lunes, 7 de agosto de 2006

Piedra de escándalo y presunto fraude de ley


El presidente de la Fundación “San Antonio”, José Luis Mendoza, está siendo piedra de escándalo este verano entre los católicos murcianos conforme se van desvelando interioridades, por testimonio de terceros, sobre su estilo de gestión en la UCAM y su supuesta relación con oscuros negocios privados, vinculados con el siempre sospechoso sector regional de la Construcción.
Este extremo podría inclinar en septiembre a padres de muchos de los nuevos alumnos a renunciar a que ingresen, reclamar las cantidades adelantadas por matrícula y a sopesar otras alternativas, como el CEU en Elche, mediante la organización de un ágil sistema de transporte, o la utilización por su parte de aulas alquiladas en nuestra ciudad para completar las que la Fundación “San Pablo” ya posee en Molina de Segura.

Según algunos identificados profesores del centro, un escándalo académico y financiero de dimensiones considerables pudiera salpicar indirectamente, de un momento a otro, a la Diócesis de Cartagena, e incluso a toda la Iglesia española, si los padres de los alumnos constatan o alcanzan la certeza de que las plusvalías obtenidas durante la última década han servido para especular y hacer negocios invocando el nombre de Dios, y colocado a esta universidad en una supuesta situación de casi irreversible deterioro y quiebra técnica. “Urge expulsar del templo a este mercader”, claman unos y otros.

Eso sería consecuencia de la elevada cantidad de intereses a pagar por numerosos créditos de cajas y bancos, contraídos por Mendoza con el aval de la UCAM, para comprar miles de metros de terrenos en Murcia y Cartagena y puestos luego a su nombre. El cardenal Rouco Varela pudiera estar ayudando ahora a refinanciar esa deuda en una entidad madrileña en calidad de amigo y animador de su fundador, quien entiende su alcanzada posición de poder como una atalaya para hacer sus propios negocios. Ahora ha quedado delatado ante y por su propio público, que ha descubierto la enorme presión ejercida sobre los dos últimos obispos de Cartagena a modo de capo siciliano. Por eso, esta diócesis ya no lo tolera ni un minuto más.

En medios de profesores de la UCAM no se descarta un inminente contencioso en los tribunales ordinarios, entre la citada Fundación que preside Mendoza y que integraría él mismo con algunas personas de su familia, entre ellas su hermano Vicente, y el propio Obispado de Cartagena, como titular jurídico con derecho a erigir en Murcia una universidad de la Iglesia Católica, para intentar anular o resolver su abusivo contrato de gestión durante 50 años. Una minuciosa investigación interna podría ya estar en marcha, o a punto de iniciarse pese a las fechas en las que nos encontramos. No se descarta tampoco una resistencia numantina, previa a una ya obligada auditoria externa, o una sonada huída de Mendoza tras un desacuerdo estructural, o acuerdo obligado con Reig Pla, ante las evidencias que éste pudiera mostrarle en privado antes de acudir a los tribunales ordinarios. Su nuevo destino podría ser, por las buenas, la UCAV, en Ávila, aunque sus antecedentes en Murcia lo hacen muy difícil.

Mendoza cree, no obstante, tener atenazada a la Diócesis (¿a la que ha utilizado para presuntamente delinquir?) y al propio Reig Pla con ese documento firmado en su día por el ya muy anciano obispo Azagra, pese a la falta de garantías para los padres por el escándalo académico en el que ya se desenvuelve la UCAM y que podría obligar a una primera actuación del Gobierno español, si se producen denuncias, para revisar los protocolos que se siguen para algunas o todas las titulaciones, y la gestión del postgrado en una teórica universidad católica pero que en la práctica viene a ser una universidad privada, con un encubierto afán de lucro, en manos del peculiar cartagenero.

Ese presunto fraude de ley parece suficiente para dejar de reconocer a la UCAM por parte del Estado si el Obispado no recupera con urgencia la gestión y asume toda su responsabilidad pública frente a las heterodoxas prácticas de Mendoza, quien no tiene titulación universitaria alguna pese a recoger su biografía oficial que estudió Medicina quien hoy es un destacado miembro del ahora casi hereje “Camino Neocatecumenal”, a tenor de las advertencias recientes de Benedicto XVI a Kiko Argüello.

Mendoza cree, por eso, sentirse suficientemente protegido desde el Vaticano aparte de por su gran amistad con el cardenal colombiano (sí, colombiano precisamente), López Trujillo, y hace caso omiso de las reiteradas advertencias del actual obispo, monseñor Reig Pla, quien estaría dispuesto a intervenir con toda prudencia y discreción primero, al objeto de evitar que se desmorone mucho más la UCAM ante el caudal de denuncias de profesores del centro a la Opinión Pública regional, nacional e internacional. Son legión ya la cantidad de alarmados padres de alumnos.

Medios mundiales como “Le Monde”, “The Guardian” “The Times”, “Il Corriere della Sera”, CNN, BBC, RAI, CBS, NBC, ABC o TV5, ya tienen noticia documentada de lo que sucede en el interior de la UCAM, al igual que los principales medios de comunicación españoles, por medio de profesores nada maleables. También están informados, por esos mismos profesores, los claustros de unas 25 universidades católicas o pontificias en todo el mundo, todas las universidades españolas, partidos políticos, sindicatos, arzobispos y obispos, dicasterios vaticanos, la Conferencia Episcopal italiana y la española, amén del TSJ de la Región de Murcia por las posibles responsabilidades legales que se pudieran derivar de tal estado de cosas, en medio de un creciente descrédito de la UCAM por su nula producción científica y el desempleo galopante que se ceba entre sus ex alumnos.

Después de lograr utilizar a la figura del Papa, durante su última visita a Valencia, con la complicidad del cardenal López Trujillo, siempre según profesores de la UCAM, Mendoza ha vuelto a presumir de ser el único fundador del centro y el primer laico autorizado para montar una institución semejante de la Iglesia Católica con el apoyo de su obispo. Protegido aquí y allá por el binomio Trujillo-Azagra, y sostenido en España, frente a las denuncias de supuestas corruptelas, por el tándem Rouco-Cañizares, no reconoce la autoridad jerárquica de Reig sobre su obra ni acepta la censura de la Diócesis de Cartagena a sus actuaciones, al considerarse un elegido en camino de alcanzar la santidad por levantar y desarrollar la UCAM.

Sin embargo, numerosos profesores de la UCAM le niegan su autoría-propiedad y le acusan como máximo responsable del caos reinante en su interior hasta triturar su marchamo diferenciador “de católica”. Hay quien sostiene que estamos ante una especie de apropiación indebida por parte de Mendoza y la fantasmal Fundación “San Antonio”, que también podrían acabar en los tribunales si los emergentes sindicatos levantan la bandera contra el presunto extendido “mobbing” y los improcedentes despidos entre el profesorado más crítico y menos complaciente de entre sus 600 empleados. Alguno ya piensa visitar la Agencia Tributaria para orientar a sus inspectores sobre las "extensiones" de Mendoza.

Varios testimonios hablan de un personaje hipócrita, mentiroso, falsificador, fanático, iluminado, sin temor de Dios, que no cesa de utilizar su nombre en vano, dispuesto a forrarse en poco tiempo utilizando a santos varones de la Iglesia Católica, dicen que comprador de voluntades entre la jerarquía, lo tachan de corruptor de sacerdotes y “un esperpento muy lerdo que se considera santo” y al que se creen en la obligación moral de desenmascarar ante el resto de los católicos murcianos por resultar ahora un enorme riesgo objetivo para toda la Diócesis de Cartagena por las, cada vez más, frecuentes crisis económicas.

Mientras, Mendoza parece haber multiplicado por diez su patrimonio personal desde 1997 “a costa del desprestigio de esta obra de la Iglesia, en la que parece hay corrupción académica y económica”. Muchos son del criterio de que todo lo hace por dinero a través de un entramado complejo de sociedades mercantiles en torno a la UCAM y de que “estamos ante un farsante que abusa de la bondad de la jerarquía católica y que utiliza del nombre de Dios para presunta simonía”.

El reciente abandono del brillante vicerrector Higinio Marín, un calasparreño miembro de Opus Dei, es lo que ha desatado una crisis sin precedentes, que ha destapado todo un frasco de despropósitos y una situación interna, según algunos profesores, basada en el temor y la intromisión en la vida privada del profesorado.

De una universidad católica sin teórico ánimo de lucro (aunque fundada para paliar el enorme déficit de la Diócesis de Cartagena, según el argumento dado en su día por un obispo con tanto afán de protagonismo mediático como era Azagra, para entregarla luego a un sujeto con los antecedentes de Mendoza en España y República Dominicana), se ha pasado a un negocio del que presuntamente se evaden beneficios al bolsillo de terceros, casi seguro sin el debido conocimiento de la Hacienda pública. No es descartable tampoco aquí la intervención de la Fiscalía Anticorrupción y que el tema de la UCAM termine acabando ante una Sala de Lo Penal por presuntos delitos ordinarios de los Mendoza.

Mendoza ha quedado, pues, delatado ante su público por el propio claustro de la UCAM, “urbi et orbe”, gracias a las nuevas tecnologías de la información y a unos medios de comunicación social a los que no puede silenciar con sus métodos inquisitoriales ni el dineral que emplea en construirse una falsa imagen pública. La reacción, ya conocida, de otras universidades católicas (como la tan prestigiosa de Chile) revela que no lo ha podido conseguir ni va a volver a engañar a alguien con su palabrería y su fingida pose de asceta.

429 comentarios:

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Anónimo dijo...

A ver si alguien que esté dentro nos confirma el descenso en el número de alumnos de la universidad facha. Gracias!

Anónimo dijo...

Novedades: Pronto podremos seguir el "tema" también a través de la prensa nacional...

Anónimo dijo...

No quisiera derivar hacia la política, pero no me quito de la cabeza el tremendo parecido que tiene el aluvión de 'datos reveladores' del tal Cartago Nova con el que hace años orquestaron Simancas, Ruth Porta y el PSOE en la Comunidad de Madrid ¿Recuerdan la trama del ladrillo que decían haber descubierto esos farsantes? El ruido de cheques, los datos de juzgado de guardia, la fin del mundo. ¿Qué ha quedado de todo ese montaje?.
También me recuerda a otros 'escandalazos' que parecía que se hundía el tinglado; las auditorías de infarto del Guerra o la muy reciente trama de tramas que creían ver este verano en medio del cubata ron el tandem de lumbreras Touriño-Quintana.
Cartago, cartaguito, no trates de impresionar con tu aburrida cascada de datos, que tienen todos una pinta de bluf que te vas de vareta.

Anónimo dijo...

IMPORTANTE: Fuentes bien informadas aseguran que se ha producido un ataque de celos entre los Mosquefieles pues Carthago Nova no les ha dedicado ni una sola línea. Carthago Nova me dice que ellos (los Mosquefieles) no son el tema, y que no parece que sea de interés general la difusión de sus propiedades y/o créditos. Coño, Carthago, ya que estamos...

Anónimo dijo...

Bien por Pepe al comprar los dos Mondeo mediante "leasing" con la financiera 30011XXXXXXXXXX4. Así desgravas...

Anónimo dijo...

Si se pone el cursor del "maus" sobre el usuario "meterse en política" remite a la página en internet www.psoe.es

No me consta que detrás de cartago esté el PSOE. Lo que sí me consta es que el PSOE de Murcia ya tiene toda la información publicada por el tal cartago.

De hecho, el candidato a alcalde al ayto. de Cartagena por el PSOE es un vicerrector de la Politécnica, y la segunda de la lista, la Rosique.

Pepe, la recalificación la veo chunga, chunga... no porque vayan a ganar las elecciones, que no creo, sino porque de todas todas entran en el Ayto...

Anónimo dijo...

Estimado "colaboracionista":

Los datos del cartago son aburridos, un auténtico coñazo, coincido contigo. La cuestión, me parece, es otra: si son o no verdad.

¿Tú puedes asegurar que no lo son?

PD: A tenor de cómo estáis interviniendo en el foro los "cola", parece que hay nervios, hay...

Anónimo dijo...

Hombre, "tremendo parecido", "tremendo parecido", que se diga, no tienen...

Lo que tienes tú es unas ganas de que no sean verdad, chavalote...

El tiempo dirá.

PD: Dile al Jefe que ya has escrito, anda.

Anónimo dijo...

"Primero se llevaron a los negros
pero a mí no me importó porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos
pero a mi no me importó porque yo no lo era.
Después detuvieron a los curas
pero como yo no soy religioso tampoco me importó
Luego apresaron a los comunistas
pero como yo no era comunista, tampoco me importó
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde."

Bertolt Brecht

Anónimo dijo...

CONFIRMADO: Hay nervios. Shrek está que trina, que grazna, que muge, que ruge, que gruñe, que bala y relincha.

¿Que piensa?

Coño, que está mal, pero no tan grave...

Anónimo dijo...

Que os digo que lo del Cartago ese es un fiasco monumental y casposo, jolines. Tan casposo como que unos universitarios vayan poniendo a estas alturas que el poema de los judíos y los comunistas es obra de la rata estalinista y mediocre de Brecht, cuando hasta sus señorías Saura y Rosique saben que es del pastor protestante Martin Niemoeller (Pedro, Tere, decid que lo sabíais, no me vayáis a dejar mal ahora)

Anónimo dijo...

Al de "meterse en política":

El que ha atribuido el poema a Brecht es un/a ignorante, qué le vamos a hacer, hay de todo en la viña del Señor (Mira a José Luis...) Los que tenemos interés por la II Guerra Mundial sabemos bien de cómo la relación del teólogo Dietrich Bonhoeffer con Niemoeller terminó influyendo en este último, aunque el viejo "submarinista" pro-nazi del pastor se negase al principio. Todo aclarado, pues. Tú sigue tratando de desviar la atención, y nosotros haremos como que te seguimos el rollo. Hasta el momento, no has desmentido con datos aburridos ninguno de los datos aburridos de cartaguito...

PD: Tienes un buen manejo del Google, machote, ¡enhorabuena!

Anónimo dijo...

Hay que ponerle un monumento al Carthago Nova!!!!...
Continuo diciendo que cuando el rio suena, agua lleva...pero....OSTIA!!!!.....no es un rio!!!....ES UNA CATARATA!!!....Mira a ver si suena o no....suena y moja!!!....Y al que dice que Carthago Nova mete mierda nada mas, te invito a que vayas al registro de la propiedad y compruebes los datos....Asi te cerrarias la boca, que la tienes muy grande me parece a mi. Y te lo digo asi porque estoy hasta los huggssss de algunas cosas del "Templo de Dios" que ha montado Pepo, aprovechandose de sus contactos "divinos" y que ha sabido "robar" (si, si....suena fuerte, eh?....robar...pues eso esta haciendo...) todo el patrimonio que le "cedieron" para que presidiera (no propiedad), aprovechandose de ello para su interes personal...Por ejemplo, si se va al garete la UCAM (suspension de pagos, por ejemplo...) que le queda a la Fundacion San Antonio???....Solo el monasterio....lo demas es de Pepo....Ahi va eso...manda cojones...OBISPADO!!!...OS HABEIS QUEDAO SIN NADA!!!!.....Vaya juergas se van a meter cuando digan cerrar el chiringuito los hermanos "barbitas"....Uffffff......juerga a go-go....Perjudicados??...Como siempre, los mismos gilipollas de siempre, LOS TRABAJADORES (me incluyo). Hasta los que se meten debajo de la mesa de "Los Pepos" (suena a grupo musical estilo Los Panchos!!!) van a ver como se les complica la vida gracias a aquel al que le bajaban algo mas que la cabeza (me refiero a la bragueta, si....muchos de esos hay, os lo aseguro).
Ahi dejo eso....
Por cierto, Carthago Nova, cuando nos vamos de cañas????. Quiero conocer a mi idolo!!!!....Y me gustaria lanzar una pregunta...Hay rumores de corto/medio plazo de suspension de pagos?....Y ase que este verano, la extra estuvo muy cerca de ser en vez de "extra" quedarse en "eeee......trassss". A ver si alguien sabe algo!!!!
Y felices fiestas a los de la capi (yo no me incluyo, que soy de Cartagena...)

Anónimo dijo...

¿Qué coño van a decir los "joséluisistas" sino que todo lo que se ha publicado aquí es mentira? Debo decir que fui de los que creyeron en el claustro que José Luis decía la verdad, que no habría despidos ni ceses, etc. ¡Y vaya correo que nos mandó ayer el Pepe Alcornoque! A lo mejor resulta que algo de lo del cartago es verdad, no sé. De una sola de las cosas que dice tengo pruebas. En concreto, una fotocopia del título de propiedad de los terrenos del cuartel.

Anónimo dijo...

Hoy, el mismo día que ZP anuncia la cercanía del diálogo con ETA, un etarra amenaza con "pegarle siete tiros" y "quitarle la piel" al juez que lo juzga. O sea, la misma táctica "comunicativa" de "meterse en política". Pero este "proceso" no se boicotea tan fácil. Eres tan "evidencioso", chaval.

Anónimo dijo...

¿Y los fiscales de Murcia dónde estarán?

Anónimo dijo...

"Preferíamos mantener silencio. Claramente no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14,000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte? Si hubiéramos dicho: `No es correcto que Hermann Göring simplemente meta en campos de concentración a 100,000 comunistas para que mueran'. Puedo imaginar que tal vez 30,000 ó 40,000 cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que [el silencio nos costó]".

Martin Niemoeller, Sermón en enero de 1946

Fuente: http://revcom.us/a/1251/bush__hitler_niemoller_pt2_s.htm

Anónimo dijo...

Reig, muy buen criterio con el nombramiento de José Alberto Cánovas como delegado de Pastoral de Familia y Vida. Forma parte de "la famiglia" y es un vivaracho de cuidado... ¡vaya fraude de doctorado que se sacó, vaya!

Anónimo dijo...

Pa' fraude la licenciatura que le regaló José Luis a un secretario de estado de Aznar. Si va alguien de educación a pedir las actas, ¿a que no están? ¿No es eso grave en una universidad?

Anónimo dijo...

Pepe, paga lo que debes, leshe...

Anónimo dijo...

Ojo, José Luis, que la gente de tu tele anda haciendo correr rumores sobre la situación económica de la empresa. Te lo dice un amigo.

Anónimo dijo...

Se dice, se rumorea....:

POE BUENAS FUENTES FIDEDIGNAS SE QUE UN YA EX-DIRECTIVO DE LA UCAM ESTA A PUNTO DE PRESENTAR UNA QUERELLA CRIMINAL CONTRA JLM POR ACOSO Y FALSIFICACION DE DOCUMENTO... AHORA SI QUE VAMOS A IR VIENDO PAPELES SOBRE LA MESA.

Anónimo dijo...

Deseo hacer un comentario a la primera resolución del Consejo de Gobierno comunicada el 6 de septiembre de 2006, os la repito íntegra para que no la tengáis que buscar.
"Resolución por la que queda extinguido el Vicerrectorado de Gestión de la Calidad. Sus funciones son asumidas por el Departamento de Dirección de Calidad. Se nombra como Director de Calidad a D. Pedro José Sánchez Abad que, en consecuencia, cesa como Vicerrector de Gestión de Calidad."
Analizad el párrafo, no tiene desperdicio.
En primer lugar, ahora resulta que los vicerrectorados pueden quedar EXTINGUIDOS como quien habla de una especie animal: el lince ibérico, el lirón careto, el buitre leonado, por favor pasen aviso a ICONA; o como quien habla de un incendio. A este paso algunos mosquefieles metidos a bomberos deberían ser enviados a Galicia, a lo mejor encontraban una vocación nueva, aunque a alguno le quedaría grande el casco.
Seguimos analizando. Veamos, la Dirección de Calidad que se había “transformado” en Vicerrectorado a finales del año pasado, resulta que no se había “transformado” sino que continuaba ahí independiente, agazapada entre la maleza…claro como el lirón careto. Si todo cuadra.
Ahora, que le han pegado fuego al Vicerrectorado de Calidad y se ha quedado EXTINGUIDO, y no queda nada sólo los rastrojos, ¿quien asume las funciones? ¡Pues quién va a ser!( vale la pena poner voz de Félix Rodríguez de la Fuente) el lirón careto agazapado que resurge como Ave Fénix, ese Departamento de Dirección de Calida que todos creíamos transformado.
Encima como recochineo y para lavar conciencias, “nombran” a Pedro Sánchez, por cierto Dr. Pedro Sánchez, Director de Calidad. ¿Cómo que nombran? …si era el Vicerrector de Calidad al que le habéis pegado fuego (¿pero qué cachondeo es este?)...que “ergo” cesa (nótese la forma verbal que implica que cesa él mismo, por voluntad propia, a lo bonzo) como Vicerrector.
Madre mía, qué de vueltas para decir exculpándose que han degradado al pobre Pedro que ha echado más horas que el San Antonio de Padua de las pérgolas. ¡Qué fácil mostrarse cristiano con las estatuas y qué difícil con las personas!
Podríais ser un poquillo más claros y escribir:
“Resolución por la que el Vicerrectorado de Calidad vuelve a ser la Dirección de Calidad y el Dr. Pedro Sánchez, que es el único que sabe de esto y nos tiene que seguir sacando las castañas del fuego ante la ANECA, queda degradado a Director de Calidad por motivos arbitrarios (o sea por patizambas). “
Por cierto, sería interesante saber si ciertas vicerrectoras (sobra la s), que han pasado más tiempo en las boutiques de CH que en la Universidad, cobran (sobre la n) el mismo complemento que ha cobrado Pedro como Vicerrector, que creo que ha sido NADA. Guirote, Guirote,¿sabes lo que es un convenio colectivo?, Guirote. Pepo, Pepo, Pepo, que se te ve el plumote.

Anónimo dijo...

Por favor, saquen todo esto a los periódicos, que tenga la atención que merece.

Anónimo dijo...

¡Pobre San Antonio de las pérgolas! Cualquier día se va a bajar del pedestal como el Cristo de Marcelino Pan y Vino y va a darle a Mendoza lo que merezca.

Anónimo dijo...

Atentos al mensaje subliminal de esa resolucion. Con lo de EXTINTO (o extinguido?) nos muestra una clara declaracion de intenciones.
Algo extinto no vuelve a poder existir.
Con ello nos quiere decir a todos que lo que EL da, el lo quita, incluso para siempre como indica la palabrita.

Encima, con chulerias.

Anónimo dijo...

Las resoluciones 2 y 3 son también de aúpa.
"2.Resolución por la que se cesa como Director de la Unidad Central de Ética a D. Marcelo López Cambronero. Agradeciéndole los servicios prestados, continúa su labor como profesor de Ética."

En este caso, queda claro que lo cesan, ya no es falta de pudor es simplemente un ejercicio de poder. ¿Es tal vez represalia porque Marcelo plantó cara con la Verdad por delante en toda la farsa del Holoclaustro? ¿Es una manera de escarmentar al personal? Pero no sólo se realiza un ejercicio de poder sino que encima se muestra agradecido...por aquello de intentar aparentar ser un bien parido. Esto es de risa. Es la fórmula perfecta: si algún día os encontráis en la tesitura de propinar un puntapié en sendas partes a alguien hacedlo pero con agradecimiento…quedas muy pero que muy bien.
Por cierto, ¿alguien podría pedir al mosquefiel redactor que lea de vez en cuando algún libro (no sirven comics)? Frases como “Agradeciéndole los servicios prestados, continúa su labor como profesor de Ética” no tienen desperdicio.

“3. Resolución por la que se extingue la Unidad Central de Ética. Sus funciones y profesorado son asumidas por la Unidad Central de Ciencias Religiosas."
Aquí de nuevo utilizan el extintor. ¡Hay que apagar otro fuego! y… (voz de Félix Rodríguez de la Fuente) agazapado entre unos matorrales cercanos aparece el Canovensis, más conocido como el pájaro doctorinbusporpatillorum, que en época de celo se aproxima contoneante a picotear los restos de su presa.
Que no Pepo que confundes lo paradójico con lo evangélico-parabólico. Que los ciegos vean y que los sordos oigan es evangélico pero no tiene nada que ver con que un tío sin ética dirija Ética esto sí que, aun pareciendo un milagro, resulta paradójico.

Anónimo dijo...

Gracias a quien sea que haya analizado las resoluciones del consejo de gobierno de la UCAM. No es poca cosa esta cortesía con las palabras: llamar a las cosas por su nombre. Quizás les parezca a algunos una forma de resistencia menor. Yo prefiero pensar que es la forma de resistencia fundamental y de la que depende lo que muchas y muchos estamos haciendo: lograr que se sepa lo que está pasando en la UCAM. Y, os lo aseguro, cada vez hay más gente que lo sabe.

Anónimo dijo...

Pepo, con tus denuncias de terribles conspiraciones para atacarte (judeo-masónico-opus-bancario-psoe-deísticas)crees estar creando un clima de opinión: lo que estás creando, sin embargo, es un estado de superstición que tarde o temprano se te vendrá encima cual meteorito (perdón, meteoroide).

Anónimo dijo...

José Luis:

Mucha "conspiración del Opus Dei", pero bien que sigues teniendo cuentas en el Banco Popular...

Mucho que Carlos Egea es un "masón", pero ¿a quién le pediste los 4 millones de euros para compar(te) los terrenos de Cartagena? ¿Quieres que te cuente también el tipo de interés, y que fueron dos hipotecas y no una...?

¡Qué hipocresía, qué doble moral!

Anónimo dijo...

La culpa de toda esta situación la tiene esa gente que ha matriculado a sus hijos en la peor universidad del mundo creada con el profesorado que han rechazado el resto de universidades española y latinoamericanas.

Anónimo dijo...

Continuamos analizando la redestrucción de consejo de desgobierno del otro día:

En ella se dice que Marcelo López continúa como profesor de esta casa: ¡pero si todos sabemos que se fue el día 1! Debería decir así: "que hacemos como que sigue trabajando aquí para poder decirle a todo el mundo que lo vamos a largar por no hacer los exámenes de septiembre".
Mientas hacen el parípé buscándolo por todas partes y diciendo a la gente que no ha venido a hacer los exámenes: ¡pero si ya lo sabíais! Y mientras prefieren putear a los alumnos que preocuparse de buscar a alguien con tiempo para que haga los exámenes, sólo para mantener sus realidades alternativas (los cuentos esos de los que hablaba otro mensaje). Yo tuve que llamar a Marcelo para que viniera a hacer un examen (así me lo dijeron, como a otros muchos) y me dijo que él estaba fatal y que no podía más, que lo habían machacado y que les había dicho que no iba a volver, que después del acoso vino el derribo y que se va, pero que si todavía quedaba alguna posibilidad de arreglar algo, que todavía estaba dispuesto a hablar.
Digamos las cosas claras pero sobre todo, sobre todo, que no nos hagan vivir en esos cuentos que se inventan. Salid a las ventanas y respirar realidad.

Anónimo dijo...

La máquina de picar carne:
Desde el día 31 de julio más o menos y si las cuentas no me fallan, le han sacudido (despedido-destituido para poder seguir puteando) a 14 personas, y ninguna por motivos laborales, sino por la supuesta inventado e ilusoria conspiración esa de mierda. Todo por el pedazo de cabrón que nos desgobierna, un chorizo de tres al cuarto miserable y ruín.
Luego va diciendo por ahí -sí, esto va diciendo, a ver si se entera ya el Obispo- que queda con el Obispo día sí y día no y él (el Obispo) le dice a quien tiene que destituir (al principio decía que despedir e indemnizar... pero claro... no tiene perras). Otra forma más de utilizar a la Iglesia para sus miserias.

Anónimo dijo...

Sí, sí, y se pueden contar entre ellos 10 ó 12 doctores, de los que al menos 10 se han ido ya... Cuando venga la ANECA les va a dar la risa. Ahora, a JLM le da igual, él sigue la moraleja esa que ponía por ahí: ya sabe que está en la puerta, ahora trinca las perras y se larga.

Anónimo dijo...

Señores:

La lista negra crece y crece con cada persona que no obedece a sus designios de hijo de puta. Ahora ha entrado más gente de humanidades, aparte de que ya es seguro que se va a liquidar otros cuatro más. En total, como decía el de más atrás, deben de ir alrededor de 16.
¿Alguien podría ahcer el recuento concreto de todo el mundo que han largado, jodido-destituido por capricho o se ha ido de esta casa de locos? Ya da igual poner nombres, es sólo para que nos hagamos cargo, yo sé de algunos pero de otros sólo tengo rumores.

Anónimo dijo...

MENSOSA LLEGA AL INFIERNO (versión reducida)

Y lo reciben con alfombra roja de terciopelo, cancerbero se ladea, se arquea y le señala el camino.
Mensosa, cabreado ante un lugar lleno de vicios y miserias, ocupa su lugar en la cola, mientras percibe que cada uno de sus secuaces es derivado a una cola distinta (de las que otro día daremos cuenta).
Tranquilo, espera el momento en que le llegue el turno para mostrar enfurecido su desacuerdo con ese lugar, y con la decisión de enviarle allí. Poco a poco la distancia hasta la ventanilla se va acortando, hasta que ya se encuentra frente a frente a un diablillo. El diablillo en cuestión se llama José Alberto Cánovas y es, en realidad, el jefe del cotarro.
- Hombre Mensosa!!! Ahora nos vemos con nuestros verdaderos rostros. -dice mientras se pone de ese color rojo semáforo que le sube por el cuello y pone su famosa cara de tonto (esa de: si yo en el fondo soy bueno).
Mensosa, como era gilipollas y no había adivinado que estaba poseído por tamaño personaje, se asombra, asusta... y finalmente sonríe.
-Me alegra tener un amigo aquí.- acaba diciendo, para después exasperarse y elevar la voz: Entre tú y yo vamos a reformar todo esto, vamos a convertirlo en algo que sirva al señor... sí, ese será mi papel aquí. ¡He sido elegido nada menos que para salvar a las almas perdidas del infierno! Nadie podía, pero ahora el señor se ha dado cuenta de que yo sí puedo, de que yo soy el elegido.
Al otra lado de la ventanilla le mira de forma socarrona, con una ironía y una maldad insoportable, su interlocutor.
- Claro, Mensosa, claro. Tú sólo podías comprender algo así, tú sólo podías llevar a cabo una misión semejante. Pero comprende ahora, comprende de una vez, que no sólo eres el elegido sino que tú mismo eres el señor, siempre has sido tu señor. Sieeeeeeempre.
- Sí -respondió el subnormal-. Sí, yo soy el camino, yo lo soy, quien me sigue es quien va por el buen camino. Yo lo soy... ¡Yo lo soy!
La puerta se abrió, y un amplio camino cubierto de pérgolas le condujo hacia un edificio alto, de piedra pesada y dura, en la fachada podía leerse: "Purgatorio".
Mensosa miró hacia su compañero, que le había acompañado durante el trayecto:
- ¿Debo YO... debo YOOOOOOO pasar un tiempo en el purgatorio?
- No, no. Esta es tu nueva universidad, también la llamarás católica, pues significa para ti lo mismo aquí que allí. Te has ganado el honor de dirigir todo esto.
Y Mensosa abrió los ojos, los abrió enormemente y por fin comprendió el destino que se le había destinado. ¡Quién puede querer el cielo! ¡Quién puede tener más honor que poder dirigir el purgatorio y torturar, machacar y destrozar a los pecadores!... Una furia antes desconocida le lleno la cara, la calva, los juanetes... todo su ser... y lleno de orgullo dió un paso al frente y, a pesar de tropezar sin querer con su rabo puntiagudo, logró mantenerse en pie y penetrar con el rostro erguido hacia su nuevo destino... y allí, esperándolo con alegría, con auténtico júbilo, los mosquefieles estaban a cada lado de la escalera con sus cuernecillos y su rabo colorao,cantando alabanzas y postrándose ante su señor.
(continuará)

Anónimo dijo...

Hay que tener mala vena para encarnizarse con el profesorado de la universidad. ¡Si los PDI y los PAS son los únicos que hacen que sea una universidad y no una fábrica!

Anónimo dijo...

Circula un correo electrónico por la UCAM, escrito por una mosquefiel, en el que se pide a los "colaboracionistas" que no accedan a este blog porque -asegura la corresponsal- Poveda "recibe subvenciones" cada vez que el blog recibe visitas. ¿No están realmente chalados?

Anónimo dijo...

Hola Pepo,

:)

no sé si a estas alturas te habrás dado cuenta de la gran popularidad que tienes.

;)

Has logrado que entre los dos foros hayan opinado sobre tí centenares de personas.

:|

Solo hay un pequeño problema. Las opiniones son muy heterogéneas (te traduzco, diferentes) pero van todas en la misma línea:

:(

Pepo,
este es un foro de libertad de expresión. Quiere decir que no puedes amenazar y machacar a la gente que expresa sus experiencias, sentimientos y opiniones...como haces en la UCAM.

:-|

Entiendo que por eso para tí será aburridísimo leerlo, así que has "invitado amablemente" al personal de la UCAM a que tampoco lo hagan.
¿Es el primer aviso? ¿Después, enviarás a los mosquefieles o a los pobres conserjes (que estarán hasta la gorra) para controlar a quien lo vea para introdocirlo directamente a tus listas negras?
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:o :o :o :o :o
En vez de prohibirnos a través de tus lacayos la lectura de este foro (más y más de tu censura), ¿por qué no les invitas a que opinen lo que les dict...........digooooo....lo que piensan honestamente?

¿Donde están las masas aclamándote y defendiéndote por todas las supuestas calumnias y persecuciones sobre tu persona.......digooooo.......sobre la UCAM?

¿?
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¿Y las cartas firmadas en tu defensa? Aunque aquí no se pueda incluir una firma, sólo diles que pongan su nombre (o un pseudónimo para evitarles persecuciones judeomasónicas) y promételes un carguico bueno. Vas a necesitar enormes reservas para sustituir a tanta gente decente, trabajadora y competente que estás echando, "invitando amablemente a que se vayan" o que huyen despavoridos ante tanto despropósito.
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:( :o :( :o
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Qué pena, tantos años inflando tu popularidad de forma artificial: votos "voluntarios" del personal de la UCAM para elegirte "Murciano del año" en la opinión, perricas pa las cofradías consiguiendo ser "pregonero del año" y desfilando en los primeros puestos, titulicos a tres perras pa conseguir medallicas gitaneras de 2 Kg de oro y estrellicas plateadas, continuas movilizaciones de tu personal para demostrar tu poder de convocatoria a las autoridades eclesiásticas, perricas a los cardenales pa echarte fotos con ellos, peleas de protocolo porque no te sitúan en las primeras filas en los actos a los que te invitan.....

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No te preocupes hombre si echas de menos algo de luz en este antro de perversión intelectual. Tendremos interesantes declaraciones tuyas en los medios de comunicación que confirmarán las acciones que estás llevando a cabo.

Anónimo dijo...

Compañeros, cuidado con quien habláis dentro de la UCAM, ya se sabe que los miembros del Consejo de Gobierno tienen completamente lavado el cerebro por los encantos de JLM pero también hay una red de chivatos anónimos informantes que obtienen sus cacareos directamente de víctimas o la obtienen de otros informantes indirectos que cuentan cosas de otros con intención de chivatear o incluso sin ella.

El Consejo de Gobierno, que nunca ha tenido gran cosa que hacer más que escuchar los sermones y demás cotilleos mendozinos, está realmente afanado con tanto ir y venir de chivateos y cabezas para rodar. Los que estaban un poco relegados o perdieron alguna prebenda están viviendo días felices porque ven cerca su minuto de gloria.

Anónimo dijo...

Los acontecimientos que se han desencadenado en nuestra pobre universidad son una reproducción a escala del III Reich pero sin campos de concentración ni cámaras de gas porque los tiempos son otros (además entraría la policía y se acabaría el problema). En la Alemania nazi, la gente decía no saber lo que pasaba, algunos estaban realmente hartos de los judíos y las promesas económicas del Fhürer eran razonables. En nuestro querido monasterio, el origen del problema es diferente pero las reacciones humanas son las mismas. Reflexionen que asesinar a alguien no es solo un acto físico violento, es solo el último acto por el cual se acaba la vida del ser y el ritmo cardíaco y cerebral se paran. No señores, puede ser otro tipo de acción la que mate familiar, social, profesional o psicológicamente a una persona que clínicamente sigue viva para seguir sufriendo.

La Iglesia cargará con las consecuencias de lo que suceda si mira para otro lado, si sigue otorgando su confianza para administrar una universidad que se dice católica a un individuo ambicioso de poder y a una corte de temerosos que se ríe de él y del mensaje de Cristo pero espera tener glorias económicas y académicas. El tiempo colocará los acontecimientos en un orden sabio para que, igual que sucedió con la 2ª GM, todos vean claro, aunque tarde, lo que hoy denuncian algunos, que hay gente perversa introducida dentro de la Iglesia que la hará caer por un elemental principio de que es mas fácil matar las cosas desde dentro mientras se hace humo para que se nublen los ojos, el humo de Satanás que ha entrado en la Iglesia como lo llamaba Pablo VI.

Que los sacerdotes de la universidad no miren para otro lado porque estén encantados de tener tanto chaval joven a quien tratar directamente y piensen que se trata de un problema menor, cuando tomen conciencia y posiciones puede que sea tarde y no va a haber excusas para ellos en esta vida ni en la otra.

Anónimo dijo...

José Luís Mendoza: Presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia: "somos un foco cristiano en Europa": hace seis años era solo una idea. Hoy es una de primeras universidades privadas del país. Su presidente recurre a causas sobrenaturales para explicarle: "Es un milagro". | (From: Época | Date: May 30, 2003 | Author: Gil, Miguel)
NO deja indiferente. El presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, José Luís Mendoza, es un ejemplo de coraje, valentía y espíritu emprendedor. Médico, de 54 años, casado y padre de 14 hijos. Durante la entrevista habla sin parar, con constantes referencias "al Más Allá". De hecho, su trayectoria parece la de uno de aquellos personajes de los primeros siglos del cristianismo, estilo San Pablo, que recorran con lo puesto el mundo conocido para evangelizar. Su última aventura intelectual es una universidad.
--Tiene 14 hijos y es presidente de una universidad ...

Texto obtenido de:
http://www.highbeam.com/doc/1G1:103991536/Jose+Luis+Mendoza~C~+Presidente+de+la+Universidad+Catolica+San+Antonio+de+Murcia~C~+%22somos+un+foco+cristiano~R~~R~~R~.html?refid=ency_botnm

Anónimo dijo...

¿Mendoza médico? Manda eggs! Ya se ve que cartaguito no anda mal informado...!!!

Anónimo dijo...

PD: Por cierto, tanto la entrevista de Época como las noticias "favorables" en La Razón están todas "pagadas" con publicidad. Que nadie se llame a engaño.

Anónimo dijo...

Lo de que José Luis se presenta como médico ya lo dijo carthago nova. Qué caradura!!! ¿Qué vas a esperar de alguien que miente sobre un título universitario que no tiene? Y no me vengáis con la chorrada de que el dato lo da Época y no Mendoza. ¿Quién le dice a Época los datos para la presentación? Si es que tiene un morro...

Anónimo dijo...

