viernes, 9 de octubre de 2015

Cerrado y Sacristía / Ángel Montiel

Tenía que ser un senador por Murcia, lorquino por lo demás, quien nos proporcionara ayer una de esas oleadas de vergüenza ajena ante las que uno se creía ya inmunizado. Pero siempre es posible que alguien derrame un saco más de caspa.

Lo que dijo ayer Peñarrubia en el Senado es, en efecto, incontestable. ¿Quién podría animarse a intervenir frente a una de esas exposiciones garbanceras de enterado de pueblo en el bar del casino en que se esgrime la lógica universal para aplastar las derivas de los tiempos modernos? Ese hablar como perdonando la vida por tanta inconsistencia contemporánea sin dejar de recordar que si se desciende a lo obvio es por una paternalista concesión con los reglamentos. ¿Quién podría atreverse a intentar matizar siquiera un argumentario tan virilmente expresado? Y esto sin que la irritación impida que se trasluzca la chispa del humor con un chiste sobre la tumba de García Lorca. Ja, ja, ja. Qué ocurrente.

Peñarrubia pedía ayer a gritos un cameo en la próxima secuela de Torrente, que no obtendrá porque haría sombra al protagonista. Qué colofón para una carrera política que destaca por un amago de agresión física a la ministra Cristina Narbona y una comparecencia pública, en compañía de un popular personaje de la revista El Jueves, para presionar a los fiscales del Reino.

Merece la pena visionar el vídeo por si alguien hubiera soñado con la desaparición, ya en el siglo XXI, de la España de charanga y pandereta.


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