(...) La posibilidad de una gran coalición, lanzada ayer como una pedrada en el estanque por mi señora Aldonza Lorenzo de La Mancha para garantizar, dice, la gobernabilidad ha puesto a croar a todas las ranas. Nada de gran coalición rechazan
indignados los socialistas, cuyo secretario general acaba de afirmar que
podía llegar a acuerdos puntuales con el PP y con un sentido de la diplomacia que los dioses le conserven. En todo caso, de grosse Koalition,
ni hablar.
Se entiende el escándalo en un partido al que se presenta en
la izquierda como la otra pata del banco de la restauración, la
transición y el fementido "régimen", como PPPSOE. Sin embargo, Alemania
se gobierna con una grosse Koalition y no parece haber un
descontento masivo marcado. Aquí, se argumenta, eso es imposible porque
las diferencias entre PP y PSOE son antagónicas. Véase por si había
dudas el artículo 135. No, no y no a la gran coalición. ¿Se mantendrá
ese criterio si, complicándose los asuntos catalanes, el PP hace a su
vez una llamada al patriotismo del PSOE y propone otro gobierno de
concentración como el catalán? Dos gobiernos de concentración en España y
enfrentados entre sí. El SPD alemán, además, no tiene un Podemos
pisándole los talones. Pero Cataluña es decisiva.
De
Cataluña no hay discurso claro en Podemos. A falta de ver qué resultado
obtendría en unas elecciones y qué actitud adoptaría en la política
específicamente catalana, a día de hoy, según sus declaraciones, Podemos
se situaría en el campo intermedio, obstaculizando o apoyando la opción
hegemónica, pero sin capacidad de configurar una propia.
Podemos
es una fuerza decididamente española e inserta en la dinámica del
sistema político español. Una vez fagocitado el apoyo electoral de IU y
mantenido esta como opción perdedora con la sola función de evidenciar
que Podemos no es una fuerza comunista o poscomunista, toca ahora
absorber la base electoral del PSOE hasta pasokizarlo.
La
declaración de Pablo Iglesias de que su programa económico y supongo que
todo él es socialdemócrata revela astucia. La utilización de un término
denostado hasta la fecha a base de precisar que se trata de la verdadera
socialdemocrcaia, la que el PSOE ha abandonado vergonzosamente por un
plato de lentejas de las migajas capitalistas. Podemos recoge bravamente
una bandera abandonada en el fango y la enarbola, al tiempo que empuja a
la derecha a su abanderado tradicional, el socialismo democrático, el
PSOE. Esa es la gran apuesta, la misma que había hecho Carrillo en lo
años setenta del siglo XX, cuando se sacó del magín el eurocomunismo, que era el viejo progama comunista dulcificado y aplicado mediante elecciones democráticas.
La cuestión es si la socialdemocratización de Podemos tiene mayor éxito que el eurocomunismo del PCE.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
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