ciudadanos: dimitirá cuando este partido facilite la proclamación de Ballesta como nuevo alcalde de Murcia, no antes de que ésta se produzca.
 
El documento firmado por Pedro Antonio Sánchez, en nombre del PP, y Miguel Sánchez, en el de Ciudadanos, es papel mojado a la hora en que se constituyen los Ayuntamientos, pues no se ha cumplido en la práctica el primer punto del mismo, que aludía a la necesidad de la dimisión previa de los imputados. Ciudadanos podría haber interpretado que ha sido envuelto en una maniobra en un intento de soslayar el condicionante principal para facilitar los Gobiernos municipales y las negociaciones para la Mesa de la Asamblea y el Gobierno regional. 

Cabe entender que la voluntad de Pedro Antonio es sincera, pero las tensiones internas en su partido le están jugando malas pasadas. Ciudadanos ha debido apelar a su propio espíritu de comprensión para no dificultar las cosas al PP, aun a sabiendas de que Cámara los ha retado: dimitirá, sí, pero formalizando el gesto cuando el partido de Miguel Sánchez haga posible los Gobiernos del PP que está en sus manos facilitar. Aun así, Ciudadanos se abstiene para que gobierne José Ballesta, “aunque el cuerpo nos pide no hacerlo, pero hemos de mostrar mayor responsabilidad que el PP”, asegura Mario Gómez, quien será el portavoz municipal de Murcia.

Frente a ese autoproclamado ‘ejercicio de responsabilidad’ de Ciudadanos y en contra de lo anunciado por él mismo, Cámara ha elevado al límite los problemas de su partido para gobernar en el municipio de Murcia, anteponiendo sus condiciones a las del partido que dispone de la llave. Entre otros, envía el mensaje de que no se fía de Ciudadanos, pero ¿tendría que fiarse Ciudadanos de la palabra de un político imputado por corrupción, cuya dimisión, en cualquier caso, debería producirse en pocas fechas, en cuanto sea reclamado al banquillo?

La actitud de Cámara es, por otra parte, reveladora. Su dimisión condicionada, remitida por email a Valcárcel y plagada de faltas ortográficas, no fue trasladada, ni por él ni por su partido, a los medios de comunicación, lo que abunda en el desprecio a la opinión pública en un asunto de indudable interés general. El partido sigue siendo para algunos un club privado ajeno a la sociedad, en el que se refugian, cuando ya no pueden hacerlo en las instituciones, de las consecuencias de sus actuaciones políticas. Hasta para dimitir hay que tener clase, ha dicho el líder de Ciudadanos. Exacto.

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