Vamos a ver de qué pasta está hecho el líder del PSOE, Pedro Sánchez,
y hasta dónde llega su temple y empeño de conseguir la presidencia del
Gobierno con el apoyo de Podemos y la abstención de los nacionalistas y
secesionistas de ERC y DL, si es que al final se lo consiente su
partido.
De momento Sánchez acaba de recibir una severa advertencia y paliza editorial por parte del diario El País,
que es el órgano oficioso del PSOE en el que Felipe González y
destacados actores del mundo empresarial tienen puesta su larga mano y
aparecen perfectamente sincronizados para impedir que Podemos llegue al
Gobierno, y por tanto que Sánchez culmine sus aspiraciones
presidenciales.
El motivo aparente de la reprimenda de El País, publicada el
domingo en un editorial titulado ‘El PSOE no es la CUP’, es el anuncio
hecho por Sánchez de que recurrirá a las bases del PSOE para que
refrenden su posible pacto de gobierno con Podemos. Burlando de esa
manera a las líneas rojas con las que los barones del partido han
marcado y rodeado a su secretario general para impedir el acurdo con
Pablo Iglesias, que es lo mismo que en el fondo pretende el citado
periódico.
Hasta el punto de calificar a Pedro Sánchez como político ‘mediocre’ y
‘populista’ que desprecia la democracia interna del partido y pone en
riesgo su unidad ‘al dinamitar las estructuras’ del PSOE recurriendo a
las bases, con una decisión que ocultó a los barones socialistas antes
del Comité Federal. Lo que parece la réplica de Sánchez a los barones
por imponer el calendario de renovación de la Secretaría General el 8 de
mayo y del congreso del PSOE los días del 20 a 22 del citado mes.
Sin duda un misil contra la línea de flotación de Pedro Sánchez y de
su liviano equipo directivo (Luena y Hernando), como primera embestida
en pos de su ruptura con Podemos. Y con el objetivo de que el PSOE se
quede en la oposición y deje gobernar al PP con ayuda de Ciudadanos y
sin la presidencia de Mariano Rajoy, tal y como parece ya escrito en el
guión ‘oficioso’ que han diseñado en las altas esferas del poder bajo la
batuta de Felipe González y otras instancias ‘fácticas’ del país.
El hecho de que Albert Rivera (a quien Pablo Iglesias calificó de
agente ‘gatoparidano’ de las élites) haya anunciado su rechazo frontal
al pacto de Sánchez con Iglesias y también a la presencia de Rajoy al
frente de la investidura y del nuevo gobierno cierra el círculo que
conduciría a la salida escalonada o simultánea de Rajoy y Sánchez de la
primera línea del PP y del PSOE. Lo que no deja de tener lógica porque
ambos fueron los perdedores de las elecciones generales del 20-D.
El guión diseñado propugna la previa ruptura de Sánchez con Iglesias y
la posterior abstención del PSOE para permitir un gobierno del PP con
apoyo de Ciudadanos pero sin Mariano Rajoy de presidente. De no ser así
iríamos a unas elecciones anticipadas, porque resulta impensable el
pacto de Sánchez con Rivera con la abstención del PP, porque si el PP
sale del Gobierno su crisis interna y horizonte procesal y judicial se
les complicará hasta límites insospechados.
Ahora bien, si como parece cierto los barones del PSOE podrían hacer
caer a Sánchez en su empeño de pacto con Podemos, también es cierto que
Sánchez, enarbolando la bandera del ala izquierda del PSOE, puede
también llevar el Partido Socialista a una situación extrema en la que
el actual secretario general podría renovar su mandato y su candidatura a
unas nuevas elecciones, si llega el caso.
Y eso también lo reconoce indirectamente El País cuando
escribe que el PSOE no es un partido de militantes sino de votantes,
aunque olvida que en este tiempo muchos de sus votantes ya están en
Podemos y que pueden ser mas si cae Sánchez, al estilo de lo ocurrido en
Grecia con el PASOK. De ahí que la situación no sea tan simple ni tan
sencilla como lo piensa El País y su entorno de poder que
corren el riesgo de convertir a Iglesias en Tsipras lo que les llevaría a
reconocer, quizás ya demasiado tarde, que sus remedios son peores que
la enfermedad.
Lo más sorprendente del drama que se perfila en torno al PSOE es que
el primer sorprendido del empeño de Pedro Sánchez para pactar con
Podemos puede ser Pablo Iglesias, el que, seguramente, nunca creyó que
su oferta de gobierno de coalición con el PSOE podría prosperar. Y
precisamente por ello organizó el espectáculo de reparto de carteras
ministeriales que tanto enfadó al PSOE y sobre lo que Sánchez parece
dispuesto a negociar.
En cuanto a la investidura todo apunta a que Rajoy por segunda vez va
a declinar su responsabilidad lo que podría permitir al Rey ofrecerle a
Sánchez su oportunidad, y a partir de ahí llegará para Pedro Sánchez su
hora de la verdad.
(*) Periodista
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