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
Mateo 1
1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham:
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró
a Judá y a sus hermanos,
3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom,
Esrom engendró a Aram,
4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón,
Naassón engendró a Salmón,
5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a
Obed, Obed engendró a Jesé,
6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de
Urías, a Salomón,
7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá
engendró a Asaf,
8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró
a Ozías,
9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a
Ezequías,
10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón
engendró a Josías,
11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la
deportación a Babilonia.
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a
Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel,
13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim
engendró a Azor,
14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim
engendró a Eliud,
15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán
engendró a Jacob,
16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús,
llamado Cristo.
17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta
David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia,
catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce
generaciones.
18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,
estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se
encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia,
resolvió repudiarla en secreto.
20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.»
22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por
medio del profeta:
23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán
por nombre Emmanuel, = que traducido significa: «Dios con nosotros.»
24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer.
25 Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por
nombre Jesús.
Mateo 2
1 Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos
magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
2 diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues
vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»
3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
4 Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por
ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo.
5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por
medio del profeta:
6 = Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los
principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a
mi pueblo Israel.» =
7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó
el tiempo de la aparición de la estrella.
8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad
cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo,
para ir también yo a adorarle.»
9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la
estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó
y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.
10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y,
postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de
oro, incienso y mirra.
12 Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron
a su país por otro camino.
13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en
sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y
huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar
al niño para matarle.»
14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto;
15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el
oráculo del Señor por medio del profeta: = De Egipto llamé a mi hijo. =
16 Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se
enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de
toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había
precisado por los magos.
17 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
18 = Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es
Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen. =
19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José
en Egipto y le dijo:
20 «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino
de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del
niño.»
21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra
de Israel.
22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su
padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la
región de Galilea,
23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese
el oráculo de los profetas: = Será llamado Nazoreo. =
Mateo 3
1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el
desierto de Judea:
2 «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»
3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: = Voz del
que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas. =
4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de
cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre.
5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del
Jordán,
6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les
dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
8 Dad, pues, fruto digno de conversión,
9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: “Tenemos por
padre a Abraham”; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos
a Abraham.
10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás
de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os
bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo
en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
13 Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan,
para ser bautizado por él.
14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita
ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?»
15 Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así
cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó.
16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los
cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía
sobre él.
17 Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco.»
Mateo 4
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser
tentado por el diablo.
2 Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al
fin sintió hambre.
3 Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que
estas piedras se conviertan en panes.»
4 Mas él respondió: «Está escrito: = No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» =
5 Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre
el alero del Templo,
6 y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: = A
sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no
tropiece tu pie en piedra alguna.» =
7 Jesús le dijo: «También está escrito: = No tentarás al Señor tu Dios.»
=
8 Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra
todos los reinos del mundo y su gloria,
9 y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»
10 Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: = Al
Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» =
11 Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles
y le servían.
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el
término de Zabulón y Neftalí;
14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
15 = ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el
Jordán, Galilea de los gentiles! =
16 = El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los
que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. =
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos,
porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos,
Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar,
pues eran pescadores,
19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de
Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo
arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se
encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados,
lunáticos y paralíticos, y los curó.
25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis,
Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
Mateo 5
1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos
se le acercaron.
2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los Cielos.
4 Bienaventurados = los mansos =, porque = ellos poseerán en
herencia la tierra. =
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque
ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el Reino de los Cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan
con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
12 Alegráos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en
los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a
vosotros.
13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con
qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y
pisoteada por los hombres.
14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte.
15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del
celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en
la casa.
16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o
una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más
pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos.
20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: = No matarás; = y
aquel que mate será reo ante el tribunal.
22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo
ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de
fuego.
23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de
que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte
con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por
el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y
te metan en la cárcel.
26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el
último céntimo.
27 «Habéis oído que se dijo: = No cometerás adulterio. =
28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya
cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo vaya a la gehenna.
31 «También se dijo: = El que repudie a su mujer, que le dé acta de
divorcio. =
32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de
fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete
adulterio.
33 «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: = No
perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. =
34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el = Cielo =,
porque es = el trono de Dios, =
35 ni por = la Tierra, = porque es = el escabel de sus pies; = ni por =
Jerusalén =, porque es = la ciudad del gran rey. =
36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus
cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
37 Sea vuestro lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí
viene del Maligno.
38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. =
39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee
en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también
el manto;
41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas
la espalda.
43 «Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu
enemigo.
44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persigan,
45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?
¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre
celestial.
Mateo 6
1 «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para
ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre
celestial.
2 Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por
delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el
fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su
paga.
3 Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano
izquierda lo que hace tu derecha;
4 así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
5 «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos
de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
6 Tú, en cambio, cuando vayas a orar, = entra en tu aposento y,
después de cerrar la puerta, ora = a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7 Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que
por su palabrería van a ser escuchados.
8 No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis
antes de pedírselo.
9 «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre;
10 venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el
cielo.
11 Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
12 y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado
a nuestros deudores;
13 y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
14 «Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial;
15 pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas.
16 «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os
digo que ya reciben su paga.
17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
18 para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre
que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
19 «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y
herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
20 Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22 «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo
estará luminoso;
23 pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz
que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará
al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a
Dios y al Dinero.
25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué
comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más
que ellas?
27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe,
añadir un solo codo a la medida de su vida?
28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del
campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como
uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al
horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de
poca fe?
31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?,
¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os
darán por añadidura.
34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de
sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
Mateo 7
1 «No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la
medida con que midáis se os medirá.
3 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en tu ojo?
4 ¿O cómo vas a decir a tu hermano: “Deja que te saque la brizna del
ojo”, teniendo la viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para
sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6 «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas
delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después,
volviéndose, os despedacen.
7 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le
abrirá.
9 ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé
una piedra;
10 o si le pide un pez, le dé una culebra?
11 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a
los que se las pidan!
12 «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.
13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran
por ella;
14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran.
15 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos o higos de los abrojos?
17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da
frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo
producir frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
20 Así que por sus frutos los reconoceréis.
21 «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros?”
23 Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; = apartaos de mí,
agentes de iniquidad!” =
24 «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en
práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y
embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada
sobre roca.
26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica,
será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos,
irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente
quedaba asombrada de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus
escribas.
Mateo 8
1 Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre.
2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si
quieres puedes limpiarme.»
3 El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante quedó limpio de su lepra.
4 Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate
al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva
de testimonio.
5 Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
6 diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles
sufrimientos.»
7 Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
8 Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi
techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis
órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo:
“Haz esto”, y lo hace.»
10 Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os
aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
11 Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán
a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
12 mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
13 Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.»
Y en aquella hora sanó el criado.
14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama,
con fiebre.
15 Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a
servirle.
16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los
espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos,
17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: = El tomó
nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. =
18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra
orilla.
19 Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera
que vayas.»
20 Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
21 Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar
a mi padre.»
22 Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus
muertos.»
23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.
24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la
barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que
perecemos!»
26 Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces
se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza.
27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que
hasta los vientos y el mar le obedecen?»
28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que
nadie era capaz de pasar por aquel camino.
29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de
Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.
31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara
de puercos.»
32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de
pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las
aguas.
33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y
también lo de los endemoniados.
34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en
viéndole, le rogaron que se retirase de su término.
Mateo 9
1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.
2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo
Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son
perdonados.»
3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está
blasfemando.»
4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en
vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son
perdonados”, o decir:
5 “Levántate y anda”?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: “Levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa”.»
7 El se levantó y se fue a su casa.
8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal
poder a los hombres.
9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado
Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se
levantó y le siguió.
10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron
muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus
discípulos.
11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come
vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»
12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes
sino los que están mal.
13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: = Misericordia
quiero, que no sacrificio. = Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores.»
14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes
mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el
novio; entonces ayunarán.
16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo,
porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.
17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro
modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a
perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se
conservan.»
18 Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se
postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano
sobre ella y vivirá.»
19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto.
21 Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.»
22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha
salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento.
23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente
alborotando,
24 decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se
burlaban de él.
25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la
muchacha se levantó.
26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
27 Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos
gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28 Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice:
«¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
29 Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según
vuestra fe.»
30 Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que
nadie lo sepa!»
31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella
comarca.
32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.
33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente,
admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
34 Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa
a los demonios.»
35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus
sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo
enfermedad y toda dolencia.
36 Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque
estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros
pocos.
38 Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»
Mateo 10
1 Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón,
llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano
Juan;
3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de
Alfeo y Tadeo;
4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó.
5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No
toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos;
6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad
demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón;
porque el obrero merece su sustento.
11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él
digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Al entrar en la casa, saludadla.
13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna,
vuestra paz se vuelva a vosotros.
14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la
casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de
Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
16 «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues,
prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.
17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y
os azotarán en sus sinagogas;
18 y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que
deis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a
hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
20 Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de
vuestro Padre el que hablará en vosotros.
21 «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se
levantarán hijos contra padres y los matarán.
22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
persevere hasta el fin, ése se salvará.
23 «Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en
ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer
las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
24 «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por
encima de su amo.
25 Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su
amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus
domésticos!
26 «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya
de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo
que oís al oído, proclamadlo desde los terrados.
28 «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y
cuerpo en la gehenna.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos
caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están
todos contados.
31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo
también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
33 pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también
ante mi Padre que está en los cielos.
34 «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a
traer paz, sino espada.
35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su
madre, a la nuera con su suegra;
36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
37 «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí,
la encontrará.
40 «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí,
recibe a Aquel que me ha enviado.
41 «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta
recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo
recibirá.
42 «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a
uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su
recompensa.»
Mateo 11
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce
discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió
a sus discípulos a decirle:
3 «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
4 Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis:
5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena
Nueva;
6 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»
7 Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la
gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
8 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No!
Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes.
9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que
un profeta.
10 Este es de quien está escrito: = He aquí que yo envío mi mensajero
delante de ti, que preparará por delante tu camino. =
11 «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer
uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino
de los Cielos es mayor que él.
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los
Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
13 Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan
profetizaron.
14 Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir.
15 El que tenga oídos, que oiga.
16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los
chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
17 “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos
entonado endechas, y no os habéis lamentado.”
18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene.”
19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis un
comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Y la Sabiduría
se ha acreditado por sus obras.»
20 Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían
realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido:
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo
ha que en sayal y ceniza se habrían convertido.
22 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y
Sidón que para vosotras.
23 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? = ¡Hasta el
Hades te hundirás! = Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros
que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy.
24 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la
tierra de Sodoma que para ti.»
25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a
sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al
Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar.
28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os
daré descanso.
29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; = y hallaréis descanso para vuestras almas. =
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Mateo 12
1 En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus
discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.
2 Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en sábado.»
3 Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió
hambre él y los que le acompañaban,
4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia,
que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los
sacerdotes?
5 ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los
sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa?
6 Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo.
7 Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: = Misericordia
quiero, que no sacrificio, = no condenaríais a los que no tienen culpa.
8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
9 Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si
era lícito curar en sábado, para poder acusarle.
11 El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta
cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es
lícito hacer bien en sábado.»
13 Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y
quedó restablecida, sana como la otra.
14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para
ver cómo eliminarle.
15 Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a
todos.
16 Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
18 = He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se
complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
=
19 = No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. =
20 = La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante,
hasta que lleve a la victoria el juicio: =
21 = en su nombre pondrán las naciones su esperanza. =
22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le
curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
23 Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
24 Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios
más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
25 El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido
contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí
misma no podrá subsistir.
26 Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido:
¿cómo, pues, va a subsistir su reino?
27 Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los
expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
28 Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha
llegado a vosotros el Reino de Dios.
29 «O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su
ajuar, si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa.
30 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama.
31 «Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32 Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le
perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni
en este mundo ni en el otro.
33 «Suponed un árbol bueno, y su fruto será bueno; suponed un árbol
malo, y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas
siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre
malo, del tesoro malo saca cosas malas.
36 Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán
cuenta en el día del Juicio.
37 Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras
serás condenado.»
38 Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro,
queremos ver una señal hecha por ti.»
39 Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal
pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
40 Porque de la misma manera que Jonás = estuvo en el vientre del
cetáceo tres días y tres noches, = así también el Hijo del hombre estará en el
seno de la tierra tres días y tres noches.
41 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la
condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí
hay algo más que Jonás.
42 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación
y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la
sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
43 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra.
44 Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí.” Y al llegar la
encuentra desocupada, barrida y en orden.
45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él;
entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el
principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
46 Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y
sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47 Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos
que desean hablarte.»
48 Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?»
49 Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi
madre y mis hermanos.
50 Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es
mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Mateo 13
1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar.
2 Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en
una barca, y toda la gente quedaba en la ribera.
3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un
sembrador a sembrar.
4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron
las aves y se las comieron.
5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron
enseguida por no tener hondura de tierra;
6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se
secaron.
7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta,
otra treinta.
9 El que tenga oídos, que oiga.»
10 Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en
parábolas?»
11 El les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los
misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
12 Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene,
aun lo que tiene se le quitará.
13 Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no
oyen ni entienden.
14 En ellos se cumple la profecía de Isaías: = Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. =
15 = Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho
duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con
sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane. =
16 «¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos,
porque oyen!
17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que
vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo
oyeron.
18 «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.
19 Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende,
que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que
fue sembrado a lo largo del camino.
20 El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al
punto la recibe con alegría;
21 pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se
presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba
enseguida.
22 El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra,
pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la
Palabra, y queda sin fruto.
23 Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y
la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro
treinta.»
24 Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25 Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima
cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también
la cizaña.
27 Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste
semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?”
28 El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los
siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?”
29 Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el
trigo.
30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la
siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas
para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”»
31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a
un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando
crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las
aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»
33 Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la
levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta
que fermentó todo.»
34 Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin
parábolas,
35 para que se cumpliese el oráculo del profeta: = Abriré en parábolas
mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. =
36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron
sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del
hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la
cizaña son los hijos del Maligno;
39 el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo,
y los segadores son los ángeles.
40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema
en el fuego, así será al fin del mundo.
41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su
Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,
42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tenga oídos, que oiga.
44 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un
campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría
que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
45 «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que
anda buscando perlas finas,
46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que
tiene y la compra.
47 «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se
echa en el mar y recoge peces de todas clases;
48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en
cestos los buenos y tiran los malos.
49 Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los
malos de entre los justos
50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
51 «¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí.»
52 Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del
Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas
lo nuevo y lo viejo.»
53 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera
que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos
milagros?
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y
sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de
dónde le viene todo esto?»
57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta
sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.»
58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
Mateo 14
1 En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús,
2 y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de
entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
3 Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto
en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo.
4 Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
5 Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por
profeta.
6 Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en
medio de todos gustando tanto a Herodes,
7 que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese.
8 Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista».
9 Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales,
ordenó que se le diese,
10 y envió a decapitar a Juan en la cárcel.
11 Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la
cual se la llevó a su madre.
12 Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo
sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar
solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de
las ciudades.
14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó
a sus enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está
deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que
vayan a los pueblos y se compren comida.»
16 Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros
de comer.»
17 Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos
peces.»
18 El dijo: «Traédmelos acá.»
19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición
y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes
doce canastos llenos.
21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar
mujeres y niños.
22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por
delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al
atardecer estaba solo allí.
24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,
zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.
25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando
sobre el mar.
26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y
decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.
27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no
temáis.»
28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre
las aguas.»
29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre
las aguas, yendo hacia Jesús.
30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como
comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!»
31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?»
32 Subieron a la barca y amainó el viento.
33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo:
«Verdaderamente eres Hijo de Dios.»
34 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret.
35 Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la
noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos.
36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la
tocaron quedaron salvados.
Mateo 15
1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de
Jerusalén, y le dicen:
2 «¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?;
pues no se lavan las manos a la hora de comer.»
3 El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento
de Dios por vuestra tradición?
4 Porque Dios dijo: = Honra a tu padre y a tu madre, = y: = El que
maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. =
5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: “Lo que de
mí podrías recibir como ayuda es ofrenda”,
6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado
la Palabra de Dios por vuestra tradición.
7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:
8 = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. =
9 = En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son
preceptos de hombres.» =
10 Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended.
11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo
que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.»
12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los
fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?»
13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre
celestial será arrancada de raíz.
14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro
ciego, los dos caerán en el hoyo.»
15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.»
16 El dijo: «¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia?
17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y
luego se echa al excusado?
18 En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso
es lo que contamina al hombre.
19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos,
adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias.
20 Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin lavarse las
manos no contamina al hombre.»
21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.
22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio,
gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está
malamente endemoniada.»
23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le
rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.»
24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas
de la casa de Israel.»
25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor,
socórreme!»
26 El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a
los perritos.»
27 «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos.»
28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda
como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.
29 Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y
se sentó allí.
30 Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados,
ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó.
31 De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos
hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos
veían; y glorificaron al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la
gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué
comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el
camino.»
33 Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan
suficiente para saciar a una multitud tan grande?»
34 Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y
unos pocos pececillos.»
35 El mandó a la gente acomodarse en el suelo.
36 Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió
e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente.
37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron
siete espuertas llenas.
38 Y los que habían comido eran 4.000 hombres, sin contar mujeres y
niños.
39 Despidiendo luego a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue al
término de Magadán.
Mateo 16
1 Se acercaron los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le
pidieron que les mostrase una señal del cielo.
2 Mas él les respondió: «Al atardecer decís: “Va a hacer buen tiempo,
porque el cielo tiene un rojo de fuego”,
3 y a la mañana:’ Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo
sombrío.” ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis
discernir las señales de los tiempos!
4 ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se le dará otra
señal que la señal de Jonás.» Y dejándolos, se fue.
5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar
panes.
6 Jesús les dijo: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los
fariseos y saduceos.»
7 Ellos hablaban entre sí diciendo: «Es que no hemos traído panes.»
8 Mas Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué
estáis hablando entre vosotros de que no tenéis panes?
9 ¿Aún no comprendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los 5.000
hombres, y cuántos canastos recogisteis?
10 ¿Ni de los siete panes de los 4.000, y cuántas espuertas recogisteis?
11 ¿Cómo no entendéis que no me refería a los panes? Guardaos, sí,
de la levadura de los fariseos y saduceos.»
12 Entonces comprendieron que no había querido decir que se
guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y
saduceos.
13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a
sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»
14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros,
que Jeremías o uno de los profetas.»
15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»
17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»
20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era
el Cristo.
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él
debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.
22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos
de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás!
¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino
los de los hombres!
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su
vida por mí, la encontrará.
26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina
su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre,
con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
28 Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no
gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.»
Mateo 17
1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos
aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías.»
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con
su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco; escuchadle.»
6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
7 Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no
tengáis miedo.»
8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie
la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los
muertos.»
10 Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas
que Elías debe venir primero?»
11 Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
12 Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino
que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá
que padecer de parte de ellos.»
13 Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el
Bautista.
14 Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que,
arrodillándose ante él,
15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está
mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.
16 Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido
curarle.»
17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?
¡Traédmelo acá!
18 Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño
desde aquel momento.
19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le
dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe
como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y
se desplazará, y nada os será imposible.»
22 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres;
23 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que
cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el
didracma?»
25 Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle:
«¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o
tributo, de sus hijos o de los extraños?»
26 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos.
27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar,
echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y
encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»
Mateo 18
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron:
«¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»
2 El llamó a un niño, le puso en medio de ellos
3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos.
4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en
el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
6 Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí,
más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que
mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que
vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
8 «Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y
arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos
manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te
vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la
gehenna del fuego.
10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os
digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi
Padre que está en los cielos.
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría
una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca
de la descarriada?
13 Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría
por ella que por las 99 no descarriadas.
14 De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que
se pierda uno solo de estos pequeños.
15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si
te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que = todo
asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. =
17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la
comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.
18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo
en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que
está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.»
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo
que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.»
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso
ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000
talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido
él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten
paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.”
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y
le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus
compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía:
“Paga lo que debes.”
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia
conmigo, que ya te pagaré.”
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que
pagase lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y
fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo
te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo
modo que yo me compadecí de ti?”
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase
todo lo que le debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis
de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Mateo 19
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea
y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
2 Le siguió mucha gente, y los curó allí.
3 Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le
dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
4 El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo,
= los hizo varón y hembra, =
5 y que dijo: = Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? =
6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que
Dios unió no lo separe el hombre.»
7 Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y
repudiarla?»
8 Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón,
os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
9 Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por
fornicación - y se case con otra, comete adulterio.»
10 Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto
de su mujer, no trae cuenta casarse.»
11 Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a
quienes se les ha concedido.
12 Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay
eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien
pueda entender, que entienda.»
13 Entonces le fueron presentados unos niños para que les impusiera
las manos y orase; pero los discípulos les reñían.
14 Mas Jesús les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo
impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos.»
15 Y, después de imponerles las manos, se fue de allí.
16 En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de
bueno para conseguir vida eterna?»
17 El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es
el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
18 «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: = «No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, =
19 = honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti
mismo.» =
20 Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?»
21 Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y
sígueme.»
22 Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes.
23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico
difícilmente entrará en el Reino de los Cielos.
24 Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una
aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
25 Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces,
¿quién se podrá salvar?»
26 Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es
imposible, mas para Dios todo es posible.»
27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros
lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?»
28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido,
en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de
gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce
tribus de Israel.
29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre,
madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y
heredará vida eterna.
30 «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos,
primeros.»
Mateo 20
1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que
salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.
2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió
a su viña.
3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la
plaza parados,
4 les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.”
5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo
mismo.
6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que
estaban allí, les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”
7 Dícenle: “Es que nadie nos ha contratado.” Díceles: “Id también
vosotros a la viña.”
8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a
los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los
primeros.”
9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada
uno.
10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos
también cobraron un denario cada uno.
11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
12 diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les
pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.”
13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo
mismo que a ti.
15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu
ojo malo porque yo soy bueno?”.
16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»
17 Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y
les dijo por el camino:
18 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte
19 y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y
crucificarle, y al tercer día resucitará.
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus
hijos, y se postró como para pedirle algo.
21 El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos
míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»
22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que
yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»
23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi
izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está
preparado por mi Padre.
24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones
las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su
poder.
26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor,
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;
28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser
servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
29 Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre.
30 En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al
enterarse que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Señor, ten compasión de
nosotros, Hijo de David!»
31 La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más
fuerte: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»
32 Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: «¿Qué queréis que os
haga?»
33 Dícenle: «¡Señor, que se abran nuestros ojos!»
34 Movido a compasión Jesús tocó sus ojos, y al instante recobraron
la vista; y le siguieron.
Mateo 21
1 Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al
monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos,
2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida
encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero
enseguida los devolverá.»
4 Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta:
5 = Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y
montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. =
6 Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había
encargado:
7 trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos,
y él se sentó encima.
8 La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros
cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.
9 Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: = «¡Hosanna = al
Hijo de David! = ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna =
en las alturas!»
10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es
éste?» decían.
11 Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»
12 Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y
compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de
los vendedores de palomas.
13 Y les dijo: «Está escrito: = Mi Casa será llamada Casa de oración.
= ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una = cueva de bandidos!» =
14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y
los curó.
15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que
había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de
David!», se indignaron
16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No
habéis leído nunca que = De la boca de los niños y de los que aún maman te
preparaste alabanza?» =
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la
noche.
18 Al amanecer, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre;
19 y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no
encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: «¡Que nunca jamás brote
fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera.
20 Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: «¿Cómo al
momento quedó seca la higuera?»
21 Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no
sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: “Quítate y
arrójate al mar”, así se hará.
22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.»
23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces
esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?»
24 Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si
me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?»
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces ¿por
qué no le creísteis?”
26 Y si decimos: “De los hombres”, tenemos miedo a la gente, pues
todos tienen a Juan por profeta.»
27 Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos.» Y él les replicó
asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al
primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.”
29 Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy,
Señor”, y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le
dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras
llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis
en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros,
ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a
unos labradores y se ausentó.
34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores para recibir sus frutos.
35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a
otro le mataron, a otro le apedrearon.
36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros;
pero los trataron de la misma manera.
37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: “A mi hijo le respetarán.”
38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: “Este es el
heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.”
39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
labradores?»
41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable
arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: = La
piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido;
fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? =
43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un
pueblo que rinda sus frutos.»
45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas,
comprendieron que estaba refiriéndose a ellos.
46 Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le
tenían por profeta.
Mateo 22
1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo:
2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el
banquete de bodas de su hijo.
3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no
quisieron venir.
4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
“Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y
animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.”
5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su
negocio;
6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos
homicidas y prendió fuego a su ciudad.
8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los
invitados no eran dignos.
9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis,
invitadlos a la boda.”
10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.
11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno
que no tenía traje de boda,
12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se
quedó callado.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma
de sorprenderle en alguna palabra.
16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle:
«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con
franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de
las personas.
17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me
tentáis?
19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario.
20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César
devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
22 Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron.
23 Aquel día se le acercaron unos saduceos, esos que niegan que haya
resurrección, y le preguntaron:
24 «Maestro, Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su
hermano se casará con la mujer de aquél para dar descendencia a su
hermano.
25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se
casó y murió; y, no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
26 Sucedió lo mismo con el segundo, y con el tercero, hasta los siete.
27 Después de todos murió la mujer.
28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque
todos la tuvieron.»
29 Jesús les respondió: «Estáis en un error, por no entender las
Escrituras ni el poder de Dios.
30 Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
sino que serán como ángeles en el cielo.
31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído
aquellas palabras de Dios cuando os dice:
32 = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
= No es un Dios de muertos, sino de vivos.»
33 Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina.
34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los
saduceos, se reunieron en grupo,
35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba:
36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»
37 El le dijo: = «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con toda tu mente. =
38 Este es el mayor y el primer mandamiento.
39 El segundo es semejante a éste: = Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. =
40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»
41 Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión:
42 «¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De
David.»
43 Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama
Señor, cuando dice:
44 = Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a
tus enemigos debajo de tus pies?
45 Si, pues, David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
46 Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se
atrevió ya a hacerle más preguntas.
Mateo 23
1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su
conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos
ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen
bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en
las sinagogas,
7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo
es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
9 Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el del cielo.
10 Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es
vuestro Director: el Cristo.
11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será
ensalzado.
13 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los
hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los
que están entrando no les dejáis entrar.
15 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar
y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de
condenación el doble que vosotros!
16 «¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Si uno jura por el
Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda
obligado!”
17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el
Santuario que hace sagrado el oro?
18 Y también: “Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por
la ofrenda que está sobre él, queda obligado.”
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace
sagrada la ofrenda?
20 Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está
sobre él.
21 Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.
22 Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que
está sentado en él.
23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el
diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante
de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que
practicar, aunque sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e
intemperancia!
26 ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que
también por fuera quede pura!
27 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero
por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!
28 Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis
los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
30 y decís: “Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros
padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!”
31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de
los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la
condenación de la gehenna?
34 Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y
escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en
vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada
sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de
Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.
36 Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.
37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los
que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una
gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!
38 Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.
39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: =
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» =
Mateo 24
1 Salió Jesús del Templo y, cuando se iba, se le acercaron sus
discípulos para mostrarle las construcciones del Templo.
2 Pero él les respondió: «¿Veis todo esto? Yo os aseguro no quedará
aquí piedra sobre piedra que no sea derruida.»
3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él
en privado sus discípulos, y le dijeron: «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál
será la señal de tu venida y del fin del mundo.»
4 Jesús les respondió: «Mirad que no os engañe nadie.
5 Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy
el Cristo”, y engañarán a muchos.
6 Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no
os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
7 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá
en diversos lugares hambre y terremotos.
8 Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
9 «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados
de todas las naciones por causa de mi nombre.
10 Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán
mutuamente.
11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
12 Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se
enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero,
para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.
15 «Cuando veáis, pues, = la abominación de la desolación, =
anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que
entienda),
16 entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa;
18 y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto.
19 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de
sábado.
21 Porque habrá entonces una gran = tribulación, cual no la hubo =
desde el principio del mundo = hasta el presente = ni volverá a haberla.
22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en
atención a los elegidos se abreviarán aquellos días.
23 «Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo está aquí o allí =, no
lo creáis.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes
señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos
elegidos.
25 ¡Mirad que os lo he predicho!
26 «Así que si os dicen: “Está en el desierto”, no salgáis; “Está en los
aposentos”, no lo creáis.
27 Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente,
así será la venida del Hijo del hombre.
28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
29 «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol
se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y
las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo
del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
31 El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los
cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
32 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que El está
cerca, a las puertas.
34 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los
cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían,
bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,
39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a
todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;
41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche
iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su
casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento
que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
45 «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al
frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo?
46 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así.
47 Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda.
48 Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: “Mi señor tarda”,
49 y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los
borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el
momento que no sabe,
51 le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el
llanto y el rechinar de dientes.
Mateo 25
1 «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes,
que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.
2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.
3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de
aceite;
4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en
las alcuzas.
5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.
6 Mas a media noche se oyó un grito: “¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a
su encuentro!”
7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus
lámparas.
8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que
nuestras lámparas se apagan.”
9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para
nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo
compréis.”
10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor,
ábrenos!”
12 Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.”
13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus
siervos y les encomendó su hacienda:
15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según
su capacidad; y se ausentó.
16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar
con ellos y ganó otros cinco.
17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra
y escondió el dinero de su señor.
19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y
ajusta cuentas con ellos.
20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros
cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros
cinco que he ganado.”
21 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.”
23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste.
25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira,
aquí tienes lo que es tuyo.”
26 Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez
talentos.
29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no
tiene, aun lo que tiene se le quitará.
30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes.”
31 «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de
todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi
Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; era forastero, y me acogisteis;
36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a verme.”
37 Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te
vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”
40 Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos
de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me
disteis de beber;
43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me
vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.”
44 Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no
te asistimos?”
45 Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto
dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo
dejasteis de hacerlo.”
46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»
Mateo 26
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus
discípulos:
2 «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre
va a ser entregado para ser crucificado.»
3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se
reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás;
4 y resolvieron prender a Jesús con engaño y darle muerte.
5 Decían sin embargo: «Durante la fiesta no, para que no haya
alboroto en el pueblo.»
6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con
perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa.
8 Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este
despilfarro?
9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los
pobres.»
10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta
mujer? Pues una “obra buena” ha hecho conmigo.
11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me
tendréis siempre.
12 Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi
sepultura lo ha hecho.
13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en
el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria
suya.»
14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los
sumos sacerdotes,
15 y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le
asignaron treinta monedas de plata.
16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregarle.
17 El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y
le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el
cordero de Pascua?»
18 El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: “El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos.”»
19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y
prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
21 Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me
entregará.»
22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy
yo, Señor?»
23 El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése
me entregará.
24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no
haber nacido!»
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso,
Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió
y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo:
«Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por
muchos para perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid
hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi
Padre.»
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces les dice Jesús: «Todos vosotros vais a escandalizaros de
mí esta noche, porque está escrito: = Heriré al pastor y se dispersarán las
ovejas del rebaño =.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
33 Pedro intervino y le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo
nunca me escandalizaré.»
34 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo
cante, me habrás negado tres veces.»
35 Dícele Pedro: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.»
Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y
dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó
a sentir tristeza y angustia.
38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir;
quedaos aquí y velad conmigo.»
39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo
quiero, sino como quieras tú.»
40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y
dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?
41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil.»
42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta
copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.»
43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados.
44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras.
45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis
dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va
a ser entregado en manos de pecadores.
46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está
cerca.»
47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce,
acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los
sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien
yo dé un beso, ése es; prendedle.»
49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio
un beso.
50 Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se
acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada,
la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.
52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos
los que empuñen espada, a espada perecerán.
53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto
a mi disposición más de doce legiones de ángeles?
54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?»
55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un
salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me
sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis.
56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de
los profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.
57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote
Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.
58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo
Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.
59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un
falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,
60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos
testigos. Al fin se presentaron dos,
61 que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y
en tres días edificarlo.»
62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes
nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te
conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»
64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de
ahora veréis = al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir
sobre las nubes del cielo.» =
65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha
blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la
blasfemia.
66 ¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de
muerte.»
67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros
a golpearle,
68 diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?»
69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se
acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.»
70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé qué dices.»
71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban
allí: «Este estaba con Jesús el Nazoreo.»
72 Y de nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese
hombre!»
73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
«¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla te
descubre!»
74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no
conozco a ese hombre!» Inmediatamente cantó un gallo.
75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que
el gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a
llorar amargamente.
Mateo 27
1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del
pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.
2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.
3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado,
fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a
los sumos sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A
nosotros, ¿qué? Tú verás.»
5 El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se
ahorcó.
6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es
lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero
como lugar de sepultura para los forasteros.
8 Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.
9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: = «Y tomaron
las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien
pusieron precio algunos hijos de Israel, =
10 = y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó
el Señor.» =
11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»
12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no
respondió nada.
13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»
14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy
sorprendido.
15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de
un preso, el que quisieran.
16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis
que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,
18 pues sabía que le habían entregado por envidia.
19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su
mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños
por su causa.»
20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la
gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os
suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?»
Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -
23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían
gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se
promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente
diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!»
26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo
entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al
pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza,
y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le
hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la
cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y le llevaron a crucificarle.
32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le
obligaron a llevar su cruz.
33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de
probarlo, no quiso beberlo.
35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a
suertes.
36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.
37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena:
«Este es Jesús, el Rey de los judíos.»
38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.
39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo:
40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a
ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los
ancianos se burlaban de él diciendo:
42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es:
que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.
43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de
verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios.”»
44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores
crucificados con él.
45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la
hora nona.
46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: = «¡Elí,
Elí! ¿lemá sabactaní?», = esto es: = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?» =
47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama
éste.»
48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la
empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.
49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a
salvarle.»
50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.
51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;
tembló la tierra y las rocas se hendieron.
52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron.
53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él,
entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a
Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
«Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»
55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que
habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago
y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que
se había hecho también discípulo de Jesús.
58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio
orden de que se le entregase.
59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca;
luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro.
62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y
los fariseos se reunieron ante Pilato
63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún
vivía: “A los tres días resucitaré.”
64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día,
no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo:
“Resucitó de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la
primera.»
65 Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis.»
66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y
poniendo la guardia.
Mateo 28
1 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
2 De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor
bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella.
3 Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la
nieve.
4 Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos.
5 El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis,
pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado;
6 no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar
donde estaba.
7 Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de
entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.” Ya os lo
he dicho.»
8 Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y
corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
9 En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y
ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron.
10 Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán.»
11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a
contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado.
12 Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una
buena suma de dinero a los soldados,
13 advirtiéndoles: «Decid: “Sus discípulos vinieron de noche y le
robaron mientras nosotros dormíamos.”
14 Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le
convenceremos y os evitaremos complicaciones.»
15 Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones
recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
16 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que
Jesús les había indicado.
17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.
18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder
en el cielo y en la tierra.
19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»
EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
Marcos 1
1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: = Mira, envío mi
mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. =
3 = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas, =
4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo
de conversión para perdón de los pecados.
5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de
langostas y miel silvestre.
7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no
soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.
8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo.»
9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea,
y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el
Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.
11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado,
en ti me complazco.»
12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto,
13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por
Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.
14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y
proclamaba la Buena Nueva de Dios:
15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva.»
16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de
Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores.
17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de
hombres.»
18 Al instante, dejando las redes, le siguieron.
19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y
a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;
20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la
barca con los jornaleros, se fueron tras él.
21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se
puso a enseñar.
22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un
espíritu inmundo, que se puso a gritar:
24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»
26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito
y salió de él.
27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a
otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda
hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región
de Galilea.
29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de
Simón y Andrés.
30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.
31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y
ella se puso a servirles.
32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y
endemoniados;
33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.
34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas
enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los
demonios, pues le conocían.
35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió
y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.
36 Simón y sus compañeros fueron en su busca;
37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.»
38 El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que
también allí predique; pues para eso he salido.»
39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando
los demonios.
40 Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice:
«Si quieres, puedes limpiarme.»
41 Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero;
queda limpio.»
42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y
haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva
de testimonio.»
45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a
divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público
en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios.
Y acudían a él de todas partes.
Marcos 2
1 Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz
de que estaba en casa.
2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él
les anunciaba la Palabra.
3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro.
4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo
encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron,
descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te
son perdonados.»
6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus
corazones:
7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino Dios sólo?»
8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos
pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros
corazones?
9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son
perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda?”
10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados - dice al paralítico -:
11 “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”»
12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de
todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios,
diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
13 Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él
les enseñaba.
14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de
impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
15 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos
publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues
eran muchos los que le seguían.
16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y
publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los
publicanos y pecadores?»
17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están
fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores.»
18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando,
vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos
de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?»
19 Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda
mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no
pueden ayunar.
20 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces
ayunarán, en aquel día.
21 Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo,
pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se
produce un desgarrón peor.
22 Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo,
el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los
pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.
23 Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus
discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.
24 Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es
lícito?»
25 El les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo
necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote
Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es
lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el
hombre para el sábado.
28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
Marcos 3
1 Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la
mano paralizada.
2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.
3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»
4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar
una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón,
dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su
mano.
6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos
contra él para ver cómo eliminarle.
7 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran
muchedumbre de Galilea. También de Judea,
8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores
de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le
prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.
10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le
echaban encima para tocarle.
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y
gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
13 Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.
14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a
predicar
15 con poder de expulsar los demonios.
16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;
17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a
quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;
18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo,
Tadeo, Simón el Cananeo
19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.
20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que
no podían comer.
21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues
decían: «Está fuera de sí.»
22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído
por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.»
23 El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede
Satanás expulsar a Satanás?
24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede
subsistir.
25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá
subsistir.
26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede
subsistir, pues ha llegado su fin.
27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si
no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los
pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón
nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.»
30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.»
31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a
llamar.
32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu
madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.»
33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»
34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su
alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos.
35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana
y mi madre.»
Marcos 4
1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta
gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda
la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su
instrucción:
3 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino;
vinieron las aves y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y
brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y
no dio fruto.
8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose,
dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»
9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le
preguntaban sobre las parábolas.
11 El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de
Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,
12 para que = por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no
entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.» =
13 Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces,
comprenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador siembra la Palabra.
15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra
son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra
sembrada en ellos.
16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al
oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,
17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en
cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra,
sucumben en seguida.
18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído
la Palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y
las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin
fruto.
20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra,
la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»
21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo
del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha
sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.
23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida
con que midáis, se os medirá y aun con creces.
25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.»
26 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el
grano en la tierra;
27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin
que él sepa cómo.
28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga,
después trigo abundante en la espiga.
29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque
ha llegado la siega.»
30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?
31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra,
es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;
32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su
sombra.»
33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas,
según podían entenderle;
34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo
explicaba todo en privado.
35 Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.»
36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban
otras barcas con él.
37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la
barca, de suerte que ya se anegaba la barca.
38 El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le
dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla,
enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues
¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Marcos 5
1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.
2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros,
un hombre con espíritu inmundo
3 que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado
ni siquiera con cadenas,
4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él
había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle.
5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes,
dando gritos e hiriéndose con piedras.
6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él
7 y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios
Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.»
8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es
Legión, porque somos muchos.»
10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte;
12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en
ellos.»
13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y
entraron en los puercos, y la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto
del precipicio y se fueron ahogando en el mar.
14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas;
y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido.
15 Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la
Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor.
16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y
lo de los puercos.
17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.
18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía
estar con él.
19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los
tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido
compasión de ti.»
20 El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús
había hecho con él, y todos quedaban maravillados.
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto
a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.
22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae
a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»
24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años,
26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado
todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la
gente y tocó su manto.
28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me
salvaré.»
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo
que quedaba sana del mal.
30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de
él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime
y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”»
32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había
hecho.
33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó
atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de
tu enfermedad.»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga
unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No
temas; solamente ten fe.»
37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y
Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos
que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha
muerto; está dormida.»
40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma
consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba
la niña.
41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «= Talitá kum =», que
quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»
42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía
doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le
dieran a ella de comer.
Marcos 6
1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen.
2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La
multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?
y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por
sus manos?
3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se
escandalizaban a causa de él.
4 Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en
su casa carece de prestigio.»
5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos
enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.
6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno
enseñando.
7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles
poder sobre los espíritus inmundos.
8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni
pan, ni alforja, ni calderilla en la faja;
9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.»
10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta
marchar de allí.
11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí
sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra
ellos.»
12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;
13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban.
14 Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre.
Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por
eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás
profetas.»
16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése
ha resucitado.»
17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le
había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su
hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.
18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer
de tu hermano.»
19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,
20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo,
y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un
banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea.
22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a
Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme
lo que quieras y te lo daré.»
23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.»
24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y
ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.»
25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el
Bautista.»
26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del
juramento y de los comensales.
27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle
la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel
28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la
muchacha se la dio a su madre.
29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le
dieron sepultura.
30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y lo que habían enseñado.
31 El, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar
solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos,
y no les quedaba tiempo ni para comer.
32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.
33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron
allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos.
34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas
cosas.
35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus
discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada.
36 Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a
comprarse de comer.»
37 El les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dicen:
«¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de
comer?»
38 El les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse
cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.»
39 Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la
verde hierba.
40 Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
41 Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los
discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los
dos peces.
42 Comieron todos y se saciaron.
43 Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los
peces.
44 Los que comieron los panes fueron 5.000 hombres.
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por
delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.
48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era
contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando
sobre el mar y quería pasarles de largo.
49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un
fantasma y se pusieron a gritar,
50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante,
les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»
51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y
quedaron en su interior completamente estupefactos,
52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba
embotada.
53 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.
54 Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida,
55 recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos
en camillas adonde oían que él estaba.
56 Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas,
colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la
orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Marcos 7
1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos
de Jerusalén.
2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras,
es decir no lavadas,
3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado
las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos,
4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas
cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y
bandejas -.
5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus
discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que
comen con manos impuras?»
6 El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está
escrito: = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. =
7 = En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son
preceptos de hombres. =
8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres.»
9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para
conservar vuestra tradición!
10 Porque Moisés dijo: = Honra a tu padre y a tu madre = y: = el que
maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. = Pero
vosotros decís:
11 Si uno dice a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir
como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -“,
12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre,
13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis
transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.»
14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended.
15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda
contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al
hombre.
16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le
preguntaban sobre la parábola.
18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No
comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede
contaminarle,
19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al
excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al
hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones
malas: fornicaciones, robos, asesinatos,
22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria,
insolencia, insensatez.
23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al
hombre.»
24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una
casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido,
25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya
hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies.
26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que
expulsara de su hija al demonio.
27 El le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está
bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»
28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen
bajo la mesa migajas de los niños.»
29 El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha
salido de tu hija.»
30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y
que el demonio se había ido.
31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar
de Galilea, atravesando la Decápolis.
32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le
ruegan imponga la mano sobre él.
33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos
y con su saliva le tocó la lengua.
34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: =
«Effatá», que quiere decir: «¡Abrete!»
35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua
y hablaba correctamente.
36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo
prohibía, tanto más ellos lo publicaban.
37 Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien;
hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Marcos 8
1 Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo
qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:
2 «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que
permanecen conmigo y no tienen qué comer.
3 Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y
algunos de ellos han venido de lejos.»
4 Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan
a éstos aquí en el desierto?»
5 El les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron:
«Siete.»
6 Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando
los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos
para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.
7 Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición
sobre ellos, mandó que también los sirvieran.
8 Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete
espuertas.
9 Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.
10 Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la
región de Dalmanutá.
11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole
una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba.
12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por
qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta
generación ninguna señal.»
13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
14 Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la
barca más que un pan.
15 El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la
levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»
16 Ellos hablaban entre sí que no tenían panes.
17 Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no
tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente
embotada?
18 = ¿Teniendo ojos no véis y teniendo oídos no oís? = ¿No os
acordáis de
19 cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos
llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.
20 «Y cuando partí los siete entre los 4.000, ¿cuántas espuertas llenas
de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.»
21 Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
22 Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le
toque.
23 Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y
habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba:
«¿Ves algo?»
24 El, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como
árboles, pero que andan.»
25 Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver
perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas
las cosas.
26 Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»
27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de
Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen
los hombres que soy yo?»
28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías;
otros, que uno de los profetas.»
29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro
le contesta: «Tú eres el Cristo.»
30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho
y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser
matado y resucitar a los tres días.
32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a
reprenderle.
33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro,
diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son
los de Dios, sino los de los hombres.»
34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame.
35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
36 Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su
vida?
37 Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
38 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta
generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará
de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»
Marcos 9
1 Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay
algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino
de Dios.»
2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y
los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de
ellos,
3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que
ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.
5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos
aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías»;
6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.
7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino
una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.»
8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a
Jesús solo con ellos.
9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que
habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era
eso de «resucitar de entre los muertos.»
11 Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe
venir primero?»
12 El les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas,
¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será
despreciado?
13 Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto
han querido, según estaba escrito de él.»
14 Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y
a unos escribas que discutían con ellos.
15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle.
16 El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?»
17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo
que tiene un espíritu mudo
18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar
espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos
que lo expulsaran, pero no han podido.»
19 El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré
con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!»
20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente
al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.
21 Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le
viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño.
22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con
él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.»
23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para
quien cree!»
24 Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca
fe!»
25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu
inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y
no entres más en él.»
26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El
muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que
había muerto.
27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.
28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus
discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»
29 Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la
oración.»
30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se
supiera,
31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del
hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres
días de haber muerto resucitará.»
32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
33 Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De
qué discutíais por el camino?»
34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién
era el mayor.
35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser
el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»
36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus
brazos y les dijo:
37 «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha
enviado.»
38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no
venía con nosotros.»
39 Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un
milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.
40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.»
41 «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de
que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.»
42 «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le
es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los
asnos y que le echen al mar.
43 Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que
entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego
que no se apaga.
45 Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres
cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
47 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres
con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la
gehenna,
48 donde = su gusano no muere y el fuego no se apaga; =
49 pues todos han de ser salados con fuego.
50 Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la
sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»
Marcos 10
1 Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del
Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les
enseñaba.
2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban:
«¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y
repudiarla.»
5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón
escribió para vosotros este precepto.
6 Pero desde el comienzo de la creación, = El los hizo varón y
hembra. =
7 = Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, =
8 = y los dos se harán una sola carne. = De manera que ya no son dos,
sino una sola carne.
9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.»
10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11 El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete
adulterio contra aquélla;
12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos
les reñían.
14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños
vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el
Reino de Dios.
15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no
entrará en él.»
16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre
ellos.
17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y
arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para
tener en herencia vida eterna?»
18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino
sólo Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: = No mates, no cometas adulterio, no
robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, = honra a tu padre y a
tu madre.» =
20 El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi
juventud.»
21 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta:
anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el
cielo; luego, ven y sígueme.»
22 Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque
tenía muchos bienes.
23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil
es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»
24 Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas
Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar
en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que
un rico entre en el Reino de Dios.»
26 Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y
¿quién se podrá salvar?»
27 Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible;
pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.»
28 Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo
y te hemos seguido.»
29 Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos,
hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,
30 quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el
mundo venidero, vida eterna.
31 Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.»
32 Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de
ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó
otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
33 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y
le entregarán a los gentiles,
34 y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los
tres días resucitará.»
35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen:
«Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.»
36 El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?»
37 Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria,
uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
38 Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que
yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser
bautizado?»
39 Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo
voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo
conque yo voy a ser bautizado;
40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el
concederlo, sino que es para quienes está preparado.»
41 Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y
Juan.
42 Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como
jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes
las oprimen con su poder.
43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a
ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,
44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,
45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus
discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un
mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí!»
48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho
más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
49 Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole:
«¡Animo, levántate! Te llama.»
50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El
ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!»
52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la
vista y le seguía por el camino.
Marcos 11
1 Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania,
al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,
2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien
entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado
todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo.
3 Y si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decid: “El Señor lo
necesita, y que lo devolverá en seguida”.»
4 Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la
calle, y lo desataron.
5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando
el pollino?»
6 Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.
7 Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó
sobre él.
8 Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado
de los campos.
9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: «= ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! =
10 ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna =
en las alturas!»
11 Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a
su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
12 Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
13 Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba
algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era
tiempo de higos.
14 Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus
discípulos oían esto.
15 Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar
fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las
mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
16 y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
17 Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: = Mi Casa será
llamada Casa de oración para todas las gentes? = ¡Pero vosotros la tenéis
hecha una = cueva de bandidos! =»
18 Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban
cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba
asombrada de su doctrina.
19 Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta
la raíz.
21 Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que
maldijiste está seca.»
22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios.
23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al
mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice,
lo obtendrá.
24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo
habéis recibido y lo obtendréis.
25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os
perdone vuestras ofensas.»
27 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le
acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28 y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado
tal autoridad para hacerlo?»
29 Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os
diré con qué autoridad hago esto.
30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?
Respondedme.»
31 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces,
¿por qué no le creísteis?”
32 Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente;
pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
33 Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice:
«Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
Marcos 12
1 Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos
labradores, y se ausentó.
2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de
ellos una parte de los frutos de la viña.
3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos
vacías.
4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y
le insultaron.
5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos,
hiriendo a unos, matando a otros.
6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último,
diciendo: “A mi hijo le respetarán”.
7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: “Este es el heredero.
Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.”
8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los
labradores y entregará la viña a otros.
10 ¿No habéis leído esta Escritura: = La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido; =
11 = fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?» =
12 Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque
habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole,
se fueron.
13 Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en
alguna palabra.
14 Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te
importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que
enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o
no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?»
15 Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me
tentáis? Traedme un denario, que lo vea.»
16 Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la
inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.»
17 Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a
Dios.» Y se maravillaban de él.
18 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya
resurrección, y le preguntaban:
19 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de
alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para
dar descendencia a su hermano.
20 Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar
descendencia;
21 también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el
tercero lo mismo.
22 Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió
también la mujer.
23 En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer?
Porque los siete la tuvieron por mujer.»
24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto,
por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?
25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer
ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
26 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro
de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: = Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? =
27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»
28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les
había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los
mandamientos?»
29 Jesús le contestó: «El primero es: = Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es el único Señor, =
30 = y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, = con toda tu mente y = con todas tus fuerzas. =
31 El segundo es: = Amarás a tu prójimo como a ti mismo. = No
existe otro mandamiento mayor que éstos.»
32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que =
El es único y que no hay otro fuera de El, =
33 = y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas
las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo = vale más que todos los
holocaustos y sacrificios.»
34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No
estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle
preguntas.
35 Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo:
«¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: = Dijo el Señor a
mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de
tus pies. =
37 El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo
suyo?» La muchedumbre le oía con agrado.
38 Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que
gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros
puestos en los banquetes;
40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas
oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.
41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la
gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho.
42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una
cuarta parte del as.
43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad
que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del
Tesoro.
44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha
echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.
Marcos 13
1 Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro, mira
qué piedras y qué construcciones.»
2 Jesús le dijo: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará
piedra sobre piedra que no sea derruida.»
3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo,
le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés:
4 «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas
cosas están para cumplirse.»
5 Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañe nadie.
6 Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy”, y
engañarán a muchos.
7 Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os
alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
8 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá
terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los
dolores de alumbramiento.
9 «Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a los
tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante
gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos.
10 Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las
naciones.
11 «Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais
a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no
seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.
12 Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se
levantarán hijos contra padres y los matarán.
13 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 «Pero cuando veáis = la abominación de la desolación = erigida
donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea,
huyan a los montes;
15 el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa,
16 y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto.
17 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
18 Orad para que no suceda en invierno.
19 Porque aquellos días habrá = una tribulación cual no la hubo =
desde el principio de la creación, que hizo Dios, = hasta el presente, = ni la
volverá a haber.
20 Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero
en atención a los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.
21 Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo aquí” “Miradlo allí”,
no lo creáis.
22 Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y
prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
23 Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho
todo.
24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su resplandor,
25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los
cielos serán sacudidas.
26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con
gran poder y gloria;
27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus
elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El
está cerca, a las puertas.
30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo,
ni el Hijo, sino sólo el Padre.
33 «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.
34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da
atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que
vele;
35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa,
si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.
36 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
Marcos 14
1 Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos
sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle.
2 Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del
pueblo.»
3 Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la
mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de
nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza.
4 Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para qué este
despilfarro de perfume?
5 Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios
y habérselo dado a los pobres.» Y refunfuñaban contra ella.
6 Mas Jesús dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra
buena en mí.
7 Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien
cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre.
8 Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi
cuerpo para la sepultura.
9 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el
mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria
suya.»
10 Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos
sacerdotes para entregárselo.
11 Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba
buscando cómo le entregaría en momento oportuno.
12 El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los
preparativos para que comas el cordero de Pascua?»
13 Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad;
os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle
14 y allí donde entre, decid al dueño de la casa: “El Maestro dice:
¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”
15 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y
preparada; haced allí los preparativos para nosotros.»
16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal
como les había dicho, y prepararon la Pascua.
17 Y al atardecer, llega él con los Doce.
18 Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro que uno
de vosotros me entregará, el que come conmigo.»
19 Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso
soy yo?»
20 El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo
plato.
21 Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay
de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese
hombre no haber nacido!»
22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se
lo dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»
23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron
todos de ella.
24 Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por
muchos.
25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día
en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»
26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
27 Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: =
Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. =
28 Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
29 Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no.»
30 Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el
gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres.»
31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te
negaré.» Lo mismo decían también todos.
32 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus
discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.»
33 Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor
y angustia.
34 Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos
aquí y velad.»
35 Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser
posible pasara de él aquella hora.
36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta
copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
37 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón,
¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?
38 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil.»
39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados; ellos no sabían qué contestarle.
41 Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y
descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los pecadores.
42 ¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
43 Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno
de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los
sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a
quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»
45 Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.
46 Ellos le echaron mano y le prendieron.
47 Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo
Sacerdote, y le llevó la oreja.
48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador
habéis salido a prenderme con espadas y palos?
49 Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y
no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.»
50 Y abandonándole huyeron todos.
51 Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.
52 Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los
sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54 También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del
Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.
55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando
contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.
56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios
no coincidían.
57 Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:
58 «Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por
hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres.»
59 Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.
60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio,
preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan
contra ti?»
61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le
preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?»
62 Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis = al Hijo del hombre sentado a la
diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» =
63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad
tenemos ya de testigos?
64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que
era reo de muerte.
65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban
bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a
golpes.
66 Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo
Sacerdote
67 y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice:
«También tú estabas con Jesús de Nazaret.»
68 Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al
portal, y cantó un gallo.
69 Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí:
«Este es uno de ellos.»
70 Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí
volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres
galileo.»
71 Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a
ese hombre de quien habláis!»
72 Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó
lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás
negado tres.» Y rompió a llorar.
Marcos 15
1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes
con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a
Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le
respondió: «Sí, tú lo dices.»
3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas
cosas te acusan.»
5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba
sorprendido.
6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.
7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos
sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.
8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.
9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»
10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían
entregado por envidia.)
11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les
soltase más bien a Barrabás.
12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que
llamáis el Rey de los judíos?»
13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»
14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con
más fuerza: «Crucifícale!»
15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a
Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y
llaman a toda la cohorte.
17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la
ciñen.
18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»
19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando
las rodillas, se postraban ante él.
20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le
pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del
campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.
22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.
24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver
qué se llevaba cada uno.
25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.
26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey
de los judíos.»
27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su
izquierda.
29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,
30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»
31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con
los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.
32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo
veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban
crucificados.
33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la
hora nona.
34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: = «Eloí, Eloí, ¿lema
sabactaní?», - que quiere decir - = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?» =
35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.»
36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y,
sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver
si viene Elías a descolgarle.»
37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.
38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de
esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»
40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María
Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,
41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras
muchas que habían subido con él a Jerusalén.
42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del
sábado,
43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que
esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde
Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al
centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.
45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,
46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió
en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego,
hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.
Marcos 16
1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé
compraron aromas para ir a embalsamarle.
2 Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol,
van al sepulcro.
3 Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del
sepulcro?»
4 Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que
era muy grande.
5 Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado
derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron.
6 Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el
Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron.
7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros
a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto
se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían
miedo...
9 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se
apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete
demonios.
10 Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que
estaban tristes y llorosos.
11 Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
12 Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos
cuando iban de camino a una aldea.
13 Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco
creyeron a éstos.
14 Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y
les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído
a quienes le habían visto resucitado.
15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a
toda la creación.
16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se
condenará.
17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi
nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les
hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»
19 Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo
y se sentó a la diestra de Dios.
20 Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con
ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
Lucas 1
1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas
que se han verificado entre nosotros,
2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron
testigos oculares y servidores de la Palabra,
3 he decidido yo también, después de haber investigado
diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre
Teófilo,
4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado
Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón,
que se llamaba Isabel;
6 los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los
mandamientos y preceptos del Señor.
7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada
edad.
8 Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su
grupo,
9 le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el
Santuario del Señor para quemar el incienso.
10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del
incienso.
11 Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del
incienso.
12 Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él.
13 El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por
nombre Juan;
14 será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento,
15 porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará
lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre,
16 y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios,
17 e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, = para hacer
volver los corazones de los padres a los hijos, = y a los rebeldes a la
prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.»
18 Zacarías dijo al ángel: = «¿En qué lo conoceré? = Porque yo soy
viejo y mi mujer avanzada en edad.»
19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios,
y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva.
20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que
sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo.»
21 El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su
demora en el Santuario.
22 Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había
tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció
mudo.
23 Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue
a su casa.
24 Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta
durante cinco meses
25 diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en
que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres.»
26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.»
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría
aquel saludo.
30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá
fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo
y será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez,
y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» =
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de
gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno;
43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo
el niño en mi seno.
45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador =
48 porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su
nombre =
50 = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que
le temen. =
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en
su propio corazón.
52 = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los
humildes. =
53 = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin
nada.
54 = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia =
55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y
de su linaje por los siglos.»
56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.
57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.
58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran
misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían
ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar
Juan.»
61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.»
62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.
63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos
quedaron admirados.
64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a
Dios.
65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de
Judea se comentaban todas estas cosas;
66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues
¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó
diciendo:
68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y =
redimido a su pueblo. =
69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su
siervo,
70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus
santos profetas,
71 que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos
= los que nos odiaban =
72 haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su =
santa = alianza =
73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos
74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor
75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.
76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante =
del Señor = para = preparar sus caminos =
77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus
pecados,
78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos
visite una Luz de la altura,
79 a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de
muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz.» =
80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta
el día de su manifestación a Israel.
Lucas 2
1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto
ordenando que se empadronase todo el mundo.
2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria
Cirino.
3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea,
a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de
David,
5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días
del alumbramiento,
7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó
en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y
vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió
en su luz; y se llenaron de temor.
10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que
lo será para todo el pueblo:
11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el
Cristo Señor;
12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre.»
13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial,
que alababa a Dios, diciendo:
14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en
quienes él se complace.»
15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo,
los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos
lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre.
17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel
niño;
18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les
decían.
19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en
su corazón.
20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo
lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el
nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la
Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito
será consagrado al Señor =
24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =,
conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este
hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en
él el Espíritu Santo.
26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte
antes de haber visto al Cristo del Señor.
27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres
introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se
vaya en paz;
30 porque han visto mis ojos tu salvación,
31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que
queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de
Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su
marido,
37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba
del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y
hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor,
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia
de Dios estaba sobre él.
41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la
fiesta
43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en
Jerusalén, sin saberlo su padres.
44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de
camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
46 Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo
sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas.
48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo:
«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te
andábamos buscando.»
49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía
estar en la casa de mi Padre?»
50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre
conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y
ante los hombres.
Lucas 3
1 En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato
procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano,
tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene;
2 en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a
Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3 Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de
conversión para perdón de los pecados,
4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: = Voz
del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas; =
5 = todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo
tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. =
6 = Y todos verán la salvación de Dios. =
7 Decía, pues, a la gente que acudía para ser bautizada por él: «Raza
de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
8 Dad, pues, frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en
vuestro interior: “Tenemos por padre a Abraham”; porque os digo que
puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.
9 Y ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.»
10 La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?»
11 Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el
que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
12 Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro,
¿qué debemos hacer?»
13 El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.»
14 Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos
hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias
falsas, y contentaos con vuestra soldada.»
15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus
corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero
viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de
sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en
su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
18 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena
Nueva.
19 Pero Herodes, el tetrarca, reprendido por él a causa de Herodías, la
mujer de su hermano, y a causa de todas las malas acciones que había
hecho,
20 añadió a todas ellas la de encerrar a Juan en la cárcel.
21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado
también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo,
22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una
paloma; y vino una voz del cielo: = «Tú eres mi hijo; yo hoy te he
engendrado.» =
23 Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía
hijo de José, hijo de Helí,
24 hijo de Mattat, hijo de Leví, hijo de Melkí, hijo de Jannái, hijo de
José,
25 hijo de Mattatías, hijo de Amós, hijo de Naúm, hijo de Eslí, hijo de
Nangay,
26 hijo de Maaz, hijo de Mattatías, hijo de Semeín, hijo de Josec, hijo
de Jodá,
27 hijo de Joanán, hijo de Resá, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel,
hijo de Nerí,
28 hijo de Melkí, hijo de Addí, hijo de Cosam, hijo de Elmadam, hijo
de Er,
29 hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Mattat, hijo de
Leví,
30 hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de
Eliaquim,
31 hijo de Meleá, hijo de Menná, hijo de Mattatá, hijo de Natán, hijo
de David,
32 hijo de Jesé, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de
Naassón,
33 hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom, hijo
de Fares, hijo de Judá,
34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tara, hijo de
Najor,
35 hijo de Serug, hijo de Ragáu, hijo de Fálek, hijo de Eber, hijo de
Sala,
36 hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de
Lámek,
37 hijo de Matusalén, hijo de Henoc, hijo de Járet, hijo de Maleleel,
hijo de Cainam,
38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios.
Lucas 4
1 Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido
por el Espíritu en el desierto,
2 durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en
aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.
3 Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que
se convierta en pan.»
4 Jesús le respondió: «Esta escrito: = No sólo de pan vive el hombre.»
=
5 Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de
la tierra;
6 y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos,
porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7 Si, pues, me adoras, toda será tuya.»
8 Jesús le respondió: «Esta escrito: = Adorarás al Señor tu Dios y sólo
a él darás culto.» =
9 Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
10 porque está escrito: = A sus ángeles te encomendará para que te
guarden. =
11 Y: = En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra
alguna.» =
12 Jesús le respondió: «Está dicho: = No tentarás al Señor tu Dios.» =
13 Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo
oportuno.
14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se
extendió por toda la región.
15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró
en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el
volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los
oprimidos =
19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =
20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la
sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se
ha cumplido hoy.»
22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras
llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de
José?»
23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate
a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo
también aquí en tu patria.»
24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido
en su patria.»
25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de
Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran
hambre en todo el país;
26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de
Sarepta de Sidón. =
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y
ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»
28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una
altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para
despeñarle.
30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con
autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un
demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:
34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has
venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el
demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.
36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra
ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»
37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de
Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.
39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó;
ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas
dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos,
los curaba.
41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres
el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque
sabían que él era el Cristo.
42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le
andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les
dejara.
43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la
Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»
44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.
Lucas 5
1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre
él para oír la Palabra de Dios,
2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los
pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se
alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la
muchedumbre.
4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad
vuestras redes para pescar.»
5 Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche
y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»
6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las
redes amenazaban romperse.
7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran
en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se
hundían.
8 Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo:
«Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él
estaban, a causa de los peces que habían pescado.
10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás
pescador de hombres.»
11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
12 Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre
cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó
diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»
13 El extendió la mano, le tocó, y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante le desapareció la lepra.
14 Y él le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y añadió: «Vete,
muéstrate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió
Moisés para que les sirva de testimonio.»
15 Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía
para oírle y ser curados de sus enfermedades.
16 Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.
17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y
doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y
Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones.
18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y
trataban de introducirle, para ponerle delante de él.
19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud,
subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le
pusieron en medio, delante de Jesús.
20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan
perdonados.»
21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que
dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis
pensando en vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te quedan perdonados”, o
decir: “Levántate y anda”?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: “A ti te digo, levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa”.»
25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que
yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios.
26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de
temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.»
27 Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado
en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
28 El, dejándolo todo, se levantó y le siguió.
29 Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número
de publicanos, y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos:
«¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?»
31 Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos,
sino los que están mal.
32 No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.»
33 Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y
recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y
beben.»
34 Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la
boda mientras el novio está con ellos?
35 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces
ayunarán en aquellos días.»
36 Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo
para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y
al viejo no le iría el remiendo del nuevo.
37 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo,
el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se
echarían a perder;
38 sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos.
39 Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque
dice: «El añejo es el bueno.»
Lucas 6
1 Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos
arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos.
2 Algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis lo que no es lícito
en sábado?»
3 Y Jesús les respondió: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David,
cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,
4 cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia,
que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le
acompañaban?»
5 Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»
6 Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a
enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
7 Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado,
para encontrar de qué acusarle.
8 Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la
mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» El, levantándose, se puso
allí.
9 Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer
el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.»
10 Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» El lo hizo, y
quedó restablecida su mano.
11 Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.
12 Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la
noche en la oración de Dios.
13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de
entre ellos, a los que llamó también apóstoles.
14 A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago
y Juan, a Felipe y Bartolomé,
15 a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;
16 a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran
multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda
Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
18 que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y
los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
19 Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que
sanaba a todos.
20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis
saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os
expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del
Hijo del hombre.
23 Alegráos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será
grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
24 «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro
consuelo.
25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis
hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.
26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de
ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
27 «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros
enemigos, haced bien a los que os odien,
28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que
te quite el manto, no le niegues la túnica.
30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.
31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros
igualmente.
32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los
pecadores aman a los que les aman.
33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis?
¡También los pecadores hacen otro tanto!
34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo
correspondiente.
35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin
esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
36 «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.
37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados.
38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante
pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que
midáis se os medirá.»
39 Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No
caerán los dos en el hoyo?
40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien
formado, será como su maestro.
41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y
no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?
42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que saque la
brizna que hay en tu ojo”, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar
la brizna que hay en el ojo de tu hermano.
43 «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no
hay árbol malo que dé fruto bueno.
44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los
espinos, ni de la zarza se vendimian uvas.
45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el
malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su
boca.
46 «¿Por qué me llamáis: “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
47 «Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en
práctica, os voy a mostrar a quién es semejante:
48 Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó
profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una
inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla
por estar bien edificada.
49 Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a
un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que
rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella
casa.»
Lucas 7
1 Cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró
en Cafarnaúm.
2 Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión,
muy querido de éste.
3 Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los
judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo.
4 Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo:
«Merece que se lo concedas,
5 porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la
sinagoga.»
6 Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el
centurión a unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy
digno de que entres bajo mi techo,
7 por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro.
Mándalo de palabra, y quede sano mi criado.
8 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis
órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo:
“Haz esto”, y lo hace.»
9 Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la
muchedumbre que le seguía: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe
tan grande.»
10 Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.
11 Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e
iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.
12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un
muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha
gente de la ciudad.
13 Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.»
14 Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él
dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.»
15 El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él = se lo dio a su
madre. =
16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un
gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su
pueblo».
17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la
región circunvecina.
18 Sus discípulos llevaron a Juan todas estas noticias. Entonces él,
llamando a dos de ellos,
19 los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos
esperar a otro?»
20 Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos
ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y
dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.
22 Y les respondió: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído:
Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos
oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva;
23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»
24 Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar de
Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por
el viento?
25 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido?
¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los
palacios.
26 Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que
un profeta.
27 Este es de quien está escrito: = He aquí que envío mi mensajero
delante de ti, que preparará por delante tu camino. =
28 «Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que
Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él.
29 Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos,
reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de
Juan.
30 Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él,
frustraron el plan de Dios sobre ellos.
31 «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y
¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se
gritan unos a otros diciendo: “Os hemos tocado la flauta, y no habéis
bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado.”
33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía
vino, y decís: “Demonio tiene.”
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Ahí
tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.”
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»
36 Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del
fariseo, se puso a la mesa.
37 Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que
estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de
perfume,
38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus
lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba;
besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste
fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando,
pues es una pecadora.»
40 Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di,
maestro.»
41 Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el
otro cincuenta.
42 Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le
amará más?»
43 Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El
le dijo: «Has juzgado bien»,
44 y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer?
Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha
mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.
45 No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de
besarme los pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con
perfume.
47 Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados,
porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor
muestra.»
48 Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»
49 Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que
hasta perdona los pecados?»
50 Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»
Lucas 8
1 Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos,
proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le
acompañaban los Doce,
2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y
enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete
demonios,
3 Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras
muchas que les servían con sus bienes.
4 Habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a él de todas las
ciudades, dijo en parábola:
5 «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte
cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron;
6 otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener
humedad;
7 otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la
ahogaron.
8 Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.»
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
9 Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola,
10 y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del
Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que = viendo, no vean y,
oyendo, no entiendan. =
11 «La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios.
12 Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene
el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven.
13 Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con
alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de
la prueba desisten.
14 Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo
de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de la vida, y no llegan a madurez.
15 Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído,
conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con
perseverancia.
16 «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone
debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que
entren vean la luz.
17 Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que
no venga a ser conocido y descubierto.
18 Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no
tenga, aun lo que crea tener se le quitará.»
19 Se presentaron donde él su madre y sus hermanos, pero no podían
llegar hasta él a causa de la gente.
20 Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren
verte.»
21 Pero él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que
oyen la Palabra de Dios y la cumplen.»
22 Sucedió que cierto día subió a una barca con sus discípulos, y les
dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago.» Y se hicieron a la mar.
23 Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una
borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro.
24 Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro,
Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al
oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza.
25 Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de temor,
se decían entre sí maravillados: «Pues ¿quién es éste, que impera a los
vientos y al agua, y le obedecen?»
26 Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea.
27 Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre,
poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba
vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros.
28 Al ver a Jesús, cayó ante él, gritando con gran voz: «¿Qué tengo yo
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.»
29 Es que él había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel
hombre; pues en muchas ocasiones se apoderaba de él; le sujetaban con
cadenas y grillos para custodiarle, pero rompiendo las ligaduras era
empujado por el demonio al desierto.
30 Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre? «El contestó: «Legión»;
porque habían entrado en él muchos demonios.
31 Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo.
32 Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le
suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió.
33 Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos;
y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó.
34 Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron
por la ciudad y por las aldeas.
35 Salieron, pues, a ver lo que había ocurrido y, llegando donde Jesús,
encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido
y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor.
36 Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el
endemoniado.
37 Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se
alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor. El, subiendo a la
barca, regresó.
38 El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con
él; pero le despidió, diciendo:
39 «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.» Y
fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él.
40 Cuando regresó Jesús, le recibió la muchedumbre, pues todos le
estaban esperando.
41 Y he aquí que llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la
sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en su casa,
42 porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba
muriéndose. Mientras iba, las gentes le ahogaban.
43 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años, y que no había podido ser curada por nadie,
44 se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró
el flujo de sangre.
45 Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo
Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.»
46 Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una
fuerza ha salido de mí.»
47 Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose
ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y
cómo al punto había sido curada.
48 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.»
49 Estaba todavía hablando, cuando uno de casa del jefe de la
sinagoga llega diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro.»
50 Jesús, que lo oyó, le dijo: «No temas; solamente ten fe y se
salvará.»
51 Al llegar a la casa, no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan
y Santiago, al padre y a la madre de la niña.
52 Todos la lloraban y se lamentaban, pero él dijo: «No lloréis, no ha
muerto; está dormida.»
53 Y se burlaban de él, pues sabían que estaba muerta.
54 El, tomándola de la mano, dijo en voz alta: «Niña, levántate.»
55 Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó; y él mandó que le
dieran a ella de comer.
56 Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie
dijeran lo que había pasado.
Lucas 9
1 Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los
demonios, y para curar enfermedades;
2 y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar.
3 Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni
pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno.
4 Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis
de allí.
5 En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad,
sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.»
6 Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y
curando por todas partes.
7 Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba
perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los
muertos;
8 otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos
profetas había resucitado.
9 Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien
oigo tales cosas?» Y buscaba verle.
10 Cuando los apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho.
Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada
Betsaida.
11 Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les
hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de
ser curados.
12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le
dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del
contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar
deshabitado.»
13 El les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron:
«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos
nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.»
14 Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: «Haced
que se acomoden por grupos de unos cincuenta.»
15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos.
16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los
ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando
a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.
17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les
habían sobrado: doce canastos.
18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él
los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías;
otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.»
20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó:
«El Cristo de Dios.»
21 Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.
22 Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al
tercer día.»
23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí, ése la salvará.
25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si
él mismo se pierde o se arruina?
26 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se
avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su
Padre y en la de los santos ángeles.
27 «Pues de verdad os digo que hay algunos, entre los aquí presentes,
que no gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios.»
28 Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó
consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y
sus vestidos eran de una blancura fulgurante,
30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y
Elías;
31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a
cumplir en Jerusalén.
32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero
permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban
con él.
33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti,
otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió
con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi
Elegido; escuchadle.»
36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos
callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
37 Sucedió que al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al
encuentro mucha gente.
38 En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te
suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo,
39 y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a
dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él,
dejándole quebrantado.
40 He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
41 Respondió Jesús: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo!»
42 Cuando se acercaba, el demonio le arrojó por tierra y le agitó
violentamente; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo
devolvió a su padre;
43 y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. Estando todos
maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
44 «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres.»
45 Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo
que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.
46 Se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el
mayor.
47 Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño,
le puso a su lado,
48 y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más
pequeño de entre vosotros, ése es mayor.»
49 Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que
expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no
viene con nosotros.»
50 Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra
vosotros, está por vosotros.»
51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él
se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,
52 y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un
pueblo de samaritanos para prepararle posada;
53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»
55 Pero volviéndose, les reprendió;
56 y se fueron a otro pueblo.
57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera
que vayas.»
58 Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
59 A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a
enterrar a mi padre.»
60 Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú
vete a anunciar el Reino de Dios.»
61 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes
despedirme de los de mi casa.»
62 Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia
atrás es apto para el Reino de Dios.»
Lucas 10
1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en
dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al
Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el
camino.
5 En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”
6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no,
se volverá a vosotros.
7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan,
porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios
está cerca de vosotros.”
10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y
decid:
11 “Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies,
os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.”
12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para
aquella ciudad.
13 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo
ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido.
14 Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para
vosotras.
15 Y tú, Cafarnaúm, = ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el
Hades te hundirás! =
16 «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros
os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me
ha enviado.»
17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se
nos someten en tu nombre.»
18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones,
y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;
20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de
que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»
21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y
dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a
pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es
el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar.»
23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos
que ven lo que veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que
vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo
oyeron.»
25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que
he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»
27 Respondió: = «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todas tus fuerzas = y con toda tu mente; = y a tu prójimo
como a ti mismo.» =
28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.»
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi
prójimo?»
30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó
en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron
dejándole medio muerto.
31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio
un rodeo.
32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un
rodeo.
33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle
tuvo compasión;
34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y
montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de
él.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y
dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.”
36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en
manos de los salteadores?»
37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús:
«Vete y haz tú lo mismo.»
38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada
Marta, le recibió en su casa.
39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del
Señor, escuchaba su Palabra,
40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres.
Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje
sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»
41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por
muchas cosas;
42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la
parte buena, que no le será quitada.»
Lucas 11
1 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le
dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a
sus discípulos.»
2 El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino,
3 danos cada día nuestro pan cotidiano,
4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros
perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.»
5 Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a
él a medianoche, le dice: “Amigo, préstame tres panes,
6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué
ofrecerle”,
7 y aquél, desde dentro, le responde: “No me molestes; la puerta ya
está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a
dártelos”,
8 os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al
menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.»
9 Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
abrirá.
10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá.
11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en
lugar de un pez le da una culebra;
12 o, si pide un huevo, le da un escorpión?
13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo
pidan!»
14 Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando
salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron.
15 Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los
demonios, expulsa los demonios.»
16 Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.
17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino
dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae.
18 Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va
a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por
Beelzebul.
19 Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan
vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
20 Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha
llegado a vosotros el Reino de Dios.
21 Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes
están en seguro;
22 pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en
las que estaba confiado y reparte sus despojos.»
23 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama.
24 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: “Me volveré a
mi casa, de donde salí.”
25 Y al llegar la encuentra barrida y en orden.
26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se
instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.»
27 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer
de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te
criaron!»
28 Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y
la guardan.»
29 Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es
una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la
señal de Jonás.
30 Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el
Hijo del hombre para esta generación.
31 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de
esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la
tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
32 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la
condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí
hay algo más que Jonás.
33 «Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el
celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor.
34 La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano,
también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu
cuerpo está a oscuras.
35 Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad.
36 Si, pues, tu cuerpo está enteramente luminoso, no teniendo parte
alguna oscura, estará tan enteramente luminoso, como cuando la lámpara te
ilumina con su fulgor.»
37 Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él;
entrando, pues, se puso a la mesa.
38 Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las
abluciones antes de comer.
39 Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y
maldad.
40 ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?
41 Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán
puras para vosotros.
42 Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la
menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor
a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello.
43 ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las
sinagogas y que se os salude en las plazas!
44 ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre
los que andan los hombres sin saberlo!»
45 Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas,
también nos injurias a nosotros!»
46 Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a
los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de
vuestros dedos!
47 «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que
vuestros padres mataron!
48 Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros
padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis.
49 «Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y
apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán,
50 para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos
los profetas derramada desde la creación del mundo,
51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció
entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta
generación.
52 «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la
ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis
impedido.»
53 Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a
acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas,
54 buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.
Lucas 12
1 En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse
unos a otros, se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de
la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no
haya de saberse.
3 Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que
hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los
terrados.
4 «Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el
cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
5 Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de
matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése.
6 «¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de
ellos está olvidado ante Dios.
7 Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No
temáis; valéis más que muchos pajarillos.
8 «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres,
también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios.
9 Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante
de los ángeles de Dios.
10 «A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le
perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará.
11 Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las
autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué
diréis,
12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo
que conviene decir.»
13 Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la
herencia conmigo.»
14 El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o
repartidor entre vosotros?»
15 Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la
abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.»
16 Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron
mucho fruto;
17 y pensaba entre sí, diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo donde
reunir mi cosecha?”
18 Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré
otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,
19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para
muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.”
20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el
alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”
21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a
Dios.»
22 Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por
vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:
23 porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido;
24 fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni
granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!
25 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe,
añadir un codo a la medida de su vida?
26 Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué
preocuparos de lo demás?
27 Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni
Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al
horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!
29 Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y
no estéis inquietos.
30 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya
sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso.
31 Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.
32 «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido
bien daros a vosotros el Reino.
33 «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se
deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la
polilla;
34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón.
35 «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,
36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda,
para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.
37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo
os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro,
les servirá.
38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así,
¡dichosos de ellos!
39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir
el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no
penséis, vendrá el Hijo del hombre.»
41 Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para
todos?»
42 Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y
prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a
su tiempo su ración conveniente?
43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así.
44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en
venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y
a emborracharse,
46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el
momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.
47 «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha
preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos
azotes;
48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a
quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho,
se le pedirá más.
49 «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que
ya estuviera encendido!
50 Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy
hasta que se cumpla!
51 «¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro,
sino división.
52 Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos;
tres contra dos, y dos contra tres;
53 estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la
madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la
nuera contra la suegra.»
54 Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en
el occidente, al momento decís: “Va a llover”, y así sucede.
55 Y cuando sopla el sur, decís: “Viene bochorno”, y así sucede.
56 ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo,
¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?
57 «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
58 Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el
camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te
entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel.
59 Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
céntimo.
Lucas 13
1 En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los
galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.
2 Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores
que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas?
3 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo
modo.
4 O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé
matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que
habitaban en Jerusalén?
5 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo
modo.»
6 Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su
viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.
7 Dijo entonces al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar
fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la
tierra?”
8 Pero él le respondió: “Señor, déjala por este año todavía y mientras
tanto cavaré a su alrededor y echaré abono,
9 por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.”»
10 Estaba un sábado enseñando en una sinagoga,
11 y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía
dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse.
12 Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu
enfermedad.»
13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a
Dios.
14 Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho
una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede
trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.»
15 Replicóle el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos
vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya
dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de
sábado?»
17 Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos,
mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
18 Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo
compararé?
19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo
puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron
en sus ramas.»
20 Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios?
21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres
medidas de harina, hasta que fermentó todo.»
22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba
hacia Jerusalén.
23 Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo:
24 «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos
pretenderán entrar y no podrán.
25 «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os
pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: “¡Señor,
ábrenos!” Y os responderá: “No sé de dónde sois.”
26 Entonces empezaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y
has enseñado en nuestras plazas”;
27 y os volverá a decir: “No sé de dónde sois. = ¡Retiraos de mí, todos
los agentes de injusticia!” =
28 «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a
Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras
a vosotros os echan fuera.
29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán
a la mesa en el Reino de Dios.
30 «Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán
últimos.»
31 En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos, y le
dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
32 Y él les dijo: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo
a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado.
33 Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no
cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34 «¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los
que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una
gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido!
35 Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me
volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: = ¡Bendito el que viene
en nombre del Señor!» =
Lucas 14
1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de
los fariseos para comer, ellos le estaban observando.
2 Había allí, delante de él, un hombre hidrópico.
3 Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito
curar en sábado, o no?»
4 Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió.
5 Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey
a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?»
6 Y no pudieron replicar a esto.
7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo
una parábola:
8 «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el
primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido
que tú,
9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: “Deja el sitio a
éste”, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto.
10 Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último
puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo,
sube más arriba.” Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén
contigo a la mesa.
11 Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille,
será ensalzado.»
12 Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o
una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu
recompensa.
13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los
cojos, a los ciegos;
14 y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te
recompensará en la resurrección de los justos.»
15 Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo: «¡Dichoso el
que pueda comer en el Reino de Dios!»
16 El le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a
muchos;
17 a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados:
“Venid, que ya está todo preparado.”
18 Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He
comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.”
19 Y otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas; te ruego me dispenses.”
20 Otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir.”
21 «Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el
dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal en seguida a las plazas y calles de la
ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos.”
22 Dijo el siervo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay
sitio.”
23 Dijo el señor al siervo: “Sal a los caminos y cercas, y obliga a
entrar hasta que se llene mi casa.”
24 Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi
cena.»
25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo:
26 «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su
mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida,
no puede ser discípulo mío.
27 El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser
discípulo mío.
28 «Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se
sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla?
29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar,
todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:
30 “Este comenzó a edificar y no pudo terminar.”
31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta
antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él
con 20.000?
32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir
condiciones de paz.
33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a
todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
34 «Buena es la sal; mas si también la sal se desvirtúa, ¿con qué se la
sazonará?
35 No es útil ni para la tierra ni para el estercolero; la tiran afuera. El
que tenga oídos para oír, que oiga.»
Lucas 15
1 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle,
2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a
los pecadores y come con ellos.»
3 Entonces les dijo esta parábola.
4 «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no
deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la
encuentra?
5 Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros;
6 y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice:
“Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.”
7 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un
solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de
conversión.
8 «O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende
una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la
encuentra?
9 Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice:
“Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.”
10 Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de
Dios por un solo pecador que se convierta.»
11 Dijo: «Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la
hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda.
13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un
país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
14 «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en
aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país,
que le envió a sus fincas a apacentar puercos.
16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los
puercos, pero nadie se las daba.
17 Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre
tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre!
18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo
y ante ti.
19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros.”
20 Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le
vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó
efusivamente.
21 El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no
merezco ser llamado hijo tuyo.”
22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y
vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies.
23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una
fiesta,
24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba
perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta.
25 «Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a
la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 El le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo
cebado, porque le ha recobrado sano.”
28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba.
29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás
dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para
tener una fiesta con mis amigos;
30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda
con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!”
31 «Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es
tuyo;
32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano
tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido
hallado.”»
Lucas 16
1 Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un
administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda;
2 le llamó y le dijo: “¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque ya no podrás seguir administrando.”
3 Se dijo a sí mismo el administrador: “¿Qué haré, pues mi señor me
quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4 Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la
administración me reciban en sus casas.”
5 «Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al
primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”
6 Respondió: “Cien medidas de aceite.” El le dijo: “Toma tu recibo,
siéntate en seguida y escribe cincuenta.”
7 Después dijo a otro: “Tú, ¿cuánto debes?” Contestó: “Cien cargas de
trigo.” Dícele: “Toma tu recibo y escribe ochenta.”
8 «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado
astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su
generación que los hijos de la luz.
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando
llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es
injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará
lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a
uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No
podéis servir a Dios y al Dinero.»
14 Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del
dinero, y se burlaban de él.
15 Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable
para los hombres, es abominable ante Dios.
16 «La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a
anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con
violencia por entrar en él.
17 «Más fácil es que el cielo y la tierra pasen, que no que caiga un
ápice de la Ley.
18 «Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete
adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete
adulterio.
19 «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba
todos los días espléndidas fiestas.
20 Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas,
21 deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los
perros venían y le lamían las llagas.
22 Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.
23 «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a
Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua,
porque estoy atormentado en esta llama.”
25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes
durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí
consolado y tú atormentado.
26 Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo,
de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí
puedan pasar donde nosotros.”
27 «Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi
padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no
vengan también ellos a este lugar de tormento.”
29 Díjole Abraham: “Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.”
30 El dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los
muertos va donde ellos, se convertirán.”
31 Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se
convencerán, aunque un muerto resucite.”»
Lucas 17
1 Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos;
pero, ¡ay de aquel por quien vienen!
2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea
arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si
se arrepiente, perdónale.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti,
diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.»
5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»
6 El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais
dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y os habría
obedecido.»
7 «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?”
8 ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para cenar, y cíñete para
servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás
tú?”
9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado?
10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue
mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos
hacer.»
11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines
entre Samaria y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres
leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió
que, mientras iban, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta
voz;
16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y
éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este
extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de
Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.
21 Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está
entre vosotros.»
22 Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo
de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás.
24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro
del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.
25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta
generación.
26 «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del
Hijo del hombre.
27 Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró
Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
28 Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, construían;
29 pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y
azufre del cielo y los hizo perecer a todos.
30 Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa,
no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se
vuelva atrás.
32 Acordaos de la mujer de Lot.
33 Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la
conservará.
34 Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno
será tomado y el otro dejado;
35 habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra
dejada.»
36 Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?» El les respondió: «Donde esté el
cuerpo, allí también se reunirán los buitres.»
Lucas 18
1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre
sin desfallecer.
2 «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los
hombres.
3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo:
“¡Hazme justicia contra mi adversario!”
4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que
no venga continuamente a importunarme.”»
6 Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;
7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día
y noche, y les hace esperar?
8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del
hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»
9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los
demás, esta parábola:
10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro
publicano.
11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios!
Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos,
adúlteros, ni tampoco como este publicano.
12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis
ganancias.”
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni
a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!
¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”
14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo
el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
15 Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara, y
al verlo los discípulos, les reñían.
16 Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: «Dejad que los niños
vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el
Reino de Dios.
17 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no
entrará en él.»
18 Uno de los principales le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de
hacer para tener en herencia vida eterna?»
19 Le dijo Jesús: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino
sólo Dios.
20 Ya sabes los mandamientos: = No cometas adulterio, no mates, no
robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» =
21 El dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.»
22 Oyendo esto Jesús, le dijo: «Aún te falta una cosa. Todo cuanto
tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos;
luego, ven y sígueme.»
23 Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
24 Viéndole Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas
entren en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el
que un rico entre en el Reino de Dios.»
26 Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?»
27 Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.»
28 Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras
cosas y te hemos seguido.»
29 El les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer,
hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios,
30 quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero,
vida eterna.»
31 Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a
Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del
hombre;
32 pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado
y escupido;
33 y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará.»
34 Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban
ocultas y no entendían lo que decía.
35 Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto
al camino pidiendo limosna;
36 al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.
37 Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo
38 y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión
de mí!»
39 Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él
gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
40 Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo
acercado, le preguntó:
41 «¿Qué quieres que te haga?» El dijo: «¡Señor, que vea!»
42 Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»
43 Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y
todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
Lucas 19
1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.
2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y
rico.
3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente,
porque era de pequeña estatura.
4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a
pasar por allí.
5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo,
baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa
de un hombre pecador.»
8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis
bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el
cuádruplo.»
9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque
también éste es hijo de Abraham,
10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba
perdido.»
11 Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues
estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería
de un momento a otro.
12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir
la investidura real y volverse.
13 Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les
dijo: “Negociad hasta que vuelva.”
14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una
embajada que dijese: “No queremos que ése reine sobre nosotros.”
15 «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura
real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero,
para saber lo que había ganado cada uno.
16 Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez
minas.”
17 Le respondió: “¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo
mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.”
18 Vino el segundo y dijo: “Tu mina, Señor, ha producido cinco
minas.”
19 Dijo a éste: “Ponte tú también al mando de cinco ciudades.”
20 «Vino el otro y dijo: “Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido
guardada en un lienzo;
21 pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo
que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.”
22 Dícele: “Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo
soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no
sembré;
23 pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver
yo, lo habría cobrado con los intereses.”
24 Y dijo a los presentes: “Quitadle la mina y dádsela al que tiene las
diez minas.”
25 Dijéronle: “Señor, tiene ya diez minas.”
26 - “Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará.”
27 «”Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo
reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.”»
28 Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.
29 Y sucedió que, al aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del
monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,
30 diciendo: «Id al pueblo que está enfrente y, entrando en él,
encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún
hombre; desatadlo y traedlo.
31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, diréis esto:
“Porque el Señor lo necesita.”»
32 Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho.
33 Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: «¿Por qué
desatáis el pollino?»
34 Ellos les contestaron: «Porque el Señor lo necesita.»
35 Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos sobre el pollino,
hicieron montar a Jesús.
36 Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino.
37 Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de
los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes
voces, por todos los milagros que habían visto.
38 Decían: = «Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! = Paz
en el cielo y gloria en las alturas.»
39 Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron:
«Maestro, reprende a tus discípulos.»
40 Respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.»
41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,
42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!
Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.
43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de
empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,
44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de
ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo
de tu visita.»
45 Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,
46 diciéndoles: «Está escrito: = Mi Casa será Casa de oración. = ¡Pero
vosotros la habéis hecho = una cueva de bandidos!» =
47 Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos
sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban
matarle,
48 pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le
oía pendiente de sus labios.
Lucas 20
1 Y sucedió que un día enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba
la Buena Nueva; se acercaron los sumos sacerdotes y los escribas junto con
los ancianos,
2 y le preguntaron: «Dinos: ¿Con qué autoridad haces esto, o quién es
el que te ha dado tal autoridad?»
3 El les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa.
Decidme:
4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?»
5 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “¿Por qué
no le creísteis?”
6 Pero si decimos: “De los hombres”, todo el pueblo nos apedreará,
pues están convencidos de que Juan era un profeta.»
7 Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.
8 Jesús entonces les dijo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad
hago esto.»
9 Se puso a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña
y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
10 «A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le
diesen parte del fruto de la viña. Pero los labradores, después de golpearle,
le despacharon con las manos vacías.
11 Volvió a enviar otro siervo, pero ellos, después de golpearle e
insultarle, le despacharon con las manos vacías.
12 Tornó a enviar un tercero, pero ellos, después de herirle, le
echaron.
13 Dijo, pues, el dueño de la viña: “¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo
querido; tal vez le respeten.”
14 Pero los labradores, al verle, se dijeron entre sí: “Este es el
heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.”
15 Y, echándole fuera de la viña, le mataron. «¿Qué hará, pues, con
ellos el dueño de la viña?
16 Vendrá y dará muerte a estos labradores, y entregará la viña a
otros.» Al oír esto, dijeron: «De ninguna manera.»
17 Pero él clavando en ellos la mirada, dijo: «Pues, ¿qué es lo que está
escrito: = La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se
ha convertido? =
18 Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre
quien ella caiga, le aplastará.»
19 Los escribas y los sumos sacerdotes trataron de echarle mano en
aquel mismo momento - pero tuvieron miedo al pueblo - porque habían
comprendido que aquella parábola la había dicho por ellos.
20 Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías, que fingieran
ser justos, para sorprenderle en alguna palabra y poderle entregar al poder y
autoridad del procurador.
21 Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con
rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que
enseñas con franqueza el camino de Dios:
22 ¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»
23 Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:
24 «Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la
inscripción?» Ellos dijeron: «Del César.»
25 El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de
Dios a Dios.»
26 No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y,
maravillados por su respuesta, se callaron.
27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no
hay resurrección, le preguntaron:
28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de
alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer
para dar descendencia a su hermano.
29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin
hijos;
30 y la tomó el segundo,
31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin
dejar hijos.
32 Finalmente, también murió la mujer.
33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque
los siete la tuvieron por mujer.»
34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;
35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y
en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas
marido,
36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios,
siendo hijos de la resurrección.
37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo
de la zarza, cuando llama al Señor = el Dios de Abraham, el Dios de Isaac
y el Dios de Jacob. =
38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos
viven.»
39 Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.»
40 Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.
41 Les preguntó: «¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?
42 Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: = Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
43 hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. =
44 David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?»
45 Estando todo el pueblo oyendo, dijo a los discípulos:
46 «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y
quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las
sinagogas, y los primeros puestos en los banquetes;
47 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas
oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.»
Lucas 21
1 Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el
arca del Tesoro;
2 vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,
3 y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que
todos.
4 Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba,
ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para
vivir.»
5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de
bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:
6 «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra
que no sea derruida.»
7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la
señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»
8 El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos
usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les
sigáis.
9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis;
porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es
inmediato.»
10 Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino
contra reino.
11 Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares,
habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
12 «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y
gobernadores por mi nombre;
13 esto os sucederá para que deis testimonio.
14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,
15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no
podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y
matarán a algunos de vosotros,
17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces
que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que
estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos,
que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está
escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en
efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por los gentiles, = hasta que se
cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra,
angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que
vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran
poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad
la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
29 Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.
30 Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya
cerca.
31 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el
Reino de Dios está cerca.
32 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el
libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga
aquel Día de improviso sobre vosotros,
35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la
faz de la tierra.
36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza
y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del
Hijo del hombre.»
37 Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el
monte llamado de los Olivos.
38 Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el
Templo.
Lucas 22
1 Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.
2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle
desaparecer, pues temían al pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del
número de los Doce;
4 y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia
del modo de entregárselo.
5 Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.
6 El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin
que la gente lo advirtiera.
7 Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el
cordero de Pascua;
8 y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para
que la comamos.»
9 Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?»
10 Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre
llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre,
11 y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ¿Dónde está la
sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”
12 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta;
haced allí los preparativos.»
13 Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la
Pascua.
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;
15 y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros
antes de padecer;
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su
cumplimiento en el Reino de Dios.»
17 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y
repartidlo entre vosotros;
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del
producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»
19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo
mío.»
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es
la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
21 «Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero,
¡ay de aquel por quien es entregado!»
23 Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que
iba a hacer aquello.
24 Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía
ser el mayor.
25 El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar
Bienhechores;
26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el
más joven y el que gobierna como el que sirve.
27 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No
es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que
sirve.
28 «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis
pruebas;
29 yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre
lo dispuso para mí,
30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre
tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31 «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros
como trigo;
32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú,
cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»
33 El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la
muerte.»
34 Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que
hayas negado tres veces que me conoces.»
35 Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias,
¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.»
36 Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo
alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
37 porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está
escrito: = “Ha sido contado entre los malhechores.” = Porque lo mío toca a
su fin.»
38 Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»
39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los
discípulos le siguieron.
40 Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»
41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas
oraba
42 diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.»
43 Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le
confortaba.
44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo
como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los
encontró dormidos por la tristeza;
46 y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para
que no caigáis en tentación.»
47 Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado
Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un
beso.
48 Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»
49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor,
¿herimos a espada?»
50 y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja
derecha.
51 Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.
52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y
ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis
salido con espadas y palos?
53 Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me
pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las
tinieblas.»
54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa
del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban
sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando
y dijo: «Este también estaba con él.»
57 Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»
58 Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.»
Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»
59 Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también
estaba con él, pues además es galileo.»
60 Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel
momento, estando aún hablando, cantó un gallo,
61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras
del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado
tres veces.»
62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;
64 y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el
que te ha pegado?»
65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.
66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del
pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín
67 y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo
digo, no me creeréis.
68 Si os pregunto, no me responderéis.
69 De ahora en adelante, el Hijo del hombre = estará sentado a la
diestra = del poder = de Dios.» =
70 Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo:
«Vosotros lo decís: Yo soy.»
71 Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues
nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»
Lucas 23
1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste
alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y
diciendo que él es Cristo Rey.»
3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió:
«Sí, tú lo dices.»
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito
encuentro en este hombre.»
5 Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por
toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
6 Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
7 Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a
Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
8 Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo
tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar
alguna señal que él hiciera.
9 Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con
insistencia.
11 Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de
él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.
12 Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban
enemistados.
13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al
pueblo
14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del
pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en
este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho,
pues, que merezca la muerte.
16 Así que le castigaré y le soltaré.»
18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos
a Barrabás!»
19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y
por asesinato.
20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No
encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y
le soltaré.»
23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado
y sus gritos eran cada vez más fuertes.
24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por
motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene,
que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de
Jesús.
27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y
se lamentaban por él.
28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por
mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.
29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las
entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!
30 Entonces se pondrán a = decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros!
Y a las colinas: ¡Cubridnos! =
31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»
32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.
33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
34 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se
repartieron sus vestidos, echando a suertes.
35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo:
«A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el
Elegido.»
36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían
vinagre
37 y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»
38 Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»
39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el
Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»
40 Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú
que sufres la misma condena?
41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros
hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»
42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»
43 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo
oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
45 El velo del Santuario se rasgó por medio
46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, = en tus manos pongo
mi espíritu» = y, dicho esto, expiró.
47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo:
«Ciertamente este hombre era justo.»
48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo
que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.
49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las
mujeres que le habían seguido desde Galilea.
50 Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre
bueno y justo,
51 que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de
Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.
52 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús
53 y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en
un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.
54 Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.
55 Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás
y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,
56 Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron
según el precepto.
Lucas 24
1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro
llevando los aromas que habían preparado.
2 Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro,
3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos
hombres con vestidos resplandecientes.
5 Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por
qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
6 No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba
todavía en Galilea, diciendo:
7 “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los
pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. “»
8 Y ellas recordaron sus palabras.
9 Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y
a todos los demás.
10 Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena,
Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.
11 Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les
creían.
12 Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las
vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.
13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús,
que distaba sesenta estadios de Jerusalén,
14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo
Jesús se acercó y siguió con ellos;
16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais
andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único
residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en
ella?»
19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el
Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y
de todo el pueblo;
20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a
muerte y le crucificaron.
21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero,
con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han
sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,
23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto
una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal
como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo
que dijeron los profetas!
26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su
gloria?»
27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les
explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir
adelante.
29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque
atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.
30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él
desapareció de su lado.
32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro
de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?»
33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y
encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos,
34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido
a Simón!»
35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y
cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que
un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y
estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca
de mí.”»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los
pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
49 «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por
vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder
desde lo alto.»
50 Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.
51 Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue
llevado al cielo.
52 Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con
gran gozo,
53 y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Juan 1
1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la
Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que
todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene
a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no
la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de
Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació
de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que
viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad
nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno
del Padre, él lo ha contado.
19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde
él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?»
20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.»
21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo
soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»
22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta
a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
23 Dijo él: «Yo soy = voz del que clama en el desierto: Rectificad el
camino del Señor, = como dijo el profeta Isaías.»
24 Los enviados eran fariseos.
25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo
ni Elías ni el profeta?»
26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de
vosotros está uno a quien no conocéis,
27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia.»
28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan
bautizando.
29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha
puesto delante de mí, porque existía antes que yo.
31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él
sea manifestado a Israel.»
32 Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba
como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.
33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me
dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése
es el que bautiza con Espíritu Santo.”
34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de
Dios.»
35 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus
discípulos.
36 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.»
37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.
38 Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?»
Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, “Maestro” - ¿dónde
vives?»
39 Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde
vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían
oído a Juan y habían seguido a Jesús.
41 Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo.
42 Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú
eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir,
“Piedra”.
43 Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con
Felipe y le dice: «Sígueme.»
44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro.
45 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió
Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo
de José, el de Nazaret.»
46 Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le
dice Felipe: «Ven y lo verás.»
47 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un
israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
48 Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te
vi.»
49 Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el
Rey de Israel.»
50 Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la
higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
51 Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto
y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Juan 2
1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba
allí la madre de Jesús.
2 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
3 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le
dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»
4 Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha
llegado mi hora.»
5 Dice su madre a los sirvientes: = «Haced lo que él os diga.» =
6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de
los judíos, de dos o tres medidas cada una.
7 Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta
arriba.
8 «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo
llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como
ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que
lo sabían), llama el maestresala al novio
10 y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están
bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y
manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
12 Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus
discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14 Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas en sus puestos.
15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo,
con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les
volcó las mesas;
16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis
de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»
17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu
Casa me devorará. =
18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos
muestras para obrar así?»
19 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo
levantaré.»
20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en
construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo.
22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus
discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las
palabras que había dicho Jesús.
23 Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron
muchos en su nombre al ver las señales que realizaba.
24 Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos
25 y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los
hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.
Juan 3
1 Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado
judío.
2 Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has
venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que
tú realizas si Dios no está con él.»
3 Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca
de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»
4 Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo?
¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»
5 Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
6 Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.
7 No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.
8 El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde
viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
9 Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?»
10 Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas
cosas?
11 «En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que
sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no
aceptáis nuestro testimonio.
12 Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os
digo cosas del cielo?
13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del
hombre.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre,
15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que
todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está
juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron
más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para
que no sean censuradas sus obras.
21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de
manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
22 Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y
allí se estaba con ellos y bautizaba.
23 Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque
había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba.
24 Pues todavía Juan no había sido metido en la cárcel.
25 Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío
acerca de la purificación.
26 Fueron, pues, donde Juan y le dijeron: «Rabbí, el que estaba
contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está
bautizando y todos se van a él.»
27 Juan respondió: «Nadie puede recibir nada si no se le ha dado del
cielo.
28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: “Yo no soy el
Cristo, sino que he sido enviado delante de él.”
29 El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que
asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi
alegría, que ha alcanzado su plenitud.
30 Es preciso que él crezca y que yo disminuya.
31 El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la
tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo,
32 da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo
acepta.
33 El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
34 Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios,
porque da el Espíritu sin medida.
35 El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano.
36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el
Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»
Juan 4
1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos
que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -
2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -,
3 abandonó Judea y volvió a Galilea.
4 Tenía que pasar por Samaria.
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la
heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del
camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de
beber.»
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le
dice a la mujer samaritana:
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer
samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que
te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua
viva.»
11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es
hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y
de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener
sed;
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino
que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para
vida eterna.»
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más
sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.»
17 Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has
dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido
tuyo; en eso has dicho la verdad.»
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.»
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este
monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que
conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores
verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el
Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y
verdad.»
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo.
Cuando venga, nos lo explicará todo.»
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con
una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.
¿No será el Cristo?»
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no
sabéis.»
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de
comer?»
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha
enviado y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien,
yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la
siega. Ya
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de
modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el
sembrador y otro el segador:
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado.
Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las
palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se
quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros
mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del
mundo.»
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima
en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen
recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén
durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue
donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.»
49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»
50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la
palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron
que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor.
Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.»
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho
Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de
Judea a Galilea.
Juan 5
1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en
hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos,
esperando la agitación del agua.
4 Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y
agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua,
quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le
dice: «¿Quieres curarte?»
7 Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en
la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que
yo.»
8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
9 Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a
andar. Pero era sábado aquel día.
10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no
te está permitido llevar la camilla.»
11 El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu
camilla y anda.»
12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho:
Tómala y anda?»
13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido
porque había mucha gente en aquel lugar.
14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás
curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había
curado.
16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en
sábado.
17 Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también
trabajo.»
18 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque
no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose a sí mismo igual a Dios.
19 Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad
os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al
Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.
20 Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y
le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis.
21 Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así
también el Hijo da la vida a los que quiere.
22 Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha
entregado al Hijo,
23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no
honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
24 En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en
el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha
pasado de la muerte a la vida.
25 En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en
que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
26 Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha
dado al Hijo tener vida en sí mismo,
27 y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
28 No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en
los sepulcros oirán su voz
29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de
vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.
30 Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y
mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que
me ha enviado.
31 «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería
válido.
32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el
testimonio que da de mí.
33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la
verdad.
34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto
para que os salvéis.
35 El era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos
una hora con su luz.
36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las
obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que
realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí.
Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro,
38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que El ha
enviado.
39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas
vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida.
41 La gloria no la recibo de los hombres.
42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene
en su propio nombre, a ése le recibiréis.
44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y
no buscáis la gloria que viene del único Dios?
45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro
acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió
de mí.
47 Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis
palabras?»
Juan 6
1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el
de Tiberíades,
2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en
los enfermos.
3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.
4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice
a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»
6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que
cada uno tome un poco.»
8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:
9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
peces; pero ¿qué es eso para tantos?»
10 Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar
mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los
repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que
quisieron.
12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos
sobrantes para que nada se pierda.»
13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los
cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es
verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»
15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la
fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
16 Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar,
17 y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a
Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde
ellos;
18 soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse.
19 Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a
Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.
20 Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.»
21 Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra
en el lugar a donde se dirigían.
22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del
mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado
en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado
solos.
23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían
comido pan.
24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus
discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has
llegado aquí?»
26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me
buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los
panes y os habéis saciado.
27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que
permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a
éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.»
28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de
Dios?»
29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha
enviado.»
30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola
creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está
escrito: = Pan del cielo les dio a comer.» =
32 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés
quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo;
33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al
mundo.»
34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no
tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis.
37 Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera;
38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado.
39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de
lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día.
40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo
y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan
que ha bajado del cielo.»
42 Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre
conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?»
43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros.
44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae;
y yo le resucitaré el último día.
45 Está escrito en los profetas: = Serán todos enseñados por Dios. =
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de
Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan,
vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del
mundo.»
52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a
comer su carne?»
53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne
del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día.
55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera
bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en
él.
57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el
Padre, también el que me coma vivirá por mí.
58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros
padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»
59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
60 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje.
¿Quién puede escucharlo?»
61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban
por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?
62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...
63 «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las
palabras que os he dicho son espíritu y son vida.
64 «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús
sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo
iba a entregar.
65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se
lo concede el Padre.»
66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya
no andaban con él.
67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis
marcharos?»
68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú
tienes palabras de vida eterna,
69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
70 Jesús les respondió: «¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y
uno de vosotros es un diablo.»
71 Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a
entregar, uno de los Doce.
Juan 7
1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por
Judea, porque los judíos buscaban matarle.
2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
3 Y le dijeron sus hermanos: «Sal de aquí y vete a Judea, para que
también tus discípulos vean las obras que haces,
4 pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces
estas cosas, muéstrate al mundo.»
5 Es que ni siquiera sus hermanos creían en él.
6 Entonces les dice Jesús: «Todavía no ha llegado mi tiempo, en
cambio vuestro tiempo siempre está a mano.
7 El mundo no puede odiaros; a mí sí me aborrece, porque doy
testimonio de que sus obras son perversas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún no se
ha cumplido mi tiempo.»
9 Dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él
también subió no manifiestamente, sino de incógnito.
11 Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían:
«¿Dónde está ése?»
12 Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos
decían: «Es bueno.» Otros decían: «No, sino que engaña al pueblo.»
13 Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos.
14 Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar.
15 Los judíos, asombrados, decían: «¿Cómo entiende de letras sin
haber estudiado?»
16 Jesús les respondió: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha
enviado.
17 Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de
Dios o hablo yo por mi cuenta.
18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que
busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él.
19 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple
la Ley. ¿Por qué queréis matarme?»
20 Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?»
21 Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho y todos os
maravilláis.
22 Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de
los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado.
23 Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley
de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he curado a un hombre entero en
sábado?
24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.»
25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren
matar?
26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán
reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo?
27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el
Cristo, nadie sabrá de dónde es.»
28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me
conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta;
sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le
conocéis.
29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.»
30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía
no había llegado su hora.
31 Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: «Cuando venga el
Cristo, ¿hará más señales que las que ha hecho éste?»
32 Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos comentarios
acerca de él y enviaron guardias para detenerle.
33 Entonces él dijo: «Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros,
y me voy al que me ha enviado.
34 Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no
podéis venir.»
35 Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no
le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos
para enseñar a los griegos?
36 ¿Qué es eso que ha dicho: “Me buscaréis y no me encontraréis”, y
“adonde yo esté, vosotros no podéis venir”?»
37 El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie,
gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba
38 el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos
de agua viva.
39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había
sido glorificado.
40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían:
«Este es verdaderamente el profeta.»
41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso
va a venir de Galilea el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de
David y de Belén, el pueblo de donde era David?»
43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.
44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos.
Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?»
46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como
habla ese hombre.»
47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis
dejado embaucar?
48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?
49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.»
50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido
anteriormente donde Jesús:
51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y
sin saber lo que hace?»
52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y
verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
53 Y se volvieron cada uno a su casa.
Juan 8
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el
pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio,
la ponen en medio
4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio.
5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué
dices?»
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús,
inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.
7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro,
comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que
seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha
condenado?»
11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te
condeno. Vete, y en adelante no peques más.»
12 Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que
me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»
13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu
testimonio no vale.»
14 Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi
testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros
no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.
15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie;
16 y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo
y el que me ha enviado.
17 Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es
válido.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha
enviado, el Padre, da testimonio de mí.»
19 Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús: «No
me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais
también a mi Padre.»
20 Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el
Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
21 Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y
moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.»
22 Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: “Adonde
yo voy, vosotros no podéis ir?»
23 El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
24 Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no
creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.»
25 Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde
el principio, lo que os estoy diciendo.
26 Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha
enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.»
27 No comprendieron que les hablaba del Padre.
28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del
hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia
cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.
29 Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo,
porque yo hago siempre lo que le agrada a él.»
30 Al hablar así, muchos creyeron en él.
31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os
mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos,
32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»
33 Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham
y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?»
34 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que
comete pecado es un esclavo.
35 Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se
queda para siempre.
36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
37 Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme,
porque mi Palabra no prende en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que
habéis oído donde vuestro padre.»
39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham.» Jesús les dice:
«Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de
Dios. Eso no lo hizo Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron:
«Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a
Dios.»
42 Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a
mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino
que él me ha enviado.
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi
Palabra.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los
deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se
mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira,
dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.
45 Pero a mí, como os digo la verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la
verdad, ¿por qué no me creéis?
47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las
escucháis, porque no sois de Dios.»
48 Los judíos le respondieron: «¿No decimos, con razón, que eres
samaritano y que tienes un demonio?»
49 Respondió Jesús: «Yo no tengo un demonio; sino que honro a mi
Padre, y vosotros me deshonráis a mí.
50 Pero yo no busco mi gloria; ya hay quien la busca y juzga.
51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá
la muerte jamás.»
52 Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un
demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno
guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás.”
53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió?
También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»
54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no
valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: “El es
nuestro Dios”,
55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que
no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y
guardo su Palabra.
56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio
y se alegró.»
57 Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y
has visto a Abraham?»
58 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que
Abraham existiera, Yo Soy.»
59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y
salió del Templo.
Juan 9
1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus
padres, para que haya nacido ciego?»
3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se
manifiesten en él las obras de Dios.
4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras
es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el
barro los ojos del ciego
7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir
Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían:
«¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le
parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó
los ojos y me dijo: “Vete a Siloé y lávate.” Yo fui, me lavé y vi.»
12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista.
El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque
no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador
realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que
te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta
que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació
ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro
hijo y que nació ciego.
21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos,
eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí
mismo.»
22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se
habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo,
quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le
dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que
era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué
queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese
hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no
sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no
sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es
religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un
ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da
lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con
él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los
que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es
que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero,
como decís: “Vemos” vuestro pecado permanece.»
Juan 10
1 «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el
redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un
salteador;
2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.
3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas
las llama una por una y las saca fuera.
4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le
siguen, porque conocen su voz.
5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños.»
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les
hablaba.
7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo
soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores;
pero las ovejas no les escucharon.
9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá
y encontrará pasto.
10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las
ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en
ellas y las dispersa,
13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me
conocen a mí,
15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida
por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a
ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un
solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de
nuevo.
18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para
darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de
mi Padre.»
19 Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas
palabras.
20 Muchos de ellos decían: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué
le escucháis?»
21 Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado.
¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?»
22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era
invierno.
23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
24 Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en
vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las
obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará
de mi mano.
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie
puede arrebatar nada de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre somos uno.»
31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.
32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he
mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna
obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti
mismo Dios.»
34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he
dicho: dioses sois? =
35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios -
y no puede fallar la Escritura -
36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo
le decís que blasfema por haber dicho: “Yo soy Hijo de Dios”?
37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;
38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y
así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.
40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan
había estado antes bautizando, y se quedó allí.
41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal,
pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.»
42 Y muchos allí creyeron en él.
Juan 11
1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de
su hermana Marta.
2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con
sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú
quieres, está enfermo.»
4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la
gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más
en el lugar donde se encontraba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a
Judea.»
8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos
querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de
día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.»
11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a
despertarle.»
12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.»
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba
del descanso del sueño.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis.
Pero vayamos donde él.»
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos:
«Vayamos también nosotros a morir con él.»
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro
días en el sepulcro.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para
consolarlas por su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro,
mientras María permanecía en casa.
21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo
concederá.»
23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el
último día.»
25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí,
aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios, el que iba a venir al mundo.»
28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El
Maestro está ahí y te llama.»
29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde él.
30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el
lugar donde Marta lo había encontrado.
31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que
se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro
para llorar allí.
32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y
le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»
33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la
acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo
verás.»
35 Jesús se echó a llorar.
36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.»
37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego,
¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al
sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del
muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de
Dios?»
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto
y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos
que me rodean, para que crean que tú me has enviado.»
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el
rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo
que había hecho, creyeron en él.
46 Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo
que había hecho Jesús.
47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y
decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales.
48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los
romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.»
49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año,
les dijo: «Vosotros no sabéis nada,
50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el
pueblo y no perezca toda la nación.»
51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo
Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación
52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Desde este día, decidieron darle muerte.
54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se
retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y
allí residía con sus discípulos.
55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían
subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse.
56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo:
«¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si
alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.
Juan 12
1 Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba
Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.
2 Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que
estaban con él a la mesa.
3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy
caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó
del olor del perfume.
4 Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de
entregar:
5 «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y
se ha dado a los pobres?»
6 Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era
ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.
7 Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura.
8 Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre
tendréis.»
9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no
sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de
entre los muertos.
10 Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro,
11 porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.
12 Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que había
llegado para la fiesta, de que Jesús se dirigía a Jerusalén,
13 tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: = «¡
Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, = y el Rey de Israel!»
14 Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según
está escrito:
15 = No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un
pollino de asna. =
16 Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando
Jesús fue glorificado, cayeron en la cuenta de que esto estaba escrito sobre
él, y que era lo que le habían hecho.
17 La gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro de la tumba y le
resucitó de entre los muertos, daba testimonio.
18 Por eso también salió la gente a su encuentro, porque habían oído
que él había realizado aquella señal.
19 Entonces los fariseos se dijeron entre sí: «¿Veis cómo no adelantáis
nada?, todo el mundo se ha ido tras él.»
20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:
«Señor, queremos ver a Jesús.»
22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo
a Jesús.
23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el
Hijo de hombre.
24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.
26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará
también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame
de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!
28 Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le
he glorificado y de nuevo le glorificaré.»
29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno.
Otros decían: «Le ha hablado un ángel.»
30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo
será echado fuera.
32 Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.
34 La gente le respondió: «Nosotros sabemos por la Ley que el Cristo
permanece para siempre. ¿Cómo dices tú que es preciso que el Hijo del
hombre sea levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?»
35 Jesús les dijo: «Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre
vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las
tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va.
36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.»
Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos.
37 Aunque había realizado tan grandes señales delante de ellos, no
creían en él;
38 para que se cumpliera el oráculo pronunciado por el profeta Isaías:
= Señor, ¿quién dio crédito a nuestras palabras? Y el brazo del Señor, ¿a
quién se le reveló? =
39 No podían creer, porque también había dicho Isaías:
40 = Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazón; para que no vean
con los ojos, ni comprendan con su corazón, ni se conviertan, ni yo los
sane. =
41 Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él.
42 Sin embargo, aun entre los magistrados, muchos creyeron en él;
pero, por los fariseos, no lo confesaban, para no ser excluidos de la
sinagoga,
43 porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
44 Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel
que me ha enviado;
45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.
46 Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no
siga en las tinieblas.
47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque
no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le
juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día;
49 porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me
ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar,
50 y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo
hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.»
Juan 13
1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su
hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
2 Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a
Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,
3 sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había
salido de Dios y a Dios volvía,
4 se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se
la ciñó.
5 Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los
discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
6 Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los
pies?»
7 Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo
comprenderás más tarde.»
8 Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió:
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»
9 Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos
y la cabeza.»
10 Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del
todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
11 Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios
todos.»
12 Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa,
y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
13 Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien,
porque lo soy.
14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros
también debéis lavaros los pies unos a otros.
15 Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis
como yo he hecho con vosotros.
16 «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni
el enviado más que el que le envía.
17 «Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís.
18 No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido;
pero tiene que cumplirse la Escritura: = El que come mi pan ha alzado
contra mí su talón. =
19 «Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando
suceda, creáis que Yo Soy.
20 En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me
acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.»
21 Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró:
«En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.»
22 Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba.
23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado
de Jesús.
24 Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está
hablando.»
25 El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién
es?»
26 Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a
mojar.» Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón
Iscariote.
27 Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo
que vas a hacer, hazlo pronto.»
28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.
29 Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería
decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los
pobres.
30 En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
31 Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del
hombre y Dios ha sido glorificado en él.
32 Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí
mismo y le glorificará pronto.»
33 «Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me
buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy,
vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros.
34 Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros.
Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los
otros.
35 En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor
los unos a los otros.»
36 Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió:
«Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.»
37 Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida
por ti.»
38 Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en
verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres
veces.»
Juan 14
1 «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría
dicho; porque voy a prepararos un lugar.
3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os
tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el camino.»
5 Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos
saber el camino?»
6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al
Padre sino por mí.
7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo
conocéis y lo habéis visto.»
8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me
conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:
“Muéstranos al Padre”?
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las
palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en
mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos,
creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las
obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;
16 y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con
vosotros para siempre,
17 el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque
no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
18 No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.
19 Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me
veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis.
20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en
mí y yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a
él.»
22 Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que te
vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
23 Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.
24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que
escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
25 Os he dicho estas cosas estando entre vosotros.
26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.
No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
28 Habéis oído que os he dicho: “Me voy y volveré a vosotros.” Si me
amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más
grande que yo.
29 Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda
creáis.
30 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe
de este mundo. En mí no tiene ningún poder;
31 pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el
Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de aquí.»
Juan 15
1 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da
fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así
tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento,
y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid
lo que queráis y lo conseguiréis.
8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis
discípulos.
9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor.
10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo
sea colmado.
12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros
como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a
vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
conceda.
17 Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.»
18 «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a
vosotros.
19 Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois
del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el
mundo.
20 Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su
señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han
guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán.
21 Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no
conocen al que me ha enviado.
22 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían
pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado.
23 El que me odia, odia también a mi Padre.
24 Si no hubiera hecho entre ellos obras que no ha hecho ningún otro,
no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y nos odian a mí y a mi Padre.
25 Pero es para que se cumpla lo que está escrito en su Ley: = Me han
odiado sin motivo. =
26 Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el
Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.
27 Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo
desde el principio.
Juan 16
1 Os he dicho esto para que no os escandalicéis.
2 Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo
el que os mate piense que da culto a Dios.
3 Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
4 Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que
ya os lo había dicho. «No os dije esto desde el principio porque estaba yo
con vosotros.
5 Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de
vosotros me pregunta: “¿Dónde vas?”
6 Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado
de tristeza.
7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si
no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré:
8 y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado,
en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio;
9 en lo referente al pecado, porque no creen en mí;
10 en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me
veréis;
11 en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está
juzgado.
12 Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.
13 Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad
completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os
anunciará lo que ha de venir.
14 El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a
vosotros.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo
mío y os lo anunciará a vosotros.
16 «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me
volveréis a ver.»
17 Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es
eso que nos dice: “Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco
me volveréis a ver” y “Me voy al Padre”?»
18 Y decían: «¿Qué es ese “poco”? No sabemos lo que quiere decir.»
19 Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis
preguntándoos acerca de lo que he dicho: “Dentro de poco no me veréis y
dentro de otro poco me volveréis a ver?”
20 «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el
mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en
gozo.
21 La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su
hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el
gozo de que ha nacido un hombre en el mundo.
22 También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se
alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.
23 Aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo:
lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
24 Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y
recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado.
25 Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no
os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del
Padre.
26 Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al
Padre por vosotros,
27 pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que
salí de Dios.
28 Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el
mundo y voy al Padre.»
29 Le dicen sus discípulos: «Ahora sí que hablas claro, y no dices
ninguna parábola.
30 Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te
pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios.»
31 Jesús les respondió: «¿Ahora creéis?
32 Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis
cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el
Padre está conmigo.
33 Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo
tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.»
Juan 17
1 Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado
la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.
2 Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también
vida eterna a todos los que tú le has dado.
3 Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero,
y al que tú has enviado, Jesucristo.
4 Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me
encomendaste realizar.
5 Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu
lado antes que el mundo fuese.
6 He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado
tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu
Palabra.
7 Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;
8 porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las
han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han
creído que tú me has enviado.
9 Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has
dado, porque son tuyos;
10 y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido
glorificado en ellos.
11 Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo
voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que
sean uno como nosotros.
12 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me
habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de
perdición, para que se cumpliera la Escritura.
13 Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan
en sí mismos mi alegría colmada.
14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son
del mundo, como yo no soy del mundo.
15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del
Maligno.
16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al
mundo.
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean
santificados en la verdad.
20 No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio
de su palabra, creerán en mí,
21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que
ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado.
22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como
nosotros somos uno:
23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el
mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como
me has amado a mí.
24 Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén
también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado,
porque me has amado antes de la creación del mundo.
25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y
éstos han conocido que tú me has enviado.
26 Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a
conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en
ellos.»
Juan 18
1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente
Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.
2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque
Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.
3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los
sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.
4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les
pregunta: «¿A quién buscáis?»
5 Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» Judas, el
que le entregaba, estaba también con ellos.
6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra.
7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A
Jesús el Nazareno».
8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis
a mí, dejad marchar a éstos.»
9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he
perdido a ninguno.»
10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al
siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba
Malco.
11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me
ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»
12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos
prendieron a Jesús, le ataron
13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el
Sumo Sacerdote de aquel año.
14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un
solo hombre por el pueblo.
15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era
conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo
Sacerdote,
16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió
el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo
pasar a Pedro.
17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los
discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.»
18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque
hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.
19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su
doctrina.
20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo;
he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos
los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les
he hablado; ellos saben lo que he dicho.»
22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una
bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal;
pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú
también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.»
26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien
Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?»
27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada.
Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la
Pascua.
29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación
traéis contra este hombre?»
30 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo
habríamos entregado.»
31 Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.»
Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.»
32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué
muerte iba a morir.
33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?»
34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo
han dicho de mí?»
35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese
entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»
37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús:
«Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al
mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad,
escucha mi voz.»
38 Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir
donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.
39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno
por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los
judíos?»
40 Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!»
Barrabás era un salteador.
Juan 19
1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.
2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
3 y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le
daban bofetadas.
4 Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que
sepáis que no encuentro ningún delito en él.»
5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto
de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»
6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
«¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y
crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»
7 Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa
Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»
8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.
9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?»
Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder
para soltarte y poder para crucificarte?»
11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te
hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor
pecado.»
12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron:
«Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se
enfrenta al César.»
13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice
Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A
vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No
tenemos más rey que el César.»
16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues,
a Jesús,
17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota,
18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús
en medio.
19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»
20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde
había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en
hebreo, latín y griego.
21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas:
“El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.»
22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»
23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus
vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la
túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.
24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver
a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: = Se han repartido mis
vestidos, han echado a suertes mi túnica. = Y esto es lo que hicieron los
soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella
hora el discípulo la acogió en su casa.
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dice: = «Tengo sed.» =
29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de
hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E
inclinando la cabeza entregó el espíritu.
31 Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no
quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy
solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.
32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y
del otro crucificado con él.
33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron
las piernas,
34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y
al instante salió sangre y agua.
35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que
dice la verdad, para que también vosotros creáis.
36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: = No se le
quebrará hueso alguno. =
37 Y también otra Escritura dice: = Mirarán al que traspasaron. =
38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús,
aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para
retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su
cuerpo.
39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle
de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los
aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.
41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el
huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
42 Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Juan 20
1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al
sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro.
2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a
quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto.»
3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más
rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve
las vendas en el suelo,
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino
plegado en un lugar aparte.
8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el
primero al sepulcro; vio y creyó,
9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura
Jesús debía resucitar de entre los muertos.
10 Los discípulos, entonces, volvieron a casa.
11 Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba
se inclinó hacia el sepulcro,
12 y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo
de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
13 Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió:
«Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.»
14 Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era
Jesús.
15 Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella,
pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has
llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.»
16 Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo:
«Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -.
17 Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre.
Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a
mi Dios y vuestro Dios.»
18 Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al
Señor y que había dicho estas palabras.
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando
cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban
los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con
vosotros.»
20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor.
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me
envió, también yo os envío.»
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.
23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes
se los retengáis, les quedan retenidos.»
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
25 Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos
y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su
costado, no creeré.»
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás
con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo:
«La paz con vosotros.»
27 Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae
tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
28 Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»
29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no
han visto y han creído.»
30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales
que no están escritas en este libro.
31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
Juan 21
1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a
orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael,
el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3 Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También
nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche
no pescaron nada.
4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no
sabían que era Jesús.
5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron:
«No.»
6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el
Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los
peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre
ellas y pan.
10 Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes:
ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
12 Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se
atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el
pez.
14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos
después de resucitar de entre los muertos.
15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de
Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
16 Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le
dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis
ovejas.»
17 Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se
entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le
dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús:
«Apacienta mis ovejas.
18 «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te
ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus
manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.»
19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a
Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
20 Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús
amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le
había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
21 Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?»
22 Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga,
¿qué te importa? Tú, sígueme.»
23 Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no
moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: « No morirá», sino: «Si quiero
que se quede hasta que yo venga.»
24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha
escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
25 Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran
una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros
que se escribieran.

