viernes, 31 de marzo de 2017

El PPRM conoce su primera crisis interna ante las exigencias de Génova 13 a PAS de su sacrificio


MURCIA.- El PPRM conoce su primera crisis interna ante las exigencias de Génova a PAS de su sacrificio por la causa y las tesis de Alberto Garre comienzan a tener partidarios que, todavía de forma incipiente, cuartean una organización que cerró en falso su reciente congreso regional pese a su apariencia por la táctica de pequeños premios de consolación para todos.

El núcleo de poder interno recién estructurado hace piña en torno a su joven padrino y no quiere siquiera considerar la dimisión de PAS minutos antes de la moción de censura para evitar el acceso al poder autonómico murciano de, sino un tripartito, sí al menos un gobierno regional de centro-izquierda C's-PSRM con apoyo parlamentario de Podemos sobre la base de un acuerdo de mínimos con los socialistas.
Los nervios en San Esteban llevan días a flor de piel entre quienes temen perder situaciones de privilegio por mor de la sola voluntad de PAS sin más sustento ni recorrido. Por lo que su desaparición, aunque sea a manos de un compañero de partido consensuado ya entre Cospedal y Villegas en Madrid, no asegura nada de nada a los vicarios que han ido creciendo con la leche de la teta política del lumbrerense.
Fuera de estos interesados, que no otra cosa, históricos del PP murciano piensan que la fórmula de no perder el control del Palacio es mucho más importante que aplaudir un enrocamiento de PAS que, cada día tiene, menos sentido ante la firmeza de C's y lo que comienzan a arrojar los últimos sondeos/encuestas de manejo por ahora interno.
La propaganda oficial muy a la desesperada miente intencionadamente al decir que si PAS y el PP son derrotados por la moción de censura pasan todos a la Oposición aunque Génova 13, la Cospedal y Rajoy canten misa gregoriana. Que les importa un bledo la estrategia nacional del partido y que quien resiste, como decía Cela, gana.
Fuera del círculo más próximo a PAS se echan las manos a la cabeza ante esta especie de insurrección frente a la dirección nacional del partido, que tiene pensado al diputado regional y alcalde de Lorca, Francisco Jódar, antes que ningún otro de los vicarios de PAS, como solución de emergencia para que C's no se vea abocado a un "pacto a la andaluza" con Tovar en la Región de Murcia.
El enfrentamiento es a muerte entre esos vicarios sin pedigrí en el PP la mayoría (Teodoro, Bernabé, Ortuño, Miras, Arroyo, Cachá, Víctor Martínez, Severa, Sánchez-Solís, Buendía, Cano, Luengo... ) y destacados militantes históricos dispuestos al sacrificio de un solo hombre para salvar las siglas. Conscientes de que si cae PAS, caen todos (venga quien venga del PP para sustituirlo en San Esteban) la resistencia es numantina y la propaganda sesgadamente sectaria dentro de la propia organización y hacia el exterior.
Si bien María Dolores de Cospedal tiene clara como necesidad la salida estratégica de PAS, la última palabra es del propio Mariano Rajoy convenientemente aconsejado por el ex ministro Javier Arenas y el portavoz Méndez de Vigo, que no por Santamaría ni Maíllo ni siquiera por Hernando.
Ante este panorama, los vicarios de PAS niegan la mayor y juran que no existe ni ha existido un plan B ante la moción de censura mientras cierran prietas las filas en torno a su particular Duce aunque en defensa de sus propios intereses particulares y no tanto del nuevo caudillismo pepero murciano amenazado, de propina, por la incierta evolución del 'caso Púnica' en lo que afecta políticamente a PAS así como por la querella admitida a trámite en el juzgado nº 9 de Murcia, donde se le acusa de integrar un grupo criminal junto con otros.

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