Han echado
cuentas y ven que este miércoles se cumple justo un mes de las
elecciones del 20-D. Han visto que todavía no hay Gobierno ni parece que
de momento se asome por lontananza. Han sido testigos del nuevo estilo
que ha llegado a las Cortes, de los reproches, de las polémicas por las
rastas, el bebé Diego, el chalaneo de escaños para formar grupos
parlamentarios. Y como no podía ser menos, se han empezado a poner
nerviosos. Son los famosos mercados, que hablan por boca de analistas y
estrategas financieros.
Como
el informe semanal Europe Economic Weekly del Bank of America Merrill
Lynch. No sólo ve que en España se puede instalar ‘la parálisis
política’, sino además ‘la confrontación’. La advertencia del
BofA es clara: la economía española tiene ‘desafíos pendientes’ que
requieren ‘consenso’, pero lo que se ha visto hasta ahora es bronca.
Esa palabra no está en el informe, pero se lee veladamente.
Hasta
medios de información lejanos como la agencia china Xinhua y el
diario Shanghai Daily se han hecho eco del riesgo que puede correr la
recuperación española si se enquista esa parálisis política. Y
reproducen las palabras de Rajoy sobre el daño que se puede
avecinar y las inversiones que se pueden perder. Todo ello en medio
de una deuda colosal, un déficit que vuelve a romper el techo
fijado, un desempleo que es más del doble de una Francia cuyo
presidente ha proclamado una ‘emergencia social’.
El
llamamiento de Rajoy a despejar el callejón sin salida para el
Gobierno lo ve la agencia AFP como un intento ‘desesperado’ para formar
Gobierno ‘lo antes posible’. De otra forma ‘la incertidumbre
política amenaza con hacer descarrilar la economía’. Y en
Bloomberg, la crónica de Maria Tadeo hace hincapié en las críticas de
Rajoy a Pedro Sánchez por querer pactar ‘con cualquiera’ con tal de
llegar a La Moncloa.
Como quien no quiere la cosa, la crónica
incluye un párrafo sobre lo que pasaría si el PSOE llega al poder,
algo que no gustará en ámbitos financieros. ‘Los socialistas han
propuesto una serie de políticas defendidas por Podemos, como una
renta básica universal, un salario mínimo y revocar las reformas
laborales de Rajoy; esas son las primeras medidas llevaría al
Parlamento’.
En Reuters, Sarah White ha hecho un análisis
equívoco: por un lado considera que las cosas no están tan mal. Pero
por otro, y precisamente por no estar tan mal, se puede perder todo
un año sin echar a andar todas las reformas que hacen falta. Lo
explica Yvan Mamalet, economista de Société Génerale: ‘No se ve un
clima para las reformas, ni aunque hubiera un Gobierno estable; no
vemos que vaya a haber reformas significativas durante 2016’.
Este
es el planteamiento de Sarah White: ‘Un atasco político en España
que se espera que pueda durar al menos varios meses va a ralentizar
agudamente el ritmo de las reformas económicas, acumulando
obstáculos para el crecimiento en un país que trata de proseguir
una recuperación después de una profunda crisis’. Y todo porque
con los Presupuestos ya aprobados, con el petróleo barato y los
intereses bajos, no hay ni presión ni incentivos para ponerse
manos a la obra.
Sigue Reuters: ‘Mientras, se acumulan con
rapidez el número de reformas que muchos consideran esenciales
para ampliar el cambio de tendencia económica, incluyendo un
cambio en la financiación de las comunidades autónomas, la
reforma del sistema de Seguridad Social y más reformas en el mercado
laboral. Algunos analistas creen que en el mejor de los casos, si
se vuelve a la estabilidad política en los próximos meses, con o
sin nuevas elecciones, se podrían esperar más ajustes, pero no
antes de 2017’.
Pero en efecto, todas esas reformas necesarias
y pendientes serán relegadas, tal como lo ven los analistas.
Ahora urgen otras reformas, las políticas: la de la Constitución,
la de la ley electoral y las medidas para acabar con la corrupción.
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