MADRID.- Hay que remontarse hasta la gran sequía de la primera mitad de los años
noventa para encontrar una reserva hidráulica tan escasa en España como
la que hay ahora.
Los pantanos estaban en la primera semana de junio al
56,5% de su capacidad. Desde 1995 —cuando ese porcentaje bajó al 40% en
las mismas fechas— no se llegaba a las puertas del verano con una
reserva tan mermada.
Varias cuencas —como la del Júcar, el Segura y el
Duero— están en alerta por sequía; ya se aplican restricciones en los
regadíos; y la generación de electricidad a través de los pantanos está
en mínimos. El Gobierno descarta restricciones al consumo humano por
ahora.
"Nunca había visto unas reservas tan bajas", alerta Íñigo
Nagore, consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de La
Rioja. Lleva más de 20 años en este departamento ocupando diferentes
responsabilidades. "Hemos vivido otras situaciones malas, como en 1995 y
2005, pero no tan severas como esta", añade sobre la situación en su
comunidad.
Pero no es algo que esté ocurriendo sólo en La Rioja.
Según los datos históricos facilitados por el Ministerio de Agricultura a El País —referidos a la semana 23 de cada año desde 1976 y hasta este 2017—, hay que remontarse a 1995 para encontrar un porcentaje de capacidad hidráulica más bajo que el del arranque de este junio. En la sequía de 2006 estaba al 57%, medio punto más que ahora.
Esta situación —derivada de la falta de lluvias— tiene
varias consecuencias y algunas, también, podrían afectar al bolsillo de
los ciudadanos. Por ejemplo, por la caída en picado de la generación de
electricidad a través del agua embalsada. Cuanta más energía
hidroeléctrica se produce, más se abarata el recibo de la luz.
Los pantanos sirven fundamentalmente en España para el consumo humano, para la agricultura y para generar energía.
Entre el 1 de enero y el 4 de junio de este año la
generación de electricidad hidráulica ha sido de 9.311 gigavatios hora,
un 55,8% menos respecto al mismo periodo del año anterior, según el
boletín hidrológico del ministerio del arranque de mes.
"La hidráulica
es la que más influencia tiene en los precios", detalla Jorge Morales de
Labra, ingeniero industrial y experto en el sector eléctrico. "Cuando
no hay agua se sustituye con gas y carbón, que son más caros", añade.
Las reservas de los pantanos servirían en este momento para
generar 9.871 gigavatios hora de electricidad, lo que supone el 61,6% de
la capacidad disponible hace un año y el 67% de la media de los últimos
diez años. "Cuando hay pocas reservas, la hidroeléctrica se oferta al
precio del gas, con lo que también es más cara", explica Morales.
Consumo humano
En el caso de las reservas de "uso consuntivo" —es decir,
para consumo humano y agricultura— las cosas están algo mejor. A
principios de mes estaban al 54,2%. Solo hay que remontarse hasta la
sequía de 2008 para encontrar un porcentaje menor, del 53%. Aún así, el
dato de la reserva consuntiva de este junio está por debajo de la media
de los últimos diez años —69,8%—; en concreto, más de 15 puntos por
debajo.
"En estos momentos, no hay riesgo para el consumo humano",
señala la secretaria de Estado de Medio Ambiente, María García, quien
recuerda que ese uso es el que primero está garantizado por ley en una
situación de sequía. "Pero hay que hacer un uso racional del agua",
señala, "porque la situación no va a mejorar durante el verano".
El Consejo de Ministros aprobó el viernes un real decreto ley de medidas urgentes por la sequía
para las cuencas del Duero, Júcar y Segura, con facilidades para los
agricultores. La ministra Isabel García Tejerina recordó entonces que el
déficit hídrico está en el 13% en el conjunto del país.
Francisco Flores, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y
miembro de la Sociedad Española de Presas y Embalses, considera que el
problema de España es que "no se planifican infraestructuras".
"Las
obras se hacen ahora con decretos sequía, no se planifican", critica
Flores.
El consejero Nagore también cree en la importancia de la
regulación —la construcción de nuevos pantanos, que acarrea una
contestación social por los daños que se suelen causar en los ríos y
entornos— pero añade un factor más.
"Ahora tenemos falta de lluvias y
son irregulares", indica Nagore. Se refiere a los "cambios" en los
ciclos de lluvias, que son "más erráticos" y no se corresponden con los
patrones clásicos. "Esto dificulta el manejo de los pantanos", advierte
el consejero.
Los pantanos de las cuencas de Júcar y el Segura son los que tienen
en este momento unas menores reservas. En concreto, los del Segura están
al 31,3% y los del Júcar al 37,4%, según el boletín semanal difundido
este martes por Agricultura. En ambos casos se está en una situación
oficial de sequía desde 2015.
Los pantanos de la cuenca mediterránea andaluza están al 47,1% y los
del Duero al 50,5%. En este último caso el déficit hídrico llega al 42%.
El Gobierno está ultimando un decreto de sequía para la cuenca del
Duero.
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