lunes, 4 de julio de 2016

Tebas tiene sentido del ridículo / C. Zosther *

El principal problema de José Luis Mendoza, el valenciano que hace negocios en Murcia con cobertura de ciertas sotanas, muy cuestionadas y sin disciplinar aún por Roma al representar a la extrema derecha de y en la Conferencia Episcopal, es que alguien le conozca y lo tenga bien medido. Eso lo pone nervioso en presencia y lo descompone directamente, aún más si la bofetada y el desdén son públicos porque lo desnudan y lo dejan en la pura esencia hostelera de la que procede, con un complemento culturista posterior algo oscuro.

Y eso parece haberle sucedido con el presidente de la Liga de Fútbol, Javier Tebas, alguien que no lo necesita para nada y, como a tanta otra gente relevante, ha tratado de utilizar en su propio provecho. Al contrario que el provinciano Mendoza, parece que el tico oriundo de España si tiene sentido del ridículo al rechazar alcanzar una cátedra universitaria por el dedo de Mendoza y no dejarse llevar hacia donde éste quiera o le convenga, en una iniciativa con muchos interrogantes, que alimenta todavía más el silencio a continuación de Mendoza.

Este siniestro sujeto sin titulación superior alguna conocida, es un aficionado a manejar la condición humana con sujetos de su nivel moral. Pero cuando lo intenta en otra categoría se encuentra con gente como Tébar o Higinio Marín y tantos otros, que no sabemos pero intuimos, que lo ponen en su sitio al considerarlo poco menos que un predicador a la americana aunque con menos capacidad de convicción al utilizar el nombre de Dios para hacer caja a costa de muchos ingenuos y disminuidos intelectuales o ventajistas y oportunistas sin condiciones previas, muy en línea con el sentido del Palmar de Troya.

De Mendoza queda mucho por decir y la Fiscalía la primera. No se explica bien como a estas alturas la Justicia no ha dado buena cuenta de esta especie de impostor muy sospechoso que, en un exceso de delirios de grandeza sin sentido de la medida y algo más relacionado con el psicoanálisis por aquello de los límites, le ha dado por hacer catedrático a cualquiera -Tebas no sería el primero y éste sí tiene título universitario y bueno al menos- sin que el Ministerio de Educación no llame al orden a este indocumentado que ha perdido el norte sin que nadie avise a un loquero por si fuese el caso. O que el nuevo Vaticano ponga punto y final a esta mascarada, que va a más utilizando una marca que no es suya y sí de muchos, con toda la información en poder de la Nunciatura en Madrid, suficiente a mi juicio.



(*) Duende que habita en La Torre

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