Anónimo dijo...

Creo que se ha omitido el relato de Onán.

Anónimo dijo...

Creo que se ha omitido el relato de Onán.

Anónimo dijo...

¿Para cuando el antiguo testamento?

Creía que este foro estaba moderado.

Anónimo dijo...

Hay que ser JILIPOLLAS (palabra que viene en el diccionario, que conste), para fastidiar asi un foro publico.

Azotate con una fusta con puntas de acero, que igual te da mas regusto.

Anónimo dijo...

Génesis 50
1 José cayó sobre el rostro de su padre, lloró sobre él y lo besó.
2 Luego encargó José a sus servidores médicos que embalsamaran a
su padre, y los médicos embalsamaron a Israel.
3 Emplearon en ellos cuarenta días, porque este es el tiempo que se
emplea con los embalsamados. Y los egipcios le lloraron durante setenta
días.
4 Transcurridos los días de luto por él, habló José a la casa de Faraón
en estos términos: «Si he hallado gracia a vuestros ojos, por favor, haced
llegar a oídos de Faraón esta palabra:
5 Mi padre me tomó juramento diciendo: “Yo me muero. En el
sepulcro que yo me labré en el país de Canaán, allí me has de sepultar.”
Ahora, pues, permíteme que suba a sepultar a mi padre, y luego volveré.»
6 Dijo Faraón: «Sube y sepulta a tu padre como él te hizo jurar.»
7 Subió José a enterrar a su padre, y con él subieron todos los
servidores de Faraón, los más viejos de palacio, y todos los ancianos de
Egipto,
8 así como toda la familia de José, sus hermanos y la familia de su
padre. Tan sólo a sus pequeñuelos, sus rebaños y vacadas, dejaron en el país
de Gosen.
9 Subieron con él además carros y aurigas: un cortejo muy
considerable.
10 Llegados a Goren Haatad, que está allende el Jordán, hicieron allí
un duelo muy grande y solemne, y José lloró a su padre durante siete días.
11 Los cananeos, habitantes del país, vieron el duelo en Goren Haatad
y dijeron: «Duelo de importancia es ése de los egipcios.» Por eso se llamó
el lugar Abel Misráyim, que está allende el Jordán.
12 Sus hijos, pues, hicieron por él como él se lo había mandado;
13 le llevaron sus hijos al país de Canaán, y le sepultaron en la cueva
del campo de la Makpelá, el campo que había comprado Abraham en
propiedad sepulcral a Efrón el hitita, enfrente de Mambré.
14 Regresó José a Egipto con sus hermanos, y todos cuantos habían
subido con él a sepultar a su padre.
15 Vieron los hermanos de José que había muerto su padre y dijeron:
«A ver si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el daño que le
hicimos.»
16 Por eso mandaron a José este recado: «Tu padre encargó antes de
su muerte:
17 “Así diréis a José: Por favor, perdona el crimen de tus hermanos y
su pecado.” Cierto que te hicieron daño, pero ahora tú perdona el crimen de
los siervos del Dios de tu padre.» Y José lloró mientras le hablaban.
18 Fueron entonces sus hermanos personalmente y cayendo delante de
él dijeron: «Henos aquí, esclavos tuyos somos.»
19 Replicóles José: «No temáis, ¿estoy yo acaso en vez de Dios?
20 Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para
bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, a un pueblo numeroso.
21 Así que no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros
pequeñuelos.» Y les consoló y les habló con afecto.
22 José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y
alcanzó José la edad de 110 años.
23 José vio a los biznietos de Efraím; asimismo los hijos de Makir,
hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José.
24 Por último, José dijo a sus hermanos: «Yo muero, pero Dios se
ocupará sin falta de vosotros y os hará subir de este país al país que juró a
Abraham, a Isaac y a Jacob.»
25 José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: «Dios os visitará sin
falta, y entonces os llevaréis mis huesos de aquí.»
26 Y José murió a la edad de 110 años; le embalsamaron, y se le puso
en una caja en Egipto.

Anónimo dijo...

Hombreeee Pepo, ya te echaba yo de menos. Por fín das la cara.
Porque tu estilo es inconfundible, esta es tu forma de entender la comunicación:
El uso del lenguaje evangélico para conseguir tus fines. En este caso para no dejar que el resto de personas se comuniquen con libertad.
Y es que revientas porque esto se te escapa de tus redes.
Parece que los medios escritos, radiofónicos y la TV te protegen por algún interés con respecto a tí. También tendrás influencias en la fiscalia, no sé a través de quién pero parece que tu poder tiene un límite, Internet. Lo mismo tendrías que montar una empresa de piratería informática para controlar los medios cibernéticos y así imponer tus doctrinas de falso predicador
en todos los ámbitos.
Que nada se te escape.
Pues bien, sigue pronunciando el nombre de Dios en vano, sigue vanagloriándote haciendote pasar por un santo que todo se paga. Si no es en esta vida será en otra.
Yo rezaré porque esto no sea necesario para mí y para tí tampoco.
Pero es que, además de proclamarlo a los cuatro vientos, deberías tener el más mínimo propósito de enmienda. Sino tus confesiones serán palabras que no salen de tu alma, de tu corazón, sino que salen de tus tripas, de tus músculos o de tu cabeza manipulante y perversa.
Venga, todavía te queda tiempo para seguir dando la cara.
Te quedan 3 Evangelios, el Antiguo Testamento, los e-libros de los santos y demás para machacarnos de nuevo con tu lenguaje mesiánico.
La mayoría te conocemos muy bien pero es bueno que todos vean cómo te las gastas.
Señores, esto que ha hecho aquí lo hace en su universidad hasta la saciedad así que vean vean y comprendan. Ustedes mismos.

pronuncia el nombre de Dios en vano una y otra vez.

Anónimo dijo...

José Alberto: ¿Por qué no te preocupas "más mejor" por la denuncia penal que se os viene encima por "falsificación de documento público" en los trámites de tu milagrosa tesis doctoral? Y si alguien me pasa el dato de ese secretario de estado de Aznar al que se le regaló el título, me comprometo o a poner otra denuncia penal.

Anónimo dijo...

Sí, sí, que pongan también el Antiguo Testamento y El Quijote. Pero, pa' estar a la altura de lo que se te viene encima, Pepo, pide que vayan escribiendo el Libro del Apocalipsis...

Anónimo dijo...

Seguro que algún Mosquefiel se ha pasado toda la noche del sábado escribiendo la Bíblia por encargo y previa amenaza laboral del mismísimo y gran presidente mientras este dormía plácidamente en su chalet con cámaras ubicado en el campus de los Jerónimos s/n. Manda huevos cuanto tonto hay todavía

Anónimo dijo...

