La decisión de la Reserva Federal de EEUU, que preside Yanet Yellen,
de mantener los tipos de interés entre el 0,00 y 0,25 %, nivel en que
los situó en diciembre del 2008, es otra muestra de que el emisor de
Estados Unidos sigue manteniendo dudas sobre la recuperación
económica.
Se ha vuelto a imponer el criterio de que todavía no es el momento
adecuado para subirlos. Frente a los argumentos de quienes están a
favor de hacerlo, porque consideran que existe pleno empleo al haber
reducido el paro al 5,1 %, de que el ritmo del crecimiento mejora, de
que no estamos en una situación de riesgo similar a la del inicio de
la crisis del 2008 y de que los bajos tipos estarían alimentando una
nueva burbuja de los mercados, se ha impuesto el criterio de que ya
habrá tiempo de hacerlo.
Todo apunta a que será en una de las dos próximas reuniones del Comité
Federal de Mercado Abierto que la Reserva Federal mantendrá antes de
que finalice el año. En esta ocasión la decisión se ha adoptado por
unanimidad, lo que es otra señal de que entre los propios presidentes
de las distintas reservas federales de EEUU hay sólidos argumentos
para pedir un cambio.
Aunque de momento sólo Jeffrey M. Lacker, el presidente de la Reserva
Federal de Richmond, ha roto la unanimidad pidiendo una subida de 25
puntos básicos en esta reunión. El resto de los miembros de la Fed han
votado a favor de mantenerlos en su nivel de los últimos siete años.
La volatilidad de los mercados, la falta de vigor de la economía china
que sigue mostrando dudas sobre cómo introducir las medidas necesarias
para cambiar de modelo, la propia falta de consenso entre los
distintos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto, y la baja
inflación muy lejos del 2 % objetivo de la FED han sido las razones
por las que la Reserva Federal ha optado por dejar los tipos bajos.
Lo dice con claridad el comunicado de la Fed para la que el actual
nivel de tipos es apropiado, por lo que reitera que para determinar
cuánto tiempo se mantendrán en este mínimo histórico, el comité
evaluará los progresos, tanto logrados como previstos, para alcanzar
sus objetivos del máximo empleo y una inflación del 2%.
Si el voto del economista y presidente de la Reserva Federal de
Richmond, Jeffrey M. Lacker, supone una señal clara de por dónde puede
ir la decisión en una de las próximas reuniones del Comité del Mercado
Abierto, la previsión de mejora del crecimiento también apunta en este
sentido.
Dice la Fed que la información económica recibida desde su última
reunión del mes de julio supone que la actividad económica se ha
expandido de forma moderada, que el mercado laboral siguió mejorando
con sólidas ganancias en el empleo y que existe un descenso del paro.
Está claro además que la Reserva Federal, aunque piensa en la
situación de EEUU, no se olvida los efectos negativos colaterales en
las economías emergentes. Una decisión de alza de tipos por parte de
la Reserva Federal conlleva un encarecimiento de la financiación de
estos países que se abastecen sobre todo en el mercado del dólar.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, tras el creciente
aumento de las incertidumbres mundiales, ha pedido de forma reiterada
retrasar la subida de los tipos. La decisión de hoy no es a la única a
la que debe dejar satisfecha.
Los sectores más pujantes de la economía española, así como el
consumo, es previsible que se vean afectados una vez que se produzca
la subida. Pero la indicación de que la subida será inminente debería
servir para empezar a prepararla. Los mercados asó lo han entendido.
(*) Periodista
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