Por fin se han visto Puigdemont y el
sobresueldos, gracias a la iniciativa del primero. Los líderes de los
otros tres principales partidos de ámbito estatal, Sánchez, Iglesias y
Rivera ya habían ido a charlar con él a las tierras de la antigua marca
hispánica. Y volvieron muy contentos. Los catalanes, afirmaban, no
muerden y Puigdemont es una persona encantadora, educada y políglota.
Las noticias llegaron a La Moncloa, aunque parezca mentira, pero su
inquilino no se dio por enterado. Él ya había roto con Mas en 2014 y es
mucho español, partidario del mantenella y no enmendalla. Además, esto
de la buena educación, la cortesía, las maneras educadas son
refitolerías de personajillos. Él jamás descolgaría el teléfono para
llamar a un catalufo que no se peina. Le daría urticaria borgoñona.
Bromas
aparte, es increíble la absoluta incompetencia de comentaristas,
analistas y otros istas sin aristas. Nadie ha explicado el significado y
contenido reales de esta entrevista entre Puigdemont y Rajoy. Nadie
parce capaz de interpretarla en su alcance. Y no es difícil. Veamos:
Puigdemont
preside un gobierno en plenitud de poderes, con un apoyo parlamentario
claro, un programa y un objetivo fijado en el tiempo.
El
sobresueldos preside un gobierno en funciones, que no pinta nada, sin
apoyo parlamentario y sin saber a dónde va, si va a alguna parte.
Puigdemont
dispone de la mayoría absoluta del Parlamento tras unas elecciones
limpias con resultados claros. Comparece en la cámara cuando se le pide y
da las explicaciones pertinentes.
El
sobresueldos no tiene mayoría absoluta en el Parlamento, frente al cual
se ha situado en rebeldía, negándose a comparecer, a rendir cuentas; y
actúa como un verdadero "okupa" de La Moncloa.
Hay
una diferencia de legitimidad abismal. Tanto que cabe reprochar a
Puigdemont que pierda el tiempo viniendo a hablar con este pecio, que no
pinta nada ni tiene nada que hacer pues, como él mismo reconoció, tiene
la "agenda bastante libre". Y tan libre. Como que no hace nada ni nadie
lo tiene en cuenta para nada. En realidad, la visita del catalán es
casi como la de un marciano a un cortijo español cuyo propietario es un
gandul.
Un
gandul que dice "no" a todo. No a todas las propuestas que trae
Puigdemont, como ya dijo "no" a las que le trajo Mas en 2014. "Ustedes,
señores catalanes, parece estar diciendo, hagan lo que quieran pero en
España mando yo y aquí no se mueve nada ni nadie".
¿La consulta? De consulta, ni hablar. La ley lo prohíbe y el okupa explica a Puigdemont que la ley está por encima de todo, per damunt de tot.
Dos observacioness para acabar de entender por qué el catalán marciano
salió de la entrevista pellizcándose para saber si estaba despierto o
todo había sido un mal sueño:
1ª)
Rajoy llama "ley" a las normas jurídicas que él y los suyos cambian
cuando les da la gana y como les da la gana. La Constitución (art.135),
la Ley de Radiotelevisión española, la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
la Ley Orgánica del Tribunal Constituciona... todo lo que no le cuadra
lo cambia a su antojo. Luego, dice a lo demás que tienen que someterse a
la ley, esa misma que él cambia cuando le peta. Es decir, los demás,
los catalanes especialmente, tienen que someterse a la ley del embudo.
2ª)
No es verdad que la ley prohíba hacer la consulta. La Constitución dice
(art. 92, 1) que "las decisiones políticas de especial trascendencia
podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos" y,
por otro lado, (art. 150, 2) añade que "el Estado podrá transferir o
delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades
correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia
naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación."
Alguien
podrá decir que, con este artículo, sobra el resto de la Constitución y,
por supuesto, todo el título VIII sobre Comunidades Autónomas. Y no le
faltará razón. Pero, por ahora, no queremos ir tan lejos. Bastará con
observar que, según la Constitución, el Estado podría transferir a
Cataluña la competencia para hacer un referéndum de autodeterminación
como ha hecho los escoceses y los quebequeses
O
sea, si los catalanes no pueden hacer un referéndum de
autodeterminación no es porque la ley lo impida (como mendazmente
sostienen Rajoy, Sánchez y Rivera) sino porque a los nacionalistas
españoles no les da la gana.
Que es el criterio con el que estas gentes llevan desgobernando el país hace cientos de años.
Ya puede el marciano volverse a Marte.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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