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
Mateo 1
1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham:
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró
a Judá y a sus hermanos,
3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom,
Esrom engendró a Aram,
4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón,
Naassón engendró a Salmón,
5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a
Obed, Obed engendró a Jesé,
6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de
Urías, a Salomón,
7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá
engendró a Asaf,
8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró
a Ozías,
9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a
Ezequías,
10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón
engendró a Josías,
11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la
deportación a Babilonia.
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a
Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel,
13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim
engendró a Azor,
14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim
engendró a Eliud,
15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán
engendró a Jacob,
16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús,
llamado Cristo.
17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta
David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia,
catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce
generaciones.
18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,
estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se
encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia,
resolvió repudiarla en secreto.
20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.»
22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por
medio del profeta:
23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán
por nombre Emmanuel, = que traducido significa: «Dios con nosotros.»
24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer.
25 Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por
nombre Jesús.
Mateo 2
1 Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos
magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
2 diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues
vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»
3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
4 Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por
ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo.
5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por
medio del profeta:
6 = Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los
principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a
mi pueblo Israel.» =
7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó
el tiempo de la aparición de la estrella.
8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad
cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo,
para ir también yo a adorarle.»
9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la
estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó
y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.
10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y,
postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de
oro, incienso y mirra.
12 Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron
a su país por otro camino.
13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en
sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y
huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar
al niño para matarle.»
14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto;
15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el
oráculo del Señor por medio del profeta: = De Egipto llamé a mi hijo. =
16 Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se
enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de
toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había
precisado por los magos.
17 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
18 = Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es
Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen. =
19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José
en Egipto y le dijo:
20 «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino
de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del
niño.»
21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra
de Israel.
22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su
padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la
región de Galilea,
23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese
el oráculo de los profetas: = Será llamado Nazoreo. =
Mateo 3
1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el
desierto de Judea:
2 «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»
3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: = Voz del
que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas. =
4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de
cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre.
5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del
Jordán,
6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les
dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
8 Dad, pues, fruto digno de conversión,
9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: “Tenemos por
padre a Abraham”; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos
a Abraham.
10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás
de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os
bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo
en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
13 Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan,
para ser bautizado por él.
14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita
ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?»
15 Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así
cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó.
16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los
cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía
sobre él.
17 Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco.»
Mateo 4
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser
tentado por el diablo.
2 Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al
fin sintió hambre.
3 Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que
estas piedras se conviertan en panes.»
4 Mas él respondió: «Está escrito: = No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» =
5 Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre
el alero del Templo,
6 y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: = A
sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no
tropiece tu pie en piedra alguna.» =
7 Jesús le dijo: «También está escrito: = No tentarás al Señor tu Dios.»
=
8 Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra
todos los reinos del mundo y su gloria,
9 y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»
10 Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: = Al
Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» =
11 Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles
y le servían.
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el
término de Zabulón y Neftalí;
14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
15 = ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el
Jordán, Galilea de los gentiles! =
16 = El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los
que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. =
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos,
porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos,
Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar,
pues eran pescadores,
19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de
Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo
arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se
encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados,
lunáticos y paralíticos, y los curó.
25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis,
Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
Mateo 5
1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos
se le acercaron.
2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los Cielos.
4 Bienaventurados = los mansos =, porque = ellos poseerán en
herencia la tierra. =
5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque
ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el Reino de los Cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan
con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
12 Alegráos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en
los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a
vosotros.
13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con
qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y
pisoteada por los hombres.
14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte.
15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del
celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en
la casa.
16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o
una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más
pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos.
20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: = No matarás; = y
aquel que mate será reo ante el tribunal.
22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo
ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de
fuego.
23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de
que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte
con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por
el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y
te metan en la cárcel.
26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el
último céntimo.
27 «Habéis oído que se dijo: = No cometerás adulterio. =
28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya
cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo vaya a la gehenna.
31 «También se dijo: = El que repudie a su mujer, que le dé acta de
divorcio. =
32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de
fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete
adulterio.
33 «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: = No
perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. =
34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el = Cielo =,
porque es = el trono de Dios, =
35 ni por = la Tierra, = porque es = el escabel de sus pies; = ni por =
Jerusalén =, porque es = la ciudad del gran rey. =
36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus
cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
37 Sea vuestro lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí
viene del Maligno.
38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. =
39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee
en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también
el manto;
41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas
la espalda.
43 «Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu
enemigo.
44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persigan,
45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?
¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre
celestial.
Mateo 6
1 «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para
ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre
celestial.
2 Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por
delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el
fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su
paga.
3 Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano
izquierda lo que hace tu derecha;
4 así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
5 «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos
de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
6 Tú, en cambio, cuando vayas a orar, = entra en tu aposento y,
después de cerrar la puerta, ora = a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7 Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que
por su palabrería van a ser escuchados.
8 No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis
antes de pedírselo.
9 «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre;
10 venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el
cielo.
11 Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
12 y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado
a nuestros deudores;
13 y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
14 «Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial;
15 pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas.
16 «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os
digo que ya reciben su paga.
17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
18 para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre
que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
19 «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y
herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
20 Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22 «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo
estará luminoso;
23 pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz
que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará
al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a
Dios y al Dinero.
25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué
comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más
que ellas?
27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe,
añadir un solo codo a la medida de su vida?
28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del
campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como
uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al
horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de
poca fe?
31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?,
¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os
darán por añadidura.
34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de
sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
Mateo 7
1 «No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la
medida con que midáis se os medirá.
3 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en tu ojo?
4 ¿O cómo vas a decir a tu hermano: “Deja que te saque la brizna del
ojo”, teniendo la viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para
sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6 «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas
delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después,
volviéndose, os despedacen.
7 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le
abrirá.
9 ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé
una piedra;
10 o si le pide un pez, le dé una culebra?
11 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a
los que se las pidan!
12 «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.
13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran
por ella;
14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran.
15 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos o higos de los abrojos?
17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da
frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo
producir frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
20 Así que por sus frutos los reconoceréis.
21 «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros?”
23 Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; = apartaos de mí,
agentes de iniquidad!” =
24 «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en
práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y
embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada
sobre roca.
26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica,
será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos,
irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente
quedaba asombrada de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus
escribas.
Mateo 8
1 Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre.
2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si
quieres puedes limpiarme.»
3 El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante quedó limpio de su lepra.
4 Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate
al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva
de testimonio.
5 Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
6 diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles
sufrimientos.»
7 Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
8 Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi
techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis
órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo:
“Haz esto”, y lo hace.»
10 Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os
aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
11 Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán
a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
12 mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
13 Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.»
Y en aquella hora sanó el criado.
14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama,
con fiebre.
15 Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a
servirle.
16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los
espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos,
17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: = El tomó
nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. =
18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra
orilla.
19 Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera
que vayas.»
20 Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
21 Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar
a mi padre.»
22 Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus
muertos.»
23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.
24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la
barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que
perecemos!»
26 Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces
se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza.
27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que
hasta los vientos y el mar le obedecen?»
28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que
nadie era capaz de pasar por aquel camino.
29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de
Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.
31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara
de puercos.»
32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de
pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las
aguas.
33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y
también lo de los endemoniados.
34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en
viéndole, le rogaron que se retirase de su término.
Mateo 9
1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad.
2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo
Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son
perdonados.»
3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está
blasfemando.»
4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en
vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son
perdonados”, o decir:
5 “Levántate y anda”?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: “Levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa”.»
7 El se levantó y se fue a su casa.
8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal
poder a los hombres.
9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado
Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se
levantó y le siguió.
10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron
muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus
discípulos.
11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come
vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»
12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes
sino los que están mal.
13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: = Misericordia
quiero, que no sacrificio. = Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores.»
14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes
mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el
novio; entonces ayunarán.
16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo,
porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.
17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro
modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a
perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se
conservan.»
18 Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se
postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano
sobre ella y vivirá.»
19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto.
21 Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.»
22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha
salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento.
23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente
alborotando,
24 decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se
burlaban de él.
25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la
muchacha se levantó.
26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
27 Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos
gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28 Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice:
«¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
29 Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según
vuestra fe.»
30 Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que
nadie lo sepa!»
31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella
comarca.
32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.
33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente,
admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
34 Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa
a los demonios.»
35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus
sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo
enfermedad y toda dolencia.
36 Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque
estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros
pocos.
38 Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»
Mateo 10
1 Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón,
llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano
Juan;
3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de
Alfeo y Tadeo;
4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó.
5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No
toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos;
6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad
demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón;
porque el obrero merece su sustento.
11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él
digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Al entrar en la casa, saludadla.
13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna,
vuestra paz se vuelva a vosotros.
14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la
casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de
Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
16 «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues,
prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.
17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y
os azotarán en sus sinagogas;
18 y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que
deis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a
hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
20 Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de
vuestro Padre el que hablará en vosotros.
21 «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se
levantarán hijos contra padres y los matarán.
22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
persevere hasta el fin, ése se salvará.
23 «Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en
ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer
las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
24 «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por
encima de su amo.
25 Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su
amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus
domésticos!
26 «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya
de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo
que oís al oído, proclamadlo desde los terrados.
28 «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y
cuerpo en la gehenna.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos
caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están
todos contados.
31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo
también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
33 pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también
ante mi Padre que está en los cielos.
34 «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a
traer paz, sino espada.
35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su
madre, a la nuera con su suegra;
36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
37 «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí,
la encontrará.
40 «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí,
recibe a Aquel que me ha enviado.
41 «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta
recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo
recibirá.
42 «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a
uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su
recompensa.»
Mateo 11
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce
discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió
a sus discípulos a decirle:
3 «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
4 Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis:
5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena
Nueva;
6 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»
7 Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la
gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
8 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No!
Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes.
9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que
un profeta.
10 Este es de quien está escrito: = He aquí que yo envío mi mensajero
delante de ti, que preparará por delante tu camino. =
11 «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer
uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino
de los Cielos es mayor que él.
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los
Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
13 Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan
profetizaron.
14 Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir.
15 El que tenga oídos, que oiga.
16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los
chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
17 “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos
entonado endechas, y no os habéis lamentado.”
18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene.”
19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis un
comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Y la Sabiduría
se ha acreditado por sus obras.»
20 Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían
realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido:
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo
ha que en sayal y ceniza se habrían convertido.
22 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y
Sidón que para vosotras.
23 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? = ¡Hasta el
Hades te hundirás! = Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros
que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy.
24 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la
tierra de Sodoma que para ti.»
25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a
sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al
Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar.
28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os
daré descanso.
29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; = y hallaréis descanso para vuestras almas. =
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Mateo 12
1 En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus
discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.
2 Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en sábado.»
3 Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió
hambre él y los que le acompañaban,
4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia,
que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los
sacerdotes?
5 ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los
sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa?
6 Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo.
7 Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: = Misericordia
quiero, que no sacrificio, = no condenaríais a los que no tienen culpa.
8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
9 Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si
era lícito curar en sábado, para poder acusarle.
11 El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta
cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es
lícito hacer bien en sábado.»
13 Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y
quedó restablecida, sana como la otra.
14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para
ver cómo eliminarle.
15 Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a
todos.
16 Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
18 = He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se
complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
=
19 = No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. =
20 = La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante,
hasta que lleve a la victoria el juicio: =
21 = en su nombre pondrán las naciones su esperanza. =
22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le
curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
23 Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
24 Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios
más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
25 El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido
contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí
misma no podrá subsistir.
26 Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido:
¿cómo, pues, va a subsistir su reino?
27 Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los
expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
28 Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha
llegado a vosotros el Reino de Dios.
29 «O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su
ajuar, si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa.
30 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama.
31 «Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32 Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le
perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni
en este mundo ni en el otro.
33 «Suponed un árbol bueno, y su fruto será bueno; suponed un árbol
malo, y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas
siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre
malo, del tesoro malo saca cosas malas.
36 Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán
cuenta en el día del Juicio.
37 Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras
serás condenado.»
38 Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro,
queremos ver una señal hecha por ti.»
39 Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal
pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
40 Porque de la misma manera que Jonás = estuvo en el vientre del
cetáceo tres días y tres noches, = así también el Hijo del hombre estará en el
seno de la tierra tres días y tres noches.
41 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la
condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí
hay algo más que Jonás.
42 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación
y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la
sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
43 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra.
44 Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí.” Y al llegar la
encuentra desocupada, barrida y en orden.
45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él;
entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el
principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
46 Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y
sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47 Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos
que desean hablarte.»
48 Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?»
49 Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi
madre y mis hermanos.
50 Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es
mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Mateo 13
1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar.
2 Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en
una barca, y toda la gente quedaba en la ribera.
3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un
sembrador a sembrar.
4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron
las aves y se las comieron.
5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron
enseguida por no tener hondura de tierra;
6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se
secaron.
7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta,
otra treinta.
9 El que tenga oídos, que oiga.»
10 Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en
parábolas?»
11 El les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los
misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
12 Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene,
aun lo que tiene se le quitará.
13 Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no
oyen ni entienden.
14 En ellos se cumple la profecía de Isaías: = Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. =
15 = Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho
duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con
sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane. =
16 «¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos,
porque oyen!
17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que
vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo
oyeron.
18 «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.
19 Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende,
que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que
fue sembrado a lo largo del camino.
20 El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al
punto la recibe con alegría;
21 pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se
presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba
enseguida.
22 El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra,
pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la
Palabra, y queda sin fruto.
23 Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y
la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro
treinta.»
24 Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25 Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima
cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también
la cizaña.
27 Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste
semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?”
28 El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los
siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?”
29 Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el
trigo.
30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la
siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas
para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”»
31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a
un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando
crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las
aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»
33 Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la
levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta
que fermentó todo.»
34 Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin
parábolas,
35 para que se cumpliese el oráculo del profeta: = Abriré en parábolas
mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. =
36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron
sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del
hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la
cizaña son los hijos del Maligno;
39 el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo,
y los segadores son los ángeles.
40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema
en el fuego, así será al fin del mundo.
41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su
Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,
42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tenga oídos, que oiga.
44 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un
campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría
que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
45 «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que
anda buscando perlas finas,
46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que
tiene y la compra.
47 «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se
echa en el mar y recoge peces de todas clases;
48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en
cestos los buenos y tiran los malos.
49 Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los
malos de entre los justos
50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
51 «¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí.»
52 Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del
Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas
lo nuevo y lo viejo.»
53 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera
que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos
milagros?
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y
sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de
dónde le viene todo esto?»
57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta
sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.»
58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
Mateo 14
1 En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús,
2 y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de
entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
3 Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto
en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo.
4 Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
5 Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por
profeta.
6 Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en
medio de todos gustando tanto a Herodes,
7 que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese.
8 Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista».
9 Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales,
ordenó que se le diese,
10 y envió a decapitar a Juan en la cárcel.
11 Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la
cual se la llevó a su madre.
12 Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo
sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar
solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de
las ciudades.
14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó
a sus enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está
deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que
vayan a los pueblos y se compren comida.»
16 Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros
de comer.»
17 Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos
peces.»
18 El dijo: «Traédmelos acá.»
19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición
y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes
doce canastos llenos.
21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar
mujeres y niños.
22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por
delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al
atardecer estaba solo allí.
24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,
zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.
25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando
sobre el mar.
26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y
decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.
27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no
temáis.»
28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre
las aguas.»
29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre
las aguas, yendo hacia Jesús.
30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como
comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!»
31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?»
32 Subieron a la barca y amainó el viento.
33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo:
«Verdaderamente eres Hijo de Dios.»
34 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret.
35 Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la
noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos.
36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la
tocaron quedaron salvados.
Mateo 15
1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de
Jerusalén, y le dicen:
2 «¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?;
pues no se lavan las manos a la hora de comer.»
3 El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento
de Dios por vuestra tradición?
4 Porque Dios dijo: = Honra a tu padre y a tu madre, = y: = El que
maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. =
5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: “Lo que de
mí podrías recibir como ayuda es ofrenda”,
6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado
la Palabra de Dios por vuestra tradición.
7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:
8 = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. =
9 = En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son
preceptos de hombres.» =
10 Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended.
11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo
que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.»
12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los
fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?»
13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre
celestial será arrancada de raíz.
14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro
ciego, los dos caerán en el hoyo.»
15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.»
16 El dijo: «¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia?
17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y
luego se echa al excusado?
18 En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso
es lo que contamina al hombre.
19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos,
adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias.
20 Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin lavarse las
manos no contamina al hombre.»
21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.
22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio,
gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está
malamente endemoniada.»
23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le
rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.»
24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas
de la casa de Israel.»
25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor,
socórreme!»
26 El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a
los perritos.»
27 «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos.»
28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda
como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.
29 Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y
se sentó allí.
30 Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados,
ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó.
31 De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos
hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos
veían; y glorificaron al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la
gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué
comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el
camino.»
33 Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan
suficiente para saciar a una multitud tan grande?»
34 Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y
unos pocos pececillos.»
35 El mandó a la gente acomodarse en el suelo.
36 Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió
e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente.
37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron
siete espuertas llenas.
38 Y los que habían comido eran 4.000 hombres, sin contar mujeres y
niños.
39 Despidiendo luego a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue al
término de Magadán.
Mateo 16
1 Se acercaron los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le
pidieron que les mostrase una señal del cielo.
2 Mas él les respondió: «Al atardecer decís: “Va a hacer buen tiempo,
porque el cielo tiene un rojo de fuego”,
3 y a la mañana:’ Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo
sombrío.” ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis
discernir las señales de los tiempos!
4 ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se le dará otra
señal que la señal de Jonás.» Y dejándolos, se fue.
5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar
panes.
6 Jesús les dijo: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los
fariseos y saduceos.»
7 Ellos hablaban entre sí diciendo: «Es que no hemos traído panes.»
8 Mas Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué
estáis hablando entre vosotros de que no tenéis panes?
9 ¿Aún no comprendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los 5.000
hombres, y cuántos canastos recogisteis?
10 ¿Ni de los siete panes de los 4.000, y cuántas espuertas recogisteis?
11 ¿Cómo no entendéis que no me refería a los panes? Guardaos, sí,
de la levadura de los fariseos y saduceos.»
12 Entonces comprendieron que no había querido decir que se
guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y
saduceos.
13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a
sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»
14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros,
que Jeremías o uno de los profetas.»
15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»
17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»
20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era
el Cristo.
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él
debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.
22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos
de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás!
¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino
los de los hombres!
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su
vida por mí, la encontrará.
26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina
su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre,
con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
28 Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no
gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.»
Mateo 17
1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos
aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías.»
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con
su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco; escuchadle.»
6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
7 Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no
tengáis miedo.»
8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie
la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los
muertos.»
10 Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas
que Elías debe venir primero?»
11 Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
12 Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino
que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá
que padecer de parte de ellos.»
13 Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el
Bautista.
14 Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que,
arrodillándose ante él,
15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está
mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.
16 Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido
curarle.»
17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?
¡Traédmelo acá!
18 Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño
desde aquel momento.
19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le
dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe
como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y
se desplazará, y nada os será imposible.»
22 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres;
23 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que
cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el
didracma?»
25 Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle:
«¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o
tributo, de sus hijos o de los extraños?»
26 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos.
27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar,
echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y
encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»
Mateo 18
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron:
«¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»
2 El llamó a un niño, le puso en medio de ellos
3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos.
4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en
el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
6 Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí,
más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que
mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que
vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
8 «Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y
arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos
manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te
vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la
gehenna del fuego.
10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os
digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi
Padre que está en los cielos.
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría
una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca
de la descarriada?
13 Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría
por ella que por las 99 no descarriadas.
14 De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que
se pierda uno solo de estos pequeños.
15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si
te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que = todo
asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. =
17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la
comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.
18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo
en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que
está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.»
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo
que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.»
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso
ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000
talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido
él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten
paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.”
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y
le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus
compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía:
“Paga lo que debes.”
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia
conmigo, que ya te pagaré.”
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que
pagase lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y
fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo
te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo
modo que yo me compadecí de ti?”
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase
todo lo que le debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis
de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Mateo 19
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea
y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
2 Le siguió mucha gente, y los curó allí.
3 Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le
dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
4 El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo,
= los hizo varón y hembra, =
5 y que dijo: = Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? =
6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que
Dios unió no lo separe el hombre.»
7 Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y
repudiarla?»
8 Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón,
os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
9 Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por
fornicación - y se case con otra, comete adulterio.»
10 Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto
de su mujer, no trae cuenta casarse.»
11 Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a
quienes se les ha concedido.
12 Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay
eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien
pueda entender, que entienda.»
13 Entonces le fueron presentados unos niños para que les impusiera
las manos y orase; pero los discípulos les reñían.
14 Mas Jesús les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo
impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos.»
15 Y, después de imponerles las manos, se fue de allí.
16 En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de
bueno para conseguir vida eterna?»
17 El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es
el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
18 «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: = «No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, =
19 = honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti
mismo.» =
20 Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?»
21 Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y
sígueme.»
22 Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes.
23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico
difícilmente entrará en el Reino de los Cielos.
24 Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una
aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
25 Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces,
¿quién se podrá salvar?»
26 Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es
imposible, mas para Dios todo es posible.»
27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros
lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?»
28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido,
en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de
gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce
tribus de Israel.
29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre,
madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y
heredará vida eterna.
30 «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos,
primeros.»
Mateo 20
1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que
salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.
2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió
a su viña.
3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la
plaza parados,
4 les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.”
5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo
mismo.
6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que
estaban allí, les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”
7 Dícenle: “Es que nadie nos ha contratado.” Díceles: “Id también
vosotros a la viña.”
8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a
los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los
primeros.”
9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada
uno.
10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos
también cobraron un denario cada uno.
11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
12 diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les
pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.”
13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo
mismo que a ti.
15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu
ojo malo porque yo soy bueno?”.
16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»
17 Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y
les dijo por el camino:
18 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte
19 y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y
crucificarle, y al tercer día resucitará.
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus
hijos, y se postró como para pedirle algo.
21 El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos
míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»
22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que
yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»
23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi
izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está
preparado por mi Padre.
24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones
las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su
poder.
26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor,
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;
28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser
servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
29 Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre.
30 En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al
enterarse que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Señor, ten compasión de
nosotros, Hijo de David!»
31 La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más
fuerte: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»
32 Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: «¿Qué queréis que os
haga?»
33 Dícenle: «¡Señor, que se abran nuestros ojos!»
34 Movido a compasión Jesús tocó sus ojos, y al instante recobraron
la vista; y le siguieron.
Mateo 21
1 Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al
monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos,
2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida
encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero
enseguida los devolverá.»
4 Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta:
5 = Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y
montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. =
6 Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había
encargado:
7 trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos,
y él se sentó encima.
8 La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros
cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.
9 Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: = «¡Hosanna = al
Hijo de David! = ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna =
en las alturas!»
10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es
éste?» decían.
11 Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»
12 Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y
compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de
los vendedores de palomas.
13 Y les dijo: «Está escrito: = Mi Casa será llamada Casa de oración.
= ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una = cueva de bandidos!» =
14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y
los curó.
15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que
había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de
David!», se indignaron
16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No
habéis leído nunca que = De la boca de los niños y de los que aún maman te
preparaste alabanza?» =
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la
noche.
18 Al amanecer, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre;
19 y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no
encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: «¡Que nunca jamás brote
fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera.
20 Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: «¿Cómo al
momento quedó seca la higuera?»
21 Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no
sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: “Quítate y
arrójate al mar”, así se hará.
22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.»
23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces
esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?»
24 Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si
me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?»
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces ¿por
qué no le creísteis?”
26 Y si decimos: “De los hombres”, tenemos miedo a la gente, pues
todos tienen a Juan por profeta.»
27 Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos.» Y él les replicó
asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al
primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.”
29 Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy,
Señor”, y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le
dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras
llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis
en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros,
ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a
unos labradores y se ausentó.
34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores para recibir sus frutos.
35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a
otro le mataron, a otro le apedrearon.
36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros;
pero los trataron de la misma manera.
37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: “A mi hijo le respetarán.”
38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: “Este es el
heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.”
39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
labradores?»
41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable
arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: = La
piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido;
fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? =
43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un
pueblo que rinda sus frutos.»
45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas,
comprendieron que estaba refiriéndose a ellos.
46 Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le
tenían por profeta.
Mateo 22
1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo:
2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el
banquete de bodas de su hijo.
3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no
quisieron venir.
4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
“Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y
animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.”
5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su
negocio;
6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos
homicidas y prendió fuego a su ciudad.
8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los
invitados no eran dignos.
9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis,
invitadlos a la boda.”
10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.
11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno
que no tenía traje de boda,
12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se
quedó callado.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma
de sorprenderle en alguna palabra.
16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle:
«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con
franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de
las personas.
17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me
tentáis?
19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario.
20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César
devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
22 Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron.
23 Aquel día se le acercaron unos saduceos, esos que niegan que haya
resurrección, y le preguntaron:
24 «Maestro, Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su
hermano se casará con la mujer de aquél para dar descendencia a su
hermano.
25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se
casó y murió; y, no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
26 Sucedió lo mismo con el segundo, y con el tercero, hasta los siete.
27 Después de todos murió la mujer.
28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque
todos la tuvieron.»
29 Jesús les respondió: «Estáis en un error, por no entender las
Escrituras ni el poder de Dios.
30 Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
sino que serán como ángeles en el cielo.
31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído
aquellas palabras de Dios cuando os dice:
32 = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
= No es un Dios de muertos, sino de vivos.»
33 Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina.
34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los
saduceos, se reunieron en grupo,
35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba:
36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»
37 El le dijo: = «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con toda tu mente. =
38 Este es el mayor y el primer mandamiento.
39 El segundo es semejante a éste: = Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. =
40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»
41 Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión:
42 «¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De
David.»
43 Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama
Señor, cuando dice:
44 = Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a
tus enemigos debajo de tus pies?
45 Si, pues, David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
46 Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se
atrevió ya a hacerle más preguntas.
Mateo 23
1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su
conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos
ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen
bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en
las sinagogas,
7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo
es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
9 Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el del cielo.
10 Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es
vuestro Director: el Cristo.
11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será
ensalzado.
13 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los
hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los
que están entrando no les dejáis entrar.
15 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar
y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de
condenación el doble que vosotros!
16 «¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Si uno jura por el
Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda
obligado!”
17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el
Santuario que hace sagrado el oro?
18 Y también: “Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por
la ofrenda que está sobre él, queda obligado.”
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace
sagrada la ofrenda?
20 Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está
sobre él.
21 Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.
22 Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que
está sentado en él.
23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el
diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante
de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que
practicar, aunque sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e
intemperancia!
26 ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que
también por fuera quede pura!
27 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero
por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!
28 Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis
los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
30 y decís: “Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros
padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!”
31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de
los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la
condenación de la gehenna?
34 Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y
escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en
vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada
sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de
Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.
36 Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.
37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los
que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una
gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!
38 Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.
39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: =
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» =
Mateo 24
1 Salió Jesús del Templo y, cuando se iba, se le acercaron sus
discípulos para mostrarle las construcciones del Templo.
2 Pero él les respondió: «¿Veis todo esto? Yo os aseguro no quedará
aquí piedra sobre piedra que no sea derruida.»
3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él
en privado sus discípulos, y le dijeron: «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál
será la señal de tu venida y del fin del mundo.»
4 Jesús les respondió: «Mirad que no os engañe nadie.
5 Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy
el Cristo”, y engañarán a muchos.
6 Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no
os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
7 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá
en diversos lugares hambre y terremotos.
8 Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
9 «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados
de todas las naciones por causa de mi nombre.
10 Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán
mutuamente.
11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
12 Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se
enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero,
para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.
15 «Cuando veáis, pues, = la abominación de la desolación, =
anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que
entienda),
16 entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa;
18 y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto.
19 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de
sábado.
21 Porque habrá entonces una gran = tribulación, cual no la hubo =
desde el principio del mundo = hasta el presente = ni volverá a haberla.
22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en
atención a los elegidos se abreviarán aquellos días.
23 «Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo está aquí o allí =, no
lo creáis.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes
señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos
elegidos.
25 ¡Mirad que os lo he predicho!
26 «Así que si os dicen: “Está en el desierto”, no salgáis; “Está en los
aposentos”, no lo creáis.
27 Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente,
así será la venida del Hijo del hombre.
28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
29 «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol
se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y
las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo
del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
31 El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los
cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
32 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que El está
cerca, a las puertas.
34 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los
cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían,
bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,
39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a
todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;
41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche
iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su
casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento
que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
45 «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al
frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo?
46 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así.
47 Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda.
48 Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: “Mi señor tarda”,
49 y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los
borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el
momento que no sabe,
51 le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el
llanto y el rechinar de dientes.
Mateo 25
1 «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes,
que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.
2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.
3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de
aceite;
4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en
las alcuzas.
5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.
6 Mas a media noche se oyó un grito: “¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a
su encuentro!”
7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus
lámparas.
8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que
nuestras lámparas se apagan.”
9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para
nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo
compréis.”
10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor,
ábrenos!”
12 Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.”
13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus
siervos y les encomendó su hacienda:
15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según
su capacidad; y se ausentó.
16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar
con ellos y ganó otros cinco.
17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra
y escondió el dinero de su señor.
19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y
ajusta cuentas con ellos.
20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros
cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros
cinco que he ganado.”
21 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.”
23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste.
25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira,
aquí tienes lo que es tuyo.”
26 Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez
talentos.
29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no
tiene, aun lo que tiene se le quitará.
30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes.”
31 «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de
todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi
Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; era forastero, y me acogisteis;
36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a verme.”
37 Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te
vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”
40 Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos
de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me
disteis de beber;
43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me
vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.”
44 Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no
te asistimos?”
45 Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto
dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo
dejasteis de hacerlo.”
46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»
Mateo 26
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus
discípulos:
2 «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre
va a ser entregado para ser crucificado.»
3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se
reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás;
4 y resolvieron prender a Jesús con engaño y darle muerte.
5 Decían sin embargo: «Durante la fiesta no, para que no haya
alboroto en el pueblo.»
6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con
perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa.
8 Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este
despilfarro?
9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los
pobres.»
10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta
mujer? Pues una “obra buena” ha hecho conmigo.
11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me
tendréis siempre.
12 Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi
sepultura lo ha hecho.
13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en
el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria
suya.»
14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los
sumos sacerdotes,
15 y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le
asignaron treinta monedas de plata.
16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregarle.
17 El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y
le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el
cordero de Pascua?»
18 El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: “El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos.”»
19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y
prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
21 Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me
entregará.»
22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy
yo, Señor?»
23 El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése
me entregará.
24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no
haber nacido!»
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso,
Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió
y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo:
«Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por
muchos para perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid
hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi
Padre.»
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces les dice Jesús: «Todos vosotros vais a escandalizaros de
mí esta noche, porque está escrito: = Heriré al pastor y se dispersarán las
ovejas del rebaño =.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
33 Pedro intervino y le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo
nunca me escandalizaré.»
34 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo
cante, me habrás negado tres veces.»
35 Dícele Pedro: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.»
Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y
dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó
a sentir tristeza y angustia.
38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir;
quedaos aquí y velad conmigo.»
39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo
quiero, sino como quieras tú.»
40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y
dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?
41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil.»
42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta
copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.»
43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados.
44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras.
45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis
dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va
a ser entregado en manos de pecadores.
46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está
cerca.»
47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce,
acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los
sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien
yo dé un beso, ése es; prendedle.»
49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio
un beso.
50 Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se
acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada,
la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.
52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos
los que empuñen espada, a espada perecerán.
53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto
a mi disposición más de doce legiones de ángeles?
54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?»
55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un
salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me
sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis.
56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de
los profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.
57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote
Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.
58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo
Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.
59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un
falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,
60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos
testigos. Al fin se presentaron dos,
61 que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y
en tres días edificarlo.»
62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes
nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te
conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»
64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de
ahora veréis = al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir
sobre las nubes del cielo.» =
65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha
blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la
blasfemia.
66 ¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de
muerte.»
67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros
a golpearle,
68 diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?»
69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se
acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.»
70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé qué dices.»
71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban
allí: «Este estaba con Jesús el Nazoreo.»
72 Y de nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese
hombre!»
73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
«¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla te
descubre!»
74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no
conozco a ese hombre!» Inmediatamente cantó un gallo.
75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que
el gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a
llorar amargamente.
Mateo 27
1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del
pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.
2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.
3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado,
fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a
los sumos sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A
nosotros, ¿qué? Tú verás.»
5 El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se
ahorcó.
6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es
lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero
como lugar de sepultura para los forasteros.
8 Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.
9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: = «Y tomaron
las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien
pusieron precio algunos hijos de Israel, =
10 = y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó
el Señor.» =
11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»
12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no
respondió nada.
13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»
14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy
sorprendido.
15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de
un preso, el que quisieran.
16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis
que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,
18 pues sabía que le habían entregado por envidia.
19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su
mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños
por su causa.»
20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la
gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os
suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?»
Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -
23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían
gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se
promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente
diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!»
26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo
entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al
pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza,
y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le
hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la
cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y le llevaron a crucificarle.
32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le
obligaron a llevar su cruz.
33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de
probarlo, no quiso beberlo.
35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a
suertes.
36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.
37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena:
«Este es Jesús, el Rey de los judíos.»
38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.
39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo:
40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a
ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los
ancianos se burlaban de él diciendo:
42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es:
que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.
43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de
verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios.”»
44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores
crucificados con él.
45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la
hora nona.
46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: = «¡Elí,
Elí! ¿lemá sabactaní?», = esto es: = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?» =
47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama
éste.»
48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la
empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.
49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a
salvarle.»
50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.
51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;
tembló la tierra y las rocas se hendieron.
52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron.
53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él,
entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a
Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
«Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»
55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que
habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago
y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que
se había hecho también discípulo de Jesús.
58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio
orden de que se le entregase.
59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca;
luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro.
62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y
los fariseos se reunieron ante Pilato
63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún
vivía: “A los tres días resucitaré.”
64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día,
no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo:
“Resucitó de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la
primera.»
65 Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis.»
66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y
poniendo la guardia.
Mateo 28
1 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
2 De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor
bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella.
3 Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la
nieve.
4 Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos.
5 El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis,
pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado;
6 no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar
donde estaba.
7 Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de
entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.” Ya os lo
he dicho.»
8 Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y
corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
9 En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y
ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron.
10 Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán.»
11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a
contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado.
12 Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una
buena suma de dinero a los soldados,
13 advirtiéndoles: «Decid: “Sus discípulos vinieron de noche y le
robaron mientras nosotros dormíamos.”
14 Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le
convenceremos y os evitaremos complicaciones.»
15 Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones
recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
16 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que
Jesús les había indicado.
17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.
18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder
en el cielo y en la tierra.
19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»
EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
Marcos 1
1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: = Mira, envío mi
mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. =
3 = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas, =
4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo
de conversión para perdón de los pecados.
5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de
langostas y miel silvestre.
7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no
soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.
8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo.»
9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea,
y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el
Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.
11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado,
en ti me complazco.»
12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto,
13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por
Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.
14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y
proclamaba la Buena Nueva de Dios:
15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva.»
16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de
Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores.
17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de
hombres.»
18 Al instante, dejando las redes, le siguieron.
19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y
a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;
20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la
barca con los jornaleros, se fueron tras él.
21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se
puso a enseñar.
22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un
espíritu inmundo, que se puso a gritar:
24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»
26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito
y salió de él.
27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a
otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda
hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región
de Galilea.
29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de
Simón y Andrés.
30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.
31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y
ella se puso a servirles.
32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y
endemoniados;
33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.
34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas
enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los
demonios, pues le conocían.
35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió
y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.
36 Simón y sus compañeros fueron en su busca;
37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.»
38 El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que
también allí predique; pues para eso he salido.»
39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando
los demonios.
40 Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice:
«Si quieres, puedes limpiarme.»
41 Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero;
queda limpio.»
42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y
haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva
de testimonio.»
45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a
divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público
en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios.
Y acudían a él de todas partes.
Marcos 2
1 Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz
de que estaba en casa.
2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él
les anunciaba la Palabra.
3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro.
4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo
encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron,
descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te
son perdonados.»
6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus
corazones:
7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino Dios sólo?»
8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos
pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros
corazones?
9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son
perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda?”
10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados - dice al paralítico -:
11 “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”»
12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de
todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios,
diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
13 Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él
les enseñaba.
14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de
impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
15 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos
publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues
eran muchos los que le seguían.
16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y
publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los
publicanos y pecadores?»
17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están
fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores.»
18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando,
vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos
de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?»
19 Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda
mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no
pueden ayunar.
20 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces
ayunarán, en aquel día.
21 Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo,
pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se
produce un desgarrón peor.
22 Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo,
el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los
pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.
23 Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus
discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.
24 Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es
lícito?»
25 El les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo
necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote
Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es
lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el
hombre para el sábado.
28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
Marcos 3
1 Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la
mano paralizada.
2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.
3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»
4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar
una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón,
dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su
mano.
6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos
contra él para ver cómo eliminarle.
7 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran
muchedumbre de Galilea. También de Judea,
8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores
de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le
prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.
10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le
echaban encima para tocarle.
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y
gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
13 Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.
14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a
predicar
15 con poder de expulsar los demonios.
16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;
17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a
quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;
18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo,
Tadeo, Simón el Cananeo
19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.
20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que
no podían comer.
21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues
decían: «Está fuera de sí.»
22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído
por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.»
23 El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede
Satanás expulsar a Satanás?
24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede
subsistir.
25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá
subsistir.
26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede
subsistir, pues ha llegado su fin.
27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si
no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los
pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón
nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.»
30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.»
31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a
llamar.
32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu
madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.»
33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»
34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su
alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos.
35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana
y mi madre.»
Marcos 4
1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta
gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda
la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su
instrucción:
3 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino;
vinieron las aves y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y
brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y
no dio fruto.
8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose,
dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»
9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le
preguntaban sobre las parábolas.
11 El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de
Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,
12 para que = por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no
entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.» =
13 Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces,
comprenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador siembra la Palabra.
15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra
son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra
sembrada en ellos.
16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al
oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,
17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en
cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra,
sucumben en seguida.
18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído
la Palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y
las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin
fruto.
20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra,
la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»
21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo
del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha
sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.
23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida
con que midáis, se os medirá y aun con creces.
25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.»
26 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el
grano en la tierra;
27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin
que él sepa cómo.
28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga,
después trigo abundante en la espiga.
29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque
ha llegado la siega.»
30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?
31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra,
es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;
32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su
sombra.»
33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas,
según podían entenderle;
34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo
explicaba todo en privado.
35 Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.»
36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban
otras barcas con él.
37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la
barca, de suerte que ya se anegaba la barca.
38 El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le
dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla,
enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues
¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Marcos 5
1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.
2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros,
un hombre con espíritu inmundo
3 que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado
ni siquiera con cadenas,
4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él
había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle.
5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes,
dando gritos e hiriéndose con piedras.
6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él
7 y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios
Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.»
8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es
Legión, porque somos muchos.»
10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte;
12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en
ellos.»
13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y
entraron en los puercos, y la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto
del precipicio y se fueron ahogando en el mar.
14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas;
y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido.
15 Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la
Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor.
16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y
lo de los puercos.
17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.
18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía
estar con él.
19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los
tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido
compasión de ti.»
20 El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús
había hecho con él, y todos quedaban maravillados.
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto
a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.
22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae
a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»
24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años,
26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado
todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la
gente y tocó su manto.
28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me
salvaré.»
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo
que quedaba sana del mal.
30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de
él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime
y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”»
32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había
hecho.
33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó
atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de
tu enfermedad.»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga
unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No
temas; solamente ten fe.»
37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y
Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos
que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha
muerto; está dormida.»
40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma
consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba
la niña.
41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «= Talitá kum =», que
quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»
42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía
doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le
dieran a ella de comer.
Marcos 6
1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen.
2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La
multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?
y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por
sus manos?
3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se
escandalizaban a causa de él.
4 Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en
su casa carece de prestigio.»
5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos
enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.
6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno
enseñando.
7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles
poder sobre los espíritus inmundos.
8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni
pan, ni alforja, ni calderilla en la faja;
9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.»
10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta
marchar de allí.
11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí
sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra
ellos.»
12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;
13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban.
14 Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre.
Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por
eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás
profetas.»
16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése
ha resucitado.»
17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le
había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su
hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.
18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer
de tu hermano.»
19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,
20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo,
y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un
banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea.
22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a
Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme
lo que quieras y te lo daré.»
23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.»
24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y
ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.»
25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el
Bautista.»
26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del
juramento y de los comensales.
27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle
la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel
28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la
muchacha se la dio a su madre.
29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le
dieron sepultura.
30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y lo que habían enseñado.
31 El, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar
solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos,
y no les quedaba tiempo ni para comer.
32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.
33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron
allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos.
34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas
cosas.
35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus
discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada.
36 Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a
comprarse de comer.»
37 El les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dicen:
«¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de
comer?»
38 El les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse
cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.»
39 Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la
verde hierba.
40 Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
41 Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los
discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los
dos peces.
42 Comieron todos y se saciaron.
43 Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los
peces.
44 Los que comieron los panes fueron 5.000 hombres.
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por
delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.
48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era
contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando
sobre el mar y quería pasarles de largo.
49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un
fantasma y se pusieron a gritar,
50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante,
les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»
51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y
quedaron en su interior completamente estupefactos,
52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba
embotada.
53 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.
54 Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida,
55 recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos
en camillas adonde oían que él estaba.
56 Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas,
colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la
orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Marcos 7
1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos
de Jerusalén.
2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras,
es decir no lavadas,
3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado
las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos,
4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas
cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y
bandejas -.
5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus
discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que
comen con manos impuras?»
6 El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está
escrito: = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. =
7 = En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son
preceptos de hombres. =
8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres.»
9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para
conservar vuestra tradición!
10 Porque Moisés dijo: = Honra a tu padre y a tu madre = y: = el que
maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. = Pero
vosotros decís:
11 Si uno dice a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir
como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -“,
12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre,
13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis
transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.»
14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended.
15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda
contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al
hombre.
16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le
preguntaban sobre la parábola.
18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No
comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede
contaminarle,
19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al
excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al
hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones
malas: fornicaciones, robos, asesinatos,
22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria,
insolencia, insensatez.
23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al
hombre.»
24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una
casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido,
25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya
hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies.
26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que
expulsara de su hija al demonio.
27 El le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está
bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»
28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen
bajo la mesa migajas de los niños.»
29 El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha
salido de tu hija.»
30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y
que el demonio se había ido.
31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar
de Galilea, atravesando la Decápolis.
32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le
ruegan imponga la mano sobre él.
33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos
y con su saliva le tocó la lengua.
34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: =
«Effatá», que quiere decir: «¡Abrete!»
35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua
y hablaba correctamente.
36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo
prohibía, tanto más ellos lo publicaban.
37 Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien;
hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Marcos 8
1 Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo
qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:
2 «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que
permanecen conmigo y no tienen qué comer.
3 Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y
algunos de ellos han venido de lejos.»
4 Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan
a éstos aquí en el desierto?»
5 El les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron:
«Siete.»
6 Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando
los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos
para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.
7 Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición
sobre ellos, mandó que también los sirvieran.
8 Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete
espuertas.
9 Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.
10 Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la
región de Dalmanutá.
11 Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole
una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba.
12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por
qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta
generación ninguna señal.»
13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
14 Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la
barca más que un pan.
15 El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la
levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»
16 Ellos hablaban entre sí que no tenían panes.
17 Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no
tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente
embotada?
18 = ¿Teniendo ojos no véis y teniendo oídos no oís? = ¿No os
acordáis de
19 cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos
llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.
20 «Y cuando partí los siete entre los 4.000, ¿cuántas espuertas llenas
de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.»
21 Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
22 Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le
toque.
23 Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y
habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba:
«¿Ves algo?»
24 El, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como
árboles, pero que andan.»
25 Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver
perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas
las cosas.
26 Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»
27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de
Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen
los hombres que soy yo?»
28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías;
otros, que uno de los profetas.»
29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro
le contesta: «Tú eres el Cristo.»
30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho
y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser
matado y resucitar a los tres días.
32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a
reprenderle.
33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro,
diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son
los de Dios, sino los de los hombres.»
34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame.
35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
36 Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su
vida?
37 Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
38 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta
generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará
de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»
Marcos 9
1 Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay
algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino
de Dios.»
2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y
los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de
ellos,
3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que
ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.
5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos
aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías»;
6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.
7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino
una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.»
8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a
Jesús solo con ellos.
9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que
habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era
eso de «resucitar de entre los muertos.»
11 Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe
venir primero?»
12 El les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas,
¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será
despreciado?
13 Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto
han querido, según estaba escrito de él.»
14 Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y
a unos escribas que discutían con ellos.
15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle.
16 El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?»
17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo
que tiene un espíritu mudo
18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar
espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos
que lo expulsaran, pero no han podido.»
19 El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré
con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!»
20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente
al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.
21 Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le
viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño.
22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con
él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.»
23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para
quien cree!»
24 Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca
fe!»
25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu
inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y
no entres más en él.»
26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El
muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que
había muerto.
27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.
28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus
discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»
29 Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la
oración.»
30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se
supiera,
31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del
hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres
días de haber muerto resucitará.»
32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
33 Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De
qué discutíais por el camino?»
34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién
era el mayor.
35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser
el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»
36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus
brazos y les dijo:
37 «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha
enviado.»
38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no
venía con nosotros.»
39 Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un
milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.
40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.»
41 «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de
que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.»
42 «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le
es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los
asnos y que le echen al mar.
43 Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que
entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego
que no se apaga.
45 Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres
cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
47 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres
con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la
gehenna,
48 donde = su gusano no muere y el fuego no se apaga; =
49 pues todos han de ser salados con fuego.
50 Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la
sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»
Marcos 10
1 Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del
Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les
enseñaba.
2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban:
«¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y
repudiarla.»
5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón
escribió para vosotros este precepto.
6 Pero desde el comienzo de la creación, = El los hizo varón y
hembra. =
7 = Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, =
8 = y los dos se harán una sola carne. = De manera que ya no son dos,
sino una sola carne.
9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.»
10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11 El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete
adulterio contra aquélla;
12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos
les reñían.
14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños
vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el
Reino de Dios.
15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no
entrará en él.»
16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre
ellos.
17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y
arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para
tener en herencia vida eterna?»
18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino
sólo Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: = No mates, no cometas adulterio, no
robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, = honra a tu padre y a
tu madre.» =
20 El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi
juventud.»
21 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta:
anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el
cielo; luego, ven y sígueme.»
22 Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque
tenía muchos bienes.
23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil
es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»
24 Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas
Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar
en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que
un rico entre en el Reino de Dios.»
26 Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y
¿quién se podrá salvar?»
27 Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible;
pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.»
28 Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo
y te hemos seguido.»
29 Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos,
hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,
30 quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el
mundo venidero, vida eterna.
31 Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.»
32 Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de
ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó
otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
33 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y
le entregarán a los gentiles,
34 y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los
tres días resucitará.»
35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen:
«Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.»
36 El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?»
37 Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria,
uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
38 Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que
yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser
bautizado?»
39 Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo
voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo
conque yo voy a ser bautizado;
40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el
concederlo, sino que es para quienes está preparado.»
41 Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y
Juan.
42 Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como
jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes
las oprimen con su poder.
43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a
ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,
44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,
45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus
discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un
mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí!»
48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho
más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
49 Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole:
«¡Animo, levántate! Te llama.»
50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El
ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!»
52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la
vista y le seguía por el camino.
Marcos 11
1 Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania,
al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,
2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien
entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado
todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo.
3 Y si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decid: “El Señor lo
necesita, y que lo devolverá en seguida”.»
4 Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la
calle, y lo desataron.
5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando
el pollino?»
6 Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.
7 Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó
sobre él.
8 Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado
de los campos.
9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: «= ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! =
10 ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna =
en las alturas!»
11 Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a
su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
12 Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
13 Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba
algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era
tiempo de higos.
14 Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus
discípulos oían esto.
15 Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar
fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las
mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
16 y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
17 Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: = Mi Casa será
llamada Casa de oración para todas las gentes? = ¡Pero vosotros la tenéis
hecha una = cueva de bandidos! =»
18 Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban
cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba
asombrada de su doctrina.
19 Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta
la raíz.
21 Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que
maldijiste está seca.»
22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios.
23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al
mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice,
lo obtendrá.
24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo
habéis recibido y lo obtendréis.
25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os
perdone vuestras ofensas.»
27 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le
acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28 y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado
tal autoridad para hacerlo?»
29 Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os
diré con qué autoridad hago esto.
30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?
Respondedme.»
31 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces,
¿por qué no le creísteis?”
32 Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente;
pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
33 Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice:
«Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
Marcos 12
1 Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos
labradores, y se ausentó.
2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de
ellos una parte de los frutos de la viña.
3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos
vacías.
4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y
le insultaron.
5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos,
hiriendo a unos, matando a otros.
6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último,
diciendo: “A mi hijo le respetarán”.
7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: “Este es el heredero.
Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.”
8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los
labradores y entregará la viña a otros.
10 ¿No habéis leído esta Escritura: = La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido; =
11 = fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?» =
12 Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque
habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole,
se fueron.
13 Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en
alguna palabra.
14 Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te
importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que
enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o
no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?»
15 Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me
tentáis? Traedme un denario, que lo vea.»
16 Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la
inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.»
17 Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a
Dios.» Y se maravillaban de él.
18 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya
resurrección, y le preguntaban:
19 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de
alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para
dar descendencia a su hermano.
20 Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar
descendencia;
21 también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el
tercero lo mismo.
22 Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió
también la mujer.
23 En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer?
Porque los siete la tuvieron por mujer.»
24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto,
por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?
25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer
ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
26 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro
de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: = Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? =
27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»
28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les
había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los
mandamientos?»
29 Jesús le contestó: «El primero es: = Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es el único Señor, =
30 = y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, = con toda tu mente y = con todas tus fuerzas. =
31 El segundo es: = Amarás a tu prójimo como a ti mismo. = No
existe otro mandamiento mayor que éstos.»
32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que =
El es único y que no hay otro fuera de El, =
33 = y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas
las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo = vale más que todos los
holocaustos y sacrificios.»
34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No
estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle
preguntas.
35 Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo:
«¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: = Dijo el Señor a
mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de
tus pies. =
37 El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo
suyo?» La muchedumbre le oía con agrado.
38 Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que
gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros
puestos en los banquetes;
40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas
oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.
41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la
gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho.
42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una
cuarta parte del as.
43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad
que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del
Tesoro.
44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha
echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.
Marcos 13
1 Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro, mira
qué piedras y qué construcciones.»
2 Jesús le dijo: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará
piedra sobre piedra que no sea derruida.»
3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo,
le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés:
4 «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas
cosas están para cumplirse.»
5 Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañe nadie.
6 Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy”, y
engañarán a muchos.
7 Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os
alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
8 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá
terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los
dolores de alumbramiento.
9 «Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a los
tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante
gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos.
10 Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las
naciones.
11 «Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais
a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no
seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.
12 Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se
levantarán hijos contra padres y los matarán.
13 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 «Pero cuando veáis = la abominación de la desolación = erigida
donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea,
huyan a los montes;
15 el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa,
16 y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto.
17 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
18 Orad para que no suceda en invierno.
19 Porque aquellos días habrá = una tribulación cual no la hubo =
desde el principio de la creación, que hizo Dios, = hasta el presente, = ni la
volverá a haber.
20 Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero
en atención a los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.
21 Entonces, si alguno os dice: “Mirad, el Cristo aquí” “Miradlo allí”,
no lo creáis.
22 Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y
prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
23 Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho
todo.
24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su resplandor,
25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los
cielos serán sacudidas.
26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con
gran poder y gloria;
27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus
elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El
está cerca, a las puertas.
30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo,
ni el Hijo, sino sólo el Padre.
33 «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.
34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da
atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que
vele;
35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa,
si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.
36 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
Marcos 14
1 Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos
sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle.
2 Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del
pueblo.»
3 Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la
mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de
nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza.
4 Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para qué este
despilfarro de perfume?
5 Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios
y habérselo dado a los pobres.» Y refunfuñaban contra ella.
6 Mas Jesús dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra
buena en mí.
7 Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien
cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre.
8 Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi
cuerpo para la sepultura.
9 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el
mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria
suya.»
10 Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos
sacerdotes para entregárselo.
11 Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba
buscando cómo le entregaría en momento oportuno.
12 El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los
preparativos para que comas el cordero de Pascua?»
13 Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad;
os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle
14 y allí donde entre, decid al dueño de la casa: “El Maestro dice:
¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”
15 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y
preparada; haced allí los preparativos para nosotros.»
16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal
como les había dicho, y prepararon la Pascua.
17 Y al atardecer, llega él con los Doce.
18 Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro que uno
de vosotros me entregará, el que come conmigo.»
19 Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso
soy yo?»
20 El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo
plato.
21 Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay
de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese
hombre no haber nacido!»
22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se
lo dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»
23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron
todos de ella.
24 Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por
muchos.
25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día
en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»
26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
27 Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: =
Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. =
28 Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
29 Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no.»
30 Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el
gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres.»
31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te
negaré.» Lo mismo decían también todos.
32 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus
discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.»
33 Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor
y angustia.
34 Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos
aquí y velad.»
35 Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser
posible pasara de él aquella hora.
36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta
copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
37 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón,
¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?
38 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil.»
39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados; ellos no sabían qué contestarle.
41 Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y
descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los pecadores.
42 ¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
43 Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno
de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los
sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a
quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»
45 Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.
46 Ellos le echaron mano y le prendieron.
47 Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo
Sacerdote, y le llevó la oreja.
48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador
habéis salido a prenderme con espadas y palos?
49 Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y
no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.»
50 Y abandonándole huyeron todos.
51 Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.
52 Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los
sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54 También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del
Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.
55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando
contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.
56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios
no coincidían.
57 Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:
58 «Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por
hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres.»
59 Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.
60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio,
preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan
contra ti?»
61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le
preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?»
62 Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis = al Hijo del hombre sentado a la
diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» =
63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad
tenemos ya de testigos?
64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que
era reo de muerte.
65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban
bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a
golpes.
66 Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo
Sacerdote
67 y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice:
«También tú estabas con Jesús de Nazaret.»
68 Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al
portal, y cantó un gallo.
69 Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí:
«Este es uno de ellos.»
70 Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí
volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres
galileo.»
71 Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a
ese hombre de quien habláis!»
72 Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó
lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás
negado tres.» Y rompió a llorar.
Marcos 15
1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes
con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a
Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le
respondió: «Sí, tú lo dices.»
3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas
cosas te acusan.»
5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba
sorprendido.
6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.
7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos
sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.
8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.
9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»
10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían
entregado por envidia.)
11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les
soltase más bien a Barrabás.
12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que
llamáis el Rey de los judíos?»
13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»
14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con
más fuerza: «Crucifícale!»
15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a
Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y
llaman a toda la cohorte.
17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la
ciñen.
18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»
19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando
las rodillas, se postraban ante él.
20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le
pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del
campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.
22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.
24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver
qué se llevaba cada uno.
25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.
26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey
de los judíos.»
27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su
izquierda.
29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,
30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»
31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con
los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.
32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo
veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban
crucificados.
33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la
hora nona.
34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: = «Eloí, Eloí, ¿lema
sabactaní?», - que quiere decir - = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?» =
35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.»
36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y,
sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver
si viene Elías a descolgarle.»
37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.
38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de
esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»
40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María
Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,
41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras
muchas que habían subido con él a Jerusalén.
42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del
sábado,
43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que
esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde
Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al
centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.
45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,
46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió
en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego,
hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.
Marcos 16
1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé
compraron aromas para ir a embalsamarle.
2 Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol,
van al sepulcro.
3 Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del
sepulcro?»
4 Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que
era muy grande.
5 Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado
derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron.
6 Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el
Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron.
7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros
a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto
se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían
miedo...
9 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se
apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete
demonios.
10 Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que
estaban tristes y llorosos.
11 Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
12 Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos
cuando iban de camino a una aldea.
13 Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco
creyeron a éstos.
14 Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y
les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído
a quienes le habían visto resucitado.
15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a
toda la creación.
16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se
condenará.
17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi
nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les
hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»
19 Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo
y se sentó a la diestra de Dios.
20 Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con
ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
Lucas 1
1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas
que se han verificado entre nosotros,
2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron
testigos oculares y servidores de la Palabra,
3 he decidido yo también, después de haber investigado
diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre
Teófilo,
4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado
Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón,
que se llamaba Isabel;
6 los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los
mandamientos y preceptos del Señor.
7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada
edad.
8 Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su
grupo,
9 le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el
Santuario del Señor para quemar el incienso.
10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del
incienso.
11 Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del
incienso.
12 Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él.
13 El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por
nombre Juan;
14 será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento,
15 porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará
lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre,
16 y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios,
17 e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, = para hacer
volver los corazones de los padres a los hijos, = y a los rebeldes a la
prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.»
18 Zacarías dijo al ángel: = «¿En qué lo conoceré? = Porque yo soy
viejo y mi mujer avanzada en edad.»
19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios,
y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva.
20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que
sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo.»
21 El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su
demora en el Santuario.
22 Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había
tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció
mudo.
23 Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue
a su casa.
24 Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta
durante cinco meses
25 diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en
que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres.»
26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.»
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría
aquel saludo.
30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá
fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo
y será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez,
y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» =
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de
gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno;
43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo
el niño en mi seno.
45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador =
48 porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su
nombre =
50 = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que
le temen. =
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en
su propio corazón.
52 = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los
humildes. =
53 = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin
nada.
54 = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia =
55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y
de su linaje por los siglos.»
56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.
57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.
58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran
misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían
ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar
Juan.»
61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.»
62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.
63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos
quedaron admirados.
64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a
Dios.
65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de
Judea se comentaban todas estas cosas;
66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues
¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó
diciendo:
68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y =
redimido a su pueblo. =
69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su
siervo,
70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus
santos profetas,
71 que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos
= los que nos odiaban =
72 haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su =
santa = alianza =
73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos
74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor
75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.
76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante =
del Señor = para = preparar sus caminos =
77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus
pecados,
78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos
visite una Luz de la altura,
79 a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de
muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz.» =
80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta
el día de su manifestación a Israel.
Lucas 2
1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto
ordenando que se empadronase todo el mundo.
2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria
Cirino.
3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea,
a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de
David,
5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días
del alumbramiento,
7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó
en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y
vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió
en su luz; y se llenaron de temor.
10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que
lo será para todo el pueblo:
11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el
Cristo Señor;
12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre.»
13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial,
que alababa a Dios, diciendo:
14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en
quienes él se complace.»
15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo,
los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos
lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre.
17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel
niño;
18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les
decían.
19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en
su corazón.
20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo
lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el
nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la
Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito
será consagrado al Señor =
24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =,
conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este
hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en
él el Espíritu Santo.
26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte
antes de haber visto al Cristo del Señor.
27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres
introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se
vaya en paz;
30 porque han visto mis ojos tu salvación,
31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que
queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de
Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su
marido,
37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba
del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y
hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor,
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia
de Dios estaba sobre él.
41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la
fiesta
43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en
Jerusalén, sin saberlo su padres.
44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de
camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
46 Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo
sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas.
48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo:
«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te
andábamos buscando.»
49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía
estar en la casa de mi Padre?»
50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre
conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y
ante los hombres.
Lucas 3
1 En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato
procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano,
tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene;
2 en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a
Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3 Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de
conversión para perdón de los pecados,
4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: = Voz
del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas; =
5 = todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo
tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. =
6 = Y todos verán la salvación de Dios. =
7 Decía, pues, a la gente que acudía para ser bautizada por él: «Raza
de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
8 Dad, pues, frutos dignos de conversión, y no andéis diciendo en
vuestro interior: “Tenemos por padre a Abraham”; porque os digo que
puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.
9 Y ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.»
10 La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?»
11 Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el
que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
12 Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro,
¿qué debemos hacer?»
13 El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.»
14 Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos
hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias
falsas, y contentaos con vuestra soldada.»
15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus
corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero
viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de
sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en
su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
18 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena
Nueva.
19 Pero Herodes, el tetrarca, reprendido por él a causa de Herodías, la
mujer de su hermano, y a causa de todas las malas acciones que había
hecho,
20 añadió a todas ellas la de encerrar a Juan en la cárcel.
21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado
también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo,
22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una
paloma; y vino una voz del cielo: = «Tú eres mi hijo; yo hoy te he
engendrado.» =
23 Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía
hijo de José, hijo de Helí,
24 hijo de Mattat, hijo de Leví, hijo de Melkí, hijo de Jannái, hijo de
José,
25 hijo de Mattatías, hijo de Amós, hijo de Naúm, hijo de Eslí, hijo de
Nangay,
26 hijo de Maaz, hijo de Mattatías, hijo de Semeín, hijo de Josec, hijo
de Jodá,
27 hijo de Joanán, hijo de Resá, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel,
hijo de Nerí,
28 hijo de Melkí, hijo de Addí, hijo de Cosam, hijo de Elmadam, hijo
de Er,
29 hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Mattat, hijo de
Leví,
30 hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de
Eliaquim,
31 hijo de Meleá, hijo de Menná, hijo de Mattatá, hijo de Natán, hijo
de David,
32 hijo de Jesé, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de
Naassón,
33 hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom, hijo
de Fares, hijo de Judá,
34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tara, hijo de
Najor,
35 hijo de Serug, hijo de Ragáu, hijo de Fálek, hijo de Eber, hijo de
