La bronca que está montando Susana Díaz en el seno del PSOE es de un
tamaño descomunal. Y además no se le ha ocurrido a ella sola sino que
todo apunta a que está empujada y animada por la vieja guardia de los
socialistas –Felipe González y compañía-, la cúpula del Ibex o del poder
económico y financiero del país, con la que la andaluza mantiene unas
estrechas relaciones, e incluso puede que también animada por la Casa
Real donde la presidenta andaluza tiene una buena entrada.
Y es bien posible que, desde que terminaron las elecciones generales
del 20-D, el teléfono de Susana Díaz no haya dejado de sonar y ella no
ha dejado de llamar. En primer lugar a los barones del PSOE que son de
su cuerda para decirles que Sánchez ha fracasado y que se tiene que ir
porque, ante el hundimiento del PP el 20-D, el PSOE no solo no ganó ni
un solo escaño por encima de los 110 de Rubalcaba sino que perdió 20.
Y por ello Sánchez tiene que marcharse como hizo su homólogo inglés.
Miliband, cuando Cameron lo derrotó. Y como hacen todos los líderes de
los grandes partidos europeos cuando pierden unas elecciones.
Pero Sánchez no solo no se fue sino que se enfrentó de mala manera a
los poderes fácticos negándose a un pacto con el PP, y ofreciéndose a
Podemos como su compañero de viaje porque esa era la única tabla de
salvación de Sánchez: llegar a La Moncloa de la mano de Iglesias y de
Rivera. Lo que parece difícil de imaginar, entre otras cosas porque el
que quiere llegar a La Moncloa desde la izquierda es Iglesias y para
ello tiene que derrotar al PSOE y no encumbrarlo.
De manera que Sánchez lo tiene muy crudo y Susana muy claro. Y es
bien probable que la andaluza no haya parado de conspirar desde el
pasado día 20 para dar el golpe de mano en el PSOE buscando el adelanto
electoral, como un atajo para echar a Sánchez del liderazgo socialista
en una primarias. Sobre todo una vez que Sánchez aplazó el Congreso del
partido que debía celebrarse en febrero.
En el móvil de Susana está dibujado el recorrido de su conspiración
en las últimas horas, en las que probablemente se ha reunido en secreto
con personas y autoridades que de saberse llamarían la atención. Y su
golpe de mano en el PSOE contra Sánchez se aceleró el 20-D, pero a buen
seguro que empezó mucho antes porque en el partido esperaban el fracaso.
El golpe viene de lejos y en semejante conspiración están implicados
personas e instituciones de dentro y fuera del PSOE. Incluso y por mucho
que ahora ella diga que no hay que pactar con el PP, no hay que
descartar que eso ocurra si Susana asume el liderazgo del PSOE y si hay
nuevas elecciones porque ella, Susana Díaz, es carne de cañón para la
gran coalición PP-PSOE.
Ella lo sabe y a buen seguro lo quiere aunque sin Rajoy. Y además hay
muchos intereses políticos y fácticos de por medio que llevan tiempo
soñando con esa solución.
(*) Pseudónimo de un conocido y maduro periodista cordobés
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