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martes, 28 de abril de 2020

El Papa: el Señor dé prudencia a su pueblo ante la pandemia

CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco rezó hoy para que el pueblo de Dios sea obediente a las disposiciones para el fin de la cuarentena de modo que la pandemia no regrese. En su homilía, el Papa invitó al pueblo a no caer en el pequeño linchamiento cotidiano de la habladuría que provoca juicios falsos sobre las personas

Francisco preside la misa en la Casa Santa Marta el martes de la tercera semana de Pascua. En la introducción piensa en el comportamiento del pueblo de Dios ante el final de la cuarentena:
En este tiempo, cuando empezamos a tener disposiciones para salir de la cuarentena, le pedimos al Señor que le dé a su pueblo, a todos nosotros, la gracia de la prudencia y la obediencia a las disposiciones, para que la pandemia no vuelva.
En su homilía, el Papa comentó el pasaje de hoy de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 7:51-8:1), en el que Esteban habla con valentía al pueblo, a los ancianos y a los escribas, que lo juzgan con falsos testimonios, lo arrastran fuera de la ciudad y lo apedrean.
"Hicieron lo mismo con Jesús también," afirma el Papa, "tratando de convencer a la gente de que era un blasfemo". 
"Es una bestialidad empezar de testimonios falsos para 'hacer justicia': noticias falsas, calumnias, que incitan a la gente a 'hacer justicia', es un verdadero linchamiento". Así lo hicieron con Esteban, usando a un pueblo que fue engañado. Así sucede con los mártires de hoy, como Asia Bibi, durante muchos años en prisión, juzgada por calumnia. Frente a la avalancha de falsas noticias que crean opinión, a veces no se puede hacer nada. 
Pienso en el Holocausto, dice el Papa: la opinión se creó en contra de un pueblo para acabar con él. Luego está el pequeño linchamiento diario que trata de condenar a la gente, de crear una mala reputación, el pequeño linchamiento diario de habladuría que crea opiniones para condenar a las personas. La verdad, en cambio, es clara y transparente, es el testimonio de lo verdadero, de aquello en lo que se cree. 
Pensemos en nuestro lenguaje: muchas veces con nuestros comentarios comenzamos un linchamiento semejante. Incluso en nuestras instituciones cristianas hemos visto tantos linchamientos cada día que nacieron de las habladurías.
Roguemos al Señor - es la oración conclusiva del Papa - para que nos ayude a ser justos en nuestros juicios, a no empezar y seguir esta condena masiva que provoca la habladuría.

lunes, 27 de abril de 2020

El Papa reza por los artistas: que el Señor nos dé la gracia de la creatividad

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 27 de abril, en la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre pidió por los artistas y recordó el camino de la belleza y la creatividad que nos pueden ayudar en este difícil momento caracterizado por la pandemia. En su homilía, nos invitó a pedir la gracia de volver siempre al primer encuentro con Jesús, ese primer momento cuando Jesús nos miró con amor y nos dijo sígueme.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Lunes de la Tercera Semana de Pascua, el Papa Francisco pidió por los artistas:
“Oremos hoy por los artistas, que tienen esta gran capacidad de creatividad y por la vía de la belleza nos muestran el camino a seguir. Que el Señor nos dé a todos la gracia de la creatividad en este momento”.
En su homilía, el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn 6, 22-29) en el que Jesús reprocha a la muchedumbre que lo busca, después de la multiplicación de los panes y los peces, sólo porque se han satisfecho y les exhorta a trabajar no por el alimento que no dura, sino por el alimento que permanece para la vida eterna y que el Hijo del Hombre dará. La multitud pregunta qué hacer y Jesús responde: "Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado". La multitud que escuchaba a Jesús sin cansarse – afirmó el Pontífice – una vez saciada, pensó que lo harían rey: habían olvidado su primer entusiasmo por la palabra de Jesús. Y el Señor recuerda a la multitud el primer sentimiento. Corrigió el camino de la gente que había tomado un camino más mundano que evangélico. Esto también nos sucede cuando nos alejamos del camino del Evangelio y perdemos la memoria del primer entusiasmo por la palabra del Señor. Jesús nos hace volver al primer encuentro; esto es una gracia, frente a las tentaciones de alejarse. La gracia de volver siempre a la primera llamada, cuando Jesús nos miró con amor. Cada uno de nosotros tiene la experiencia del primer encuentro en el que Jesús nos dijo: "Sígueme". Luego, en el camino, nos alejamos y perdemos la frescura de la primera llamada. El Papa nos invita a rezar para que el Señor nos dé la gracia de volver al momento en el que tuvimos la experiencia de encontrar a Jesús.

domingo, 26 de abril de 2020

El Papa reza por los que están tristes por esta crisis

CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa de Santa Marta, Francisco reza por aquellos que están llenos de tristeza porque están solos o sin trabajo y no saben cómo mantener a su familia debido a las consecuencias de la pandemia. En la homilía, recuerda que Jesús siempre camina a nuestro lado, incluso en los momentos más oscuros.

Francisco preside la misa en la Casa Santa Marta en el tercer domingo de Pascua. En la introducción dirige sus pensamientos a los que están afligidos por la tristeza en el tiempo de la pandemia: "Hoy, en esta misa, rezamos por todos aquellos que sufren la tristeza, porque están solos o porque no saben qué futuro les espera o porque no pueden llevar adelante su familia porque no tienen dinero, porque no tienen trabajo. Tanta gente que sufre de tristeza. Recemos por ellos hoy".
En su homilía, el Papa comentó el Evangelio de hoy (Lc 24, 13-35) que relata el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús y como ellos reconocieron al Señor al partir el pan. El cristianismo - dijo el Papa - es un encuentro con Jesús, el cristiano es aquel que se deja encontrar por el Señor. Nacimos con una semilla de inquietud, aún sin saberlo: nuestro corazón tiene sed del encuentro con Dios, lo busca, muchas veces por caminos equivocados. Y Dios tiene sed de encontrarnos. En el Evangelio vemos que Jesús respeta nuestro camino, sigue nuestros tiempos, es el Señor de la paciencia, camina a nuestro lado, escucha nuestras inquietudes, las conoce. A Jesús le gusta oír cómo hablamos. No acelera el paso: es su paciencia. Jesús va al ritmo de la persona más lenta. Jesús escucha, luego responde, explica, hasta el punto necesario. Encontramos a Jesús a lo largo de nuestro camino incluso en nuestros momentos más oscuros: nos acompaña porque quiere encontrarnos. Por eso decimos que el núcleo del cristianismo es el encuentro con Jesús. Algunas personas se encuentran con Jesús sin darse cuenta. La vida de la gracia comienza cuando nos encontramos con Jesús. Que el Señor - es la oración conclusiva del Papa - nos dé la gracia de encontrarle y saber que camina con nosotros en todo momento: es nuestro compañero de peregrinación.

sábado, 25 de abril de 2020

El Papa reza por quienes realizan servicios funerarios

CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reza por los que acompañan a las víctimas de esta pandemia con su servicio. En su homilía recordó que todo cristiano es un misionero, lo que no significa hacer proselitismo, sino vivir como cristianos.