Sala,
36 hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de
Lámek,
37 hijo de Matusalén, hijo de Henoc, hijo de Járet, hijo de Maleleel,
hijo de Cainam,
38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios.
Lucas 4
1 Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido
por el Espíritu en el desierto,
2 durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en
aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.
3 Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que
se convierta en pan.»
4 Jesús le respondió: «Esta escrito: = No sólo de pan vive el hombre.»
=
5 Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de
la tierra;
6 y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos,
porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7 Si, pues, me adoras, toda será tuya.»
8 Jesús le respondió: «Esta escrito: = Adorarás al Señor tu Dios y sólo
a él darás culto.» =
9 Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
10 porque está escrito: = A sus ángeles te encomendará para que te
guarden. =
11 Y: = En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra
alguna.» =
12 Jesús le respondió: «Está dicho: = No tentarás al Señor tu Dios.» =
13 Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo
oportuno.
14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se
extendió por toda la región.
15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró
en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el
volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los
oprimidos =
19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =
20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la
sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se
ha cumplido hoy.»
22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras
llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de
José?»
23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate
a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo
también aquí en tu patria.»
24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido
en su patria.»
25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de
Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran
hambre en todo el país;
26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de
Sarepta de Sidón. =
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y
ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»
28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una
altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para
despeñarle.
30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con
autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un
demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:
34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has
venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el
demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.
36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra
ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»
37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de
Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.
39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó;
ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas
dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos,
los curaba.
41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres
el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque
sabían que él era el Cristo.
42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le
andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les
dejara.
43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la
Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»
44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.
Lucas 5
1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre
él para oír la Palabra de Dios,
2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los
pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se
alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la
muchedumbre.
4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad
vuestras redes para pescar.»
5 Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche
y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»
6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las
redes amenazaban romperse.
7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran
en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se
hundían.
8 Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo:
«Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él
estaban, a causa de los peces que habían pescado.
10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás
pescador de hombres.»
11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
12 Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre
cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó
diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»
13 El extendió la mano, le tocó, y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante le desapareció la lepra.
14 Y él le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y añadió: «Vete,
muéstrate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió
Moisés para que les sirva de testimonio.»
15 Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía
para oírle y ser curados de sus enfermedades.
16 Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.
17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y
doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y
Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones.
18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y
trataban de introducirle, para ponerle delante de él.
19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud,
subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le
pusieron en medio, delante de Jesús.
20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan
perdonados.»
21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que
dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis
pensando en vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te quedan perdonados”, o
decir: “Levántate y anda”?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: “A ti te digo, levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa”.»
25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que
yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios.
26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de
temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.»
27 Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado
en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
28 El, dejándolo todo, se levantó y le siguió.
29 Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número
de publicanos, y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos:
«¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?»
31 Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos,
sino los que están mal.
32 No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.»
33 Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y
recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y
beben.»
34 Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la
boda mientras el novio está con ellos?
35 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces
ayunarán en aquellos días.»
36 Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo
para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y
al viejo no le iría el remiendo del nuevo.
37 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo,
el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se
echarían a perder;
38 sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos.
39 Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque
dice: «El añejo es el bueno.»
Lucas 6
1 Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos
arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos.
2 Algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis lo que no es lícito
en sábado?»
3 Y Jesús les respondió: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David,
cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,
4 cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia,
que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le
acompañaban?»
5 Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»
6 Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a
enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
7 Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado,
para encontrar de qué acusarle.
8 Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la
mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» El, levantándose, se puso
allí.
9 Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer
el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.»
10 Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» El lo hizo, y
quedó restablecida su mano.
11 Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.
12 Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la
noche en la oración de Dios.
13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de
entre ellos, a los que llamó también apóstoles.
14 A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago
y Juan, a Felipe y Bartolomé,
15 a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;
16 a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran
multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda
Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
18 que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y
los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
19 Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que
sanaba a todos.
20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis
saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os
expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del
Hijo del hombre.
23 Alegráos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será
grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
24 «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro
consuelo.
25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis
hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.
26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de
ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
27 «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros
enemigos, haced bien a los que os odien,
28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que
te quite el manto, no le niegues la túnica.
30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.
31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros
igualmente.
32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los
pecadores aman a los que les aman.
33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis?
¡También los pecadores hacen otro tanto!
34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo
correspondiente.
35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin
esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
36 «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.
37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados.
38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante
pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que
midáis se os medirá.»
39 Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No
caerán los dos en el hoyo?
40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien
formado, será como su maestro.
41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y
no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?
42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que saque la
brizna que hay en tu ojo”, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar
la brizna que hay en el ojo de tu hermano.
43 «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no
hay árbol malo que dé fruto bueno.
44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los
espinos, ni de la zarza se vendimian uvas.
45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el
malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su
boca.
46 «¿Por qué me llamáis: “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
47 «Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en
práctica, os voy a mostrar a quién es semejante:
48 Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó
profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una
inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla
por estar bien edificada.
49 Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a
un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que
rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella
casa.»
Lucas 7
1 Cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró
en Cafarnaúm.
2 Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión,
muy querido de éste.
3 Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los
judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo.
4 Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo:
«Merece que se lo concedas,
5 porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la
sinagoga.»
6 Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el
centurión a unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy
digno de que entres bajo mi techo,
7 por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro.
Mándalo de palabra, y quede sano mi criado.
8 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis
órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo:
“Haz esto”, y lo hace.»
9 Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la
muchedumbre que le seguía: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe
tan grande.»
10 Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.
11 Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e
iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.
12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un
muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha
gente de la ciudad.
13 Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.»
14 Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él
dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.»
15 El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él = se lo dio a su
madre. =
16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un
gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su
pueblo».
17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la
región circunvecina.
18 Sus discípulos llevaron a Juan todas estas noticias. Entonces él,
llamando a dos de ellos,
19 los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos
esperar a otro?»
20 Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos
ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y
dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.
22 Y les respondió: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído:
Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos
oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva;
23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»
24 Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar de
Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por
el viento?
25 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido?
¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los
palacios.
26 Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que
un profeta.
27 Este es de quien está escrito: = He aquí que envío mi mensajero
delante de ti, que preparará por delante tu camino. =
28 «Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que
Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él.
29 Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos,
reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de
Juan.
30 Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él,
frustraron el plan de Dios sobre ellos.
31 «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y
¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se
gritan unos a otros diciendo: “Os hemos tocado la flauta, y no habéis
bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado.”
33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía
vino, y decís: “Demonio tiene.”
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Ahí
tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.”
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»
36 Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del
fariseo, se puso a la mesa.
37 Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que
estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de
perfume,
38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus
lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba;
besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste
fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando,
pues es una pecadora.»
40 Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di,
maestro.»
41 Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el
otro cincuenta.
42 Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le
amará más?»
43 Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El
le dijo: «Has juzgado bien»,
44 y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer?
Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha
mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.
45 No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de
besarme los pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con
perfume.
47 Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados,
porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor
muestra.»
48 Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»
49 Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que
hasta perdona los pecados?»
50 Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»
Lucas 8
1 Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos,
proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le
acompañaban los Doce,
2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y
enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete
demonios,
3 Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras
muchas que les servían con sus bienes.
4 Habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a él de todas las
ciudades, dijo en parábola:
5 «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte
cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron;
6 otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener
humedad;
7 otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la
ahogaron.
8 Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.»
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
9 Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola,
10 y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del
Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que = viendo, no vean y,
oyendo, no entiendan. =
11 «La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios.
12 Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene
el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven.
13 Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con
alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de
la prueba desisten.
14 Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo
de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de la vida, y no llegan a madurez.
15 Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído,
conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con
perseverancia.
16 «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone
debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que
entren vean la luz.
17 Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que
no venga a ser conocido y descubierto.
18 Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no
tenga, aun lo que crea tener se le quitará.»
19 Se presentaron donde él su madre y sus hermanos, pero no podían
llegar hasta él a causa de la gente.
20 Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren
verte.»
21 Pero él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que
oyen la Palabra de Dios y la cumplen.»
22 Sucedió que cierto día subió a una barca con sus discípulos, y les
dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago.» Y se hicieron a la mar.
23 Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una
borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro.
24 Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro,
Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al
oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza.
25 Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de temor,
se decían entre sí maravillados: «Pues ¿quién es éste, que impera a los
vientos y al agua, y le obedecen?»
26 Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea.
27 Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre,
poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba
vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros.
28 Al ver a Jesús, cayó ante él, gritando con gran voz: «¿Qué tengo yo
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.»
29 Es que él había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel
hombre; pues en muchas ocasiones se apoderaba de él; le sujetaban con
cadenas y grillos para custodiarle, pero rompiendo las ligaduras era
empujado por el demonio al desierto.
30 Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre? «El contestó: «Legión»;
porque habían entrado en él muchos demonios.
31 Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo.
32 Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le
suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió.
33 Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos;
y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó.
34 Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron
por la ciudad y por las aldeas.
35 Salieron, pues, a ver lo que había ocurrido y, llegando donde Jesús,
encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido
y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor.
36 Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el
endemoniado.
37 Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se
alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor. El, subiendo a la
barca, regresó.
38 El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con
él; pero le despidió, diciendo:
39 «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.» Y
fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él.
40 Cuando regresó Jesús, le recibió la muchedumbre, pues todos le
estaban esperando.
41 Y he aquí que llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la
sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en su casa,
42 porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba
muriéndose. Mientras iba, las gentes le ahogaban.
43 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años, y que no había podido ser curada por nadie,
44 se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró
el flujo de sangre.
45 Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo
Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.»
46 Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una
fuerza ha salido de mí.»
47 Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose
ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y
cómo al punto había sido curada.
48 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.»
49 Estaba todavía hablando, cuando uno de casa del jefe de la
sinagoga llega diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro.»
50 Jesús, que lo oyó, le dijo: «No temas; solamente ten fe y se
salvará.»
51 Al llegar a la casa, no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan
y Santiago, al padre y a la madre de la niña.
52 Todos la lloraban y se lamentaban, pero él dijo: «No lloréis, no ha
muerto; está dormida.»
53 Y se burlaban de él, pues sabían que estaba muerta.
54 El, tomándola de la mano, dijo en voz alta: «Niña, levántate.»
55 Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó; y él mandó que le
dieran a ella de comer.
56 Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie
dijeran lo que había pasado.
Lucas 9
1 Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los
demonios, y para curar enfermedades;
2 y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar.
3 Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni
pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno.
4 Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis
de allí.
5 En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad,
sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.»
6 Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y
curando por todas partes.
7 Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba
perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los
muertos;
8 otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos
profetas había resucitado.
9 Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien
oigo tales cosas?» Y buscaba verle.
10 Cuando los apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho.
Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada
Betsaida.
11 Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les
hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de
ser curados.
12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le
dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del
contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar
deshabitado.»
13 El les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron:
«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos
nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.»
14 Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: «Haced
que se acomoden por grupos de unos cincuenta.»
15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos.
16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los
ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando
a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.
17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les
habían sobrado: doce canastos.
18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él
los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías;
otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.»
20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó:
«El Cristo de Dios.»
21 Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.
22 Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al
tercer día.»
23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí, ése la salvará.
25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si
él mismo se pierde o se arruina?
26 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se
avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su
Padre y en la de los santos ángeles.
27 «Pues de verdad os digo que hay algunos, entre los aquí presentes,
que no gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios.»
28 Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó
consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y
sus vestidos eran de una blancura fulgurante,
30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y
Elías;
31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a
cumplir en Jerusalén.
32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero
permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban
con él.
33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti,
otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió
con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi
Elegido; escuchadle.»
36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos
callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
37 Sucedió que al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al
encuentro mucha gente.
38 En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te
suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo,
39 y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a
dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él,
dejándole quebrantado.
40 He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
41 Respondió Jesús: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo!»
42 Cuando se acercaba, el demonio le arrojó por tierra y le agitó
violentamente; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo
devolvió a su padre;
43 y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. Estando todos
maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
44 «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres.»
45 Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo
que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.
46 Se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el
mayor.
47 Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño,
le puso a su lado,
48 y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más
pequeño de entre vosotros, ése es mayor.»
49 Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que
expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no
viene con nosotros.»
50 Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra
vosotros, está por vosotros.»
51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él
se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,
52 y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un
pueblo de samaritanos para prepararle posada;
53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»
55 Pero volviéndose, les reprendió;
56 y se fueron a otro pueblo.
57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera
que vayas.»
58 Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
59 A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a
enterrar a mi padre.»
60 Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú
vete a anunciar el Reino de Dios.»
61 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes
despedirme de los de mi casa.»
62 Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia
atrás es apto para el Reino de Dios.»
Lucas 10
1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en
dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al
Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el
camino.
5 En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”
6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no,
se volverá a vosotros.
7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan,
porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios
está cerca de vosotros.”
10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y
decid:
11 “Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies,
os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.”
12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para
aquella ciudad.
13 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo
ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido.
14 Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para
vosotras.
15 Y tú, Cafarnaúm, = ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el
Hades te hundirás! =
16 «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros
os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me
ha enviado.»
17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se
nos someten en tu nombre.»
18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones,
y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;
20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de
que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»
21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y
dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a
pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es
el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar.»
23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos
que ven lo que veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que
vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo
oyeron.»
25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que
he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»
27 Respondió: = «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todas tus fuerzas = y con toda tu mente; = y a tu prójimo
como a ti mismo.» =
28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.»
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi
prójimo?»
30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó
en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron
dejándole medio muerto.
31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio
un rodeo.
32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un
rodeo.
33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle
tuvo compasión;
34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y
montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de
él.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y
dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.”
36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en
manos de los salteadores?»
37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús:
«Vete y haz tú lo mismo.»
38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada
Marta, le recibió en su casa.
39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del
Señor, escuchaba su Palabra,
40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres.
Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje
sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»
41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por
muchas cosas;
42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la
parte buena, que no le será quitada.»
Lucas 11
1 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le
dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a
sus discípulos.»
2 El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino,
3 danos cada día nuestro pan cotidiano,
4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros
perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.»
5 Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a
él a medianoche, le dice: “Amigo, préstame tres panes,
6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué
ofrecerle”,
7 y aquél, desde dentro, le responde: “No me molestes; la puerta ya
está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a
dártelos”,
8 os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al
menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.»
9 Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
abrirá.
10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá.
11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en
lugar de un pez le da una culebra;
12 o, si pide un huevo, le da un escorpión?
13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo
pidan!»
14 Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando
salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron.
15 Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los
demonios, expulsa los demonios.»
16 Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.
17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino
dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae.
18 Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va
a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por
Beelzebul.
19 Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan
vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
20 Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha
llegado a vosotros el Reino de Dios.
21 Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes
están en seguro;
22 pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en
las que estaba confiado y reparte sus despojos.»
23 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama.
24 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: “Me volveré a
mi casa, de donde salí.”
25 Y al llegar la encuentra barrida y en orden.
26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se
instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.»
27 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer
de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te
criaron!»
28 Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y
la guardan.»
29 Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es
una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la
señal de Jonás.
30 Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el
Hijo del hombre para esta generación.
31 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de
esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la
tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
32 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la
condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí
hay algo más que Jonás.
33 «Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el
celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor.
34 La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano,
también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu
cuerpo está a oscuras.
35 Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad.
36 Si, pues, tu cuerpo está enteramente luminoso, no teniendo parte
alguna oscura, estará tan enteramente luminoso, como cuando la lámpara te
ilumina con su fulgor.»
37 Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él;
entrando, pues, se puso a la mesa.
38 Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las
abluciones antes de comer.
39 Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y
maldad.
40 ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?
41 Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán
puras para vosotros.
42 Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la
menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor
a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello.
43 ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las
sinagogas y que se os salude en las plazas!
44 ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre
los que andan los hombres sin saberlo!»
45 Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas,
también nos injurias a nosotros!»
46 Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a
los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de
vuestros dedos!
47 «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que
vuestros padres mataron!
48 Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros
padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis.
49 «Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y
apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán,
50 para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos
los profetas derramada desde la creación del mundo,
51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció
entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta
generación.
52 «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la
ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis
impedido.»
53 Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a
acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas,
54 buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.
Lucas 12
1 En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse
unos a otros, se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de
la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no
haya de saberse.
3 Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que
hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los
terrados.
4 «Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el
cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
5 Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de
matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése.
6 «¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de
ellos está olvidado ante Dios.
7 Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No
temáis; valéis más que muchos pajarillos.
8 «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres,
también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios.
9 Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante
de los ángeles de Dios.
10 «A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le
perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará.
11 Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las
autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué
diréis,
12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo
que conviene decir.»
13 Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la
herencia conmigo.»
14 El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o
repartidor entre vosotros?»
15 Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la
abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.»
16 Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron
mucho fruto;
17 y pensaba entre sí, diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo donde
reunir mi cosecha?”
18 Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré
otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,
19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para
muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.”
20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el
alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”
21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a
Dios.»
22 Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por
vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:
23 porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido;
24 fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni
granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!
25 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe,
añadir un codo a la medida de su vida?
26 Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué
preocuparos de lo demás?
27 Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni
Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al
horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!
29 Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y
no estéis inquietos.
30 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya
sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso.
31 Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.
32 «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido
bien daros a vosotros el Reino.
33 «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se
deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la
polilla;
34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón.
35 «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,
36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda,
para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.
37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo
os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro,
les servirá.
38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así,
¡dichosos de ellos!
39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir
el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no
penséis, vendrá el Hijo del hombre.»
41 Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para
todos?»
42 Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y
prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a
su tiempo su ración conveniente?
43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así.
44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en
venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y
a emborracharse,
46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el
momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.
47 «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha
preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos
azotes;
48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a
quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho,
se le pedirá más.
49 «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que
ya estuviera encendido!
50 Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy
hasta que se cumpla!
51 «¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro,
sino división.
52 Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos;
tres contra dos, y dos contra tres;
53 estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la
madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la
nuera contra la suegra.»
54 Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en
el occidente, al momento decís: “Va a llover”, y así sucede.
55 Y cuando sopla el sur, decís: “Viene bochorno”, y así sucede.
56 ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo,
¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?
57 «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
58 Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el
camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te
entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel.
59 Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
céntimo.
Lucas 13
1 En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los
galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.
2 Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores
que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas?
3 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo
modo.
4 O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé
matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que
habitaban en Jerusalén?
5 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo
modo.»
6 Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su
viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.
7 Dijo entonces al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar
fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la
tierra?”
8 Pero él le respondió: “Señor, déjala por este año todavía y mientras
tanto cavaré a su alrededor y echaré abono,
9 por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.”»
10 Estaba un sábado enseñando en una sinagoga,
11 y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía
dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse.
12 Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu
enfermedad.»
13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a
Dios.
14 Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho
una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede
trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.»
15 Replicóle el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos
vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya
dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de
sábado?»
17 Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos,
mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
18 Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo
compararé?
19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo
puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron
en sus ramas.»
20 Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios?
21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres
medidas de harina, hasta que fermentó todo.»
22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba
hacia Jerusalén.
23 Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo:
24 «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos
pretenderán entrar y no podrán.
25 «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os
pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: “¡Señor,
ábrenos!” Y os responderá: “No sé de dónde sois.”
26 Entonces empezaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y
has enseñado en nuestras plazas”;
27 y os volverá a decir: “No sé de dónde sois. = ¡Retiraos de mí, todos
los agentes de injusticia!” =
28 «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a
Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras
a vosotros os echan fuera.
29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán
a la mesa en el Reino de Dios.
30 «Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán
últimos.»
31 En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos, y le
dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
32 Y él les dijo: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo
a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado.
33 Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no
cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34 «¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los
que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una
gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido!
35 Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me
volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: = ¡Bendito el que viene
en nombre del Señor!» =
Lucas 14
1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de
los fariseos para comer, ellos le estaban observando.
2 Había allí, delante de él, un hombre hidrópico.
3 Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito
curar en sábado, o no?»
4 Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió.
5 Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey
a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?»
6 Y no pudieron replicar a esto.
7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo
una parábola:
8 «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el
primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido
que tú,
9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: “Deja el sitio a
éste”, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto.
10 Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último
puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo,
sube más arriba.” Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén
contigo a la mesa.
11 Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille,
será ensalzado.»
12 Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o
una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu
recompensa.
13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los
cojos, a los ciegos;
14 y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te
recompensará en la resurrección de los justos.»
15 Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo: «¡Dichoso el
que pueda comer en el Reino de Dios!»
16 El le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a
muchos;
17 a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados:
“Venid, que ya está todo preparado.”
18 Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He
comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.”
19 Y otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas; te ruego me dispenses.”
20 Otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir.”
21 «Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el
dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal en seguida a las plazas y calles de la
ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos.”
22 Dijo el siervo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay
sitio.”
23 Dijo el señor al siervo: “Sal a los caminos y cercas, y obliga a
entrar hasta que se llene mi casa.”
24 Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi
cena.»
25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo:
26 «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su
mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida,
no puede ser discípulo mío.
27 El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser
discípulo mío.
28 «Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se
sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla?
29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar,
todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:
30 “Este comenzó a edificar y no pudo terminar.”
31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta
antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él
con 20.000?
32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir
condiciones de paz.
33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a
todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
34 «Buena es la sal; mas si también la sal se desvirtúa, ¿con qué se la
sazonará?
35 No es útil ni para la tierra ni para el estercolero; la tiran afuera. El
que tenga oídos para oír, que oiga.»
Lucas 15
1 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle,
2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a
los pecadores y come con ellos.»
3 Entonces les dijo esta parábola.
4 «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no
deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la
encuentra?
5 Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros;
6 y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice:
“Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.”
7 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un
solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de
conversión.
8 «O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende
una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la
encuentra?
9 Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice:
“Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.”
10 Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de
Dios por un solo pecador que se convierta.»
11 Dijo: «Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la
hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda.
13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un
país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
14 «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en
aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país,
que le envió a sus fincas a apacentar puercos.
16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los
puercos, pero nadie se las daba.
17 Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre
tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre!
18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo
y ante ti.
19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros.”
20 Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le
vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó
efusivamente.
21 El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no
merezco ser llamado hijo tuyo.”
22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y
vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies.
23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una
fiesta,
24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba
perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta.
25 «Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a
la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 El le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo
cebado, porque le ha recobrado sano.”
28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba.
29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás
dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para
tener una fiesta con mis amigos;
30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda
con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!”
31 «Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es
tuyo;
32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano
tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido
hallado.”»
Lucas 16
1 Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un
administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda;
2 le llamó y le dijo: “¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque ya no podrás seguir administrando.”
3 Se dijo a sí mismo el administrador: “¿Qué haré, pues mi señor me
quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4 Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la
administración me reciban en sus casas.”
5 «Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al
primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”
6 Respondió: “Cien medidas de aceite.” El le dijo: “Toma tu recibo,
siéntate en seguida y escribe cincuenta.”
7 Después dijo a otro: “Tú, ¿cuánto debes?” Contestó: “Cien cargas de
trigo.” Dícele: “Toma tu recibo y escribe ochenta.”
8 «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado
astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su
generación que los hijos de la luz.
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando
llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es
injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará
lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a
uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No
podéis servir a Dios y al Dinero.»
14 Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del
dinero, y se burlaban de él.
15 Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable
para los hombres, es abominable ante Dios.
16 «La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a
anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con
violencia por entrar en él.
17 «Más fácil es que el cielo y la tierra pasen, que no que caiga un
ápice de la Ley.
18 «Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete
adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete
adulterio.
19 «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba
todos los días espléndidas fiestas.
20 Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas,
21 deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los
perros venían y le lamían las llagas.
22 Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.
23 «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a
Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua,
porque estoy atormentado en esta llama.”
25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes
durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí
consolado y tú atormentado.
26 Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo,
de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí
puedan pasar donde nosotros.”
27 «Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi
padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no
vengan también ellos a este lugar de tormento.”
29 Díjole Abraham: “Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan.”
30 El dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los
muertos va donde ellos, se convertirán.”
31 Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se
convencerán, aunque un muerto resucite.”»
Lucas 17
1 Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos;
pero, ¡ay de aquel por quien vienen!
2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea
arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si
se arrepiente, perdónale.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti,
diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.»
5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»
6 El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais
dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y os habría
obedecido.»
7 «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?”
8 ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para cenar, y cíñete para
servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás
tú?”
9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado?
10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue
mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos
hacer.»
11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines
entre Samaria y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres
leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió
que, mientras iban, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta
voz;
16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y
éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este
extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de
Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.
21 Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está
entre vosotros.»
22 Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo
de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás.
24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro
del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.
25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta
generación.
26 «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del
Hijo del hombre.
27 Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró
Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
28 Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, construían;
29 pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y
azufre del cielo y los hizo perecer a todos.
30 Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa,
no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se
vuelva atrás.
32 Acordaos de la mujer de Lot.
33 Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la
conservará.
34 Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno
será tomado y el otro dejado;
35 habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra
dejada.»
36 Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?» El les respondió: «Donde esté el
cuerpo, allí también se reunirán los buitres.»
Lucas 18
1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre
sin desfallecer.
2 «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los
hombres.
3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo:
“¡Hazme justicia contra mi adversario!”
4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que
no venga continuamente a importunarme.”»
6 Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;
7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día
y noche, y les hace esperar?
8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del
hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»
9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los
demás, esta parábola:
10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro
publicano.
11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios!
Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos,
adúlteros, ni tampoco como este publicano.
12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis
ganancias.”
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni
a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!
¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”
14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo
el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
15 Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara, y
al verlo los discípulos, les reñían.
16 Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: «Dejad que los niños
vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el
Reino de Dios.
17 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no
entrará en él.»
18 Uno de los principales le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de
hacer para tener en herencia vida eterna?»
19 Le dijo Jesús: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino
sólo Dios.
20 Ya sabes los mandamientos: = No cometas adulterio, no mates, no
robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» =
21 El dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.»
22 Oyendo esto Jesús, le dijo: «Aún te falta una cosa. Todo cuanto
tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos;
luego, ven y sígueme.»
23 Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
24 Viéndole Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas
entren en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el
que un rico entre en el Reino de Dios.»
26 Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?»
27 Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.»
28 Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras
cosas y te hemos seguido.»
29 El les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer,
hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios,
30 quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero,
vida eterna.»
31 Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a
Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del
hombre;
32 pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado
y escupido;
33 y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará.»
34 Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban
ocultas y no entendían lo que decía.
35 Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto
al camino pidiendo limosna;
36 al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.
37 Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo
38 y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión
de mí!»
39 Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él
gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
40 Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo
acercado, le preguntó:
41 «¿Qué quieres que te haga?» El dijo: «¡Señor, que vea!»
42 Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»
43 Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y
todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
Lucas 19
1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.
2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y
rico.
3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente,
porque era de pequeña estatura.
4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a
pasar por allí.
5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo,
baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa
de un hombre pecador.»
8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis
bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el
cuádruplo.»
9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque
también éste es hijo de Abraham,
10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba
perdido.»
11 Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues
estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería
de un momento a otro.
12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir
la investidura real y volverse.
13 Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les
dijo: “Negociad hasta que vuelva.”
14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una
embajada que dijese: “No queremos que ése reine sobre nosotros.”
15 «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura
real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero,
para saber lo que había ganado cada uno.
16 Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez
minas.”
17 Le respondió: “¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo
mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.”
18 Vino el segundo y dijo: “Tu mina, Señor, ha producido cinco
minas.”
19 Dijo a éste: “Ponte tú también al mando de cinco ciudades.”
20 «Vino el otro y dijo: “Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido
guardada en un lienzo;
21 pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo
que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.”
22 Dícele: “Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo
soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no
sembré;
23 pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver
yo, lo habría cobrado con los intereses.”
24 Y dijo a los presentes: “Quitadle la mina y dádsela al que tiene las
diez minas.”
25 Dijéronle: “Señor, tiene ya diez minas.”
26 - “Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará.”
27 «”Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo
reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.”»
28 Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.
29 Y sucedió que, al aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del
monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,
30 diciendo: «Id al pueblo que está enfrente y, entrando en él,
encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún
hombre; desatadlo y traedlo.
31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, diréis esto:
“Porque el Señor lo necesita.”»
32 Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho.
33 Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: «¿Por qué
desatáis el pollino?»
34 Ellos les contestaron: «Porque el Señor lo necesita.»
35 Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos sobre el pollino,
hicieron montar a Jesús.
36 Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino.
37 Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de
los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes
voces, por todos los milagros que habían visto.
38 Decían: = «Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! = Paz
en el cielo y gloria en las alturas.»
39 Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron:
«Maestro, reprende a tus discípulos.»
40 Respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.»
41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,
42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!
Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.
43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de
empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,
44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de
ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo
de tu visita.»
45 Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,
46 diciéndoles: «Está escrito: = Mi Casa será Casa de oración. = ¡Pero
vosotros la habéis hecho = una cueva de bandidos!» =
47 Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos
sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban
matarle,
48 pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le
oía pendiente de sus labios.
Lucas 20
1 Y sucedió que un día enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba
la Buena Nueva; se acercaron los sumos sacerdotes y los escribas junto con
los ancianos,
2 y le preguntaron: «Dinos: ¿Con qué autoridad haces esto, o quién es
el que te ha dado tal autoridad?»
3 El les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa.
Decidme:
4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?»
5 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “¿Por qué
no le creísteis?”
6 Pero si decimos: “De los hombres”, todo el pueblo nos apedreará,
pues están convencidos de que Juan era un profeta.»
7 Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.
8 Jesús entonces les dijo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad
hago esto.»
9 Se puso a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña
y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
10 «A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le
diesen parte del fruto de la viña. Pero los labradores, después de golpearle,
le despacharon con las manos vacías.
11 Volvió a enviar otro siervo, pero ellos, después de golpearle e
insultarle, le despacharon con las manos vacías.
12 Tornó a enviar un tercero, pero ellos, después de herirle, le
echaron.
13 Dijo, pues, el dueño de la viña: “¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo
querido; tal vez le respeten.”
14 Pero los labradores, al verle, se dijeron entre sí: “Este es el
heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.”
15 Y, echándole fuera de la viña, le mataron. «¿Qué hará, pues, con
ellos el dueño de la viña?
16 Vendrá y dará muerte a estos labradores, y entregará la viña a
otros.» Al oír esto, dijeron: «De ninguna manera.»
17 Pero él clavando en ellos la mirada, dijo: «Pues, ¿qué es lo que está
escrito: = La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se
ha convertido? =
18 Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre
quien ella caiga, le aplastará.»
19 Los escribas y los sumos sacerdotes trataron de echarle mano en
aquel mismo momento - pero tuvieron miedo al pueblo - porque habían
comprendido que aquella parábola la había dicho por ellos.
20 Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías, que fingieran
ser justos, para sorprenderle en alguna palabra y poderle entregar al poder y
autoridad del procurador.
21 Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con
rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que
enseñas con franqueza el camino de Dios:
22 ¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»
23 Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:
24 «Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la
inscripción?» Ellos dijeron: «Del César.»
25 El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de
Dios a Dios.»
26 No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y,
maravillados por su respuesta, se callaron.
27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no
hay resurrección, le preguntaron:
28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de
alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer
para dar descendencia a su hermano.
29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin
hijos;
30 y la tomó el segundo,
31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin
dejar hijos.
32 Finalmente, también murió la mujer.
33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque
los siete la tuvieron por mujer.»
34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;
35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y
en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas
marido,
36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios,
siendo hijos de la resurrección.
37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo
de la zarza, cuando llama al Señor = el Dios de Abraham, el Dios de Isaac
y el Dios de Jacob. =
38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos
viven.»
39 Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.»
40 Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.
41 Les preguntó: «¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?
42 Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: = Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
43 hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. =
44 David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?»
45 Estando todo el pueblo oyendo, dijo a los discípulos:
46 «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y
quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las
sinagogas, y los primeros puestos en los banquetes;
47 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas
oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.»
Lucas 21
1 Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el
arca del Tesoro;
2 vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,
3 y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que
todos.
4 Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba,
ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para
vivir.»
5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de
bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:
6 «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra
que no sea derruida.»
7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la
señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»
8 El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos
usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les
sigáis.
9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis;
porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es
inmediato.»
10 Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino
contra reino.
11 Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares,
habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
12 «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y
gobernadores por mi nombre;
13 esto os sucederá para que deis testimonio.
14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,
15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no
podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y
matarán a algunos de vosotros,
17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces
que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que
estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos,
que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está
escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en
efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por los gentiles, = hasta que se
cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra,
angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que
vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran
poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad
la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
29 Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.
30 Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya
cerca.
31 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el
Reino de Dios está cerca.
32 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el
libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga
aquel Día de improviso sobre vosotros,
35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la
faz de la tierra.
36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza
y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del
Hijo del hombre.»
37 Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el
monte llamado de los Olivos.
38 Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el
Templo.
Lucas 22
1 Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.
2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle
desaparecer, pues temían al pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del
número de los Doce;
4 y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia
del modo de entregárselo.
5 Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.
6 El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin
que la gente lo advirtiera.
7 Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el
cordero de Pascua;
8 y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para
que la comamos.»
9 Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?»
10 Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre
llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre,
11 y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ¿Dónde está la
sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”
12 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta;
haced allí los preparativos.»
13 Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la
Pascua.
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;
15 y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros
antes de padecer;
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su
cumplimiento en el Reino de Dios.»
17 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y
repartidlo entre vosotros;
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del
producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»
19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo
mío.»
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es
la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
21 «Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero,
¡ay de aquel por quien es entregado!»
23 Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que
iba a hacer aquello.
24 Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía
ser el mayor.
25 El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar
Bienhechores;
26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el
más joven y el que gobierna como el que sirve.
27 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No
es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que
sirve.
28 «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis
pruebas;
29 yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre
lo dispuso para mí,
30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre
tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31 «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros
como trigo;
32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú,
cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»
33 El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la
muerte.»
34 Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que
hayas negado tres veces que me conoces.»
35 Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias,
¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.»
36 Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo
alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
37 porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está
escrito: = “Ha sido contado entre los malhechores.” = Porque lo mío toca a
su fin.»
38 Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.»
39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los
discípulos le siguieron.
40 Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»
41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas
oraba
42 diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.»
43 Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le
confortaba.
44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo
como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los
encontró dormidos por la tristeza;
46 y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para
que no caigáis en tentación.»
47 Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado
Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un
beso.
48 Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»
49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor,
¿herimos a espada?»
50 y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja
derecha.
51 Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.
52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y
ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis
salido con espadas y palos?
53 Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me
pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las
tinieblas.»
54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa
del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban
sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando
y dijo: «Este también estaba con él.»
57 Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»
58 Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.»
Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»
59 Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también
estaba con él, pues además es galileo.»
60 Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel
momento, estando aún hablando, cantó un gallo,
61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras
del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado
tres veces.»
62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;
64 y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el
que te ha pegado?»
65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.
66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del
pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín
67 y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo
digo, no me creeréis.
68 Si os pregunto, no me responderéis.
69 De ahora en adelante, el Hijo del hombre = estará sentado a la
diestra = del poder = de Dios.» =
70 Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo:
«Vosotros lo decís: Yo soy.»
71 Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues
nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»
Lucas 23
1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste
alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y
diciendo que él es Cristo Rey.»
3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió:
«Sí, tú lo dices.»
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito
encuentro en este hombre.»
5 Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por
toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
6 Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
7 Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a
Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
8 Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo
tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar
alguna señal que él hiciera.
9 Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con
insistencia.
11 Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de
él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.
12 Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban
enemistados.
13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al
pueblo
14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del
pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en
este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho,
pues, que merezca la muerte.
16 Así que le castigaré y le soltaré.»
18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos
a Barrabás!»
19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y
por asesinato.
20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No
encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y
le soltaré.»
23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado
y sus gritos eran cada vez más fuertes.
24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por
motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene,
que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de
Jesús.
27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y
se lamentaban por él.
28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por
mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.
29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las
entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!
30 Entonces se pondrán a = decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros!
Y a las colinas: ¡Cubridnos! =
31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»
32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.
33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
34 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se
repartieron sus vestidos, echando a suertes.
35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo:
«A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el
Elegido.»
36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían
vinagre
37 y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»
38 Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»
39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el
Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»
40 Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú
que sufres la misma condena?
41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros
hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»
42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»
43 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo
oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
45 El velo del Santuario se rasgó por medio
46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, = en tus manos pongo
mi espíritu» = y, dicho esto, expiró.
47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo:
«Ciertamente este hombre era justo.»
48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo
que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.
49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las
mujeres que le habían seguido desde Galilea.
50 Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre
bueno y justo,
51 que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de
Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.
52 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús
53 y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en
un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.
54 Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.
55 Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás
y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,
56 Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron
según el precepto.
Lucas 24
1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro
llevando los aromas que habían preparado.
2 Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro,
3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos
hombres con vestidos resplandecientes.
5 Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por
qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
6 No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba
todavía en Galilea, diciendo:
7 “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los
pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. “»
8 Y ellas recordaron sus palabras.
9 Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y
a todos los demás.
10 Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena,
Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.
11 Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les
creían.
12 Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las
vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.
13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús,
que distaba sesenta estadios de Jerusalén,
14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo
Jesús se acercó y siguió con ellos;
16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais
andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único
residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en
ella?»
19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el
Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y
de todo el pueblo;
20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a
muerte y le crucificaron.
21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero,
con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han
sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,
23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto
una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal
como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo
que dijeron los profetas!
26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su
gloria?»
27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les
explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir
adelante.
29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque
atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.
30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él
desapareció de su lado.
32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro
de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?»
33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y
encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos,
34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido
a Simón!»
35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y
cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que
un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y
estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca
de mí.”»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los
pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
49 «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por
vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder
desde lo alto.»
50 Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.
51 Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue
llevado al cielo.
52 Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con
gran gozo,
53 y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Juan 1
1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la
Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que
todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene
a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no
la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de
Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació
de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que
viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad
nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno
del Padre, él lo ha contado.
19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde
él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?»
20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.»
21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo
soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»
22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta
a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
23 Dijo él: «Yo soy = voz del que clama en el desierto: Rectificad el
camino del Señor, = como dijo el profeta Isaías.»
24 Los enviados eran fariseos.
25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo
ni Elías ni el profeta?»
26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de
vosotros está uno a quien no conocéis,
27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia.»
28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan
bautizando.
29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha
puesto delante de mí, porque existía antes que yo.
31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él
sea manifestado a Israel.»
32 Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba
como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.
33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me
dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése
es el que bautiza con Espíritu Santo.”
34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de
Dios.»
35 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus
discípulos.
36 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.»
37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.
38 Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?»
Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, “Maestro” - ¿dónde
vives?»
39 Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde
vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían
oído a Juan y habían seguido a Jesús.
41 Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo.
42 Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú
eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir,
“Piedra”.
43 Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con
Felipe y le dice: «Sígueme.»
44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro.
45 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió
Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo
de José, el de Nazaret.»
46 Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le
dice Felipe: «Ven y lo verás.»
47 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un
israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
48 Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te
vi.»
49 Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el
Rey de Israel.»
50 Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la
higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
51 Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto
y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Juan 2
1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba
allí la madre de Jesús.
2 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
3 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le
dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»
4 Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha
llegado mi hora.»
5 Dice su madre a los sirvientes: = «Haced lo que él os diga.» =
6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de
los judíos, de dos o tres medidas cada una.
7 Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta
arriba.
8 «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo
llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como
ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que
lo sabían), llama el maestresala al novio
10 y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están
bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y
manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
12 Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus
discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14 Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas en sus puestos.
15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo,
con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les
volcó las mesas;
16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis
de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»
17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu
Casa me devorará. =
18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos
muestras para obrar así?»
19 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo
levantaré.»
20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en
construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo.
22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus
discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las
palabras que había dicho Jesús.
23 Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron
muchos en su nombre al ver las señales que realizaba.
24 Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos
25 y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los
hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.
Juan 3
1 Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado
judío.
2 Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has
venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que
tú realizas si Dios no está con él.»
3 Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca
de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»
4 Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo?
¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»
5 Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
6 Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.
7 No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.
8 El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde
viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
9 Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?»
10 Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas
cosas?
11 «En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que
sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no
aceptáis nuestro testimonio.
12 Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os
digo cosas del cielo?
13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del
hombre.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre,
15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que
todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está
juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron
más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para
que no sean censuradas sus obras.
21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de
manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
22 Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y
allí se estaba con ellos y bautizaba.
23 Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque
había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba.
24 Pues todavía Juan no había sido metido en la cárcel.
25 Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío
acerca de la purificación.
26 Fueron, pues, donde Juan y le dijeron: «Rabbí, el que estaba
contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está
bautizando y todos se van a él.»
27 Juan respondió: «Nadie puede recibir nada si no se le ha dado del
cielo.
28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: “Yo no soy el
Cristo, sino que he sido enviado delante de él.”
29 El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que
asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi
alegría, que ha alcanzado su plenitud.
30 Es preciso que él crezca y que yo disminuya.
31 El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la
tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo,
32 da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo
acepta.
33 El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
34 Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios,
porque da el Espíritu sin medida.
35 El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano.
36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el
Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»
Juan 4
1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos
que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -
2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -,
3 abandonó Judea y volvió a Galilea.
4 Tenía que pasar por Samaria.
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la
heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del
camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de
beber.»
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le
dice a la mujer samaritana:
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer
samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que
te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua
viva.»
11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es
hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y
de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener
sed;
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino
que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para
vida eterna.»
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más
sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.»
17 Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has
dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido
tuyo; en eso has dicho la verdad.»
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.»
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este
monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que
conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores
verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el
Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y
verdad.»
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo.
Cuando venga, nos lo explicará todo.»
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con
una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.
¿No será el Cristo?»
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no
sabéis.»
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de
comer?»
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha
enviado y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien,
yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la
siega. Ya
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de
modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el
sembrador y otro el segador:
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado.
Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las
palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se
quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros
mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del
mundo.»
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima
en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen
recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén
durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue
donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.»
49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»
50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la
palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron
que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor.
Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.»
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho
Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de
Judea a Galilea.
Juan 5
1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en
hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos,
esperando la agitación del agua.
4 Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y
agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua,
quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le
dice: «¿Quieres curarte?»
7 Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en
la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que
yo.»
8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
9 Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a
andar. Pero era sábado aquel día.
10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no
te está permitido llevar la camilla.»
11 El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu
camilla y anda.»
12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho:
Tómala y anda?»
13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido
porque había mucha gente en aquel lugar.
14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás
curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había
curado.
16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en
sábado.
17 Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también
trabajo.»
18 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque
no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose a sí mismo igual a Dios.
19 Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad
os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al
Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.
20 Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y
le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis.
21 Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así
también el Hijo da la vida a los que quiere.
22 Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha
entregado al Hijo,
23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no
honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
24 En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en
el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha
pasado de la muerte a la vida.
25 En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en
que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
26 Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha
dado al Hijo tener vida en sí mismo,
27 y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
28 No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en
los sepulcros oirán su voz
29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de
vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.
30 Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y
mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que
me ha enviado.
31 «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería
válido.
32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el
testimonio que da de mí.
33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la
verdad.
34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto
para que os salvéis.
35 El era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos
una hora con su luz.
36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las
obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que
realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí.
Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro,
38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que El ha
enviado.
39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas
vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida.
41 La gloria no la recibo de los hombres.
42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene
en su propio nombre, a ése le recibiréis.
44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y
no buscáis la gloria que viene del único Dios?
45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro
acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió
de mí.
47 Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis
palabras?»
Juan 6
1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el
de Tiberíades,
2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en
los enfermos.
3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.
4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice
a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»
6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que
cada uno tome un poco.»
8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:
9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
peces; pero ¿qué es eso para tantos?»
10 Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar
mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los
repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que
quisieron.
12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos
sobrantes para que nada se pierda.»
13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los
cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es
verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»
15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la
fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
16 Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar,
17 y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a
Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde
ellos;
18 soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse.
19 Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a
Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.
20 Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.»
21 Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra
en el lugar a donde se dirigían.
22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del
mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado
en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado
solos.
23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían
comido pan.
24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus
discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has
llegado aquí?»
26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me
buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los
panes y os habéis saciado.
27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que
permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a
éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.»
28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de
Dios?»
29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha
enviado.»
30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola
creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está
escrito: = Pan del cielo les dio a comer.» =
32 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés
quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo;
33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al
mundo.»
34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no
tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis.
37 Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera;
38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado.
39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de
lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día.
40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo
y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan
que ha bajado del cielo.»
42 Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre
conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?»
43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros.
44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae;
y yo le resucitaré el último día.
45 Está escrito en los profetas: = Serán todos enseñados por Dios. =
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de
Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan,
vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del
mundo.»
52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a
comer su carne?»
53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne
del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día.
55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera
bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en
él.
57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el
Padre, también el que me coma vivirá por mí.
58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros
padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»
59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
60 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje.
¿Quién puede escucharlo?»
61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban
por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?
62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...
63 «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las
palabras que os he dicho son espíritu y son vida.
64 «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús
sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo
iba a entregar.
65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se
lo concede el Padre.»
66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya
no andaban con él.
67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis
marcharos?»
68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú
tienes palabras de vida eterna,
69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
70 Jesús les respondió: «¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y
uno de vosotros es un diablo.»
71 Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a
entregar, uno de los Doce.
Juan 7
1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por
Judea, porque los judíos buscaban matarle.
2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
3 Y le dijeron sus hermanos: «Sal de aquí y vete a Judea, para que
también tus discípulos vean las obras que haces,
4 pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces
estas cosas, muéstrate al mundo.»
5 Es que ni siquiera sus hermanos creían en él.
6 Entonces les dice Jesús: «Todavía no ha llegado mi tiempo, en
cambio vuestro tiempo siempre está a mano.
7 El mundo no puede odiaros; a mí sí me aborrece, porque doy
testimonio de que sus obras son perversas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún no se
ha cumplido mi tiempo.»
9 Dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él
también subió no manifiestamente, sino de incógnito.
11 Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían:
«¿Dónde está ése?»
12 Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos
decían: «Es bueno.» Otros decían: «No, sino que engaña al pueblo.»
13 Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos.
14 Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar.
15 Los judíos, asombrados, decían: «¿Cómo entiende de letras sin
haber estudiado?»
16 Jesús les respondió: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha
enviado.
17 Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de
Dios o hablo yo por mi cuenta.
18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que
busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él.
19 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple
la Ley. ¿Por qué queréis matarme?»
20 Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?»
21 Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho y todos os
maravilláis.
22 Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de
los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado.
23 Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley
de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he curado a un hombre entero en
sábado?
24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.»
25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren
matar?
26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán
reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo?
27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el
Cristo, nadie sabrá de dónde es.»
28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me
conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta;
sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le
conocéis.
29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.»
30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía
no había llegado su hora.
31 Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: «Cuando venga el
Cristo, ¿hará más señales que las que ha hecho éste?»
32 Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos comentarios
acerca de él y enviaron guardias para detenerle.
33 Entonces él dijo: «Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros,
y me voy al que me ha enviado.
34 Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no
podéis venir.»
35 Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no
le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos
para enseñar a los griegos?
36 ¿Qué es eso que ha dicho: “Me buscaréis y no me encontraréis”, y
“adonde yo esté, vosotros no podéis venir”?»
37 El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie,
gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba
38 el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos
de agua viva.
39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había
sido glorificado.
40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían:
«Este es verdaderamente el profeta.»
41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso
va a venir de Galilea el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de
David y de Belén, el pueblo de donde era David?»
43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.
44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos.
Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?»
46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como
habla ese hombre.»
47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis
dejado embaucar?
48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?
49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.»
50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido
anteriormente donde Jesús:
51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y
sin saber lo que hace?»
52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y
verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
53 Y se volvieron cada uno a su casa.
Juan 8
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el
pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio,
la ponen en medio
4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio.
5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué
dices?»
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús,
inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.
7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro,
comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que
seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha
condenado?»
11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te
condeno. Vete, y en adelante no peques más.»
12 Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que
me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»
13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu
testimonio no vale.»
14 Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi
testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros
no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.
15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie;
16 y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo
y el que me ha enviado.
17 Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es
válido.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha
enviado, el Padre, da testimonio de mí.»
19 Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús: «No
me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais
también a mi Padre.»
20 Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el
Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
21 Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y
moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.»
22 Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: “Adonde
yo voy, vosotros no podéis ir?»
23 El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
24 Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no
creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.»
25 Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde
el principio, lo que os estoy diciendo.
26 Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha
enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.»
27 No comprendieron que les hablaba del Padre.
28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del
hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia
cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.
29 Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo,
porque yo hago siempre lo que le agrada a él.»
30 Al hablar así, muchos creyeron en él.
31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os
mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos,
32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»
33 Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham
y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?»
34 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que
comete pecado es un esclavo.
35 Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se
queda para siempre.
36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
37 Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme,
porque mi Palabra no prende en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que
habéis oído donde vuestro padre.»
39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham.» Jesús les dice:
«Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de
Dios. Eso no lo hizo Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron:
«Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a
Dios.»
42 Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a
mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino
que él me ha enviado.
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi
Palabra.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los
deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se
mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira,
dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.
45 Pero a mí, como os digo la verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la
verdad, ¿por qué no me creéis?
47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las
escucháis, porque no sois de Dios.»
48 Los judíos le respondieron: «¿No decimos, con razón, que eres
samaritano y que tienes un demonio?»
49 Respondió Jesús: «Yo no tengo un demonio; sino que honro a mi
Padre, y vosotros me deshonráis a mí.
50 Pero yo no busco mi gloria; ya hay quien la busca y juzga.
51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá
la muerte jamás.»
52 Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un
demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno
guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás.”
53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió?
También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»
54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no
valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: “El es
nuestro Dios”,
55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que
no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y
guardo su Palabra.
56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio
y se alegró.»
57 Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y
has visto a Abraham?»
58 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que
Abraham existiera, Yo Soy.»
59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y
salió del Templo.
Juan 9
1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus
padres, para que haya nacido ciego?»
3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se
manifiesten en él las obras de Dios.
4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras
es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el
barro los ojos del ciego
7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir
Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían:
«¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le
parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó
los ojos y me dijo: “Vete a Siloé y lávate.” Yo fui, me lavé y vi.»
12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista.
El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque
no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador
realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que
te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta
que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació
ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro
hijo y que nació ciego.
21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos,
eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí
mismo.»
22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se
habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo,
quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le
dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que
era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué
queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese
hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no
sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no
sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es
religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un
ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da
lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con
él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los
que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es
que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero,
como decís: “Vemos” vuestro pecado permanece.»
Juan 10
1 «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el
redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un
salteador;
2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.
3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas
las llama una por una y las saca fuera.
4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le
siguen, porque conocen su voz.
5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños.»
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les
hablaba.
7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo
soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores;
pero las ovejas no les escucharon.
9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá
y encontrará pasto.
10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las
ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en
ellas y las dispersa,
13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me
conocen a mí,
15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida
por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a
ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un
solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de
nuevo.
18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para
darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de
mi Padre.»
19 Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas
palabras.
20 Muchos de ellos decían: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué
le escucháis?»
21 Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado.
¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?»
22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era
invierno.
23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
24 Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en
vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las
obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará
de mi mano.
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie
puede arrebatar nada de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre somos uno.»
31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.
32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he
mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna
obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti
mismo Dios.»
34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he
dicho: dioses sois? =
35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios -
y no puede fallar la Escritura -
36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo
le decís que blasfema por haber dicho: “Yo soy Hijo de Dios”?
37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;
38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y
así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.
40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan
había estado antes bautizando, y se quedó allí.
41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal,
pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.»
42 Y muchos allí creyeron en él.
Juan 11
1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de
su hermana Marta.
2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con
sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú
quieres, está enfermo.»
4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la
gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más
en el lugar donde se encontraba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a
Judea.»
8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos
querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de
día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.»
11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a
despertarle.»
12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.»
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba
del descanso del sueño.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis.
Pero vayamos donde él.»
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos:
«Vayamos también nosotros a morir con él.»
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro
días en el sepulcro.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para
consolarlas por su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro,
mientras María permanecía en casa.
21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo
concederá.»
23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el
último día.»
25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí,
aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios, el que iba a venir al mundo.»
28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El
Maestro está ahí y te llama.»
29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde él.
30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el
lugar donde Marta lo había encontrado.
31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que
se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro
para llorar allí.
32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y
le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»
33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la
acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo
verás.»
35 Jesús se echó a llorar.
36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.»
37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego,
¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al
sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del
muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de
Dios?»
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto
y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos
que me rodean, para que crean que tú me has enviado.»
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el
rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo
que había hecho, creyeron en él.
46 Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo
que había hecho Jesús.
47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y
decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales.
48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los
romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.»
49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año,
les dijo: «Vosotros no sabéis nada,
50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el
pueblo y no perezca toda la nación.»
51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo
Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación
52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Desde este día, decidieron darle muerte.
54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se
retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y
allí residía con sus discípulos.
55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían
subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse.
56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo:
«¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si
alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.
Juan 12
1 Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba
Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.
2 Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que
estaban con él a la mesa.
3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy
caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó
del olor del perfume.
4 Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de
entregar:
5 «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y
se ha dado a los pobres?»
6 Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era
ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.
7 Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura.
8 Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre
tendréis.»
9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no
sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de
entre los muertos.
10 Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro,
11 porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.
12 Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que había
llegado para la fiesta, de que Jesús se dirigía a Jerusalén,
13 tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: = «¡
Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, = y el Rey de Israel!»
14 Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según
está escrito:
15 = No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un
pollino de asna. =
16 Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando
Jesús fue glorificado, cayeron en la cuenta de que esto estaba escrito sobre
él, y que era lo que le habían hecho.
17 La gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro de la tumba y le
resucitó de entre los muertos, daba testimonio.
18 Por eso también salió la gente a su encuentro, porque habían oído
que él había realizado aquella señal.
19 Entonces los fariseos se dijeron entre sí: «¿Veis cómo no adelantáis
nada?, todo el mundo se ha ido tras él.»
20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:
«Señor, queremos ver a Jesús.»
22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo
a Jesús.
23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el
Hijo de hombre.
24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.
26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará
también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame
de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!
28 Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le
he glorificado y de nuevo le glorificaré.»
29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno.
Otros decían: «Le ha hablado un ángel.»
30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo
será echado fuera.
32 Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.
34 La gente le respondió: «Nosotros sabemos por la Ley que el Cristo
permanece para siempre. ¿Cómo dices tú que es preciso que el Hijo del
hombre sea levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?»
35 Jesús les dijo: «Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre
vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las
tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va.
36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.»
Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos.
37 Aunque había realizado tan grandes señales delante de ellos, no
creían en él;
38 para que se cumpliera el oráculo pronunciado por el profeta Isaías:
= Señor, ¿quién dio crédito a nuestras palabras? Y el brazo del Señor, ¿a
quién se le reveló? =
39 No podían creer, porque también había dicho Isaías:
40 = Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazón; para que no vean
con los ojos, ni comprendan con su corazón, ni se conviertan, ni yo los
sane. =
41 Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él.
42 Sin embargo, aun entre los magistrados, muchos creyeron en él;
pero, por los fariseos, no lo confesaban, para no ser excluidos de la
sinagoga,
43 porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
44 Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel
que me ha enviado;
45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.
46 Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no
siga en las tinieblas.
47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque
no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le
juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día;
49 porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me
ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar,
50 y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo
hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.»
Juan 13
1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su
hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
2 Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a
Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,
3 sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había
salido de Dios y a Dios volvía,
4 se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se
la ciñó.
5 Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los
discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
6 Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los
pies?»
7 Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo
comprenderás más tarde.»
8 Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió:
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»
9 Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos
y la cabeza.»
10 Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del
todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
11 Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios
todos.»
12 Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa,
y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
13 Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien,
porque lo soy.
14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros
también debéis lavaros los pies unos a otros.
15 Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis
como yo he hecho con vosotros.
16 «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni
el enviado más que el que le envía.
17 «Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís.
18 No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido;
pero tiene que cumplirse la Escritura: = El que come mi pan ha alzado
contra mí su talón. =
19 «Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando
suceda, creáis que Yo Soy.
20 En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me
acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.»
21 Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró:
«En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.»
22 Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba.
23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado
de Jesús.
24 Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está
hablando.»
25 El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién
es?»
26 Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a
mojar.» Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón
Iscariote.
27 Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo
que vas a hacer, hazlo pronto.»
28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.
29 Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería
decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los
pobres.
30 En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
31 Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del
hombre y Dios ha sido glorificado en él.
32 Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí
mismo y le glorificará pronto.»
33 «Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me
buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy,
vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros.
34 Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros.
Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los
otros.
35 En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor
los unos a los otros.»
36 Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió:
«Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.»
37 Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida
por ti.»
38 Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en
verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres
veces.»
Juan 14
1 «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría
dicho; porque voy a prepararos un lugar.
3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os
tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el camino.»
5 Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos
saber el camino?»
6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al
Padre sino por mí.
7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo
conocéis y lo habéis visto.»
8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me
conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:
“Muéstranos al Padre”?
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las
palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en
mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos,
creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las
obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;
16 y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con
vosotros para siempre,
17 el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque
no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
18 No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.
19 Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me
veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis.
20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en
mí y yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a
él.»
22 Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que te
vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
23 Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.
24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que
escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
25 Os he dicho estas cosas estando entre vosotros.
26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.
No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
28 Habéis oído que os he dicho: “Me voy y volveré a vosotros.” Si me
amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más
grande que yo.
29 Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda
creáis.
30 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe
de este mundo. En mí no tiene ningún poder;
31 pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el
Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de aquí.»
Juan 15
1 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da
fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así
tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento,
y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid
lo que queráis y lo conseguiréis.
8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis
discípulos.
9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor.
10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo
sea colmado.
12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros
como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a
vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
conceda.
17 Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.»
18 «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a
vosotros.
19 Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois
del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el
mundo.
20 Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su
señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han
guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán.
21 Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no
conocen al que me ha enviado.
22 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían
pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado.
23 El que me odia, odia también a mi Padre.
24 Si no hubiera hecho entre ellos obras que no ha hecho ningún otro,
no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y nos odian a mí y a mi Padre.
25 Pero es para que se cumpla lo que está escrito en su Ley: = Me han
odiado sin motivo. =
26 Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el
Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.
27 Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo
desde el principio.
Juan 16
1 Os he dicho esto para que no os escandalicéis.
2 Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo
el que os mate piense que da culto a Dios.
3 Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
4 Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que
ya os lo había dicho. «No os dije esto desde el principio porque estaba yo
con vosotros.
5 Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de
vosotros me pregunta: “¿Dónde vas?”
6 Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado
de tristeza.
7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si
no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré:
8 y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado,
en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio;
9 en lo referente al pecado, porque no creen en mí;
10 en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me
veréis;
11 en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está
juzgado.
12 Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.
13 Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad
completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os
anunciará lo que ha de venir.
14 El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a
vosotros.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo
mío y os lo anunciará a vosotros.
16 «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me
volveréis a ver.»
17 Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es
eso que nos dice: “Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco
me volveréis a ver” y “Me voy al Padre”?»
18 Y decían: «¿Qué es ese “poco”? No sabemos lo que quiere decir.»
19 Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis
preguntándoos acerca de lo que he dicho: “Dentro de poco no me veréis y
dentro de otro poco me volveréis a ver?”
20 «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el
mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en
gozo.
21 La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su
hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el
gozo de que ha nacido un hombre en el mundo.
22 También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se
alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.
23 Aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo:
lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
24 Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y
recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado.
25 Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no
os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del
Padre.
26 Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al
Padre por vosotros,
27 pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que
salí de Dios.
28 Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el
mundo y voy al Padre.»
29 Le dicen sus discípulos: «Ahora sí que hablas claro, y no dices
ninguna parábola.
30 Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te
pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios.»
31 Jesús les respondió: «¿Ahora creéis?
32 Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis
cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el
Padre está conmigo.
33 Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo
tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.»
Juan 17
1 Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado
la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.
2 Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también
vida eterna a todos los que tú le has dado.
3 Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero,
y al que tú has enviado, Jesucristo.
4 Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me
encomendaste realizar.
5 Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu
lado antes que el mundo fuese.
6 He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado
tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu
Palabra.
7 Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;
8 porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las
han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han
creído que tú me has enviado.
9 Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has
dado, porque son tuyos;
10 y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido
glorificado en ellos.
11 Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo
voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que
sean uno como nosotros.
12 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me
habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de
perdición, para que se cumpliera la Escritura.
13 Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan
en sí mismos mi alegría colmada.
14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son
del mundo, como yo no soy del mundo.
15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del
Maligno.
16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al
mundo.
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean
santificados en la verdad.
20 No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio
de su palabra, creerán en mí,
21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que
ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado.
22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como
nosotros somos uno:
23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el
mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como
me has amado a mí.
24 Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén
también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado,
porque me has amado antes de la creación del mundo.
25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y
éstos han conocido que tú me has enviado.
26 Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a
conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en
ellos.»
Juan 18
1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente
Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.
2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque
Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.
3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los
sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.
4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les
pregunta: «¿A quién buscáis?»
5 Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» Judas, el
que le entregaba, estaba también con ellos.
6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra.
7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A
Jesús el Nazareno».
8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis
a mí, dejad marchar a éstos.»
9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he
perdido a ninguno.»
10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al
siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba
Malco.
11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me
ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»
12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos
prendieron a Jesús, le ataron
13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el
Sumo Sacerdote de aquel año.
14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un
solo hombre por el pueblo.
15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era
conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo
Sacerdote,
16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió
el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo
pasar a Pedro.
17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los
discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.»
18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque
hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.
19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su
doctrina.
20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo;
he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos
los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les
he hablado; ellos saben lo que he dicho.»
22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una
bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal;
pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú
también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.»
26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien
Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?»
27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada.
Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la
Pascua.
29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación
traéis contra este hombre?»
30 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo
habríamos entregado.»
31 Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.»
Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.»
32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué
muerte iba a morir.
33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?»
34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo
han dicho de mí?»
35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese
entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»
37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús:
«Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al
mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad,
escucha mi voz.»
38 Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir
donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.
39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno
por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los
judíos?»
40 Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!»
Barrabás era un salteador.
Juan 19
1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.
2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
3 y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le
daban bofetadas.
4 Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que
sepáis que no encuentro ningún delito en él.»
5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto
de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»
6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
«¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y
crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»
7 Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa
Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»
8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.
9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?»
Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder
para soltarte y poder para crucificarte?»
11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te
hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor
pecado.»
12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron:
«Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se
enfrenta al César.»
13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice
Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A
vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No
tenemos más rey que el César.»
16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues,
a Jesús,
17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota,
18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús
en medio.
19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»
20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde
había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en
hebreo, latín y griego.
21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas:
“El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.»
22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»
23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus
vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la
túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.
24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver
a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: = Se han repartido mis
vestidos, han echado a suertes mi túnica. = Y esto es lo que hicieron los
soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella
hora el discípulo la acogió en su casa.
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dice: = «Tengo sed.» =
29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de
hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E
inclinando la cabeza entregó el espíritu.
31 Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no
quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy
solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.
32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y
del otro crucificado con él.
33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron
las piernas,
34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y
al instante salió sangre y agua.
35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que
dice la verdad, para que también vosotros creáis.
36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: = No se le
quebrará hueso alguno. =
37 Y también otra Escritura dice: = Mirarán al que traspasaron. =
38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús,
aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para
retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su
cuerpo.
39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle
de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los
aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.
41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el
huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
42 Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Juan 20
1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al
sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro.
2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a
quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto.»
3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más
rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve
las vendas en el suelo,
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino
plegado en un lugar aparte.
8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el
primero al sepulcro; vio y creyó,
9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura
Jesús debía resucitar de entre los muertos.
10 Los discípulos, entonces, volvieron a casa.
11 Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba
se inclinó hacia el sepulcro,
12 y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo
de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
13 Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió:
«Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.»
14 Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era
Jesús.
15 Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella,
pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has
llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.»
16 Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo:
«Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -.
17 Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre.
Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a
mi Dios y vuestro Dios.»
18 Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al
Señor y que había dicho estas palabras.
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando
cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban
los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con
vosotros.»
20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor.
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me
envió, también yo os envío.»
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.
23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes
se los retengáis, les quedan retenidos.»
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
25 Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos
y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su
costado, no creeré.»
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás
con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo:
«La paz con vosotros.»
27 Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae
tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
28 Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»
29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no
han visto y han creído.»
30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales
que no están escritas en este libro.
31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
Juan 21
1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a
orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael,
el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3 Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También
nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche
no pescaron nada.
4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no
sabían que era Jesús.
5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron:
«No.»
6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el
Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los
peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre
ellas y pan.
10 Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes:
ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
12 Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se
atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el
pez.
14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos
después de resucitar de entre los muertos.
15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de
Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
16 Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le
dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis
ovejas.»
17 Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se
entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le
dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús:
«Apacienta mis ovejas.
18 «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te
ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus
manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.»
19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a
Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
20 Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús
amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le
había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
21 Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?»
22 Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga,
¿qué te importa? Tú, sígueme.»
23 Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no
moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: « No morirá», sino: «Si quiero
que se quede hasta que yo venga.»
24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha
escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
25 Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran
una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros
que se escribieran.

