domingo, 25 de octubre de 2009

El espíritu de monsieur Guillotin / Ángel Haro

Versalles, otoño de 1788. Maria Antonieta, famosa por su facilidad para organizar grandes fastos, ofrece un nuevo banquete en palacio con toda suerte de agasajos a un regimiento de oficiales de Flandes que acaba de llegar a París. La noticia recorre la ciudad como un perro herido, y el pueblo, que sufre los rigores del hambre y la miseria, indignado con el nuevo dispendio de la reina decide pasar a la acción. Indolentes a la rabia que incendia la ciudad mientras ella retoza con uno de sus concubinos y Luis XVI se entrega a su hobby favorito, reparar cerraduras atascadas, las hordas famélicas quiebran la paz de los jardines. La ayuda de cámara irrumpe alterada en la estancia: "Es el pueblo, majestad. Dicen que quieren comer y no tienen pan". La reina, molesta por la interrupción, responde con gesto despótico y ocurrente: "Si no tienen pan que coman pasteles".
Esa fatídica respuesta fue sin duda la chispa que encendió el barril de pólvora de la Revolución y que precipitó cinco años mas tarde su cabeza a un cesto y con ella la de la monarquía, acabando Francia gobernada por un independentista corso que quería conquistar el mundo. Tal vez no se apreció en aquel momento que el sentimiento preciso que inspiró esa frase fuera el miedo que un gobernante adolescente tiene ante la fuerza de los acontecimientos de los que se considera responsable. A toda acción inmadura le sucede una huida hacia delante que colma provisionalmente la atracción producida por el vértigo de la realidad. Otra sonada boutade político-juvenil fue la quema de Roma por Nerón, camuflando de happening poético lo que sólo fue un intento de destrucción del estado que no sabía gobernar. No estaría de más hacer un censo de políticos a través de sus patologías.
El caso es que como en toda crisis hay quien ve una oportunidad. Así surgió del anonimato, en aquellos días de indignación, un diputado defensor del I+D+i llamado monsieur Guillotin, que desempolvó un invento cortador de cabezas, solucionando con éxito las listas de espera de los juicios rápidos de la época. Y, de paso, separar Iglesia y Estado, lo que marcó la diferencia para distinguirse de otros pueblos bárbaros que todavía achacan a un deseo divino el misterio de que unos rueden en Jaguar para que otros anden descalzos.
Dime lo que inventas y te diré quien eres. Si los franceses inventaron la guillotina que les permitió renovar su casta de hipócritas, nosotros dimos a luz a la fregona: que si bien es un artilugio muy útil y que dice mucho de nuestra higiene, también ilustra una manía enfermiza de limpiar cualquier tragedia aunque sea a costa de anular la memoria. En la lidia, sin ir más lejos, se limpia la sangre del toro muerto antes de que salga el siguiente. ¿Quién soportaría una corrida entera viendo en la arena el rastro de los sacrificios anteriores? En realidad somos unos estetas añejos que prefieren meter la mierda bajo la alfombra antes de mirarse al espejo.
Sin embargo, es saludable sacar conclusiones de los acontecimientos y aunque la historia no se repite exactamente, es cierto que hay momentos que se parecen peligrosamente.
Por eso cuando esta crisis destruye las esperanzas y los sueños de progreso de tantas familias, los políticos deben cuidar especialmente sus decisiones y sus comentarios. Exhibir cifras de escándalo, como quien se enciende un Farias con el dinero de todos, para proyectos de gusto personal, mientras el tejido productivo se desmorona y las infraestructuras tienden a cero, encierra demasiado peligro. Constatar cómo los despachos se coronan de mesías iluminados con la visa oro caliente del último homenaje y gurús comisionistas que llevan en la cartera el destino cultural de los ciudadanos junto a la factura de sus servicios, no ayuda mucho a apaciguar el ambiente. La apología de la adolescencia que nos ha traído hasta aquí, eleva al staff institucional a todo el que sea capaz de acaparar espacio mediático aunque su propuesta no responda a necesidades reales. La propaganda ya no es un medio para lograr un fin sino un objetivo en sí mismo, para lo que no se repara en gastos ni con las arcas vacías.
Sin embargo, la memoria es tozuda. Todas las promesas políticas de orden social o estructural han sido anuladas y sustituidas por una orgía hedonista y caprichosa, muy atractiva para los mercenarios y bastante llamativa. Seguir huyendo hacia delante parapetándose en un discurso ingenioso e indolente que evita dar explicaciones a quien tiene todo el derecho a exigirlas, incrementa seriamente la incredulidad de la ciudadanía. La amnesia de la clase política con respecto a la propiedad de los recursos que maneja sólo sirve para deteriorar un Estado que nos ha permitido vivir con cierta libertad. Estas circunstancias hacen presagiar tiempos en los que todos tenemos algo que perder y empieza a espeluznar aquello que Umberto Eco decía a mediados de los 90: "Cabalgamos hacia el medievo a lomos de la tecnología".
Así las cosas, mientras se va cociendo esta catarsis y reventamos por algún lado, no estaría de más prestar especial atención a la relación que hay entre los impuestos y la gestión de los mismos, para ver si el trato nos conviene o no.

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2009/10/25/espiritu-monsieur-guillotin/206638.html

1 comentario:

Carlos Martinez dijo...

Ningún Tribunal Justo condenaría a un Pueblo a tributar a unos políticos corruptos e ineficaces.

Una petición de insumisión fiscal pedida por un foro apoyado por miles de ciudadanos, abríría al menos la espita del miedo en sedes y tribunales. La manifestación de Aguilas estuvo bien, pero ya pasó.

Lo que aun no ha pasado es lo peor de esta crisis, y las soluciones que les están dando son pan para hoy y hambre para mañana.

A nadie se le ocurriría cambiar el suelo del salón con el dinero del Plan E, que es lo que están haciendo los ayuntamientos en vez de utilizarlo para hacer obras generadoras de empleo, como por ejemplo en el sector turístico,que es uno de los pocos que nos sacarán de esta crisis, y donde estos membrillos se han gastado en su fomento cuatro veces menos que en fomentar la ¨cultura¨ murciana.

Será por esto por lo que los alemanes demandan burros murcianos...Agua pa tos