martes, 22 de enero de 2008

Martínez Pujalte se impone de número dos en la candidatura del PP por Murcia al Congreso

MURCIA.- El portavoz adjunto del PP en el Congreso y hasta ahora diputado por Valencia, Vicente Martínez Pujalte, ocupará el segundo lugar en la candidatura del PP por la circunscripción de Murcia, que lidera la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro.

El Comité Electoral regional de esta formación política aprobó hoy la propuesta de las candidaturas del PP por Murcia al Congreso de los Diputados y al Senado en las próximas elecciones generales, que deberá ser ratificada por el Comité Electoral Nacional.

Tras Barreiro y Martínez Pujalte, la candidatura al Congreso incluye en tercer lugar a Andrés Ayala, portavoz de Infraestructuras del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados; en cuarto lugar a Jaime García-Legaz Ponce, secretario general de la Fundación FAES; y en el quinto a la diputada Lourdes Méndez.

En los puestos seis y siete figuran los también diputados nacionales Alberto Garre y Arsenio Pacheco, en tanto que los últimos tres puestos lo ocupan Dolores Bolarín, presidenta del Centro de la Mujer del barrio murciano de San Antolín, Rubén Martínez y Patricia Fernández, secretarios de las áreas Territorial y de Violencia de Género, respectivamente, de Nuevas Generaciones.

La candidatura del PP al Senado por Murcia la integran María José Nicolás, vocal del Comité Ejecutivo Regional del PP, y los senadores José Joaquín Peñarrubia y Pedro José Pérez Ruiz, que optan a su reelección.- (EFE)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué intereses ocultos tiene Valcarcer para colocarnos este "elemento" en representación de Mucia?

Anónimo dijo...

No tiene desperdicio la lista, de los cuatro primeros tres son de fuera de la región y nada menos que el Pujalte, con el de la Faes, toma castañas y la Barreiro que es gallega. El unico de aqui es Andres Ayala que también es un buen ejemplar !VIVA MURCIA¡ ni ellos podían llegar a más, ni los murcianos a menos. Querran aforarlos a todos por lo que pueda pasar, al tiempo.

Anónimo dijo...

El gracioso de la clase es una figura imprescindible en todas las aulas españolas, como lo es el empollón, el pelota o el chivato. Es natural pues que nuestro Congreso de los Diputados, que en no pocas ocasiones se asimila más a un patio de colegio que a la Cámara donde reside la voluntad del pueblo, cuente con su propio bufón, que no es otro que el zafio diputado popular Vicente Martínez Pujalte.

Pero si el graciosillo de la clase en ocasiones puede llegar a resultar entrañable, este personaje caricaturesco que parece surgido de la febril imaginación de un dibujante de comic, al que sus insistentes patochadas le llevan a suponerse dotado de un talento superior y de una gracia innata, únicamente consigue provocar repulsión y rechazo. Lo lamentable del asunto es que esta especie de mamarracho patético ostenta un cargo público y actúa (en el más amplio sentido de la palabra) en representación de casi diez millones de ciudadanos. Aunque para ser justa, debo alegar en su defensa que no debe ser sencillo para alguien cuya infancia transcurrió cara al sol con la camisa nueva fascinado por las hazañas bélicas de los héroes nacionales en su valerosa lucha contra las temibles hordas marxistas, relacionarse en calidad de igual a igual con los descendientes de la escoria roja que sus antepasados se comprometieron devotamente a eliminar, sin escrúpulos ni vacilación, tal como exigió el general Mola allá por 1936.

La presencia de este irritante individuo que encarna el monumento a la grosería, el mal gusto, la impertinencia y la vulgaridad, comenzó a hacerse cotidiano cuando en las sesiones parlamentarias de la comisión de investigación del 11M se reveló como cabecilla de los hinchas populares que, como si de un partido de fútbol se tratara, aplaudían y vitoreaban las intervenciones de los comparecientes del PP. Ya por entonces su actitud irreverente y grosera provocó mi repulsa hacia tan inverosímil botarate que, sediento de protagonismo, buscaba ávidamente la presencia de los medios de comunicación con el objetivo de convertirse en el Guiñol estrella de los chicos del Plus.

No hay sesión parlamentaria que no cuente invariablemente con los gritos, pataleos, insultos y salidas de tono procedentes de las bancadas del Grupo Popular, capitaneados por este mamarracho aspirante a Cantinflas, que por un lado no termina de creerse donde está y por otro procura hacer méritos para ser aceptado en el núcleo duro de su grupo parlamentario. Nada le detiene en su empeño de ingresar como sea en la hermandad ultra del Partido Popular. Todo vale para conseguir un puesto de honor en la élite mediática de los cofrades de Génova.

Ni siquiera el descanso eterno de los difuntos es respetado por este singular fantoche de la política, que parece haber convertido a los muertos de otros en objetivos privilegiados de sus burdas bufonadas. Primero fueron los militares españoles fallecidos el pasado verano en accidente de helicóptero, a quienes se refirió como “unos cuantos que se mataron en Afganistán”, en unas despreciables declaraciones que provocaron la indignación y repulsa de familiares y amigos de los militares fallecidos. En la última sesión parlamentaria volvía a poner de manifiesto su vileza y nula talla moral cuando, encantado consigo mismo y complacido con su propia ocurrencia, emplazó al presidente del Gobierno a “sacar a pasear al abuelo”, en referencia al capitán del ejército republicano asesinado por los franquistas. Palabras que por cierto tuvieron su correspondiente eco en la última manifestación callejera apoyada por el PP y bendecida por la Iglesia, donde los defensores del honor y dignidad de las víctimas del terrorismo, solicitaban el mismo destino para Zapatero, el presidente elegido libre y democráticamente por los españoles, que el de su abuelo fusilado por defender la legalidad constitucional.

Según parece, una mención del presidente Zapatero acerca de la muerte violenta de su abuelo efectuada en presencia de algunas de las Victimas (la mayúscula no es casual) asociadas en la AVT, suscitó la cólera de los integrantes de la asociación, que se sienten molestos y agraviados ante la inadmisible equiparación de las víctimas del franquismo con las de ETA.

Alguien debería advertir a nuestro ingenuo presidente que mentar a los asesinados a manos de los franquistas provoca el recelo y ofende a quienes se han erigido en las únicas y verdaderas víctimas, han patentado el sufrimiento humano, se han convertido en jueces con capacidad para discernir quién puede y quien no considerarse víctima y han puesto color y fecha de caducidad al sufrimiento humano.

Belén Meneses