Francisco preside la misa en la Casa Santa Marta el día en que la Iglesia celebra la fiesta de San Marcos Evangelista. En la introducción dirigió sus pensamientos a los que realizan servicios funerarios durante este período.
Recemos juntos hoy por los que realizan los servicios fúnebres. Es tan doloroso, tan triste lo que hacen, y sienten el dolor de esta pandemia tan cerca. Recemos por ellos.
En su homilía, el Papa comenta el Evangelio de hoy (Mc 16, 15-20) en el que Jesús Resucitado se aparece a los discípulos, exhortándoles a ir por todo el mundo para anunciar el Evangelio a toda criatura y anunciando los signos que acompañarán a los que creen: en su Nombre "arrojarán a los demonios y hablarán nuevas lenguas, podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".Después de estas palabras, Jesús sube al cielo para sentarse a la derecha de Dios.
La fe - dijo el Papa - es siempre misionera, de lo contrario no es fe. Se lleva la fe con el testimonio de la vida, sobre todo. A veces, hay una falta de convicción de fe, que no es sólo un dato del carné de identidad. Quien tiene fe debe salir de sí mismo y mostrar "socialmente" la fe . Esto no significa hacer proselitismo, es dar testimonio de la fe con servicio, es vivir como cristianos. Antes de decir algo cristiano uno tiene que vivir la fe concretamente. No se transmite la fe para convencer, sino para ofrecer un tesoro. Se lleva la fe con humildad, como dice hoy la Primera Carta de Pedro (1 P 5, 5-14).
En la transmisión de la fe siempre está el Señor, en la transmisión de las ideologías están los "maestros". Que el Señor nos ayude a vivir una fe abierta y transparente - es la oración final del Papa - que lleve la salvación a los demás.

viernes, 24 de abril de 2020

El Papa reza por los profesores y estudiantes en este tiempo de pandemia

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 24 de abril, en la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre pidió por los maestros y los estudiantes que a causa de la epidemia del coronavirus vienen realizando sus actividades académicas de forma virtual. En su homilía, el Pontífice pidió por los pastores, para que tengan un corazón como el de Jesús, cercano a la gente.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Viernes de la Segunda Semana de Pascua, el Papa Francisco pidió por los agentes educativos, profesores y estudiantes, afectados por el nuevo coronavirus:
“Oremos hoy por los profesores que tienen que trabajar bastante para realizar lecciones a través de internet y otros medios de comunicación y oremos también por los estudiantes que tienen que hacer exámenes de una manera en la cual no están acostumbrados. Acompañémoslos con la oración”.
En su homilía, el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn 6, 1-15) que habla de la multiplicación de los panes y los peces, en la cual Jesús pone a prueba a los apóstoles que no saben cómo alimentar a la gran multitud que les sigue: los hace crecer. 
Jesús – afirma el Papa – amaba estar en medio de la multitud. No así sus discípulos: y los corrigió. Jesús buscó la cercanía del pueblo y enseñaba a los pastores a estar cerca del pueblo. 
El pueblo de Dios cansa – subrayó – porque siempre piden a los pastores cosas concretas y el pastor debe ocuparse de lo que la gente pide. Jesús le dice a los discípulos: “denles ustedes de comer”. 
Y le dice esto a los pastores hoy: dar, dar a la gente. Y luego Jesús va a rezar al Padre. Esta doble cercanía del pastor: al Padre y al pueblo. La multitud después de la multiplicación de los panes y los peces quiere tomar a Jesús para hacerlo rey. 
Tal vez – observa el Papa – algún apóstol habría estado feliz de aprovechar esta oportunidad de tener poder: una tentación. 
Pero el poder del pastor – dijo el Pontífice – es el servicio y cuando se equivoca en este punto, el pastor arruina la vocación y se convierte en gerente de empresas pastorales pero no en pastor. 
Recemos por los pastores – es la oración conclusiva del Papa – para que el Señor nos enseñe a no tener miedo de estar cerca de su pueblo.

jueves, 23 de abril de 2020

El Papa reza por las familias en crisis y por la conversión de los usureros que las amenazan

CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa de Santa Marta, Francisco piensa en muchas familias en crisis a causa del nuevo coronavirus, y que viven aún más en dificultad debido a los que se aprovechan de esta situación de necesidad. En su homilía, el Papa recordó que Jesús rezó por nosotros ante el Padre mostrando sus heridas, el precio de nuestra salvación: debemos tener más fe en la oración de Jesús que en nuestras propias oraciones.

Francisco presidió la misa en la Casa Santa Marta este jueves de la segunda semana de Pascua. En la introducción dirige sus pensamientos a las familias en dificultades en esta época de pandemia:
En muchas partes se siente uno de los efectos de esta pandemia: muchas familias necesitadas, hambrientas y lamentablemente el grupo de usureros que les está ayudando. Esta es otra pandemia. La pandemia social: familias de personas que tienen un trabajo diario o, por desgracia, un trabajo no declarado que no pueden trabajar y no tienen comida... con hijos. Y luego los usureros se llevan lo poco que tienen. Oremos. Recemos por estas familias, por los muchos hijos de estas familias, por la dignidad de estas familias, y recemos también por los usureros: que el Señor toque sus corazones y los convierta.
En su homilía, el Papa comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 5, 27-33) en el que Pedro, ante los reproches y amenazas del sumo sacerdote que quiere prohibirle enseñar al pueblo, responde que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres y anuncia abiertamente ante todos, la resurrección de Jesús, el Salvador, que los jefes religiosos querían dar muerte. La valentía de Pedro, que era débil, llegando a negar al Señor - afirma Francisco - proviene de la oración de Jesús por él. Jesús rezó para que su fe no fallara. Jesús reza por Pedro. Y Jesús también reza por nosotros ante el Padre mostrando sus heridas, el precio de nuestra salvación. Jesús es el intercesor: debemos tener más fe en la oración de Jesús - concluye el Papa - que en nuestras oraciones.

miércoles, 22 de abril de 2020

Que Europa logre la unidad fraterna soñada por los padres fundadores, pide el Papa

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 22 de abril, en la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre pidió por Europa, para que en este tiempo en que se necesita tanta unidad entre las naciones, logre tener esa unidad fraterna. En su homilía, el Pontífice recordó que Dios envió al mundo a su Hijo único para salvarlo por amor y además, invitó a caminar en la vía que nos muestra el Cristo resucitado.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Miércoles de la Segunda Semana de Pascua, el Papa Francisco elevó su oración por Europa, para que logre la unidad fraterna soñada por los padres fundadores:
“En este tiempo en el cual es necesaria tanta unidad entre nosotros, entre las naciones, oremos hoy por Europa, para que Europa logre tener esa unidad, esa unidad fraterna que soñaron los padres fundadores de la Unión Europea”.
En su homilía, el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn 3, 16-21) en el que Jesús dice a Nicodemo que "tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga la vida eterna". Porque Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". 
Y el juicio es este, dice Jesús: "La luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. El amor de Dios parece una locura – dijo el Papa – el Padre nos dio el único Hijo que murió en la cruz por nosotros. El crucifijo es el gran libro del amor de Dios por nosotros. Muchos cristianos pasan su tiempo contemplando el crucifijo y allí encuentran todo, porque han comprendido, el Espíritu Santo les ha hecho comprender que ahí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana: la luz de Dios. Pero mucha gente – añadió – no puede vivir en la luz, son murciélagos humanos que viven en la noche. Y nosotros también, cuando vivimos en pecado, preferimos vivir en la oscuridad y caminar como ciegos. 
El Papa nos invitó a hacernos esta pregunta hoy: ¿Soy hijo de Dios, hijo de la luz o hijo de la oscuridad?

martes, 21 de abril de 2020

El papa Francisco desvela tres amenazas que dividen a la Iglesia: el dinero, la vanidad y las habladurías

CIUDAD DEL VATICANO.- Para el Papa, las tres amenazas fundamentales que dividen hoy a la Iglesia son el dinero, la vanidad y las habladurías. Así lo expresó esta mañana en la homilía de la eucaristía diaria que preside en la capilla vaticana de Santa Marta. “Hay tantas cosas que dividen a una comunidad: sea diocesana, presbiteral, parroquial, de religiosos, religiosas…”, lamentó.