Anónimo dijo...

Muy buena comparacion.
Cada vez se parece mas al tipico telepredicador americano (dentro de poco saldra en Popular TV soltando sus tipicas arengas) forrado de dinero.

Me parece que ya se quien va a ser el murciano PEOR valorado de este año...

Anónimo dijo...

Estimado Paco:

Cuando lea este mensaje, verá que no lo escribo para que se publique, sino para su uso privado. Mendoza ha comenzado a calumniarlo a usted, ante su corifeo y ante todo el que se encuentra, asegurando que es usted un extorsionador profesional, que ha cobrado por los artículos que publicó sobre la UCAM, etc. con el ánimo, desde luego, de desacreditarlo a usted y desacreditar todo lo que se dice en este espacio de libertad que nos regala a diario. Es la misma injusticia que comete con todos los que escriben o dicen cosas que cree Mendoza que se apartan a sus designios mesiánicos.

Anónimo dijo...

Pepo, entre la gente de tu "tele" no dejan de "largar" que andas con deudas graves...

Anónimo dijo...

Enriquecimiento ilícito

Es el logrado de manera ilícita o abusando de circunstancias personales o de otra especie en tratos o convenios. Aunque agravado por el proceder, su encuadramiento coincide, en los aspectos de ineficiencia, con los del enriquecimiento sin causa; pero con posible adición de indemnizaciones por lo doloso, y hasta de penas por lo delictivo.

Anónimo dijo...

Mobbing Madrid
Asociación de la región de Madrid
Contra el mobbing y discriminación
www.mobbingmadrid.com

Anónimo dijo...

Código Penal

TITULO XVIII
De las falsedades

De las falsedades documentales
SECCIÓN 1.ª DE LA FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS PÚBLICOS, OFICIALES MERCANTILES Y DE LOS DESPACHOS TRANSMITIDOS POR SERVICIOS TELECOMUNICACIÓN

Artículo 390.
1. Será castigado con las penas de prisión de tres a seis años, multa de seis a veinticuatro meses e inhabilitación especial por tiempo de dos a seis años, la autoridad o funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, cometa falsedad:

1.º Alterando un documento en alguno de sus elementos o requisitos de carácter esencial.

2.º Simulando un documento en todo o en parte, de manera que induzca a error sobre su autenticidad.

3.º Suponiendo en un acto la intervención de personas que no la han tenido, o atribuyendo a las que han intervenido en él declaraciones o manifestaciones diferentes de las que hubieran hecho.

4.º Faltando a la verdad en la narración de los hechos.

2. Será castigado con las mismas penas a las señaladas en el apartado anterior el responsable de cualquier confesión religiosa que incurra en alguna de las conductas descritas en los números anteriores, respecto de actos y documentos que puedan producir efecto en el estado de las personas o en el orden civil.

Anónimo dijo...

aquí nadie sabe bien de qué va este rollo y yo es voy a decir la verdades como puños tíos higinio marín es la leche lo que se dice la-le-che pero no la leche así a buenas eh momentito es la milk in the boat chavalines si sabré yo la historia nenes resulta que marín tiene superpoderes y viene camelando a todo quisque desde hace años a unos pobres incautos los convocó durante semanas a reuniones esotéricas en las que en apariencia se hablaba de literaturafilosofíaproyectos de investigación etc. ah las apariencias el mundo de las apariencias sin embargo sin embarrrrgo parece que el marín de la milk les ponía unos liquiditos en el café y hala se te volvían conspiradores del patín pa mí que les daba lactobacillus de más no sé me dijeron yo en realidad ni pajarera idea de qué coño es el lactobacillus pero dicen que si no te metes cada día en el cuerpo unos millones empiezas a ver borroso joé qué peligro bueno espera que me enrollo ah ya sé por dónde iba resulta que los tíos salían tocados de esas reuniones secretas en pleno centro de murcia besando estampitas de luis aragonés si es que el marín se las sabe tutti eso es estrategia ¿qué mejor que un lugar concurrido p’hacer una reunión secreta? pero no queda todo ahí nooooooo como el marín quería el poder poderoso fue urdiendo una compleja trama pero compleja en serio eh y mira tú por dónde puso de acuerdo a la masonería al opus dei a la cam a maría castaña al aléti pa que no gane y no levante la perdiz mira si gana el aléti tíos que sospecha toda la peña pues eso a lo que iba que metió en el rollo a mogollón de peña conspiratoria que sí tíos caja murcia al banco popular a los medios de comunicación a los lunnis a las empresas de tuberías del internéte a los reyes magos y al equipo del calasparra de tercera división ojo tío listo que es mecáchis no se quiso quemar con el madrid de cappello hasta no ver cómo iba mañana le mete mano con lo del cuatrouno al levante ya vais a ver si es que tiene un power que ni te digo si lo jod… a plutón que lo mandó fuera del solar que te lo digo en serio tíos no os descoj...

Anónimo dijo...

Esto se está convirtiendo en un foro interesante pero largo, sobre todo después de las últimas "breves" incorporaciones. ¿Por que no crea alguien un blog sólo de la UCAM al estilo como han hecho con el blog de la 7 TV? Así sería más fácil ver los comentarios de todos.

Anónimo dijo...

Creo que por mucho que se hable al final las palabras se las lleva el viento. Si no se actua de verdad, todo queda en nada.
¿Que pasaria si los alumnos concienciados y sensibles del acoso y derribo del personal utilizaran su medida de presión al estilo..... de retrasar al máximo el pago de sus matrículas? Haria algo la junta de gobierno?
Esto lo han hecho consumidores del mundo para luchar contra la explotación laboral de algunas multinacionales de ropa y calzado. ¿No podria funcionar aquí?

Anónimo dijo...

Estimados compañeros de la UCAM, soy profesor como vosotros y quisiera hablar en nombre de todos aquellos docentes que no tenemos nada que ver con este lío y que somos una gran mayoría. Estamos HARTOS de que se injurie a nuestra universidad, nos estáis perjudicando muchísimo con vuestra actitud. Creemos firmemente que vosotros os sentís víctimas pero, que tal y como planteáis la situación, con tanto insulto y barbaridad, nos estáis haciendo verdaderas víctimas a nosotros, pues dejáis nuestro trabajo por los suelos. Queremos dejar constancia de que todas las cuestiones planteadas en este foro son de una minoría concentrada en DERECHO, ADE Y HUMANIDADES, como todos de sobra sabemos. Somos muchos los profesores que seguimos trabajando con ilusión y volcándonos con los alumnos y la institución. Además, hay una pregunta, que es de cajón, que nos hacemos el resto de docentes; ¿QUÉ HACE HIGINIO QUE COMO VICERRECTOR DEL CEU NO OS LLEVA CON ÉL?¿SE ESTÁ DESPERDICIANDO TANTO TALENTO EN LA UCAM QUE ES UNA PENA? Compañeros, no estáis enfocando bien el problema y la tortilla está dando la vuelta. Este tipo de cuestiones no se solucionan insultando en un blog, y llega un momento que entendemos perfectamente que José Luis Mendoza tome medidas o destituya a aquellos que le injurian, por mucho menos en cualquier otra empresa privada de la región se habría puesto en la calle al personal. Con esta actitud perdéis totalmente la razón y la credibilidad.

Anónimo dijo...

Estimado compañero:

Gracias por su sentido mensaje. Coincido con usted en mucho de lo que dice. Efectivamente, puede que muchos lectores de este foro saquen como conclusión una valoración negativa de la universidad y hasta de la Iglesia Católica (por ejemplo, padres de potenciales alumnos, instancias gubernamentales reguladoras, potenciales donantes, la competencia...). A eso contribuyen, sin duda, los mensajes en los que se insulta al presidente de la UCAM, a sus colaboradores directos, incluido su hermano, o se hace burla de situaciones familiares dolorosas. Nada de eso es cristiano ni le veo más sentido que el rencor o el desprecio por las personas.

Ahora bien, hay otros mensajes en los que se ofrecen datos que retratan situaciones que entiendo como muy graves. Y si alguien sostiene, como sostiene usted, que las personas destituidas lo han sido por "injuriar" al presidente de la universidad, es posible que sólo estemos contando con la versión de quien ha decidido la destitución.

Reitero: coincido con usted en cuán desgraciados son algunos de los mensajes aparecidos en este foro. Pero creo que si el foro sirve para que la universidad -que no es una empresa privada, sino una universidad DE LA iglesia católica- sea gestionada de manera un poco más democrática, valdrá la pena.

Espero haber expuesto esta discrepancia de un modo civilizado, y agradezco a usted que haya hecho lo propio en su mensaje.

Cordialmente,

A.

Anónimo dijo...

José Luis Mendoza ha planteado esta "situación" como una suerte de batalla entre el Bien y el Mal. Y, ya se sabe, siempre gana el Bien. Yo, por desgracia, estoy en "el lado oscuro de la Fuerza", es decir, en los de la "batalla perdida". No importa. Aquí seguiré para decir lo que pienso. Presidir una universidad de la Iglesia Católica no es lo mismo que presidir una empresa. Si uno representa a la Iglesia, de alguna manera, debe conducirse con prudencia y caridad. Con diálogo, sin prepotencia. José Luis es muy impetuoso, y el que diga que no lo sabe es que apenas lo conoce. Necesita sosiego para gobernar. Todo lo ocurrido significa el fin de un estilo personalista de gestión. Cada uno deberá decir si el precio que ha pagado le parece justo. Algunos, por actuar en conciencia, han perdido su trabajo. Por eso, que los que "estáis bien" los llamen al orden me parece de una caradurez e insolidaridad increíbles. El problema de tantos de los que estáis bien es que preferís que esto sea una empresa. Pues los temores de que el "negocio" pueda ir mal son -PRECISAMENTE- consecuencia de entender a la UCAM como una empresa...

Anónimo dijo...

Al amable compañero que nos envía su admonición:

Contesto a su amable pregunta: ¿SE ESTÁ DESPERDICIANDO TANTO TALENTO EN LA UCAM QUE ES UNA PENA?

Estimado compañero, su propio mensaje al blog es la respuesta más elocuente a esa pregunta, aunque sólo en lo referido a su caso. Gracias por dispensarme del trabajo de tener que contestarle.

Anónimo dijo...

Colega: con la frase "cualquier otra empresa privada" queda aclarada tu idea acerca de qué es la UCAM. Gracias por la precisión.

Anónimo dijo...

Qué facil es andar bien cuando a uno no le aprieta el zapato ¿verdad, "compañero profesor de la UCAM no implicado"? Y además hasta te enfadas porque a los que les han metido piedras en el zapato cojean y te afean el desfile.

Estoy de acuerdo con alguna de las cosas que dices. No me gustan los insultos (creo que benefician a JLM y os dan argumentos a los "neutrales") ni las palabras ofensivas.

Pero tu comedimiento tendría algo más de razón y credibilidad si lo hubieras escrito después de pasar por presidencia y solicitar cordura y sentido de la justicia a JLM. Aunque en tal caso, si hubieras sido valiente, entonces estarías en las listas de las víctimas, esribiendo en este foro y apedreado por compañeros que como tú "no tienen que ver nada con este lio".

Claro que estas cosas deberían poder arregalrse de otros modos. Ese es el problema, y por eso existe este blog, porque no hay otros modos, entre otras cosas porque muchos mirais como tu para otro lado y os enfadais si la sangre os salpica y os mancha el mantel. Hablas en nombre de la mayoria y "son unos pocos los implicados", dices, no es verdad, pero aunque lo fuera, imagina que tu fueras uno de ellos (visto lo dispuesto que estas a asumir riesgos no te preocupes que no hay peligro de que lo llegues a ser). No te alteres, "es un suponer", solo imagina que fueras uno de ellos y vuelve a leer tu mensaje ¿no te pasa que tu comedimiento y sosiego se te harían infames y complices?

¿quieres que esto se arregle? Pues ayuda, ve a presidencia y dile al presidente que ni un despido más, ni un cese más por venganza, ni una coacción, ni una infamía, ni un grito más, ni un bochorno más.

Pero no le digas a JLM que empiezas a entenderle si destituye o despide porque eso se llama instar al cruel a cometer crueldad diciéndole que casi lo entiendes y disculpas cuando lo hace. Más todavía: que otro en su lugar habría hecho todavía más daño, usado más saña y menos consideración. Eso sí que nos daña a todos y tira por tierra nuestro trabajo y muchas más cosas.

Tus quejas se parecen a las de los vecinos que se sienten incómodos porque las víctimas gritan y no se dejan despedir-cesar-difamar-humillar sin hacer ruido ni quejarse. ¿Para qué tanto lio? ¿verdad? Si total son diez o doce (o los que sean) los pocos que estan siendo machacados, calumniados, despedidos, cesados. En cualquier empresa (¿pequeña o mediana?)los habrían echado antes.

Eso es sentido de la justicia, de la solidaridad, de la verguenza, de la dignidad, de la vida y de la libertad académica y de no sé cuantas cosas más que me cansa hasta enumerar. Como pareces saber muy bien quienes son los amenzados ofrecete y ayudanos. Vamos juntos a pedir paz y a poder hablar de todo esto tranquilamente, y sin miedo a venganzas, para arreglarlo juntos con JLM ¿Te espero?

O solo quieres que me echen-difamen-humillen-machaquen sin que se oiga ni manche y además no se me ocurra quejarme ni siquiera para clamar al cielo.

Para terminar. Lo de Higinio y que nos lleve al ceu es una bobada que no te contesto. Supongo que te has dado un gusto al decirlo y yo no quiero darme el gustazo que me apetece para contestarte como se merece tu ocurrencia. Solo te pido una cosa, si como quieres mostrar tu voluntad es buena, deja las insidias y las bajezas para dirigirte a tus compañeros que lo pasamos mal. En tu caso seguramente eso nos bastaría.

Anónimo dijo...

Al compañero que esta tan HARTO me gustaría decirle un par de cosas

Para empezar, y sobre todo lo demás, que sepa que hay compañeros en el punto de mira, conocidos por todos, que no han escrito ni una sola línea en este blog y que ni siquiera terminan de verlo bien. Así que mucho cuidado con señalar a éstas o aquellas licenciaturas, que a lo mejor ESTÁS PONIENDO A LOS PIES DE LOS CABALLOS A QUIEN NO LO MERECE EN ABSOLUTO.

¿O acaso eres tú, TAMBIÉN, de esos que por suponen directamente que por estar en cierto mal crédito en presidencia uno es directamente sospechoso de escibir en el blog, y por tanto debe ser expulsado? Espero que no, porque entonces serías cómplice y co-causante de un hecho lamentable.

Lo cual enlaza con mi siguiente comentario: eso de que "comprendes" que se destituya a quienes injurian, supongo que te refieres a aquellos cuyas "injurias" están probadas y contrastadas; en consecuencia verás, imagino, MUY MAL que se cese por meras delaciones interesadas o suposiciones sin mayor fundamento...

Por último, sobre la cuestión de emigrar o no al CEU, sé que te va a sorprender lo que te voy a decir, pero hay gente que (¡ilusos!), todavía siguen amando a la UCAM convencidos de que "simplemente" su buen trabajo y dedicación en cuerpo y alma a los alumnos son razón suficiente para seguir...

¡Ah! Y eso de que tu opinión es mayoritaria entre el profesorado... no me hagas reír...; los compañeros de la UCAM son muchísimo mejores de lo que tú has evidenciado...

Anónimo dijo...

Amigo, es tanto el daño que la aparente enfermedad mental de José Luis Mendoza ha hecho, que la aparición de este blog es lo mínimo que se podía esperar.
Lo extraño es que todo se quede en eso.
El buen fin no sirve para justificar cualquier acción u obra, y en el caso de este hombre, tampoco. Que haya hecho una obra buena con un fin bueno, no le exculpa del trato que inflige a los suyos. Si encima ha cometido desfalcos, con más motivo merece ser apartado de sus funciones y que le sometan a juicio.

Anónimo dijo...

Soy un profesor, pero no de la Ucam. He sido dirigido a este blog por algunos amigos que asisten atónitos a lo que aquí se dice.

Quisiera responder al profesor de la Ucam que no tiene nada que ver con este lío.
Al parecer en tu universidad se expulsa arbitrariamente a algunos compañeros tuyos, se les persigue y calumnia.
Pero tú no tienes nada que ver con ese lío porque son de otras titulaciones

El presidente de la Fundación urde algún que otro trapicheo (según informa Cartago Nova con datos contrastables y, por tanto, susceptibles de refutación) entrampando hasta lo más sagrado.
Pero tú no tienes nada que ver con ese lío

Pero ese lío salpica a todos los que trabajáis ahí. Aunque no todos sois culpables. Sí que es un deber de cualquiera mejorar las condiciones de justicia en que se desempeña su trabajo. A algunos les ha costado el trabajo y la salud denunciar esa situación.

Pero tú tienes nada que ver con ese lío. Tú lo que no tienes es vergüenza. Si tuvieses un mínimo y pudieras, te negarías a trabajar en un lugar donde son habituales estas prácticas. Si no puedes, porque hay que comer, al menos te callarías.
Pero en ningún caso se puede uno poner de parte del verdugo. Así es como se desprestigia a una universidad: con actitudes cobardes. Quienes han peleado valientemente, quienes han dado la cara y han considerado que nada de lo que ocurre en su universidad les es ajeno, esos la han prestigidado.

Anónimo dijo...

Estimados colegas:

Al igual que el anterior personaje yo también soy profesora como vosotros y me veo obligada a intervenir porque el anterior comentario me produce una profunda irritación. Cómo se puede decir que hay "gente que no tiene nada que ver con esto y que además son una mayoría". Mira bonito/a.. todos estamos metidos en este lío y yo llevo tragando bastante basura un montón de tiempo. Lo que hace este presidente mafioso con la connivencia de sus "genusuccionadores" es un auténtico atentado contra la humanidad. Durante el tiempo que llevo en esta universidad he tenido que ver como se insultaba y humillaba a gente honrada, trabajadora y responsable y he tenido que ver también como muchos buenos amigos eran despedidos por la ira de este patán que en su vida ha hecho otra cosa buena que preparar bocadillos y que no tiene ni idea de lo que es llevar una universidad. Vosotros estais hartos de que se injurie a la universidad y yo estoy harta de vuestra hipocresía. Aquí el único que perjudica nuestra institución es este farsante de presidente y quienes hacen la vista gorda ante sus desmanes. Estoy de acuerdo en que el insulto perjudica seriamente el carácter de denuncia de este blog pero gracias a él los que llevamos bastante tiempo en esta universidad por fín tenemos un foro donde denunciar públicamente no solo los atropellos de este mangante sino también la hipocresía de quienes le rodean y que constantemente no hacen más que adularle por un mísero plato de lentejas. Qué es eso de que las cuestiones planteadas corresponden a unos departamentos específicos, si yo misma he visto en infinidad de ocasiones como directores de otras carreras,con los que este energúmeno despachaba y a los que pedía consejo, se mofaban en privado del "todopoderoso", y en cierta ocasión no hace mucho escuché, incluso gritando, los comentarios de cierta coordinadora de una titulación en el patio del convento,anunciando ante los alumnos y a diestro y siniestro que los mejores profesores se estaban marchando de la universidad y que esta se iba a quedar sin alumnos. Aquellos comentarios sí que eran escandalosos y no fueron pronunciados por nadie de ADE, Derecho o Humanidades sino por alguien despechada porque la universidad no había querido "colocar" a su marido. A mí me parecen estos comentarios igual de escandalosos, pronunciados además delante de los alumnos. Yo no pertenezco a los departamentos aludidos en este correo, pero también me siento frustrada, vigilada y humillada por aguantar tanto atropello y tanta pelotería. Porque vamos a decir las cosas como son...a ver si te enteras querido JLM que la gente de ... otras carreras, incluidos sus responsables, también se van riendo de tí a tus espaldas, mientras que te van limpiando con sus lenguas tus zapatitos cuando se encuentran frente a tí. Yo al igual que mis colegas también trabajo con ilusión y me vuelco con mis alumnos, aunque cuando estos me dicen las "verdades" de esta institución me quedo sin palabras que responder porque ellos se dan perfecta cuenta de lo que aquí sucede: los profesores trabajan como jornaleros y también saben prefectamente que estamos vendidos ante la dirección de esta empresa porque no podemos disimular el miedo que tenemos en el cuerpo. Teneis razón , este tipo de cuestiones no se solucionan en el blog. Es necesario que intervenga la justicia de los hombres para que este mafioso pague por sus delitos, pero también es necesario que quienes lo amparan dentro de la Iglesia con mayúsculas y en particular de esta diócesis, intervengan ya de una maldita vez porque este patán iluminado no puede tratar con semejante desprecio a su personal, ni puede insultar ni humillar en público a sus trabajadores como si fueran sus siervos.

Anónimo dijo...

“Por la presente, se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno de esta Universidad para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que queda extinguido el Vicerrectorado de Investigación. En consecuencia, sus funciones son asumidas por el Departamento de Informática.

2. Resolución por la que queda extinguido el Departamento de Informática, pasando sus funciones a ser desempeñadas por el Servicio de Mantenimiento, que pasa a denominarse Cátedra de Mantenimiento.

3. Resolución por la que se cesa al Director de la Unidad Central de Ciencias Religiosas. Agradeciendo los servicios prestados, continúa con su labor de punto de cruz los lunes de 6 a 7 en el claustro de la Universidad.

4. Resolución por la que se extingue la Unidad Central de Ciencias Religiosas, pasando sus funciones a ser desempeñadas por la extinta Unidad Central de Ética, que, en consecuencia, pasa a fusionarse con la Cátedra de Mantenimiento.

5. Resolución por la que se declara el envío de bedeles como mediadores en el conflicto del Líbano.

6. Resolución por la que los bedeles expresan su disconformidad ante la resolución número 5.

7. Resolución por la que se fusiona a los bedeles con la Cátedra de Mantenimiento, que se fusiona a su vez con el ya extinto Gabinete de Comunicación, denominado en el momento de su extinción Centro de Acogida Arzobispo de Toledo.


8. Resolución por la que queda derogada la masturbación y toda práctica sexual que por su carácter laudatorio atente contra la integridad de la persona humana y la doctrina de la fe. Agradeciendo los servicios prestados, el Departamento de Turismo y la Unidad Central de Idiomas se fusionan con el Servicio de Reprografía, que pasa a denominarse Vicerrectorado de Reprografía.

9. Resolución por la que queda extinguido el uso del preservativo fuera de horario lectivo.

10.. Resolución por la que queda extinguido el horario lectivo, pasando sus funciones a ser asumidas por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, que, en consecuencia, pasa a denominarse Cátedra de Disfunción Eréctil.

11. Resolución por la que queda extinguido el PDI. Agradeciendo más bien poco los servicios prestados, sus funciones quedarán asumidas por el servicio de cafetería, que pasará a denominarse Instituto de Estudios Cafeteros Pablo VI, quedando al frente del mismo el Sr. Antonio, que pasa a denominarse, tras homologación de su experiencia, Dr. Gitanelli.


12. Resolución por la que queda extinguido el olivo de la paz y, por extensión de la extinción, el resto de Departamentos de la universidad, pasando sus funciones a ser desempeñadas por el Vicerrectorado de Reprografía, que pasará a denominarse Departamento Universidad Católica San Antonio de Murcia, quedando frente al mismo un señor con barba, sin matricular, tarado, propulsión gasoil y cilindrada de 1867 ccc.

13. Resolución por la que se cesa al director del Departamento Universidad Católica San Antonio de Murcia, a su vez, decano de la Facultad Universidad Católica San Antonio de Murcia y presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Agradeciéndole los servicios prestados, continúa su labor como tirador de pulsos federado en el Sanatorio de Enfermos Mentales Román Alberca, sito en la pedanía murciana de El Palmar.

Atte.
Bertold Brecht
Secretario de la Universidad Católica San Antonio de Padua”

Anónimo dijo...

Si, todo eso es verdad, ¿pero crees que alguien de fuera va a venir a poner orden aqui? Yo creo que no.

Pienso que bastantes trabajadores de la UCAM no están de acuerdo con la gerencia de la empresa, pero no dicen nada porque reciben su sueldo (más o menos en su dia). Y digo empresa, porque aunque tenga otro nombre, en el fondo es una empresa privada (al menos de forma legal). Quien contrata a los trabajadores NO es la UCAM sino la tan nombrada fundación.

Si el personal no se asocia y actua conjuntamente, no se va a cambiar nada. Y si lo hace tampoco, porque los "asociados" se irán a la calle.

Por supuesto, si hubieran muchos despidos, la situación saltaría a los medios de comunicación y posiblemente los clientes exigirían un poco más de respecto (protesta estilo Gandhi). Pero quién tiene ganas de ser mártir... sólo hay que ver lo que ha pasado con los que se han atrevido a protestar......

Anónimo dijo...

Hola:

Hace tiempo que vengo siguiendo con bastante alarma lo que se dice y se cuenta en este foro y quiero solidarizarme con las personas que están sufriendo persecución y están siendo humilladas y despedidas por este señor, representante de nuestra querida Iglesia católica. Estoy alarmada como madre de un estudiante en edad de entrar en la universidad y también estoy alarmada porque soy una católica practicante convencida con bastantes años de servicio a otras personas en nombre de la Iglesia. Estoy además alarmada porque me consta que todo lo que aquí se comenta es verdad, porque así me lo han contrastado conocidos míos que trabajan en esta universidad e incluso varios hijos e hijas de unos buenos amigos que estudian carreras en esta universidad.

No entiendo mucho de dirección de empresas ni me gusta meterme en “política” pero llevaba bastantes años escuchando “cantos de sirenas” sobre lo que sucedía en la UCAM y no podía creer que esto estuviera ocurriendo, y no lo creía porque los medios de comunicación no denunciaban nada y los representantes políticos del PP de Murcia siempre estaban recibiendo y amparando a este señor y haciéndose con él la correspondiente foto, y en mi interior me decía que esta persona no podía ser tan retorcida. Hace unos meses, cuando mi hijo acabó el bachillerato y tuvimos que buscar universidad sentía firmemente la obligación de matricularlo en la UCAM, una universidad que se presenta (por lo menos en su propaganda en la prensa) como una institución con valores, atención personalizada y calidad en la enseñanza. Sin embrago cual ha sido mi sorpresa al comprobar que toda la propaganda que utiliza esta universidad ha caído como un castillo de naipes cuando he contrastado impresiones con personas que conocen de cerca esta institución, e incluso, como dije anteriormente con varios de sus estudiantes. Estos me han contado que a pesar de la entrega y buena voluntad que ponen sus profesores muchos de ellos tienen miedo de enseñar con libertad y que hay temas sobre los que directamente no se habla o que cuando los estudiantes hablan de ello los profesores pierden los papeles o directamente los silencian. ¿Cómo es posible que los profesores de una universidad cuyo lema es “in liber...vocati” no puedan enseñar con libertad? ¿A qué tienen miedo?
¿Qué es lo que está pasando en esta universidad y, sobre todo, qué es lo que las personas que protegen y amparan a este señor que preside la universidad están obteniendo a cambio de su silencio o de mirar hacia otro lado?

Mi preocupación como cristiana, madre de un futuro universitario y, por encima de todo, como persona sensible ante el dolor me lleva a plantearme varios interrogantes que me está rondando la cabeza y el corazón desde que hace varios días visito este foro a instancias de unos buenos amigos de mi parroquia, cristianos practicantes como yo desde hace muchos años, y que como yo están escandalizados ante los sucesos que estas personas que trabajan o estudian allí están contando. Mi preocupación como cristiana es que esta persona, el presidente, al que afortunadamente no tengo el placer de conocer, está utilizando el buen nombre de la Iglesia para enriquecerse. Mi preocupación como votante de la opción que representa el Partido Popular, al cual voto desde hace varios años porque no tengo que esconderlo y me siento orgullosa de ello, es que tanto Valcárcel como el Consejero de Educación parece que están haciendo oídos sordos al clamor de estos hechos. Sepan estos señores que a partir de ahora si van a seguir haciendo el juego al señor Mendoza me veré obligada a considerar otras opciones políticas, a pesar de mi conciencia, pues no estoy dispuesta a que con mi voto se siga tolerando semejante injusticia desde el poder político. Esto también va por el señor alcalde de Murcia, tan “amigo de foto y congresos” del señor Mendoza, al que tan generosamente regala terrenos para que este pueda engrandecer su patrimonio personal. Desde luego, señor alcalde yo no pago mis impuestos para que usted vaya a regalarle terrenos a Mendoza y a ponerle buena cara, mientras él demuestra tanto desprecio por la dignidad de las personas que tiene bajo su mando. Al señor obispo también quiero instar para que intervenga en este asunto porque afecta a la imagen de nuestra Iglesia y diócesis, que este presidente está ensuciando con su actitud y su prepotencia (por cierto que no son pocos los amigos que me comentan que el señor Mendoza va presumiendo por todos sitios que si usted está aquí es gracias a él). Mire usted señor obispo, este obispado, esta Iglesia y esta diócesis ya existían mucho antes de que usted viniera aquí, muchas personas honradas ya trabajábamos y colaborábamos con la Iglesia antes de que el señor Mendoza viniera a enriquecerse, y continuaremos trabajando cuando usted o el señor Mendoza se hayan marchado de Murcia. Mientras tanto le ruego, como representante de la Iglesia Católica, que haga algo por aliviar el dolor y el sufrimiento de los trabajadores que prestan sus servicios en esa universidad “de la Iglesia” y por restaurar la dignidad de los injustamente despedidos y si usted no quiere hacer nada por favor le insto a que esta universidad cambie de nombre y deje de utilizar el calificativo de “católica”. Si usted no interviene ni hace nada al respecto usted comprenderá que ni yo ni los que cada vez más piensan como yo le podamos otorgar ningún tipo de autoridad moral para seguir rigiendo los destinos de esta diócesis. Me duele decir estas palabras tan duras porque son muchos años los que llevo dedicada con ilusión al servicio de otras personas en nombre de la Iglesia, y en estos años ni mi capital ni mi patrimonio han aumentado lo más mínimo, no como en el caso del señor Mendoza, al que usted ampara y por el cual, según él, ha sido usted nombrado obispo de esta diócesis.

