lunes, 18 de mayo de 2015

El recontador / Ángel Montiel

El responsable político de la organización de las elecciones del próximo domingo y del recuento de los votos de los murcianos, el delegado del Gobierno, es un señor que está imputado en un caso de presunta corrupción, Novo Carthago, una urbanización multimillonaria junto al Mar Menor, parte de ella en terreno protegido. Si las elecciones se celebraran en Venezuela, por ejemplo, diríamos que no hay garantías. El dato aparecería destacado, sin duda, en los informes de los observadores internacionales y la prensa mundial lo reproduciría.

Se dirá que no puede haber arbitrariedad, pues los controles técnicos y democráticos son muchos y satisfactorios, que el pucherazo es inimaginable, pero ese responsable político, Joaquín Bascuñana (¡cuádrense!), lo es también de la Agencia Tributaria, un estamento supuestamente intocable, y no hace mucho destituyeron a su director territorial después de que hubiera facilitado a un juez instructor informes sobre las finanzas de altos jerarcas del PP, entre ellos el propio delegado del Gobierno. O sea, que la arbitrariedad cabe.

A lo anterior hay que sumar que su sillón depende del resultado de las elecciones. Si el PP gana por mayoría absoluta, seguirá en él; si no es así, para facilitar que gobierne en minoría o en coalición tendrá que entregar su cabeza por condicionamiento de la oposición y quedará dibujado como nuestro Chaves. Fíjate tú si Bascuñana se juega algo en el voto a voto. ¡Como para dejarlo a cargo!…

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