“El dinero divide la Iglesia”, aseveró. “Muchas veces en la historia de la Iglesia, donde existen divisiones doctrinales, detrás está el problema del dinero”, añadió, preocupado por cómo esta cuestión afecta también al día a día de las personas: “¡Cuántas familias se han dividido por una herencia! ¡Cuántas familias no se hablan más por una herencia!”. Como contraposición, planteó que “la pobreza es la madre de la comunidad. Es el muro que cuida a la comunidad”.

Sentirse mejor que el otro

Por otro lado, Francisco definió la vanidad como “el deseo de sentirse mejor que los demás”. “A menudo repetimos la oración del fariseo: te agradezco Señor, porque yo no soy como los otros”, alertó el Papa sobre ese deseo de “sentirnos diferentes a través de los hábitos, de la forma de vestir”. 
“¡Cuántas veces la propia celebración de un sacramento es un ejemplo de vanidad! Ir con un vestido mejor que el otro, quién hace la fiesta más grande…”, apuntó. El Papa llegó a decir que “la vanidad te lleva a comportarte como un pavo”.
Sobre las habladurías, comentó que “es algo que el diablo mete en nosotros y nos genera la necesidad de hablar mal de los demás”. 
“Decimos que una persona es buena y luego añadimos el ‘pero’, que es una piedra sobre el otro”, alertó.

Más docilidad

Frente a ello, desveló cómo el Espíritu Santo “siempre viene a salvarnos con su fuerza de la mundanidad del dinero, de la vanidad y de la habladuría”. 
 “El Espíritu es capaz de hacer milagros, maravillas, grandes cosas que ni siquiera podemos pensar”, verbalizó el Papa que elevó su oración al Señor para que “tengamos docilidad y transforme nuestras comunidades y seguir siempre adelante para alcanzar la armonía que Jesús quiere siempre para la comunidad cristiana”.
Al abordar “la promesa de Jesús de enviar el Espíritu Santo”, señaló que “nuestra docilidad abre la puerta al Espíritu Santo y es Él quien nos hace que nos hace nacer de lo alto”. 
“No podemos apropiarnos del Espíritu Santo, solo podemos dejar que él nos transforme”, valoró.

Maestro de armonía

“Es verdad que habrá problemas, pero el Señor nos hace ver cómo ir más allá si estamos abiertos al Espíritu Santo”, apreció el Papa que lo definió como “maestro de armonía: la armonía entre el Padre y el Hijo, la armonía del corazón.
En su plegaria inicial vinculada a la crisis del coronavirus, Francisco rezó para aumentar la escucha en todos y cada uno: “En este tiempo hay tanto silencio. Incluso este silencio se puede oír. Este silencio, que es un poco nuevo, nos enseña a crecer en nuestra capacidad de escucha”.

lunes, 20 de abril de 2020

Papa: Que los políticos busquen el bien del pueblo y no de su propio partido

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 20 de abril, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre pidió para que los políticos de los distintos países, en esta época de pandemia, lleven a cabo su vocación, que es una alta forma de caridad. En su homilía, recordó que el cristiano no sólo debe cumplir los mandamientos, sino que debe dejarse conducir con docilidad por el Espíritu, que nos guía donde no sabemos: esto es renacer de lo alto, es entrar en la libertad del Espíritu.
 
En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Lunes de la Segunda Semana de Pascua, el Papa Francisco pidió por todos aquellas personas que se dedican a la política:
“Oremos hoy por los hombres y mujeres que tienen vocación política: la política es una alta forma de caridad. Por los partidos políticos de los distintos países, para que en este momento de pandemia busquen juntos el bien del país y no el bien de su propio partido”.
En su homilía, el Papa Francisco comentó el Evangelio de hoy (Jn 3, 1-8) en el que Jesús le dice a Nicodemo, un fariseo, que había ido donde Él por la noche, que si uno no nace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios. No todos los fariseos eran malos, dice el Papa, y Nicodemo era un fariseo justo que sentía una inquietud y buscaba al Señor. Nicodemo no sabe cómo dar este salto: nacer del Espíritu, porque el Espíritu es impredecible. Quien se deja guiar por el Espíritu es una persona dócil y libre. El cristiano no sólo debe cumplir los mandamientos, sino que debe dejarse guiar por el Espíritu, donde el Espíritu quiere: debe dejar que el Espíritu que nos guía donde no sabemos. El cristiano nunca debe detenerse en el cumplimiento de los mandamientos, sino que debe ir más allá, entrando en la libertad del Espíritu. El Papa también comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 4, 23-31) en el que, tras la liberación de Pedro y Juan, los discípulos de Jesús elevan juntos una oración a Dios para poder proclamar su palabra con toda franqueza ante las dificultades y amenazas: este valor – afirmó el Pontífice – es el fruto del Espíritu. Se renace de lo alto con la oración.

viernes, 17 de abril de 2020

El Papa reza por las mujeres embarazadas y advierte contra el riesgo de una fe "virtual"

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 17 de abril, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre pidió por las mujeres embarazadas en este tiempo de incertidumbre. En su homilía el Papa habla del riesgo de una fe gnóstica, sin comunidad y sin contacto humano real, vivida sólo a través de transmisiones en directo que "viralizan" los sacramentos.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Viernes de la Octava de Pascua, el Papa Francisco pidió por las mujeres embarazadas:
“Quisiera que hoy rezáramos por las mujeres que están embarazadas, mujeres embarazadas que se convertirán en madres y están inquietas, preocupadas. Una pregunta: ‘¿En qué mundo vivirá mi hijo?’. Recemos por ellas, para que el Señor les dé el coraje de seguir adelante con estos hijos con la confianza de que ciertamente será un mundo diferente, pero siempre será un mundo que el Señor amará tanto”.
En su homilía, el Papa comentó el Evangelio de hoy (Jn 21 1-14) en el que Jesús resucitado se aparece a los discípulos en la orilla después de una pesca infructuosa en el Mar de Tiberíades. Invitados por el Señor a tirar las redes de nuevo, llenaron las redes con peces. Es una escena – dijo Francisco – que tiene lugar de forma natural, porque los discípulos se habían familiarizado con Jesús. 
Nosotros los cristianos, explicó, debemos crecer en esta familiaridad, que es personal pero comunitaria. Una familiaridad sin comunidad, sin Iglesia, sin los Sacramentos, es peligrosa, puede convertirse en una familiaridad gnóstica, separada del pueblo de Dios. “En esta pandemia – observó – nos comunicamos a través de los medios de comunicación, pero no estamos juntos, como es el caso de esta Misa”.
 Es una situación difícil en la que los fieles no pueden participar en las celebraciones y sólo pueden hacer la comunión espiritual. Tenemos que salir de este túnel para volver a estar juntos porque esto no es la Iglesia, sino una Iglesia que corre el riesgo de ser "viralizada". Que el Señor – es la oración del Papa – nos enseñe esta familiaridad concreta, esta intimidad con Él, pero en la Iglesia, con los Sacramentos y con el santo pueblo fiel de Dios.