Por último, me quiero dirigir al señor Mendoza. Mire, lo que se cuenta en este foro es muy grave y no me diga que es injuria, calumnia o mentira porque ya me he tomado la libertad de contrastar bastantes opiniones. Como le he comentado con anterioridad pensaba que era un deber moral matricular a mi hijo en una carrera de su universidad, aunque pienso que su universidad ya no es digna de acoger a mi hijo, y me duele decírselo como católica y como madre que quiere la mejor educación para sus hijos, pero no estoy dispuesta a que con mi dinero usted siga perpetuándose en el poder, aumentando su patrimonio y humillando y despidiendo a personas honradas.

Señor Mendoza: ¡no con mi dinero!
Señor obispo: ¡no con mis bendiciones!
Señor Valcárcel: ¡no con mis votos!
Señor alcalde: ¡no con mis impuestos!

Mª Luisa Martínez

Anónimo dijo...

Resoluciones de Consejo de Gobierno de la UCAM, día 12 de septiembre de 2006.

1. Resolución por la que José Luis Mendoza decide que llueva. Se apercibe a todo el personal de la UCAM de que la lluvia es causada por la interceción de nuestro presidente, siendo apercibido de despido todo el que afirme y/o piense lo contrario.

2. Resolución por la que se nombra a D. José Alberto Cánovas Vicerrector de Asuntos Documentales Falsos. Vista su experiencia y para evitar suspicacias se le nombra por este Consejo Doctor Honoris Causa por la Universidad Islámica de Al-Alemine (Líbano). Se le considera Doctor con efectos retroactivos desde enero del año 1032.

3. Resolución por la que se extingue el vicerrectorado de Asuntos Documentales Falsos al existir sospechas de que quien ocupa el cargo puede ser un intelectual, puesto que es Doctor. Se apercibe a todos los doctores de la Universidad de que dejen de serlo.

4. Resolución por la que escuchado al extinto vicerrector se decide por unanimidad que no es un intelectual, y se le restituye en su cargo.

5 y última. Resolución por la que se dictamina que dentro del recinto de la Universidad no existe otra realidad que la que diga nuestro queridísimo Presidente, vencedor de la gran guerra contra las tropas comunistas, y que se autonombra Generalísimo. A partir de este momento todo el mundo que penetre en el edificio deberá llevar unas gafas de realidad virtual que se entregarán en conserjería. Pueden aprender el funcionamiento de las mismas siguiendo el primer capítulo de la autoayuda denominado "José Alberto es doctor". Asimismo se advierte que el personal de la UCAM debe llevar las gafas también fuera del centro, incluso para dormir.

Atentamente:

Alfonso Palazón alias "yo soy el único académico que queda en el Consejo de Gobierno"

Anónimo dijo...

Buenas y tormentosas tardes a todos los bloggeros (los del Lado Oscuro en el cual JLM seguro que me considera, y los Iluminados por la Divina Persona de JLM).

Yo no soy academico ni tengo estudios, asi que (aun a mi pesar) me limitare a escribir de forma "callejera", pero bueno, creo que se me entendera lo suficiente.

Quiero en primer lugar hacer una pregunta a mi idolo (JLM seguro que lo considera Belcebú, ya que esta abriendo una brecha entre el infierno y su paraiso montado en tierras murcianas). Ese idolo (si es demoniaco, entonces soy satanico????) es Carthago Nova. A ver, NECESITO que el o alguna persona con conocimientos en la materia me responda (creo que no soy el unico interesado en esta pregunta).

Empecemos con el supuesto de que todo se lia de tal forma que cae la cabeza de JLM. Es decir, salta la polemica, salen denuncias, investigaciones, la justicia sale a la luz, y al final, todos juntos, ponen a cada uno en su sitio (Carthagooooo.....tu y yo al infierno???...Supongo que alli veremos a Higinio!!!!....pues no sera tan malo entonces el infierno!!!...jajaja). Bueno, una vez vuelto todo a la normalidad y JLM sin ser "Presi" de "Esta Nuestra Universidad", pregunto....

Si la mayor parte del patrimonio de la UCAM pertenece (segun creo recordar...) a Servicios Universitarios San Antonio, cuyo dueño sabemos quien es, (incluido el 90% de los terrenos de Cartagena), que pasaria con la Universidad?. Es decir, sin aularios, sin cafeterias, sin copisteria, sin TV, sin "mansion de PlayBoy"...perdon, mansion de los Pepos, sin los terrenos del parking, sin los terrenos de Cartagena (solo el 10%) y sin dinero, que pasaria???...Desapareceria la UCAM??...Podria reponerse?...La ley devolveria a su correspondiente dueño todo lo "robado"???...Si se devuelve, en cuanto tiempo???...

Los trabajadores (incluyo PAS y PDI), que pasaria con ellos?...Suspension de pagos?....Derecho a paro?...Seguirian trabajando??...Que ocurriria???...

Sinceramente, estas cuestiones me tienen medio atormentado.

Si hay un alma caricativa que intente dar luz a mi absoluta oscuridad sobre estos temas, POR FAVOR, RESPONDEME!!!!....Creo que seria muy beneficioso para todos por lo menos ver venir el toro, o posibles consecuencias en caso de que ocurriera "lo que deberia ocurrir".

Sin mas, y deseando que se solucione todo esto cuanto antes (solucion = fin de JLM), me despido pidiendo por 5ª vez: "QUE ALGUIEN ARROJE LUZ SOBRE ESTAS CUESTIONES!!!....POR FAVOR!!!!...QUEREMOS SABER QUE VA A SER DE NOSOTROS!!!".

Gracias y gracias al moderador y creador del Blog, por permitir "escribir" lo que pensamos sin tener miedo a que nos echen.

Y antes de acabar, decir a los que dicen que "es mentira" la estorsion y acoso de JLM sobre los profesores (y el PAS!!!!), que vaya unos flipados... ¿Cuanto os ha subido el sueldo cuando le habeis dicho "Mira JL, esto lo he escrito yo....Combato junto a ti contra las ordas del Mal....Muerte al Diablo!!!!"....Espero que por lo menos 100 leuretes mas al mes, si no, vamos, no vale la pena!!!....O eso o que no teneis ni pizca de verguenza, o que no teneis ni p*ta idea (lo censuro yo mismo, que es fea la palabra!!).
Un saludo a todos y nos vemos en el infierno!!!! (junto con los del OPUS, Ateos, Socialistas, Comunistas, Jebimetaleros, Higinienses Y Carthago Novanenses!!!)

Anónimo dijo...

Algo se mueve en Palacio, sí señor. Rouco se distancia de Mendoza, el Nuncio ya no lo cree, y el cartagenero se agarra a Cañizares, su único apoyo de peso en España, como clavo ardiendo. ¿Qué hace o dice mientras tanto Montoro? Nada, piensa.¿Y Reig Pla? Espera sin desesperar.¿Y la fiscalía? Toma nota.¿Y Roma? Seguir este blog de tanta libertad y credibilidad antes de actuar con toda discreción pero con contundencia.

En Almería, es un ejemplo, se presume en público de poder comprar títulos de la UCAM (?) mientras en Madrid se comenta lo del secretario de Estado de Aznar. Todo es un gran presunto delito de falsedad en documento público, aparte de los presuntos de tráfico de influencias cometido por Mendoza, que pueden salpicar a algunos notables de la misma Curia vaticana, como el cardenal López Trujillo.

Mendoza no escapará de ésta. Va a ser noticia de otoño en buena parte de la prensa nacional por su adicción al "mobbing". Ya hay quien busca su foto en la presidencia de la manifestación del agua en 2005, junto a Valcárcel y todos los presuntos de la localidad. Los "extremeños" se tocan.Y José Luis acabará por arrastrar a todos los que ha utilizado en su provecho, esgrimiendo el nombre de Dios en vano.
Ya digo, esperanza, porque algo se mueve en Palacio. Mendoza no se comerá el pavo en la UCAM tras el grave daño inflingido a la Iglesia.

Dios es justo y pronto hará pasar este cáliz. Luego todo habrá sido un mal sueño. Ánimo a los que sufren porque muy pronto serán consolados.

Que el Señor os bendiga a todos.

Anónimo dijo...

Estimados fieles lectores, en la UCAM se está viendo pena, llanto, trepadores que dan asco, algunos que venden a sus compañeros a los que antes les sonreían, algunos falsos cristianos, faltas de caridad, cobardías, alguna alianza perversa, algún adulador de algún tirano ambicioso, algún cura corrupto y alguno sordomudo……pero algunos hemos sido privilegiados, si, si, lo hemos sido….hemos contemplado MUCHOS GESTOS DE AUTÉNTICA AMISTAD Y DE AMOR DEL MAS GRANDE…….EL DE ALGUNOS QUE HAN SUFRIDO MUCHO Y HAN SACRIFICADO COSAS MUY VALIOSAS Y DADO PARTE DE SU VIDA POR SUS AMIGOS.

Anónimo dijo...

(…) Aquel monstruo había sido en otro tiempo un hombre de la raza de los primeros pobladores de la isla, del linaje de los que sobrevivieron a la Gran Inundación, hombres justos y temerosos del cielo destinados a reconstruir la Ciudad de la Justicia, pero la ambición, el olvido de los dioses y sus propios afanes le habían llevado a su destrucción y la de su reino, y ya no recordaba ni su propio nombre (…) Y todo era desolación y oscuridad (…)Y la bestia, encerrada, daba vueltas en el laberinto, algunos decían que se le oía llorar en la oscuridad, no tenía descanso ni de noche ni de día, su furia crecía más y más, y cada vez reclamaba mas sangre inocente, y ya nada le satisfacía. Y sus sirvientes, que en otro tiempo lo respetaban, hoy le deseaban la muerte pero ninguno era lo bastante fuerte para atreverse a empuñar una espada. Daban vueltas a su alrededor, temiendo que atentara contra ellos, y discutían el modo mejor de aplacarla, hasta que alguno de esos sirvientes se le ocurrió que si ofrecían en sacrificio víctimas mas valiosas, su cólera se aplacaría y los dejaría vivir. Llegados a ese acuerdo, cada uno en una dirección, echaron a andar por los caminos en busca de los que habían sido sus amigos y aún vivían en ese remoto y triste lugar debido a que la edad, la salud u otra razón les había impedido emigrar a otras tierras donde se temiera a los dioses en busca de paz y prosperidad.(…)

Anónimo dijo...

Esto es el colmo!!!

Ya es lo último que me quedaba por ver en este foro que estoy siguiendo, junto a mi hijo, con mucho interés por los acontecimientos y preocupación por su educación y por mi bolsillo, que buenas perricas le dejo a Mendoza cada año, porque la matrícula no es precisamente barata. Pues a lo que voy, que este mensaje del trabajador de la UCAM sobre la suspensión de pagos y el futuro de la universidad acaban de agotar mi paciencia y me tiene muy alarmado. Yo al contrario de la señora M. Luísa, que escribió con anterioridad y que dijo que no pensaba meter a su hijo en esta universidad, sí que tengo a mi hijo estudiando en la UCAM y con este mensaje me quiero dirigir a los padres de los alumnos de la UCAM que como yo pagamos religiosamente el dinero de las matrículas de nuestros hijos o hijas. Por lo que a mí respecta yo ya estoy buscando otra universidad para mi hijo, al que le faltan dos cursos para acabar su licenciatura en Periodismo. Solo faltaba que con todo el follón que parece que se va a montar al final la universidad pudiera desaparecer del mapa y mi hijo tuviera un título de una universidad fantasma, después de haberme dejado la salud y el dinero en el sitio ese. Por las cosas que me estaba contando mi hijo desde que entró en la UCAM y por lo que he leído en este foro estaba pensando que una buena solución para arreglar este asunto sería que los padres de alumnos, que parace ser que somos los únicos a los que nos hacen o nos pueden hacer caso porque en definitiva somos los que ponemos el dinero, pudieramos constituir una asociación o algo por el estilo para hablar con quien haga falta para intentar solucionar este caos, que cesen al presidente y que nombren un gestor que pueda reconducir esta situación. Y pensaba que nos asociáramos nosotros porque según me cuenta mi hijo y yo mismo he podido constatar en este foro parece que los profesores están más vendidos que la una y que ni siquiera pueden tener representantes sindicales y que bastante tienen con conservar su puesto de trabajo y que nadie les meta un navajazo por la espalda. En definitiva y no quiero liarme más de la cuenta había pensado que una buena solución era hablar colegiadamente los padres de los alumnos con los representantes de la Iglesia y solucionar este enbrollo, pero ahora mismo creo que nadie desde dentro la Iglesia va a hacer nada con este tema, porque si todos los bienes son de este señor me parece evidente que la forma más cómoda que tiene la Iglesia de quitárselo de encima es que todo se vaya al traste, y si eso es así desde ya mismo me pongo a buscar otra universidad para que mi hijo acabe sus estudios por lo menos en una que dentro de 15 o 20 años pueda existir. Y no quiero dar mi nombre ni el de mi chiquillo porque parece ser que a otros alumnos que han insinuado lo de irse a otras universidades los han suspendido a conciencia para que finalmente no pudieran irse de la UCAM o que desde la administración les han retrasado los papeles para que no pudieran cumplir los plazos de matrícula en otras universidades. En fín, vosotros veréis lo que haceis con el futuro de vuestros hijos y con vuestro dinero, yo ya lo tengo muy claro y tanto mi hijo como yo ya hemos decidido que el próximo año no va a seguir en la UCAM, aunque por supuesto él no piensa comentar nada al respecto.

El padre de un alumno.

Anónimo dijo...

Resolución del Consejo de Gobierno por la que se crea la Facultad de Ciencias de la Extinci...

Anónimo dijo...

Por la presente se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno de esta Universidad, en sesión celebrada el día 12 de septiembre de 2006, para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que se anima a los profesores y miembros PAS a resolucionar a cualquier hora del día como medida para contrarrestar el estrés posvacacional.

2. Resolución en la que se establece que cada resolutor deberá presentar cinco copias escritas a doble espacio y debidamente encuadernadas donde justifique la resolución que se resuelve resolver.

3. Resolución por la que se indica que toda resolución deberá ser aprobada previamente por el consejo de gobierno, que en su caso se reservará el derecho de publicar las resoluciones por un período de dos años en la hoja parroquial Ntra. Sra. De Almansa o, en su defecto, en la hoja informativa UCAM en breve.

4. Resolución por la que se advierte que el horario de resoluciones queda establecido de 8 a 14 horas y de 16 a 20. El horario de mediodía queda inhabilitado, y cualquier resolución que se resuelva resolucionar en dicha hora no será considerada con susceptible de ser considerada por el consejo de gobierno.

5. Resolución por la que se establece que las anteriores resoluciones, a petición propia, quedan anuladas. Agradeciendo la atención prestada, los miembros de la comunidad universitaria quedan emplazados a una próxima gilipollez del consejo de gobierno.


Atte.
Un señor de Burgos
Secretario de la Universidad de Estados Unidos


PD. No sea tonto: RESOLUCIONE usted. Nueve de cada diez miembros del consejo de gobierno lo recomiendan.

Anónimo dijo...

¿Alguien podría copiar en el blog las destituciones "de hoy"? La fórnula "cese a petición propia" tiene coña, la verdad.

Anónimo dijo...

Sobre las destituciones

“Historia magistra vitae”, Cicerón

¿Quién le iba a decir al Dr. Guillotin, promotor de la guillotina, que terminaría siendo una de sus víctimas más famosas?

Anónimo dijo...

No es la primera vez que escribo en este blog. Para los que lo vienen siguiendo, les digo que soy el profe de la UCAM al que alguien puso el divertido sobrenombre de "desdichado librepensador". Pues, ea, aquí estamos otra vez.

Si recordáis, mi 'problema' consistía en no haberme podido solidarizar con los supuestamente acosados ni con los despedidos, porque se me pasó el curso sin enterarme de nada. A eso se añadía el que siento gratitud hacia la UCAM por haberme permitido trabajar en sosiego y libertad. Eso me hacía, a vuestros ojos --o al menos a los de las dos o tres personas que me contestaron agriamente--, un "colaboracionista" por omisión, llegando incluso a apelar a mi al parecer inexistente conciencia cristiana.

Pero decidme: ¿por qué tengo yo que fiarme de vuestro extraño testimonio y desconfiar, en cambio, de la interesante experiencia que he tenido en la UCAM?

¿Cómo puedo redimir mi presunto pasado egoísta y fieramente individualista y descartar con total seguridad que los "usuarios anónimos" que aquí escriben no son una 'manga' de pirados y 'conspiranoicos'?

¿Qué pruebas dignas de crédito aportáis para que los ucameros escépticos como este servidor y otros despistados de la vida creamos? ¿Acaso demuestran algo los petardísimos 'dossieres de infarto' del Carthago Nova ése, que a mí sólo me evocan los perpetuos graznidos de ciertos concejales de pueblo, que blanden en los plenos 'papeles comprometedores' de los que al final no queda ni el aire que desperdician en su frenético agitar?

¿Por qué, según vosotros, tengo yo que ir a Presidencia a enterarme de lo que sucede y, de paso, a armarla si la cosa se tercia? ¿Soy yo acaso un intrigante de pasillo, o el miembro de algún "lobby" o grupo interno de presión en busca de mayores cuotas de poder? ¿He venido yo a eso a la UCAM? ¿No tengo nada más interesante que hacer allí que remover aguas, sean éstas fecales o no? ¿Qué diablos se me ha perdido en la dichosa Presidencia a mí, que llevo en la UCAM cuatro o cinco cursos y sólo he estado una vez?

Insisto: ¿Por qué os tengo que creer, hombres y mujeres sin nombre? Y os prometo que no tendría inconveniente en decir el mío, si mi posición no fuera tan distinta (¡¡¡pasaría aunque no quisiera por un vil lameculos y un pelota indigno!!!).
¿Qué obtengo yo de vosotros, pues, que no sea descrédito público para el "alma mater" a la que --de momento-- me siento orgulloso de pertenecer?

¿Qué confianza me da vuestro derrotero en este blog, que confieso haber leído asiduamente? Me explicaré. El comportamiento que observáis es errático: pasáis más o menos al unísono y sin solución de continuidad de la más negra depresión a la euforia triunfante, y de ahí al cinismo escéptico, y más tarde al derrotismo, y luego de golpe al despellejamiento barriobajero e inmisericorde de tres o cuatro bestias negras a las que odiáis con un furor que, literalmente, da miedo. Eso cuando no empezáis con las impetraciones, los votos al Cielo, las citas y menciones de la doctrina de la Iglesia o las denuncias proféticas 'evangelio mediante'. Unas pocas veces incluso, desde tan sublimes esferas, os habéis precipitado en la sima de la irreverencia y en algún caso hasta en la blasfemia (pocas cosas me parecen más indecentes que ésa, máxime cuando las estáis poniendo por escrito).

Yo no sé qué credenciales pueden haber visto en vosotros esos padres indignadísimos que han escrito aquí, los cuales, en lugar de sacar sin más dilación a sus retoños, salvándolos, y sacudirse presto el polvo de las sandalias, se encelan en cambio, dedicándose a contribuir con más y más leña a tan sofocante incendio.

Convencednos a nosotros, pues, convenced a Murcia entera con pruebas que hagan fe de que no sois un hatajo de 'conspiranoicos', porque de lo contrario y mientras no lo hagáis, nadie salvo cuatro va a creer jamás que seáis mejores que los demás trabajadores de la UCAM que, poco amigos de conflictos, nos sentimos pasablemente satisfechos de seguir en ella.

Postdata amigable para un usuario:
Lamento estropearte tan redonda historia, pero la Historia maestra que decía el romano (o sea, la de verdad) enseña que el Dr. Guillotin no murió guillotinado.

Valete.

Anónimo dijo...

Estimado usuario "librepensador":

Como hice en otra ocasión, utilizo el término sólo para identificarlo a usted entre los muchos usuarios anónimos, sin ironía alguna.

Respondo DE CORAZÓN sólo a dos fragmentos de su mensaje.

Primer fragmento:

"Pero decidme: ¿por qué tengo yo que fiarme de vuestro extraño testimonio y desconfiar, en cambio, de la interesante experiencia que he tenido en la UCAM?"

Tiene usted razón o, al menos, así me lo parece a mí: si yo tuviese que contrastar un testimonio ajeno y extraño con una experiencia propia e interesane, me quedaría con la propia experiencia, que es una forma de certeza existencial. Mi conversión religiosa, por ejemplo, no fue el resultado de un encuentro con la palabra sino con la Persona, y sólo después supe que la Persona era Palabra. En mi experiencia, creo en las personas, no a la verosimilitud de sus relatos. O, mejor dicho, sus relatos "me" son verosímiles porque proceden de personas a las que creo y quiero. La historia del Señor no es precisamente "creíble", pero un Dios que es Amor merece ser creído. Los relatos a lo que he tenido acceso hablan de sufrimientos y humillaciones sin motivo. Pero no es lo que más me importa: sólo me importan las personas concretas que sufren y están humilladas, personas a las que quiero y a las que veo sufrir a diario, personas cuyo honor y buen nombre he visto mancillado sin motivo. Mi experiencia en la UCAM era -imagino- tan interesante como la suya. Pero, de pronto, me encontré de frente con el dolor de mis amigos. Es todo. Y mi experiencia en la UCAM ha cambiado de sentido.


"Convencednos a nosotros, pues, convenced a Murcia entera con pruebas que hagan fe de que no sois un hatajo de 'conspiranoicos', porque de lo contrario y mientras no lo hagáis, nadie salvo cuatro va a creer jamás que seáis mejores que los demás trabajadores de la UCAM que, poco amigos de conflictos, nos sentimos pasablemente satisfechos de seguir en ella."

Yo soy trabajador de la UCAM, profesor, para más señas, y no me siento mejor que ningún otro trabajador de la UCAM. Ser amigo de quienes sufren no es un mérito. Pero que ellos me hayan regalado con su amistad es un don al que debo y quiero deber gratitud siempre. Nunca he tenido la intención de convecer a nadie. Tan sólo escribo para acompañar a mis amigos y para anunciar a otros que sufren. ¿Para qué? Quizás para que haya quienes recen pidiendo fin al sufrimiento, para que quienes sufren perdonen y para que sepa yo estar a la altura de mis lealtades. No pretendo una revolución, ni un cambio de gobierno, ni multitudes de pronto "conversas" clamando venganza...

Sólo quiero estar al lado de mis amigos. Y si esa situación es suficiente para que alguien considere que no merezco seguir trabajando en la UCAM, tendré que irme.

Hay cosas peores que tener que buscar un nuevo trabajo o cambiar de ciudad: En mi caso, no querer a mis amigos como merecen.

Es la única modesta respuesta que puedo dar a su comentario. Nunca le contaré a mis hijos las historias de cartago nova. Tan sólo espero que me crean cuando les diga que hay que estar al lado de los que sufren, sin temor al riesgo. Y que no me crean por las palabras.

De todo corazón, reciba un abrazo fraterno en Cristo.

Anónimo dijo...

Estimado usuario anónimo:

Toda la información que se cita en los textos de cartago nova es de acceso público -prensa, registros de la propiedad, registro mercantil, boe, boletín oficial del registro mercantil- etc. Tú mismo podrías comprobar si es verdad o no lo que ahí se dice. Yo, que sólo me he tomado la molestía de constatar la acusación más grave -la de los terrenos de Cartagen-, he visto suficiente. Me temo, sin embargo, que bajo tu presunción de que lo dicho es falso lo que guardas es otra cosa: que si es verdadero, te daría igual. No ves nada grave en todo eso. No hace falta que des tu nombre. Quien tiene que saberlo, José Luis, ya lo sabe. Ánimo.

Anónimo dijo...

La cultura del falso médico JLM, es de taberna; la de su padre en Cartagena, donde se blasfemaba a diario. Ese ha sido su ambiente habitual puesto que trabajó desde muy pequeño con su hermano VM, haciendo bocadillos para borrachos y fregando los vasos con todas las babas de tan selecta clientela. Lo que ha dicho de las monjas cuando era niño, es un camelo más de este impostor y farsante. Hay que desenmascarar definitivamente a este embaucador, que juega con la vanidad y el apego material de alguna jerarquía eclesiástica.

Anónimo dijo...

Estimado anonimo, y algún otro blogger que escribió anteriormente:
Estoy de acuerdo con la inmensa mayoría de datos, experiencias y sentimientos que se exponen en los dos blogs.
Sin embargo creo que está fuera de lugar, es absolutamente improcedente, infame y deleznable que se nombre a familiares de cualquier persona. En primer lugar porque ellos no tienen la culpa de los actos de sus parientes, por lo que no debe salpicarles lo más mínimo y les debemos el respeto que merece cualquier persona decente. En segundo lugar, se llegan a nombrar a personas fallecidas o muy enfermas por lo que más bien debemos tenerles mucha más misericordia con ellos. Que no paguen personas inocentes los gravísimos pecados y delitos que presuntamente pueden haber cometido otros.
Por favor, Paco, cuando llegue un mensaje de este tipo no lo publiques: es injustamente ofensivo y no refleja para nada el talante y el parecer de todos los que escribimos aquí.
Sería bueno que, o bien se pidan públicas disculpas a dichos insultos ofensivos o bien que el moderador los elimine del foro.

Anónimo dijo...

Aquí el "desdichado librepensador", una vez más, para agradecer --también de corazón-- a la estupenda persona que ya por dos veces me ha contestado con exquisita educación y comprensión sus respuestas y los abrazos en el Señor con los que me despide.
Mi gratitud también a él por haber enfocado sus "posts" desde una radical elección cristiana que ya sabe que admiro y comparto al cien por cien.
Con todo, observo respetuosamente que este buen profesor no es totalmente consciente de a qué le compromete --y gravemente-- esa elección religiosa y ética que públicamente declara hacer. En efecto, para una moral común, código cívico tal vez, pocas cosas hay más nobles y coherentes que ser fiel en toda circunstancia a los verdaderos amigos. Pero si se invoca el nombre del Señor para revestir de eternidad esa loabilísima actitud ética, tal vez acabe resonando Su serena voz por los bastidores de la memoria recordando que amar a los que nos aman no tiene especial mérito; que lo radicalmente evangélico es devolver bien por mal... y hasta amar a quien nos persigue. ¿Y seguro que cebar este blog de indefinible conducta, contribuir con el sentido de nuestras intervenciones a su dudoso objetivo general, es sinceramente una forma de buscar la justicia amando a los enemigos que el Maestro aprobaría...?

Respecto al tipo que se empeña contra viento y marea en que el señor Mendoza conoce mi identidad y me premia con palmaditas por escribir aquí... renuncio a desgañitarme para tratar de desmentírselo, porque ese "blogger" obstinado no me creería ni aunque resucitara un muerto. Lo que no me explico es cómo después exigen a los demás que creamos las imposturas que cocinan aquí a diario, y acompañan de tan pegajosa guarnición.

Aue atque uale.

Anónimo dijo...

Al "librepensador": Que Dios te conserve la vista, el oído y el resto de los sentidos (y de los sentimientos).
No creo que sea necesario estar muy atento para ver las injusticias clamorosas que José Luis Mendoza ha promovido, junto con muchos aciertos, en el desarrollo de su centro académico. Si estás aquí y no lo ves, es que no lo quieres ver. ¿Cuántas personas se han ido de la Universidad o han sido expulsadas, previa censura y persecución? ¿Cuántas tendrán que salir para que tú consideres que algo pasa y algo que moralmente te puede afectar?

Quizá tú no lo sepas, y te atrevas a ponerlo en duda. Sin embargo, ¿te has planteado qué interés tendrán muchos de los que escriben aquí de amargarse la vida con estas páginas que destilan tanta tristeza? ¿Crees de verdad que estás rodeado de tantos calumniadores y desgraciados en la Ucam? ¿No consideras que tanta contradicción y enfrentamiento ha de tener un origen, una explicación? ¿Crees que se ha concitado media universidad contra otra media porque sí?
Sabes que un reino dividido contra sí mismo, será destruido. Me parece que el líder de la Ucam se ha convertido en el abanderado de una casa donde él mismo ha difundido la calumnia, los enfrentamientos, las rivalidades más cainitas, entre personas que, de suyo, no hubieran despertado tanta animadversión entre ellas. Cualquiera puede ser testigo de cómo él fomenta las deslealtades, criticando por la espalda a todos los que trabajan con él, amedranta a sus colaboradores, demanda sumisión y amenaza con el nombre de Dios o atribuyendo condición demoníaca a cualquiera que no comparta con él sus intenciones.
Todo esto, difícilmente creíble fuera de la Ucam, ocurre. Y cualquier observador puede verlo sin tener que acudir a Presidencia.

Por último, quisiera añadir como otras veces que BASTA DE INSULTOS contra José Luis o contra sus colaboradores. Ironía y risa sí, pero vejación no. No, porque es darle la razón. Y no la tiene. Luchar contra la injusticia tiene sus riesgos, pero vale la pena. La verdad se impondrá finalmente, pero no a base de infamias. Y aquellos que no os veáis inmersos en el 'mobbing' de José Luis Mendoza, bienaventurados seáis, pero dejad a los perseguidos que clamen al Cielo y a la Iglesia para que se haga Justicia.

Anónimo dijo...

Estimado usuario "librepensador":

Ya sabe usted que sólo utilizo el término para identificarlo a usted entre los muchos usuarios anónimos.

Gracias por esta correspondencia que mantenemos y por su entrañable respuesta a mi último “post”.

Es verdad que, como dice el Señor, no hay mérito alguno en amar sólo a quienes nos hacen el bien. Créame que rezo a diario por todos los que trabajamos en la UCAM, y que eso incluye a sus autoridades. Y, con toda la rectitud de conciencia de la que soy capaz, no creo que las autoridades estén procediendo de una manera justa ni caritativa, pero es precisamente esa convicción la que me impulsa a redoblar mis oraciones por ellos.

También creo que es tan radicalmente evangélico amar a los que nos persiguen como tratar de poner fin, en la medida de lo posible, a tales persecuciones.

Si ése era uno de los objetivos del blog, no parece que se haya conseguido, es cierto: tan sólo en las últimas semanas hemos leído las resoluciones del Consejo de Gobierno en las que se nos informa de varios ceses, cuyo único motivo vendría a ser “la petición propia” de los cesados.

Mi “experiencia” en la UCAM ha sido siempre fantástica tanto en la relación con los colegas y el personal administrativo como en la relación con los alumnos. De hecho, en ese solo aspecto sigue siendo extraordinaria: trabajar con quienes trabajo es un regalo por el que no dejo de dar gracias y los alumnos son fuente de mis aprendizajes más provechosos.

Pero crea también que me duelen el alma y los huesos al ver cómo personas buenas son perseguidas sin que yo conozca motivo alguno para tal persecución.

Nadie, además, me ha dado más razones que las que suelen darse en el Consejo de Gobierno: que hay una conspiración organizada para destruir a la universidad.

Ninguna de mis experiencias con mis amigos me lleva a pensar que esto sea así.

De nuevo, reciba un fraternal abrazo en Cristo, y que su Madre nos ilumine a todos y nos dé la paz en días tan aciagos.

Anónimo dijo...

Al su Eminencia, el “librepensador” Bishop Berkeley:

Estimado George, ¿puedo llamarte Georgie?. Ya se ve que insistes con aquella idea tuya de que la realidad es sólo si la percibes. Ay, Georgie, Georgie, siempre tan petulante, tan presuntuoso, tan presumido con tu librito de citas célebres bajo el brazo. O sea, que nada de lo dicho en el blog se refiere a realidad alguna simplemente porque tu “mente” no ha percibido tales realidades. Te pido un favor, Georgie: piensa hoy en mí. Con este día temo desvanecerme en la nada…

Anónimo dijo...

Al "amable" espirituoso y al "amable" librepensador:

¡Qué bonita correspondencia! ¡Qué ejemplo! ¿Por qué no os dais un besote, anda? ¡Os imagino a los dos fumando en pipa en la sala de profesores de un college en Oxford! ¡Sois tan patéticos! Esto es una guerra, se la vea o no, las guerras hay que ganarlas y en las guerras hay bajas. Y punto. Lo que os molesta es que sólo tengáis bajas "vosotros".

Anónimo dijo...

Es verdad que han despedido injustamente a muchos profesores, y desde hace varios años. Yo diría que desde el principio. Hablo con conocimiento de causa porque soy un pdi que lleva aquí bastantes años, y he visto ya de todo. Me imagino que con los pas también se han cometido muchas arbitrariedades, pero no lo he vivido de cerca, solo primera persona. Lo que sí puedo asegurar es que las tensiones, el malestar y el disgusto están en muchas titulaciones.

Anónimo dijo...

Estimados colegas de la UCAM:

Los que no reconozcan que la culpa de todo lo que está pasando en la ¿Universidad? es de Mendoza son unos peloootaaas…se les noootaaa…o es que han sido captados por la secta. A ver, pero si el tío está pirao, es un majara. Y los que
llevais más años en la cosa nostra, ¿no recordais una reunión de Mendoza con algunos profesores, que en principio era un acercamiento cordial y acabó convirtiéndose en un mitin de tres horas al más puro estilo castrista y cargado de racismo? Haced memoria: “…Porque estamos invadidos por los moros…A nuestros hijos los van a cuidar las moras…y los moros son seguidores de Mahoma, que era un asesino…¡¡¡MAHOMA ERA UN ASESINOOO!!!!”
¿Recordais ya este discursito de Mendoza? Pues estas fueron sus palabras, casi literales.
El hombre se exaltaba más y más por momentos, ya le conoceis, estaba al borde de la congestión. Montoro estaba a su lado, con cara de póquer, pensando seguramente que algún mal ratito tenía que pasar a cambio de su cargo de rector.
Yo no sé qué pensará la Iglesia de este trato a los inmigrantes y a los musulmanes, que me parece a mí que también son hijos de Dios.
Otra perla de este adalid del cristianismo, del nuevo cruzado del siglo XXI: Uno de nuestros congresos científico-católicos, con el tema del diálogo intercultural. Un jesuita culto, educado, versado en teología y a la vez entregado al trabajo de calle, al mundo real. Se le ocurre decir al santo varón en un congreso –que se supone pretende propiciar el encuentro entre las religiones monoteistas- que todos buscamos al mismo Dios. Entonces se alza la católica e iracunda mole de Pepo exclamando a gritos:”¡Esto no puede quedar así! ¡No puedo consentir que en mi congreso, en mi universidad se diga esto! ¡Qué es eso de que es el mismo Dios para todos! ¡Hay que llamar al obispo!”
Que no me diga nadie que son injurias, porque de esto hay muchos, muchos testigos.
Para que luego vaya Rouco Varela diciendo en un periódico que la Iglesia quiere mucho a la UCAM. Y al energúmeno este le sacan en el programa Pueblo de Dios. Y además le hacen asesor del Consejo Pontificio de la Familia.
En fin, en palabras de la insigne intelectual Belén Esteban (¿para cuándo su fichaje en esta nuestra Universidad del Tercer Milenio, que diría Ureña?): ¡¡AMOS, ANDA!!
Lo que pasa es que a JoséLuis todo se le perdona por su humildad, su sencillez y su ausencia de soberbia. Por eso recibimos una vez todos los curritos de la UCAM una carta del entrañable Pepe Alarcón pidiéndonos que votáramos todos por Internet a Mendoza para que saliera elegido como hombre del año en el concurso organizado por el diario El Faro. Eso sí, según Alarcón “a nuestro Presidente, ya sabéis, no le gustan estas cosas”.
Pero hombre, José Luis, ¿no habíamos quedado en que las listas son cosa de masones?
Eso sí, algunos(sobre todo directores) pdi enviaron su voto y corrieron a contártelo para hacer méritos. Lo dicho: pelooootaaaas, que se os noootaaaaa.

Anónimo dijo...

Soy un antiguo alumno de Ciencias de la Comunicación y quiero participar para decir que lo raro es que todo esto no haya estallado antes. A mí me tocó vivir una crisis hace tres años, cuando se produjo una huida de profesores de la ucam a otras universidades. Lo que había empezado como un goteo (un año se va un profesor a la Universidad de Extremadura, unos meses después se va una profe a Barcelona, a continuación se van un par de profesores a la UMU) se convirtió en septiembre de 2003 en una deserción en masa, pues una profesora se fue a una universidad de Madrid y cuatro profesores a la UMU.
Aquello nos afectó, porque algunos de los profesores que se fueron tenían mucho tirón entre nosotros y nos decepcionó que no nos fueran a dar clase.
Aunque para Mendoza solo somos fajos de billetes, los alumnos también pensamos, y claro, empezamos a preguntarnos por qué tantos profesores querían marcharse de la ucam. A Montoro le preguntábamos si es que no les pagaban, a los coordinadores les pedíamos explicaciones, pero nadie nos las daba.
Además, aunque algunos de los profesores que se quedaron quisieron darnos versiones diferentes (Mendoza tiene sus incondicionales o hay mucha envidia en este mundo), supimos todos que había habido despidos por venganza. A la mujer de uno de los profesores que se fue, la echaron a los pocos días de que su marido presentara su dimisión. Un grupo de sus alumnos le ofrecimos recoger firmas entre los estudiantes para apoyarla y evitar su despido, pero ella se negó porque no quiso perjudicarnos.
A la vez despidieron a otros dos profesores de Audiovisual a los que apreciábamos mucho. Por lo que nos han contado, el motivo que les dio Higinio Marín fue que en la ucam se pensaba que ellos algún día iban a irse.
Todos estos hechos provocaron una gran conmoción en el alumnado, aunque por lo visto no trascendió como ahora. En las clases les preguntábamos a los profesores que quedaban que cuando se iban ellos, otras veces recordábamos la injusticia cometida contra los que despidieron (reconozco que a veces poníamos en un aprieto a los profesores, que estaban muertos de miedo). Incluso fuimos a hablar con la vicerrectora de alumnos para manifestarle nuestro descontento al ver que todo el profesorado se había buscado deprisa y corriendo. A lo mejor fuimos injustos con los nuevos, pero recuerdo que le dijimos a Josefina que si nos iban a operar queríamos saber quién era el médico.
Ese curso fue el curso del desencanto. En las aulas, menos gente que nunca, y la mayoría de los que estábamos terminando las carreras, deseando irnos de allí y criticando la institución por todas partes. Mi única satisfacción es saber que hemos contribuido a que se matricularan menos pardillos en la empresa de Mendoza. Por cierto, para nosotros las siglas ucam corresponden a “universidad caótica a cargo de Mendoza”.

Anónimo dijo...

Soy un pdi de la ucam que lleva un tiempo siguiendo este foro, y por fin me he decidido a intervenir. Estoy de acuerdo con los que piensan que ya es hora de ser solidarios, y también creo que cuando las barbas de tu vecino veas cortar…Las injusticias y los despidos improcedentes no son de ahora. Me permito otra reflexión para todos los que lamentáis que nadie haya defendido a Higinio en el Consejo de Gobierno. ¿es que durante la época en la que Higinio esdtaba en la ucam no se perseguía o se despedía injustamente a nadie?, ¿defendió Higinio a los que fueron perseguidos y despedidos durante el tiempo que él estuvo en la ucam o más bien estuvo de acuerdo con su persecución y despido? ¿Es que Higinio no sabía perfectamente como era Mendoza? ¿Le ha cogido de sorpresa? Ay, Higinio, Higinio, tuviste lo que te merecías…y nosotros a lo mejor también.

Anónimo dijo...

Ex alumno de Comunicación:
¿Estás tú seguro de que esos cuatro intrépidos profesores tuyos que saltaron a la UMU desde [el campamento base de] la UCAM, lo hicieron sumidos en el desconcierto y llorando a mares, como el moro, por haber perdido Alhama...?
Muchacho: ¿no te falta un hervor?

Anónimo dijo...

Creo que una cosa es el despido y otra el acoso moral y laboral y la humillación. La universidad, me parece, tiene todo el derecho a dar por terminada una relación laboral. Si lo hace sin motivo, debe pagar una indemnización. Pero nunca tiene derecho a las persecuciones que se están llevando a cabo con la aquiescencia de todo el Consejo de Gobierno, cómplices en esto como en todo lo demás. ¿Que esto no ha existido nunca? Ya se ve que el asunto no es nuevo. Pero, me parece, nunca estuvo acompañado de una campaña de calumnias y difamaciones como ahora.

Anónimo dijo...

Eso, eso. ¡Enhorabuena para la feliz parejita! No son tiempos de flojeras. Hay que defender a la UCAM de los que la acosan para derrumbarla. En el fondo, los dos sois iguales y, como dice el otro usuario, vuestro dialogo es patetico!!!

Anónimo dijo...

Atención a la última resolución, que es de traca...

"Por la presente, se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que cesan en su cargo: D. José Solana Ibañez, como Vicedecano; D.ª Esther Muñoz Sánchez, como Subdirectora y D. César Nebot Monferrer, como Secretario de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas. El Consejo de Gobierno de la Universidad les agradece los servicios prestados al frente de dicha titulación.

2. Resolución por la que se nombra a D.ª Josefina García Lozano, como nueva Vicedecana de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, cargo que compaginará con el que actualmente desempeña como Vicerrectora de Alumnado.

3. Resolución por la que se nombra a D.ª Mercedes Carmona Martínez, como nueva Subdirectora de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas.

4. Resolución por la que cesan: D. Leopoldo García Ruiz, como Vicedecano, D.ª Juana María del Vas González, como Subdirectora y D. Enrique Centeno González, como Secretario de la Licenciatura en Derecho. El Consejo de Gobierno les agradece los servicios prestados al frente de dicha titulación.

5. Resolución por la que se nombra a D. Francisco de la Torre Olid, como nuevo Vicedecano de la Licenciatura en Derecho.

6. Resolución por la que se nombra a D.ª María Dolores Martínez Martínez, como nueva Secretaria de la Licenciatura en Derecho.

Atte.

José Alarcón Teruel
Secretario General"

Pues nada, sigue la limpieza étnica. Se cepillan dos licenciaturas enteritas. La Josesfinge recupera sus viejos reales, y a mi amigo Paquito el ciclista más dicharachero de toda la cloaca le premian por fin sus labores de peloteo, delación y sabotaje.

¿Quíénes serán los siguientes? ¡que siga, que siga el horno crematorio a pleno funcionamiento!

Anónimo dijo...

Entiendo el dolor de los que fueron despedidos hace dos o tres de años, y no digo que no se cometiera injusticia, pero si no recuerdo mal la inmensa mayoria se fueron por su propia voluntad y entre los despedidos nadie lo fue por formar parte de una conspiración masónica inexistente, con calumnias sobre sus personas y sus familias, con insidiosas y sucias dudas sobre su vida personal o con previas amenazas, ni con holoclaustros ni listas negras, o en medio de delaciones, demonizaciones, intrigas, chivateos, cartas de adhesión al que manda, ceses masivos y entre la división del claustro de profesores.

Comparar o identificar una cosa y la otra es aprovechar el río revuelto.

Yo y muchos sentimos aquellos abandonos de la Ucam. Eran amigos o conocíamos a casi todos y nos dolió el despido de la esposa de un profesor por razones que seguramente no son suficientes, pero me parece harina de otro costal. Sinceramente. Lo que está pasando ahora es algo tan escandaloso y disparatado que cuesta creerlo.

Yo entiendo muy biena los que no se lo creen (aunque segurametne entre llos hay más d uno que me parece que no tiene buena voluntad) porque es casi increible. Semejantes monstruosidades no se pueden creer hasta que no se ven.

Anónimo dijo...

Pobres profesores y alumnos de ADE y Derecho, los ha invadido la inmigración ilegal en sus gobiernos.
¿Mendoza, quién es el siguiente?

Anónimo dijo...

MUY IMPORTANTE.

Otra nueva e inquietante filtración desde las altas esferas.


Entre tanta prudencia y tanto silencio, tanta destitución y tanta promoción oficial, nadie sabe exactamente a qué se dedica nuestro equipo del Consejo de Des-Gobierno. Si están llevando alguna cuestión relacionada con la gestión de la UCAM.

Algunos se preguntaban,

¿Estarán trabajando en la elaboración del Plan Estratégico de la UCAM? ……………… Noooooooooooooooooo.

¿Estarán planificando la política de profesorado para alcanzar con éxito los objetivos de calidad que se exigen para el 2010? …………Nooooooooooo.

¿Estarán programando la política de promoción de la investigación en nuestra institución? ………………………..Noooooooooo.

¿Estarán elaborando (por fin) los primeros presupuestos de la universidad? ................Noooooooo


Pero si no se les oye casi, siempre están encerrados, reunidos, ¿qué les tendrá tan ocupados……?

La respuesta la tenemos en un documento confidencial que alguno de los mosquefieles se ha dejado encima del rollo de papel higiénico en uno de los aseos femeninos que hay al lado de Presidencia.

Parece un escrito importante y está fechado hace pocos días. Nos podría dar pistas sobre la inconmensurable labor que les aleja de sus responsabilidades más elementales.

En dicho papel se encuentran una serie de palabras en clave que muchos de nosotros habíamos oído en boca de algún mosquefiel pero estábamos desorientados sin saber qué significado tendrían.

Pues bien aquí os desvelo el listado de proyectos, tareas y ocupaciones de las que Pepo ha ordenado tratamiento absolutamente prioritario:

• El Big Bang Mont.
• El descrédito del Banco ‘Jonante’
• Operación ‘el expediente X galopante’
• Operación 'Lin chao e chao'
• La conjura de los intelectuales.
• La povadera del Presi-diario.
• Operación ‘promosucción’
• Operación ‘Pato WC’.
• La P-resi-gnación eclesial.
• Del Trujo al Caño, del Caño al Trujo, del Truji al Cañi, del Cañi al Truji, del Cañi al Truji, del Truji al Vati.
• El enigma del ‘Enemigo en casa’.
• Mi avispo no me abraza, me pica.

Por favor, si alguien sabe el significado de estas tareas que lo vaya comentando en el blog para darnos la ‘luz’ necesaria para entender tan complicado lenguaje oficial.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

edc

Anónimo dijo...

Carta abierta a Salvador, el jefe de mantenimiento en la Ucam.

Cuentan desde hace tiempo un montón de cosas de las que dices de la gente que han despedido, de los que han cesado y de los que, según tú, se lo merecerían. De las conspiraciones y de los traidores.

Pero seguramente sabes poco sobre lo que otros dicen de ti. Como los despedidos y cesados y machacados se han enterado y se irán enterando de lo que dices de ellos, voy a contarte lo que desde hace mucho tiempo se dice de ti.

Si te lo cuento aquí es porque podrás, hasta anonimamente negarlas. No te quejes: es más de lo que han podido algunos de los echados y perseguidos.

Estas son las cosas que dicen y son tan fuertes que si son verdad, entonces tu eres una persona que necesitas alguna clase de ayuda.

Me dicen que eres el encargado de vigilar a tus compañeros, pas y pdi. Que has pasado informes sobre los "horarios" de profesores y pas(entradas y salidas), que has hecho listas de los asistentes a conferencias, de los que se reunen aquí o allí, de los grupos que toman café juntos en la cantina, de los que hablan en cualquier pasillo, de los que entran y salen de los despachos, de lo que se dice de uno o de otro. Que dedicas el mucho tiempo libre que te deja tu puesto para acumular información que vas desgranando segun tu conveniencia y tus venganzas y que tienes a tus compañeros bedeles agobiados con tus andanzas de espia. Que eres el encargado de buscar a los traidores y también el de delatarlos. Que dejas vendido a todo el que te chincha de verdad susurrando confidencias de su trabajo o de su vida fuera de la ucam a tus jefes.

¿es posible?

Y, por otro lado, que pocas personas han descuartizado tan sangrantemente a tus jefes como tú (y tu compinche Alarcón) que dudas que estén en sus cabales, que les has criticado la manía y el despilfarro que tienen por los teléfonos para ellos y para otros, del abuso del chofer para ir y venir, de las mujeres de la limpieza que paga la Ucam, del lujo y la marca de los cohes, de los sueldos de los trabajadores, de las horas extras que no pagan, del bruterio de sus maneras, de las llamadas para la calefacción, o las ventanas o lo que sea en fines de semana o a cualquier hora, de los "arreglos" que tienen que hacer los albañiles en sus domicilios particulares, de la revisión de los coches, de los gritos a los vigilantes, de la irresponsabilidad de gastar a manos llenas con curas y monjas y no tener para pagar las nóminas.

No sé si todo eso sera verdad. Los que te conozcan juzgaran.

Por los jefes no te preocupes: ellos no leen este blog, aunque ten cuidado con los compañeros (que tampoco lo leen) a los que igual se les escapa algo, sin querer.

Tú mismo puedes hacer como que no lo has leído, y que no sabes nada de esto, y si alguien te dice algo entonces le acusas delante de los jefes de leerlo y de estar al tanto de la conspiración. Es una buena táctica, a ti te saldra bien.

De todas maneras, si no es verdad, como supongo, te puedes quedar tranquilo. No creo que decidan nada sin confirmar minuciosamente la información, preguntar y juzgarlo todo con mucha moderación, como han hecho con los demás compañeros, con esos mismos de los que tú dices que se lo tenían bien merecido, o que se lo están buscando, si lo sabras tú que los has visto hablar con ... entrar o salir de ... que has escuhado y visto con tus propios ojos como ... que sabes con quienes andan ... que piensan ...

Y si es que fueran verdad las cosas que dicen, tranquilo, la verdad te protegerá y te hará libre. Dile a los jefes que son críticas de na, las propias de un empleado, que te perdonen, que ha sido el demonio (en el que tampoco crees)que te engañó, pero que los quieres.

Y si aun así las cosas pintaran mal, mal... entonces diles que son mentiras de los malos que quieren sembrar la divivsión, que los jefes duden de sus leales y se queden solos. Eso funciona fijo.

Pero si la situación se hace desesperada, entonces pidele ayuda al que dicen que es tu compadre de desahogos, a José Alarcón, el podrá asegurar que nada de esto es verdad, no, nada.

Anónimo dijo...

Tiene razón el compañero que ha opinado sobre Higinio. Él amenazó en el pasado a todo el mundo con que si se llegara a pensar que alguien estaba buscando otra oferta de trabajo (entre otras cuestiones), se le echaría de inmediato de la universidad. Es lo habitual en todas las empresas y en la ucam también. Pero por otra parte, también defendió en otras ocasiones al profesorado. Por eso, no si es justo o no lo que le ha pasado.

Anónimo dijo...

“Las palabras convencen, el ejemplo arrastra”


JLM, 22 de Junio 2006.

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE 1:

¡ya os subiré el sueldo cuando tenga tiempo...es que tengo que reunirme con cada uno de vosotros¡

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE 2:

¡quien tenga algo contra mí que me lo diga a la cara...que yo no voy a hacerle nada!

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE 3:

¡Ya te pasaré el convenio cuando lo encuentre...es que ahora está perdido!

Diego Guirado

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡A José Luís hay que aceptarlo y quererlo tal y como es¡

Antonio Montoro

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡El diablo se ha metido en la UCAM¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡A mi no me gustan las listas porque las listas son de masones¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡A esas las pongo yo en la calle cuando quiera¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡Dónde están mis profesores, los queiro ver en esta sala que pa eso les pago leche¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡Esta universidad es mía, la fundé yo y hago con ella lo que me da la gana...porque es una obra de Dios y yo soy su instrumento¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡Queridos profesores, gracias por vuestra entrega y sacrificio. Sé que los alumnos están muy contentos con vosotros y aunque no ganais mucho dinero porque somos pobres y estamos empezando, alegraos porque sois todos ricos de espíritu y el señor os recompensará por ello¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡Queridos profesores, gracias por vuestra entrega y sacrificio. Sé que los alumnos están muy contentos con vosotros y aunque no ganais mucho dinero porque somos pobres y estamos empezando, alegraos porque sois todos ricos de espíritu y el Señor os recompensará por ello¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡ja..ja...¿que aquí no pagamos la investigación? yo también investigo todos los días leyendo el BOE¡

Diego Guirado

Anónimo dijo...

Estimados compañeros:

Soy un pdi que da clase en una de las titulaciones en las que por el momento no hay demasiados sobresaltos, aunque está claro que la tensión general se percibe y nos afecta. Intervengo a propósito del último comentario sobre Higinio Marín. Creo que lo que de verdad es justo solo lo sabe Dios, pero yo también he asistido a un claustro de profesores en el que el ex-vicerrector amenazó con despedir a aquel que fuera sospechoso de querer irse algún día a otro trabajo.Pero además, manifestó que echaría sin dudarlo a todo aquel que creara mal ambiente o que hiciera comentarios que helaran el corazón de los demás. Dijo que allí había que ir cada mañana con la sonrisa puesta, y expresó su cansancio y disgusto hacia los comentarios de los docentes que querían mejorar las condiciones del profesorado (número de créditos, incertidumbre sobre el número de asignaturas y créditos que se impartirían al año siguiente, etc. En su opinión,en la Ucam se estaba muy bien, y los profesores no tenían derecho a quejarse, porque para la mayoría esa era su primera universidad.El ex-vicerrector opinaba que para ser pdi en la Ucam había que tener vocación de servicio, y el que no manifestara alegría por estar allí y total conformidad con las condiciones de trabajo y trato es que no la tenía.
Puede ser que en muchas empresas la práctica de amenazar o despedir a la persona de la que se sabe o sospecha que quiere irse sea habitual,pero no todas lo hacen. Además, esto es una Universidad, que lleva el rótulo de CATÓLICA. No olvidemos este punto. En cuanto a los comentarios que hielan el corazón...¿Dónde está ese saber escuchar de Higinio o ese fomento de la crítica constructiva del que hablan sus defensores? Creo que impuso el miedo y la censura, como Mendoza. De hecho, otros compañeros y yo pensamos que hace ya algún tiempo que Higinio se había mendocizado.
Si como decís, ha defendido a algunos profesores (os creo , pero yo no lo he visto), no me parece bien que en otros casos haya consentido flagrantes injusticias.

Anónimo dijo...

Ofrezco una modesta aportación para el autor de la antología del disparate:
Vacaciones de Navidad de hace algunos años. Comida ofrecida por Mendoza a su personal en la cantina de la Ucam, con extenso mitin previo del Presidente:

"Porque hay que perdonar siempre. Todo hay que perdonarlo. Hasta si tu mujer te engaña hay que perdonarlo.Y lo digo por experiencia."
Aquí el discurso queda interrumpido por una ruidosa carcajada de los presentes.(Momentos así compensan el escaso sueldo)

-No, claro, afortunadamente yo no he tenido que pasar por esta experiencia...continuó Mendoza.
-José Luis, déjalo ya, que se calienta el champán, atajó Lola, su esposa.
Nunca más se volvió a celebrar una comida de Navidad.

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡Niño...atiende a Don Vicente y no le hagas esperar!

