Recordemos a Gardel, regresemos al tango para darle un poco de ritmo
al ruidoso silencio que impera en el seno del Partido Popular: ‘Silencio
en la noche./ Ya todo está en calma./ El músculo duerme./ La ambición
descansa’. Toc, toc ¿hay alguien ahí? Ni una mosca se escucha volar al
otro lado de la mampara frontal de Génova 13 donde nadie entra o sale
del edificio en cuyo balcón Rajoy botaba de alegría en la noche del 20-D
para festejar el batacazo electoral del PP al que no le salen las
cuentas.
Por si acaso, Rajoy a José María Aznar, el presidente de honor lo
sentó en una esquina del Comité Ejecutivo del PP desde donde apenas José
María balbuceó para pedir un congreso ‘abierto’. A lo que Mariano con
sorna respondió si ‘abierto como siempre’. Le faltó añadir: ‘como los
tuyos José’. Ahí acabó la discusión y a partir de ese momento Mariano
empezó a desplegar su cola desplumada de pavo real para encandilar a
Pedro Sánchez. Pero nada las negativas se sucedieron: ‘no, no, y no con
Rajoy’; ‘no, no y no con el PP’.
Pero Mariano insiste y presiona con el mono discurso de la unidad de
España, ¡por España! del que se cree único depositario para que como
corderitos Sánchez y Rivera le vuelvan a regalar otros cuatro años en la
Moncloa. Pero ni siquiera por España y menos aún por el PP, Rajoy ha
pronunciado la frase que todos rumian en su partido: ‘yo no seré un
obstáculo con tal de facilitar la gobernabilidad constitucional del
país’. U otra todavía mucho más audaz: ‘estoy dispuesto a negociar
incluso la presidencia del Gobierno’.
Quizás es demasiado pronto y, como pasó con Mas en Cataluña, habrá
que esperar hasta el último minuto antes que don Mariano de un paso
atrás. A lo mejor se lo pide el rey Felipe VI si en la ronda de consultas
con los partidos afectados se abre una oportunidad para configurar el
tripartito constitucional PP, PSOE, C's. O, simplemente, Rajoy por fin
anuncia que se retira para favorecer ese pacto y sobre todo para que el
PP no salga del poder, con el único argumento que le afecta de manera
directa y personal: por temor a un nuevo fiscal que conduciría con mano
de hierro los casos Gürtel y Bárcenas si Sánchez entra en la Moncloa con
C's y Podemos cogidos de su brazo.
Ese y no otro sería el argumento fundamental por el que Mariano si
daría un paso atrás e incluso cedería a Rivera la Presidencia para que
el PP siga en el gobierno y Sánchez no entre en Moncloa. Se inmolaría
como Mas para que no lo trituren con la ayuda de Bárcenas -‘Luis sé
fuerte’- que amenaza con soltar ciertas grabaciones que dice tener en su
poder, lo que está por ver. Por España ‘no’, pero por Bárcenas ‘si’.
Y el Partido Popular, sus dirigentes, altos cargos y militantes ¿no
tienen nada que decir en todo esto? Y en caso de unas elecciones
anticipadas ¿no habrá un Congreso, ni cambio de candidato en la cabecera
del cartel? Pues no, Mariano ha dicho no, chitón y punto (como dijo
Tania) y ahí está el y no se mueve un gato. Ni siquiera aquel de
porcelana de la calle Corrientes 348.
Todo está en manos de don Mariano el domador de los tiempos que se
teme lo peor en caso que Sánchez consiga llegar a la Moncloa. Aunque
solo sea por unos meses si se pacta -como circula por ahí- un ‘gobierno
de transición hacia unas nuevas elecciones’ de apenas un año, con tal de
controlar un nuevo proceso electoral -más RTVE, la Fiscalía, etc- y
poner marcha algunas de las medidas sociales y democráticas, lo que
podrían entusiasmar a Rivera e Iglesias para sacar a Mariano y al PP de
la Moncloa. Errejon ya ha declarado ayer que haran topo lo posible para
desalojar al PP del poder.
Entonces, por fin, retumbará entre sueños y Génova 13 otro tango:
‘adiós muchachos, compañeros de mi vida, barra querida…’ Un sudor frio
le empapa las sienes al presidente en funciones cuando a media noche se
despierta y se incorpora en la cama -Viri duerme como un angelito- y ve a
Sánchez vestido con una túnica blanca y sentado en el despacho
presidencial como si de un fantasma se tratara.
Entonces Mariano se incorpora y grita: ‘¡Susana, Susana! ven a
Madrid, la unidad de España está en peligro, ¡Susana, Susana…!’. La
gramola del salón se ha vuelto loca y no para de sonar, los tangos de
despedida se suceden, Caminito, Cambalache, Adiós Pampa mía. El reloj de
cuco del patio acristalado de columnas da las tres de la madrugada y
Mariano se seca el sudor de la frente y se vuelve a recostar. Fue una
mala pesadilla, pero en la lontananza el gato negro y de porcelana
empieza a maullar.
(*) Pseudónimo de un veterano periodista cordobés
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