jueves, 16 de abril de 2020

El Papa reza por los farmacéuticos: “gracias por su ayuda a los enfermos”

CIUDAD DEL VATICANO.- En la Misa en Santa Marta, Francisco agradece hoy a los farmacéuticos que trabajan en este momento caracterizado por la pandemia para ayudar a las personas enfermas. En su homilía, ha afirmado que la gran fuerza que tenemos para predicar el Evangelio es la alegría del Señor, alegría que es fruto del Espíritu Santo. 

Francisco preside la Misa en la Casa Santa Marta en el jueves de la Octava de Pascua. En la introducción, el Pontífice ha recordado a los farmacéuticos:

"En estos días me han regañado porque olvidé agradecer a un grupo de personas que también trabajan... Le agradecí a los médicos, enfermeras, los voluntarios ... "Pero usted se olvidó de los farmacéuticos": ellos también trabajan duro para ayudar a los enfermos a salir de la enfermedad. También rezamos por ellos.

En su homilía, Francisco ha comentado el Evangelio de hoy (Lc 24, 35-48) en el que Jesús resucitado se aparece a los discípulos, conmocionado y lleno de miedo porque creyeron haber visto un fantasma, y abre sus mentes para comprender las Escrituras. Y de la alegría no podían creer. Estar lleno de alegría - subraya el Papa - es la más alta experiencia de consuelo. Es la plenitud de la presencia del Señor, es el fruto del Espíritu Santo, es una gracia. Cita la exhortación apostólica de Pablo VI "Evangelii nuntiandi" que habla de evangelizadores alegres. La gran fortaleza que tenemos para predicar el Evangelio y avanzar como testigos de la vida es la alegría del Señor, que es fruto del Espíritu Santo.

A continuación se muestra el texto de la homilía

En estos días, en Jerusalén, la gente tenía muchos sentimientos: miedo, asombro, duda. "En aquellos días, mientras el lisiado sanado mantenía a Pedro y Juan, todo el pueblo, fuera de sí con asombro ...": hay un ambiente no pacífico porque sucedieron cosas que no se entendieron. El Señor fue a sus discípulos. Ellos también sabían que ya había resucitado, también Pedro lo sabía porque había hablado con él esa mañana. Estos dos que habían regresado de Emaús lo sabían, pero cuando apareció el Señor se asustaron. "Sorprendidos y llenos de miedo, creyeron haber visto un fantasma"; tuvieron la misma experiencia en el lago cuando Jesús vino caminando sobre el agua.

Pero en ese momento Pedro, haciéndose valiente, apostando por el Señor, dijo: "Pero si eres tú, déjame caminar sobre el agua". Este día Pedro estaba en silencio, había hablado con el Señor esa mañana, y nadie sabe lo que se dijeron en ese diálogo y por eso estaba en silencio. Pero estaban tan llenos de miedo, molestos, que creyeron haber visto un fantasma. Y él dice: “Pero no, ¿por qué estás turbados? ¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad las manos, los pies ... ", les muestra las llagas. Ese tesoro de Jesús que lo llevó al cielo para mostrárselo al Padre e interceder por nosotros. “Tocadme y mirad; un fantasma no tiene carne ni huesos".

Y luego viene una frase que me da mucho consuelo y por esto, este pasaje del Evangelio es uno de mis favoritos: "Pero después de que por la alegría no creyeron ...", aún y estaban llenos de asombro, la alegría les impidió creer. Era tanta la alegría que “no, esto no puede ser cierto. Esta alegría no es real, es demasiada alegría". Y esto les impidió creer. La alegría. 

Los momentos de gran alegría. Estaban desbordados de alegría pero paralizados por la alegría. Y la alegría es uno de los deseos que Pablo le da a su pueblo en Roma: "Que el Dios de la esperanza te llene de alegría", dice. Llenar de alegría, llenar de alegría. Es la experiencia del consuelo más grande, cuando el Señor nos hace comprender que esto es otra cosa de ser alegre, positivo, brillante ... No, es otra cosa. Estar alegre pero lleno de alegría, una alegría desbordante que nos toca realmente.

Y por esto, Pablo le desea que "el Dios de la esperanza llene de alegría", a los romanos. Y esa palabra, esa expresión, llena de alegría se repite, muchas, muchas veces. Por ejemplo, cuando sucede en la prisión y Pedro salva la vida del carcelero que estaba a punto de suicidarse porque las puertas se abrieron con el terremoto y luego anuncia el Evangelio, lo bautiza, y el carcelero, dice la Biblia, estaba "lleno de alegría por haber creído. Lo mismo sucede con el ministro de economía de Candàce, cuando Filippo lo bautizó, desapareció, siguió su camino "lleno de alegría". Lo mismo sucedió en el Día de la Ascensión: los discípulos regresaron a Jerusalén, dice la Biblia, "llenos de alegría". 

Es la plenitud del consuelo, la plenitud de la presencia del Señor. Porque, como Pablo les dice a los gálatas, "la alegría es el fruto del Espíritu Santo", no es la consecuencia de las emociones que estallan por algo maravilloso ... No es más. Este gozo, este que nos llena es el fruto del Espíritu Santo. Sin el Espíritu uno no puede tener esta alegría. Recibir la alegría del Espíritu es una gracia.

Recuerdo los últimos números, los últimos párrafos de la Exhortación Evangelii nuntiandi de Pablo VI, cuando habla de cristianos alegres, evangelizadores alegres, y no de aquellos que siempre viven decaídos. Hoy es un hermoso día para leerlo. Lleno de alegría. Esto es lo que la Biblia nos dice: "Pero después de que por la alegría no creyeron ...", fue tanto que no creyeron. Hay un pasaje del libro de Nehemías que nos ayudará hoy en esta reflexión sobre la alegría. La gente que regresó a Jerusalén encontró el libro de la ley, se descubrió nuevamente, porque sabían la ley de memoria, el libro de la ley no lo encontraron - una gran celebración y todo el pueblo se reunió para escuchar al sacerdote Esdras que leía el libro de la ley.

La gente conmovida lloró, lloró de alegría porque habían encontrado el libro de la ley y lloró, era alegre, el llanto ... Al final, cuando el sacerdote Esdras terminó, Nehemías le dijo a la gente: "estén tranquilos, ahora no lloren más, conserven la alegría, porque la alegría en el Señor es vuestra fortaleza". Esta palabra del libro de Nehemías nos ayudará hoy. La gran fuerza que tenemos para transformar, para predicar el Evangelio, para avanzar como testigos de la vida es la alegría del Señor, que es fruto del Espíritu Santo, y hoy le pedimos que nos conceda este fruto.

