El otro día, alguien en las redes, no
recuerdo si Twt o FB, contaba que, en sus años mozos, había tenido que
estudiar una asignatura llamada Formación del Espíritu Nacional,
una de las tres famosas "Marías", prez de la recia educación española.
Decía no haber entendido nunca la famosa definición joseantoniana de que
España es una unidad de destino en lo universal. Sí, así
formulada, con esos pujos poéticos, es un poco críptica.
El fundador de
la Falange podría haberse inspirado en Otto Bauer en un libro de 1924
sobre la cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia. Siendo
Bauer un austromarxista, le preocupaban estas cuestiones muy relevantes
en el Imperio austrohúngaro. Dejó así una definición de nación como una comunidad de carácter basada en una comunidad de destino.Comunidad y destino. Muy teutónico. En el español falangista pasa a ser unidad y destino.
Nada
de comunidad. Unidad. La definición hispana se reduce a la elemental
proposición de que España es una unidad. Lo corrobara a continuación el
mismo José Antonio: Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos.
La definición pasó a los puntos programáticos de la Falange y, de ahí, a
los principios fundamentales del Movimiento Nacional, que eran
imprescriptibles. Y se fundió con el franquismo.
Y
en estas llegan los anticapis de Podemos y se desmarcan de la angelical
posición del partido de pedir un referéndum pactado y, si no se
consigue, protestar y resignarse. Estos, en cambio, apoyan la
convocatoria de un referéndum no pactado en el caso de que no se consiga
pactarlo, un RUI o referéndum unilateral de independencia. Pues ya
están en el terreno del "crimen" joseantoniano.
Y Podemos estrena nueva
discrepancia interna estilo La Vida de Brian. El País echa las campanas al vuelo con la nueva división de Podemos.
Preocupados los anticapis del uso torticero que los medios puedan hacer
de su sublime coherencia teórica, han hecho un cortafuegos en forma de
tuit de Miguel Urbán afirmando que Iglesias, Domènech y él están más
unidos que nunca en pedir un referéndum pactado. Nadie lo duda. La
cuestión es si también están unidos en apoyar un referéndum no pactado y
que, por tanto, será ilegal o, al menos, alegal.
España
no es una unidad, se ponga como se ponga la Falange, la derecha y esa
izquierda española que en este asunto baila al son de la derecha.
También en otros, como la cuestión monárquica o la separación entre la
iglesia y el Estado pero este territorial es aquí el importante. Y
tampoco es una comunidad porque el nacionalismo español castellano
hablante lleva siglos impidiéndolo.
Dimisiones en cadena
El ministro Catalá no dimite tras haber
sido reprobado por el Parlamento porque se siente respaldado por Rajoy.
Un caso de gobierno contra Parlamento. Y ¿quién respalda a Rajoy?
Curiosamente, ese mismo Parlamento que le otorgó su confianza para
gobernar sin que, hasta el momento, se la haya retirado. Así que el
ministro goza indirectamente de la confianza del Parlamento que lo ha
reprobado directamente. Si este quiere que el ministro dimita, tendrá
que pedir la dimisión de Rajoy.
Merecido,
desde luego, lo tiene. Se mofan las redes de que un presidente
que pretende declarar por plasma en un proceso en la provincia de Madrid
por falta de tiempo, lo tenga para ir a Cardiff a vivir intensamente el
triunfo de la gran nación, terror del fútbol mundial. Es un rasgo más
en la imagen de un personaje que no solamente no ha dignificado la
figura del presidente del gobierno, sino que la ha dejado a la altura
del betún.
Obvio:
un ministro de Justicia bajo sospecha de comportamientos inapropiados
debiera presentar su dimisión de inmediato. Aunque, a estas alturas, ya
da un poco igual. El gobierno al que pertenece ese ministro no tiene más
política que la procesal.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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