Antonio "el de la cafetería"

Anónimo dijo...

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE...n+1:

¡A mi no me duelen prendas en cerrar esta universidad y convertirla en un centro de espiritualidad¡

J.L. Mendoza

Anónimo dijo...

Menudo hipócrita estas hecho,Pepo, tú rajando sobre los moros y después les invitas a plantar tu olivo de la paz (sí...el que te costó un millón de pesetas traer desde Jerusalén). Por cierto, a ver si algún día me regalas uno de los móviles que les regalaste a toda la gente que vino a este acto (¿no te acuerdas?...sí hombre aquellos que te costaron una pasta)

Anónimo dijo...

Pepelu:

Mi casa también tiene algún desperfecto y además necesita alguna mano de pintura porque con el mísero jornal que me pagas apenas puedo encontrar algo mejor. ¿Cuando te vas a reunir conmigo para subirme el sueldo? (¡Adivina!: ¿seré un pas o un pdi?

P.D. A ver si te apiadas de mí y me mandas algún albañil, o bien me haces sitio en tu mansión-fortaleza

Anónimo dijo...

Pepo, ¿esta navidad me vas a volver a pro-ratear la paga extra o te vas a dignar a darme algún jamón. Es que ya estoy harto de tanto crhristmas (¡Joder!). A ver si te tiras el rollo...

Anónimo dijo...

Pepo, con lo que vas rajando por ahí sobre los moros vas a tener que buscarte más guardaespaldas. A tí también te gusta provocar como a tu amigo Ratzinger ¿verdad?. Es que desde que tiene tu foto en su mesilla a él también se le va la olla.

P.D. A ver si a mí me mandas tu foto con tu autógrafo

Anónimo dijo...

Yo también soy pdi, y también estuve en ese claustro, no he defendido antes a Higinio, pero debo tener mejor memoria porque recuerdo aquel claustro y allí el exvicerrector no amenazó con despedir a nadie ni por esas ni por ninguna otra razón, aunque es verdad que dijo lo de la sonrisa, lo del espíritu de servicio, lo de los comentarios que enfrian el corazón y lo de que la Ucam había sido una oportunidad que nos había permitido a muchos tener un trabjo académico que merecía gratitud (es mi caso) y buen animo para soportar las dificultades y que además requería espíritu de servicio. También hablo de losdefectos de la Ucam y de las dificultades con las que nos encontrábamos. Recuerdo al menos una. Que los profesores éramos considerados la periferia de la institución. Y no es la única vez que se lo escuche, a veces con muchoa más extensión. Y, como siempre que le he oído, mostró un compromiso personal con la universidad y con los profesores que, casi sin tratarlo, siempre le he agradecido, estuviera más o menos de acuerdo.

Sobre el tema de los despidos, lo que yo entendí fue esto: que si un profesor por las razones que fuera, familiares o profesionales, optaba a un puesto de trbajo en otra universidad y lo comunicaba a la Ucam, ésta haría lo posible por facilitar su decisión y no precisaría poner en convocatoria pública su plaza pues no tenía por qué temer que de manera imprevista abandonara su puesto y su docencia en la Ucam. Pero que si el profesor optaba a puestos en otras universidades sin comentarlo, entonces la universidad no tenía garantias de que el profesor no abandonara su puesto y su docencia de manera sorpresiva al conseguir esa plaza u otra sin poder sustituirlo bien. Por eso en esos casos la universidad consideraría la posibilidad de sacar a convocatoria pública ese puesto. Eso, siendo opinable y más o menos exigente o acertado, y puede no serlo o no parcerselo a mucha gente, no es lo mismo que amenazar de echar si sospechaba o pensaba que alguien quería irse, la verdad.

Cometio errores (pertenezco a un clasustro ante el que pidio disculpas por un error que en ese caso no era solo de su responsabilidad, y se la echó encima entera), pero no se parecía a Mendoza, desde luego que no, pero por ningún lado y a mi me pareció siempre brillante y eficaz, el único que tenía un plan en la cabeza y quería llevarlo a cabo. Lo siento, no está de moda hablar bien del ausente ni es muy recomendable en estos tiempos decir esto, pero es lo que yo vi y siento. Además necesito recordar las cosas tal como son o fueron para mi en medio de tanta deformación y oportunismo. Y no le debo mucho, porque al menos una vez estuvo conmigo más duro de lo que era justo. Pero a mi me escuchó la única vez que lo necesite.

Anónimo dijo...

Estimado colega,
yo también estuve en dicho claustro y creo que se deben matizar determinadas cuestiones:
Higinio no amenazaba con despedirnos en el caso de presentarnos a otras convocatorias, más bien nos avisaba de que nuestra plaza como profesor se podría abrir a concurso público el curso siguiente si la universidad se enteraba.
Que yo sepa, esta medida nunca se llevó a cabo; sabiendo de buena tinta (a través de publicaciones en Internet) que algunos profesores se habían presentado, todo quedó en un toque de atención. Por otra parte si el profesor obtenía plaza, el ex-Vicerrector lamentaba su marcha pero personalmente se alegraba, si ello suponía una mejora profesional (así ocurrió, por ejemplo, con la mayoría de los profesores que se marcharon de la facultad de ciencias de la comunicación) .
Cada uno tendrá su propia opinión sobre este criterio pero a mí, particularmente, no me resulta descabellado que una universidad o cualquier otra empresa espere fidelidad por parte de sus profesores o trabajadores.

Tienes razón cuando comentas que él deseaba que los docentes viniéramos a trabajar con entusiasmo y dedicación, la misma que él demostraba con su entrega personal.
Nunca cejó en su empeño de promover que los profesores-investigadores alcanzáramos la madurez propia de cualquier universidad. Debemos agradecerle que estableciera e implantara una política de contratación y promoción de profesorado, la reducción de carga lectiva por profesor, el plan interno de fomento de la investigación, etc. Todo esto lo luchó con un gran convencimiento que le costó numerosos enfrentamientos con el Presidente.
Dime querido colega, ¿quién se preocupa actualmente de estas cuestiones?
En cuanto al “saber escuchar de Higinio”, la inmensa mayoría del profesorado podemos afirmar que él nos ha citado –por iniciativa propia-, para tener una entrevista personal al menos en una ocasión. Otros muchos pueden además recordar que él les recibía –cuando su apretada agenda se lo permitía– tantas veces cuanto fuera necesario; para escuchar sus problemas, trasladarlos al Presidente y comunicarles la decisión que finalmente tomaba la universidad. Igualmente la inmensa mayoría de nosotros hemos escuchado estos últimos meses que dichas entrevistas de trabajo en realidad eran reuniones confabulativas contra el Presidente.......

Anónimo dijo...

Ay, Cañizares, Cañizares. Tan callado casi todo el tiempo y resulta que, al final, venimos a enterarnos de que eres el que lo controla todo desde atrás. Parece que la cosa no va contigo buena parte del tiempo, pero bien que sacas los puños cuando es necesario y hasta das gritos desaforados para poner firme a todo el mundo… En el fondo, eres el cerebro en la sombra, el verdadero líder de todo el proyecto, aunque no lo parezca y pocos lo imaginen. ¿No estarás usando todo esto para hacer carrera y ganar méritos más arriba? ¿Y crees que lo conseguirás? Ay, Cañizares, Cañizares. ¿Crees realmente que puedes sacarle el puesto a Iker Casillas?

Anónimo dijo...

Pero qué espectáculo más cochambroso dais.
El Papa de la racionalidad y de la modestia amenazado de muerte --y con él todo el mundo libre, nuestras familias, nuestras ilusiones, nuestras vidas-- por haber dado una preciosa lección magistral en la Universidad en la que fue catedrático... Busco entonces en este blog un abrazo de unidad universitaria y perdón mutuo que barra de un escobazo todo un verano abrasador de tristes disensiones, y que nos reúna a todos en torno a nuestro Santo Padre, al que un día tuvimos como huésped entre nosotros... Y qué me encuentro:
A vosotros dale que te pego con los ridículos tiquismiquis: que si Mendoza por aquí, que si Higinio por allá, que si Cañizares por acullá... Que si ellos son muy malos, que si yo soy el bueno, que si Pepo no me 'ajunta', que si me ha mirado mal...
Bah.

Anónimo dijo...

¡Cuántas flores se ponen en la UCAM a las estatuas y cuantas patadas se da a las personas!

Anónimo dijo...

Estimado Mezquindad en las Aulas (Episode Four),
lo que no entiendo es para qué te tragas todo este rollo si parece que esto no va contigo: Te da igual el sufrimiento de cualquiera de las partes así como sus argumentos.

Anónimo dijo...

Creo que estas un poco perdido. En este Blog solo se habla de la Universidad y de quien la dirige.
Usa google, que para algo está y haz una busqueda de cosas relacionadas con el papa y sus comentarios.

Tambien has entrado en el "Marca" y te has quedado porque no hablan de otra cosa que no sea deporte?

Se te ve el plumero, tu eres de los que tienen su puesto de trabajo y su salario bien a resguardo.

Anónimo dijo...

Oiga, el del espectáculo cochambroso: ¿Suenan a perdón los despidos y destituciones?

Anónimo dijo...

Esto, visto lo visto como está el mundo, y los comentarios que profesa el JLM sobre otras religiones..... ¿nos pagarán plus de peligrosidad laboral los que vayamos al próximo acto de inauguración de curso? Yo me lo estoy pensando....

Anónimo dijo...

¿Carthago nova ha muerto?

Con ser importantes los demanes que respecto al personal ha causado JLM, lo más grave es la posible apropiación indebida de una Sociedad Limitada (con ánimo de lucro) de patrimonio que corresponde a la Fundación San Antonio.
Porque los terrenos de Los Dolores se pagaron con dinero de las matrículas (de la Fundación) pero el 90% se inscribieron a nombre de "Centro de Estudios Universitarios San Antonio SL", que como tal sociedad limitada tiene ánimo de lucro.

¿Quiénes son los socios de esta SL?
Habrá que investigar en el registro mercantil.
¿Se atreverá la Alcaldesa de Cartagena a recalificar terrenos para una Sociedad Limitada?
Esperamos que no, porque lo de Marbella se quedaría corto, y aquí el fiscal está al acecho.

Anónimo dijo...

Estoy abrumado por tantas resoluciones de Consejo de Gobierno, por este motivo me animo a preguntarles a mis colegas de dirección si no ven sus barbas peligrar…

Hoy me he cruzado con varios compañeros destituidos, sus caras lo decían todo, pero…¿cómo es posible tanta hipocresía por parte de la dirección? y lo más grave ¿tenemos tanto miedo que somos incapaces de expresarles nuestro apoyo aunque solamente sea a nivel personal? alucinante! Yo también tengo miedo, lo reconozco, pero quiero que sepas JLM que no puedo dudar de la buena voluntad de los destituidos, de su ilusión puesta en la UCAM, del esfuerzo demostrado, de la dedicación puesta en los alumnos y profesores, lo siento pero no puedo, por más historias que me cuentes de lo malos que son ahora ¿qué pasa que cuando te hacían falta para que te sacaran la titulación del fango dónde lo había dejado “la doña”, no sabías que eran malos…? Venga ya José Luis! que nos conocemos muchos años, simplemente sabes bien cómo aprovecharte de la gente buena, exprimirla y luego cuando ya no te hacen papel los tiras como una colilla eso si, antes los desprestigias a todos los niveles, así lo has vuelto a hacer con el equipo de derecho, gente joven, trabajadora y honesta que han puesto la titulación en marcha y ahora una patadita en el … y a callar y no molestar, eso es lo que te gustaría pero… nos estamos cansando, queremos que sepas que ellos ya han demostrado ser profesionales, ser académicos (aunque te pese), ser investigadores y además ser buenos cristianos.

Anónimo dijo...

Eso, eso.....Como bien dice el compañero de antes, que haya PAZ. Es mas importante hablar que el Papa estuvo aqui que cualquier otra cosa. Ademas, que mas nos da si echan a uno, a otro, a uno mismo, si te patean, te humillan, te desprestigian, meten mierda "personal" para que te miren como un criminal, etc, etc...???. Eso no importa, señores de buena fe, eso que mas da???...Viva el Papa, ESO SI ES IMPORTANTE!!!....Porque vivimos de eso, de adorarlo. Por consiguiente, deberiamos cerrar este blog y dedicarnos en cuerpo y alma a adorar a Pepo, ya que es el instrumento de Dios en la Tierra, para llevar su obra hasta los mas altos niveles (se vende parcela de 100 metros a 100.000 euros, vamos señora!!!....que me lo quitan de las manos!!!). Eso es lo mas importante. Cerremos este blog, hagamos las paces y olvidemos tanta tonteria de "me despiden o echan a este o al otro", que eso no importa para nada, a que no???...Vamos, que si te echa, pues tan feliz, joder. Vas a casa de Pepo y le dices "Pepo, me has echado sin motivo ninguno, pero te adoro porque eres el brazo ejecutor de Dios!!!!". A continuacion, le das un abrazo y le dices "Pepo, si es que has tenido motivos. Lei el blog demoniaco e incluso me atrevi a criticar tu robo magistral de los terrenos de Cartagena....me lo merezco!!!". Y todos tan felices!!!!...Eso es!!!...Olvidemoslo todo!!!!!

PD. Donde cojones esta el fiscal o la ley?????...Existe o esta huntado????...Asco de legislacion y de justicia....NO EXISTE!!

Anónimo dijo...

Yo también me he cruzado hoy con esos compañeros y quiero que reciban un apoyo aunque sea anónimo. Estoy harto de tantas injusticias y de tanto daño como se hace a las personas.
Si algo bueno tiene esta situación (y ya es difícil ser positivo en estos momentos)es que los aspectos más oscuros de esta institución están saliendo a la luz. Animo a todos los que sepan algo de los chanchullos económicos de Mendoza a que lo cuenten, y asimismo, a que los que llevais más tiempo aquí conteis cuántas injusticias han sufrido los trabajadores. Porque la degradación es triste, pero ¿qué ocurre cuando alguien pierde su empleo de la noche a la mañana, y tiene que seguir pagando su hipoteca?

Anónimo dijo...

¿Por qué, en lugar de esperar a que la justicia (fiscalía, magistratura de trabajo) actúe de oficio, no se la insta a pronunciarse a petición de parte?

Anónimo dijo...

¿alguien puede decir, por favor, los motivos "oficiales" por los que se ha echado de la dirección a Solana, Esther y Cesar Nebot? ¿Y son los mismos los motivos por los que se han cargado también a la dirección de derecho? Recuerdo que hace una semana o así alguien escribió que en la Ucam no existía ningún problema y que todo se limitaba a unos pocos en las titulaciones de derecho y ade y humanidades y ética. HAY QUE TENER CARA DURA Y POCA VERGUENZA PARA APUNTAR ASÍ A UNOS COMPAÑEROS. NO SÉ SI ESO LE SIRVIO AL PEPO PARA CARGÁRSELOS, PERO YO DEL DESGRACIADO ESE QUE ESCRIBIÓ AQUELLO NO DORMIRÍA MÁS EN PAZ.
Quiero que sepais que teneís mi apoyo, que todo el mundo decente sabe que no habeís hecho nada, pero como seguro que no le habeis hecho la pelota ni lamido las pantorrillas, pues nada, a la saca. Por eso habeis sido victimas de las mentiras maniobreras de elementos sin escrúpulos.
Ánimo, no estais solos, son ellos los que se estan aislando con tanta cabeza rodando.

Anónimo dijo...

A mí me parece una poca vergüenza que la ucam quiera que su personal avise con tiempo no solo de que ha encontrado otra cosa y que se va a ir, sino incluso de que lo está pensando, y que está presentándose a otras plazas. ¿Es que ellos no han puesto gente en la calle de la noche a la mañana? Malo es que te hagan la vida imposible, que te arrinconen y percbir que no te quieren. Lo de las difamaciones no tiene perdón. Pero tampoco es ningún plato de gusto que sin esperarlo a uno le pongan en la calle (p...calle para Mendoza) Esto se ha hecho con pas y pdi infinidad de veces, y la inmensa mayoría de las veces sin ningún motivo justo.Si una empresa no quiere contar con un pas y no quiere renovarle el contrato, está en su derecho, pero ya que son tan buenos y tan católicos, ¿por qué no le comunican con algún tiempo que no le renovarán? En cambio, yo he visto como a muchos compañeros se lo dicen el día que vence ese contrato. Con algunos pas y pdi, que incluso eran fijos, se que también los han despedido de un día para otro. ¿Por qué no se lo dicen por lo menos con unos meses, para que puedan enviar currículos, organizar su vida, etc? Por lo visto, solo importan las necesidades de la empresa. ¿Donde quedan las personas?
Si ellos se limitan a cumplir la ley(en el mejor de los casos), que no pidan mas a pas y pdi.

Anónimo dijo...

Los nombramientos de Derecho y ADE son de la universidad de Gila.

Al frente de la titulación de Derecho ha puesto a un parlanchín hiperactivo trepador que le gusta demasiado meter la mano en la saca del dinero. Enhorabuena Paquito! Ya has conseguido quitártelos de en medio. La secretaria es una pobre despistada que ha caído por allí por si hay algo que repartir pero está vacante el puesto de subdirectora, es un traje a la medida de Miriam, después de la hazaña insuperable que hizo vendiendo a Eduardo Segura. Ánimo Pepo, ahí están tus leales.

Lo de ADE es harina de otro costal, Josesfinge es mas sofisticada, es un secreto a voces, la tenía jurada a los tres y ha tramado un complejo de mentiras que, como buena elementa sin escrúpulos, ha contado lenta y pacientemente al embelesado y todopoderoso Pepo hasta conseguir el objetivo. La simpática, relajada y adorable subdirectora lleva dos años esperando este prometido y ansiado nombramiento.

Ánimo compañeros destituidos, se os echará de menos, vuestros alumnos ya están empezando a escandalizarse.

Anónimo dijo...

Roma calla y el sátrapa de Guadalupe sigue imparable su venganza. Su lengua viperina lo define y lo delata. La iglesia de Cristo no reacciona ante este ataque a fondo del Maligno contra todo lo que dice defender. ¿Es Cañizares una especie menor de anti algo disfrazado con la púrpura?
Todo esto no es normal, parece una pesadilla para los creyentes que gentes como don Antonio y José Luis pongan en cuestión la fe de tantos. Se tiene que acabar tanto ataque a la obra forjada por tanto mártir.

Anónimo dijo...

Por fin.
Al fin hay alguien que atreve a dar una versión verosímil de un asunto concreto *distinta* de la oficiosa que viene propalando todo el verano esta peña apocalíptica y pesada.

Perdonadnos al menos a los pobrecitos que no damos crédito a todo lo que se murmura aquí, que saquemos nuestras propias conclusiones cotejando distintas visiones de las "jugadas", ¿vale?.

Gracias, "anónimo".

Anónimo dijo...

Yo pienso que hay que tener más cuidado al hablar de personas o situaciones concretas, no sea que al final terminen pagando el pato por este blog personas que no tienen que ver con los autores de los mensajes.

Anónimo dijo...

Qué buen directivo es Mendoza: se le van los profesores, los empleados de toda categoría,los vicerrectores... pero todo es culpa de ellos. Él es sólo un gran directivo, un tipo que incentiva bien a sus recursos humanos. ¿Aplicará la Doctrina Social de la Iglesia? Seguramente.

Anónimo dijo...

"Eduardo volvió a perder el control y se puso a gritar en pleno Consejo de Gobierno. Por esto último lo echaron Estas son causas de despido establecidas en el ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES y goza de los cauces legales oportunos para pedir explicaciones.


Vamos a ver, entonces... quien grite en el consejo de gobierno se va a la calle? es eso? y por que no se despide el mismo? Segun SU estatuto de trabajadores deberia despedirse. Nos haria un magnanimo favor a todos.

Esto se hunde compañeros/as.

Anónimo dijo...

Gracias a la "aclaración" de los emisarios de Sir Francis. ¡Al fin vemos la luz! Perdonad que no la viésemos antes, leche, pero es que andábamos con los ojos hinchados por los golpes, qué falta de delicadeza por nuestra parte.

Anónimo dijo...

¿Que José Luis no ha echado a nadie más? No, si lo que hace es no renovar contratos temporales... que deberían ser indefinidos desde hace tiempo. Lo que se dice echar, echar... muy bien visto, machote, que eres un machote!!!

Anónimo dijo...

Oiga, joven, ¿por qué no se entera usted mejor de lo que pasó en ese consejo de gobierno al que fue convocado el profesor hoy despedido? Uno de los ilustres asistentes, que ve peligroso el asunto, anda haciendo saber que lo tiene todo "grabau"...

Anónimo dijo...

Pues yo le he escuchado decir al mismísimo Shrek que se está eliminando a todos los "conspiradores"... ¿no será eso lo que tienen en común?

Anónimo dijo...

Pepe, Pepiñu, hombre, tú concéntrate en apuntar, y si no te sale, pues tiras al bulto, hombre...

Anónimo dijo...

Querido Mobbing Dick:

Anda, sé bueno y déjalo ya. Que te va a pasar como al que se puso la dentadura postiza al revés y se comió la cabeza sin darse cuenta... Que lo dejes, que a este paso te destituyes-restituyes-nombras-
renombras-y despides a ti mismo mismamente de tu mismidad...

Anónimo dijo...

Se ve que la "batalla" avanza y que los "rebeldes" de la Confederación están siendo derrotados por el Imperio. Que los "acongojados" se animen ahora a hacer leña de los "caídos" es toda una señal de cómo se percibe internamente la cercanía de la "solución final". Pero, sobre todo, es una señal de la catadura de los neo-blablantes... ¡Pepo, vuelve, no nos dejes sin tus visiones!

PD: En serio, Pepo. ¿Dónde c... estás?

Anónimo dijo...

Periódico La Opinión: Cartas a la Directora. Viernes, 23 de junio, 2006.

UCAM: Desde la libertad.

Como profesores de la Universidad Católica San Antonio de Murcia lamentamos y rechazamos en su forma y contenido el artículo publicado en LA OPINIÓN el 18 de junio de 2006 cuyo autor es don Ángel Montiel. Ciertamente, la imagen que en el mismo se pretende ofrecer de los máximos representantes de la UCAM –presidente y rector- es injusta y carente de correspondencia con la realidad. Don José Luís Mendoza ha sido y es el motor de esta institución, quien ha configurado el modelo académico y lo desarrolla junto con el rector y el resto del equipo de Gobierno. Asimismo, juzgamos injusto y grave el daño gratuito que se pretende infligir a una institución en la que continua depositando su confianza una parte considerable de la sociedad murciana –los numerosos estudiantes de la UCAM y sus familias- y que, en nuestra opinión, tanto beneficio social está reportando.
No es nuestro propósito entrar en la misma dinámica descalificadora del citado artículo del domingo, pero sí reaccionar contra lo podría ser motivo de escándalo. Queremos limitarnos a constatar que el panorama negativo que pretende transmitir el periodista no se ajusta en nada a la realidad. La UCAM no está a punto de estallar, ni nada parecido. Al contrario, percibimos cómo la UCAM se afianza como institución docente y de investigación que en un tiempo breve ha puesto en funcionamiento un elenco nada desdeñable de titulaciones universitarias oficiales que acogen a cerca de 6.000 alumnos. El ambiente de trabajo en un centro con más de seiscientos trabajadores, lejos de estar emponzoñado, es armónico y cordial. No existen presiones ni intromisiones en el quehacer cotidiano del profesorado. Constatamos que durante años venimos ejerciendo nuestra labor profesional con absoluto respeto y profunda y real libertad.

Tampoco creemos ajustadas a la realidad las tensiones y enfrentamientos internos entre carismas de la Iglesia católica que el periodista parece como querer azuzar, así como juzgamos ciertamente ingenuo su intento de enfrentar a la UCAM con instituciones y personalidades relevantes de la Región.

Miriam Albertos, Francisco de la Torre, Dolores F. Martínez, Leocadia Díaz, Pilar Conde. Profesorado de Derecho de la UCAM.

Anónimo dijo...

A los compañeros solidarios que nos dan esa versión que aquí, quizá por obcecación, no ha sido suficientemente tenida en cuenta:
muchas gracias por vuestra actitud. La puta mierda es un lugar demasiado cercano para vosotros.

Anónimo dijo...

No lo único, desde luego, pero de lo más indignante es el modo en el que nuestro queridísimo Bishop paaaaaasa de todo este asunto. En fin. La hoguera de las vanidades, la vida misma. Menos mal que nos queda Cañete, el Gran Bonete...

Anónimo dijo...

¿Alguien tiene noticias de la "feliz parejita" que se formó la semana pasada? Sí, los del buen rollo, el abrazo fraterno, y tal y tal. Fuentes bien informadas aseguran que los "dos" son el mismo tío. Reitero: es de lo más patético que he visto en todo este coñazo macabeo que nos dais a los que sólo queremos trabajar en paz. ¿Que no os gusta la UCAM? Pues iros a la p... calle, joé.

Anónimo dijo...

Tiene razón la persona que defiende al Dr. Francisco de la Torre. Es una eminencia en lo suyo, y el único que está a la altura de un cargo como el de Decano.

Anónimo dijo...

Estimado usuario anónimo:

Lo del Dr. Francisco de la Torre "a la altura" tiene guasa, tiene... ;-)

Anónimo dijo...

INSISTO: Si sois intelectuales tan valiosos, ¿por qué no os vais? El dueño de la Universidad, que para eso es el que arriesgó las perras, tiene el derecho de decir a quién quiere dentro y a quién no.

Anónimo dijo...

Por la presente se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno de esta Universidad, en sesión celebrada el día 6 de septiembre de 2006, para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que queda extinguido el Vicerrectorado de Gestión de la Calidad. Sus funciones son asumidas por el Departamento de Dirección de Calidad. Se nombra como Director de Calidad a D. Pedro José Sánchez Abad que, en consecuencia, cesa como Vicerrector de Gestión de Calidad.

2. Resolución por la que se cesa como Director de la Unidad Central de Ética a D. Marcelo López Cambronero. Agradeciéndole los servicios prestados, continúa su labor como profesor de Ética.

3. Resolución por la que se extingue la Unidad Central de Ética. Sus funciones y profesorado son asumidas por la Unidad Central de Ciencias Religiosas.


Por la presente se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno de esta Universidad, en sesión celebrada el día 11 de septiembre de 2006, para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que cesa, a petición propia, como Subdirector de la Licenciatura de Actividad Física y del Deporte, el Prof. Dr. Juan de Dios Alfonso Bada Jaime. El Consejo de Gobierno le agradece los servicios prestados en el desempeño de dicho cargo.

2. Resolución por la se nombra al Prof. Dr. Enrique Ortega Toro como nuevo Subdirector de la Licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

3. Resolución por la que cesa, a petición propia, como Secretaria de la Licenciatura de Actividad Física y del Deporte, la Profa. Dra. Carmen Ferragut Fiol. El Consejo de Gobierno le agradece los servicios prestados en el desempeño de dicho cargo.

4. Resolución por la se nombra a la Profa. Dra. Gema Torres Luque como nueva Secretaria de la Licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

Por la presente, se informa de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Gobierno para conocimiento de los miembros de la Comunidad Universitaria:

1. Resolución por la que cesan en su cargo: D. José Solana Ibañez, como Vicedecano; D.ª Esther Muñoz Sánchez, como Subdirectora y D. César Nebot Monferrer, como Secretario de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas. El Consejo de Gobierno de la Universidad les agradece los servicios prestados al frente de dicha titulación.

2. Resolución por la que se nombra a D.ª Josesfinge García Lozano, como nueva Vicedecana de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, cargo que compaginará con el que actualmente desempeña como Vicerrectora de Alumnado.

3. Resolución por la que se nombra a D.ª Mercedes Carmona Martínez, como nueva Subdirectora de la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas.

4. Resolución por la que cesan: D. Leopoldo García Ruiz, como Vicedecano, D.ª Juana María del Vas González, como Subdirectora y D. Enrique Centeno González, como Secretario de la Licenciatura en Derecho. El Consejo de Gobierno les agradece los servicios prestados al frente de dicha titulación.

5. Resolución por la que se nombra a D. Francisco de la Torre Olid, como nuevo Vicedecano de la Licenciatura en Derecho.

6. Resolución por la que se nombra a D.ª María Dolores Martínez Martínez, como nueva Secretaria de la Licenciatura en Derecho.

Anónimo dijo...

La ¿prueba? más evidente de que había una conspiración es que "los despedidos eran conspiradores..."

Como alguien dijo alguna vez, no está claro si los negros del s. XIX en EEUU eran pobres porque eran negros... o eran negros porque eran pobres...

Mendoza, profesor de Lógica & Tautologías...

Anónimo dijo...

Estimados compañeros de pesadillas, depresivos, apaleados, acosados, amenazados, destituidos, destituibles, contracturados, apuntadedados, listanegrablados, leprosos ignorados y despreciados por los pasillos.........
tratados todos con una inmensa misericordia por parte de nuestro Presidente......

En honor a todos estos que he nombrado y sobre todo a aquellos que ya han caído por su decencia, coherencia, valientía, profesionalidad, amor y fidelidad a la Iglesia......

deberíamos darles un homenaje porque han arriesgado su carrera profesional, su economía familiar, su propia salud, la de sus familiares y su prestigio.

PROPONGO UN TIEMPO DE SILENCIO: Que no escribamos ningún mensaje los próximos días desde el viernes 22 al domingo 24.
Aprovechemos para reflexionar, rezar por ellos, recordarles y tenerles muy presente.

Anónimo dijo...

Con todos los respetos, voy a intentar examinar un poco a nuestro anómnimo que quiere darnos una visión más amplia de los sucesos de derecho. Perdonarme por la extensión, pero es mucho lo que ha dicho.

Sobre los méritos objetivos de D. Francisco.

En la Universidad Católica de Avila las titulaciones de Derecho, Ade, Criminología y la escuela de práctica jurídica tienen juntas menos alumnos y profesores -incluidos los doctores- que la autoescuela de mi barrio. Perdón por el ejemplo, pero no exagero y se pueden consultar las memorias de esa universidad.

Cualquier persona que conozca la situación de la Ucav sabe que no ha podido llegar a tener organización académica nunca, ni un claustro de profesores con dedicación, ni organos de gobierno consolidados y al uso. Viven en una penuria muy grave que sólo los desinformados desconocen. Así que, con todos los respetos a la Ucav, haber sido decano en esas circuntancias es haber asumido menos responsabilidad que ser vicedecano de derecho en la Ucam y en ningún lugar serviría como curriculum para ninguna clase de nombramiento.

Pero además, si todavía se duda, se puede preguntar allí para contrastar el curriculum con las referencias personales, como se hace en cualquier indagación sobre la experiencia profesional de una persona. Invito a nuestro anónimo ampliador de visiones a que lo haga. Si, como quiere hacernos creer, es una persona sincera que prefiere la verdad que lo haga, por favor. No voy a decir más.


En segundo lugar, a nuestro colega se le ha olvidado decir que La plaza de TITULAR ganada por oposición es una plaza de titular de ESCUELA, es decir, una plaza que se puede ocupar sin siquiera ser doctor y sin méritos de investigación de casi ninguna clase, por ejemplo. Ese es un olvido indicativo de que o no se conoce la unversidad o se ha querido dar gato por liebre, o las dos cosas, me parece.

De todos modos invito de nuevo a nuestro informante a pedir referencias en la Universidad de Jaen sobre la etapa de nuestro brillante biografiado en aquella institución. Le recomiendo acudir directamente al departamento al que perteneció nuestro encomiado y recién vicedecano. De nuevo no diré más.

Además resulta que el nuevo vicedecano es, a juicio del informante y/o de sí mismo, el más brillante profesor de derecho y en especial de civil.
Pues estaría bien conocer con detalle algun dato que lo confirmara "objetivamente", como por ejemplo el resultado de las encuestas de evaluación del profesorado que hacen los alumnos, porque mis noticias es que en esas encuestas nuestro biografiado es evaluado como uno de los peores profesores y, en concreto, muy por debajo de colegas suyos de civil. Si los datos no son esos estaría bien que los supiéramos directamente, mientras no nos los den esa información no parece de esas que nuestro informante promete "objetivas y nada subjetivas" para defender el nombramiento.

Respecto del conocieminto del interesado del sitema legal en su conjunto, el aprecio que le tienen abogados y notarios de Murcia, y su condición de magistrado suplente y abogado, me imagino que el implicado teme que se diga algo que, como no quiero ser de la misma calaña, no voy a decir, porque me enseñaron que no está bien hacer daño innecesario a las personas, aunque se lo merezcan y ellas a su vez lo hagan. De todos modos si se me pide que lo haga por parte del informante mis escrúpulos se relajaran y, a petición suya, contaremos la verdad, esta sí, documentada y probada en "foro judicial".

No sigo para no aburrir al personal que bastante tiene ya. Pero me quedo con ganas, así que más adelante seguiremos comentando la aportaciones de nuestro amable informante sobre el convenio, los despidos, las irregularidades contractuales y demás, que no le falta guasa al muchacho.
De todos modos la verdad es sabida. A Enrique Centeno se le ha cesado por atreverse a hacer lo que nadie más se atrevio a hacer: declararse amigo de Higinio en el holoclaustro.
Y a Leopoldo y Juana se los han cepillado por no quitarle la piel a su compañero Enrique. Todo eso bien aliñado de enredos, chismes, acusaciones falsas y toda clase de artes amatorias por parte de los beneficiados.

Y eso mismo hizo Eduardo, seguramente en voz alta, pero menos de lo que necesitan los oidos de los que no quieren oir. Y por eso se le sigue difamando y ofendiendo.

Decir que una cosa no tiene que ver con la otra es creerse que los demás son muy tontos, o serlo uno mismo. No se me ocurre otra posibilidad, de verdad.

A estas alturas ya no hay que convencer a nadie. Quien no quiera creerlo que no lo crea, ya sabemos que es porque no quiere.

Salud

Anónimo dijo...

Yo lo que pienso, o mejor dicho, lo que sé bien es que a los compañeros cesados lo que les gustaría es que se dejara de hablar de ellos en el blog, que sólo sirve para que se agrave su situación.

Anónimo dijo...

¿Alguién sabe el nombre de los socios de la sociedad limitada "Centro de Estudios Universitarios San Antonio" a la que pertenece el 90% de los terrenos de Cartagena comprados con el dinero de las matrículas de la UCAM?
¿Se puede usar dinero de una fundación para enriquecer a una sociedad limitada?

Anónimo dijo...

Yo soy alumno de Derecho y también apoyo a Francisco de la Torre, me parece, además de un tipo andaluz muy gracioso y simpático, un tío muy capacitado para sacar adelante una y siete facultades de Derecho. El Leopoldo, además de incompetente, era un soberbio maleducado que te hacia dormir a pierna suelta en sus clases. Viva el cambio!!!

Anónimo dijo...

Pues si las personas aludidas en este blog quieren que se deje de hablar de ellas porque se agrava su situación que no intervengan más en este foro, ni ellos ni sus amigos. Si queréis que esto pare debe ser así, sino seguiremos replicando a este grupo apocalíptico, sectario y extremista.A ver si es que os creéis que sois los únicos que podéis opinar.

Anónimo dijo...

"A estas alturas ya no hay que convencer a nadie. Quien no quiera creerlo que no lo crea, ya sabemos que es porque no quiere."
(Cláusula conclusiva del Usuario Anónimo Reticente del Perpetuo 'no voy a decir más')

Soy el 'desdichado librepensador' (do yo remember?). Por lo visto no ha agradado en este foro que en su día elogiase a un buen contradictor mío que, por lo demás, discrepaba totalmente de mis posiciones y defendía con determinación a su amigos supuestamente perjudicados por las autoridades universitarias. Conste que no me parece mal que haya quien piense que soy o somos, los dos, un par de idiotas "patéticos", y reconozco que me reí con las cuchufletas de la "parejita", la pipa y el college de Oxford (ésa fue buena) y demás.

Lo que ya me parece que pasa de castaño oscuro es que alguien pretenda, desde la dudosa certeza que pueden darle unas supuestas "fuentes bien informadas", que yo, además de ser yo, soy otro tío. Y todo a la vez, o sea, mi amable corresponsal y yo una y la misma cosa, una especie dual hermafrodita en antitética y radical unidad.
Hay que j...

Pero lo que más me intriga es lo de las "fuentes bien informadas". Y no por las crisis de identidad que me puedan provocar el saberme uno y distinto a la vez, dos y la misma cosa, no... Sino por la credibilidad que, ahora con mucha mayor razón, merecen en realidad las "denuncias" que, también de presuntas "fuentes bien informadas" habéis venido agitando aquí desde hace ya varios meses. Y es que si antes dudaba, ahora, con las insidias sobre mi radical unicidad en la duplicidad, he dejado de dudar y lo que creo es que... mentís más que escribís.

Y digo yo, ¿no habría bastado con preguntarle al "blogmaster" si aquel señor y yo tenemos el mismo IP para afirmar o descartar que somos el mismo tío? Y en caso de que este remedio no pareciera seguro, ¿alguien piensa que este "desdichado librepensador" dispone de tiempo para ir cambiando de ordenata y encarnando diferentes personalidades en un blog más de los infinitos lugares que tiene la blogosfera? Por las barbas del profeta, hombre...

Y ya que mis iniciales dudas sobre la veracidad de vuestros testimonios han quedado con esto del todo despejadas, y aprovechando que todos ahora están durmiendo la siesta o viendo el "Tomate", permíteme, oh tú, auditorio vacío, un último desahogo digital...

[¡¡¡Viva la UCAM y quien la gobierna!!!
¡¡¡Viva su ideario católico!!!
¡¡¡No pasarán!!!
¡¡¡No nos moverán!!!
Y que viva, de paso, el Niño Jesús de Mula, que para eso están allí en fiestas...]

Ejem, y ustedes disculpen...
Vale.

Anónimo dijo...

Resulta que, releyendo el post de quien 'revela' que yo y el otro señor somos, "según fuentes bla, bla, bla", el mismo tío... tengo de pronto la súbita impresión de que en realidad su autor milita en el bando contrario del que yo pensaba, o sea, en el que debería ser el mío... (¡!)

Mira, Bill Gates, esto ya no hay quien lo entienda. Mejor me voy p'a la feria de Mula a fumarme una pipa en plan Tolkien con el espectro del Marqués de los Velez en el patio de armas del castillo, que tiene zona de fumadores. A ver si Su Excelencia me convence de que esto de los blogs es un timo y que lo mejor es coleccionar armaduras.
Que Dios os guarde, amigos.

Anónimo dijo...

Me permito transcribir el mensaje al que alude nuestro "librepensador":

"¿Alguien tiene noticias de la "feliz parejita" que se formó la semana pasada? Sí, los del buen rollo, el abrazo fraterno, y tal y tal. FUENTES BIEN INFORMADAS aseguran que los "dos" son el mismo tío."

A juicio del "librepensador", que se le acuse falsamente de ser él mismo y su "pareja de hecho" al mismo tiempo aludiendo a "fuentes bien informadas", desacredita todo lo dicho por quienes hablan en nombre de esas "fuentes bien informadas" (vaya lío).

Estoy absolutamente de acuerdo.

El "proglema" es que quien alude a "fuentes bien informadas" en ese comentario es del "bando librepensante radical", y se dirige a nosotros, "los malos", como puede inferirse del tramo final de su comentario, que cito:

"(la parejita) es de lo más patético que he visto en todo este coñazo macabeo que nos dais a los que sólo queremos trabajar en paz. ¿Que no os gusta la UCAM? Pues iros a la p... calle, joé".

Todo aclarado: según el "librepensador", las "fuentes bien informadas" -las mismas que aseguran que en la UCAM va todo como la seda-, pues resulta que están mal informadas.

Si ya lo decía yo.

Tanto Wittgenstein para que al final te me pierdas en esto, coño.

Anónimo dijo...

"Librepensa", lo único que dices es que nada de lo aquí sostenido por los "conspiradores" es verdad. ¿Debemos creerte por tu autoridad moral, por lo bien que escribes, por ambas cosas? ¿Puedes mostrar, por ejemplo, el título de propiedad de los terrenos de Cartagena para que veamos todos que están a nombre de la Fundación, y no a nombre de la SL de José Luis y Vicente, como aquí se ha dicho? Anda a tomar viento, chaval!!!

Anónimo dijo...

Ya hace horas que envié un 'post' a esta bitácora en el que dejaba constancia de la extrañeza que me produce el hecho de que el usuario que cree que doy gato por liebre "según fuentes bien informadas", defienda en el fondo lo mismo que yo (¿y por qué entonces se meterá conmigo el gachó...?).

Pero el compañero que luego, demostrando innegable sagacidad, lo pone todo negro sobre blanco, se siente luego tan temerariamente seguro de su destreza mental y observa tan alocada desmesura que... me acaba dando la razón en lo que digo, a saber: que no es posible creeros, chicos, porque en nada sois de fiar.

Te lo explico, amigo: querer identificarme con el circunspecto estudioso del autor del "Tractatus" que tenemos aquí en la UCAM ha sido una estúpida torpeza por tu parte. Con ello has demostrado, también negro sobre blanco, que no os mueven intereses de justicia, sino más bien de oscura pendencia y turbia difamación.

Lamento que mi presencia aquí, cada vez más decidida en favor de la UCAM, acabe resultando dañina a personas inocentes, pero creo que la culpa no es del todo mía, sino que la comparto con más de un listo y algún que otro perspicaz.

¡Además, qué demonios dicen éstos, Señor Marqués, si yo ni siquiera soy filósofo! En fin, carguemos la cálida pipa otra vez, Excelencia, que parece que invita la noche muleña...

Anónimo dijo...

Domingo 10 de septiembre, día post-rogativa, publicidad de la UCAM a página entera en La Verdad (p. 5).

Hoy, “publireportaje” sobre la UCAM en páginas 2 y 3.

¡Viva la independencia periodística, viva!

Anónimo dijo...

MODESTO ANÁLISIS DEL “PUBLIREPORTAJE” DE HOY EN LA VERDAD:

“La UCAM, por su parte, contará este año con alrededor de 2.000 nuevos alumnos” (p. 2)

“… entre los que figuran unos 700 repartidos en diferentes cursos de posgrado” (p. 2)

“Fuentes de la Católica aclaran que ‘es el mayor crecimiento registrado desde el nacimiento de la institución, incluso superior al experimentado el año pasado’, cuando la cifra de nuevos alumnos alcanzó los 1.700 matriculados” (p. 2)

PERO…

“Según los cálculos que maneja esta institución, hasta que se cierre el plazo en el mes de octubre, PODRÍAN hacerse efectivas unas 2.000 matrículas. A DÍA DE HOY ya hay matriculados MÁS DE UN MILLAR DE NUEVOS ALUMNOS”.

¿“Contará” con 2.000 nuevos alumnos o “podría” contar? ¿Cómo está tan claro que “700” serán de posgrado? ¿Están matriculados ya? ¿Es de esos 700 de donde procede el grueso del dinero? ¿O de los que no llegarían a 1.300? ¿En los 1.700 del año pasado estaban incluidos o no los de posgrado? ¿O eran 1.700 versus 1.300?

Bibliografía recomendada para seguir el tema:

Darrell Huff; Irving Geis. How to Lie With Statistics.
Gerald E. Jones. How to Lie With Charts.

PD: Pepo, dale ya a Botías el trabajo que te viene pidiendo desde hace años, hombre, no seas injusto con él…

Anónimo dijo...

Eso sí:

La Verdad también anuncia la presencia en la apertura del año académico de Rouco, Cañizares y el Nuncio.

Por si alguien creía que vuestra iglesia tan "establishment" se escandaliza con estas cosas...

Anónimo dijo...

"...vuestra Iglesia tan establishment..."

Je, je, menudo plumero sociata tiene este cambalache contra la UCAM. Basta con esperar un poquito para que aflore enseguida, a tufos racheados, la 'hiprogresía' caviar...

Anónimo dijo...

¿Plumero sociata? ¿Por qué crees -erróneamente- que los agnósticos votamos al PSOE? Hay cada adoquín ahí dentro...

Anónimo dijo...

Deo Gratias!!! Han vuelto los esposos!!! Vaya par de trepas de medio pelo!!!

Anónimo dijo...

La Verdad, hoy

Donde dice...

La UCAM crecerá este curso más que las dos universidades públicas juntas

Debe decir...

La UCAM crecerá PORCENTUALMENTE este curso más que las dos universidades públicas juntas

PD: Ya se sabe que en septiembre llega lo mejor de cada casa... y ése es el alumnado de la UCAM... un supermercado de títulos, que se lo pregunten al clérigo o al secretario de estado de Aznar...

Anónimo dijo...

¿Vendrán finalmente Rouco y Monteiro a la apertura de curso en la UCAM? Sería un escándalo y la prueba del algodón de que Mendoza es sólo el instrumento manejable de algún espíritu más perverso y elevado, que flaco servicio hace a la Iglesia de Cristo en la maltratada Diócesis de Cartagena.
Este cierre de filas resultaría preocupante después del gol que algún emboscado burócrata vaticano le ha colado al Santo Padre, con esa desafortunada cita anti ecuménica en uno de los mejores discursos de Benedicto XVI.
Estas cosas no pasaban cuando estaba nuestro paisano Navarro-Valls.

Laus Deo

Anónimo dijo...

A la atencion de Salvador Gilabert Orengo, antiguo coloca alfonbras de la renault.

Anda hijo mio que se te esta viendo el plumero, ahora dices que no has leido esto

Anónimo dijo...

A la atencion del personal Pas. de la Ucam.

Como antiguo miembro del personal pas de la ucam, pongo en conocimiento de todo Pas y Pdi, que el Sr. salvador, dicese llamarse Jefe de Mantenimiento, que creo que no sabe, ni de lo que es Jefe, que este señor se dedica a lo siguiente:

1. Amenazar y gritar a los subditos a su cargo, amen de su mobbing psicologico.
2. Tal persona, tiene en su haber, un extenso y experto historial laboral, como el de cambiar las alfombras de los coches, cuando trabajaba en la renault, de chico de los recados.
3. Se encarga de pedir, a sus subditos de su seccion favores personales totalmente gratis, como el de arreglar golpes en sus vehiculos particulares, efectuados por el compañero Rosendo, chapista en sus ratos libres, y pelota a su favor.
4. Que como antiguo personal Pas, que era, obligaba al personal de seguridad, a anotar, la entrada y salida de los empleados, que previamente el Sr. vicente mendoza, le ordenaba.
5. Este Sr., salvador, era el chivo espiatorio de toda persona que su perro dominante, D. vicente ordenara.
6. Estos seguimientos eran totamente en el ambito personal.
7. como antiguo trabajador de esta universidad, todos los comentarios hechos en este foro, me suenan a muchas verdades, y pocas maneras de defenderse, de los mafiosos que alli se reunen.
8 Ofrezco todos mis respetos a la iglesia catolica.
9. D. Vicente, por que despidio a D. Jesus Medina Sanchez, antiguo jefe de seguridad, por que segun Vd, frecuentaba Casas de alterne, cosa que usted no las frecuenta, por que usted es virgen......se me olvidaba.
10. Si tan pobres son, por que se pasean en un mercedes 4x4, Volvo 4x4, nadaaaaaaaaaa son coches de pobres.
11. Anda que no se esta viendo.
12. Por que le hiciste la vida imposible, al pobre vecino, de enfrente del monasterio? Por que no queria vender su casica, anda que tampoco se os ve el culete.
13. A misa, para rellenar la iglesia, por que el que se queje va a la calle
14. D. jose luis, por que dice usted que el sexo, lo ofrece el demonio, si usted ya lleva 14 hijos, se ve que le a gusta lo del demonio.
15.Si tan pobres sois, por que os comeis cada vez, que hay un congreso esos gambones y cigalas tan grandes, y la probe, del pas, macarrones y encima a callar que son regalaos
16. Señores de los sindicatos, por que no tenemos alli participacion.
17. Donde esta el convenio laboral, ,,,,perdon,,,lo tiene d. vicente en su cajon, lo que pasa que no lo encuentra.
18. Anda Buchon, perdon Nicolas, no seas mas agente de la Cia, que todavia hay algunos mejores que tu,,,,que no tienes experiencia, y no sabes limpiar tu coche de pintarrajos hayyyyyyy que te falta experiencia.
19. Sr. encargado de la cafeteria, si si el del voslwagen passat oscuro, si el gordito, tioooooo que te veo llevarte el coche lleno de cosas de la cafeteria, que como se entere vicente, ya te veo tomando cafe con leche en el paro.
20. Señoras señores mi vision, y perdon si ofendo, pero esta es mi vision, para 4 personajes que integran la ucam.

Anónimo dijo...

Una vez más, lamento profundamente los insultos en el blog, que no srven sino para que el "buen Gobierno" trate de desacreditar todo lo que aquí se ha dicho. Ahora me refiero, en concreto, a quien se ha referido a "los esposos", sobre cuya identidad no hay duda, al menos para los que nos movemos en la UCAM y estamos al tanto de los movimientos de la peña.

Me consta que el reconocimiento personal de PB hacia Mendoza es muy anterior a toda esta crisis. Y me consta también, como creo que a todos, de su buena labor en la ORI.

¿Que merecía un vicerrectorado? No puedo juzgarlo.

¿Que sabe de qué va su vicerrectorado? Sin duda.

¿Que es un intelectual? Me remito a su artículo en La Verdad de hoy, que a mí me ha parecido extraordinario, aunque discrepe de mucho de lo que allí se sostiene.

Anónimo dijo...

Ese PB, gran teórico de la geoestrategia del universo, nos ayudará a todos a comprender que, en fin, los "daños colaterales" son inevitables en todas las guerras, qué le vamos a hacer, y bla y bla y bla.

Prefiero mil veces a los enconados irredentos, brutos e incultos, que a los sutiles legitimadores del terrorismo de Estado... como PB o JJ.

Anónimo dijo...

Lo siento pero no me gustan las aportaciones en las que se saldan cuentas personales. Yo, y muchos como yo, no estamos aquí para eso.

A mi lo que me duele es que se amenace, presione y haga sufrir a tanta gente por ser amigo de tal o cual, por pensar tal o cual cosa, y que eso se haga en una Universidad de la Iglesia en la que solo se permite trabajar en paz a los que estan de acuerdo o aplauden al jefe. Me duele en el alma que el Obispo no ponga paz, peor todavía, que no haga nada y que siendo el Gran Canciller y el representante de la Iglesia titular de la Universidad deje hacer un mes tras otro amontonando la carne de sus hijos y hermanos a los que debería cuidar como un padre y no dejar que padezcan injusticia en una casa que es de la Iglesia, y que además se haga en su nombre e invocando su total apoyo. ¿el obispo no sabe que cada vez que se habla con un sospechoso se menciona su nombre para autorizar todo aquello?
Y me duele que todo esto se haya convertido en una lucha entre quienes sufren y los que dicen que no sufren, y los que dicen que nadie sufre o que lo mejor es no mezclarse no vaya a ser que se contagien. Sabeis que la gente evita tomar café o que los vean por los pasillos con los "apestados", gente tan normal como nosotros sobre los que han recaido las sospechas por ser amigos entre sí o lo que sea. Es indigno y es una señal de la descomposición, del enfrentamiento y de la miseria en la que nos movemos y que habría sido del todo, pero del todo, innecesaria. Habría bastado con que Mendoza hubiera controlado sus pasiones, sus neuras y su obsesiva visión de fantasmas.
No tengo nada en su contra ni le deseo mal. Al revés, me sentia agradecido y, pese a su manera de ser, lo respetaba por lo que había hecho. Pero que sepais que se lo inventa todo, pero todo, que engaña o confunde a los de alrededor, que tergiversa todas las cosas que cuenta en su favor y que utiliza nombres, dichos y personas para fomentar su disparate. Este hombre no está bien, basta con verlo y segurmente necesita ayuda pero, por Dios, que deje de hacer mal.
¡Qué locura tan grande estamos presenciando!

Anónimo dijo...

Válgame San Válgame...
Ni mis iniciales son PB, ni JJ, ni sé del "Tractatus logico-philosophicus" mucho más que su frase final, que citan de corrido hasta los estibadores del puerto de Pasajes entre calada y calada durante el vale de la mañana...

Respecto al otro cónyuge de este sin par 'homomonio' menos puedo decir aún porque, literalmente, lo conocí en este mismo blog en el que, por lo visto, le requerí de amores, lo cual tampoco es mucho decir...

¿Sería entonces demasiado pediros que os centréis en exponer vuestras particulares cuitas y, en su caso, acribillar legítimamente al usuario que metódicamente dude... sin salpicar ni herir a terceros que a saber siquiera si leen el blog, pero que con toda seguridad, y al menos en lo que a mi insignificante persona toca, NO SON YO?

Anónimo dijo...

Si no paramos esto ya por las dos partes y seguimos fomentando este blog perjudicamos muchísimo a todos. Esto es como una guerra civil en la que hay cada vez más sangre, más odio, todo va a peor y todos perdemos mucho. Podemos acabar mucho peor de lo que estamos. Paremos esto de una vez, por favor!!

Anónimo dijo...

Pero para pararlo hay que convencer primero al de presidencia. Si él no para o si tu (que pides el fin del blog)no nos ayudas a que pare ¿cómo vamos a parar el único sitio donde podemos denunciar lo que ocurre? Que se cuelan bestias, de acuerdo. Pues vamos a apararlo, vamos todos juntos a pedirle al presidente que pare con las cazas de brujas, vamos juntos los que pensamos una cosa y la otra y tendremos la paz que tuvimos o, por lo menos, el respeto que nos hemos perdido.

Pero no les pidas a las víctimas que no giman, porque eso es crueldad revestida de neutralidad, aunque entre los gemidos se cuelen infamias que son absolutas indignidades.

Anónimo dijo...

¿Y quien nos asegura a los que no tenemos arte ni parte en esta batalla campal que esas medidas de presidencia son realmente "cazas de brujas" y no usos legítimos de la autoridad frente a actitudes desleales por parte de los afectados?

¿Por qué tenemos que creer que don José Luis Mendoza es el mismísimo Diablo surgido del Averno, exterminador de todo atisbo de vida y luz a su paso arrollador... por el simple hecho de que el hombre tenga una personalidad peculiar (algo que en Murcia todo quisque sabe, que no creo que él nunca haya negado y que tampoco hay por qué pensar que no luche a diario por moderarla) y unos defectos, que seguro suman menos que los que yo mismo reconozco tener?

Todo esto del 'blog de los gemidos' se asemeja en realidad al típico proceso sin garantías lanzado contra un hombre 'distinto' por una turba revolucionaria de apocados teledirigidos por unas cuantas mentes sutiles. Un tribunal popular vociferante más parecido a los del Terror francés o a la justicia sumaria de los partisanos de Tito, que a lo que cabría esperar de miembros de una comunidad académica que debe dar ejemplo a sus alumnos.

Apenas conocía a Mendoza, pero toda esta soez algarada ha hecho que me identifique un tanto con él.

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