El Papa terminó la celebración con la adoración y bendición eucarística, invitando a hacer la Comunión espiritual:
“Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todo y te deseo en mi alma. Como no puedo recibirte sacramentalmente ahora, al menos espiritualmente ven a mi corazón. Como ya llegó, yo te abrazo y entero me uno a Ti. No dejes que nunca me separe de Ti.”
Antes de marcharse de la capilla dedicada al Espíritu Santo, fue entonada la antífona mariana "Regina caeli", cantada durante el tiempo de Pascua:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

(Reina del cielo, regocíjate, aleluya.
Cristo, a quien llevaste en tu vientre, aleluya,
ha resucitado, como prometió, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya).

miércoles, 15 de abril de 2020

El Papa reza por los ancianos que tienen miedo a causa de la pandemia


CIUDAD DEL VATICANO.- Este 15 de abril, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre pidió al Señor para que esté cerca de las personas ancianas que están aislados o en los asilos de ancianos en estos tiempos difíciles. En su homilía, recordó la fidelidad de Dios que sigue caminando con su pueblo como salvador: esta fidelidad es una alegría para todos nosotros y enardece nuestros corazones.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Miércoles de la Octava de Pascua, el Papa Francisco pidió por los ancianos:

“Recemos hoy por los ancianos, especialmente por quienes están aislados o en los asilos de ancianos. Ellos tienen miedo, miedo de morir solos. Sienten esta pandemia como algo agresivo para ellos. Ellos son nuestras raíces, nuestra historia. Ellos nos han dado la fe, la tradición, el sentido de pertenencia a una patria. Oremos por ellos para que el Señor esté cerca de ellos en este momento”.

En su homilía, el Papa Francisco comentó las lecturas de hoy, tomadas de los Hechos de los Apóstoles (3, 1-10), en las que un hombre, paralítico de nacimiento, es curado, a través de la oración de Pedro, "en nombre de Jesucristo"; y el Evangelio de hoy (Lc 24, 13-35) en el que Jesús resucitado camina con los discípulos de Emaús explicándoles el misterio de su muerte.

 Los dos discípulos lo invitan a quedarse con ellos, y reconocen al Señor sólo cuando parte el pan en la mesa. Dios – afirma el Papa – es fiel a su promesa, está cerca de su pueblo, se hace sentir como el salvador del pueblo: la fidelidad de Dios es una fiesta y una alegría para todos nosotros, como lo hizo con el paralítico curado, es una fidelidad paciente y enardece el corazón como sucedió con los discípulos de Emaús. Y nuestro ser fiel es una respuesta a esta fidelidad.

A continuación el texto de la homilía y al mismo tiempo la Santa Misa (video integral) desde  Youtube:

Ayer reflexionamos sobre María Magdalena como un icono de la fidelidad: la fidelidad a Dios. ¿Pero cómo es esta fidelidad a Dios? ¿A qué Dios? Precisamente al Dios fiel.
Nuestra fidelidad no es más que una respuesta a la fidelidad de Dios. Dios que es fiel a su palabra, que es fiel a su promesa, que camina con su pueblo llevando a cabo la promesa cerca de su pueblo. Fiel a la promesa: Dios, que continuamente se hace sentir como el Salvador del pueblo porque es fiel a la promesa. Dios, que es capaz de rehacer las cosas, de recrear, como lo hizo con este paralítico de nacimiento que re-creó sus pies, lo sanó, el Dios que cura, el Dios que siempre trae consuelo a su pueblo. El Dios que recrea. Una nueva re-creación: esta es su fidelidad con nosotros. Una re-creación que es más maravillosa que la creación.

Un Dios que va adelante y que no se cansa de trabajar – digamos "trabajar", "ad instar laborantis", como dicen los teólogos – para llevar al pueblo adelante, y no tiene miedo de "cansarse", digámoslo así... Como aquel pastor que cuando llega a casa se da cuenta de que le falta una oveja y va, vuelve a buscar la oveja que se perdió allí. El pastor que trabaja horas extras, pero por amor, por fidelidad... Y nuestro Dios es un Dios que trabaja horas extras, pero no a cambio de un pago: gratuitamente. Es la fidelidad de la gratuidad, de la abundancia. Y la fidelidad es ese padre que puede subir muchas veces a la terraza para ver si su hijo regresa y no se cansa de subir: lo espera para celebrarlo. La fidelidad de Dios es una fiesta, es una alegría, es una alegría tal que nos hace hacer como hizo este paralítico: entró en el templo caminando, saltando, alabando a Dios. La fidelidad de Dios es una fiesta, es una fiesta gratuita. Y una fiesta para todos nosotros.

La fidelidad de Dios es una fidelidad paciente: tiene paciencia con su pueblo, lo escucha, lo guía, le explica lentamente y enardece su corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que se alejaban de Jerusalén: les enardece el corazón para volver a casa. La fidelidad de Dios es lo que no sabemos qué pasó en ese diálogo, pero fue el Dios generoso que buscó a Pedro, el que lo negó. Sólo sabemos que el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón: lo que pasó en ese diálogo no lo sabemos. Pero sí, sabemos que fue la fidelidad de Dios la que buscó a Pedro. La fidelidad de Dios siempre nos precede y nuestra fidelidad es siempre la respuesta a esa fidelidad que nos precede. Es el Dios que siempre nos precede. Y la flor del almendro, en primavera: florece primero.

Ser fiel es alabar esta fidelidad, ser fiel a esta fidelidad. Es una respuesta a esta fidelidad.

Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión espiritual.

“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.

Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.
 
Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

domingo, 12 de abril de 2020

El Papa pide a la UE soluciones innovadoras y solidaridad


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco recordó este domingo a la Unión Europea (UE) que en estos momentos de pandemia se encuentra ante un desafío único y que hay que demostrar solidaridad con, si es necesario, soluciones innovadoras, en su mensaje de Pascua en el Domingo de Resurrección.

Desde el interior de la basílica de San Pedro y no asomado al balcón de la logia central como es habitual, ya que la plaza está cerrada por la pandemia, Francisco dedicó su mensaje sobre todo a todos aquellos afectados por el coronavirus.
Pero explicó que este periodo no puede ser "tiempo de divisiones" y exhortó a que se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados y se reduzcan, o incluso condonen, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres.
También se dirigió a Europa al considerar que "es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que las rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente".
"Hoy, la UE se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras".
"Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones", aseveró.
Recordó que "este no es tiempo de la división" y reiteró su llamamiento para que se produzca "un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo".
"No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas".
En su repaso por los conflictos del mundo citó las emergencias humanitarias en Asia y África, como en la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique y también los conflictos en Siria y Ucrania, entre otros.
Por otra parte, el pontífice pidió que se permita facilitar la ayuda internacional "a la población que sufre la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria" en Venezuela.
"Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas", señaló.
Y entonces pidió que se "permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria".
"Este no es tiempo de la división. Que Cristo, nuestra paz, ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan la valentía de adherir al llamamiento por un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo", aseveró.
Y espero que sea "en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano" y el tiempo en que "los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz".
"Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África", exhortó.
Y pidió que no se dejen de lado tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas "como en Asia y África que están atravesando graves crisis humanitarias, como en la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique".
Y también suplicó que se "reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados -muchos de ellos son niños-, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía".

sábado, 11 de abril de 2020

"Sean mensajeros de vida en tiempos de muerte", dice el Papa en la Vigilia Pascual


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco llamó a los fieles a “no ceder a la resignación” y a centrarse en un “mensaje de esperanza” durante su discurso el sábado por la Vigilia Pascual, en una Basílica de San Pedro vacía por las medidas tomadas para contener la pandemia de coronavirus. 

A la vigilia, que habitualmente se lleva a cabo en una iglesia atestada con al menos 10.000 personas, asistieron apenas unas dos decenas de personas, incluyendo a los acólitos y a un pequeño coro.
En plena pandemia de COVID-19, el Vaticano eliminó muchos de sus servicios tradicionales para los católicos, como bautizos de adultos y las multitudinarias procesiones.
En su homilía del sábado, Francisco hizo una comparación entre un relato del Evangelio sobre las mujeres que encontraron vacía la tumba de Jesús en el día en que los cristianos creen que Cristo resucitó y el estado de incertidumbre que asedia al mundo por la epidemia del COVID-19.
“Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el maestro?” (...) “La memoria herida, la esperanza sofocada. Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura”, dijo.
En países de todo el mundo los católicos han escuchado las misas ofrecidas por sacerdotes en iglesias desiertas, a través de transmisiones en televisión o por internet.
“No teman, no tengan miedo: He aquí el anuncio de la esperanza. Que es también para nosotros, hoy. Son las palabras que Dios nos repite en la noche que estamos atravesando”, añadió el pontífice.
Francisco alentó a las personas a ser “mensajeros de vida en tiempos de muerte”, condenando de nuevo el comercio de armas y pidiendo a quienes tienen más recursos ayudar a los pobres.
“Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles”, dijo.
Todas las actividades de Semana Santa del Papa han sido modificadas y se han realizado sin público. Francisco culminará el evento con la Pascua de Resurrección el domingo, cuando entregará su mensaje anual “Urbi et Orbi” (De la Ciudad al Mundo).

martes, 7 de abril de 2020

El Papa pide a sus clérigos que sirvan a la gente y que "no se aprovechen de su puesto en la Iglesia"


CIUDAD DEL VATICANO.- Misa de martes santo del Papa Francisco en la capilla de su residencia de Santa Marta. En su homilía improvisada, Francisco recuerda que todos nosotros somos  elegidos por Dios desde antes de nacer. Elegidos para servir, que consiste en "darse a los demás". Si no servimos, abrimos "el corazón a Satanás". Por eso, invita encarecidamente al clero católicos a servir, sin "aprovecharse de su puesto en la Iglesia". Antes de comenzar la misa, la ofreció por "todas las personas que sufren una sentencia injusta con encarnizamiento".

Antes de que salga el Papa, un cantor entona una antífona en latín, acompañado del armonio. Francisco entra en la capilla con su clásico caminar bamboleante y, antes de iniciar el rito, ofrece la misa: “Estos días de Cuaresma hemos visto la persecución que sufrió Jesús y cómo los doctores de la ley se unieron contra Él, fue juzgado con encarnizamiento y siendo inocente. Querría rezar hoy por todas las personas que sufren una sentencia injusta con encarnizamiento”.
Lectura del profeta Isaías: “El Señor me llamó desde el vientre de mi madre...”
Lectura del Evangelio de Juan: “Mientras estaba en la mesa con sus discípulos, Jesús dijo: 'En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará'...'Lo que tienes que hacer, hazlo pronto'... Judas tomó el bocado y salió rápidamente...'A donde Yo voy vosotros no podéis venir'...'No cantará el gallo antes de que no me hayas negado tres veces'”.

Homilía improvisada del Papa

“La profecía de Isaías que hemos escuchado es sobre el Mesías, sobre el redentor, per también sobre el pueblo de Dios. Y podemos decir que es una profecía sobre cada uno de nosotros”
“En esencia, la profecía subraya que el Señor ha elegido a su siervo desde el seno materno. Lo repite dos veces. Antes de su nacimiento. Cada uno de nosotros hemos sido elegidos antes del nacimiento. Ninguno de nosotros ha caído en el mundo por casualidad. Cada uno tiene un destino, un destino libre. Nazco con el destino de ser hijo de Dios. Con la obligación de servir, de construir, de edificar. Y esto desde el seno materno”
“El Siervo de Yhavé Jesús sirvió hasta la muerte. Un reto. Y esto subraya el modo de servir que tenemos que hacer en la vida: Servir es darse a los demás. Es no pretender para uno de nosotros cualquier beneficio que no sea servir. Y la gloria de Cristo es servir. Jesús es el Siervo de Israel”.
"El pueblo de Dios es siervo y cuando se aleja de esta actitud de servir es un pueblo apóstata. Y cuando uno de nosotros se aleja de esta vocación, se aleja de su vocación de hijo de Dios”
“El Señor nos ha elegido desde el seno materno. En la vida hay caídas. Todos somos pecadores. Excepto La Virgen y Jesús. Todos los demás somos pecadores. Pero lo que importa es la actitud de siervo ante el Dios que me ha elegido. La actitud de un pecador que pide perdón como Pedro. Que llora, cuando canta el gallo, y se arrepiente. Cuando cae, pide perdón. Cuando el siervo no es capaz de entender que ha caído, cuando llega a la idolatría, abre el corazón a Satanás y entra en la noche. En esa noche en la que cayó Judas”
“Jesús el siervo, con vocación de servir. Pensemos en cada uno de nosotros. Somos siervos. Nuestra vocación es servir, no para aprovecharse de nuestro puesto en la Iglesia. Servir, siempre el servicio. Pidamos la gracia de perseverar en le servicio. Con caídas, pero con la gracia de arrepentirse, como hizo Pedro”.

“Defender al pobre no es ser comunista, es el centro del Evangelio”, dijo el Papa en Lunes Santo

CIUDAD DEL VATICANO.- “La primera pregunta que nos hará Jesús en el juicio será: ¿Cómo te ha ido con los pobres? ¿Les ha dado de comer? ¿Les has visitado en la cárcel? ¿Le has visto en el hospital?  ¿Has asistido a la viuda y al huérfano? Porque allí estaba yo’”. 

En estos términos se dirigió ayer el Papa a cuantos seguían la retransmisión telemática desde la eucaristía matutina desde la capilla de la residencia vaticana de Santa Marta: “Defender a los pobres no es ser comunista, es el centro del Evangelio, hasta tal punto, que nosotros seremos juzgados sobre ello”.
Durante la homilía, Francisco ‘improvisó’ lo más parecido a una encíclica sobre los pobres en la que aglutinó todo su pensamiento en relación a “la injusticia estructural de la economía mundial”.  Y lo hizo en Lunes Santo, cuando se dan los primeros pasos de un Triduo Pascual marcado por la expansión de la pandemia del coronavirus, cuyas consecuencias, más allá de enfermos y fallecidos, está padeciendo la población con menos recursos.
“No seremos juzgados por los viajes que hacemos o por nuestra relevancia social, sino por nuestra relación con los pobres. Sobre esto seremos juzgados”, advirtió el Papa, que vertebró su reflexión sobre el relato del perfume derramado del Evangelio de Juan. En concreto, en torno a una cita de Jesús: “A los pobres los tenéis siempre con vosotros”.
“A los pobres los tenemos siempre con nosotros. Existen y son muchos. Solo vemos una mínima parte, por la mayoría están escondidos”, denunció Jorge Mario Bergoglio para denunciar a renglón seguido cómo “hemos entrado en una cultura de la indiferencia y no les vemos porque esta cultura es negacionista. Llegamos a decir que no son tantos y siempre tratamos de disminuir la realidad de los pobres”. 
Es más, el Papa llegó a afirmar que hemos adquirido “la costumbre de ver a lo pobres como un adorno en la ciudad, como si fueran estatuas, parte del decorado”.

Víctimas de las políticas financieras

A partir de ahí, Francisco se adentró en las causas que motivan actual brecha de desigualdad: “La gran mayoría son pobres víctimas de las políticas financieras y económicas”. 
Bajo esta premisa, apuntó que “algunas estadísticas recientes hacen este resumen: existe demasiado dinero en las manos de pocos y demasiada pobreza en muchos. Los pobres son muchos más que los ricos”.
Después de abordar las causas estructurales de la pobreza, el Papa se adentró en el perfil de los actuales rostros de la pobreza: “¡Hay tantos pobres que tienen vergüenza por su dificultad para llegar a fin de mes!  ¡Hay tantos pobres de clase media que van a Cáritas a escondidas porque tienen vergüenza!”.
En este punto expuso una experiencia vivida en primera persona como arzobispo: “Recuerdo que en Buenos Aires me dijeron que una fábrica abandonada había sido ocupada por quince familias. Cada uno había tomado una parte de la nave para poder vivir. Observando, vi que cada familia tenía muebles buenos y televisión. Acabaron allí porque no podían pagar el alquiler. Estos son los nuevos pobres, los que dejan de pagar su casa…”.
Tras este diagnóstico, lanzó algunas preguntas al aire: “¿Me doy cuenta de esta realidad escondida? ¿Soy consciente de aquellos que sienten vergüenza por decir que no llegan a fin de mes?”. 
“Si hoy ignoro a los pobres y los dejo aparte, creo que no existe. Entonces el Señor me ignorará en el día del juicio”, aseveró.

domingo, 5 de abril de 2020

El Papa inicia una Semana Santa blindada y sin fieles por el coronavirus


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ha dado este domingo inicio a los ritos de la Semana Santa con la celebración litúrgica de un Domingo de Ramos especial, pues ha tenido lugar en el interior de la Basílica de San Pedro y no en la plaza vaticana, como es habitual, y no ha contado con fieles por la crisis del coronavirus.

“El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene”, dijo Francisco durante la homilía.
Acompañaron al Papa solo un reducido grupo de religiosos, que respetaron en todo momento la distancia de seguridad, y la liturgia se celebró en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, y no bajo el baldaquino.
Esta será una Semana Santa particular que Francisco celebrará sin fieles y quienes quieran participar tendrán que hacerlo desde sus casas, a través de los medios de comunicación o las redes sociales.
La emergencia del coronavirus, que en Italia ha causado más de 15.000 muertos, ha obligado al Vaticano a adoptar medidas de prevención para evitar contagios y ya en marzo se decidió cerrar la plaza y la basílica vaticanas de forma temporal.
El pasado 27 de marzo, Jorge Bergoglio impartió una histórica bendición “Urbi et Orbi” -a la ciudad y al mundo- desde una plaza de San Pedro del Vaticano totalmente vacía de fieles, y esa imagen se ha repetido este Domingo de Ramos.
Aquel día, fueron llevados hasta el Vaticano la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, que habitualmente se guarda en la Basílica de Santa María la Mayor, y el Cristo crucificado de la Iglesia de San Marcello, y ambos se colocaron hoy en el altar, pues se han convertido ya en el símbolo de la oración del Papa para pedir que se erradique esta pandemia.
El interior de la basílica también fue decorada con algunos olivos y palmas.
El Papa ofreció una homilía en la que pidió a la gente que evite sentirse sola y se aferre a la fe en estos momentos de dificultad.
“Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos”, expuso.
“Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: ‘Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene'”, añadió.
Francisco pidió a los fieles de todo el mundo que contacten al que sufre, “al que está solo y necesitado”.
Y envió un mensaje a los más jóvenes: “Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”.
También recordó antes del rezo del Ángelus que estaba previsto este domingo que los jóvenes de Panamá entregaran la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a los de Lisboa, pero será el próximo 22 de noviembre.
Hasta ese momento, animó a los jóvenes a cultivar la generosidad y la solidaridad.
La de este año será una Semana Santa diferente. Se ha cancelado la misa Crismal del Jueves Santo en la que se bendicen los santos óleos que servirán a lo largo del año para impartir los sacramentos.
Francisco oficiará la misa de Jueves Santo pero no el tradicional lavado de los pies que solía hacer en centros de acogida de migrantes o en las cárceles.
También habrá una misa el Viernes Santo, como el día anterior en el interior de la Basílica, pero el Via Crucis se celebrará en la plaza de San Pedro y no en el Coliseo, donde se realizaba ininterrumpidamente desde 1964.
Tampoco habrá fieles en la Vigilia Pascual del Sábado ni en la misa de Resurrección del domingo, tras la cual Francisco impartirá la bendición “Urbi et Orbi”.

lunes, 30 de marzo de 2020

El Papa Francisco advirtió sobre un "genocidio virósico"

BUENOS AIRES.- El Papa Francisco advirtió sobre un "genocidio virósico". El Sumo Pontífice señaló que esto podría darse si se prioriza a la economía por sobre la salud de la gente. Destacó a los gobiernos que toman medidas para "defender a la población".

El papa Francisco destacó a los gobiernos que toman medidas "para defender a la población" de la pandemia de coronavirus, advirtió por un posible "genocidio virósico" si se prioriza la economía sobre la gente y lamentó las consecuencias que se ven de la crisis, como el hambre, la violencia y la aparición de usureros.
En una carta dirigida al juez porteño Roberto Andrés Gallardo a la que accedió Télam, el pontífice manifestó su preocupación por "el crecimiento, en progresión geométrica, de la pandemia".
"Estoy edificado por la reacción de tantas personas, médicos, enfermeras, enfermeros, voluntarios, religiosos, sacerdotes, arriesgan su vida para sanar y defender a la gente sana del contagio", sostuvo Jorge Bergoglio en la misiva enviada este sábado al presidente del Comité Panamericano de Jueces por los Derechos Sociales.
En la carta manuscrita, Bergoglio destacó que "algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población".
"Es verdad que estas medidas 'molestan' a quienes se ven obligados a cumplirlas, pero siempre es para el bien común y, a la larga, la mayoría de la gente las acepta y se mueve con una actitud positiva", detalló en esa dirección.
"Los gobiernos que enfrentan así la crisis muestran la prioridad de sus decisiones: primero la gente. Y esto es importante porque todos sabemos que defender la gente supone un descalabro económico", consideró el Papa.
"Sería triste que se optara por lo contrario, lo cual llevaría a la muerte a muchísima gente, algo así como un genocidio virósico", advirtió Francisco en su mensaje al magistrado argentino.
En ese marco, Bergoglio recordó su encuentro del pasado viernes con las autoridades del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, "para reflexionar sobre el ahora y sobre el después".
"Prepararnos para el después es importante. Ya se notan algunas consecuencias que deben ser enfrentadas: hambre, sobre todo para las personas sin trabajo fijo (changas, etc), violencia, la aparición de los usureros, (que son la verdadera peste del futuro social, delincuentes deshumanizados), etc", enumeró.
El pasado viernes, en un histórico rezo en soledad en la Plaza San Pedro, Francisco planteó que "nadie se salva solo" de la pandemia y recordó a la humanidad que estamos "todos en la misma barca" para afrontar la situación.

sábado, 28 de marzo de 2020

El Papa arremete contra la élite clerical, que piensa que "no debemos ensuciarnos las manos con los pobres"


CIUDAD DEL VATICANO.- Esta mañana en Santa Marta, Francisco arremetió contra la “élite de los doctores de la ley” que “desprecian a Jesús, desprecian al santo Pueblo de Dios”, y que, hoy como ayer, piensan que “somos la clase dirigente, no debemos ensuciarnos las manos con los pobres”.

“Algunos dicen, en estos días: '¿Cómo estos sacerdotes y religiosas sanos van a ayudar a la gente, podrían contagiarse del coronavirus? ¡Ellos están para los sacramentos, pero para dar de comer, que el Gobierno se haga cargo!
Es el mismo argumento que en tiempos de Jesús: es gente de segunda clase. Nosotros somos la clase dirigente, no debemos ensuciarnos las manos con los pobres”, denunció Francisco en su improvisada homilía, lamentando que haya “gente buena, sacerdotes, religiosas, que no tienen el coraje de ir a servir a los pobres”. 
¿Qué les falta? “Lo que les faltaba a los doctores de la Ley: han perdido la memoria, han perdido aquello que Jesús sentía en el corazón, que era parte del propio pueblo”.
Francisco quiso dedicar la misa a los que ya están comenzando a padecer “algunas consecuencias de la pandemia”, como el hambre. “Se comienza a ver gente que tiene hambre, porque no pueden trabajar, no tenían un trabajo fijo y tantas circunstancias. Comenzamos a ver el 'después de', que vendrá tarde pero comienza desde ya. Oremos por las familias que comienzan a sentir la necesidad a causa de la pandemia”, oró el Papa.
En su homilía, Bergoglio habló de la “grieta” en el pueblo de Jesús. Por un lado, “el pueblo que ama a Jesús y lo sigue”. Del otro, “los intelectuales, los doctores de la Ley, que repudian a Jesús”. 
“Este grupo de elite, de doctores de la Ley, desprecian a Jesús, pero también desprecian al pueblo, que es ignorante, que no sabe nada. El santo pueblo fiel de Dios cree en Jesús, lo sigue, y este grupito, de elite de doctores de la Ley se distancia del pueblo y no acoge a Jesús”, clamó el Papa.
¿Cuál era su defecto? “Habían perdido la memoria de la propia pertenencia al pueblo”. En cambio, el pueblo de Dios” sigue a Jesús, no sabe explicar por qué, pero le llega al corazón, y no se cansa”, explicó Francisco, quien lamentó que “la brecha entre los líderes religiosos y el pueblo es un drama que viene desde antiguo”.
“El problema de los clérigos elitistas es que habían perdido la memoria de la propia pertenencia al pueblo de Dios. Se habían sofisticado, habían pasado a otra clase social, y se sienten dirigentes. Es el clericalismo, que ya existía entonces”, denunció el Papa, quien también defendió a muchos, “tantos hombres y mujeres al servicio de Dios, que van a servir al pueblo, que no se distancian del pueblo”.
“Pensemos, cada uno de nosotros, de qué parte estamos, o si estamos en la mitad, indecisos. Si estamos con el sentir del pueblo fiel de Dios, que no puede errar, por aquella infalibilidad de los creyentes. Y pensemos en la elite que se distancia del pueblo de Dios, por aquel clericalismo”, concluyó.

viernes, 27 de marzo de 2020

El Papa en la bendición Urbi et Orbi: “Despierta, Señor”


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha rezado hoy por la pandemia de coronavirus que nos afecta y ha pedido al Señor que bendiga “al mundo”, dé salud “a los cuerpos” y consuele “los corazones”. Al final de la celebración, ha dado la bendición "Urbi et Orbi". En medio de la lluvia, a cubierto, el Papa Francisco, blanco y solo, ante la plaza de San Pedro del Vaticano, colosal y vacía, y detrás la basílica, colosal y vacía. Francisco ha arrancado con un paralelismo clásico: la tormenta y la pandemia; la humanidad y la barca, y el poder de Dios de intervenir en la historia si mujeres y hombres lo piden con fe.


En una plegaria tan extraordinaria como la pandemia de coronavirus que la motiva, el Papa Francisco ha expuesto este viernes al Santísimo Sacramento ante una plaza de San Pedro dramáticamente vacía y ha pedido misericordia ante el Crucifijo de la Gran Peste de 1522 y la imagen de María “Salvación del Pueblo Romano”.
Desde una plaza de San Pedro lloviznosa, oscura y vacía, el Papa se ha dirigido al Señor para comentar que “desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador”.
Era un cuadro sin precedentes, extraño y sobrecogedor pero, aparte del sacerdote que le acompañaba para ayudarle a bajar y subir las escaleras, el Santo Padre no estaba solo pues cientos de millones de fieles seguían su plegaria por Internet, radio y televisión.

Según Francisco, el miedo “se palpa en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió́ una tormenta inesperada y furiosa…”.

Bendición urbi et orbi

Ha nombrado, entre otros, a médicos y sanitarios, pero también a quienes trabajan en establecimientos de primera necesidad ("las reponedoras y cajeras de supermercado") y servicios públicos, sacerdotes, policías…
Francisco ha reconocido que “en nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa”.
En esa euforia materialista, “no nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo”.
En definitiva, “hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”.
Bajo la situación de angustia por la pandemia podemos, al menos, “mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida”.
Francisco ha añadido que este desastre muestra “cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia”.
Se trata de los “médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.
Y ha hecho notar “cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad”. Y también “cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración”.
El Papa ha invitado a crear “espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad”.
Y ha concluido con una plegaria por el mundo entero: “me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones”.
Al final de su conmovedora oración personal, las plegarias en latín y los cantos, el Papa impartía excepcionalmente la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo entero) y concedía indulgencia plenaria a quienes seguían la ceremonia por Internet, radio y televisión.
El acto se ha cerrado con esa bendición solemne con la Eucaristía —los católicos creen en la presencia real de Jesús allí—, que confiere esa indulgencia plenaria, el perdón total de todas les culpas debidas por los pecados y faltas en las condiciones establecidas por la Penitenciaria Apostólica.